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Exégesis y teología de los Salmos

Bernard Coster – FUSBC

Introducción

1.1 Los Salmos en el AT

La palabra salmo es una palabra griega que significa cántico (de alabanza). Es la


traducción de una palabra frecuente en los títulos de los himnos del pueblo de Dios en
el Tenach (57 salmos la tienen) que significa tocar las cuerdas. Otros salmos se
llaman cántico, lamentación, oración, joya (traducción insegura; variación: algo
escrito), enseñanza, alabanza. Hay 32 salmos sin título.

Los títulos
Tanto el texto masorético como la LXX tienen 150 salmos, pero la manera de contarlos
es diferente. En la LXX los salmos 9 y 10 forman una unidad, pero el 147 está dividido.
La forma de algunos salmos hace posible que originalmente hayan formado una
unidad (42 y 43) o que originalmente han sido dos himnos (salmo 144). Otros salmos
son duplicaciones: el salmo 14 y el salmo 53; 40.13-17  y el salmo 70; el 108 y los
salmo  57.7-11 hasta el 60.5-12.
 
El libro actual se divide en 5 colecciones: 1-41, 42-72, 73-89, 90-106, 107-150. Cada
una de estas colecciones termina con una doxología. El texto masorético atribuye 73
salmos a David, 12 a Asaf, 1 a Moisés, 11 son de/para los hijos de Coré, 1 de Salomó n,
1 de Etá n. El salmo 72 termina de tal manera que podemos suponer que originalmente
era el ú ltimo de una colecció n de salmos de David.

Los temas de los salmos son (resumen cuestionable):

 Alabanzas de la gloria de Dios: 8, 19, 33, 96, 99, 100, 103, 104, 105, 111, 113,
115, 135, 136, 145-150.
 Gratitud por la bondad de Dios: 21, 30, 34, 65, 66, 68, 116, 118.
 Confianza: 3,11,16, 23, 27, 40, 62, 91.
 Declaraciones de inocencia: 5, 7, 17, 26.
 Expresiones de arrepentimiento: 6, 32, 38, 51, 102, 130, 143.
 Lamentaciones: 82, 88, 102.
 Alabanzas de un rey: 2,3,4, 18, 20, 21, 45, 57, 72, 101, 110, 138.
 Enseñ anzas: 1, 15, 24, 37, 37, 49, 119, 127, 128, 133.
 Creació n: 8, 29, 65, 67, 147, 148.
 Cautiverio: 27, 42, 43, 61, 63, 79, 137.
 Ascensió n a Jerusalén: 48, 84, 120-134.
 Gobierno de Dios: 37, 39, 73, 92.
 Temas histó ricos: 78, 105, 106, 114.
 Temas nacionales: 44, 46, 47, 60, 66, 68, 74, 75, 76, 77, 79, 83, 85, 89, 102, 118,
123, 124, 125, 126, 129, 137, 149.
 Maldiciones 109, 137.

1.2. La fe de los Salmos: revelación subjetiva

Todo el conocimiento de Dios depende de Dios mismo, de su revelació n, pues nadie ha


conocido las cosas profundas de Dios, sino el Espíritu de Dios (1C.2.11). Dios quiere ser
conocido y se revela por su Palabra, que es una palabra efectiva y creadora que
determina el ser de sus aludidos. Lo que se revela es la verdad de Dios y la del hombre.
El hombre ha caído en pecado y ha perdido el conocimiento de Dios, hasta la
posibilidad de conocerlo. Es un ser espiritualmente muerto (E.2.1; 2.5; 5.14). Sin
embargo, Dios ha vuelto y ha hablado - de muchas maneras, a los padres, por los
profetas (Hebr.1.1)- de tal manera que aun el hombre caído lo oye porque la Palabra
de Dios es una palabra que resucita y que salva.

La revelación es

 La revelació n del Creador eterno a su criatura temporal.


 La revelació n del Dios santo al pecador.
 La revelació n del Dios Salvador a su pueblo.
 Dios se revela por medio de palabras que son efectivas y creadoras, así que su
creació n es revelació n.
 Por el pecado el hombre no entiende la creació n como revelació n de Dios, no
reconoce a Dios en sus obras y huye de todas las manifestaciones de Dios
(Gén.3.8). Dios debe hablar de otra manera por medio de una palabra
salvadora.
La fe de los salmos no es el contenido directo de la revelació n, sino revelació n filtrada
por la experiencia personal; revelació n experimentada. Los salmos contienen una
expresió n subjetiva de la fe en Dios que por su abundancia de formas, expresiones y
experiencias nos dan una secció n transversal de la fe de Israel al final del Antiguo
Testamento. Los salmos son la respuesta de Israel a Dios, Israel ante YHVH . Lutero dijo
del salterio que ?puede ser llamado una Biblia pequeña, en la cual está resumido de la
manera más bonita y corta, todo lo que está en la Biblia (?)?para que uno que no pueda
leer toda la Biblia  tenga una resumen de lo total en un librito pequeño?.
 
