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NSTITUTO POLITÉCNICO NACIONAL

ESCUELA NACIONAL DE MEDICINA Y HOMEOPATÍA

Medico cirujano y partero

Bioética

Secreto profesional

9pm9

Flores Castillo Erick Ignacio


Lemus Márquez Edgar F.
Lezo Sánchez Daniel
Nieto Trejo Araceli Ivette
Núñez Fonseca Lidia Sayuri
Santoyo Hernández Wendy Alejandra

Moctezuma Lechuga CD María Ernestina


13/03/2020
SECRETO PROFESIONAL

El secreto profesional es la obligación legal que tienen ciertas profesiones de mantener en


secreto la información que han recibido de sus clientes. Al contrario de lo que ocurre con
tipos de deberes de confidencialidad, el secreto profesional se mantiene incluso en un
juicio.
Entre estos profesionales, cabe citar como casos más típicos el abogado, el médico, el
enfermero, el psicólogo, el periodista el trabajador social. Sin embargo, también puede
haber otros casos de asesores o servicios que tengan ese tipo de obligación.
Antecedentes del secreto profesional
El secreto en las profesiones ha tenido un tratamiento antiguo en las diferentes
costumbres y legislaciones. En el juramento Hipocrático se menciona – “todo lo que viere
u oyere en mi profesión o fuera de ella, lo guardaré con sumo sigilo”. El juramento hebreo
de Asaf que data de los siglos III y VII reza “no revelarás secretos que se te hayan
confiado”, la tradición católica da un lugar especial a la confidencialidad en el Sacramento
de Reconciliación o Confesión.
Clasificación del secreto
El secreto natural. - Es independiente de todo contrato, se extiende a todo lo que, ya sea
descubierto por casualidad, por investigación personal o por confidencia, y no puede
divulgarse. Aunque el depositario del secreto no haya prometido guardar secreto, ni antes
ni después de habérsele manifestado el hecho o de haberlo descubierto, está obligado a
callar, en virtud del precepto moral que prohíbe perjudicar a los demás sin motivo
razonable.
El secreto prometido. - Nace de un contrato, de la promesa de guardar silencio después
de haber conocido el hecho, ya sea por casualidad, por investigación personal o por
confidencia espontánea o provocada.
Un mismo secreto puede ser a la vez natural y prometido. Será natural cuando la cosa de
suyo requiera sigilo, pero si además va acompañado de una promesa, también será
prometido.

MARCO ÉTICO

Son aquellas afirmaciones que necesariamente se presuponen antes de empezar


cualquier argumentación de tipo ético. Por ello, no se deducen de algo previo: tan sólo
ponen de manifiesto unos valores básicos con los cuales podamos dialogar y
entendernos.
Los mismos principios éticos son aplicables tanto a la práctica médica (entendida como
cualquier intervención diagnóstica, preventiva, terapéutica o rehabilitadora realizada en un
paciente concreto con la finalidad de aumentar su bienestar) como para la investigación
(actividad destinada a contrastar una hipótesis con la pretensión de obtener un
conocimiento más generalizable).
El informe Belmont hace referencia a tres principios básicos, que en realidad son cuatro:
respeto a las personas (o autonomía), beneficencia, no maleficencia y justicia.
Los principios de no maleficencia y justicia se consideran de índole pública y de
obligatorio cumplimiento; los de autonomía y de beneficencia se consideran de índole
privada. Cuando se produzca cualquier tipo de conflicto entre unos y otros, prevalecerán
siempre los dos primeros principios.
En el ámbito de la investigación, se podría resumir esta afirmación diciendo que hay que
procurar que:
a) cualquier individuo sometido a una investigación no sufra ningún daño o perjuicio por el
hecho de participar en ella;
b) tenga como mínimo las mismas expectativas de manejo (abordaje diagnóstico,
preventivo o terapéutico) que otro que no participe en la investigación;
c) se le informe adecuadamente y se le trate en condiciones de igualdad y reciprocidad.

