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¿Cómo redactar un discurso para exponer en público?

Rosa Cuevas y Mireia Gordon

ÍNDICE
1. Introducción

2. El modo: tipos de discurso

2.1. Discurso memorizado

2.2. Discurso leído

2.3. Discurso improvisado

2.4. Discurso extempore

3. Contenido del discurso

3.1. Estructura del discurso

3.2. Preparación del discurso

3.3. Elaboración del guion

4. Comunicación no verbal

4.1. La mirada

4.2. Lenguaje corporal y gestual

4.3. La modulación de la voz: volumen, entonación, ritmo y pronunciación

4.4. El vestuario

5. Estrategias para captar la atención del público

6. Ejemplos

7. Referencias bibliográficas
1. Introducción
En el ámbito académico y laboral cada vez se valora más la capacidad de poder
hacer un discurso oral. No obstante, generalmente se considera que saber hablar
es una competencia fundamental poco enseñada (Santasusana i Castellà, 2014:
15), ya que, como la lengua oral se aprende sin esfuerzo, las instituciones
educativas se centran en el aprendizaje de la escritura y dejan a un lado la
enseñanza de la competencia oral. Por eso, hemos considerado que es realmente
importante una entrada del site enfocada al discurso oral.

El discurso oral formal se caracteriza por ser el género más exigente de la


comunicación a causa de la riqueza en el contenido y la implicación de elementos
no verbales. El orador, al producir su discurso, persigue diez objetivos básicos.
Concretamente, debe conseguir que la audiencia escuche sus palabras, preste
atención al discurso, comprenda los términos y expresiones que usa, se interese
por el tema y los contenidos, valore adecuadamente las ideas expuestas, comparta
sus propuestas, apruebe, acepte y adhiera sus conclusiones, recuerde las
conclusiones y los puntos clave, asimile e incorpore su contenido y mensaje y
cambie su forma de pensar, sus valores y conducta. (Prieto, 2006: 39) Asimismo,
desde el punto de vista de las funciones del lenguaje, podemos considerar que las
cuatro características más destacables de los discursos orales son la intención de
entretener, de informar, de convencer y de persuadir a la audiencia.

2. El modo: tipos de discurso


El medio a través del cual se emite, se transmite y se recibe el mensaje impone
exigencias en la elaboración del texto. La diferencia principal se encuentra en el
oral y el escrito. (Castellano, 1996:125) Según el canal un texto puede elaborarse
en las distintas situaciones expuestas en la Figura 1.

Figura 1 Distinciones sugeridas en la dimensión de variaciones de situación, clasificadas como la


relación entre el usuario y el medio utilizado. Adaptación de Gregory, 1967. Extraída de Gregory y
Carroll, 1986: 82.
Cada modo implica una serie de características. Concretamente, mientras el escrito
o la escritura implica un canal visual, acostumbra a ser diferido en el tiempo, tiene
más en cuenta las convenciones normativas y gramaticales y permite una
elaboración más cuidadosa, el oral usa un canal auditivo, que acostumbra a ser
efímero, así como también utiliza más códigos no verbales y normalmente no se
cuida con esmero la normativa. Por eso, dependiendo del modo del discurso
tendremos que prestar más atención en unos puntos o en otros.

Asimismo, habitualmente, según el modo, el tiempo disponible, el propósito y el


contexto en que se produce, se distinguen cuatro tipos de discurso: memorizado,
leído, improvisado y extempore. Cada tipo de discurso presenta una serie de
ventajas e/o inconvenientes diferentes que hay que tener en cuenta antes de
proceder a la preparación del discurso.

2.1. Discurso memorizado

Primeramente, el discurso memorizado es un discurso que ha sido escrito


previamente, pero que se ha memorizado para parecer un discurso improvisado.

❖ Ventaja:

• Control absoluto del tiempo.

❖ Inconvenientes:

• Uso de una sintaxis complicada o de un lenguaje artificial.


• Características impropias del lenguaje oral.
• Un problema de memoria en el orador puede afectar gravemente a
la coherencia y al hilo conductor del discurso.