Confesar por medio de imitación
Las experiencias del pueblo de Dios de otros tiempos nos sirven como ejemplos que
nos instruyen, advierten y animan. Las del Antiguo Testamento sirven como un
ejemplo para los creyentes del Nuevo (1C.10.11; Hebr.4.11); los apó stoles son
ejemplos para los discípulos (Fili.3.17; 2Te.3.9; 1Ti.1.16); los creyentes de Tesaló nica
son ejemplos para otros (1Te.1.7). Los salmos leídos como ejemplos de la fe, ilustran y
explican nuestras experiencias espirituales. Identificá ndonos con los poetas del
Antiguo Testamento, confesamos con ellos y por medio de sus palabras al mismo Dios.
 
Los salmos en el TE-NA-CH

En el TE-NA-CH, (Antiguo Testamento hebreo), los salmos forman parte de la tercera


colecció n de libros, la parte que se llama CHetubim, escritos. Son documentos que por
su fecha o por su tema no pertenecen a las colecciones má s importantes del Antiguo
Testamento, las de la ley (Torah) y de los profetas (Nabiim). El salterio es el primer
libro de la colecció n de los chetubim, que termina con Cró nicas. Su funció n concreta
ha sido de himnario del secundo templo. Gran parte de los salmos son himnos de
tiempos anteriores que expresan experiencias y sentimientos, momentos de
confianza, de duda, de necesidad personal, con  los cuales los israelitas posteriores,
vueltos del cautiverio, podían identificarse. Los salmos má s tardíos de verdad son del
tiempo (después) del cautiverio (salmo 74, 79, 137). El uso pú blico exigió que también
himnos de fechas anteriores fuesen adaptados y a veces actualizados por medio de
frases añ adidas a los textos originales.

Los salmos son himnos proféticos

Los salmos son textos proféticos porque revelan el consejo de Dios (Am.3.7). Por
medio de los profetas la Palabra de Dios se hace carne, asume forma humana, se viste
con forma humana  y se introduce de tal manera en la historia que se hace la fe del
pueblo de Dios.
El profeta es el mediador entre el Señ or  y su pueblo. Toda su conducta manifiesta una
doble identificació n. Se identifica con Dios y con el pueblo, orando por y con el pueblo
y cantando sus lamentaciones y sus alabanzas.
 
Profecía es actualizació n del pacto (la relació n con el Señ or), de su ley y de su
promesa. Igual que los profetas aplicaron aspectos del pacto para su tiempo, el
salterio lo hace. A veces esta actualizació n es conforme a la tradició n anterior, a veces
la actualizació n es crítica.
 
En general, la revelació n del consejo de Dios por medio de la profecía es
antropomorfa. Los profetas expresan el amor de Dios, su ira, su justicia, juicio y
sabiduría por medio de formas e ideas humanas. Cuando el Señ or no se revela por
medio de atributos antopologizados, la revelació n se convierte en Apocalipsis. En el
Apocalipsis el Señ or se revela directamente; es tiempo y acontecimiento que se
explican solamente por el Señ or mismo y por la manifestació n de sus atributos: poder,
verdad, juicio, justicia, paz y bondad. Es tiempo vestido con los atributos de Dios.
 
1.3 Salmo 1, el camino recto

El libro de los salmos empieza y termina con dos salmos anó nimos, el salmo 1 y el
salmo 150. Los dos tienen seis versículos, seis estrofas. Hay muchos salmos complejos,
lamentaciones por los dolores espirituales má s profundos, alabanzas por la alegría
má s grande, salmos de horror y espanto, salmos de venganza, salmos de asombro por
las maravillas de la creació n y de la vida, pero el primer salmo es sencillo y natural.
 
