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Enseñanza confusa de la "Paternidad Espiritual"

Departamento Nacional de Educación Cristiana


Las Asambleas de Dios de Chile
Pr. Gustavo Robles C.
________________________________________________________________________

Dentro de la confusa y marañosa gama de expresiones y creencias seudo-


doctrinales que se despliegan desde los movimientos neo-pentecostales, encontramos la
enseñanza muy extensamente difundida, de denominar como "padre" o hablar de
"paternidad" para referirse a una figura de autoridad dentro del movimiento particular o de
las comunidades de fe local. Es posible que en su uso generalizado exista una sana
intensión de "honrar" a quienes se consideran agentes de bendición para la vida de fe los
creyentes involucrados. Pero, lamentablemente, como muchas otras enseñanzas o
creencias adoptadas por los movimientos neo-pentecostales, el uso de estas expresiones
de honra ha llegado a matices estrafalarios y anti-bíblicos.
La utilización de la expresión “padre”, en el desarrollo histórico de la iglesia
cristiana, ha mostrado diversos matices y contextos. Esto se aprecia también en la
literatura bíblica, donde vemos una clara evolución cultural-religiosa del término. Si a esto
sumamos los usos y acepciones diversas que presentan los vocablos en las lenguas
bíblicas, nos percataremos rápidamente, que no se puede pretender un significado único
en las Sagradas Escrituras.
Entonces cabe preguntarnos ¿Cuál es el uso y significado que damos hoy a la
expresión en el que hacer de la iglesia? ¿Qué significa ser un “padre espiritual” o “padre
ministerial”? ¿Existe sustento bíblico para utilizar tales expresiones en la iglesia cristiana
del siglo XXI?
En este ensayo, pretendemos esbozar la perspectiva de la cultura y teología
hebrea, con respecto al uso del término “padre”, con la intensión de servir como
complemento al análisis o estudio de la expresión en el Nuevo Testamento, bajo el prisma
helénico.

El uso de la expresión "padre" en la cultura hebrea.

I Terminología en el Antiguo Testamento

Pese a que los escritores del Antiguo Testamento utilizaron un solo termino para
designar la idea de “padre”, este vocablo es muy versátil permitiendo una gama de usos:

(´ab), se trata de una raíz semita común, propia del balbuceo infantil que se
encuentra en el acadio, fenicio, siríaco, arameo. En el hebreo del Ant. Testamento no
existen derivados de esta palabra (lo que si ocurre en las otras lenguas semitas) solo se
le encuentra complementada con sufijos como en el caso de (´abi, mi padre o padre
mío). La expresión aparece en el Ant. Testamento 1211 veces (es el tercer vocablo más
usado después de “dabar”, palabra; y “´ir”, ciudad o pueblo). Resulta interesante notar
que los libros del Ant. Testamento que más utilizan la expresión ´ab son: Génesis, 208
"Paternidad Espiritual" 2 Departamento Nacional de Educación Cristiana

veces; 2Cronicas, 123 veces; 1Cronicas, 106 veces; 1Reyes, 95 veces. Todos los
anteriores corresponden a la literatura narrativa hebrea y por ende poseen una fuerte
carga cultural y folklórica. Por el contrario, los escritos proféticos del pre y post-cautiverio,
que resultan ser más cercanos al cristianismo (por cronología y cultura) son los que
menos emplean la expresión: Oseas, 1vez; Joel, 1 vez; Amos, 2 veces; Miqueas, 2 veces;
Zacarías, 7 veces; Malaquías, 7 veces y Daniel, 8 veces.

(´ab), se emplea básicamente para referirse al “padre” (según la sangre) como parte
progenitora masculina. El Ant. Testamento emplea la expresión con las siguientes
acepciones:

1) Como “padre”, en paralelo con “madre”, denotando la prioridad del padre en la familia
organizada según el derecho patriarcal:

“Hijo mió, escucha las correcciones de tu padre ( , ´abeka) y no abandones las


enseñanzas de tu madre ( , ´imeka)” (Proverbios 1: 8)

“Adviértele que así dice el Señor omnipotente: Jerusalén, tú eres cananea de origen
y nacimiento; tu padre ( , ´abij) era amorreo y tu madre ( , ´imej) hitita”
(Ezequiel 16:3)

