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El desarrollo etimológico de los títulos papales y su significación en los dos milenios de

existencia del servicio petrino romano (I).

En el primer milenio de la era cristiana los títulos que con mayor frecuencia buscaron
definir el ser y la misión apostólica del Obispo de la capital romana fueron cinco:
Obispo de Roma, Papa, Arzobispo Metropolitano de Roma, Patriarca latino u occidental
y Siervo de los siervos de Dios.

Un recorrido a vuelo de pájaro nos permite hacer un recuento de la Historia de la Iglesia


del primer milenio de la Unam Sanctam o Iglesia Indivisa de la Oikumene cristiana en
la que el Papa tuvo un papel de primer orden evangélico.

I. Episcopus Romanus (Obispo de Roma): Primer título desde la era post-apostólica en


vistas al ejercicio de:
a. su servicio de presidencia en la animación de comunidad local,
b. a su referencia apostólica, San Pedro y San Pablo, de las más antiguas de
todas, y
c. al lugar del Martirio y sepultura de ambos apóstoles.

Único título que todos los Papas por igual han utilizado, incluso los de Avignon.
Pero entre todos los 266 obispos de Roma, quienes en todo momento lo han
utilizado están:

1. San Pablo VI (1963-1978) quien promulgó todos los decretos del Concilio
Vaticano II (1962-1965) con la referencia: Yo, Pablo, obispo de la Iglesia Universal

2. San Juan Pablo II (1978-2005), junto al título Successor Petri (Sucesor de Pedro).

3. Francisco (2013- ) desde el mismo inicio de su pontificado.

II. Papa: La manera en que los hijos llaman a su Padre, fue pronto una de las maneras
más populares de referirse a los obispos. Desde el siglo II d. C. a todos los obispos
cristianos se les llamaba Papa, tal como San Cipriano de Cartago (Padre Apologista de
la Iglesia, + 253) en sus epístolas dirigidas al Obispo de Roma en relación a la
controversia suscitada con las Iglesias del norte de África ante la postura del Papa San
Cornelio Mártir (+253) de reincorporar a la Eucaristía de la comunidad a los apostatas
durante las persecuciones generales del siglo III d. C. sin necesidad de rebautizar a los
lapsis caídos (carácter del bautismo:  Ὁμολογῶ ἓν Βάπτισμα εἰς ἄφεσιν ἁμαρτιῶν - Confiteor unum
Baptisma in remissionem peccatorum).

El titulo de Papa, de connotación familiar, implica la tarea de educar en la verdad,


construir la comunión, mantener la unidad y la paz, y regir la casa o ecúmene mediante
la disciplina la espiritualidad enmarcada en el concepto del servicio mutuo.

A medida que el occidente cristiano adquiría, con el paso de los siglos, la autonomía
que el Obispo de Roma propició distanciarse del emperador constantinopolitano que
presenciaba el rompimiento de su tutela a las Iglesias Antioquena y Alejandrina. Razón
para que el apelativo de Papa se fuera circunscribiendo al Obispo de Roma.
Desde el siglo VII, la búsqueda de la liberación del Cesaropapismo en las cuestiones
doctrinales, disciplinares y pecuniarias de la vida cotidiana de Iglesia, por parte de la
Sede de Roma, como en el caso de los Concilios Ecuménicos III de Constantinopla del
ditelismo en Jesucristo (680) y luego en el II de Nicea de la Iconodulía (787), la cabeza
de la sede romana firmara las actas conciliares y la correspondencia dirigida al
emperador como Universalis Papa, aunque el Papa San Gregorio Magno (Padre y
Doctor de la Iglesia, 540 d.C. – 604 d.C.) de personalidad monástica ascética, rechazará
el apelativo de Universalem Papam por tener connotación de apropiación hegemónica.

La reforma del Papa Hildebrando, San Gregorio VII ( 1020-1085), en contra de las
investiduras laicas o dominación económica de las familias feudales sobre la Iglesia.
estructuró una organización administrativa que a partir del siglo XI recibió el nombre de
Papado.

En la actualidad, varias Iglesias históricas no en plena comunión con Roma llaman a su


Patriarca, Papa, como ocurre en la Iglesia Copta Egipcia.

II. Arzobispo Metropolitano de Roma: A medida que la cristianización de las regiones


paganas o campos se fue extendiendo y el derecho romano abarcaba acciones que
concernían la vida de la Iglesia como en el caso del Derecho Justiniano, la delegación
de funciones se iban diversificando y fue necesario calcar la organización romana con
sus acentos culturales como es el caso de los exarcados y las  eparquías, y en el oeste de
las diócesis y las parroquias.

Debido a la vinculación al Imperio, en el occidente como en el oriente, los términos de


jurisdicción romanos coparon a los términos familiares bíblicos a la hora de denominar
a los pastores de las diversas comunidades.

