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CURSO VIRTUAL

ABORDAJE EN SITUACIONES DE DESASTRES,


CATÁSTROFES E
INCIDENTES CRÍTICOS
Primeros auxilios en las intervenciones de emergencia y dispositivos de contencion
emocional de las personas con mayor vulnerabilidad psicosocial
Marzo – Abril de 2020

Clase Escrita N° 4

Unidad 4
Desarrollo de las
intervenciones psicosociales
en contextos críticos
Curso virtual
ABORDAJE EN SITUACIONES DE
DESASTRES, CATÁSTROFES E INCIDENTES CRÍTICOS

(PRIMEROS AUXILIOS EN LAS INTERVENCIONES DE EMERGENCIA Y DISPOSITIVOS DE


CONTENCION EMOCIONAL DE LAS PERSONAS CON MAYOR VULNERABILIDAD PSICOSOCIAL

Unidad 4. Desarrollo de las intervenciones psicosociales en contextos críticos

CLASE 4

EJEMPLOS DE INTERVENCIONES EN
EMERGENCIA PSICOSOCIAL

Introito aclaratorio

Durante 2010 y 2011 la Dirección Nacional de Salud Mental llevó adelante diversas
acciones de base comunitaria ligadas a la contención y acompañamiento de personas
afectadas por situaciones críticas de emergencia psicosocial, desastres y catástrofes,
con el apoyo y asesoramiento de OMS-OPS.

Estas acciones formaban parte de un conjunto más amplio de actividades de


intervención territorial, en las que diversos trabajadores de la salud mental
organizaban grupos, talleres, entrevistas y reuniones para dar respuesta a las
necesidades de diversas comunidades, con eje en el fortalecimiento de los vínculos.

A partir de estas experiencias, un grupo interdisciplinario de trabajadores elaboró de


manera colectiva un volumen titulado “Salgan a los caminos”, que recogía los aportes
y debates de distintos equipos. El material no fue publicado aún, pero incluía un
apartado sobre intervención en incidentes críticos en los que le tocó intervenir
activamente al equipo mencionado. Consideramos que puede ser de interés como
ejemplos de diseño, constitución e implementación de dispositivos, por su cualidad
concreta, al describir prácticas efectivamente realizadas en contextos particulares.
Esa singularidad no permite traspolar, pero sí pensar analógicamente. El texto fue
producido de modo colaborativo, presencialmente y en línea, por cerca de 30
profesionales, técnicos y otros trabajadores.

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SITUACIONES DE EMERGENCIA PSICOSOCIAL

Durante el recorrido del EAPS (equipo de Atención primnaria de la salud, dependiente


de la por entonces Dirección de Salud Mental y Adicciones de la Nación 1, años 2010 y
2011) nos tocó intervenir, por solicitud de diferentes organismos, en diversas
situaciones de emergencia que habían conmovido a la opinión pública: tal es el caso
de las exequias del ex-presidente Néstor Kirchner, el accidente de Sol Líneas Aéreas
y la erupción del volcán Puyehue (no incluimos aquí los desalojos en Parque
Indoamericano y Villa 31, tratados en otro texto inédito). Otras emergencias menos
notorias, como la inundación en Santiago del Estero o la “emergencia crónica” de las
villas del conurbano, también formaron parte de nuestra experiencia…
Cuando se habla de salud mental, generalmente se piensa en un psicólogo o
psiquiatra trabajando en un consultorio, ya sea en el ámbito público o privado. Si bien
es cierto que la asistencia terapéutica individual, o grupal, constituye un aspecto
fundamental de la tarea del psicólogo, es igualmente cierto que para dar respuesta de
modo integral a las necesidades de salud de la población, dicha asistencia debe ser
incluida dentro de un repertorio más vasto de herramientas clínicas y como uno de los
modos posibles de abordaje.
Desde esta perspectiva, la salud mental entendida como una construcción social en
torno al malestar, reconoce diversos determinantes: biográficos, familiares,
económicos, educativos, habitacionales, etc. La salud mental comunitaria es un
trabajo en y con la comunidad, que aborda estos determinantes en función de la
particularidad de cada población, y de sus modalidades de organización. Este modo
de trabajo demanda, necesariamente, la articulación entre diferentes instituciones,
sectores y disciplinas.
A su vez, la psicología comunitaria no plantea un abordaje en el cual el recorte del
objeto sea definido únicamente por diferentes disciplinas, sino que además propone
una construcción de problemáticas, de modos de abordaje y de conocimientos
compartidos con los actores sociales.
Una situación de emergencia produce necesariamente que ciertos equipos de trabajo,
acorde a su competencia, deban responder de manera inmediata a determinadas
necesidades de la comunidad (Defensa Civil, fuerzas de seguridad, bomberos,
rescatistas, voluntarios, Desarrollo Social, instituciones asistenciales, médicos, etc.).
En los casos en que se solicita la intervención del Equipo de Abordaje Psicosocial, se
trata para nosotros de la participación en una situación imprevista que requiere de
rapidez para ser abordada: además, si entendemos al ser humano en su complejidad
psicobiosocial, y lo acontecido abarca a gran cantidad de personas, sabemos que allí
se necesitará de la acción de varios actores sociales, gubernamentales y diversas
especialidades de la salud, para abordar las variadas reacciones y consecuencias,
debiéndose, en definitiva, trabajar en conjunto para una efectiva acción colectiva…
El rol del equipo de Salud Mental seguramente ha de variar de acuerdo a la
particularidad de cada caso, pero sin duda se construye acompañando los procesos
de duelo y reconstrucción de vínculos, contribuyendo a disminuir la ansiedad,
1
La DNSMyA fue creada mediante decreto presidencial en marzo de 2010. En abril se dio inicio al programa
desde donde emanan las presentes experiencias.

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organizando referencias concretas frente al shock de lo inesperado. Desde los
lineamientos de APS, procuramos reforzar la accesibilidad de la prestación en salud
mental entendiendo, como plantea la OPS, que “las emergencias se expresan como
verdaderas tragedias o dramas humanos, y por ende en su abordaje no sólo es
necesario tener en cuenta los aspectos de atención a la salud física y las pérdidas
materiales, sino también atender la aflicción y consecuencias psicológicas del evento
en cuestión”.
Se trata entonces de la intervención en una situación que afecta a una gran cantidad
de personas; que trasciende a lo público, provocando una reacción de la sociedad;
signada por lo traumático; que conlleva un proceso de duelo; y en la que a diversos
sectores de la comunidad puede resultarles útil contar con un recurso de salud
mental, por diferentes razones.
Por otro lado, con la relativa salvedad del factor tiempo, no es una tarea muy diferente
de la que venimos realizando como parte de la intervención territorial: también allí
trabajamos con lo traumático, intentando organizar contención y acompañamiento
para la reconstrucción de una vida posible –también allí apostamos a los recursos y
nos centramos más en la salud que en la patología. También allí, por último, tratamos
de inscribir los acontecimientos en la continuidad y los azares de la vida, y no rotular
las respuestas frente a ellos como “trastornos”…
En este sentido, la intervención en situaciones de emergencia psicosocial es una
suerte de “concentrado” de intervención comunitaria, en la que se invierte una gran
cantidad de trabajo, de recursos y de energía durante un tiempo relativamente breve
(sin exclusión de un posterior trabajo a mediano plazo…): los mismos lineamientos
guían nuestra tarea, y el mismo enfoque orienta nuestros objetivos. Los contextos, las
intensidades, las resonancias de estas intervenciones son, sin embargo, muy
diferentes: algo de las formas en que estas vivencias nos atraviesan pretendimos
plasmar en las reflexiones que siguen.

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EXEQUIAS DE NESTOR KIRCHNER

El 27 de octubre de 2010 el fallecimiento del ex-presidente Néstor Kirchner, en ese


momento presidente de UNASUR, motivó una masiva concurrencia en Plaza de Mayo
(Buenos Aires) cuyo número se fue incrementando conforme se aproximaban los
actos oficiales por el deceso.
Desde el 27 hasta el 29 de octubre de 2010 el Equipo realizó un operativo de
emergencia en Plaza de Mayo, y durante las exequias propiamente dichas, también
en el interior de la Casa Rosada.

La situación:

Personas en la plaza de Mayo: 250.000


Personas que ingresaron a la Casa Rosa a despedirse: 170.000
Personas especialmente vulnerables: adultos mayores, niños y niñas.
Actividad: miércoles a las 19 horas al viernes a las 13 horas, en forma continua.
Total: 42 horas

Cantidad de profesionales

Sumando todos los turnos para cubrir las 42 horas de tarea ininterrumpida la
DNSMyA sumó 40 profesionales:

1 Coordinador General
1 co-coordinador (turno noche)
2 médicos psiquiatras
30 psicólogos
3 logística
3 operadores técnicos (operador en psicología. social + técnico en adicciones +
enfermero especializado en SM)

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1 sociólogo

El equipo estuvo integrado por el personal de la DNSMyA más algunos profesionales


provenientes del gran Buenos Aires y de Rosario, en articulación con los equipos del
Programa de Abordaje Sanitario Territorial y la Dirección Nacional de Emergencia
Sanitaria (DINESA). Desde la Plaza de Mayo participaron conjuntamente con el
SAME, la Cruz Roja y los Cascos Blancos.

Afectados/as al pasar por el Salón de los Patriotas Latinoamericanos:

Equipo Salud Mental:


a) 1 de cada 20 personas ingresadas requería acompañamiento (sobre todo, cuando
estaban solas): 8.500 personas.
Tiempo de atención: 5 minutos aprox.
b) 1 de cada 50 personas requería apoyo y sostén emocional más prolongado para
seguir adelante: 3.400 personas.
tiempo de atención: 10 minutos a 15 aprox.

Equipos Salud Mental con apoyo de paramédicos:


c) 1 de cada 850 personas debieron recibir asistencia especializada de
chequeo general: 200 personas (sobre todo adultos mayores con gran compromiso
emocional)

d) Personas que sufrieron crisis dentro de Casa Rosada: 1 ataque epiléptico + 3


desvanecimientos con recuperación inmediata + 1 desmayo + 1 accidente al caminar
(caída de una señora mayor). 6 casos.

