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Universidad de La Sabana – Chía Cundinamarca.

Maestría en Pedagogía – Semestre 1


Seminario de Enseñanza para La Comprensión – Ms. María del Pilar Castillo
ESTUDIANTE: Angela Suárez Bustos – ID: 00000515610
Octubre 09 de 2019

COMPRENDIENDO: PORQUÉ ES IMPORTANTE QUE LOS ESTUDIANTES


COMPRENDAN.

¿El objetivo principal de un profesor es que sus estudiantes comprendan? Cualquiera daría
por afirmativa la respuesta al planteamiento anterior; no obstante, las múltiples dinámicas de
la práctica de enseñanza, los variados y rígidos modelos pedagógicos, los estándares
nacionales del estado, los currículos basados en temas interdisciplinares, entre otros tantos
factores (PERKINS 1994), han marcado una brecha exagerada entre lo que los maestros
enseñan y lo que los alumnos comprenden.

Los enfoques tradicionales han alejado al profesor de su único propósito: La comprensión; y


sin que éste autor de enseñanza tan siquiera lo notara, ha sido menguado a la mínima
expresión del aprendizaje y en el peor de los casos, a la transmisión de información.

Siendo dicho lo anterior, cabe atender a la definición de cuatro conceptos (*RAE 2019) que
ayudarán a encausar la importancia de la enseñanza para la comprensión y
pertinentemente, a alejar de ésta lo que definitivamente no es y la desdibuja de su propósito
inicial:

*Conocimiento: Noción, saber o noticia elemental de algo.


*Entendimiento: Inteligencia o sentido que se da a lo que se dice o se escribe. (output
lingüístico)
*Aprender: Adquirir el conocimiento de algo por medio del estudio o de la experiencia - Fijar
algo en la memoria.
*Comprender: Abrazar, ceñir o rodear por todas partes algo. - Entender, alcanzar o penetrar
algo.
Ciertamente, la RAE ilustra implícitamente que los procesos cognitivos, sociales y
psicológicos que llevan a una persona a comprender algo, deben estar enmarcados en el
propósito pedagógico de que todos los maestros deberían enseñar para que sus estudiantes
comprendan aquello que les enseñan y no sólo para que lo “aprendan” o peor aún lo
“conozcan”. Entonces, sabio sería que el maestro se preguntara qué quiere que sus
estudiantes comprendan, para qué y porqué (PERKINS 1994).

Tal y como lo cita Martha Stone (1998) “los alumnos que están en la escuela deben
desarrollar la comprensión, no sólo memorizar hechos y cifras”, en su libro Enseñanza para
La Comprensión, y Mauricio Bautista (2014) quien afirma que “Las evidencias de que una
persona adquiere un conocimiento, hacen referencia no sólo a una suma de contenidos que
deben ser aprendidos para posteriormente ser transmitidos sino a aquellas reglas de acción
que garantizan el manejo de dichos contenidos…” en su artículo Competencias y
Comprensión para La Universidad Nacional de Colombia, se puede inferir que el paso a
paso de la enseñanza para la comprensión es identificar que todos los estudiantes tienen la
capacidad de hacer algo (saberes previos), que esa capacidad particular debe ser instruida,
capacitada y fundamentada (desempeños de comprensión que apuntan a desarrollar unas
metas) para volverlos hábiles en algo y finalmente esa habilidad, convertirla en una
competencia que permite comprender “llevando a cabo una diversidad de acciones o
desempeños que demuestran que el estudiante entiende el tópico y al mismo tiempo lo
amplía, y ser capaz de asimilar conocimiento y utilizarlo en forma innovadora” (BLYTHE, T.
1999), lo cual lleva al último paso pero contínuo y traversal de la evaluación y la
retroalimentación.

Es por lo anterior que los múltiples cuestionamientos que debe hacerse el docente en el
desarrollo de las acciones constitutivas de la práctica de enseñanza deben estar
enmarcadas en el marco de la Enseñanza Para La Comprensión. Es así que toda
planeación, toda intervención y toda evaluación, deben ser cuestionadas permanentemente
en la reflexión propia del maestro y su disciplina:

1. Definir un Hilo Conductor, le permitirá tejer a lo largo del programa una sábana gigante
de comprensión que el estudiante al final del periodo escolar definido, pueda usar como
“capa de súper héroe”, sintiéndose victorioso por las batallas superadas en la disciplina
que se desarrolla afirmando en él las competencias propias de la misma, llevándolo a
resignificar su propia comprensión y a evidenciarla en situaciones reales de su contexto.

2. Trazar metas concretas, observables y medibles, le brindará al docente la guía de


conducción de su disciplina, encausando los saberes a un propósito claro, que
trasciende las temáticas individuales de sólo conocimiento, a un conjunto de elementos
propios de metacognición en el estudiante.

3. Generar un tópico que sea la esencia de la disciplina y la organice. Como esencia, que
sea ese aroma agradable al estudiante, ese aroma que le evoca sensaciones de
gratificación y lo llevan a mantener su espíritu de interés elevado.

4. Proponer desempeños de comprensión que lleven al docente a “aprender a enseñar


desde el cerebro y el interés del que aprende” (FERNÁNDEZ, J. A. – España, 2019).
Que el estudiante haga, no es solamente seguir una serie de instrucciones para que el
docente vea o escuche lo que quiere ver o escuchar, sino que haga desde lo que le
gusta, le interesa, lo motiva y lo mueve a pensar en un sinnúmero de posibilidades de un
todo.

5. Y finalmente, en el último lugar pero no menos importante: valorar continuamente.


Jerarquizar, organizar, retroalimentar y guiar, no sólo lo que está haciendo el estudiante
para alcanzar su comprensión, sino cómo lo está haciendo el docente para garantizar el
cumplimiento de su único propósito: LA IMPORTANCIA DE QUE SUS ESTUDIANTES
COMPRENDAN.

En conclusión y para resaltar: La comprensión de los estudiantes es la meta más importante


del maestro, no sólo porque es su responsabilidad profesional y ética directa, sino porque de
ésta, dependen el desarrollo de todas las áreas y dimensiones del ser humano en un
contexto determinado, en un mundo cambiante y heterogéneo donde se necesita de la
afirmación del otro para edificar.

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