Sie sind auf Seite 1von 18

HISPANORROMANAS_II_CUBIERTA_MONOGRAFIAS UCA_2 31/05/12 18:11 Página 1

Cerámicas hispanorromans II. Producciones regionales


DARío BERnAL CASASoLA & ALBERt RIBERA I LACoMBA (Eds.)
En la misma serie Cerámicas hispanorromanas II Darío Bernal Casasola
Producciones regionales Doctor en Filosofía y Letras —especialidad Geografía
El ajuar de las viviendas jerezanas en época de Isabel I Esta segunda entrega de las Cerámicas hispanorromanas trata de profundizar en el e Historia— por la Universidad Autónoma de Madrid
de Castilla (1474-1504) conocimiento de las producciones alfareras fabricadas en la Península Ibérica y las (1997), es actualmente profesor titular de
Juan Abellán Pérez Baleares entre el siglo III a.C. e inicios del mundo medieval. Debido al éxito editorial y Arqueología de la Universidad de Cádiz, adscrito al
a la gran acogida en la comunidad científica del primer volumen se ha decidido Departamento de Historia, Geografía y Filosofía.
Las primeras ocupaciones humanas de Los Barrios continuar sintetizando aquellos estudios e investigaciones desarrollados por Arqueólogo y especialista en Historia Económica
(Cádiz). El ejemplo proporcionado por el río Palmones arqueólogos en torno a las cerámicas de manufactura local a imitación de las del Mundo Antiguo, ha dirigido varias decenas de
Vicente Castañeda Fernández (coord.) romanas, siguiendo tradiciones prerromanas o aquellas con personalidad propia. excavaciones arqueológicas en alfares romanos y
Casi cincuenta investigadores, plumas consagradas y noveles, procedentes de una en ciudades de la antigua Baetica y en Pompeya, y
Cerámicas hispanorromanas. Un estado de la cuestión veintena de instituciones distribuidas por toda la geografía española y portuguesa ha publicado varios centenares de estudios sobre
Darío Bernal Casasola y Albert Ribera i Lacomba —entre ellas quince universidades—, han reunido en treinta y cinco capítulos tanto ánforas, contextos cerámicos y la importancia de la
síntesis como novedades de la vajilla fina (Bloque I), de las ánforas (II), de las lucernas cultura material para las temáticas de Arqueología
Gadir y el Círculo del Estrecho revisados. Propuestas (III), de las cerámicas comunes (IV) o de otras producciones (V), ilustrando el notable de la Producción, tanto en Andalucía como en la
de la Arqueología desde un enfoque social dinamismo actual de la investigación sobre ceramología hispanorromana. antigua Tingitana, el denominado Círculo del
Juan Carlos Domínguez Pérez (Ed. Cient.) Estrecho. Es miembro correspondiente de la Real
Academia de la Historia en Cádiz, y vicepresidente
Personajes, poderes, fortalezas y otros temas de la de la SECAH.
Historia de Andalucía (siglos XIV y XVI)
Alfonso Franco Silva Albert Ribera i Lacomba
Doctor en Geografía e Historia —especialidad
Linajes gaditanos en la Baja Edad Media. Breve
Prehistoria y Arqueología— por la Universidad de
estudio de la oligarquía local (siglos XIII-XV)
Valencia (1993), es actualmente jefe de Sección de
Francisco Javier Fornell Fernández
Arqueología y director del Centro Arqueológico de
l’Almoina del Ayuntamiento de Valencia.
Cultos y ritos de la Gadir fenicia
Arqueólogo y especialista en Urbanismo,
María Cruz Marín Ceballos (Coord.)
Arquitectura y Cultura Material del Mundo Antiguo
Mediterráneo, ha dirigido más de cincuenta
El castillo de San Romualdo. Historia y documentos
campañas de excavaciones urbanas en Valencia y
de la ciudad de San Fernando (Cádiz)
nueve en Pompeya, y ha publicado más de un
Fernando Mósig Pérez
centenar de estudios, entre los que hay varios de
ánforas, producciones de barniz negro, contextos
El Theatrum Balbi de Gades
cerámicos y la importancia de la cultura material
Darío Bernal y Alicia Arévalo
para las temáticas de Arqueología del Consumo y

Cerámicas hispanorromanas II el Comercio, tanto en Valencia e Italia como en


el Mediterráneo.

Producciones regionales

DARÍO BERNAL CASASOLA


Con la colaboración de
ALBERT RIBERA I LACOMBA (Eds.)