El dispositivo:

MIERCOLES 27-10
La tarea fue encomendada el miércoles a las 15 horas. A las 17 horas la Coordinación
General se instaló en el Ministerio de Salud de la Nación. A las 18:30 salió un primer
equipo de 12 personas hacia la plaza, y se repartió entre los dos camiones sanitarios,
uno en Avenida de Mayo y el otro sobre calle Irigoyen, frente al monumento.
A las 20 horas se sumaron otros 3 profesionales sumando un total de 15
profesionales de salud mental + el personal del Programa de Abordaje Sanitario
Territorial.

Se realizaron atenciones permanentemente, producto de ataques o crisis, en general


con sintomatología corporal y algunas personas sensiblemente angustiadas.

Luego de la desmovilización cerca de las 23 horas, se estableció una guardia


nocturna en cada camión, teniendo en cuenta que quedaron unas 2.000 personas
merodeando en la plaza, a la espera de la apertura de Casa Rosada al día siguiente.

JUEVES 28-10 y VIERNES 29-10 (hasta 12:30 horas)


Desde las 8:30 horas se emplazó un equipo en las inmediaciones a Casa Rosada y
se iniciaron las gestiones para establecer un dispositivo de acompañamiento que
permitiera brindar primeros auxilios psicológicos a las personas que se despidieran

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del ex-presidente Néstor Kirchner, mediante el ingreso al Salón de los Patriotas
Latinoamericanos.
En primera instancia, no se visualizaba por parte de la seguridad interna y
organizadores del velatorio, la necesidad del dispositivo. Cerca de las 10 horas se
logró instalar una Carpa Blanca en las afueras de la Casa Rosada, a la que se
accedía inmediatamente al salir del edificio, por Balcarce 25 (el ingreso de las
personas y grupos se hacía por Balcarce 50, mediante un vallado se recorría todo el
circuito, hasta el salón, y se regresaba, por pasillos, hasta la salida de Casa Rosada,
en un tiempo no inferior a los 10 minutos, y por unos 100 metros de caminata en total,
se conformaba una especie de herradura entre el ingreso por Balcarce 50 y la salida
por Balcarce 25, a excepción de un pasillo lateral que se debía recorrer hasta la
salida).

A las 10:15 aproximadamente y ante las primeras crisis de llanto, el personal de


seguridad pidió por el coordinador general de "los socorristas". Nos presentamos
desde el Ministerio de Salud de la Nación, y se estableció conjuntamente el
dispositivo de contención que duraría hasta el final el viernes a las 12:30 horas.

Acción conjunta

Participaban 3 equipos y un apoyo técnico sanitario. El equipo de Seguridad, el


Equipo de Protocolo y el Equipo de Salud Mental.
Se intercalaron profesionales y técnicos de los 3 grupos en todo el trayecto. Se fue
capacitando en la misma acción al personal de Seguridad y de Protocolo en lo
atinente a la contención y detección de las personas afectadas, con excelente
recepción por la mayoría de ellos.
Establecimos en todo el recorrido interno a Casa Rosada una posta mental cada unos
20 metros, primeramente. Luego se reforzó la salida, desde el salón donde se hallaba
el féretro, pues ahí era donde solían descompensarse las personas en la mayoría de
los casos.

Detección

Las postas tenían por función detectar las personas con crisis de angustia,
dificultades de respiración, las que se paralizaban o tenían dificultades para caminar o
trasladarse, y las personas que estando con niños/as no lograban contenerlos o
estaban sin posibilidad de atenderlos. El grupo de especial atención eran los adultos
mayores.
Estas acciones estaban acompañadas de la necesidad suplementaria de dar
continuidad a la circulación de la gente, pues toda vez que se "taponaba" el camino
entre vallas se corría el riesgo de situaciones de amontonamiento y a "apretujones"
que a su vez aumentaban la vulnerabilidad de las personas con más dificultades,
fueran físicas, psíquicas o ambas... Por lo tanto, la detección debía acompañarse de
la tarea de facilitar la continuidad del recorrido de las personas que se encontraban
detrás del/a afectado/a. Particular interés teníamos en las personas que se
encontraban solas, sin otros apoyos vinculares en el lugar.

Atención (Niveles de Intervención)

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El propósito de la labor del equipo de Salud Mental era permitir la expresión del dolor
y facilitar la acción de duelo, procurando que éste sea acompañado. Esto llevaba
implícito varias acciones complementarias que se reúnen en la frase que acuñó allí el
mismo grupo de profesionales: "debemos contener sin obturar...". En muchos casos,
se hizo realmente difícil encontrar el punto de quiebre o inflexión entre estas dos
acciones. La técnica utilizada tenía dos componentes:

a) intervenciones en la regulación de los registros corporales (respirar, tomar


agua, caminar, abrazarse, acariciarse, sentarse) y, por otro lado (pero a la vez)

b) intervenciones de subjetivación destinadas a personalizar al afectado/a,


preguntándole el nombre, su lugar de origen, su relación o motivo para acercarse, las
razones que lo llevaron a acercarse y la invitación a expresarse y decir lo que
necesitara al respecto.

Se realizaron 4 niveles de atención a nivel psicosocial y una tarea complementaria


desde el Equipo de Salud Mental:

1) Apoyo o auxilio psicológico mínimo: se acompañaba unos metros a la persona,


se detectaba quiénes la acompañaban, y se les recomendaba que la llevaran con
mayor respaldo en la caminata (cuando estos a su vez estaban en posibilidad de
hacerlo).

2) Contención media: si la persona no se reponía o no contaba con apoyos


vinculares, se la acompañaba hasta la siguiente posta sanitaria (a unos 15 a 20
metros), se le ofrecía un poco de agua, se la invitaba a respirar pausadamente, y se la
convocaba a hablar, a expresarse, en pequeñas charlas que solían durar unos breves
minutos. En general, la persona se reponía con cierta facilidad luego de comentar su
relación con el ex-presidente N.K. y se retiraba por sus propios medios, o era
acompañada hasta la siguiente posta sanitaria, y así hasta llegar a las afueras de la
Casa Rosada.

Algunas personas requirieron volver hasta la zona donde se encontraban familiares y


funcionarios, para poder decir unas palabras, acción que se facilitó en común acuerdo
con los demás equipos (Seguridad y Protocolo)

3) Contención prolongada: En algunos casos, la persona se encontraba en estado


de parálisis y no le eran suficientes las intervenciones descriptas, por lo cual la
contención media resultaba insuficiente. Cuando esto sucedía, se la acompañaba
hasta la posta sanitaria con que contábamos al interior de Casa Rosada, con el
Equipo paramédico de la DINESA y primeramente se la auscultaba y compensaba.
Luego era acompañada hasta la Carpa sanitaria que el Equipo de Salud Mental tenía
a la salida y era atendida en forma más prolongada allí. Algunas personas recibieron
hasta 3 o 4 horas de atención con charlas de tipo grupal, sobre lo que ocurría y sus
implicaciones y motivos con el suceso. También se facilitaba poder conversar de otros
temas y la posibilidad de descentrarse del acontecimiento. Mientras se procuraba
ubicar personas allegadas, que acompañaran post- intervención a la persona
afectada.

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4) Atención médica de Urgencia: en unos pocos casos, contabilizados al inicio del
presente informe, fue necesario un soporte mayor, por la descompensación acaecida
en 6 casos que requirieron equipo médico + acompañamiento psicológico.

5) Atención del Personal: en el transcurso de las 42 horas de trabajo se realizaron


atenciones y diversas acciones de clarificación con el personal de Seguridad, de
protocolo presidencial y con el "Equipo del Bicentenario" que llevaron adelante todo el
dispositivo general de las exequias.

Se establecieron pautas de catarsis, se recomendó establecer tunos lo más breves


posibles y se acompañó también a este personal, muy sobreexigido en la tarea y, en
algunos casos, visiblemente conmovidos.

Algunas conclusiones

Finalizado el acto en Plaza de Mayo - Casa Rosada, a las 12:30 del viernes 29-10
dimos por concluido nuestro dispositivo.

Nos dirigimos a las oficinas del Ministerio de Salud a realizar la tarea de auto-
contención, cuidado de la salud de nuestro equipo y primera evaluación del operativo.
No pudieron asistir algunos colegas que habiendo realizado el turno de la noche, se
encontraban descansando y, en otros casos, quienes habían regresado a sus tareas
habituales.

Se realizó un almuerzo, y charla donde cada participante expresó sus sentires y


pensamientos alrededor de lo que había sucedido y de nuestra labor. Se pasó por
diversos momentos y se concluyó en la necesidad de prepararse para este tipo de
situaciones, con algunas pautas mínimas de recursos y de infraestructuras necesarios
para un adecuado abordaje. . .

Se estableció la necesidad de conceptualizar la experiencia, cuyo primer mojón es el


presente relato.

Varios participantes se preguntaron qué hubiera sucedido si no se hubiera


implementado el dispositivo. Unos optaron por pensar que de algún modo de hubiera
salido adelante y rescataron complementariamente la calidad humana que se le dio a
la expresión masiva de despedida, con la posibilidad de encontrar apoyos y
acompañamiento psicosocial a la población. Otros presagiaron enormes dificultades,

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si no se hubiera contado con el mismo, dadas las circunstancias de la situación.
Pusieron de ejemplo, los instantes iniciales del jueves a las 10 horas, donde en los
primeros visitantes se vivieron situaciones de gran angustia sin formas de contención.
Pero de todos modos, no lo sabremos.

No sabremos qué hubiera sucedido, pero sí sabemos, ahora, qué aconteció. Y


estamos orgullosos de haber colaborado en tan difícil trance con tantas personas
acongojadas, angustiadas, doloridas, ante la pérdida.