Beneficencia y no maleficencia
Comporta la obligatoriedad de procurar el máximo bienestar para las personas,
maximizando los beneficios posibles y reduciendo los riesgos. Por no maleficencia se
entiende no aumentar el daño de los que ya sufren ni crear una dolencia nueva. En
investigación, ello implica dilucidar cuándo puede estar justificado asumir ciertos riesgos a
fin de obtener unos beneficios para un determinado colectivo. Los investigadores y la
sociedad en general asumen esta responsabilidad y las instituciones sanitarias tienen que
poner los medios suficientes parar garantizar que se cumplen (como pueden ser las
atribuciones concedidas a los Comités Éticos de Investigación Clínica. En investigación, el
límite se encontraría cuando se expone a los individuos participantes a pruebas
diagnósticas o terapéuticas innecesarias, a tratamientos fatuos o con pocas perspectivas
de beneficio inmediato para el participante.
Los requisitos exigidos a los nuevos medicamentos para poder ser comercializados
pueden entrar en contradicción franca con la beneficencia y no maleficencia.
Ejemplos de ello serían:
a) los ensayos clínicos con nuevos medicamentos realizados en voluntarios sanos;
b) los ensayos clínicos en pacientes con patologías crónicas adecuadamente controladas
a quienes se suspende el tratamiento habitual para participar en un ensayo clínico con un
nuevo fármaco
c) ensayos clínicos en patologías con tratamiento estandarizado en los cuales uno de los
grupos de individuos sólo recibe placebo.

Justicia
La justicia a nivel individual implica que las personas deben ser tratadas como seres
iguales en condiciones de simetría y reciprocidad, con los mismos derechos y deberes y
con imparcialidad. La justicia «social» implica que un proyecto de investigación debe
realizarse preferentemente en aquel colectivo que posteriormente será el principal
beneficiario de los resultados obtenidos. Por tanto, se debe proteger a los individuos
vulnerables y no manipular a nadie ni privarle de un beneficio terapéutico al cual tiene
derecho.

Respeto a las personas y su autonomía


Todas las personas deben ser tratadas como agentes autónomos. Se debe proteger
especialmente a los individuos con capacidad disminuida (casos de incapacitación legal o
niños, por ejemplo) o incompetentes (personas incapaces para decidir por embriaguez,
ansiedad, depresión, deterioro del estado de conciencia, etc.). Los requisitos mínimos
para ello son el diálogo y la información, con veracidad, simplicidad y transparencia.
También es fundamental tener la máxima consideración para los valores y creencias de
los individuos, respetando cualquier decisión, siempre y cuando no implique un riesgo
para la salud pública (por razones de urgencia o necesidad). En el ámbito de la
investigación, hay que asegurar que la participación es voluntaria y que se produce
después de haber informado adecuadamente alindividuo, permitiéndole escoger según su
nivel de entendimiento entre las opciones de que dispone y dándole asimismo la
oportunidad de reflexionar el tiempo suficiente. La participación en un proyecto de
investigación se recoge mediante un documento escrito: el consentimiento informado. En
caso de incapacidad o incompetencia, el consentimiento informado es otorgado por el
representante o tutor legal. Se encontrarían muchas situaciones en conflicto con este
principio, entre las cuales habría todas las que favorecerían la desinformación,
manipulación, coerción y atentado contra valores y creencias del individuo. De igual
forma, revelar al individuo de forma incompleta los objetivos,material y métodos o
beneficios y riesgos esperados por su participación en el proyecto de investigación sólo
puede justificarse en casos concretos. Estos casos se limitan a aquellos en que
proporcionar la información invalida los resultados del estudio, aunque se exige que se
hayan explicado todos los riesgos al participante.
El consentimiento informado nunca debe considerarse sólo como un «requerimiento
legal» previo a la realización de la investigación, ya que el profesional sanitario está
obligado a poner sus conocimientos al servicio del paciente en todo momento.
Otras consideraciones éticas que deben tenerse en cuenta
La finalidad básica de la investigación es promover el avance de la medicina. Todo
proyecto de investigación tiene que estar sólidamente documentado y presentado a través
de un protocolo experimental.
Es responsabilidad de los profesionales sanitarios, de la Administración Sanitaria, de los
Colegios Profesionales, de las Sociedades Científicas y de las Universidades detectar las
áreas de incertidumbre y destinar recursos sanitarios suficientes para generar
conocimiento.

MARCO NORMATIVO EN EL SECRETO PROFESIONAL.