“El hijo ultraja al padre ( , ´ab), la hija se rebela contra la madre ( , ´imá), la
nuera contra la suegra, y los enemigos de cada cual están en su propia casa”
(Miqueas 7:6)

2) Como “padre”, en serie con “madre”, para traducir como “padres” en plural inclusivo:

“…Después de que haya vivido en tu casa y guardado luto por su padre y su madre
( ‫ת־א ָ ָּ֖מּה‬
ִ ‫יה וְ ֶא‬
ָ ‫ת־א ִ ִ֥ב‬
ָ ‫ ֶא‬, ´et ´abiha ve´et imá) durante todo un mes, podrás unirte a ella
y serán marido y mujer” (Deut. 21: 13b)

“De allí se dirigió a Mizpa, en Moab, y le pidió al rey de ese lugar: Deja que mis
padres ( ‫ ָא ִ ִ֤בי וְ ִא ִמי‬, ´abi ve´imi) vengan a vivir entre ustedes hasta que yo sepa lo que
Dios quiere de mi”
(1Samuel 22: 3)

“Y si hubiera todavía alguno que quisiera profetizar, sus propios padres ( ‫ ָא ִִ֙ביו וְ ִא ִ֤מֹו‬,
´abiv ve´imo) les dirán: has mentido en el nombre del Señor. Por tanto debes morir. Y
por meterse a profeta, sus propios padres ( ‫ ָא ִ ִ֧ביהּו וְ ִא ּ֛מֹו‬, ´abihu ve´imo) lo
apuñalarán” (Zacarías 13:3)

3) Como en el indogermánico, en el hebreo no existe un término especial para designar


al “abuelo”, puesto que en la estructura sociológica de la familia hebrea, el “patriarca” no
solo tiene autoridad sobre los hijos, sino también sobre nietos y biznietos. Para designar
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al abuelo paterno bastaba , mientras que para el abuelo materno se utiliza


(´abi ´immeka):

“En el sueño, el Señor estaba de pie junto a él y le decía: Yo soy el Señor, el Dios de
tu padre ( ‫ ָא ִִ֔ביָך‬, ´abika) Abraham y de Isaac…” (Génesis 28:13)

“_No temas, pues en memoria de tu padre ( ‫ ָא ִִ֔ביָך‬, ´abika) Jonatán he decidido

beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo ( ‫ ָא ִִ֔ביָך‬,
´abika) Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa” (2Samuel 9:7)

“Vete ahora mismo a Padam Aram, a la casa de Betuel, tu abuelo materno (‫מָך‬
ֶּ֑ ֶ ‫ִא‬ ‫ֲא ִ ִ֣בי‬
´abi ´immeka) y cásate allá con una de las hijas de tu tío Labán” (Génesis 28:2)

4) Es interesante, que para designar a un grupo de antepasados o patriarcas de una


familia, clan o nación se utilice el plural de ´ab con sufijo femenino (´abot):

“Y los bendijo con estas palabras: Que Dios en cuya presencia caminaron mis
padres ( ‫ ֲאב ִֹ֤תי‬, ´abotay) Abraham e Isaac,…” (Génesis 48: 15)

“Por eso Joas, rey de Judá, recogió todos los objetos que habían consagrado sus
padres ( ‫ ֲאב ָָֹ֜תיו‬, ´abotayv) Josafat, Jorán y Ocozías, reyes de Judá,…” (2 Reyes
12:18)

5) El singular también puede referirse a antepasado, designando siempre al


antepasado fundador o por excelencia, ya sea de una familia, tribu, gremio profesional o
dinastía:

“Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, conforme al nombre de Dan su padre


( ‫יהם‬
ִֶ֔ ‫ ֲא ִב‬, ´ bihem), hijo de Israel, aunque la ciudad se llamaba Lais” (Jueces 18:29)
a

“Y el nombre de su hermano fue Jubal, el cual fue padre ( ‫) ֲא ִִ֕בי‬ de todos los que
tocan arpa y flauta” (Génesis 4: 21)

“Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehová, como David su padre ( ‫ ָא ִ ִֽביו‬, ´abiv)” (1
Reyes 15:11)