Se acordó en lo importante, fundamental, que resultó el trabajo en grupos, de equipo,


el cual fue además interdisciplinario e intersectorial (con Seguridad, con protocolo,
con los voluntarios, con DINESA, etc.), y colaborativo no verticalizado. Es un
aprendizaje más, en defensa de la democracia de las acciones de los equipos de
salud, hoy en día en que se debate -con gran atraso paradigmático- si alguna u otra
debe comandar o dirigir estrategias y dispositivos. Vaya un recordatorio al pasar para
los vetustos que siguen creyéndose mejores que otros profesionales o más aptos y
les decimos, que hemos demostrado nuevamente, que no hay sino en el respeto entre
las profesiones la verdadera democracia en los equipos de salud y de cualquier
otra actividad social.

También nos lleva a reflexionar sobre la diferencia que existe entre poder hacer el
duelo y participar del ritual de despedida de un ser querido, con la triste historia del
país de los desaparecidos, para aquellos que, no teniendo el cuerpo ni contando con
un saber sobre su destino, no pudieron hacer (como les fuera posible) su despedida,
ante la incertidumbre, ante lo terrorífico de duelar al "no muerto ni vivo". Algunos
hemos escrito sobre esto, pero muy distinto es participar de un rito tan masivo y tan
identificatorio, como el que nos tocó vivir y, en nuestro caso, intervenir como equipo, y
como personas.

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OPERATIVO SOL

El 18 de Mayo de 2011 un avión comercial de Sol Líneas Aéreas se precipitó a tierra


en la localidad Paraje de Prahuaniyeu (está ubicado en la meseta Somuncura, en
pleno desierto de la Línea Sur rionegrina, a unos 35 kilómetros de Los Menucos ), lo
que provocó el fallecimiento de 22 personas entre pasajeros y tripulación. La
intervención del EAPS fue solicitada y se dispuso en articulación progresiva con el
Ministerio de Planificación Federal y el Ministerio de Transporte de la Nación. El
operativo de intervención constó de dos etapas: la primera inmediatamente luego del
accidente, en el marco de la toma de muestras de ADN para la identificación de las
víctimas; la segunda, dos meses después, con la devolución de los restos a los
familiares.

Primera Etapa
En la primera fase trabajaron 29 profesionales (psicólogos, psicólogos sociales,
médico, abogado, trabajador social) durante 9 días, con un sistema de guardias
rotativas distribuidas inicialmente en 3 locaciones (Aeroparque, Hotel, Morgue
Judicial) y luego asignadas sólo al Aeroparque y al Hotel. Un equipo hacía base en
Aeroparque para recibir los familiares que fueran llegando por Buenos Aires o
aquellos que estuvieran en tránsito desde el lugar del accidente. Aquellos familiares
que permanecieran en Buenos Aires para realizarse la toma de ADN eran
acompañados por una dupla de profesionales hasta el Hotel dispuesto para su
recepción y hospedaje, y del mismo modo eran acompañados a la Facultad de
Farmacia y Bioquímica a realizar la extracción de ADN. En caso de pasar la noche en
Buenos Aires, al otro día eran nuevamente acompañados al Aeroparque
metropolitano. A continuación, en formato cronograma, presentamos un resumen de
lo realizado:
El día Jueves 19 se toma conocimiento de lo dispuesto por la autoridad judicial, en
cuanto a la necesidad de trasladar a los familiares de los pasajeros del vuelo
siniestrado a la ciudad de Buenos Aires, para la realización del muestreo genético que
permita identificar los restos hallados en el accidente.
Se organiza, en forma conjunta entre el Ministerio de Planificación Federal, Inversión
Pública y Servicios (MPFIPyS), y el de Salud (MSAL) un dispositivo de atención,
contención y acompañamiento de las familias involucradas.

El Viernes 20 a través de la DNMSyA, el Ministerio de Salud dispuso, para la


atención de las familias, tres Equipos de Salud Mental (ESM), compuestos por cuatro
profesionales en el Aeroparque, cuatro profesionales en el Hotel y dos en la sede de
la Morgue Judicial de la Ciudad de Buenos Aires.
Por su parte desde el MPFIPyS, en coordinación con la empresa aérea, se dispuso un
dispositivo de alojamiento para las familias en el Hotel, y de traslados desde y hacia
los distintos lugares mencionados.
Durante el transcurso del día, el ESM alojado en el Aeroparque porteño tomó contacto
con los familiares de las víctimas, y con el PAF (Programa de Asistencia a Familias de
Aerolíneas Argentinas, brindado por la compañía aérea) a su regreso de la zona de la
catástrofe. Esa misma noche también se presentaron en el hotel familiares de

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víctimas que se hicieron las extracciones de ADN el sábado por la mañana y
retornaron a sus hogares. En su lugar de origen fueron acompañados por otro equipo
de profesionales de salud mental hasta su domicilio donde aguardaban otros
familiares: la contención se mantuvo durante varias horas de forma presencial y
durante el fin de semana mediante consultas telefónicas.

El sábado 21, el ESM tomó contacto telefónico con el resto de los familiares para
explicarles la necesidad del muestreo genético y coordinar su viaje a los distintos
lugares donde entregar la muestra. Esta intervención centralizada en el ESM buscaba
llevar información clara y precisa a las familias, ya que por las características de lo
ocurrido no tenían una referencia concreta donde comunicarse.
En horas de la tarde, los familiares de una de las víctimas, por medio de
comunicación telefónica, requirieron asistencia médica en su domicilio en el
conurbano bonaerense: en esa visita se trabajó con los familiares presentes. En
Capital Federal se brindó asimismo atención domiciliaria, continuando con la misma
durante el curso de la semana hasta garantizar la derivación a efectores locales de
salud mental.

El domingo 22 se tomó contacto con algunas familias y se coordinó su viaje a


Buenos Aires al día siguiente. El mismo día se realizó la muestra genética de otros
familiares. Durante la noche, un ESM viajó a Mendoza y realizó atención domiciliaria
para una de las familias, continuando el seguimiento por vía telefónica hasta el día
martes, cuando realizó la derivación al efector local de salud mental.

El lunes 23, se recibieron familiares arribados por vía terrestre y se tomaron nuevas
muestras de ADN. Durante el proceso de muestreo genético se realizó la contención
de una familia, debiéndose realizar atención médica y traslado de un familiar hacia su
domicilio, donde se continuó la tarea.

El martes 24, se continuó con el acompañamiento durante la toma de muestra de


ADN. A una de las familias se le asignó como equipo de acompañamiento y
contención al personal del Programa de Asistencia a Familias (PAF) de Aerolíneas
Argentinas, por tener éstos contacto previo con la familia (ésta es una estrategia de
intervención privilegiada en este tipo de circunstancias). La familia se retiró del hotel el
día miércoles por la mañana, contando con una guardia del ESM en el Hotel durante
la noche por cualquier eventualidad. Durante la tarde del martes se coordinó el arribo
de los familiares para el día jueves.

Durante el miércoles 25 se realizó atención psicológica de un familiar en un hospital


del Gran Buenos Aires, y se realizó evaluación de tratamiento de manera conjunta
entre el personal del Hospital y del ESM interviniente. También se efectuó contención
telefónica a una familia y se coordinó su arribo para el día siguiente. Por
modificaciones en el grupo familiar, se tomó contacto con la empresa aérea para
requerir un nuevo traslado en horas de la noche, ya que no resultaba posible
articularlo con el MPFIPyS por lo acotado de los tiempos.

El jueves 26, se recibió en el Hotel a los miembros de una familia que viajaron en
vehículo particular, y en Aeroparque a otras familias, acompañando a todos ellos para
la toma de las muestras genéticas, durante su estadía en el Hotel y hasta su retorno a
las localidades de origen.

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Quedaron alojados en el Hotel durante esa noche un grupo de familiares, ya que a
través del MPFIPyS se acordó tramitar sus documentos de identidad el día viernes
(debido a que la persona fallecida portaba consigo la documentación familiar).

El viernes 27, se acompañó a la familia a realizar dicho trámite y se la contuvo


durante el tiempo que duró su estadía, culminando el día sábado 28 a las 18 hs.,
momento en que retornaron a la localidad de origen.
Por último, de los contactos realizados a las familias se coordinó la toma de muestras
de ADN en la Universidad de Cuyo.

Durante la semana en que se desarrolló el operativo de contención, se realizó el


seguimiento y la derivación de las familias a los efectores de salud de sus localidades
de referencia.
Las mayores dificultades las tuvimos, una vez más, en lo que respecta a la
organización del operativo en general. En el primer momento los tiempos los manda la
tragedia con lo cual es poco lo que podemos prever u organizar. Se puede tener un
protocolo básico de intervención, pero todo lo demás lo va marcando la circunstancia.
En la segunda etapa pudimos sentarnos junto con otro ministerio a planificar como
íbamos a desarrollar el acompañamiento de las familias a la morgue y al cementerio.
Siendo el dispositivo que analizamos la resultante de una acción conjunta entre
distintos estamentos gubernamentales y no gubernamentales, resulta imperioso
destacar la buena articulación y organización alcanzada en tan breves tiempos de
planificación y acción. Desde el Equipo de Abordaje Psicosocial del cual se
desprendieron los distintos equipos de salud mental, coincidimos en la necesidad de
algunas acciones básicas:
- Trasmisión de información clara y precisa a las familias desde el primer momento
posible, tomando contacto con ellas antes que la noticia sea divulgada en forma
masiva por los medios de comunicación, los que en su afán de informar pueden
trasmitir mensajes basados en presunciones y especulaciones, para nada saludables.
- Centralizar la comunicación a través de una única vía, permitiendo la referencia clara
de la familia hacia quien emitió la información, ya que si la comunicación está
diversificada los mensajes pueden confundir a los dolientes, quienes no cuentan con
toda su capacidad de atención debido a la circunstancia sufrida. Permitiendo también
esto la reducción de gestiones cruzadas e innecesarias.
- Disponer de medios de traslado para los familiares diferentes a aquel implicado en la
tragedia (en este caso las familias viajaron en avión a la zona donde cayó la aeronave
de la empresa SOL), ya que esta identificación con el familiar perdido les exige lidiar
con las emociones traumáticas emergentes de estar en “la misma situación”.
- Desarrollar un dispositivo que permita realizar el muestreo genético en las
localidades de residencia, evitando la necesidad de realizar actividades que impliquen
el alejamiento de los familiares de sus espacios naturales de contención (familias,
vecinos, amigos, etc.).
- Disponer de un equipo que pueda iniciar la atención y contención de estas familias
desde el momento inicial hasta el final de las tareas necesarias, permitiendo que los
lazos afianzados en momentos de tan extremo sufrimiento psíquico no deban
interrumpirse, ya que precisamente estamos ante una situación de duelo, el tener que
implicarse emocionalmente con un profesional durante unos días y luego tener que
hacerlo con otro distinto en otro ámbito no favorece la estabilidad emocional ante la
pérdida reciente (nuevamente aquí se observó que el cambio de profesionales
destinados a la atención, difirieron entre quienes brindaron su asistencia en un primer