2.2. Discurso leído

El segundo tipo de discurso se caracteriza porque el texto tiene que estar escrito y
el orador lo pronuncia leyéndolo.
❖ Ventajas:

• Evita posibles lapsus linguae, que, en determinadas ocasiones,


pueden provocar graves consecuencias.
• Recomendable para situaciones en las que se requiera una
comunicación muy exacta y concisa, y en las que el tiempo esté
limitado (p. ej. la radio).

❖ Inconvenientes:

• El lector no mantiene el contacto visual con la audiencia, de


manera que pierde parte de la comunicación no verbal.
• El tono en el que se produce es diferente al tono de un discurso
directo, ya que es más monótono y eso puede comportar la
pérdida de atención por parte de la audiencia.

2.3. Discurso improvisado

Como su nombre indica, se trata de un discurso sin preparación previa.

❖ Ventaja:

• El lenguaje que se emplea es natural y espontáneo.

❖ Inconvenientes:

• Requiere tener muy clara la estructura y las ideas que se quieren


desarrollar.
• Puede llevar al orador a caer en la redundancia o a hacer un uso
excesivo de palabras comodín y, finalmente, producir un discurso
incoherente.

2.4. Discurso extempore

El discurso extempore combina el discurso leído y el improvisado, ya que aunque


se estructura y se prepara detalladamente (AC: añadiría coma) no se llega a
memorizar. Aunque no es memorizado, hace falta igualmente entenderlo,
comprenderlo y practicar el mensaje (v. g. clases magistrales).
❖ Ventaja:

• La libertad de expresión del orador en cuanto a la información que


se quiere transmitir y la naturalidad del discurso.

❖ Inconveniente:

• La posibilidad de que el orador no haya estudiado suficientemente


el tema para producir un buen discurso o que el hecho de no
haberlo estudiado le produzca nervios.

3. Contenido del discurso


3.1. Estructura del discurso

Generalmente, un discurso se estructura en tres partes: la introducción, el desarrollo


y la conclusión, tal y como se puede observar en la Figura 2.

❖ La introducción

Se saluda a la audiencia, se presenta y se justifica el tema, así como se explican


los puntos principales de los cuales se compone el discurso. El objetivo de la
introducción es captar la atención de la audiencia mediante el planteamiento del
tema de forma clara y atractiva. Por lo tanto, hay que referirse al tema de manera
breve, explícita y práctica, evitando preámbulos excesivamente largos y difíciles de
comprender. Se recomienda utilizar alguna de las siguientes estrategias para captar
la atención del público al iniciar el discurso: explicar una experiencia personal,
narrar una anécdota graciosa, hacer referencia a un acontecimiento actual,
empezar con una cita célebre, usar refranes, plantear una pregunta, entre otros.
(Brehler, 1997: 99)

❖ El desarrollo, nudo o planteamiento

Se exponen las ideas, los contenidos y la información de manera clara y


estructurada; es decir, con coherencia y cohesionadas entre sí. Asimismo, en el
nudo tiene que constar el desarrollo adecuado de cada una de las partes. Con tal
de conseguir estos propósitos es recomendable el uso de conectores, la deixis
discursiva y formas de encadenado que faciliten la comprensión del mensaje por
parte de los receptores.
❖ La conclusión, cierre o desenlace

Se resumen las ideas principales y se despide a la audiencia con fórmulas de cierre.


La conclusión tiene que ser clara, concisa y precisa, y no debe contener información
nueva. Además, conviene destacar que es el punto estratégico del discurso, ya que
las últimas palabras que se pronuncien son las que la audiencia recordará. Por eso,
se aconseja, que además de hacer una síntesis, se acabe con una cita o una
pregunta que provoque que los receptores reflexionen o analicen lo que se expone.

Figura 2. Esquema de la estructura de un discurso. Extraído de: www.xtec.cat

3.2. Preparación del discurso

Independientemente del tipo de discurso que se trate (improvisado, leído,


memorizado o extempore) el proceso de preparación es igual. Este proceso consta
de cuatro fases: la elección del tema, la documentación, la preparación del guion y
la práctica.