Servicio de Publicaciones
Servicio de Publicaciones
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 04/06/12 10:18 Página 5

Cerámicas hispanorromanas II
Producciones regionales

DARÍO BERNAL CASASOLA


ALBERT RIBERA I LACOMBA
(Eds. científicos)

Servicio de Publicaciones
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 04/06/12 10:18 Página 6

Imagen de cubierta: Lucerna tardorromana con cruz enjoyada en disco y asa


zoomórfica, de Carteia (según F. Presedo et alii, 1982: Carteia I, Excavaciones
Arqueológicas en España 120, Madrid, figura 125, nº 9), de posible producción
local/regional

Esta obra es resultado del Proyecto de Investigación


HAR2011-28244 del Plan Nacional de I+D+i del Ministerio
de Economía y Competitividad/Feder del Gobierno de España,
titulado Amphorae ex Hispania. Paisajes de producción y consumo,
con la colaboración del proyecto HAR2010-15733

Esta obra ha superado un proceso de evaluación ciega por pares

Esta Editorial es miembro de la UNE, lo que garantiza la difusión y


comercialización de sus publicaciones a nivel nacional e internacional

Edita
Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz
c/ Doctor Gregorio Marañón, 3 – 11002 Cádiz (España)
www.uca.es/publicaciones
publicaciones@uca.es

© Servicio de Publicaciones de la Universidad de Cádiz


© De cada capítulo su autor

Maquetación: Trébede Ediciones, S.L.


Imprime:
ISBN: 978-84-9828-364-8
Depósito Legal: CA 247-2012

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública


o transformación de esta obra puede ser realizada con la autorización de
sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO
(Centro Español de Derechos Reprográficos, www.cedro.org) si necesita
fotocopiar o escanear algún fragmento de esta obra.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:15 Página 9

Índice

Introducción ............................................................................................................................................................ 15
Darío Bernal Casasola y Albert Ribera i Lacomba

BLOQUE I. VAJILLA FINA

Imitaciones de campaniense en el mediodía peninsular. La cerámica gris bruñida republicana ............................ 23


Andrés Mª Adroher Auroux y Alejandro Caballero Cobos
Cerámicas tipo Peñaflor del Alto Guadalquivir ....................................................................................................... 39
Pablo Ruiz Montes
Los alfares isturgitanos: ¿un posible modelo de control productivo inicial? ........................................................... 49
Mª Isabel Fernández-García
Las producciones de sigillata hispánica locales y regionales del Municipium Augusta Bilbilis
(Calatayud-Zaragoza) ............................................................................................................................................... 63
Jesús Carlos Sáenz Preciado
La fabricación de vasos para beber de paredes finas en el valle medio del Ebro .................................................... 83
José Antonio Mínguez Morales
Las cerámicas imitación de sigillata en el occidente de la Península Ibérica durante el siglo V d.C. ..................... 97
Luis Carlos Juan Tovar
Terra Sigillata Bracarense Tardía (Tsbt). O Grupo II das Cerâmicas de engobe vermelho não vitrificavel
(Delgado 1993-94). O Cerâmicas de Engobe Vermelho. Grupo II (Delgado y Morais, 2009) .................................. 131
Adolfo Fernández Fernández y Rui Morais

BLOQUE II ÁNFORAS

Producciones anfóricas tardorrepublicanas y tempranoaugusteas del valle del Guadalquivir. Formas y ritmos
de la romanización en Turdetania a través del artesanado cerámico ...................................................................... 177
Enrique García Vargas
Ánforas tarraconenses para el limes germano: una nueva visión de las Oberaden 74 ............................................ 207
César Carreras Monfort y Horacio González Cesteros
¿Ánforas Tipo Segobriga/Oberaden 74 similis? Bases para una producción singular en la Tarraconense interior ....... 231
Rui Roberto de Almeida y Jorge Morín de Pablos
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:15 Página 10

Las ánforas del tipo Puerto Real 3. Un nuevo envase de salazones gaditanas de época antonino-severiana .......... 247
Darío Bernal Casasola y Enrique García Vargas
Producciones anfóricas en la costa meridional de Carthago-Spartaria ................................................................. 255
Mª del Carmen Berrocal Caparrós
Las ánforas onubenses de época tardorromana ...................................................................................................... 279
Jessica O’Kelly Sendrós