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momento y quienes lo hicieron durante el muestreo genético, y los lazos alcanzados
en los primeros días fueron vivenciados como otra pérdida para las familias)
- Sería conveniente contar siempre, en la atención de familias que atraviesan estas
situaciones, con espacios que les permitan la intimidad suficiente para poder
conectarse con lo que les está ocurriendo y vincularse con quienes los acompañan,
alejados de los equipos programáticos y de gestión, para evitar el contacto con
excesiva cantidad de personas que en muchos casos (sin intencionalidad alguna)
obstruyen el proceso de duelo.

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“Extraños en la noche…”

Siendo las 20hs, se hicieron presentes en el hotel dos familiares de una de las
víctimas del accidente. No quisieron ser acompañados en ese momento, solicitaron
salir solos, así como también cenar a solas. No tenían ganas de hablar, ni de
escuchar más. Nuestra intervención allí se basó en respetar su necesidad, sin
invadirlos, ofreciendo la disposición total para cuando ellos la requieran, explicando
que habría una guardia durante la noche a la cual también podrían acudir.
La dupla de guardia aquel día, sostuvo el espacio toda la noche, en un salón
específico del hotel, más pequeño, más intimo y cálido, diferente al salón que se
había otorgado en un principio.
A las 2 de la madrugada se acerca al salón una de las familiares, quien se queda con
la dupla hasta las 07.30 hs. Ella comenta algo así como que el mate y nuestra
simplicidad la convocan a acercarse, por oposición a los trajes y cafés de otros
equipos que la hicieron tomar distancia en un primer momento. Comenta que a su
llegada le impactó mucho la majestuosidad y el lujo del lugar donde fueron llevados,
generando esto un gran contraste con su sentimiento de dolor ante tal tragedia y
resistencia a recibir contención.
Luego comenta que se acercó al lugar por la necesidad de fumar un cigarrillo, y tomar
un poco de aire. Relata que al entrar y ver al Equipo en el balcón del salón, charlando,
mate de por medio y alguno con cigarrillo en mano, la relajó y la llevó a acercarse sin
dudarlo. Seguramente, se haya jugado allí la empatía y algo de la identificación con la
dupla, quizá el mate, el aire libre, el cigarrillo, la sencillez, a modo de un significante
cualquiera, que hizo lazo.
La intervención en un primer momento se basó en darle lugar a lo que ella venia a
buscar particularmente, que en estos primeros momentos era un lugar al aire libre, un
cigarrillo, y un mate ya que estaba... Se le ofreció todo esto, y el silencio que
sobrevino fue haciendo lugar al respeto ante su sentir. Luego de un momento las
palabras comenzaron a surgir, y remitían a cuestiones del viaje, de su cansancio, de
la cena en el hotel, de viajes anteriores a Buenos Aires, etc... Nosotras nos
limitábamos a escucharla atentamente, comentando cada tanto, compartiendo en
definitiva.
De a poco, y muy sutilmente comenzó a darle lugar a su sentir. El relato de lo
sucedido fue surgiendo: el dolor ante el recibimiento de la noticia, las sensaciones al
llegar al lugar del hecho, la preocupación por sus otros familiares… También
rescataba la solidaridad de todos los familiares de las víctimas, unidos por el dolor de
la pérdida de sus seres amados. Era un lugar desconocido por ella, sin embargo lo
renombraba como algo importante a sostener para pedir justicia.
Las horas iban pasando, el relato vagaba entre el dolor más profundo, la sonrisa ante
el recuerdo de anécdotas, y el llanto silencioso con la lágrima que cae lenta, como en
lenta agonía, que no quiere terminar de caer, ya que sería un caer a la realidad del
crudo encuentro con la muerte.
Y así pasaban las horas, ella se armaba a medida que nosotras nos desarmábamos,
y allí también se desarmaba una práctica estructurada, congelada, para dar lugar a un

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dispositivo abierto, flexible a su singularidad, siempre con la sensación a flor de piel,
para tener registro de ella y hacerla parte de la intervención; a la vez que sosteniendo
la distancia óptima de una praxis saludable, que habilite tal devenir.
Con el primer rayo de sol, anunciando la llegada inminente de un nuevo día, surgió el
pesar propio de la jornada que advenía. Se preguntó, nos preguntó, ¿hace cuanto
estamos acá?, y comenzamos la lenta retirada…. A todas nos costaba “dejar” ese
espacio. Es que estábamos dejando allí toda una noche de gran intensidad, de horas
lerdas, de un frío que se tornaba cálido, de encuentro, del armado natural de un
espacio de transferencia en lo que comenzó siendo una simple noche de tres
extraños…

“…El sencillo mate es nada más y nada menos que una demostración de valores...
Es la solidaridad de bancar esos mates lavados porque la charla es buena. La charla,
no el mate.
Es el respeto por los tiempos para hablar y escuchar, vos hablás mientras el otro
toma y es la sinceridad para decir: ¡Basta, cambiá la yerba!'.
Es el compañerismo hecho momento.
Es la sensibilidad al agua hirviendo.
Es el cariño para preguntar, estúpidamente, '¿está caliente, no?'.
Es la modestia de quien ceba el mejor mate.
Es la generosidad de dar hasta el final.
Es la hospitalidad de la invitación.
Es la justicia de uno por uno.
Es la obligación de decir 'gracias', al menos una vez al día.
Es la actitud ética, franca y leal de encontrarse sin mayores pretensiones que
compartir…”
Lalo Mir, Un mate y un amor

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Segunda Etapa

Esta fase del operativo se realizó aproximadamente dos meses luego de sucedida la
tragedia. La tarea del equipo consistió en el acompañamiento y contención (en los
casos que fuere necesario) de los familiares de las personas fallecidas, para realizar
el reconocimiento de los restos en la Morgue Judicial, los consiguientes trámites en el
Registro Civil situado en el Cementerio de la ciudad, y el acompañamiento desde la
llegada a Buenos Aires hasta la partida de cada uno de ellos a sus lugares de
residencia.
Los equipos se conformaron en duplas, permaneciendo un equipo en el Aeroparque
para recibir a las familias que fueron llegando en el transcurso de los días, y otro en
los hoteles donde se hospedaron las familias. De allí esos mismos equipos se
dirigían junto con los familiares a la Morgue Judicial y luego al Registro Civil del
Cementerio. Al finalizar los trámites correspondientes, la familia decidía si quería
regresar al Hotel a esperar su partida o realizar alguna otra actividad. Estos equipos
continuaron trabajando con la modalidad de turnos rotativos como en la primera fase
del operativo.
En todos los casos se priorizó el respeto del momento que cada familia se encontraba
atravesando, los silencios, el dolor, el duelo. El trabajo consistió en acompañar,
“estar”, sin obturar el dolor de cada familia, sin generar ni provocar nada que
naturalmente no suceda. El Equipo de Abordaje Psicosocial se ubicó como facilitador
al momento de realizar los trámites correspondientes al certificado de defunción y al
traslado del féretro. Asimismo se encargó de transmitir la información en forma clara y
poniéndose a disposición para despejar dudas acerca de los procedimientos que la
situación requería.
Al finalizar esta segunda fase del operativo cada dupla realizó un informe de los
acompañamientos realizados: allí se sugirió según las necesidades de las distintas
familias, que se realice un seguimiento y/o una derivación a un efector de salud
mental en la zona de residencia.
A los fines de organizar la intervención, y planificar la recepción y acompañamiento de
familiares de víctimas, se realizaron las siguientes actividades:

 Comunicación telefónica con la Secretaria de Transporte y con el


Juzgado Federal a cargo a fin de coordinar acciones, reuniones en la
Secretaria de Transporte y con la secretaria del Viceministro de la
Secretaria de Determinantes de la Salud y Relaciones Sanitarias para
diagramar la intervención, y reunión con autoridades de la Morgue
Judicial para obtener información clara sobre el procedimiento que
deberían afrontar los familiares de las víctimas.
 Planificación y armado de organigramas para el funcionamiento del
dispositivo con la coordinadora del Programa Nacional de Atención
Primaria en Salud Mental de la DNSMyA.
 Comunicación telefónica del EAPS con los familiares de las victimas para
disipar dudas y transmitir futuro procedimiento.
Desde el día 02 hasta el día 10 de Agosto de 2011 se desarrollaron las actividades de
recepción y acompañamiento de familiares de la siguiente manera:

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- Recepción del grupo familiar, el día anterior al asignado por Morgue
Judicial para los trámites funerarios, en su arribo a la ciudad de Buenos
Aires, y traslado al hotel designado.
- Hospedaje del grupo familiar en hotel designado.
- Inicio de trámites funerarios: encuentro con dupla profesional
acompañante. Acompañamiento a la Morgue Judicial, luego a Central
de Defunciones y regreso al Hotel.
- Acompañamiento del grupo familiar, ya sea a Aeroparque o Estación
de Ómnibus, hasta su regreso a origen.