La Ley Reglamentaria del Artículo 5 Constitucional, relativo al Ejercicio de las Profesiones
en el Distrito Federal contempla brevemente en su artículo 36 la obligación de guardar el
secreto profesional, en el sentido de que todo profesionista está obligado a guardar
estrictamente el secreto de los asuntos que se le confíen por sus clientes, salvo los
informes que obligatoriamente establezcan las leyes respectivas.
En cuanto a las entidades federativas, podemos señalar que la Ley de Profesiones del
Estado de Aguascalientes en el artículo 18 señala que son obligaciones de los
profesionistas guardar el secreto profesional de la información de que dispongan, salvo
los informes que deban rendir ante las autoridades competentes.
En el estado de Baja California corresponde a las asociaciones de profesionistas del
estado, en el ejercicio de su función, el vigilar que el ejercicio profesional de sus
asociados se realice apegado a la ética profesional, denunciando ante el departamento
las violaciones que se cometan a la Ley del Ejercicio de las Profesiones para el Estado de
Baja California y a su Reglamento, lo anterior conforme al artículo 37 de la Ley.
La Ley del Ejercicio de las Profesiones para el Estado de Baja California al tratar de los
derechos y obligaciones del profesionista en su artículo 23 señala dentro de las
obligaciones del profesionista el guardar el secreto profesional respecto a la información
de que disponga, salvo los informes que deban rendirse ante las autoridades
competentes, en los términos de las disposiciones legales aplicables. Conforme al artículo
58 de la misma Ley, se impondrá al profesionista la suspensión temporal del ejercicio de
la profesión hasta por dos años, cuando no guarde el secreto profesional respecto a la
información de que disponga, con excepción de los informes que deban rendirse ante las
autoridades competentes, en los términos de las disposiciones legales aplicables.
En el estado de Baja California Sur, la Ley para el Ejercicio de las Profesiones del Estado
de Baja California Sur establece en su artículo 8o. dentro de las obligaciones de los
profesionistas que ejerzan en el estado, el guardar el secreto profesional respecto a la
información que maneje por tal motivo, salvo los informes legales que deban rendir ante
las autoridades competentes.
En el estado de Campeche, las normas impuestas para el ejercicio profesional fijan
diversas obligaciones para los profesionistas en el campo de la ética y de las buenas
prácticas profesionales, entre ellas la de guardar el secreto profesional respecto a la
información de que dispongan, salvo los informes que deban rendir ante las autoridades
competentes.
El artículo 84 de la Ley de Profesiones del Estado de Colima considera dentro de las
infracciones de los profesionistas, entre otras, el divulgar información relativa a los
asuntos que le son conferidos por el usuario de sus servicios violando la confidencialidad
o secreto profesional.
En los estados de Durango, Guanajuato, Morelos, Nayarit, Oaxaca, Sinaloa, Sonora,
Veracruz, Tabasco, Tlaxcala, Yucatán y Zacatecas, se establecen dentro de las
obligaciones de los profesionistas la de guardar el secreto profesional respecto a la
información que maneje por tal motivo, salvo los informes legales que deban rendir ante
las autoridades competentes.
CONFIDENCIALIDAD
Es el derecho de las personas que aquellos que hayan entrado en conocimiento de datos
íntimos suyos, no puedan revelarlos ni utilizarlos sin su autorización previa.
Se refiere al derecho y al deber que tiene el médico, de guardar silencio sobre todo
aquello que conozca en el ejercicio de su profesión.
Este deber obliga al médico y a toda persona que, por su profesión o situación personal,
tengan conocimiento de materias objeto de secreto, siendo responsabilidad del médico
que atiende al paciente que estas personas conozcan y cumplan su deber.
Límites del derecho a la confidencialidad. Excepciones al deber de secreto:
• Estado de necesidad: Para evitar un mal propio o ajeno lesione un bien jurídico de otra
persona o infrinja un deber.
• Cumplimiento de un deber: El que obre en cumplimiento de un deber o en el ejercicio
legítimo de un derecho, oficio o cargo.
• Deber de denunciar un delito: los que por razón de sus cargos, profesiones u oficios
tuvieren noticia de algún delito público, estarán obligados a denunciarlo inmediatamente.
• Deber de impedir un delito.
• El deber de testificar: tendrán obligación de concurrir al llamamiento judicial para
declarar cuando supieren sobre lo que les fueres preguntado si para ello se les cita con
las formalidades prescritas de la ley.
• El deber de comunicar casos de enfermedades infectocontagiosas.
Hablar con la verdad
Toda práctica, incluida la práctica médica y de enfermería, requiere una cierta clase de