BLOQUE III LUCERNAS

Una nueva producción de lucernas de canal en terra sigillata hispánica en el norte de la Península .................. 299
Ángel Morillo Cerdán
Producción de lucernas altoimperiales en Hispalis: el taller de la plaza de la Encarnación de Sevilla ................... 309
Jacobo Vázquez Paz
Lucernas a torno de época imperial: una producción singular de Carthago Noua (Cartagena) ........................... 325
Alejandro Quevedo Sánchez
La producción de lucernas en el sureste peninsular: primeros datos ..................................................................... 353
Antonio Manuel Poveda Navarro
Las lucernas de producción regional de Bracara Augusta .................................................................................... 369
Rui Morais

BLOQUE IV CERÁMICAS COMUNES

Las cerámicas de cocina en el Alto Guadalquivir,siglos I-II d.C. ............................................................................... 395


Mª Victoria Peinado Espinosa
Las cerámicas comunes altoimperiales de Augusta Emerita ................................................................................. 407
Macarena Bustamante Álvarez
Cerámica regional reductora de cocina altoimperial en la fachada mediterránea .................................................. 435
Esperança Huguet Enguita
La cerámica común tarraconense (COM.OX.TARR./COM.RED.TARR) y su variante con decoración pintada (CMG) ........ 453
Ramon Járrega Domínguez y Loïc Buffat
Cerámica común altoimperial en el nordeste peninsular ....................................................................................... 469
Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau
La cerámica común tardía en Sevilla (siglos IV al VI d.C.) ........................................................................................ 487
Cinta Maestre Borge
Las cerámicas comunes del nordeste peninsular y las Baleares (siglos V-VIII): balance y perspectivas de la
investigación ........................................................................................................................................................... 511
Josep Mª Macias Solé y Miguel Ángel Cau Ontiveros
La cerámica común Golfo de Bizkaia ...................................................................................................................... 543
Lorea Amondarain Gangoiti y Mª Mercedes Urteaga Artigas
Las cerámicas comunes no torneadas de difusión aquitano tarraconense (AQTA): estado de la cuestión ............. 561
Milagros Esteban Delgado, Mª Teresa Izquierdo Marculeta, Ana Martínez Salcedo y François Réchin
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:15 Página 11

BLOQUE V OTRAS PRODUCCIONES HISPANORROMANAS

La cerámica púnico-ebusitana en época tardía (siglos III-I a.C.) .............................................................................. 583


Joan Ramon Torres
Cerámicas negras bruñidas del oriente vacceo ....................................................................................................... 619
Fernando Romero Carnicero, Carlos Sanz Mínguez, Cristina Górriz Gañán y Roberto De Pablo Martínez
La cerámica gris (y oxidada) ampuritana ................................................................................................................ 639
Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau
La cerámica de engobe blanco ................................................................................................................................ 655
Josep Casas Genover y Josep Mª Nolla Brufau
Cerámica gris romana del Noroeste. Los vasa potoria ........................................................................................... 661
Esperanza Martín Hernández
A cerâmica cinzenta grosseira do Algarve ............................................................................................................... 681
Catarina Viegas
Muestras de cerámica engobada romana de producción local de Lucus Augusti (Lugo) ....................................... 699
Enrique J. Alcorta Irastorza y Roberto Bartolomé Abraira
Colmenas cerámicas en el territorio de Segobriga. Nuevos datos para la apicultura en época romana en Hispania ... 725
Rui Roberto de Almeida y Jorge Morín de Pablos
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 395

Las cerámicas de cocina en el Alto Guadalquivir,


siglos I-II d.C.1
Mª Victoria Peinado Espinosa
Universidad de Granada-Università degli Studi di Perugia