Es necesario explicar aquí, que todas las acepciones o usos que hemos observado,
responden a un lazo de parentesco de sangre (genético), puesto que la paternidad
adoptiva, es poco común en la cultura hebrea. Sin embargo, se da en el Ant. Testamento
un uso metafórico y honorífico de la expresión ´ab
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6) El uso de que hacían los aprendices para referirse al instructor en alguna disciplina
u oficio. Puesto que la tradición hebrea estipulaba que el hijo debía aprender el oficio del
padre, los discípulos llamaban “padre” metafóricamente a quien era su maestro y guía:

“Viéndolo Eliseo, clamaba: ¡Padre mío, padre mío ( ‫ָא ִִ֗בי‬ ‫ ָא ִ ִ֣בי׀‬, ´abi, ábi) carro de Israel
y su caballería!... (2 Reyes 2:12)

“Estaba Eliseo enfermo de la enfermedad que murió. Y descendió a él Joás rey de


Israel, y llorando delante de él, dijo: ¡Padre mío, padre mío ( ‫ ָא ִ ִ֣בי׀ ָא ִִ֗בי‬, ´abi, ´abi),
carro de Israel y su caballería!” (2Reyes 13:14)

7) El uso de es muy reservado en el Ant. Testamento cuando se trata de aplicarlo a


Dios, de hecho se excluye completamente la idea de una paternidad física o genética de
Dios. En realidad, en el Ant. Testamento, la expresión ´ab en relación a Dios, se emplea
siempre en un claro sentido adoptivo y como indicador de trato amoroso, cuidado y
educación de Dios para con su pueblo. Es solo singular en el caso del Meshiaj:

“A lo menos desde ahora, ¿no me llamarás a mí, Padre mío (‫ ָא ִ ִ֣בי‬, ´abi), guiador de mi
juventud” (Éxodo 3:4)

“Pero tú eres nuestro padre ( ‫ ָא ִִ֔בינּו‬, ´abinu), si bien Abraham nos ignora, e Israel no
nos conoce; tú, oh Jehová, eres nuestro padre ( ‫ ָא ִִ֔בינּו‬, ´abinu); nuestro Redentor
perpetuo es tu nombre” (Isaías 63: 16)

Resulta beneficioso para nuestro análisis, realizar una síntesis de los paradigmas
que hemos observado respecto al uso de la expresión “padre” en el Ant. Testamento:

 Debemos tener claro que la designación de Dios como “Padre” del creyente
individual, no aparece en el Ant. Testamento.
 Se aplica comúnmente al progenitor masculino, al abuelo, o al patriarca de un clan
o tribu.
 Puede ser utilizado para referirse a una autoridad civil o religiosa y en este caso es
una metáfora con sentido de honor.
 Los discípulos podían utilizar la expresión para referirse a su instructor como una
señal de respeto y reverencia.
 Un caso emblemático es la institución de la comunidad de los profetas en el siglo
IX a.C. que se situaban al sur de Israel en emplazamientos que tienen estrecha
relación con santuarios locales. Acostumbraban a acudir a un guía o maestro.
Celebres fueron Elías y Eliseo, quienes eran llamados “padre” , ciertamente
como un titulo o designación de respeto y honor. Sin embargo es importante saber
que estos profetas mencionados, no solo cumplían una función religiosa, sino
además cívica. Eran considerados agentes de protección y mantenimiento para la
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nación, de hecho algunos estudiosos del Ant. Testamento aseguran que había una
suerte de dependencia entre la función de estos profetas y las milicias de Israel. Así lo
plantea el Dr. Gerhard von Rad:

“…la situación existente en el siglo IX a.C. muestra una colaboración bastante armoniosa
entre el profeta y los jefes militares. El profeta da la orden de atacar; más aún, él señala la
formación que debe avanzar en primera posición (1R. 20:13 s.)1

Esto permite entender entonces el contexto de la expresión ¡Padre mío, padre mío
(‫ָא ִִ֗בי‬ ‫ ָא ִ ִ֣בי׀‬, ´abi, ´abi), carro de Israel y su caballería!”, aplicadas a Elías y a Eliseo en

2Reyes 2:12; 13:14; dando a entender que estos destacados profetas, eran la verdadera
fortaleza militar de Israel y su autentica defensa; la salvación de Israel no está en caballos
y carros, sino en Jehová su Salvador, y esta verdad, se veía claramente personificada e
ilustrada en las obras milagrosas de estos profetas. Desde esta perspectiva e
interpretación, la designación de “padre” aplicada a ellos no tiene comparación ni paralelo
posible en nuestros días.