relación entre aquellos que participan en ella. Según el filósofo Alasdair MacIntyre (191),
las virtudes son esos bienes que definen nuestra relación con las personas con quienes
compartimos la clase de propósitos y criterios en que consisten las prácticas.
De igual modo, un profesional sanitario que habitualmente oculte la verdad a sus
pacientes es infiel a su profesión, y en cierto sentido deja de pertenecer a ella, incluso si
no le expulsan del Colegio de Medicina o Enfermería. Decir la verdad es una virtud en
estas profesiones porque, al igual que la relación de amistad, definimos la relación
asistencial que les es propia haciendo referencia a una serie de criterios de veracidad y
confianza en búsqueda de un bien.
Ese bien o pro pósito común es, naturalmente, la búsqueda de la salud. Esto trae como
consecuencia que los implicados en la relación asistencial han de facilitar los datos
necesarios para esa búsqueda de manera leal y verdadera, así como de colaborar en su
obtención, especialmente cuando sean necesarios por razones de interés público.
No se puede hablar de ética sin rozar siquiera los aspectos legales. Los principios de
justicia y no maleficencia, para muchos los más básicos de entre los cuatro estudiados
por Beauchamp y Childress, indican ambos que el profesional debe ceñirse a la ley en el
ejercicio de sus funciones. En la actualidad la ley protege el derecho del paciente a una
información veraz, y también establece las condiciones en las que puede ejercitarse el
llamado privilegio terapéutico del médico a no decir la verdad al paciente: la “existencia
acreditada” de un estado de necesidad, que por “razones objetivas” haga pensar que el
conocimiento de su propia situación pueda perjudicar la salud del paciente “de manera
grave”. Sólo en ese caso el médico informará antes a las personas vinculadas al paciente
por razones familiares o de hecho.
El experto en bioética Diego Gracia, máximo divulgador del enfoque de Beauchamp y
Childress entre nosotros, justifica de esta manera el privilegio terapéutico: “En principio
hay que decir siempre la verdad, pues de no hacerlo así estaríamos incumpliendo la
norma de tratar a todos con igual consideración y respeto, y por tanto estaríamos obrando
injusta y maleficentemente. A pesar de lo cual, todos somos conscientes de que no
siempre podemos decir la verdad. Un procedimiento como éste implica también cierto
compromiso con el autoconocimiento, con el método reflexivo. (Una vez más: nosce te
ipsum.) Pues no sólo el profesional ha de decir la verdad al paciente y el paciente al
profesional: ambos han de ser veraces consigo mismos. La virtud de la veracidad también
ha de aplicarse reflexivamente, ya que para mejorar la salud es necesario el coraje,
comenzando con el coraje de aceptar que uno está enfermo; pasando del paciente al
profesional, éste ha de ser veraz consigo mismo para no dejar que una compasión mal
entendida o una actitud meramente preventiva le haga usar el privilegio terapéutico sin
necesidad.
¿Con quién pueden los médicos compartir información médica sobre sus
pacientes?
● Con permiso explícito de los pacientes:
Con cualquiera
● Sin permiso explícito de los pacientes
Compañías de seguros, asumiendo que los pacientes entienden que es una condición de
estar asegurados
Departamento de cobranza de los hospitales y centros de salud
Otros trabajadores de atención de salud involucrados directamente en la atención del
paciente
Dirección de Salud, cuando así lo requiere la ley
¿Cuándo debe el médico mantener la confidencialidad del paciente adolescente
que le solicita que no revele información a sus padres?
● Tratamiento por enfermedades de transmisión sexual
● Pedido del adolescente que indique un método de control de natalidad
● Embarazo de una adolescente
● Comportamiento arriesgado del adolescente
● Sexo sin protección
● Uso de drogas ilegales
Conclusión
El médico y las autoridades del hospital deben informarle al paciente sobre los límites a la
protección de la confidencialidad y permitir que los pacientes decidan si el tratamiento
pesa más que el riesgo de revelación de información sensible
Si se debe entregar un registro, el paciente debe firmar una autorización de divulgación de
información en el registro médico

BIBLIOGRAFÍA
Patitó José A: Medicina Legal. Capítulo 4: Secreto Médico. Ediciones Centro Norte ,
pag102-103, 2001}
Basile Alejandro: Fundamentos de Medicina Legal y Deontología y Bioética. Capítulo 2:
Los Derechos de los Médicos. Ed. El Ateneo 3ra edición . Pag.30-34, 1999.
Urrutia AR, Urrutia DM, Urrutia CA, Urrutia GA: Responsabilidad Médico Legal de los
Cirujanos. Cap 3 Deberes y Derechos de las Partes. Ediciones Héctor Macchi, Buenos
Aires. Pag 77-84, 1995.
http://oiprodat.com/2013/07/19/etica-secreto-profesional-y-proteccion-de-datos/

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