Definición y características de la producción establecida como una categoría cerámica donde se en-
globan una serie de producciones entre las cuales po-
El objetivo principal de este trabajo es ofrecer un pano- demos encontrar desde las típicas cerámicas calcáreas
rama general sobre los estudios de cerámicas comunes de producción local o regional, hasta cerámicas caoliní-
romanas en el Alto Guadalquivir centrándonos en las ticas, cerámicas tardías como la común mediterránea tar-
producciones de cocina entre los siglos I-II d.C. Para si- dorromana, producciones itálicas como las cerámicas de
tuar al lector en el tema, podemos decir que estos estu- barniz interno rojo pompeyano o las cerámicas de co-
dios son muy recientes, prácticamente inéditos, pero sin cina africana, por citar sólo algunas. Todas estas clases ce-
duda necesarios, no sólo para completar el conocimiento rámicas están unidas por pertenecer a un mismo ámbito
conjunto de las producciones altoimperiales en esta área, dentro de los ajuares domésticos como sería la cocina, y
sino también, para sumar esfuerzos en pro de una mejor por estar destinadas a unas mismas funciones; conser-
comprensión del carácter de las mismas a partir del aná- vación, almacenamiento, preparación y cocción de los ali-
lisis de sus implicaciones tecnológicas, formales y fun- mentos. No obstante, existen entre ellas una diferencia-
cionales. De igual modo, antes de empezar conviene ción tecnológica básica otorgada por el uso de arcillas
recordar una de las características definitorias de las pro- calcáreas, para el caso de las cerámicas para conservación,
ducciones de cocina romana como es su condición re- almacenamiento y preparación de los alimentos, y de ar-
gional cuando no local, si dejamos a un lado aquellas cillas no calcáreas, para las cerámicas de cocina (Olcese,
producciones itálicas y africanas que son exportadas por 2003, 19-21). Es decir, es el empleo de unas arcillas u
el Mediterráneo. En consecuencia, sólo estudios regio- otras lo que, junto a la forma impresa por el alfarero, dis-
nales o locales son válidos, desechando cualquier gene- tinguirá unas cerámicas comunes de cocina de otras pro-
ralización a mayor escala, pues complican el trabajo del ducciones no aptas para la cocción de los alimentos.
arqueólogo que se siente incapaz de ordenarlas por la Nosotros atenderemos a estas cerámicas de cocina
falta de clasificaciones y tipologías que lo acerquen a la centrándonos en un territorio y momento concreto, el
realidad material que exhuma en sus excavaciones. Alto Guadalquivir en época altoimperial (figura 1). De
Dicho esto, resulta fundamental definir la noción ce- estas producciones poseemos pocos datos, pero cono-
rámicas comunes y dentro de ellas la de cocina romana. cemos un centro productor, Los Villares de Andújar, en
En la actualidad parecen superados antiguos problemas el que se elaboraron dos clases cerámicas de cocina, una
de denominación y definición del termino cerámicas co- oxidante y otra reductora.
munes (Bats, 1996, 481-484; Moliner, 1996, 240-241; Py Las características macroscópicas de estas dos pro-
y Adroher, 1991, 91; Peinado, 2010, 39-40), quedando ducciones son similares. La cerámica de cocina oxidante
presenta unas pastas de color rojizo N19 —colores según
1. La redacción de este trabajo ha contado con el soporte del pro- el código de A. Cailleux (1963)— que dependiendo de
yecto de I+D Ex oficina Meridionali: Tecnología, producción, los casos pueden tender a oscurecerse, y hacerse más ma-
