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Folio No. 2
Fecha Descripción Ref. DEBE HABER
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Accionistas XXX
Acciones XXX
Para registrar……………
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Accionistas XXX
Capital Social XXX
Para registrar……………
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Mobiliario XXX
Edifico XXX
Accionistas XXX
Para registrar……………
Hoy en día, las compañías tienen una estructura de financiamiento en la
que se muestra no solo deuda con los accionistas, sino también una deuda o
apalancamiento con terceros. Esto último forma parte, junto con otros conceptos
como nóminas, impuestos, entre otros, del pasivo de una entidad.
Sin embargo, ¿qué es un pasivo y qué lo diferencia de los otros elementos
del Estado de Situación Financiera? Los pasivos son definidos como
“obligaciones de la empresa que requieren un desembolso de efectivo dentro de
un periodo estipulado” (Ross, Westerfield & Jaffe, 2012, p. 22). Asimismo, en
el Marco Conceptual para las Normas Internacionales de Información Financiera
indica que “una característica esencial de todo pasivo es que la entidad tiene
contraída una obligación en el momento presente” (IASB 2017)
Entonces, ya con una idea general de qué es un pasivo y qué es lo que
caracteriza, surge una nueva interrogante: ¿Qué de peculiar tienen los pasivos a
corto y largo plazo o también llamados pasivos corrientes y no corrientes?
El pasivo corriente es el que es exigible a corto plazo, y su vencimiento es
inferior a un año. Por otro lado, el pasivo no corriente lo conforman las deudas
a largo plazo por préstamos recibidos y otros conceptos, y es exigible a largo
plazo, y su vencimiento es superior a un año.
Cuando hablamos de pasivo corriente estamos haciendo mención a
créditos de funcionamiento. Esto incluye las deudas a corto plazo con entidades
financieras o de crédito, las deudas con proveedores y suministradores de
inmovilizado a corto plazo, las deudas con Hacienda y los anticipos de los
clientes.
Por otro lado, “Los pasivos circulantes son obligaciones que vencen dentro
de un año o dentro del ciclo operativo de la compañía, cuando tal ciclo es de más
de un año. Las obligaciones que vencen más allá de ese periodo son pasivos a
largo plazo” (Horngren 2010, p. 524). Es decir, estas deudas tienen un
vencimiento en un plazo que supera al año o ciclo operativo o ciclo normal de
operación, a diferencia del pasivo corriente cuyas deudas vencen en un plazo
menor a un año.
El ciclo normal de operación, según la NIC 1 Presentación de Estados
Financieros (en adelante, “NIC 1”), es “el periodo comprendido entre la
adquisición de los activos que entran en el proceso productivo, y su realización
en efectivo o equivalentes al efectivo. Cuando el ciclo normal de la operación
no sea claramente identificable, se supondrá que su duración es de doce meses”.
Cuando en contabilidad nos referimos al pasivo no corriente solemos
referirnos a créditos de financiación. Esto incluye deudas con los proveedores
de inmovilizado a largo plazo, provisiones y deudas a más de un año, y
obligaciones y bonos.
En el balance, el pasivo no corriente debería destinarse a financiar un
activo no corriente de la empresa. Es decir, que debería servir para pagar un
activo que no corresponde a bienes y derechos que no son convertidos en
efectivo por la empresa en el plazo de un año. Tiene, por tanto, un coste
financiero para las arcas de la empresa, y un vencimiento superior a los doce
meses, por lo que en principio tenemos margen para satisfacer su pago.
Desde el punto de vista de la contabilidad financiera, en el ámbito del
pasivo no corriente podemos incluir las provisiones y deudas a largo plazo, las
deudas con empresas a largo plazo, los pasivos por impuesto diferido y las
periodificaciones a largo plazo.
Esta distinción entre pasivo corriente y pasivo no corriente resulta
fundamental, ya que nos permite distinguir entre los pagos que debemos realizar
a corto plazo y a largo plazo. Pero más allá de fijar el vencimiento, es importante
hacer una correcta clasificación con el objetivo de evitar problemas de solvencia
y planificar el pago de la deuda.
Cuando al responsable de contabilidad de la empresa presenta los balances
del ejercicio, debe estar atento a las fechas de vencimiento para poder distinguir
si un pasivo es corriente o bien si pertenece a la categoría de no corriente. Las
empresas suelen preferir que haya pasivos no corrientes a pasivos corrientes. Es
decir, se prefieren las deudas a largo plazo por encima de las deudas a corto
plazo.
Los pasivos no corrientes permiten organizar las finanzas de la compañía
y elaborar un calendario de pagos que se ajuste a las perspectivas de negocio de
acuerdo con las previsiones económicas y el modelo de negocio.
El hecho de que una empresa tenga gran parte de su deuda a largo plazo,
hace que pueda negociar con los accionistas con mayor fuerza. Es habitual que
las compañías emitan deuda a largo plazo, con lo cual obtienen capital de una
fuente de financiación más ventajosa que acudir a la financiación bancaria. Con
el capital obtenido pueden acometer nuevas inversiones y poder acelerar los
planes de crecimiento.