II Uso de la expresión “padre” en el judaísmo post-exílico y rabínico.

En el judaísmo post exílico y en tiempos del rabinismo (200 a.C.) que imperaba en
el primer siglo, el uso de la expresión “padre” tiende a seguir los mismo patrones
culturales y religiosos que ya hemos estudiado en el Ant. Testamento:

El uso común de para referirse al genitor masculino, y padre/madre en sus


roles de autoridad en la familia judaica. Una muestra de esto es lo que nos describe la
Mishna:

“Estas son las cosas cuyo fruto puede disfrutar el hombre en este mundo y cuyo capital
permanece a su favor para la vida futura; el respeto al padre ( , áb) y a la madre, la
caridad, y el restablecer la paz entre un hombre y su prójimo.” (La Mishna, Peá 1:1).

En el judaísmo pre-cristiano, encontramos la adición de la expresión aramea


(´abbá), natural del lenguaje de los infantes y que se fue ampliando hasta suplantar la
antigua forma hebrea (´abi) “padre mío”, de esta manera “´abbá” ganó ese tono
familiar cariñoso que podría traducirse como “papito”.

La expresión ´ab, también se utilizó en el judaísmo rabínico como parte de un titulo


o cargo de honor; (´ab bet din, “padre de la casa de juicio”) ostentado por el
presidente de tribunales de Israel. De esta manera nos lo ilustra la ley oral:

___________________________
1
G. von Rad, “Teología del Antiguo Testamento, vol. 1, Pág. 139. Edit. Sígueme, 2000.
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Aqabias ben Mahalalel daba testimonio de cuatro cosas. Le dijeron; Aqabias, retráctate de
esas cuatro cosas que has dicho y te haremos ´ab bet din en Israel” (La Mishná, Eduyot
4:6).

El término ´ab, era empleado por el judaísmo rabínico como título honorífico
aplicado a los escribas ilustres (St. B. I: 918 s.) y a los maestros destacados de la Torah
(St. B. III: 340), manteniendo el significado metafórico de aquel que realiza la función que
el padre de sangre debiera desempeñar. Es lamentable considerar que este titulo de
respeto y reconocimiento, se fue degenerando al punto de volverse una ambición egoísta
y vanagloriosa por parte de los religiosos de tiempos de Cristo.

El tratado más antiguo de la ley oral judía (La Mishna) y obra maestra del
rabinismo, es llamado (Pirqe ´Abot, Capitulo de los padres). Su contenido
recoge la tradición en forma de máximas que van desde Simón el justo (300 a. C.), hasta
Yehudá el patriarca (200 d.C) y de paso nos señala el respeto paterno metafórico que
recibían los rabinos.

La expresión (´abinu, padre nuestro), fue utilizada por los rabinos para
dirigirse a Dios que está en los cielos, por lo menos un siglo antes de que el Señor Jesús
la utilizará:

“…Rab Eliezer el grande decía: ¿en quien habrá de apoyarse el pueblo? En nuestro
padre que está en los cielos ( , ´abinú sheba shamayim) (La
Mishna, Sotá 9: 15).

“Rabí Aquiba dice: feliz de ti, oh Israel, ¿ante quién sois purificados? ¿Quién os
purifica? Vuestro padre que está en los cielos ( , ´abinú sheba
shamayim )” (La Mishna, Yomá 8:9).

La expresión (´abbá) para referirse a Dios es ajena al judaísmo de tiempos


de Cristo. Solo un caso por comparación se conoce en el Talmud Babilónico:

“Cuando el mundo necesitaba lluvia, nuestros maestros acostumbraban a enviar a los


niños a la escuela de Rabi Janin Hanejba (fines del siglo I a. C.), los cuales cogiéndole la
orla de su manto, le gritaban; ´abba, ´abba danos lluvia. Entonces él oraba; Dominador del
mundo, hazlo por estos que todavía no pueden distinguir entre un ´abba que pude dar la
lluvia, y un ´abba que no la puede dar” (Taanith 23b).

Resulta evidente observar, que el judaísmo del primer siglo poseía dos tendencias
con respecto al uso de la expresión “padre”:

a) En referencia a Dios, el judaísmo palestinense es más reacio al uso del calificativo,


encontramos muy pocas evidencias referente a su utilización (Tobías 13:4; Jubileos 1:24;
19:29)
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“Exaltadle ante todos los vivientes porque él es nuestro Dios y Señor, nuestro Padre
( , `abinú) por todos los siglos” (Tob. 13:4).