difusión y comercialización de cerámicas finas de origen bé-
tico en el sur peninsular durante el Alto Imperio (HAR2010- rronáceas, o aclararse y hacerse más anaranjadas. El des-
17507), Ministerio de Ciencia e Innovación. grasante es de color blanco, tanto brillante como opaco,
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 396

396 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

Figura 1. Mapa del Alto Guadalquivir con la situación del centro productor de cerámicas de cocina oxidante y reductora de Los
Villares de Andújar y los dos centros receptores, el Santuario de Las Atalayuelas y Cástulo

de forma redondeada e inferior a 1 milímetro, es escaso nado, 2010, 290, tabla 5.2). Este hecho, la alta presencia
aunque está presente por toda la fractura. Junto a estas de sílice en la arcilla la hace la más apta para producir ce-
partículas blancas se aprecian otras de color dorado su- rámicas de cocina de calidad. Los artesanos isturgitanos
periores al milímetro, más escasas que las anteriores, pero debieron conocer las propiedades de estas arcillas frente
visibles tanto en la fractura como en la superficie de los a las arcillas calcáreas empleadas en la producción de
vasos. La fractura es muy irregular, rugosa al tacto y de es- otras clases cerámicas del alfar como las paredes finas, la
tructura laminar u hojaldrada. En cuanto a la superficie, cerámica pintada de tradición ibérica o la que en su mo-
es del mismo color que la pasta, en ocasiones algo más os- mento denominamos cerámica común romana bética
cura, está muy cuidada sobre todo en el fondo interno de (Peinado, 2010, 129).
las formas abiertas y algo menos en las formas cerradas.
Por su parte, la cerámica de cocina reductora presenta
unas pastas con las mismas características que las descri- Historiografía
tas para la cocina oxidante, únicamente difieren en el
color de las mismas, que ahora son grises P31, a veces Para conocer la evolución en el tiempo de los estudios
grises marronáceas T51, originado por la cochura de los sobre cerámicas de cocina romana hay que analizar los
vasos en una atmósfera reductora. Es decir, macroscópi- trabajos de cerámicas comunes en general ya que, están
camente se observa cómo son las mismas arcillas las que tan ligados a ellos y su disgregación es tan tardía que re-
se empleaban para las producciones oxidantes y reduc- sulta imposible diferenciarlos. En este sentido, y aunque
toras modificando solamente la atmósfera de cocción. las cerámicas comunes han tenido distintas considera-
El análisis microscópico de la composición química2 ciones a lo largo del tiempo, su evolución como objeto
de las dos producciones nos confirmó lo que se observa de estudio tampoco puede desligarse del análisis de otras
macroscópicamente. Ambas producciones presentan una categorías cerámicas, puesto que juntas corren en para-
misma composición, luego, para su elaboración se em- lelo a la propia historia de la investigación arqueológica.
plearon las misma arcillas buscándose, además, unas con Es posible que en el momento inicial de desarrollo
un alto valor en sílice y un bajo contenido en calcita (Pei- de los estudios cerámicos de época romana las cerámi-
cas comunes quedasen relegadas a un segundo plano
2. Análisis realizados en la UB por la doctora M. Madrid y el pues, dentro de un contexto histórico-artístico, al no po-
profesor J. Buxeda seer éstas tratamiento de la superficie se alejaban del
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 397

