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SEGUIMIENTO DE JESÚS1: LA ALEGRÍA DE SER DISCÍPULOS Mc 4,16-20

La investigación bíblica y teológica quiere saber cada vez más sobre el ambiente cultural y
social donde se movió Jesús y sobre la historicidad del grupo que se organizó en torno a Él.
Resulta interesante una lectura de los evangelios buscando definir quiénes y cómo fueron los
primeros compañeros de Jesús, cómo llegaron a pertenecer al grupo, qué relación mantuvieron
con Jesús y entre ellos, cuáles fueron las características que definieron a esta primera
comunidad, sus actividades, sus formas de vida, sus problemas y enemigos, etc.
1. JESÚS DE NAZARET, LÍDER CARISMÁTICO DE UN MOVIMIENTO GALILEO
El fenómeno del discipulado y el seguimiento, en el mundo helenístico y en el judaísmo
nace allí donde se resquebrajaban formas sociales ya obsoletas. Es la irrupción de algo nuevo
que organiza la vida con nuevas características.
En las relaciones que Jesús mantuvo con sus discípulos no encontramos ninguna
atmósfera de escuela o enseñanza de tipo académico 2. Aunque en los evangelios se describa
y denomine a Jesús como maestro (διδάσκαλος) y a los suyos se les presenta como discípulos
(μαθητής). El caso de Jesús y sus seguidores es algo especial y, precisamente, por eso vale la
pena estudiar el movimiento de Jesús, esto es, de los discípulos de la primera hora, hombres,
mujeres y niños que estaban unidos directamente a Jesús antes de su muerte y que le
conocen y conviven con Él.
En 1 Co 15,3-7, uno de los textos más antiguos de confesión de fe en la resurrección,
que podemos datar hacia el año 53-54 d.C., pero que refleja una tradición anterior que se
transmite, asegura que Cristo resucitó al tercer día y que se apareció a Pedro, a los doce, a
500 hermanos, a Santiago, a todos los apóstoles, y por último a Pablo. Con esta fórmula se
reconoce la presencia de un nutrido grupo de seguidores de Jesús beneficiarios de las
apariciones del maestro. La composición literaria, parece que establece una serie de
diferencias o clasificaciones entre los discípulos de Jesús. En un primer lugar se nos presenta
un grupo de seguidores al que pertenecen: Pedro y los doce. Un segundo grupo lo constituyen
los 500 hermanos, y un tercer grupo está formado por Santiago y los apóstoles.
Aquí es oportuno advertir que los evangelios presentan a las mujeres y,
en concreto, a María Magdalena como primeros testigos de la resurrección, antes que Pedro y
el discípulo amado (Mc 16, 9-11; Mt 28, 9-10; Jn 20, 14-18). También debemos tener en cuenta
que es inadecuado identificar el grupo de los Doce (δώδεκα) con los apóstoles (ἀπόστολοι)
como se hace en Mc 6,30. El título apóstol está unido a la resurrección de Jesús, no está unido
a la misión del Jesús histórico sino que es un título de la primitiva comunidad cristiana
postpascual. Así, pues, los discípulos y los apóstoles, se trata de dos grupos distintos con
entidades propias.
2.- LA VIDA ITINERANTE DE JESÚS, EL GALILEO
Jesús aparece descrito en los evangelios como un judío piadoso identificable por su
forma de vestir como un laico 3. En un momento determinado de su vida desea un cambio real
de la vida que llevaba, y para ello participa en un rito peculiar de purificación, el bautismo de
Juan. A partir de este momento, su vida da un profundo giro, deja la familia, la patria y el
1
Apoyado en los apuntes de clase de la asignatura "Los compañeros de Jesús desde el bautismo hasta su muerte",
impartida por Fr. Rafael González Blanco, O.P.
2
J. GNILKA. Jesús de Nazaret. Mensaje e Historia. Barcelona. Herder, 1993, p. 208
3
Se hace referencia a la orla de su manto: Mt 9,20; 14,36; Mc 6,56; Lc 8, 44.