En contraposición, el judaísmo de la diáspora greco-parlante es más tendiente al


uso de “Padre” para referirse a Dios, por la influencia helénica de que Dios es “padre de
todo”2

b) Como referencia a los hombres: el judaísmo tanto palestinense como el de la diáspora,


utilizan la expresión “padre” como titulo de honor para maestros de la ley, rabinos y
algunos cargos político-religiosos. Sin lugar a dudas, esto último se explica por la
tendencia histórica-cultural Medio Oriental de resaltar, respetar y admirar la experiencia,
madurez y sabiduría practica en los hombres.

III. El uso de la expresión "padre" bajo el influjo de la cultura helénica.

Terminología en el Nuevo Testamento.

Los escritores del Nuevo Testamento, emplearon dos términos griegos para referirse a la
paternidad, observemos en detalle el significado y aplicación de estos:

1) La expresión aramea `abba, fue remplazando a la hebrea `abi en el lenguaje cotidiano


filial, tanto así, que los escritores bíblicos la registran como uso de Jesucristo, aunque
solo se presenta en tres pasajes del Nuevo Testamento y siempre en relación exclusiva a
Dios:
“Abba, Padre (Ἀββᾶ, ὁ πατήρAbba jo pater) _ decía_ todo es posible para ti. Quita de
mí esta copa. Pero no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú” (Mr. 14: 36 MVI).

“Pues ustedes no recibieron un espíritu que los hace esclavos otra vez del miedo,
sino que recibieron al Espíritu que los adopta como hijos. Por él clamamos: ¡Abba!
¡Padre! (Ἀββᾶ, ὁ πατήρ (Rom. 8:15).

“Ya que ustedes son hijos, Dios envió al Espíritu de su Hijo a nuestro corazón, el
Espíritu que clama: ¡Abba! ¡Padre! (Ἀββᾶ, ὁ πατήρ” (Gál. 4:6 NVI).

Como lo afirma el Dr. Joachim Jeremías:

Jesucristo no solo usó el para referirse a Dios como “Padre mío” en forma individual,
cuando el judaísmo solo lo hacía a manera colectiva, sino además se atreve a utilizar la
forma aramea ´abba, con el mismo sentido, cuando el judaísmo de la época lo
consideraba una aberración 3

____________________________
2
Filón, Op. Mund. 89; Josefo, Ant. 7:380
3
J. Jeremías, Teología del Nuevo Testamento, vol. 1, Pág. 83. Edit. Sígueme. 2001.
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Es más, todos los estudiosos serios del Nuevo Testamento consideran que donde
los evangelios utilizan la expresión griega (pater mou) ὁ πατήρ(jo pater)
Jesucristo debió usar el arameo `abba, de esta manera, la comunidad cristiana primitiva
recibió el `abba como herencia exclusiva de Jesús, para referirse al Padre Celestial.

2) El segundo termino griego empleado para denotar paternidad en el Nuevo Testamento,


es  (páter, derivado de patriá: linaje, estirpe). Se emplea en 245 veces para
designar a Dios y 157 en uso profano. Observemos el uso de sus acepciones:

a)  aplicada a Dios: ya hemos que se cree, que en las referencias de Jesucristo a
Dios, los evangelistas utilizaron la expresión páter en reemplazo de `abba:

“...para que sean hijos de su Padre (πατρὸς que está en el Cielo.” (Mt. 5:45 NVI).

“Y cuando estén orando, si tienen algo contra alguien, perdónenlo, para que también
su Padre (πατὴρque está n el cielo les perdona a ustedes sus pecados” (Mr. 11:25
NVI).

Pater es usado para referirse a Dios por el resto de los escritores


neotestamentarios, entendiendo que esta filiación adquirida por la fe en Cristo, es solo
gracia recibida por los creyentes:

“Gracia y paz a ustedes de parte de Dios nuestro Padre (πατρὸς y del Señor
Jesucristo” (1ª Cor. 1:3 NVI).

“dando siempre gracias a Dios el Padre (πατρί por todo, en el nombre de nuestro
Señor Jesucristo” (Ef. 5:20 NVI).

b)  aplicado al progenitor humano, quien merecía la honra y obediencia:

“Honra a tu padre (πατέρα y a tu madre, que es el primer mandamiento con


promesa” (Ef. 6:2 NVI).