LAS CERÁMICAS DE COCINA EN EL ALTO GUADALQUIVIR, SIGLOS I-II D.C. 397

valor estético que, según los cánones del momento, el de investigación dentro del estudio de las cerámicas co-
objeto arqueológico debía tener para ser estudiado y co- munes como son los análisis de la tecnología cerámica,
leccionado. Sin embargo, las cerámicas comunes, no fue- la comercialización, los hábitos alimenticios o los análi-
ron dejadas de lado del todo, como señalan V. Orton, P. sis arqueométricos destinados a la caracterización de las
Tyers y A. Vince (Orton et alii, 1997, 17-21), al ser ob- pastas y al conocimiento del origen geográfico de las mis-
jeto de colección e incluidas en algunas publicaciones, mas. Ejemplos de estas nuevas líneas de investigación
como aquellas de la zona del limes, donde estas cerámi- los representa Pottery in the Roman world: an ethno-ar-
cas fueron tempranamente estudiadas gracias a los tra- chaeological approach de D.P.S. Peacock (1982), el estudio
bajos de, entre otros, Loeschcke sobre el yacimiento de de Tuffreau-Libre sobre la cerámica común del norte de
Haltern (Loeschcke, 1909, 101-322), o Gose (Gose, 1950) la Galia (Tuffreau-Libre, 1980), los trabajos sobre las co-
sobre las cerámicas de la zona renana. Superada esta fase, munes de Magdalensberg (Schindler-Kaudelka, 1989), o
las cerámicas comunes no tardaron en ser reivindicadas los realizados en Cartago (Fulford y Peacock, 1984). A
por investigadores como Nino Lamboglia quien constituyó las novedosas aplicaciones arqueométricas de D.P.S. Pea-
el punto de partida en la reflexión sobre este grupo ce- cock habrá que sumarle las aportaciones de M. Bats al
rámico. En su obra Gli scavi di Albintimilium e la cro- inferir cerámicas y alimentación para describir los pro-
nologia della ceramica romana, publicado en 1950 (Lam- cesos de contacto cultural en la sociedad de Olbia (Pro-
boglia, 1950), por primera vez habla de vasi comuni, a la venza, Francia) y, de manera más amplia, de toda la Galia
vez que se produce un cambio en cuanto a la metodología mediterránea (Bats, 1988). En la actualidad trabajos como
de estudio de la cerámica, restándole importancia a los cri- los de Pinto (Pinto, 2003) sobre las cerámicas comunes de
terios estilísticos para buscar el valor cronológico de estos la villa de São Cucufate (Portugal), o aquel publicado por
materiales. En la Península Ibérica fue clave la obra de M. G. Olcese acerca de las cerámicas comunes de Roma y su
Almagro Basch sobre de las necrópolis de Ampurias en entorno (Olcese, 2003), donde se caracteriza el proceso
la que, a pesar de no tratar las cerámicas comunes de una de producción de la cerámica común y de cocina desde
forma pormenorizada, y ni tan siquiera usar dicho tér- la captación de las materias primas, los hornos y la tec-
mino, se aportaban por primera vez datos de carácter nología de cocción, pasando por el componente humano
cronológico para estas cerámicas y se expresaba clara- que conforma el artesanado de esta zona, ejemplifican
mente la necesidad de estudiar los restos arqueológicos el punto en el que se encuentra la investigación sobre
más allá de su valor estético (Almagro Basch, 1955). A estas producciones, consolidando los conocimientos pre-
partir de este momento el estudio de las cerámicas co- cedentes y abriendo nuevos campos de estudio.
munes se inaugura de una u otra forma quedando refle- La Península Ibérica nunca ha quedado al margen de
jado en la multitud de trabajos que se comienzan a pu- este camino historiográfico y tempranamente aparece el pri-
blicar como los de Ostia (AA.VV., 1968; 1970; Carandini mer estudio correspondiente a un centro productor de la
y Panella, 1973; 1977), Pompeya y Herculano (Anne- Bética, el alfar romano de Cartuja (Serrano, 1978). Poste-
chino, 1977, 105-114), Cosa —Ansedonia, Italia— (Dyson, riormente, la atención prestada a las cerámicas comunes
1976), Conimbriga —Coimbra, Portugal— (Alarçao, 1975), se multiplica centrándose la atención sobre todo en la im-
Luni —Ortonovo, Italia— (Massari y Ratti, 1977, 595-597) portaciones de cocina itálicas y africanas, como lo hicie-
o Aquitania (Santrot y Santrot, 1979). Entre ellos destaca ran para el caso de Baetulo J. Aquilué (1987), para la
Cerámica común romana del Mediterráneo occidental Tarraconense C. Aguarod (1991), para La Rioja R. A. Lue-
de M. Vegas (1973). En esta obra podemos observar cómo zas (2001), en el Bajo Guadalquivir Mª A. Sánchez Sán-
se empiezan a clasificar la cerámicas comunes en cuatro chez (1992) y E. Serrano sobre el área malagueña (Serrano,
grandes grupos dentro del que ya encontramos uno, de- 2000). Tampoco se abandonaron los estudios sobre cerá-
finido por las características de las arcillas, como vajilla de micas comunes y de cocina de origen local y regional des-
cocina. Tras este estudio, y sobre todo en la década de los tacando, entre muchos otros —algunos reunidos en un
ochenta, la producción científica destinada al estudio de estado de la cuestión publicado en 1995 (Aquilué y Roca,
las cerámicas comunes y dentro de ellas las cerámicas de 1995)— el completo estudio llevado a cabo en la zona
cocina aumenta considerablemente. Se produce de igual oriental de Gerona (Casas et alii, 1990) o el desarrollado
forma un cambio cualitativo al introducirse nuevas líneas por J. Tremoleda (2000). La misma dinámica se puede ob-
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 398