❖ La elección del tema

En este punto es importante destacar que la selección de la temática no debe


basarse en la facilidad que considera el orador que tendrá para obtener la
información sobre un determinado tema, sino que para escoger un tema hay que
realizar un análisis cuidadoso y una reflexión de los propósitos que se quieren
conseguir. Además, es importante tener en cuenta los elementos implicados en el
entorno y los medios del discurso, por ejemplo: el contexto, el perfil del público y el
entorno físico de la presentación.

o Por lo que se refiere al contexto, hay que plantearse


algunas circunstancias referidas a la delimitación del tiempo
o del espacio. En este punto es importante seguir las
instrucciones señaladas por el profesor o por la figura
correspondiente sobre la limitación del tiempo (Sanabria,
1973: 25-30)
o En cuanto a la audiencia conviene realizar un análisis, ya
que, como hemos visto en clase, el éxito comunicativo
depende en gran medida del conocimiento que podamos
tener del receptor. Por eso, hay que plantearse las preguntas
siguientes sobre los receptores. Por ejemplo: ¿cuáles son
sus experiencias previas?, ¿qué nivel cultural pueden tener?,
¿qué conocimiento tienen sobre el tema que se hablará?,
¿qué formación tienen?, entre otras cuestiones.
o Respecto al entorno físico, hay que tener en cuenta
factores como la sonoridad, la luminosidad, la temperatura o
la ventilación porque, aunque estas variables ambientales
vienen dadas y no se puede tener un control sobre ellas,
influyen en el desarrollo del discurso.

Asimismo, una vez escogido el tema conviene delimitar su alcance. Un error común
en la preparación de un discurso es escoger un tema general y no realizar la
delimitación pertinente. Sin embargo, la delimitación es un paso imprescindible para
preparar un buen discurso. Por eso, hay que determinar la amplitud del tema y
ajustarse estrictamente a los límites marcados.

❖ La documentación

Consiste en la recopilación del material bibliográfico que conforma la base de la


preparación del discurso. Para obtener toda la información necesaria hace falta:

o Realizar una consulta de las fuentes bibliográficas


(infográficas o audiovisuales) correcta y equilibrada.
o Llevar a cabo una selección de la información relevante, lo
que comporta el proceso de comprensión de la información
recopilada, la toma de notas y la planificación de aquello que
se expondrá de acuerdo con el tema, el espacio y el tiempo,
los recursos tecnológicos disponibles y, lo más importante, la
audiencia.
o Hacer un listado rápido de las ideas e inquietudes
relacionadas con el tema. (Hernández, 2000: 131)

Cuando se llega a tener una gran cantidad de información sobre el tema, hay que
seleccionarla, extraer las ideas principales, jerarquizarlas y organizarlas para darle
forma al discurso; es decir, para estructurarlo. En este punto recordamos que la
estructura del discurso tiene que incluir los apartados siguientes: introducción,
planteamiento y conclusión. (véase § 3.1) Asimismo, a la hora de planificar y
organizar el discurso es importante aportar, como orador, pensamientos propios
respecto el tema. Según, Carnegie (2001: 42- 52), preparar y organizar un discurso
significa reunir pensamientos propios, ideas propias, convicciones propias,
necesidades propias para crear, en la medida de lo posible, un discurso en el cual
se complemente aquello “ajeno” con aquello “propio”.

❖ La preparación del guion

Hay que delimitar el objetivo principal, determinar cuál es la manera más adecuada
para hacer llegar el mensaje a la audiencia y, finalmente, dejar reponer el guion
para poder añadir las mejoras posteriormente con más claridad. Para consultar más
información sobre la preparación del guion podéis consultar el punto siguiente.
(véase § 3.3)

❖ La práctica del discurso

Para poder hacer una buena práctica se recomienda pronunciar el guion en voz
alta, siguiendo la estructura de las ideas y practicar hasta que las ideas y las
palabras se encadenen en el orden adecuado, de manera natural. Asimismo,
también es aconsejable repasar mentalmente y en voz alta el discurso
prescindiendo del guion para asegurar que las ideas han quedado fijas en la mente.
Finalmente, es importante destacar que en el ensayo hay que tener presente una
imagen mental de la audiencia.

3.3. Elaboración del guion

Como hemos indicado, llamar la intención del público es uno de los diez objetivos
del discurso oral. “En el momento de hablar en público, todo orador se tiene que
proponer un objetivo previo: captar la atención de la audiencia durante el tiempo
que dure la intervención. Pero será difícil que lo consiga si el contenido de la
exposición no pasa de un cúmulo de datos desordenados y poco relacionados con
la audiencia y el contexto. Una buena exposición tiene que partir de un punto para
llegar a un final. La elaboración del guion permite trazar ese camino a partir de las
relaciones que se establecen entre las ideas.” [Argumenta, 2016]
Un guion es como un mapa (o para los más modernos, un GPS) que nos guía por
el camino de la buena retórica. Si no disponemos de uno que sea entendedor y esté
actualizado nos perderemos en el desorden absoluto. Pero, ¿cuáles son los pasos
que debemos seguir para elaborar un buen guion?

1. Analizar la situación, es decir, tener en cuenta dónde y cuándo


será nuestra intervención, a quién nos dirigimos y cuáles son los
objetivos del coloquio.
2. Confeccionar el esquema o guion con los temas más
destacados que queremos abordar. En otras palabras, hay que
hacer un listado de los conceptos relacionados y ordenados,
diferenciando las ideas principales de las
secundarias/circunstanciales. Elaborar un guion presenta las
siguientes ventajas:

o Da seguridad ante la audiencia


o Constituye el esqueleto y el hilo conductor de la presentación
o Ayuda a evitar repeticiones o vacíos
o Ayuda a destacar las ideas más trascendentales, así como a
rechazar aquellas que se alejan del tema tratado.

Por lo tanto, el guion incluirá todos los puntos a tratar durante la exposición, que
demostraran que el orador ha conseguido sus objetivos. Sin embargo, el contenido
de la exposición oral es diferente del texto escrito, ya que es solo un resumen del
estudio, escrito o situación del que queramos hablar. Así pues, no es necesario
incluir en el guion todos los datos de nuestra metodología ni toda la bibliografía
existente, sino que tenemos que de seleccionar meticulosamente aquellas ideas
que se pretenden desarrollar, que incidirán sobre la temática concreta.

4. Comunicación no verbal
El 65% de la información que se comunica en el discurso forma parte del lenguaje
no verbal. Por eso, consideramos que en el momento de hacer un discurso oral hay
que tener muy en cuenta los elementos no verbales.

Sin lugar a duda, la comunicación no verbal es necesaria para comprender muchos


conceptos, ya sea por la intención del emisor de dotarlos de una connotación
determinada o por su naturaleza, es decir, por tratarse de términos abstractos y
difíciles de explicar con palabras.
Imaginemos por un momento que tenemos que hablar sobre algún sentimiento
como el odio o el amor. Si recorremos a ciertas conductas o actitudes nos será
mucho más fácil hacernos entender y nuestros gestos o nuestra mirada podrán
ayudarnos a transmitir muchos aspectos difíciles de expresar con palabras.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que la comunicación no verbal no siempre
es voluntaria. Incluso la mayoría de veces no nos damos cuenta de que nuestra
actitud o estado de ánimo nos delatan y que la comunicación no verbal puede
complementar la verbal o, incluso, sustituirla.

Asimismo, muchos de los componentes de esta comunicación no verbal son


diferentes según la cultura y la lengua en la que se haga el discurso. Por tanto, se
trata de convenciones preestablecidas que buscan la proximidad con nuestro
interlocutor y, más que comunicar, interactuar con él.

Acompañar nuestra exposición con gestos ayuda a transmitir los contenidos con
más claridad y facilita la comprensión del mensaje. La expresión corporal transmite
ideas de manera inconsciente, lo que se acostumbra a interpretar como un síntoma
de sinceridad. Sin embargo, es mejor no abusar de la gestualidad. Contrariamente,
lo mejor es mirar y sonreír al público mostrándose uno mismo.

Así pues, algunos de los aspectos clave de la comunicación no verbal son la


expresión del rostro y la manera de caminar. En la primera destacamos la sonrisa
(que no sea muy forzada) y la mirada (hay que intentar abarcar a toda la audiencia,
aunque a veces fijarse en un punto concreto pueda ayudar a desenvolver nuestras
ideas). En cuanto a nuestra postura, no podemos colocarnos ni muy rígidos ni muy
encogidos. Por eso, hay que buscar un punto intermedio que dé confianza y
credibilidad a nuestras palabras.

Nuestra actitud frente a la audiencia delata una serie de pensamientos que también
hay que tener en cuenta al hacer nuestro coloquio. La tabla siguiente, extraída del
Manual de consulta Técnicas de comunicación y presentación en público de la
Diputació de Barcelona, incluye una muestra de algunos ejemplos concretos:

Actitudes

SINCERIDAD
• Tener las manos abiertas hacia arriba
• Desabrocharse la chaqueta

DEFENSIVA • Cruzar los brazos ante el torso


• Apoyar los brazos en la silla
• Cruzar las piernas
• Balancear el pie
ATENCIÓN • Apoyar las manos en el rostro
• Poner los dedos en la barbilla
CONCENTRACIÓN • Inclinar la cabeza
• Tocarse la nariz
• Acariciarse la barbilla

DESCONFIANZA • Mirar de reojo


• Fregarse la nariz con el dedo índice
INCERTIDUMBRE • Rascarse detrás de la oreja
• Restregarse los ojos

DECISIÓN • Poner las manos en el cogote


• Sentarse encima del tobillo
DESENVOLTURA • Ponerse de pie, con las manos encima de la mesa e
inclinar el tronco hacia delante. “Poder personal”

FRUSTACIÓN • Dar un puñetazo o un puntapié al suelo


• Dar un golpe al cogote
AMENAZA • Señalar con el índice
• Tener los puños cerrados (se suelen esconder)
• Apoyar la barbilla sobre los dedos (cruzados o
CONGOJA tensados)
• Retorcer algo nerviosamente
TENSIÓN
• Tener las manos unidas sobre la mesa, unidas por la
punta de los dedos (¡no llevar la contraria!)
• Cruzar las manos y poner la espalda recta (listo para
“saltar”)
CONFIANZA EN UNO • Ponerse las manos en el cogote con el tronco echado
MISMO para atrás (“fantochada”)
• Ponerse las manos en el bolsillo, con los pulgares
hacia afuera (prepotencia)

AUTODOMINIO • Cruzar los pies


• Cogerse con las manos a los brazos de la butaca
AUTOREPRESSIÓN • Cogerse la muñeca

ABURRIMIENTO • Hacer dibujos


• Hacer ruido con objetos
• Mirar (disimuladamente) el reloj

DELIMITACIÓN DE LA • Poner la pierna sobre el brazo de la butaca


PROPIEDAD • Apoyarse al marco de la puerta, en un archivador,
etc.
• Entrar y “tirar” sin cuidado la chaqueta, la cartera
sobre la butaca, la mesa, etc.
• Ir “hablando” con alguien, saludar y continuar
hablando en voz alta

Figura 3. Algunas actitudes con los comportamientos no verbales (Extraída de www.diba.cat)


Una vez destacados estos conceptos clave, presentamos algunas sugerencias
sobre algunos aspectos esenciales de la comunicación no verbal. Estos son la
mirada, el lenguaje corporal y gestual, la modulación de la voz (volumen,
entonación, ritmo y pronunciación) y, finalmente, el vestuario.

4.1. La mirada

Mirar al público es esencial para mantener la atención de la audiencia y para


establecer un vínculo de comunicación entre el conferenciante y su público, ya que
el emisor enviará el mensaje al receptor, quien a su vez le mandará el feedback
necesario para poder adaptar su discurso.

Por eso, es importante que intentemos mirar a todas y cada una de las personas
asistentes y evitar fijar la mirada en un solo punto o un individuo concreto. Al mismo
tiempo, tenemos que mirarlos a la cara, con los ojos lo suficientemente abiertos
para que puedan observar la franqueza de nuestras palabras y dotarlas de
confianza. Además, se tiene que intentar no desviar la mirada cuando se cruza con
alguien del auditorio, ya que muestra una cierta inseguridad por parte del orador.

