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COLOMBIA EL PAÍS DE UNA JUSTICIA UTÓPICA1

Dayana Flórez Vásquez2

Resumen
En Colombia la impunidad siempre ha sido un monstruo bajo el lecho de quien lo acoge, en
este caso, su pueblo, uno que a pesar de la inconformidad nunca se enfrentan a él, tal vez por
temor o conformismo. La paz tan anhelada que todos hemos añorado por más de 50 años
parece no llegar, pero la semilla crecerá primero con raíces y esta será la justicia que aquí
encontramos aplicada a una mala administración, unos pésimos recursos para un sistema tan
esencial como lo es la Rama Judicial en Colombia y lo más importante de todo será que sin
una mejor justicia, sin un arreglo presupuestal, sin quejas respecto a la impunidad y sin
reclamos a una política coja no habrá paz. La esencia de este artículo se concentrará en
argumentar el fallo de las raíces y por qué su árbol no ha dado frutos.

Palabras Clave
Código Penal colombiano, Rama Judicial, Ley, impunidad.

Introducción
Aquí donde en fauna y flora no envidiamos a nadie pero que en todo lo demás
preferimos ser ciegos, donde tenemos una justicia mal llevada a cabo y donde como dice Cruz
(2013) “Asesinar a un niño es igual que asesinar a cien mil o más” (P.29) ¿Será entonces que
nos encontramos con un estado administrado a trazos de tinta regada sobre un papel o será
que todo es basado a conveniencia entre quien dicta la sentencia y la persona implicada? Los
colombianos necesitamos algo solido, necesitamos sentirnos protegidos y para esto el
mecanismo de justicia debe cambiar.

1
Producción textual realizada en la asignatura de Lengua Materna, bajo la orientación de la profesora Olga Pilar
Cataño Zapata
2
Estudiante de Gestión Administrativa del Instituto Tecnológico Metropolitano – ITM,
dayanaflorez276008@correo.itm.edu.co
Mucho se ha dicho respecto a la política y su atroz administración dentro de la justicia
colombiana y es que, si bien para nadie es un secreto, en su mayoría estamos obstruidos por
una pequeña franja (Mencionada antes por William Ospina como “la franja amarilla”) y que a
su vez no permitimos que de ella traspase más o menos información de la que nos ofrece. La
justicia colombiana en sus ínfimos intentos por coloquialmente decirlo “salir adelante” nos
lleva a comprender e incluso deshilar la profundidad del porqué con una justicia impune la
paz en Colombia solo seguirá siendo una utopia.
De esta forma en este artículo se concentrará el punto exacto de los ya dichos
conflictos tocando sobre todo sus raíces.

¿Recuerdan al tan catalogado “Monstruo de los Andes”, Pedro Alonso López?


Considerado el mayor asesino serial del mundo por los noventas y que el sistema penal de
Colombia dejó libre en 1998 o también el caso de Octavio Bermúdez que nos remonta a
tiempos donde apenas Garavito con simpatía aseguraba el asesinato de más de 190 niños
y que para estos dos casos la única intención fiscal que habría detrás sería complacer a la
prensa, a la opinión publica y todo bajo un reto como si fuera un tipo de entretenimiento
fortuito, entonces lo único que queda sería preguntarnos ¿Cuántos habrán quedado libres
e inadvertidos por la sociedad? ¿A cuántos pocos capturaron con orgullo y cuántos tantos
dejaron en la impunidad? Es que no solo fueron juzgados pesimamente, sino que además
nunca lo hicieron como si fueran un peligro para la sociedad sino como un “desliz” mejor
nombrado por ellos como un “reo ordinario” y todo gracias a las pocas herramientas que
la rama judicial colombiana posee para castigar a criminales peligrosos. La ley
colombiana bajo estos parámetros entonces solo sería un aliado del delito y no solo la ley,
sino también aquellos jueces, abogados e investigadores que son comprados por externos
que no respetarían la lealtad al sistema. Según la Asamblea Nacional Constituyente
(Como lo citó Darío Laguado y Tomás Holguín, 2017) quienes dicen que
En términos de la Corte Constitucional, el deber de lealtad de los administradores tiene como
fundamento “(…) la confianza depositada no solamente en razón a las calidades profesionales
y gerenciales del elegido que aseguren su desempeño eficiente, sino que reposa de manera
prevalente en las condiciones éticas del mismo, que garanticen la lealtad en el manejo de los
asociados” (P.8).
Y esto nos da paso para mencionar entonces las soluciones mediocres del código penal
colombiano, si se destina año tras año un presupuesto desmedido para una guerra que
actualmente nadie está luchando ¿Por qué no dedicarlo a mejores situaciones como lo son
estas instalaciones para consolidar un mejor sistema? Para que la seguridad que hoy nos rodea
no quede impune, para que políticos como el fiscal anticorrupción Luis Gustavo Moreno,
juzgado por corrupción no solo queden en ironías y juicios mal llevados con excusas de
términos vencidos tal como hicieron con el atentado a un centro comercial Andino o los casos
aislados como el del expresidente Álvaro Uribe Vélez; un presupuesto para que estos
profesionales tengan suficientes herramientas y mecanismos en los que las investigaciones e
indagatorios no se quemen y esparzan cenizas para quedar en la nada y sobre todo para que
este código penal deje de estar diseñado para arcángeles cuando estamos rodeados de
demonios.
Como dicen estadísticas mostradas en noticias El Espectador (2012)
En Colombia, al menos 350 municipios (uno de cada tres o el 31%) no tienen presencia de
jueces, lo cual es una clara muestra de que no opera en la práctica el Estado Social de
Derecho. La probabilidad de condena por un delito no supera el 20%. Por ejemplo, en el caso
de homicidio, tal probabilidad gira en torno al 3%.
En el ámbito internacional, el sistema judicial del país está evaluado como ineficiente: ocupa
el puesto 88 dentro de 142 países (Foro Económico Mundial 2011-2012), el sexto lugar como
la justicia más lenta en el mundo y la tercera más lenta de América Latina y el Caribe (Doing
Bussines 2011). Un proceso puede tardar, en promedio, 1.346 días (Párr.2).