Para hablar de los antepasados de la nación judía:

“No solo eso sino que también los hijos de Rebeca tuvieron un mismo padre,
nuestro antepasado (πατρὸς) Isaac” (Rom. 9: 10 NVI).

“En el pasado Dios habló a nuestros antepasados ( por medio de los
profetas muchas veces y de varias maneras” (Heb. 1:1 NVI).

Pese a que Jesucristo advirtió a sus discípulos no usar la expresión “padre” en el


sentido de honor arrogante que se atribuían los intérpretes de la ley y rabinos de su
tiempo, y al parecer esto incluía a las autoridades político-religiosas:

“Y no llamen “padre” (πατέραa nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo


Padre (πατὴρ, y él está en el cielo” (Mt. 23:9 NVI).
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Es interesante observar el uso que hacen los apóstoles Pablo, Pedro y Juan de la
expresión “hijo” para referirse a los creyentes que ellos formaron en la fe de manera
cercana y fraterna. Pablo utiliza frecuentemente la expresión (tekno) que se puede
traducir como el niño en relación a su padre progenitor o sus antepasados. El Dr. G.
Braumann nos plantea que teknon estaba asociado, en la cultura helénica, al respeto de
los hijos a los padres y en especial a la tarea de instruir y al derecho de amonestar de los
padres sobre los hijos. Con seguridad de allí saca Pablo su derecho de enseñar y
amonestar a sus discípulos directos y a las comunidades cristianas que él había
establecido 4

“A Timoteo, mi verdadero hijo (τέκνῳ) en la fe” (1Tim. 1:2).

“A Tito, mi verdadero hijo (τέκνῳ) en esta fe que los dos tenemos” (Tito. 1:4).

“No les escribo esto para avergonzarlos sino para amonestarlos, como a hijos
(τέκνα míos amados. Aunque tengan diez mil tutores (παιδαγωγοὺς en Cristo, no
tienen muchos padres (πατέρας, porque en Cristo Jesús yo me convertí en su padre
( mediante el evangelio” (1 ª Cor. 4:14-15 NVI).

Este último pasaje es uno de los más complejos de interpretar, puesto que
considera varios factores respecto al tema. Pero si realizamos una exégesis seria,
podemos llegar a la conclusión de que Pablo amonesta a los hermanos de Corinto,
entendiendo que posee el derecho para hacerlo, como un pater con autoridad sobre sus
hijos para enseñarles y corregirles. Aun cuando un padre griego, de Corinto, podría
delegar la educación de su hijo en un sirviente que cumpliera la función de tutor
(paidagogos), sin lugar a dudas este no tendría la autoridad y calidad del pater. Pablo les
advierte en los mismos términos, puesto que muchos pudieron haber contribuido en
formación de ellos como creyentes, más él sirvió como asistente al evangelio en la tarea
de engendrarles como cristianos. Pablo emplea el verbo genao en modo indicativo,
tiempo aoristo y voz activa, diciéndonos, en simples palabras, que la acción de
engendrarles como hijos, siendo el evangelio el progenitor, se realiza de manera real y
concreta en tiempo histórico y puntual, participando el apóstol de la obra que se llevó a
cabo, como si fuera una partera o matrona.

La misma realidad se aplica a los casos de Pedro y Juan en su utilización de


(jyiós) y respectivamente, asumiendo la labor formativa y correctiva de estos
sobre las comunidades cristianas que ministraron:

“Saludos departe de la que está en Babilonia , escogida como ustedes, como


también mi hijo (υἱόςMarcos” (1 Ped. 5:13).

_________________________
4
G. Braumann, Diccionario Teológico del Nuevo Testamento. Vol. II, Pág. 167. Edit. Sígueme. 2004
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“Hijitos (Τεκνία míos, les escribo esto para que no pequen. Pero si alguno peca,
tenemos a alguien que habla con el Padre en defensa nuestra, a Jesucristo, el justo”
(1Juan 2:1 NVI).

IV El uso de la expresión “padre” en la historia de la iglesia en los primeros


siglos.

En los primeros escritos cristianos pos-apostólicos se suele llamar «padre» al


maestro en la fe: “llamamos padres a los que nos han instruido... y todo el que es
instruido es, en cuanto a su dependencia, hijo de su maestro” (Clemente de Alejandría,
Stroniata, I ,1,2-2,1; cfr. 1 Cor 4,15).