398 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

servar con respecto a los trabajos sobre cerámicas comu- excavaciones de este yacimiento. En las tres primeras, las
nes romanas en la Bética donde a los numerosos estudios cerámicas constituyen un puro apoyo gráfico (Blázquez,
publicados por E. Serrano, citados algunos de ellos más 1974; 1979; Blázquez y Valiente, 1981), mientras que en las
arriba, se suman otros como los realizados sobre las co- dos últimas se observa un salto cualitativo y cuantitativo;
munes de Lacipo, Casares, Málaga, (Puertas, 1982) o los de los materiales se presentan contextualizados estratigráfi-
Itálica (Bendala, 1982). Más recientemente, en la edición camente, y conceptos como el de cerámica común se em-
de las excavaciones de la villa altoimperial de Cercadilla plea de forma sistemática. Junto a ello, se ofrece una ti-
(Córdoba) los autores dedican un interesante capítulo al pología cerámica, se estudian las pastas y se analizan
estudio del material cerámico abarcando desde los siglos mineralógicamente algunos fragmentos entre los que hay
I d.C. al III d.C. (Moreno, 1997). A este trabajo hay que aña- algunos correspondientes a cerámicas comunes (Blázquez
dir los materiales de Celti (Peñaflor), recogidos en una et alii, 1984; Blánquez et alii, 1985). Más recientemente han
obra sobre las excavaciones llevadas a acabo en este ya- sido objeto de estudio las cerámicas comunes del Santua-
cimiento (Keay et alii, 2001). Finalmente, no podemos rio de Las Atalayuelas (Fuerte de Rey, Jaén), siendo la ca-
pasar por alto la aportación al conocimiento de las cerá- tegoría cerámica más representada en el ajuar cultural ex-
micas comunes de producción local e imitaciones de afri- humado (Rueda, 2008). Por último no debemos olvidar
canas de cocina en alfares como Los Matagallares varias referencias a las cerámicas comunes de esta zona en
(Salobreña, Granada) (Bernal, 1998) y Cañada de Vargas distintas aportaciones de E. Serrano (Serrano, 1995; 2008)
—Torrenueva, Granada— (Ruiz y Serrano, 2009), por no Exceptuando el caso de Los Villares de Andújar, Cás-
citar el sin fin de apuntes sobre cerámica común y de co- tulo y el Santuario periurbano de Las Atalayuelas, el resto
cina de época republicana como los dedicados a las ce- de publicaciones sobre cerámica común y de cocina en el
rámicas comunes gadiritas (Sáez, 2005), muchos de ellos Alto Guadalquivir son muy puntuales y, en la mayoría de
recogidos en dos obras de conjunto (Bernal y Lagóstena los casos, los materiales tratados pertenecen al Ibérico
2004; Bernal y Ribera, 2008). Final. En este sentido, destacan la publicación del material
Sin embargo, como ya hemos enunciado al inicio de cerámico de la necrópolis ibérica de Los Castellones de
este texto, los trabajos sobre cerámicas comunes en ge- Céal (Hinojares, Jaén) donde, entre otras clases cerámi-
neral y, en concreto, sobre cerámicas de cocina en nues- cas recuperadas hay algún ejemplo de campaniense y de
tra área de estudio son escasos y no tienen la trayectoria paredes finas (Chapa et alii, 1998). Más interesantes nos
historiografía de otras zonas del Mediterráneo Occidental resultan los trabajos sobre el poblado Los Castellones de
y de la Península Ibérica. En el Alto Guadalquivir los es- Céal, en tanto en cuanto nos ofrecen información sobre la
tudios en torno a la cerámica romana comienzan con el des- funcionalidad de las cerámicas de cocina, aunque se trata
cubrimiento del complejo alfarero de Los Villares de An- de un momento cronológicamente anterior al que aquí
dújar, dado a conocer a la comunidad científica por el nos ocupa (Mayoral, 1996). Igual sucede con el Santuario
profesor M. Sotomayor. A partir de aquí, Los Villares de ibérico de Castellar (Jaén), donde destaca las importacio-
Andújar capitalizarán los estudios cerámicos, sin duda fa- nes de barniz negro y las paredes finas, dejando espacio
vorecidos por la magnitud del centro productor allí loca- para la cerámica común de época ibérica (Nicolini et alii,
lizado. Entre los muchos trabajos publicados caben des- 2004). También encontramos alguna información sobre
tacar aquellos centrados en la producción de terra sigillata las cerámicas de Porcuna y Mengíbar usadas para definir
hispánica (Roca, 1976; Fernández García, 1988). Sin olvi- las distintas fases de dichos yacimientos (Arteaga y Blech,
dar los trabajos dedicados a las cerámicas pintadas de tra- 1986) pero sin mención a las cerámicas comunes.
dición indígena (Choclán, 1984) y las paredes finas (Ruiz
Montes, 2007). En cuanto a las cerámicas comunes se han
llevado acabo dos estudios preliminares (Sotomayor, 1982; Tipología y cronología
Peinado, 2007) y una reciente tesis en la que se incluyen
las cerámicas de cocina (Peinado, 2010). Contamos tam- La clasificación tipológica y la definición cronológica de
bién con los trabajos sobre las cerámicas de Cástulo (Li- las cerámicas de cocina en el Alto Guadalquivir ha sido
nares, Jaén) donde varía la atención prestada a las comu- realizada a partir de los materiales exhumados en Los Vi-
nes en las cinco monografías editadas sobre las llares de Andújar, y es que, salvo los contextos de Las
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 399