La lucha de Colombia por estar en paz tambien empieza desde estos devastadores
porcentajes donde la guerra de nosotros como ciudadanos no podrá levantar banderas blancas,
donde el gobierno no muestra indeces buenos de ser bien administrado y donde
desgraciadamente hay un pueblo sumergido en la ignorancia: Según el fiscal general de la
nación quien nos vuelve a recordar “(…) el indice de impunidad en Colombia que nos ubica
en el tercer lugar despues de Filipinas y México, eso quiere decir que la impunidad en
Colombia es aproxidamente de un 98%” (Martinez , 2018, P.3); y que según estadisticas del
DANE de cada 100 delitos los colombianos solo denuncian 24 a lo siguiente queda
preguntarnos, de esos 24 delitos denunciados ¿Cuántos son investigados a fondo, cuántos son
judicializados y cuántos no son comprados? Así pues con una justicia impune la paz en
Colombia solo seguirá siendo una utopia.
Para concluir, lo único que tenemos será cuestionarnos, ser personas con mente crítica
y carácter justo, uno con el que podamos gritar fuerte que esto debe cambiar, que necesitamos
la seguridad en las calles, necesitamos saber que la rama judicial está velando como debería y
que la fiscalia no es negligente, pero para eso se requieren hechos y no palabras, se requieren
estadíscas y no solo noticias sin justificante. Si verdaderamente queremos paz debemos
comenzar a formarla desde una balanza equilibrada y no como si fuera un sube y baja, la paz
será fomentada mientras tenga una base y todos estarán de acuerdo con ella si tiene las
suficientes capacidades para explicarse a sí misma como algo directamente funcional en un
país que habla exhaustivamente de la inclusión, la diversidad y la innovación, donde está
dispuesto a asegurar los cambios precisos para un mejor país y todo esto terminando en un
final abierto, un final que puede modificarse si este pais así lo quiere, entonces, realmente
¿Puede existir paz sin justicia?

Referencias

Asamblea Nacional Constituyente. (1991). Contitución Política de Colombia. Bogotá: Cooperativa


Editorial Magistral.
Cruz Niño, E. (2013). Los monstruos en Colombia sí existen. En E. Cruz Niño, Los monstruos en
Colombia sí existen (págs. 28-30). Bogotá: Panamericana Formas e Impresos S.A.
Laguado, D., & Holguín, T. (2017). Administradores de sociedades en el Derecho Colombiano .
Instituto Iberoamericano de Derecho y Finanzas (IIDF) Working Paper , 46 .
Martinez , N. H. (2018). La impunidad y la Fiscalia General de la Nacion . Bogotá: Fiscalia General de
la Nacion.
Redacción Política. (18 de Julio de 2012). ElEspectador: Judicial . Obtenido de ElEspectador :
https://www.elespectador.com/noticias/judicial/realidad-de-justicia-colombia-articulo-
361051

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