En el salmo 1, la Palabra de Dios no se dirige a nosotros como ley, que exige y que
condena, tampoco como evangelio que perdona y que consuela, sino como un
consejo y una palabra de á nimo. El primer salmo abre la puerta del libro por
medio de una poesía de sabiduría, cuando comprendemos que sabiduría en la
Biblia es vivir bien, saber vivir bien en el sentido moral, espiritual y material. Vivir
bien, lo que siempre significa vivir dentro de los marcos de la ley, vivir bien en el
espacio amplio y libre de la bondad, caminar en el camino recto. El salmo ilustra
este vivir bien al pintar la gran contradicció n entre el justo y el impío. El justo es
el mismo que el recto, es el inocente y el virtuoso, mientras que el impío es el
culpable a las leyes del Señ or. Esta contradicció n corresponde con otra
contradicció n, frecuente en los salmos, entre los pobres y los opresores.
2. LA IDENTIDAD DEL ISRAELITA

2.1 La definición del hombre

El ser humano en el salterio en general es el habitante de la tierra (salmo 33.8,14).

 Es criatura del Señ or, (salmo 33.15) y de tal manera hijo del Altísimo (salmo
82.6). Es el ADAN, el formado del (polvo) rojo (Gén. 1.26; 2.7; salmo 8.4). 
 Es el ser mortal ENOWSH (Génesis 4.26; salmo 8.4; 90.3; 103.15; véase 49.12).
La palabra muchas veces combina la maldad y la mortalidad (salmo 9.19, 20;
10.18; 56.1; 139.19), así que es el ser mortal, que sin embargo se resiste contra
su Creador y sus leyes.
 Es una criatura con una vida corta y vana (salmo 39.6-7; 49.17-19; 89.48;
103.15).
 Por un lado observamos el favor de Dios para con todas sus criaturas, también
para con el hombre y la cultura (salmo 8; 104.15, 23, 26). Los observa desde el
lugar de su morada, los conoce porque son sus criaturas (33.14). Conoce los
secretos del corazó n (salmo 44.21) y así guarda la justicia (salmo 7.9).
 Por otro lado, resulta que el hombre está separado de Dios por su maldad y su
miedo (salmo 96.9). El israelita entiende esto porque sabe que el Señ or es
terrible (salmo 76.7; 89.7). Se da cuenta de que ninguna persona teme al Señ or
en la medida de su ira (salmo 90.11).

2.2 El pueblo de Dios

El Señ or es el Creador de todos los seres humanos, pero só lo Israel tiene una relació n
íntima y directa con él. Es su pueblo (salmo 50.7). Los salmos explican este privilegio
por medio de palabras que lo atribuyen por completo al actuar del Señ or por medio de
los verbos siguientes:
 

 Apartar, hacer distinció n (salmo 4.3, véase É x. 9.4). La idea es que el Señ or se
ha apartado un pueblo para sí mismo.
 Santificar (en los salmos só lo en forma de nombre; salmo 16.3; 34.9; 89.5). La
idea expresa má s la dedicació n que la perfecció n.
 Elegir (salmo 33.12) Los israelitas son hijos de Jacob, los elegidos del Señ or
(salmo 105.6). Por la elecció n el Señ or reclama la posesió n de Israel (salmo 135.4),
como su herencia (salmo 33.12; 28.9) y su morada (salmo 132.13). Esta elecció n es un
privilegio incomparable (salmo 147.20). Son saciados con el bien de la casa del Señ or
(salmo 65.4), porque en realidad viven en su casa (salmo 84.4). La elecció n es un acto
de salvació n (salmo 105.43).
 Adquirir (salmo 74.2). País y pueblo fueron adquiridos, obtenidos por el Señ or
como herencia (véase 78.54).
 Amar (salmo 47.4). Véase salmo 78.68; 146.8.
 Conocer; salmo 1.6; 37.18; 138.6; 139.1; 144.3; véase 8.4. Ya vimos que el
conocer del Señ or  tiene el significado de controlar y juzgar (salmo 44.21; 7.9; 138.6),
pero en 144.3 es ofrecer misericordia. En otros casos es favorecer (salmo 1.6; 37.18,
tal como en 8.4). El conocer del Señ or en los salmo 139.23-24 y 26.2 es un acto
purificador y salvador.
 Mirar (salmo 138.6). La observació n misericordioso del Señ or es salvadora
(Véase salmo 9.13; 10.14; 31.7;35.22; 80.14; 84.9; 119.159; 139.16, 24)
 Resplandecer tu rostro (salmo 31.16). Otra expresió n para describir el
privilegio de la relació n íntima con el Señ or (véase salmo 67.1; 80.3,7,19).
 Encontrar  (salmo 89.20) que aquí es destinar.

2.3 El Chasid y el ‘Haman

El salmo 12.2 usa dos palabras casi sinó nimas que se repiten en el salmo 31.23 para
señ alar a los israelitas fieles, chasid y 'aman:

 La palabra chasid (adjetivo, muchas veces en forma de sustantivo) se traduce


como piadoso, santo,  misericordioso, hombre fiel. Muchas traducciones
sugieren una calidad mental o moral, pero el primer significado de la palabra
corresponde con la acció n de Dios de apartar y elegir. Los chasidim son sus
favorecidos, sus privilegiados, sus santos, sus  fieles. É l los ha hecho santos y
fieles por su acció n de elegirlos. Dice el salmo 65.4: Dichoso [el que tú]
escogieres, e hicieres llegar para que habite en tus atrios; seremos saciados del
bien de tu Casa, de tu santo templo.
 La segunda palabra comú n de los salmos 12.2 y 31.23 es 'aman (verbo). El
sentido bá sico es soportar, confirmar, apoyar, que a veces se usa para una
nodriza, una ama (Nú .11.12; Ru.4.16). En la relació n entre Dios y el hombre, en
primer lugar señ ala la fidelidad del Señ or, la fidelidad de su testimonio y de su
pacto (salmo 19.7; 33.4; 89.28, 37; 93.5; 111.7; Deut.7.9). Por la fidelidad del
Señ or, su favorecido es soportado y apoyado (salmo 101.6) y a continuació n, la
actitud del fiel es creer (considerar a Dios digno de confianza). Los favorecidos
contestan la fidelidad de Dios con fe. La fidelidad de Dios es la condició n de la
fe, de modo que, cuando el verbo se usa para una persona en su relació n con
Dios debe ser traducido por fiel, creyente.

2.4 El Siervo del Señor

El pueblo de Israel es el pueblo de los hijos de Abraham, el siervo del Señ or (salmo
105.6). Cuando cantan o escuchan en el templo los himnos del pacto, se identifican con
las voces de los poetas, la voz de David mismo, que también se llama el siervo del
Señ or (salmo 18.1; 36.1; 89.3, 20; 132.10; 144.10).
 
La palabra siervo del Señor expresa los dos lados de la relació n: tanto la obediencia del
siervo como la protecció n del Señ or y la dependencia de su gracia y misericordia. El
Señ or ha contratado (encontrado, salmo 89.20) a su siervo y a partir de este momento
es suyo, es parte de su casa, de su familia. Hay má s expresiones de este privilegio en
los salmos que de la sujeció n obediente. 
 
En la antigü edad el prestigio y la posició n social de una persona dependían de la
familia, tribu o nació n a la que pertenecía. Una ciudad (hasta Roma misma) tenía una
estructura familiar y tribal (artificial). Los siervos (esclavos) se introducían en la casa,
la familia (Gén.17.12,13,23,27), debían su estado y prestigio social a la casa a la cual
pertenecían y a su rango en esta casa. Había una multitud de rangos entre el libre y el
esclavo má s bajo.
 
El siervo en la legislació n del Antiguo Testamento era una persona protegida, que
tenía el mismo derecho de descanso y de disfrutar de las fiestas como su amo (Deut.
5.14; 12.12,18; 16.11,14). Participaba de la honra de la casa y se identificaba con ella,
podía ser el heredero (Gén. 24.34- 59; 15.3). Los israelitas se consideraban siervos del
Señ or que tenían el privilegio de vivir en la casa del Señ or  (salmo 23.6; 27.4; 52.8;
65.4; 84.3,4,10; 101.7; 134.1; 135.1,2). Se sacian de la abundancia de la  casa del
Señor  y beben del torrente de sus delicias(salmo 36.8). Su honra y gloria era que eran
del Señor (Rom.14.8; véase Hech.27.23). Siervos verdaderamente conscientes del
privilegio se consumían por el celo por la casa  de su amo (salmo 69.9). En salmo
39.12, David invoca el derecho de protecció n por causa de la habitació n como siervo
extranjero en la casa de Dios.
 
La obediencia del siervo se llama guardar la palabra del Señor (salmo 119.17) y ella
misma es un privilegio que honra al Señ or y al siervo (salmo 119.12, 26, 124,125,135).
En este contexto aun la disciplina necesaria para aprender obediencia es una gracia
(salmo 19.12-13; 51.6-10).
 
El servicio al Señ or no es un trabajo duro y servil, sino un servicio sacerdotal de alabar
el nombre del Señ or pú blicamente (salmo 113.1; 134.1; 135.1-3, 20).
 

No só lo el pueblo de Israel, sino todas sus obras en toda la creació n son los siervos de
Dios (salmo 119.91) y también ellas cumplen el servicio sacerdotal de adoració n
(salmo 19.1; 103.22; 104.31; 145.10; 148.5). La obra especial de Dios es la fundació n
de su pueblo (salmo 44.1-2; 66.1-8; 111.6), así que su pueblo se identifica con su obra
y alaba a Dios por medio de la proclamació n de sus obras (salmo 73.28; 77.12; 107.22;
118.17; 139.14; 143.5).

2.5 Otras palabras y figuras

Otras figuras que describen la identidad del israelita por medio de su relació n con el
Señ or:

 Rebañ o, ovejas del Señ or (salmo 23; 74.1-2; 79.13;  95.7; 100.3; )


 Padre - hijos (salmo 103.13)
 Herencia del Señ or (salmo 94.14)

2.6 Resumen

Encontramos en el Antiguo Testamento una paradoja entre el universalismo y el


particularismo que no  se resuelve.

 El Señ or es Dios, Creador y Señ or de toda la tierra y en especial de su pueblo.


 El Señ or es Dios de Israel por su acció n de elegir, apartar, mirar, resplandecer
su rostro, amar, conocer y encontrar.
 El pueblo de Dios se identifica a sí mismo como sus favorecidos y creyentes;
son los siervos de su casa. 

2.7 Salmo 12

El salmo 12, igual que el salmo 6, es un salmo sobre seminit, lit. sobre el octavo. El
salmo  empieza de forma abrupta con una petició n personal de ayuda (salvació n),
pero a continuació n es una lamentació n colectiva por causa de la corrupció n moral y
social. Es un salmo atribuido a David, pero el contenido no revela ninguna relació n
concreta con cierto episodio de su vida. El cará cter de los malos y el sufrimiento
de chasidim y 'amonim son descritos en palabras demasiado generales. La decadencia
y la corrupció n moral y social sugieren el abuso del poder en el tiempo de los reyes.
 
El salmo empieza y termina con la palabra hijos de hombre [hijos adam] y describe la
distinció n entre, por un lado, los chasidim y 'amonim , y por otro lado, los impíos.
El texto consiste de 5 partes:

 (2) La introducció n que lamenta la ausencia de piedad y de fidelidad,


expresada como la ausencia de personas piadosas y fieles.
 (3-5) Protesta contra ellos y maldició n.
 (6) Palabra del Señ or
 (7-8) Alabanza del Señ or
 (9) Epílogo que complementa la introducció n.

3. LA CONDICIÓN DE ISRAEL

3.1 La creación buena

Israel es el pueblo de Dios. El Señor lo ha encontrado, elegido, adquirido,


apartado, amado, conocido. Resplandece su rostro  sobre ellos, que son
sus favorecidos, los siervos de su casa  que por la fidelidad evidente de Dios
creen en su Nombre. No obstante, los encontramos en situaciones que no
corresponden al rango de la casa a la cual pertenecen. Son los favorecidos del
Señor, pero han experimentado los mismos o aún mayores dolores, sufrimientos
y catástrofes que otras naciones. Por lo menos se han quejado más, y esto se
explica por su fe y su esperanza que intensificaban su sufrimiento. (Véase
10.14; 88.2-3; 102.1-2; 108.12; 130.1-2)
 
El salterio demuestra que Israel tiene experiencia con sufrimiento, catástrofes, represiones y
angustias, pero nunca las atribuye  a una creación deficiente. Al contrario. El salmo 104, el himno
de la creación en el salterio, observa la creación como buena y completa, una armonía perfecta
que corresponde con la voluntad del Señor, mientras que el salmo 8.4-9 presenta al hombre
(universal) como el favorito del Señor, la corona de la creación, imagen de Dios, por medio de la
expresión casi divina1(salmo 8.5).

3.2 La maldad, causa del sufrimiento de los malos

Tanto el Salterio como el libro de Proverbios explican el temor del Señor  como la condición básica
de la vida. Sin el temor del Señor uno no es sabio, y la sabiduría bíblica es la habilidad de vivir bien
(salmo 111.10; véase 34.11). El temor del Señor protege contra el pecado, por esto los impíos, los
que no son movidos por el temor del Señor, no tienen protección (salmo 36.1). La maldad en la
Biblia es causa y consecuencia, es pecado y sufrimiento por el pecado. Por esto el salmo 1 puede
separar por completo el estilo de vida de los impíos y el de los justos. Los primeros florecerán,
mientras que los últimos perecerán en el juicio de Dios (1.4-6; 5.5-6; 10.15; 37.17).

Hay paz (shalom; bienestar) para los que aman la ley del Señor, dice salmo 119.165, pero no hay
paz para los impíos (Is. 48.22; 57.21), porque el Señor aborrece a todos los obreros de la iniquidad
(salmo 5.5) y les prepara el juicio. David advierte a su pueblo que no envidie a los que cometen
injusticia, porque su florecimiento no puede ser duradero (salmo 37; véase 73).

3.3 Las transgresiones, causa del sufrimiento de los chasidim

Tradicionalmente se distinguen en el salterio siete salmos penitenciales: 6; 32;


38; 51; 102; 130; 143, pero también en otros salmos encontramos referencias al
propio pecado como causa del sufrimiento. Todas estas referencias nos sirven
para construir el concepto del pecado en el salterio:

1. Las rebeliones actuales son los pecados muy concretos y personales.


Mientras que no son confesados, son causa del furor del Señor que se
manifiesta como una tensión, depresión, tal vez como una enfermedad física o
psíquica en la vida del chasid (salmo 32.3-4).

1 El texto masorético tiene poco menor que elohim (dios; dioses, Dios);  La


LXX tiene poco menor que los ángeles.  En esta forma la cita fue introducida
en el texto del Nuevo Testamento en Hebr. 2.7 y aplicada a Cristo.
2. Las consecuencias de los pecados de la juventud acompañan al chasid durante toda su
vida e igual que las rebeliones actuales, necesitan perdón.  Nuevos sufrimientos (tal vez por
nuevas transgresiones) renuevan el recuerdo de los pecados de la juventud (salmo 25:7).
3. En el salmo 51 encontramos el pecado como un peso espiritual independiente de sus
consecuencias dolorosas. Es la culpa de sangres  (homicidio - salmo 51.14) que
continuamente molesta al chasid (51.4), lo contamina (51.7,9,12), lo corrompe (51.8), le
quita el gozo (51.14), le quita el ánimo (51.12.13).
4. En el salmo 38 se unen el furor del Señor (salmo 38.1,3), el peso espiritual del pecado
mismo (38.4) con las consecuencias en forma de enfermedad (38.3), la soledad y la
traición (38.11, 12, 21) y el regodeo de los enemigos (38.16) en un solo dolor inmenso.
Todo se concentra en angustia por el pecado (38.18; véase 69). Por el enojo del Señor el
autor se siente completamente aplastado y deprimido. Encontramos el mismo patrón en los
salmos 69,102 y 143. El salmo 143 expresa una contaminación general por el pecado por
la cual expresa miedo del juicio del Señor.
5. Hay pecado colectivo y generacional que es causa de la catástrofe nacional (salmo 79.8;
véase 109.14).
6. A veces hay una manifestación de la ira de Dios contra el pecado sin mencionar ningún
pecado en concreto (salmo 6.2; 27.9; 130.1-3). Este furor, que se presenta como justo,
produce un sufrimiento inmenso. Perturba el alma (la vida) del chasid (6.3; 130.3), lo hace
envejecer y lo lleva a la muerte (6.5, 7).

3.4 Los justos sufren por causa de su justicia

 Los enemigos de Dios odian también a sus siervos.