No obstante, se pueden combinar miradas panorámicas y focalizarlas durante el


discurso, en función de lo que estemos exponiendo en ese momento. En cualquier
caso, no se tiene que mirar ni al techo ni al suelo si no se hace expresamente, como
tampoco no se tiene que dejar de mirar a los asistentes para leer el guion o las
diapositivas.

4.2. Lenguaje corporal y gestual

Tanto los movimientos del cuerpo como la gesticulación complementan el lenguaje


verbal. Muchas veces lo enfatizan, pero también lo pueden sustituir completamente.
Se tiene que ir con cuidado porque, si no estamos atentos, nuestros gestos pueden
contradecir nuestras palabras.

Dicho esto, deberíamos suprimir todos aquellos tics gestuales que denoten
nerviosismo, como por ejemplo tocarse el pelo o colocarse bien las gafas muchas
veces o jugar con el lápiz o cualquier otro objeto que podamos tener entre las
manos. Tampoco se tendrían que hacer movimientos bruscos, sino que tendrían
que ser más bien pausados.
Además, hay que usar gestos abiertos. Por ejemplo, mostrar las manos y la cara (si
es necesario, sacar los objetos que dificulten la visibilidad de estas partes del
cuerpo) y no dar la espalda al público. En definitiva, hacerse visible a todo el mundo.
Finalmente, tenemos que hacer gestos que faciliten la comprensión de nuestro
discurso, como por ejemplo señalar un dato o mostrar los dedos de la mano
necesarios para referirnos a un número concreto, entre otros.

4.3. La modulación de la voz: volumen, entonación, ritmo y pronunciación

Entre los elementos de la comunicación no verbal, la voz también es un factor


imprescindible para que la audiencia se mantenga atento y entienda el mensaje.
Mediante la voz también se observa el entusiasmo del orador, así como su
seguridad al hablar en público. A continuación, remarcamos una serie de pautas
que hay que tener en cuenta en cuanto a la voz del orador.

• En primer lugar, el volumen de la voz tiene que ser variado. Una


estrategia para captar la atención de los asistentes es hablar más
fuerte para destacar las ideas clave. Hay que tener en cuenta las
medidas de la sala, así como la presencia o no de micrófonos para
que la voz llegue a todo el mundo. Si mientras hablamos dudamos
sobre si se nos escucha bien, sería conveniente preguntarlo
directamente para poder corregir este problema.
• En segundo lugar, la entonación también tiene que ser dispar. Lo
podemos conseguir alternando diferentes tipos de oraciones. Por
ejemplo, podemos empezar con la pregunta, seguir con frases
enunciativas e introducir oraciones exclamativas durante el
discurso.
• En tercer lugar, el ritmo tiene que ser el adecuado o, en otras
palabras, tiene que permitir seguir el texto fácilmente. Esto significa
que no podemos ir ni demasiado rápido (porque aparentamos que
estamos nerviosos) ni demasiado lentos (para no cargar el
discurso de monotonía).
• En cuarto y último lugar, la pronunciación tiene que ser clara. Si
procede, podemos hacer pausas que resalten las palabras más
destacadas. Así también conseguimos que el público recupere la
atención (en caso que la hubiera perdido en algún momento del
discurso).
4.4. El vestuario

Al contrario de lo que pueda pensar mucha gente, la ropa también es un aspecto


que se debe tener en cuenta, ya que se relaciona tanto con la personalidad del
orador como con el contexto comunicativo. Por lo tanto, hay que escoger un
vestuario más formal si la situación lo requiere, pero sin prescindir de aquellos
elementos que nos hacen únicos.

5. Estrategias para captar la atención del público


En este apartado incluimos diez consejos para atraer la atención de la audiencia. A
veces, es tan difícil captarla como mantenerla. Así que, si no queréis que vuestro
público se aburra, coged lápiz y papel y apuntad estas ideas.