Para cada día y todos los trámites, cada familia tenía asignada una dupla o trío (en
función de cuántos viajaran a recoger los restos: nunca seriamos más profesionales
que familiares) que los acompañaría a lo largo de todos los trámites. Así, dentro del
equipo las tareas fueron divididas en función de la tarea y dependiendo de cómo se
daba la situación. En la primera etapa, además del coordinador general estaban los
dos referentes en cada lugar, y en la segunda etapa, ya más organizada, fueron los
coordinadores quienes con anticipación organizaron la tarea junto con los otros
ministerios intervinientes, a la par que se consultaba con el Equipo.
En lo que respecta al contacto con otros grupos intervinientes en este caso no
siempre fue fácil, pero tratamos que determinadas personas que p.ej. se ponían a
llorar con los familiares o a contarles experiencias personales, no tuvieran más que un
contacto estrictamente necesario con ellos y sólo si las familias o nosotros los
requeríamos.
En el caso de la interacción con equipos especializados también fue difícil. En el caso
del accidente de Sol el EAPS fue pedido por el Ministerio del Interior y la Secretaria de
Transporte con injerencia en el caso, pero una vez allí nos encontramos con la
presencia de un equipo de intervención en crisis dispuesto por la misma empresa Sol.
Esta participación generó todo tipo de reacciones entre los familiares, quienes ya
habían tenido contacto con nosotros dos meses atrás y quienes no querían saber
nada con nadie que tuviera que ver con la empresa.

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Un respetuoso silencio

La palabra precisa tal vez sea efectiva, pero ninguna palabra jamás ha sido tan
efectiva como un silencio preciso.
Mark Twain.
El día comenzó muy temprano en el Hotel, con el encuentro de cuatro de los
familiares más cercanos de una de las víctimas de la tragedia de la empresa Sol.
Luego de terminar el desayuno, nos acercamos a presentarnos: dos psicólogas del
EAPS y una psicóloga enviada por la empresa. Les explicamos cuáles iban a ser los
pasos a seguir y en qué consistiría el proceso que estaban por atravesar.
Desde ese primer momento, los familiares nos manifestaron que entre todos habían
acordado realizar el reconocimiento del cuerpo. Ante esto, le propusimos que se den
la posibilidad de ir decidiendo a medida que las diferentes instancias iban acaeciendo,
les detallamos que existía la posibilidad de un reconocimiento fotográfico previo, y que
luego de éste, podrían decidir como continuar, dado que con lo que se iban a
encontrar no era un cuerpo sino restos cadavéricos, una experiencia difícil de
sobrellevar y seguramente muy impresionante.
A partir de ese momento nos dirigimos en dos autos hasta la Morgue Judicial.
Los familiares decidieron viajar juntos (esto se repitió en todos los recorridos que
hicieron durante el día) por tanto, salieron en el primer auto y el equipo de psicólogas
en el segundo, acordando encontrarnos en la entrada del recinto.
Al llegar ingresamos todos a la oficina de la Morgue: nos estaba esperando su director
y un colaborador. Allí se le entregó al familiar autorizado por el juzgado, el Certificado
de Defunción y el Oficio que ordenaba la inscripción en el Registro Civil. En ese
momento, debido a la conmoción que la situación generaba, nos prestamos a ser
nosotras quienes nos encargásemos de la parte más burocrática, recibiendo,
trasportando y responsabilizándonos de los papeles y otra documentación.
Una vez finalizada la instancia, el personal de la Morgue Judicial les consultó si
deseaban realizar el reconocimiento de los restos de su familiar, en principio mediante
fotografías y luego, de requerirlo, en contacto directo. Todos manifestaron, como ya
nos habían adelantado en el hotel, que querían ver las fotos y los restos, por lo que se
acompañó la decisión.
Al terminar el reconocimiento fotográfico nos trasladamos en el auto hasta otra de las
entradas de la Morgue donde se encontraban los restos del familiar fallecido y donde
desde la cochería se esperaba para retirar el cuerpo.
El médico que los recibió les explicó nuevamente: “que lo que iban a ver no era nada
agradable, que no había un cuerpo sino fragmentos y que sería muy duro” pero ellos
continuaron firmes en su decisión de despedirse y estar un momento con la persona
fallecida.
Ingresaron los cuatro juntos, acompañados por la psicóloga de la empresa (quien
decidió entrar por su extensa experiencia en este tipo de intervenciones) a la sala que

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se había preparado. Mientras tanto, la dupla del Equipo aguardaba afuera, atenta a
cualquier eventualidad que pudiera surgir. Durante el tiempo que estuvieron junto al
féretro comentaban con asombro acerca de lo que veían y entre llantos y abrazos
dejaron allí un crucifijo. Momentos después, la psicóloga que había ingresado,
comenzó a ayudarlos a salir de la sala, considerando que se encontraban en un
estado de obnubilación (según nos comentó posteriormente).
Una vez finalizada la instancia, la psicóloga que los acompañó al reconocimiento
mantuvo un pequeño diálogo donde los indagó acerca de cómo se sentían y si lo que
habían visto era parecido a lo que se habían imaginado o esperaban encontrar. Por
nuestra parte decidimos acompañar con un respetuoso silencio. La conversación duró
unos pocos minutos ya que se acercó el director de la Morgue para informarnos que
había llegado un familiar de otra de las víctimas para encontrarse con esta familia.
Nos dirigimos a la oficina del director donde se les proveyó el lugar para que pudieran
hablar en privado durante un rato.
Momentos más tarde, el personal de la Morgue nos sugirió continuar con los trámites
en el Cementerio, donde se encuentra el Registro Civil, ya que se hallaban en camino
hacia la Morgue otras familias, y que se había planificado que no se cruzaran durante
el proceso. Debido a esto nos acercamos y les solicitamos continuar con el recorrido.
Las familias se despidieron compartiendo el inmenso dolor que los unía y organizando
un encuentro por la tarde en el hotel. Llegado este momento la psicóloga de la
empresa se retiró y continuamos nosotras con los familiares hacia el Cementerio.
Una vez allí, mientras esperábamos la entrega de la licencia, acta y otra
documentación, se generó un momento de diálogo en el que pudimos compartir,
familiares y la dupla del Equipo, algunos de sus sentimientos en relación a lo ocurrido;
fueron narrando como habían vivido el primer día de la tragedia, como se enteraron
de la noticia y como se sucedieron para ellos los días posteriores. También cada uno
pudo comentar cuales serían los planes para los días siguientes. Entre todos
surgieron muchos recuerdos, junto a sentimientos de angustia, impotencia y culpa por
estar vivos. A pesar de lo movilizante que había sido el reconocimiento, ninguno de
ellos se arrepentía, pues consideraban que se lo debían a la persona fallecida.
Decían que si su ser querido había sufrido tanto, ellos debían tolerar aquella situación
para poder darle el último adiós.
Una vez finalizados los trámites, la cochería organizó los papeles para poder realizar
el traslado de los restos hasta la provincia de origen.
Finalmente nos dirigimos al Hotel, donde almorzaron y posteriormente salieron a
caminar los cuatro solos.
Alrededor de las 17:30 hs. se retiraron del hotel camino a Aeroparque. Allí nos
despedimos con fuertes abrazos.
La intervención constó principalmente en escuchar, acompañar, contener y orientar,
privilegiando en todo momento la singularidad de cada familiar.
Cabe resaltar el trabajo realizado por el personal de la Morgue Judicial, el cual no sólo
consistió en otorgar información clara sino que representó, además, una gran
contención para las familias, respetando en todo momento sus decisiones.

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Al finalizar con los acompañamientos y despedir al último de los familiares, nos
encontramos los integrantes del Equipo en una de las salas de las que disponíamos
en el Hotel. Allí, junto al mate que comenzaba a circular, lo hicieron también las
palabras, las vivencias cargadas de emociones, los abrazos de contención y las
miradas cómplices con quienes se había compartido tan intensos momentos. Más
tarde llegarían las preguntas acerca de lo realizado y lo no realizado ¿Tendríamos
que haber entrado junto a los familiares y acompañarlos en el reconocimiento?
¿Deberíamos haber hecho o dicho algo de forma diferente? ¿Fue suficiente…o algo
fue demasiado? Preguntas que en algunos casos intentábamos contestarnos pero
que, en definitiva, aún hoy nos acompañan; si existen, las respuestas las poseen
quienes, a pesar de hallarse tramitando tan dolorosos momentos, nos despedían con
un afectuoso “muchas gracias”.

***

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OPERATIVO LA ANGOSTURA

El 4 de junio de 2011 la erupción del volcán Puyehue provocó la emisión de una nube
de cenizas que cubrió la localidad de Villa La Angostura (Neuquén) y otros lugares de
la Patagonia. Desde el 13 de junio al 17 de julio de 2011 el Equipo de Abordaje
Psicosocial (EAPS), de la Dirección Nacional de Salud Mental, realizó un operativo de
emergencia en Villa La Angostura para responder a las necesidades de las personas
afectadas.
Se trabajó con la población de la comunidad (niños, mujeres, instituciones,
comunidades mapuche) y con los grupos de brigadistas y voluntarios (cuadrillas de
limpieza, soldados, periodistas), propiciando un trabajo de elaboración colectiva del
desastre y sus efectos (el temor, la incertidumbre, las pérdidas materiales y afectivas,
y los trastornos de la vida cotidiana), a través de actividades grupales, lúdicas,
expresivas, recreativas y reflexivas, en estrecha colaboración con la red local.
El equipo estuvo integrado por 25 trabajadores de diferentes disciplinas (psicología,
trabajo social, periodismo, psiquiatría, educación física, psicología social, psicodrama)
y se realizaron un total aproximado de 1800 prestaciones destinadas a: contención y
asistencia, relevamiento y diagnóstico, provisión de información adecuada,
supervisión y apoyo organizativo e institucional, y planificación participativa en la
prevención y la promoción de la salud.

