Cristóbal Holzapfel (La agonía del erotismo: lo que queda de lo erótico y lo seductor en tiempos de rendimiento). FACSO, Auditorio Pedro Ortiz, 5.5.2017
Sujeto-objeto, también una cuestión de dominio
El exceso-la repetición Lo extático, el éxtasis del objeto La educación, la economía, la política, la guerra, todo fuera de sí Diría que el planeta está fuera de sí La hiperrealidad Obscenidad, obesidad El ser humano como rehén Seducción como desvío y como inicio ¿Interesa la moral? No. Lo que interesa, lo que fascina es la corrupción de los signos. Con Perelman diríamos que hay suspensión o ruptura del triple enlace de coexistencia entre la persona y actos, discursos o grupos. Baudrillard en el contexto histórico-filosófico de la discusión entre los estatutos ontológicos de la verdad y la apariencia, lo que viene en particular desde Platón en adelante. Nietzsche: “No creemos que la verdad siga siendo verdad, cuando se le quita el velo”. La producción está del lado del sentido, la seducción nos aproxima al sinsentido. Ejemplo del hada que se le aparece al niño. Así también nos seduce lo oculto, el secreto, lo enigmático, las máscaras, la muerte, la nada, Dios, lo esotérico, lo hermético. La seducción puede dar lugar a la de-seducción y la re-seducción. La seducción como el habla del ser de Heidegger, la expresión de Jaspers, o la donación de sentido. ¿Qué nos seduce de la puerta que se abre al vacío, de la profundidad de un precipicio, de la inminencia de una catástrofe? ¿Una fuerza de atracción escondida en el deseo? . No. Es más bien la anulación de todo signo, la pérdida del sentido. El desquiciamiento se advierte en todo: en que un comercial estúpido interrumpe tu escucha de un concierto. Alteridades radicales El infierno de lo mismo La absorción del sentido y las preguntas filosóficas por el ser, y demás. El origen de la filosofía: ¿la seducción? La muerte en Samarkande: la muerte como mera cita. El destino de la seducción En realidad sólo está muerto el que ya no seduce. Desde la mirada de fuentes dispensadoras de sentido, es esclarecedor que el trabajo termine acaparando el sentido, y que la fuente de Eros se vaya secando parejamente. Hay en esto una cuestión relativa al tiempo y a cómo temporalizamos el tiempo, sobre todo de cara a alternativa entre tiempo ocupado y tiempo libre. Por otra parte, entre las fuentes programáticas quienes hoy llevan el rumbo del mundo serían la tecnología, la ciencia y la economía, pero a su vez, entre ellas la que manda es la economía. Ello induce a que el erotismo se lo tienda a ver cada vez bajo criterios de productividad, rendimiento y réditos. La disyuntiva entre vida contemplativa y vida activa ha sido decisiva, en cuanto el predominio de la primera sobre la segunda ha tenido una incidencia directa sobre la sociedades esclavistas que, por lo demás, se prolongaron en el tiempo hasta fines del siglo XIX. Diríamos que justamente recién desde el siglo XIX en adelante la high class comenzó a trabajar. Y así llegamos a habitar en una sociedad eminentemente laboral. Pero, como plantea Eugen Fink, el esclavismo continúa de formas solapadas y no tan solapadas. Lo que estamos diciendo concierne además a cada cual en particular, puesto que la relación amo-esclavo atañe también a la relación alma-cuerpo. El cuerpo también lo puedo esclavizar y por supuesto principalmente en el trabajo. Pero también puedo acabar esclavizando mi mente, y ello dependiendo del tipo de trabajo que desempeñe. Desde luego, lo que estamos diciendo concierne muy fuertemente al tan discutido tema de la biopolítica desde Foucault en adelante. Ahora bien, ¿cómo salir de esta encrucijada? La propuesta última de Piñera llega a dar risa: aumentar las vacaciones legales laborales de 15 a 20 días hábiles, pero restar tres días feriados. Si con Baudrillard podemos decir que vivimos en una sociedad de la pulsión sexual, habría que agregar que al mismo tiempo se trata de una pulsión o compulsión laboral. En cuanto a la salida de la mencionada encrucijada, se hace necesario, al menos para comenzar a pensarla, la distinción de Hannah Arendt entre arbeiten, herstellen y handeln (trabajar, producir y actuar). Sólo el último conllevaría sentido. El actuar es con sentido como el actuar de una especie en extinción, como es la del “genuino político”. Pero, por otra parte, la salida es la propia seducción, el erotismo, y agregaría, el juego, exigiendo al mismo tiempo, y a parejas con lo anterior, un cambio radical de conciencia. Una conciencia que es tanto apertura al ser de la plenitud, a partir de la cual podemos encontrar una nueva orientación en nuestro habitar el mundo. Unas pocas palabras respecto de cada uno de ellos: