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Visión general
Los aspectos “digitales” de nuestras vidas se están integrando cada vez más en todas nuestras
actividades y conductas. Tienen una importancia cada vez mayor en cómo trabajamos, nos
comunicamos con los demás, interactuamos con el gobierno, compramos bienes y servicios, y
consumimos y creamos medios de comunicación. A medida que la tecnología se integra más y más a
nuestras vidas diarias, aquellos que no tengan esas habilidades experimentarán mayores dificultades
para participar en este espectro de actividades esenciales.
La naturaleza más conectada del siglo XXI es, en gran parte, el resultado de mejores niveles de
comunicación y entendimiento global, posible gracias a la proliferación continua de tecnología y acceso
a la información, como la telefonía móvil e Internet. Esta era más conectada —en la que hay mucha
más información disponible y en la que ha surgido una mayor demanda de flexibilidad y diversidad— ha
conducido a una revaloración de cómo adquirimos los conocimientos y las habilidades. Ha cuestionado
el concepto más tradicional de habilidades y competencias como algo “vertical”, en el sentido de que
deben aplicarse a un conjunto de actividades, como un puesto laboral en particular; y ha generado una
visión más holística de por qué aprendemos y cómo aprendemos. La exigencia de sociedades y
economías basadas más intensamente en el conocimiento han creado un ambiente en que ha
aumentado el potencial de las personas para desarrollar sus competencias en áreas de conocimiento
más amplias.
En el entorno laboral, los empleados ahora deben desempeñar un rango más amplio de funciones
que tradicionalmente no se habrían asociado con su papel; por ejemplo, una participación mucho
mayor de lo que se habría esperado en el pasado en el proceso completo de creación de documentos
o informes. La tecnología ha acelerado esta tendencia: el reciente enfoque de las organizaciones en
la eficiencia ha desafiado al modelo tradicional de ciertas cohortes de trabajadores, como las
secretarias o el personal administrativo, haciéndolos “responsables” del uso de la tecnología en una
organización. Hoy en día, se espera que casi todos los trabajadores puedan operar la tecnología
relacionada con su rol.
Conclusión
• El uso de la tecnología está cada vez más integrado a una cantidad creciente de actividades de la
vida diaria.
• El enfoque en el aprendizaje continuo ha generado la identificación de una variedad de
competencias del siglo XXI que una persona debe tener para asegurar su participación
completa en la economía basada en el conocimiento.
• La competencia digital es una competencia clave en sí misma, pero también permite el
desarrollo de otras competencias del siglo XXI no relacionadas con las TIC.
1
European Commission - Key Competences for Lifelong Learning: European Reference Framework (2008)
2
Consultar “More Than Just Jobs: Workforce Development in a Skills-Based Economy”, OECD, Feb. 2009
3
Por ejemplo: Singapore’s Ministry of Education’s communication – ‘21st Century Competencies and Desired Student
Outcomes’ (2010), y European Commission - Key Competences for Lifelong Learning: European Reference Framework (2008)
4
Para ver la variedad completa de áreas de conocimientos y habilidades desarrolladas en el programa ECDL/ICDL, visite www.ecdl.org
© 2012 ECDL Foundation Página 2 de 3
• El aprendizaje continuo no solo beneficia a la persona: su naturaleza flexible es vital para las
necesidades creativas e innovadoras de las economías modernas.
• Las habilidades en TIC certificadas por medio del programa ECDL/ICDL son claves para
la adquisición de otras competencias claves y para el aprendizaje continuo.