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trabajo e inicia una nueva vida reclutando discípulos entre los miembros de su familia, entre los
discípulos de Juan y entre personas del entorno del lago de Genesaret que habían sido
curados por él o eran considerados pecadores.
2.1.- Jesús el galileo
En este nuevo itinerario de vida una de las notas que caracterizan a Jesús en los textos
evangélicos es su origen galileo. Jesús y sus discípulos fueron tenidos en el proceso ante
Pilatos como galileos (Lc 23,4; Lc 23,6) y los fariseos durante la predicación pública también
desprecian a Jesús por su origen (Jn 7, 52).
En Mt 4,12-23, cuando Jesús se entera de que Juan Bautista está encarcelado, se retira
a Galilea, pero deja Nazaret para establecerse en Cafarnaún, donde parece disponer de una
casa para alojarse, distinta de la casa de la suegra de Pedro (Mc 1,39; Mt 8,14; Lc 4,38). El
traslado a Cafarnaún, a orillas del lago y en un puesto fronterizo, con puerto y abundante
comercio, permite la movilidad de Jesús. Se produce en Él un gran cambio: abandona su
trabajo, su casa, su aldea y su familia. Cambia la alta Galilea de Nazaret por la Baja Galilea del
lago.
2.2.- Jesús el itinerante
Se puede afirmar que Jesús se presenta mayoritariamente como un itinerante sin
domicilio fijo, abierto a la hospitalidad de quién le quiera recibir (Marta y María, Zaqueo, la
suegra de Pedro, Simón el fariseo...). Esta hospitalidad no es indeterminada, Jesús y sus
discípulos itinerantes parecen acudir a otros discípulos sedentarios que son los que garantizan
el sustento a los que son sembradores de la palabra. Este tipo de vida itinerante, realizado por
las pequeñas ciudades galileas, no es una simple elección ascética sino la consecuencia de
elegir la misión de predicar a las gentes el Reino de Dios. Su nuevo tipo de vida nace de su
misión y lo importante para él es el servicio y la salvación de la gente a la que se siente
enviado. Analizada esta elección desde las categorías de su entorno, Jesús se automargina y
se estigmatiza convirtiéndo su estilo de vida en una denuncia social incómoda para muchos.
2.3.- Jesús, líder carismático predicador
El primer gesto que hace al inicio de su predicación será la elección o llamada de los
cuatro primeros discípulos, a los que probablemente conocía previamente, quizás a algún
discípulo de Juan el Bautista como Andrés (Jn 1,37.40). Este hecho equilibra y compensa la
ruptura realizada con la patria y la familia. Establecerá así una nueva familia. Pero no llamará a
las masas sino a un grupo elegido y querido por él, que comparte su misma vida y se adhiere a
su anuncio, de entre los cuales instituirá a Doce para que estuvieran con él y para enviarlos a
predicar (Mc 3,13-14). No obstante, Jesús se dirige con su mensaje a la muchedumbre,
muchos de los cuales también le siguen (Mc 3,7-8).
La actividad de Jesús es la de predicar la llegada del reino de Dios. Hay unidad entre la
misión y la llamada, entre la misión y el discipulado. Se podría afirmar que la misión de Jesús,
anunciar el reino de Dios, conlleva la llamada a ser discípulos. Misionar es crear comunidad de
seguidores. Para poder crear su movimiento renovador Jesús tuvo que tener un poder de
atracción sobre la gente, hasta tal punto que algunos creen en él y quieren estar y compartir su
vida.
Y para que haya esta continuidad entre Jesús y los discípulos tiene que vivir en
intimidad con los suyos y éstos con Él. Por eso Jesús es el que instruye o enseña y el que

