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Estrategias para
el Manejo de
Conducta
CONFERENCIA
ANUAL
13 de marzo de 2013
Las normas y leyes federales y estatales disponen que las escuelas faciliten
acomodos y modificaciones para garantizar que el estudiante con una
discapacidad obtenga acceso al plan educativo correspondiente. La Ley de
Educación de Personas con Discapacidades (por su sigla en inglés (IDEIA))
dispone que todo estudiante que tiene una discapacidad cuente con la
oportunidad de participar y progresar en el plan general de estudios. La
Sección 504 de la Ley de Rehabilitación de 1973 dispone que se les faciliten
acomodos a los estudiantes con impedimentos o discapacidad. La Ley ADA de
1990 prohíbe que se discrimine a las personas con discapacidad.
Acomodos para el manejo de conductas problemáticas
Puede que haga falta realizar cambios en el entorno educativo para ayudar a
algunos estudiantes a manejar su propia conducta. Aprender las normas de
conducta y cómo observarlas es a veces tan difícil como resolver un problema
complicado de ciencias o matemáticas. Puede que algunos estudiantes que
tienen una discapacidad necesiten planes conductuales especiales o servicios
de orientación, si no pueden controlar su propia conducta. Acomodos
√ Permitir que los estudiantes empleen el reloj para estar al tanto de cuánto
más tiempo tienen que trabajar.
√ Asignar los trabajos de antemano para que los estudiantes puedan comenzar
anticipadamente.
Agresividad Infantil
(Tomado de:www.psicologiapopular.com/15Lninez.htm
Editado y Adaptado por APNI Inc.)
Por ejemplo, imaginemos que tenemos dos hijos, Luis y Miguel, de 6 y 4 años
respectivamente. Luis está jugando con una pelota tranquilamente hasta que
irrumpe Miguel y empiezan a pelear o discutir por la pelota. Miguel grita y
patalea porque quiere jugar con esa pelota que tiene Luis. Nosotros nos
acercamos y lamentándonos del pobre Miguel, increpamos a Luis para que le
deje la pelota a Miguel. Con ello hemos conseguido que Miguel aprenda a
gritar y patalear cuando quiera conseguir algo de su hermano. Es decir, hemos
reforzado positivamente la conducta agresiva de Miguel, lo cual garantiza que
se repita la conducta en un futuro.
Se ha demostrado que tanto un padre poco exigente como uno con actitudes
hostiles que desaprueba constantemente al niño, fomentan el comportamiento
agresivo en los niños. Otro factor es la incongruencia cuando los padres
desaprueban la agresión castigándola con su propia agresión física o
amenazante hacia el niño. Asimismo se da incongruencia cuando una misma
conducta unas veces es castigada y otras ignoradas, o bien, cuando el padre
regaña al niño pero la madre no lo hace. Finalmente cabe mencionar también
el déficit en habilidades sociales necesarias para afrontar aquellas situaciones
que nos resultan frustrantes. Parece que la ausencia de estrategias verbales
para afrontar el estrés a menudo conduce a la agresión (Bandura, 1973).
Evalúe los resultados del programa: Una vez transcurridas unas tres semanas
siguiendo el procedimiento, deberá proceder a su evaluación. Si no hemos
obtenido ninguna mejora, por pequeña que sea, algo está fallando, así es que
deberemos volver a analizar todos los pasos previos. La hoja de registro nos
ayudará para la evaluación de resultados. Si hemos llegado al objetivo
previsto, no debemos dejar drásticamente el programa. Para asegurarse de
que el cambio se mantendrá, elimine progresivamente los reforzadores
materiales. No olvide que los procedimientos que usted como padre ha
aprendido, los puede interiorizar para provocar en usted mismo un cambio de
actitud. Practique el entrenamiento en asertividad y será más feliz.