Llegamos a La Angostura a la sombra de la enorme columna de cenizas que se


desplegaba desde el volcán como una lenta flor de piedra. Se nos recibía como
expertos, como especialistas, pero con mucha resistencia a la “salud mental” a raíz de
una desafortunada experiencia previa. Llegamos a un paisaje digno de El Eternauta,
en medio del trajín de los camiones del Ejército, de las cuadrillas con pecheras
fluorescentes levantando las montañas de arena oscura en el paisaje saturnino. En la
Casa de la Cultura, el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) reunía
diariamente a todos los sectores abocados a la gestión de la crisis: Gendarmería,
Bomberos, Defensa Civil, servicios de agua y energía, brigadistas, Ejército,
voluntarios… El COE era un pandemónium de gente que entraba y salía, mapas y
fotos satelitales, botellas de agua mineral, y una radio en vivo que transmitía desde el
corazón mismo del asunto. Allí funcionaba el Centro de Contención, sede física de la
Red de Voluntarios de Salud Mental que había nacido al calor del volcán. Constituida
por voluntarios no profesionales y una veintena de psicólogos locales que trabajaban
ad honorem, había brindado los primeros auxilios psicológicos a la población a través
de una guardia telefónica con derivación a consulta, y grupos comunitarios en algunos
barrios. Con ellos nos asociamos para la tarea, procurando realizar tareas en común.
Asimismo, con el equipo subdividido realizamos diferentes recorridas por los barrios
del casco de la ciudad y la zona rural, lo que fue permitiendo crear lazos y acordar
encuentros y actividades.

El Libro Viajero

Uno de los aspectos del desastre que nos preocupaba desde el principio era la
cuestión de la comunicación: nos parecía que la tramitación de lo traumático en

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aislamiento sólo podía conducir a la melancolía, y que era necesario propiciar los
espacios de diálogo e intercambio… en una situación, por otra parte, que aún estaba
en “alerta roja” volcánica: desde el COE se desaconsejaban los encuentros públicos
en ambientes abiertos, y muchas veces el “viento de ceniza” que soplaba desde el
cerro hacía insostenible la circulación peatonal. Ensayamos varias estrategias, con
diferentes sesgos: apoyar los encuentros grupales, difundir información actualizada,
realizar talleres y espacios expresivos en las instituciones, etc. Se trataba en cualquier
caso de una apuesta al vínculo como marco mínimo: promover el lazo comunitario
para favorecer la elaboración de las vivencias traumáticas en el marco de alternativas
superadoras de carácter colectivo.
La distribución del parte matutino diario emitido por el COE nos pareció un primer
paso para llevar información (y por ende, disminuir la incertidumbre) a los lugares que
aun no contaban con energía eléctrica, y en consecuencia no tenían radio ni internet.
En una primera instancia fotocopiamos el parte y lo pegamos en las vidrieras de los
negocios en la avenida principal. Luego conseguimos un cuatriciclo y comenzamos a
llevarlo a barrios más alejados, a medida que avanzábamos en el relevamiento de las
problemáticas de la comunidad.
En la mayoría de los casos la información era recibida con agradecimiento, con frases
del tipo “por fin sabemos algo!”: asimismo la entrega del parte era oportunidad de
conversación y de expresión por parte de los vecinos acerca de las tribulaciones
provocadas por la ceniza. En unos pocos casos (barrios sin servicios desde hacía 20
días, parajes más alejados) la información fue recibida con incredulidad u hostilidad.
En todos los casos la idea era llevar información adecuada, certera, sistemática y
oportuna, sobre todo a los lugares con más dificultades, bajo el principio de atemperar
la angustia provocada por la incertidumbre, y promover algún canal de vinculación
entre la comunidad y los sectores abocados a la atención del desastre.
En el curso del trabajo sumamos a una voluntaria que se ofreció a distribuir el parte
en la zona céntrica, y más tarde fue incluida como referente del Libro Viajero, otra
estrategia de vínculo y comunicación que propusimos en el trabajo de equipo.
Con la habilidosa guía de una de nosotr@s, que tenía cierta experiencia en
encuadernación, diseñamos un “libro viajero” titulado “Historias en tiempo de cenizas”.
Encuadernamos y forramos un gran volumen con hojas en blanco, invitando en la
primera página a incluir dibujos, relatos, recetas, fotos, o lo que cada quien quisiera.
Organizamos un pool de referentes con cuatro vecinas de la comunidad, quienes
tendrían como tarea hacer circular el libro entre los vecinos y barrios de referencia,
durante el curso de un mes (Julio): la idea era marcar un hito en la temporalidad como
opuesto a la infinitud de la incertidumbre (habíamos observado que aquellos que
hablaban de plazos de recuperación, p.ej.: “esto va a llevar 4 años para volver a estar
bien”, parecían sentirse más seguros, más confiados en las posibilidades de
resolución del desastre). Asimismo dimos difusión en la radio, y organizamos con la
bibliotecaria que al cierre del libro este permaneciera allí para uso de todos. La
propuesta sustancial de que el Libro pase “de mano en mano, de casa en casa, y de
barrio en barrio”, apuntaba además a proveer un espacio compartido en el marco de
tantas rivalidades imaginarias, propias de la vida en los pueblos y pequeñas ciudades:
era otra forma de decir “cada quien a su manera, pero todos han sido afectados por la
catástrofe”. Este argumento hubo de ser esgrimido tanto en el trabajo respecto de las
comunidades mapuche (los más pobres), como en el trabajo con los residentes de
Puerto Manzano (los más ricos), y representa si se quiere un intento de apostar a lo
simbólico como herramienta frente a la conmoción subjetiva.

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En el relevamiento comunitario fuimos construyendo intervenciones posibles en
función de cada sector o institución, priorizando el trabajo con los grupos más
vulnerables. En muchos casos utilizamos una técnica grupal con caldeamiento,
dinámica expresiva y plenario de cierre: así, cada quien podía presentarse, expresar
algo de su vivencia en la relación con la erupción del volcán, y poner a circular en su
pequeña comunidad una parte de la experiencia. Con las trabajadoras del Hogar de
Ancianos, afectadas de modo directo en su vida cotidiana (transportes, servicios
domésticos, responsabilidades familiares, etc.), llevamos adelante un encuentro junto
a una psicóloga de Red de Voluntarios de Salud Mental (RVSM). En el trabajo se
expresaron diversos temores, relatos del día de la erupción, y diferentes posiciones
en torno a la situación de desastre. Como en otros casos, las personas difícilmente se
referían al suceso con un nombre definido: hablaban de “todo esto que pasó”, o “a
partir de que empezó todo esto”, sin circunscribir la vivencia a un referente directo (p.
ej.: “erupción”, “nube”, “caída de ceniza”, etc.). Para propiciar la expresión, y teniendo
presente aquella enseñanza de los trabajadores del Tren de que “por ahí
se sentían más cómodos cuando desde diferentes técnicas se trabajan situaciones
que se dan en el trabajo, que a través y mediante una técnica se llega igualmente a
reflexionar y que a veces cuesta poder hablar directamente de lo que les sucede sin
que medien estas herramientas”, utilizamos diferentes alternativas: el relato oral, la
escritura, la escena o la pintura, de acuerdo a las posibilidades.
Con las mamás que concurrían a la Unidad de Acción Familiar (UAF), nos sentamos
en ronda: comenzó a presentarse cada una, algunas preparaban el mate, y a través
de este comenzó a circular la palabra. Cada una de las mamás que concurría con sus
hijos al centro de cuidados contó qué le paso el día de la erupción del volcán, cómo
se sentían, y propusieron pensar entre todas cómo y qué hacer para salir adelante. La
mayoría relataba que lo había vivido con bastante angustia y preocupación en
relación a la continuidad de sus actividades laborales, y el cuidado de sus hijos, ya
que para ellas era un apoyo contar con el espacio de cuidados para la continuidad de
sus tareas. Sin mayores intervenciones que la mención inicial de ofrecer el espacio
para expresarse, se autoconvocaron para reunirse todos los lunes a las 10 hs.,
realizar un cronograma, donde cada una comunique en lo que podría colaborar, p. ej.:
“yo puedo encargarme de cuidar a los niños”, etc.
Asimismo, realizamos un encuentro de “Mural, Música y Mate” para los niños y las
familias de la Villa (inicialmente, las escuelas permanecían cerradas). Junto a una
arteterapeuta local y una psicóloga de RVSM, y previa difusión radiofónica, nos
juntamos con una treintena de niños y mamás que se abocaron, divididos en grupos,
a la producción plástica en torno a las vivencias provocadas por la emergencia:
pasamos música, compartimos mate y torta, y cerramos el evento con una guitarreada
con canciones para todas las edades.

Talleres con soldados

Con el acuerdo del Teniente Coronel a cargo del operativo, y después de algunas
tentativas frustras, se realizan 2 talleres simultáneos con soldados del Ejército
Nacional afectados a tareas de rescate y asistencia en la emergencia, en las
instalaciones del Centro de Educación Física, destinadas al alojamiento de parte de la
tropa y de 3 familias evacuadas de sus casas. La actividad se realiza sin anuncio
previo por parte de la oficialidad, en el horario previo al descanso nocturno de los
soldados.

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Equipo próximo a irse…

Se trabajó con los soldados que permanecían en la Villa hacia 15 días


aproximadamente y que al día siguiente volvían a sus hogares. Se dividieron en dos
grupos y cada uno debió representar escénicamente alguna situación que lo haya
movilizado durante su estadía en Villa La Angostura. El primer grupo eligió
representar la escena de ellos mismos haciendo entrega de agua a los vecinos del
lugar y destacaron el agradecimiento que la gente les demuestra. El segundo grupo
representó una escena en la cual ellos se encontraban sacando ceniza de los techos
y un vecino se acercaba a pedirles agua y alimentos.
Durante el plenario, el primer grupo pudo expresar la satisfacción que les produce
poder ayudar a gente que “tanto lo necesita” y lo agradecida que se mostró la gente
del lugar, ya que “por ahí no tienen para comer pero nos hacen tortas fritas mientras
les sacamos la ceniza del techo”. Por otro lado, el segundo grupo hizo alusión a la
frustración que les ocasionaba no poder brindarle ayuda a la gente cuando estaban
realizando una actividad específica, pero a pesar de esto, comentaron que si bien no
pueden atender esos pedidos en ese momento especifico, ellos toman nota de la
necesidad que manifiesta esa persona y “sabemos que eso en algún momento va a
llegar”. Se reflexionó acerca de su rol en situaciones de crisis como estas y sobre las
frustraciones y satisfacciones que su trabajo trae aparejadas.