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envía. El único responsable de la misión es Jesús, Él es el Señor y sus discípulos son sólo
humildes servidores. Él se ocupa de todo y Él tiene la autoridad. Y concibe la misión como un
acontecimiento alegre y gozoso, es como la recogida de la cosecha. Para subsistir están
abiertos a la comensalidad, el salario del misionero debe ser su sustento en la etapa del Jesús
histórico, pero con el paso del tiempo los itinerantes reivindicarán un salario justo.
3. - EL MOVIMIENTO DE JESÚS Y LAS MUJERES QUE LO SIGUEN
Para san Pablo es apóstol quien cumple 1Co 9,1-2: “¿No soy yo libre? ¿no soy yo apóstol?
¿Acaso no he visto yo a Jesús, Señor nuestro? ¿no sois vosotros mi obra en el Señor? Si para
otros no soy yo apóstol, para vosotros sí que lo soy; ¡vosotros sois el sello de mi apostolado en
el Señor!”. Es apóstol quien se encuentra con el resucitado y tiene una misión, no se especifica
el sexo.
Mc es el más inclusivo a la hora de hablar de las mujeres y el seguimiento. Pero
también en el evangelio de Juan encontramos mujeres discípulas o apóstoles que toman la
palabra e interactúan con Jesús en un plano de igualdad o de liderazgo respecto a los
discípulos varones.: Jn 4, 25-27; 6, 67-71; 11,25-27.
Como las comidas en Galilea nos recuerdan se reúnen con Jesús: hombres, mujeres y
niños. A los hombres se les califica de discípulos con lo cual Jesús es maestro. Pero a las
mujeres no se las llama “discípulas” salvo Hch 9,36, aunque se reconoce la presencia de
mujeres en el grupo (Lc 8, 1-3). Los evangelios emplean un cierto número de palabras claves
para establecer la pertenencia al grupo: seguir, servir, etc. Se trata de un movimiento
marcadamente galileo pero conocido en los alrededores e incluso en Judea y Jerusalén. El
núcleo de la vida y misión de Jesús transcurre en Galilea, preferentemente en el entorno del
mar y sus ciudades judías: Cafarnaúm, Betsaida, Corazaín, Caná,… En las pequeñas
poblaciones se desarrollan sus milagros, enseñanzas y comidas.
Junto a un número indeterminado de varones hay mujeres que acompañan a Jesús y forman
parte del grupo. Su situación y comportamiento contrasta con las costumbres de la época. En
Jerusalén serán las únicas testigos de la muerte del maestro y por ello las testigos de la
resurrección. La muerte del líder carismático fue una dura prueba para el movimiento de origen
Galileo. Aunque sus seguidores retornan a Galilea, nace en Jerusalén la comunidad post-
pascual. Donde la influencia de Santiago el hermano del Señor es decisiva.
Lo que Jesús dice (palabras, dichos, enseñanzas) y lo que hace (hechos, curaciones,
exorcismos, milagros) son transmitidos oralmente por los miembros de su movimiento. Se
forma una tradición pre-pascual posiblemente en arameo de palabras de Jesús. Y esta
tradición se transmitirá por las comunidades gracias a los testigos oculares de los hechos y
palabras de Jesús.
Las mujeres “siguieron” a Jesús desde Galilea hasta el final de su ministerio en Jerusalén y
nunca le abandonaron ni en los momentos de su Pasión y muerte. Aunque nunca se las da en
los evangelios el título de discípulas, algunas de ellas como María Magdalena eran itinerantes
y otras como María de Betania eran sedentarias y permanecían en su casa 4.
En el evangelio de Lc hay unas 20 menciones a mujeres, 9 de las cuales son comunes a
la tradición de Mc, con lo cual el tercer evangelista tiene 11 historias que le son propias, más
otras dos parábolas cuyas protagonistas también son mujeres. Para Lc 6,13 los discípulos no
4
J. D. G. DUNN. Jesús recordado. Estella, Verbo, Divino, 2009, p. 617

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son sólo los Doce sino un grupo grande llamado de los 72, donde no se especifica el sexo
aunque todo parece indicar que se trata de varones. Pero en Lc 8,1-3 se habla de la existencia
de un grupo de mujeres con un papel activo en la primera comunidad de Jesús: “Recorrió a
continuación ciudades y pueblos, proclamando y anunciando la Buena Noticia del Reino de
Dios; le acompañaban los Doce, y algunas mujeres que habían sido curadas de espíritus
malignos y enfermedades: María, llamada Magdalena, de la que habían salido siete demonios,
Juana, mujer de Cusa, administrador de Herodes, Susana y otras muchas que le servían con
sus bienes”.
Nominalmente aunque a ninguna mujer en los sinópticos se la denomina como
discípula, hay que reconocer que de facto si existen discípulas de Jesús5, mujeres que viajan
con Él, que le ayudan económicamente, que no le abandonan en la cruz y que son testigos de
su resurrección. Sólo en Hch 9,36, es el único lugar donde se le aplica el calificativo de
“discípula” a una mujer llamada Tabita, dedicada, sobre todo, al ejercicio de la caridad.
Aparentemente no hay relatos de vocación que hablen de mujeres, quizás eran
innecesarios porque los relatos de curación pueden ser considerados como tales. Ej:
exorcismo a María Magdalena. Los evangelios silencian que Jesús iba acompañado de
mujeres que han dejado a su marido para seguirle o con enfermas y endemoniadas curadas,
porque debía ser socialmente mal visto. Pero de hecho alrededor de Jesús había mujeres no
vinculadas con hombres: viudas, prostitutas, mujeres solas, etc. Estas mujeres solas sin
maridos, escuchaban a Jesús como maestro y dormían en descampado junto con otras
personas, fuera del hogar adoptando una vida que las margina y estigmatiza. Este cambio vital
tan trasgresor las convierte en “familia de Jesús”, ellas pasan a ser “hermanas” suyas (Mc
3,35) al convivir con Él y los suyos.
No obstante, hay un número considerable de mujeres discípulas y simpatizantes en los
evangelios. En las parábolas Jesús hace referencia a este mundo de las mujeres que le era tan
próximo, suele ponerlas en contraste con los varones: la dracma perdida, la viuda y el juez, el
grano de mostaza y la levadura, etc. También en su predicación hace referencias al universo
femenino y su relación con los hombres: Salomón y la reina de Saba, Elías y la viuda, trabajo
en el campo-molienda, trabajo textil y producir vino. Todas estas referencias se explican por los
destinatarios, Jesús predicó a hombres y mujeres y trata de incluirlos no sólo como
destinatarios de su misión sino como miembros de su grupo. Además muchos de sus milagros
benefician directamente a las mujeres y como resultado de ellos muchas se convierten en
discípulas y algunas en seguidoras itinerantes. No se puede olvidar que Jesús, pasa entre sus
contemporáneos por ser amigo de mujeres y ser se vistos con ellas.
El discipulado itinerante de las mujeres es el mismo de los hombres, conlleva: llamada
personal, estar con Jesús, desapego de posesiones, abandono de la familia y de planes
personales. Y no se excluye la escucha de la palabra del maestro (Lc 10,38-42), esto es, la
familiaridad con la Escritura y su interpretación.
“El seguimiento de Jesús itinerante, entendido no sólo en sentido material, sino también
como compromiso de compartir su misión, no fue ni mucho menos una prerrogativa solamente
de varones”6. Pero el modo de ejercer la misión de las mujeres, sobre todo en ámbitos judíos,
5
J. P. MEIER. Un judío marginal. Estella, Verbo Divino, 2003, p.102.
6
G. BARBAGLIO. Jesús, hebreo de Galilea. Salamanca, Secretariado Trinitario, 2003, p. 371.