El titulo de padre, fue utilizado ya en el siglo II d.C. para designar a los Obispos
(cfr. Martyrium Polycarpi, XII,2; Acta Cypriani, III,3). Más tarde, en los siglos IV y V d.C. se
valoró principalmente la autoridad doctrinal, y el titulo de “padre” se hizo extensivo a todos
los que dejando un testimonio escrito de su fe podían ser considerados como
representantes de la Tradición de la Iglesia. El título ya no era exclusivo de los Obispos.
Agustín de Hipona cita, como testigo de la doctrina tradicional sobre el pecado original, a
un escritor eclesiástico, el sacerdote Jerónimo, y le llama «padre» (Contra Julianum,
1,7,34; 2,36). Vicente de Leríns, llama “padres” a todos los autores eclesiásticos
antiguos, sea cual fuere su grado jerárquico (Commonitorium, 29,1). Es del siglo VI d.C. el
primer catálogo, que se conoce, de escritores eclesiásticos aprobados o rechazados
como “padres” de la Iglesia (cfr. Decretum Gelasianum de libris recipiendis el non
recipiendis).

Es comúnmente admitido por los teólogos católicos, que el título de “padre de la


iglesia", sólo puede aplicarse con todo rigor a aquellos escritores que reúnen las
siguientes características:

a) Ortodoxia de doctrina;

b) Santidad de vida;

c) Aprobación, al menos tácita, de la Iglesia;

d) Antigüedad.

En la práctica, se considera también como “padres” a otros autores, aunque en


ellos no se cumplan íntegramente las tres primeras de las condiciones mencionadas. Así,
por ejemplo, se atribuye a veces dicho título a hombres como Orígenes y Tertuliano. Aun
así la iglesia católica considera que la era de los “padres”, va desde el siglo II hasta el
siglo VIII d.C.
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Distinta es la visión de la iglesia protestante, que desde Calvino rechazó la idea de


una “paternidad” sobre la iglesia que no fuese de Dios mismo. Esto no significa que los
reformadores no valoraran y utilizaran los escritos de los “padres de la iglesia” como
referentes teológicos dignos de considerar.

Conclusión

Como conclusión de este ensayo, podríamos declarar que el uso de la expresión


“padre” en el judaísmo rabínico mantuvo las acepciones principales del Ant. Testamento,
en relación a la aplicación dada a los hombres, aun cuando es posible notar la
degeneración del título de honor por parte de los rabinos y religiosos (situación que pudo
motivar la advertencia del Señor en Mateo 23:9). Los cambios radicales vinieron en la
aplicación que se comienza a hacer, con el título “padre” para dirigirse a Dios,
primeramente por los rabinos (aunque manteniendo el plural de “nuestro”), y en la
designación que hace el cristianismo a partir del uso de Cristo de ´abi y ´abba, para
referirse al Único Padre, Nuestro Dios.

En lo referente al empleo del Nuevo Testamento, resulta interesante distinguir el


uso de “pater” por parte de la autoridad y magisterio apostólico, que iba en directo
beneficio de las comunidades cristianas a las que ellos servían en amor de Cristo, y jamás
empleada por simple arrogancia, jactancia o superioridad despótica. Además, nunca fue
empleado o adjudicado por lo apóstoles como titulo o grado.

La expresión “padre”, en el contexto de la historia de la iglesia, evoluciona de ser


un titulo de honra y reconocimiento a la labor de enseñanza y apología realizada por
hombres de Dios, que por lo demás jamás se auto-designaron como “padres de la
iglesia”. Hasta llegar a ser restringido, normado y canonizado por la iglesia católica
romana, que le reconoce a los escritos de estos padres “la autoridad divina de la
tradición”.

Todo esto nos debe hacer pensar en lo lejano que resulta una aplicación como
esta a cualquier servidor cristiano evangélico hoy en día. Nos separa un abismo, cultural,
sociológico, étnico y por sobre todo doctrinal, del uso bíblico clásico. Qué difícil es dar el
título honorífico hebreo de “padre”, o el neotestamentario "pater", a cualquier ministro
cristiano, sin ir en contra de las enseñanzas de sencillez, humildad y postergación por el
bien de los demás, que nos enseña el evangelio de Cristo.

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