Pertenecen a su casa, son sus representantes (Salmo 143.12).
Los impíos y arrogantes, que no temen al Señor y que no respetan
a ninguna persona, escogen a los siervos del Señor para dar rienda
a sus pasiones malas (salmo 10.1-11; 14.4; 54.3;  59.1-4; 86.14;
119.51, 69, 85; 140.5). Provocan sufrimiento por causa de la
justicia (35.12, 19; 38.19-20; 64.4; 69.4; 109.3-5). El rechazo es
mutuo, el chasid siente tristeza, hasta odio (119.136, 158), por
causa de la desobediencia a la ley del Señor (26.5; 31.6; 139.21.22)
 Los enemigos actúan como agentes de los poderes hostiles y
malignos en el mundo, pero no siempre son personas concretas.
Muchas veces se manifiestan como representaciones y
personificaciones de la maldad, fuerzas que se oponen contra Dios
y que oprimen a sus siervos. Sufrimiento por causa del pecado, el
pecado mismo y sus consecuencias, son los muchos males del
justo  (Salmo 34.19). Actúan como enemigos. Jacob lo
experimentó como todas estas cosas  que se oponían contra él
(Génesis 42.36). El patriarca expresa por medio de esta palabra
que la  situación total lo aplasta. Sin embargo, no son fuerzas
anónimas las que la producen, sino humanas, el virrey de Egipto,
sus propios hijos, José y Simeón ya perdidos, Benjamín en peligro,
Rubén con su oferta amoral y, tal vez, ha incluido su propio
sentimiento de culpa.
 El Salterio personifica las fuerzas y situaciones hostiles, pero nunca las presenta como
sobrenaturales. La maldad no se manifiesta como un principio original. El Salterio ni aun
conoce al diablo o a los demonios. La maldad es humana y, por esto, está sujeta a la ley.
Por otro lado, el Salterio (todavía) no interioriza o espiritualiza la maldad de tal manera que
se convierte en un poder hostil interior que ejerce poder sobre el hombre, que en la
teología de Pablo se llama la carne (Rom.7.14).

2. Los justos sufren por causa de las pruebas

Por medio de la prueba, el Señor investiga los secretos del corazón (Salmo 11.4-5; 17.3; 26.2;
66.10; 81.7) para ver si hay camino de perversidad  (139.24). La esencia de la prueba es que el
Señor que ha prometido a su pueblo bondad, misericordia, salvación y perdón, shalom, lo hace
sufrir todo tipo de dolor y desesperanza para probar su fe.

 La cuestión ardiente de los creyentes en el momento de la prueba es si de verdad Dios es


el Salvador de su pueblo, porque todas las evidencias lo niegan. En esta situación el dolor
culmina en una angustia existencial, que es el temor de vergüenza.
 Es el sentimiento de decepción en Dios, porque parece que no cumple su promesa. Si la
palabra de Dios no es confiable,  la fe de sus fieles es una ilusión (3.2; 22; véase 119.116;
25.2, 3,20; 74; 86.17). Los enemigos ya concluyen que la ausencia de la salvación es una
prueba de la injusticia de los chasidim o de la debilidad de su Dios (79.10-11; 115.2).
 La prueba es el momento que manifiesta la fe de los chasidim o su incredulidad, por esto
en la prueba los justos son perdonados,2 (11.4-5) y los impíos son condenados.

3. Los justos sufren por Dios

2 Una variación: los creyentes (fieles) son justificados.


 El sufrimiento más extremo es el abandono completo por Dios. El chasid, consciente de su
pecado, pide la prueba y agradece a Dios por ella (Salmo 26.2; 139.1,23) pero en el abandono de
Dios ya no puede entender sus dolores como una prueba y esto hace que la prueba sea más
intensa. Se enfrenta, en una soledad completa, con la maldad que le domina (22.1-22; 42; 43; 44,
88). Ya no clama por ayuda sino, antes de todo, por el porqué del abandono.  De esta manera pide
justicia, que es reconocimiento de su inocencia (22.1).
 En el momento de la prueba que no se entiende como prueba, parece que el Señor se ha
aliado con los enemigos. Ya no es el Protector de su pueblo de modo que el pueblo,
defraudado y avergonzado, se siente víctima impotente e inocente de poderes hostiles y de
un Dios ausente (44.9-17; 88). Los dolores y la desesperanza se intensifican tanto que el
pecado humano ya no ofrece una explicación adecuada (véase Job).  Siglos más tarde, las
palabras del abandono por Dios del salterio sirvieron al  Señor Jesús para expresar su
angustia (Salmo 22.1; Mat. 27.46).

4. El justo sufre como tipo del Mesías

El chasid del Antiguo Testamento que sufre por causa de la justicia y por causa de Dios es un tipo
de Cristo, pero este sufrimiento profético y tipológico todavía no puede consolarlo personalmente,
de modo que lo experimenta como un sufrimiento sin sentido (Salmo  22). 

Conclusiones
Israel es el pueblo de los siervos (abadim), favorecidos (chasidim) y fieles (amonim) de Dios. La
relación entre Dios y su pueblo es salvífica. Encontramos en ellos en una necesidad y sufrimiento
casi permanente que a pesar de su frecuencia es un elemento extraño en la teología bíblica. No es
que el shalom necesite una explicación, sino la maldad. Encontramos 4 explicaciones del
sufrimiento:

 Sufrimiento causado por el pecado.