Equipo recién llegado…

Se distribuyen los 10 participantes en forma circular. Uno de ellos se mantiene


alejado, pero pendiente de la situación, por lo cual se lo invita a participar, luego de
dudar un momento, accede y se sienta entre las coordinadoras.
En primer lugar, para comenzar se plantea como modo de presentación su nombre,
su función y expresar su mayor virtud y su mayor defecto, con la misma letra. Inicia la
actividad una de las coordinadoras, presentándose y dando un ejemplo. Cuando se
los invita a realizarlo, entre risas y chistes comentan “te lo debo”, “lo pienso para
después”, etc.
Comienza el soldado de mayor edad (Suboficial, Sargento ayudante) quien da su
nombre y su apodo, por lo que se utiliza esta metodología para las siguientes
presentaciones, considerando esto ante la negativa a la primer presentación. Al
finalizar, se propone como consigna representar una imagen o escena que dé cuenta
de sus expectativas en relación al trabajo por realizar en la Villa. En este momento
toman la palabra los superiores (Suboficial y Oficial) siendo sólo el primero de ellos
quien responde a la consigna, representando una imagen de tristeza. Cuando se
interviene para que el resto de los integrantes también puedan participar, todos miran
primero al oficial, y este “propone” relatar, en lugar de representar. Se nos explica a
partir de ese momento su modo de funcionamiento según jerarquías, las cuales son
inamovibles, pues se trata de un “modo de vida” más allá del horario de trabajo. A raíz
de esto, se vuelve a encuadrar la actividad, resaltando la importancia de que todos
tengan derecho a la palabra.
A pesar de esto, continuaron tomando la palabra ambos superiores, y uno de ellos
afirma: “Para dar órdenes hay que ser un poco psicólogo” a lo que una de las
coordinadoras expresa: “para ser psicólogo también hay que saber escuchar”. A partir
de esta intervención, se da lugar a la palabra de los demás integrantes. Cada uno de
ellos toma la palabra en su momento. La gran mayoría expresa incertidumbre en
relación a la tarea, y “ganas de ayudar”. Al cumplirse el tiempo estipulado, se cierra el

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espacio dando lugar a preguntas o comentarios, y posibles sugerencias para futuras
intervenciones.
Nuevamente toma la palabra el Oficial, quien considera que el espacio ha sido
beneficioso e interesante para todos. Al finalizar el taller, se acercan dos soldados a
sugerirnos que en los próximos encuentros se tenga en cuenta el rango de los
participantes al momento de formar los grupos, ya que al trabajar solo con pares si se
permite que se expresen libremente. Pensando las dificultades surgidas, y el
desconocimiento de las jerarquías de los participantes, valoramos este último
comentario como aprendizaje para próximas intervenciones con estos grupos.

Como Equipo, el trabajo en este contexto y con estos sectores representaba una
experiencia inédita, no obstante el recorrido previo en las intervenciones de N.
Kirchner y Sol Líneas Aéreas. Por el contrario, los recursos humanos que integraban
el COE contaban con una gran organización respecto al tipo de respuestas, ajustadas
en tiempo y forma a las necesidades materiales de la comunidad en esta situación de
emergencia. Considerando el desgaste y la afectación que implica el sostenimiento de
un dispositivo de estas características, en la salud física y mental de quienes
participan, el trabajo se mantuvo de modo organizado y pertinente durante todo el
tiempo que permanecimos en la Villa.
Por su parte, subyacían a nuestra tarea dos objetivos fundamentales: realizar un
abordaje orientado a la población afectada por lo acontecido, y fortalecer la
articulación entre los diferentes agentes locales, colaborando en la organización
comunitaria. En todo momento los miembros del Equipo estuvieron disponibles para
generar los espacios de contención necesarios para aquellos que, a la implicación con
una tarea de por sí angustiante y ansiógena, debían agregarle la afectación personal
por ser parte de los alcanzados por la emergencia.
En este sentido, el trabajo estuvo permanentemente orientado a articular,
posteriormente a realizada la contención básica, recursos comunitarios que
permitieran estructurar operativamente las propias estrategias de la comunidad, más
allá de la permanencia nuestra en la región.
Un ejemplo claro de esto fue lo acontecido con los directivos de los establecimientos
educativos de la localidad, cuando desde la coordinación del COE, se nos solicitó que
los acompañemos a una reunión con todos los equipos directivos de la Villa, con el
objetivo de coordinar acciones y esfuerzos para reanudar las clases.

Reunión con Directivos de Instituciones Educativas: día 1


Nos acercamos a la reunión, y a poco de su comienzo fue evidente que si bien
muchos de ellos habían estado en contacto, nunca se habían encontrado en su
conjunto.
El objetivo de la reunión era determinar si estaban dadas las condiciones para el
comienzo de clases, por lo que cada escuela, en conjunto con lo que desde la
coordinación del COE iban relatando, iba definiendo la situación interna de los
edificios, de las zonas aledañas, que trabajos de remediación se habían realizado,
cuáles faltaban, etc.

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En el relato de los pormenores de daños y reparaciones, comenzó a emerger el
malestar de varios integrantes, quienes comenzaron a relatar sus vivencias
personales, dónde estaban el día de la erupción, cómo habían tenido que desdoblarse
en contener a los chicos que estaban a su cargo en distintas actividades en ese
momento, mientras su cabeza intentaba organizar como conectarse con los hijos
propios, entre otros relatos que se apartaban del “trabajo de relevamiento de recursos
edilicios y operativos” para el que habían sido convocados.
Emerge así la angustia, la bronca, las imposibilidades y los miedos, y los reclamos
comienzan a organizarse, abandonando progresivamente la queja, para dejar ver las
preguntas y las dudas acerca de cómo seguir, qué podemos, cómo podemos, que nos
corresponde, para qué necesitamos colaboración, etc.
Aparece la demanda de organizar un taller que les permita entre otras cosas: elaborar
un plan de acciones homogéneo de comunicación a toda la comunidad y evitar así la
sucesión de malos entendidos que iban deteriorando las posibilidades de articulación;
elaborar una propuesta de reanudación de clases que hicieran congruentes las
demandas ministeriales, las necesidades familiares y las posibilidades institucionales;
trabajar el operativo de regreso a clase, desde la convocatoria y disponibilidad de
personal operativo y docente, hasta la contención de los mismos y la posterior
contención de los chicos en las instituciones. Acordamos hacerlo al día siguiente.

Reunión con Directivos de Instituciones Educativas: día 2


Nos reunimos con el equipo y trabajamos las dinámicas acordes a los objetivos y sus
momentos. Al otro día, nos reunimos en la misma institución, un bello jardín de
infantes con modernas instalaciones, ya sin la presencia de la coordinación del COE.
Se proponen las actividades, para las que contamos con la colaboración de dos
comunicadores sociales del Ministerio de Salud que nos acompañaron en muchas
intervenciones, aportando desde su disciplina, herramientas para lo comunitario e
institucional.
Es así que comenzamos con una ronda de comentarios que permitiera hilvanar lo
vivenciado el día anterior, con la propuesta. Se sucedieron en la palabra todos los
presentes y dimos comienzo a la actividad, con un taller sobre la construcción del
mensaje institucional en tiempos de emergencia, a cargo de los comunicadores. La
actividad culminó con la confección de un comunicado consensuado por todos los
presentes para la presentación de los docentes a sus instituciones.
Luego de este espacio, se trabajaron cada una de las demandas del día anterior.
Muchas de las expectativas estuvieron centradas en recibir “de los expertos”,
respuestas operativas que, a la manera de un manual de procedimientos, les diera
herramientas para resolver las cuestiones emergentes. Nada de eso ocurrió. Por el
contrario, se devolvió la dimensión de la tarea, sobre las herramientas que ellos
mismos -en tanto gente idónea en el trabajo con niños y jóvenes- poseían para hacer
frente a lo que planteaban.

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A partir de esto, se diseñó el operativo de retorno a las aulas, en instancias que
estuvieran acompañadas de ser necesario por algunos de los miembros del equipo, o
de la Red de Voluntarios de Salud Mental.
Se estableció así un orden creciente de actividades, a saber: contención (generando
espacios grupales en cada institución con su comunidad educativa para compartir lo
pasado, y pensar juntos como recibir a los chicos); organización de actividades
lúdicas y expresivas con los chicos, en cada institución, coordinado esto por los
mismos docentes. Se hizo especial énfasis en que esto no era perder el tiempo, sino
que permitiría, entre otras cosas el reencuentro con la nueva realidad (que incluiría
muchos compañeros menos en las aulas producto de la emigración) desde un
costado más amable que retomar las materias o las actividades curriculares.
En la misma reunión, el grupo decidió una serie de planteos para realizar a las
autoridades ministeriales sobre cuestiones operativas y de recursos, y sobre las
posibilidades de consignar una fecha de inicio. Decisión que el día anterior
anticipaban como imposible, dada la multiplicidad de puntos de vista, la dificultad para
abandonar posiciones ligadas al miedo, entre otras cuestiones.
Todo esto, y en vista del proceso en dos reuniones grupales de trabajo colectivo
educativo, da cuenta de cuan fortalecidos salieron.
Los distintos niveles de profundidad que fueron alcanzando las acciones del equipo,
estuvieron siempre orientados a posibilitar, por la vía simbólica que fuere, los distintos
modos de elaboración de la tragedia. Las posibilidades de articulación operativa,
estuvieron significativamente ligadas al grado de elaboración alcanzado. Del drenaje
inicial a la operatividad del día siguiente, son muestras de lo dicho.
Frente a esta catástrofe, se aplicaron los lineamientos de la OPS-OMS para un
abordaje comunitario de salud mental de la población, que involucra la participación
del hospital local y de vecinos. Las acciones del equipo en todas sus instancias, sean
estas recorridas barriales, acompañamiento de actividades del COE, constitución de
espacios colectivos para el abordaje, etc. estuvieron signados por una perspectiva
que tiene la operación comunitaria como forma de abordaje, pero -esencialmente-
como techné que interpela todas las prácticas desde el marco de la vulnerabilidad
psicosocial. Más allá de las formaciones, disciplinas, experiencias, este esquema
conceptual común (trabajar para restituir derechos, desde lo vincular) fue el norte que
encadenó toda la intervención. Como otro ejemplo cuenta la experiencia de
acompañamiento que los sucesivos equipos fueron haciendo del proceso de
constitución y acciones de la llamada Red de Voluntarios de Salud Mental.
Sus acciones iniciales estuvieron principalmente ligadas a la atención telefónica de
quienes llamaban al centro de contención. Conformada inicialmente por una veintena
de profesionales, en su mayoría psicólogos, (con una trabajadora social, una
licenciada en ciencias de la educación), venían casi todos de experiencias de trabajo
en el ámbito de la práctica clínica privada, y escasa o nula experiencia en trabajo
grupal y comunitario. Compelidos por la necesidad de apuntalar la emergencia desde
sus roles profesionales -aunque sin dejar de sentirse afectados, como el resto de las
personas de la Villa- se juntan y empiezan a articular acciones, en principio en las
asociaciones vecinales, con quienes se acercaban a demandar escucha, para luego
comenzar a realizar visitas y recorridas barriales, articulando la tarea con el Servicio
de Salud Mental del Hospital local.

