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15/04/11 - 17:56
En El engaño de la red. El lado oscuro de la libertad en Internet, el periodista e investigador Evgeny Morozov sostiene que las redes sociales
no sirven para luchar contra el poder. Al contrario, alega que Internet es un arma de doble filo, usada hábilmente por los regímenes autocráticos.
Sin embargo, en esta entrevista con Ñ Digital, muestra un costado más optimista del que presenta en su nuevo libro.
Desde hace tres años más o menos, cada vez que ocurre una demostración popular
masiva contra un gobierno X, los medios de comunicación caen en el facilismo de
otorgarle una gran influencia a las redes sociales como mecanismo instigador y
organizador de esas protestas. El dato es contrastable en la reciente cadena de
manifestaciones que este año culminaron con el fiasco de Libia. Allí se puede ver en
crónicas escritas o en reportajes televisivos cómo Twitter y Facebook fueron citados
en términos exultantes; como si la protesta popular no hubiera existido en la era pre-
2.0.
Sin embargo, asociar las tecnologías de las comunicaciones en red a una nueva
chance para los oprimidos del mundo es un argumento infantil e incorrecto, pues no
tiene en cuenta que los mismos líderes que son los blancos de estas revueltas hacen
un uso de Internet con fines políticos sumamente sofisticado. Los usa —justamente—
para controlar, perseguir, encarcelar y reprimir. Puede ser que por un infinitésimo
momento el pueblo tome el poder en Twitter. Pero ese momento es efímero. Participar
en las redes sociales no es resistir, no es organizar, no es liberarse; es lo opuesto, es
entregarse al sistema de una manera orwelliana. La Red es un panóptico digital. Y
nosotros no somos los vigilantes, somos los vigilados.
A continuación, algunas de las preguntas que Morozov contestó por correo electrónico
a Ñ Digital.
Eso sería muy estúpido. Sería como negarse a usar electricidad por preocupaciones
sobre el calentamiento global. Internet tiene muchas cosas maravillosas, y también lo
tienen las redes sociales. Y no creo que un nuevo movimiento social pueda estar fuera
de estas dos cosas si pretende triunfar. El derrotismo no es la estrategia correcta.
Sino, hay que identificar los actores principales que hacen que la experiencia on-line
sea tan deficiente (en general son gobiernos y empresas) y obligarles cambiar sus
políticas.
Lo demás esta en las manos de los individuos. Sea cual sean los cambios que se
hagan en Facebook, Google o hasta en el NSA (La agencia nacional de seguridad de
los EE.UU.) Internet siempre será demasiado “pública” para algunas personas. Esto no
me preocupa. Pero si tendríamos que asegurarnos de que los que quieren movilizar
personas o promover sus causas no estén a la merced de Silicon Valley o las agencias
de inteligencia de Washington.
La política funciona de tal manera que los actores principales suelen llenar todos los
espacios disponibles en los medios (¡En este sentido se parecen al gas!). Es como ese
viejo chiste de un ladrón a quién le preguntan: ¿Por qué robaste el banco? Que
contesta: Por que allí estaba el dinero. De la misma forma los políticos están en Twitter
por la simple razón de que allí esta la gente. Y si no se comprometen con estos
medios los mismos serán explotados por sus contrincantes. Mucho se mueve según
cuán “cool” es la plataforma en dado momento. Ayer era MySpace. Mañana tal vez
sea FourSquare. En la mayoría de los casos, simplemente es un truco de la las
relaciones públicas. Lo brillante de actuar sobre reclamos hechos por Twitter es que
sus respuestas, supuestamente personales, terminan siendo documentadas — y en
algunos casos son virales. En este sentido Twitter es una herramienta ideal para
manejar las relaciones públicas.
Dada su visión del fenómeno, ¿ha recibido críticas por usar Twitter? ¿Cómo le
ayuda en tus trabajos periodísticos y de investigación académica?
En realidad, no. Todo lo contrario: la mayoría de las personas aprecian que conozca
las plataformas sobre las cuales escribo. Para mí, es un camino de doble vía: Sigo a
mil personas y me entero de muchas noticias que me hubiera perdido de otra forma. Y
por otro lado, hay miles de personas que me siguen, muchos de ellos en los medios.
Twitter juega un papel instrumental en mi trabajo: muchas veces posteo mis notas en
inglés y después me contactan editores de diarios europeos que me siguen en Twitter,
pidiéndome las notas para sus diarios. Entonces, me ayuda.
Pero también tendría que contar que recibo la mayoría de mi información por mi
Kindle: me subscribo a seis diarios y decenas de revistas. Termino pasando dos horas
diarias leyendo todo este material. Pero el lado positivo es que no paso tanto tiempo
delante de mi computadora.
Eso es fácil. Antes que nada, nunca alegue que la Web no fuese útil; como una fuente
de información o de conocimientos es una herramienta maravillosa. Los tipos de
riquezas culturales que han asistido en abrir hacen volar la mente. Yo mismo las
aprovecho de una forma cotidiana. Y espero que todos los libros del mundo se
digitalicen y sean accesibles a todos en términos justos (ahora que Google o las
Naciones Unidas sea la entidad que haga esto, es algo que está por verse). Entonces,
en términos de liberación personal hay mucho que Internet puede ofrecer para ellos
que realmente quieran ser liberados. Para las personas que ya llevan vidas
empobrecidas consumiendo telenovelas, jugando sudoku o leyendo tabloides en el
mundo offline, Internet también es una bonanza — pero para que se pierdan aun más
en el mundo de entretenimientos.
Algunas personas, como Kevin Kelly, creen que Internet puede llegar a tener la
autonomía de un ente independiente. ¿Qué valor le da a tales escenarios?
No mucho. Esta idea es muy vieja. H.G. Wells ya estaba hablando de un cerebro
global en los años 30 del siglo pasado. Que la tecnología puede lograr autonomía es
un fenómeno que ha explorado profundamente Jacques Ellul en su libro La sociedad
tecnológica que fue publicado en los 50. Hay muy poco de original en las teorías
como las de Kelly – y no suelen ser muy profundas, intelectualmente hablando (Hace
poco escribí una reseña del ultimo libro de Kelly en The New Republic).
Usualmente estos argumentos benefician las empresas de Silicon Valley que suelen
presentar todo lo que hacen como una especie de favor a la humanidad. Estas
empresas necesitan a promotores como Kelly quienes los ayudan a enfatizar los
beneficios de la innovación mientras minimizan, a su vez, los riesgos que la tecnología
presenta a las existentes relaciones sociales y políticas; incluyendo valores como la
igualdad y pluralismo. Que tales modelos frecuentemente se basen en sistemas
biológicos es preocupante: los artefactos tecnológicos, a diferencia de los naturales,
son hechos por el hombre y por consecuencia suelen tener políticas profundas detrás
de ellos. No es el caso con la mayoría de los artefactos naturales (salvando, por
supuesto, que creas en el diseño inteligente).
¿Twitter es una moda pasajera o todavía tiene mucha vida por delante?
Finalmente: ¿Cuales son los libros y los pensadores que —para usted— mejor
ayudan entender Internet? Tanto como un artefacto tecnológico y como un
fenómeno social.