 Sufrimiento por la justicia, por causa de la enemistad de los enemigos de Dios y de su
pueblo.
 Sufrimiento como prueba.
 Sufrimiento por  el abandono de Dios, sin más explicación. 

El sufrimiento demuestra que los distintos momentos de salvación que ha experimentado el pueblo
de Israel todavía no son la salvación definitiva. El entrar en el descanso de Dios  (Salmo 95.11) es
una promesa todavía no cumplida (Hebr.3.11, 18). El pueblo de Dios está en el camino de Dios al
cumplimiento de ella  (Salmo 95.10) pero no conoce este camino (Salmo 95.10). La ignorancia es
parte de la prueba. Cuando provocan la ira de Dios por el endurecimiento de sus
corazones, experimentan sus obras de destrucción  (Salmo 95.8,9).
 
La fe en Cristo explica el sufrimiento en la realidad de la vida como una disciplina de Dios (Hebr.
12.5-11), una prueba de la fe (Sant.1) o como imitación y glorificación de Cristo. Los chasidim
israelitas eran tipos de Cristo, pero ellos mismos no podían entender su propio sufrimiento de esta
manera.
 
El sufrimiento en el salterio es real, existencial y espiritual pero no desesperado, porque la promesa
y la esperanza preceden al sufrimiento. Por lo tanto la teología de los Salmos:

 No es trágica.  No es una exposición dramática de una serie de acontecimientos en la cual


se mezclan culpa, error y desorientación, con un desenlace fatal de catástrofe y destrucción, con el
propósito de liberar   a los observantes del orgullo y dándoles sentimientos puros como
misericordia,  temor y humildad (tragedia griega), sino que cree apasionadamente en una salvación
auténtica.
 No es pantrágico,  no toma su punto de salida en la ansiedad de la inmortalidad por el
descubrimiento de la muerte[1].
 No es nihilista, porque cree en la salvación.

En los salmos la esperanza precede a la desesperanza, la promesa de la salvación a la catástrofe,


la cercanía de Dios a su distancia, la fe a la prueba y lo que precede ya es la salvación.

 Ya hay (una promesa de) perdón del pecado antes del pecado mismo.
 Ya hay (una promesa de) salvación antes de los ataques de los enemigos y de los dolores
de la muerte y de la enfermedad.
 Ya hay (una promesa de) fidelidad de Dios antes de la prueba.
 Ya hay (una promesa de) fidelidad de Dios antes del abandono.
Antiguo Testamento Nuevo Testamento
         La teología del Antiguo Testamento termina y          El Nuevo Testamento
culmina en la cruz pero no sabe explicarla (Salmo 22; empieza con la resurrección y
Is.53). explica la cruz desde la
  resurrección (Luc.24.26, 46;
  Hech. 17.3; 26.23).
           El Nuevo Testamento se
  anticipa a las promesas del
         El Antiguo Testamento se prolonga en cada Antiguo Testamento y a la fe de
momento en que un judío o cristiano se enfrenta con el sus creyentes. Los Salmos de
sufrimiento fuera de Cristo. abandono son testimonios de la
  fe inquebrantable y no son
  cánticos desesperados (Salmo
  22. 3-5, 9, -11, 19-32; 42.4, 5, 8,
  11; 43.2-5; 44.1-8, 17-26; 88.1,9-
13).

3.6 SALMO 44

El salmo 44 forma parte del segundo libro de los salmos (42-72), una colección que se distingue
por el uso del nombre más general de Dios, el nombre Elohim. Es un salmo anónimo,
encomendado al músico principal del coro formado por los hijos de Coré, una familia levita. Es un
masquil, igual que los salmos 32, 42 y 45 y varios más. La traducción - insegura - de esta palabra
es cántico didáctico o contemplativo.  No es posible determinar exactamente el salmo, pero por su
estilo y por su contenido es parecido a 2 Crón 20.7ss.
 
La primera estrofa (vs. 1-8) es una alabanza al nombre del Señor por causa de sus hechos
grandes en el pasado.
 
La segunda estrofa (vs. 9-17) contrasta con la primera por su lamentación por causa de que los
grandes hechos de Dios en el pasado no se han repetido en el presente del autor.
 
Los versículos 17-21 son una confesión del autor, en que destaca que el pueblo se ha mantenido
fiel a Dios aunque esto fuera motivo de burla de sus enemigos.
 
Los versículos 22-26 son una oración a Dios para salvar a su pueblo de su sufrimiento.
 
 

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