En el occidente las cabezas eclesiales de aquellas estructuras territoriales se encontraban


en las ciudades o metrópolis administrativas de la zona recibieron el nombre de
arzobispo metropolitano. Nomenclatura inalterada hasta el día entre las Iglesias de
cualquier procedencia.

El Código de Derecho Canónico (CIC), del 2 de febrero del 1983, llamado el Código
Canónico de San Juan Pablo II, en los numerales 435-436 establece que el Obispo de
Roma recibe el tirulo de Arzobispo Metropolitano porque rige una diócesis principal,
cabeza de la provincia conformada por sus diócesis sufragáneas.

IV. Patriarca de occidente; A partir del siglo IV d. C., las principales ciudades del
imperio romano descuellan como sedes patriarcales que reivindican hegemonía
apostólica;

1. Jerusalén (San Pedro, San Juan y Santiago el Menor)


2. Antioquia (San Pedro)
3. Alejandría (San Marcos)
4. Roma (San Pedro y San Pablo)
5. Constantinopla (San Andrés).

Cada una de estas ciudades imperiales son cabezas de bastas regiones por motivos de:
1. número poblacional importante,
2. centro comercial, político y cultural preponderante y
3. apelación de sede apostólica.

El Obispo de Roma es nombrado en oriente desde el siglo VI Patriarca de toda la


margen del imperio Romano occidental, pero a medida que el distanciamiento entre los
márgenes cristianos entre oriente y occidente se acrecentaba, el titulo de Patriarca
Latino que con el paso del tiempo el Papa rechazó ante las constantes confrontaciones
con el Patriarca imperial de Constantinopla.

Aunque San Gregorio Magno, en su calidad de delegado de la sede de Roma, mientras


estuvo en Constantinopla se opuso al título de Caput Ecclesiae (Cabeza de la Iglesia)
para el Papa, una vez elegido para la sede apostólica se refería a sí mismo como
Patriarca Ecuménico o universal.

V. Servus servorum Dei: El mismo Gregorio Magno, Padre y Doctor de la Iglesia,


transcurrido el tiempo como Papa, ante los recurrentes ataques de los inmigrantes
nórdicos, la peste e inundaciones del rio Tiber, las hambrunas y la desolación que
acompañó, durante su servicio al frente de la Sede de San Pedro y San Pablo, quiso
acompañar el gesto de entregar su herencia familiar en tierras y bienes a los pobres
romanos con el uso continuo del título siervo de los siervos de Dios usado por los papas
anteriores y actualizado por los Papas reformadores catedráticos especialistas en historia
de la Iglesia San Juan XXIII (1958-1963) y San Pablo VI.
El desarrollo etimológico de los títulos papales y su significación en los dos milenios de
existencia del servicio petrino romano (II).

En la primera entrega hicimos un recorrido por los títulos que el sucesor de San Pedro y
San Pablo era acreditado desde el siglo I al VIII sucesivamente: Obispo de Roma, Papa,
Arzobispo Metropolitano, Patriarca de occidente y Siervo de los siervos de Dios.

Ahora recorreremos los títulos que le diferenciaban a lo largo del segundo milenio, su
etimología y el sentido del uso de los mismos.

A partir siglo XI, se añadió al título de Siervo de los siervos de Dios en tiempos de la
reforma gregoriana el titulo de Papa Universal.
 
Vicarius Christi (vicario de Cristo) se aplicaba a todos los obispos. Para referirse al
Obispo de Roma exclusivamente San Bernardo de Claraval lo utilizó, hasta que
Inocencio III lo reservó para sí. Los concilios ecuménicos de Florencia, Vaticano I y
Vaticano II ratificaron su uso para complementar su sentido jurídico adquirido en el
siglo XIII con el uso de Vicario de Dios y Vicario de Pedro propios del Papa de la
Cristiandad.

Summus Pontifex (Sumo Pontífice): Durante el siglo XV el titulo aplicado a los obispos
de pontífice se comienza a utilizar para el Obispo de Roma con el apelativo referido al
emperador romano como Pontifex maximus en el sentido de la adoración pagana a las
personas y a las cosas. La expresión latina alude a la edificación de puentes.

Soberano de la Ciudad del Vaticano. Titulo nunca asumido por el Obispo de Roma dado
por las autoridades del Reino de Italia establecido en 1871 tras la abolición de los
estados pontificios en el periodo comprendido entre los últimos siete años del mandato
de Pio XI a la firma del Tratado de Letrán en 1929.

Desde la convocatoria del Concilio Ecuménico Vaticano II los eclesiólogos


recomiendan, entre ellos Yves Congar, los títulos de Santo Padre, Pastor Supremo de la
Iglesia y Sucesor del Príncipe de los Apóstoles.

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