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parece ser específica. No fueron enviadas como los Doce, pues en su sociedad no son
creíbles, sino que su misión es práctica: “procurar el mantenimiento del grupo que había
abandonado a su familia y sus casas, un papel de obra activa de sostenimiento económico” 7.
Aunque puede también ser interpretado su ministerio como acompañar y servir, una dedicación
a la asistencia de los pobres y la ayuda a los enfermos.
En la Pasión los varones huyen, pero las mujeres no. Ellas serán las primeras
testigos de la resurrección. Son modelos de un discipulado fiel: no se enfrentan con el resto de
los discípulos por los primeros puestos, ellas sirven.
Mc 15, 40-41:”Había también unas mujeres mirando desde lejos, entre ellas, María
Magdalena, María la madre de Santiago el menor y de José, y Salomé, que le seguían y le
servían cuando estaba en Galilea, y otras muchas que habían subido con Él a Jerusalén” .
Unas mujeres de lejos son testigos oculares y luego se especifica que las discípulas que están
en el sepulcro son: María Magdalena, María la madre de Santiago el Menor y madre de José
(puede ser María la madre de Jesús y leemos el pasaje a la luz de Mc 3, 31-35) y Salomé. Otra
traducción del mismo texto permite hablar de María Magdalena, de María (hija o mujer) de
Santiago, de la madre de José y de Salomé 8. Posiblemente discípulas galileas que han seguido
a Jesús por el camino y acompañado en su ministerio por Jerusalén. Ellas durante todo el
evangelio están presentes sin dejarse ver pero ahora se muestran. Sólo aparecen cuando
desaparecen los varones. No piden nada, sólo están. Su papel de discípulas está caracterizado
por varios verbos: seguir, servir, subir con él. El primer verbo evoca la decisión de ser
discípulo, el servir indica la responsabilidad en la misión, un verdadero ministerio y el último
vocablo hace referencia al camino compartido con Jesús, el ser testigos suyos (Hch 13, 31).

Conclusiones:
- Jesús reúne en torno a sí un grupo de personas que forman una comunidad.
- El modelo de esa comunidad es distinto del usado por los rabinos de su tiempo y
distinto también del profetismo apocalíptico.
- La clave de la comunidad está en la relación con Jesús, quien tiene una especial
autoridad y hay una jerarquía entre ellos.
- Muchos de los discípulos, hombres y mujeres, rompen con sus orígenes, profesión y
lugar de residencia, pero hubo desde los orígenes otros que permanecieron en su entorno
y con su profesión.
- La conversión a Jesucristo va unida a un arrepentimiento (metanoia). Se abandonan
actitudes y modos de actuar anteriores que se asumen como pecados y reciben el perdón 9.
- El amor a los enemigos y la renuncia a la violencia, son dos notas características del
grupo de discípulos de Jesús e ilustración del nuevo tipo de vida inaugurado con la llegada
del Reino.

7
G. BARBAGLIO. OC p, 372
8
E. SCHÜSSLER FIORENZA. En mémoire d´elle. Paris, Cerf, 1986, p. 444
9
C. MARKSCHIES. Estructuras del cristianismo antiguo. Madrid, Siglo XXI, 2001, p. 164

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