1. Empezar con una historia interesante:

Puede ser una anécdota o un cuento, personal o de otra persona, que contenga
alguna enseñanza y que no dure más de 2 minutos. Las bromas también pueden
ser útiles

2. Recurrir al método estadístico:

Los números dan credibilidad y resumen una tendencia rápidamente. Hay que
buscar nombres sorprendentes o, mucho mejor, alarmantes. Generar una inquietud
en el auditorio justo empezar es una muy buena técnica para llamar su atención.

3. Hacer preguntas retóricas:

De este modo haremos que el auditorio piense, se concentre en la exposición e,


incluso, se involucre de manera inmediata. Cuanto más provocativa y menos
previsible sea la pregunta, más llamará la atención. Hay que evitar las preguntas de
respuesta sí/no. Consejos: Rozar los límites de la ética, acompañar las preguntas
con una pequeña pausa o modular nuestro tono de voz en función de las partes que
queramos resaltar.

4. Mostrar LA fotografía:

Tenemos que escoger la que mejor represente el tema tratado. Hay quien dice que
“una imagen vale más que mil palabras” y, a veces, este refrán se cumple. Se
tendría que apostar por algo que haga pensar a la audiencia.

5. Tener empatía con la audiencia:


“Para aumentar el interés de la audiencia, el ponente puede considerar oportuno no
limitarse a reproducir lo que ya está escrito, sino añadir algo más, como por ejemplo
las propias vivencias durante el proceso de investigación, o desarrollar las
conclusiones y proyectarlas hacia el futuro. De esta manera el público receptor del
discurso tendrá más elementos para juzgar el trabajo. Hay que procurar también
prever las objeciones que puedan hacer los destinatarios del discurso.” (Argumenta,
2016)

6. No leer el guion:

No traer preparado el tema denota una falta de interés total por parte del
conferenciante. El orador debe mirar a la audiencia para llamar y mantener su
atención, y tiene que contagiar su interés al público que le observa.

7. Usar las nuevas tecnologías:

Hoy en día es casi imposible separarnos de las TIC, pero verdaderamente resultan
muy útiles al hacer un parlamento. Una presentación Prezi o PowerPoint o un vídeo
de Youtube también puede ayudar a la audiencia a captar su atención y a seguir
nuestro discurso.

8. Ser lo más naturales posible:

La improvisación es uno de los pecados del mal comunicador. Sin embargo, que no
se trate de un discurso totalmente espontáneo no significa que no pueda ser
sencillo. Hay que usar nuestras propias palabras, un tono de voz que cambie en
función de aquello que queramos remarcar, haciendo las pausas necesarias para
que el público siga el coloquio fácilmente i con claridad.

9. Estar convencidos de lo que decimos:

Sabemos que, para tener éxito en la venta de un producto, tenemos que creer en
las propiedades, como si se tratara del mejor del mercado. El producto es nuestro
texto y nadie mejor que nosotros lo puede defender y “venderlo” al auditorio. Nos
tenemos que creer nuestras propias palabras para que lleguen a todo el mundo.

10. Proyectar las conclusiones hacia el futuro:

De la misma manera que el texto tiene que tener una introducción, también tiene
que tener unas conclusiones relevantes. Estas, además de recapitular todo lo que
se haya dicho hasta el momento, también pueden orientarse hacia la posteridad y
generar en la audiencia ganas de querer volver a escuchar al orador en una otra
ocasión.
6. Ejemplos
6.1. Ejemplo no recomendable

Para ver el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=6qAgdVLERnE

Comentario: Según nuestro criterio nos encontramos ante una oradora que no
capta la atención del público y que lee constantemente el guion de su discurso sin
mirar a la audiencia. Tampoco utiliza recursos prosódicos, como la modulación de
la voz, para resaltar los puntos clave de su exposición.

6.1. Ejemplo recomendable

Para ver el vídeo: https://www.youtube.com/watch?v=7OZ7ggSSW7A

Comentario: Consideramos que se trata de un buen discurso porque empieza la


introducción llamando la atención de la audiencia con un gesto. Asimismo, durante
todo su parlamento mira a la audiencia con los ojos abiertos y modula la voz según
lo que expresa, ya que usa pausas para crear expectación.

7. Referencias bibliográficas
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http://www.abc.com.py/articulos/el-discurso-oral-1086359.html

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