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Este recorrido, veloz, urgente y tal vez no elegido pero necesario, los llevó a
acomodarse rápidamente a la demanda de acciones para las que sentían no estar
preparados. Todo el proceso inicial y mientras duró nuestra permanencia en la Villa,
fue acompañado por la participación de compañeros de nuestro equipo. En los
espacios de sus reuniones, como posibilitadores de co-visión, además de aportar
algunas estrategias de abordaje comunitario y material bibliográfico, a medida que
iban surgiendo las necesidades del grupo. Y en otras actividades, colaborando en
terreno, realizando visitas, actividades barriales, de contención, expresivas, etc.
participando articuladamente con ellos como recurso local, que seguiría operando
luego de nuestra salida.
El repertorio operativo de los 25 trabajadores del EAPS que abordó la emergencia fue
lo suficientemente plástico para abarcar actividades de contención directa en
emergencia psicológica, pasando por talleres grupales, actividades expresivas,
lúdicas, recreativas, de acompañamiento y contención con las fuerzas de seguridad y
armadas que trabajaron en la emergencia, visitas barriales y domiciliarias. Entre otras,
visitas a los parajes más alejados de la montaña (donde las cenizas alcanzaban en
algunos lugares un metro, y con una cercanía de sólo 10 km. del volcán) o del
perilago, fueron realizadas por compañeros del Equipo.
Reuniones de trabajo con el Intendente y miembros de su equipo, con personal del
Hospital local, con autoridades provinciales de todos los niveles, fueron necesarias
para poder avanzar y articular acciones. En lo operativo, la progresiva incorporación a
las reuniones diarias del COE, nos permitió quedar entramados definitivamente, y
compartir en ese espacio, todas las acciones diarias, así como recabar la información
y recursos que fuimos necesitando, lo que redundó en beneficio de la tarea.
“El camión de psicólogos que mandó la Presidenta”, “los camperas grises”, fueron los
nombres que la comunidad angosturense eligió para nombrarnos. La permanente
pregunta sobre el número de personas del equipo en acción (oscilaron con rotaciones
semanales, en grupos de entre 7 y 4 personas) se explican con sólo decir que las
jornadas laborales se extendieron muchas veces de las veces de 7 a 23 hs. en
terreno, y luego de ello, evaluando, planificando y escribiendo informes, hasta la
madrugada… No obstante, procuramos darnos tiempo de descanso y distensión, que
nos permitieran acometer la tarea con el necesario espacio de pausa y reflexión.
Es difícil discernir cuánto fue el aporte de nuestras acciones, más allá de lo
cuantificable y de las muestras de agradecimiento y afecto de los pobladores. Lo que
sí es seguro que fue para nosotros una experiencia inolvidable, definitiva.
Después de esta intervención, la DNSMyA fue nuevamente convocada a realizar un
diagnóstico situacional en la comunidad de Ingeniero Jacobacci. Luego de esta
instancia, y elevado el informe con las recomendaciones, se pudo implementar una
segunda intervención breve en esa comunidad.
Ambas experiencias compartidas con los compañeros del equipo, llevaron a uno de
los nuestros a expresar en un escrito que refleja las vivencias tanto de quienes
sufrieron lo peor de la circunstancia y quienes nos tocó trabajar para remediar sus
efectos, o por lo menos reducir su vulneración.

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Resurgir

Resurgir. Como surge el agua de la piedra o el ave fénix de las cenizas.


Cuántas veces, cuántos momentos en que la vida parece enterrarnos, tocamos fondo,
pisamos fuerte, tomamos aire y resurgimos. Tal vez con jirones, con alguna que otra
piña pero más fuertes, más sabios.
Te tocó resurgir? En qué? Dónde estabas? Alguien te ayudó? O pudiste con lo
puesto? Te costó mucho tiempo? De dónde sacaste las ganas?
Imagináte que algo muy fuerte, inmanejable, aterrador, pasa en tu vida. Serías igual
que ahora?
Hace ya unos meses, la fuerza de la naturaleza hizo irrupción en la vida cotidiana de
miles de argentinos, con la erupción del volcán Puyehue.
Relatan los habitantes de lugares como Villa La Angostura o Ingeniero Jacobacci,
cómo se hizo de noche, cómo llovieron piedras calientes, flotaron cenizas y esas más
o menos 13 horas, les cambiaron la vida para siempre.
Vivir con barbijo, con antiparras, tratando de tapar las rendijas en el intento que las
infinitesimales partículas volcánicas no se filtren en sus almas. Sellar ventanas, no
ventilar, estar con barbijo dentro de la casa, “era lo mismo estar dentro o fuera de la
casa”, pasó a ser parte de la rutina diaria para intentar lograr condiciones mínimas de
cuidado personal y familiar.
Un habitante me cuenta cómo con los compañeros de equipo pasaban todo el tiempo
el rastrillo para hacer la cancha de rugby propia, en el club de Jacobacci, Los
Choiques Rugby. Con cuanto amor, dedicación y esmero levantaban a mano las
piedras que habían escapado al rastrillo. “Y estábamos gestionando las cosas para
ponerle pasto, y pasó ésto” y se tapó de 20 cms de ceniza, y los tackles se mudaron a
un gimnasio, como se mudaron las bicis al garage y se cambiaron las pelotas de
fútbol por jornadas enteras de play, compu, televisor y galletitas.
“La camisa nos tira” dice respecto a esto una Agente Sanitaria del Hospital, y se ríe
con sus compañeros de trabajo, y con cada risa, las cenizas se van, alto, lejos, al mar.
Como sus sueños, que, atrapados entre grises y toses y ojos irritados no dejan de
estar ahí, en lo profundo del pecho, pugnando por salir, por levar anclas y cerrar el
pueblo con llave e irse a la mierda. Muchos lo fantasean pero pocos lo hacen. Se
quedan, limpian, escuchan Radio Nacional para ver si hay clases y vuelven a limpiar.
Y mientras pasan el trapo, aprietan los dientes y se sienten de acá, sufridos,
silenciosos, “viste como es la gente de acá” dicen locales y forasteros, pero con
distinta carga.
Y la “gente de acá” recibe por ejemplo a dos pibes de un pueblo cercano, pequeño, de
la Línea Sur, que vienen según dicen a “hacerle el aguante a las cenizas” y lo hacen
con lo que saben: bajo, eléctrica y batería, y un puñado de clásicos del rock chabón y
algunos temas propios. Venimos, dicen, “a ponerle onda”, porque así es la gente de
acá. Sufrida, de agachar el mate y seguir para adelante. Y el rock de ellos es la banda
de sonido del ave fénix que despierta.
Resurgir: recobrar nuevas fuerzas físicas o morales, dice una acepción del vocablo.
Resurgir: volver a la vida. Resurgir: surgir de nuevo, volver a aparecer.
Es raro, porque nunca, ni en el peor de los momentos han desaparecido.

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Bibliografía Obligatoria:
 Clase 4: EJEMPLOS DE INTERVENCIONES EN EMERGENCIA PSICOSOCIAL

 OPS (2006): Guía práctica de salud mental en desastres. Washington, D.C.: OPS, Editores:
Jorge Rodríguez - Mônica Zaccarelli Davoli - Ricardo Pérez / OPS/OMS

 OPS (2002): Protección de la salud mental en situaciones de desastres y emergencias.


Washington, D.C.: OPS (Manuales y Guías sobre Desastres).

De consulta:

 Di Nella, Yago (2011): “Dispositivos Congelados: Psicopolítica de la formación en psicología.


Construcciones de subjetividad profesional desde un enfoque de derechos”. Buenos Aires.
Koyatún Editorial. Cap. 3: Construcciones de subjetividad profesional en psicología
(desde el marco de la Constitución Nacional).

 Di Nella, Yago (2012): “Inclusión Mental: políticas públicas con enfoque de derechos”. Buenos
Aires. Koyatún Editorial. Cap. 3. Necesidad de incorporar o profundizar la perspectiva de
derechos humanos en la formación profesional de los agentes de salud mental.

 Di Nella, Yago (2000): “La grupalidad como eje constituyente del trabajo comunitario”. Ficha de
Clase (Exposición realizada el 29/04/2000), Nivel III: Estrategias de Intervención comunitaria,
Curso de Capacitación Laboral para operadores en comunidad, PIFATACS; Secretaría de
Extensión Universitaria de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la
U.N.L.P. La Plata.

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