LAS CERÁMICAS DE COCINA EN EL ALTO GUADALQUIVIR, SIGLOS I-II D.C. 399

Atalayuelas y Cástulo, no contamos con más publicacio-


nes de materiales de esta naturaleza para nuestra área
de estudio referidos al Alto Imperio. Por está razón la ti-
pología se presenta abierta con la idea de dar cabida a po-
sibles nuevas formas y tipos que puedan ir sumándose
a los que aquí presentamos.
La tipología está articulada en dos niveles; el primero
se corresponde con las formas que están definidas por las
dimensiones básicas de los recipientes, es decir, agru-
pan a un conjunto de vasos con un perfil similar que
puede relacionarse a su vez con una funcionalidad es-
pecífica. En un segundo nivel encontramos los tipos, es
decir, variantes dentro de una misma forma caracteriza-
dos por atributos particulares como la tendencia del
borde, la presencia de un asa, un baquetón o de un pico
vertedero (Peinado, 2010, 62-75). De igual modo, dada
la escasez de contextos con cerámicas de cocina publi-
cados, la cronología ha sido elaborada a raíz de los datos
obtenidos del estudio las cerámicas de Los Villares de
Andújar, la mayor parte procedentes de contextos ar-
queológicos originados por los desechos productivos ge-
nerados por el alfar. La cronología obtenida fue
contrastada con los datos de Cástulo y Las Atalayuelas y
a grandes rasgos se sitúa entre la segunda mitad del siglo Figura 2. Tipología de las cerámicas de cocina oxidante
I d.C. y la primera del siglo II d.C. (Peinado, 2010, 145-152).
metros. La cronología va desde mediados del I d.C. hasta
mediados del siglo II d.C.
Cerámica de cocina oxidante
Forma 2: Cazuelas
Dentro de las cerámicas de cocina oxidante encontra-
mos cinco formas y diez tipos. Las cazuelas configuran una forma similar a los platos
pero menos exvasadas.
Forma 1: Platos
Tipo COC-OXI 2.1 (figura 2.2)
La forma plato define un conjunto de vasos fuertemente
exvasados, donde el diámetro es superior a cinco veces Forman este grupo una serie de tipos de borde engrosado
la altura del cuerpo. de sección oval o almendrada, paredes oblicuas, rectas
y exvasadas y fondo ápodo, ligeramente cóncavo. Es un
Tipo COC-OXI 1.1 (figura 2.1) tipo que encontramos tanto en cerámica oxidante como
reductora. Cronológicamente se sitúan en la segunda
Se caracteriza por su borde liso o ligeramente engrosado mitad del siglo I d.C.
e invasado. El cuerpo tiene unas paredes oblicuas que se
van curvando levemente a medida que nos acercamos al Tipo COC-OXI 2.2 (figura 2.3)
borde. El fondo es plano, presentando en su parte in-
terna círculos concéntricos incisos. El fondo interno puede Es un tipo muy similar al anterior diferenciándose en la
estar engrosado y presentarse cóncavo al exterior. Los altura de las paredes que, en este caso, es mayor y en el
diámetros de estos platos se sitúan entre 18 y 26 centí- borde que posee un escalón interno. Presentan un diá-
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 400

400 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

presentando diámetros inferiores a los 10 centímetros.


Este tipo se produjo hacia la segunda mitad del siglo I
d.C. sin que perdurara demasiado en tiempo, es proba-
ble que a inicios de época flavia se dejase de producir,
según se observa en los vertederos de Los Villares de An-
dújar.

Tipo COC-OXI 3.3 (figura 3.1)

Se trata de unas ollas de borde engrosado de sección


oval y cuya característica más evidente es la presencia
de estrías en la mitad superior de la pared exterior del
cuerpo llegando hasta el borde. Presentan un diámetro
en torno a los 15 centímetros pudiendo llegar a los 20
centímetros. Es uno de los tipos más tardíos localizán-
dose en contextos de primera mitad del siglo II d.C.

Tipo COC-OXI 3.4 (figura 3.2)

Este tipo agrupa a una serie de ollas de borde entrante


de sección oval de las que desconocemos las caracterís-
ticas de su fondo ya que no se ha documentado ningún
perfil completo. El diámetro es menor de 15 centímetros.
Su cronología es igual a la del tipo COC- OXI 3.2.
Figura 3. Tipología de las cerámicas de cocina oxidante
Forma 4:Jarras
metro comprendido entre 18 y 22 centímetros. Este tipo
se sitúa cronológicamente entre mediados del I d.C. pu- Las jarras son una forma muy cerrada que por lo gene-
diendo llegar hasta la primera mitad del siglo II d.C. ral presenta un cuello más o menos desarrollado.

Forma 3: Ollas Tipo COC-OXI 4.1 (figura 3.3)

Se trata de la forma más representada en cerámica de co- Se caracteriza por el desarrollo piriforme de su cuerpo y
cina. En general hablamos de vasos cerrados de forma glo- el cuello corto. Tiene una boca trilobulada formada por
bular que varían poco tipológicamente a lo largo del tiempo. un borde exvasado hacia afuera de sección triangular
aplanado en la zona opuesta al asa. Este asa sale, bien del
Tipo COC-OXI 3.1 (figura 2.4) borde, o bien debajo de él y va hasta la parte de unión
del cuello con el cuerpo. El diámetro es inferior a los 5
Se caracteriza por su fondo plano y el borde exvasado. centímetros. Cronológicamente se sitúa entre la segunda
Los diámetros son superiores a los 15 centímetros e in- mitad del siglo I d.C. y la primera del siglo II d.C.
feriores a los 20 centímetros. Se localizan entre la se-
gunda mitad del siglo I d.C. y la primera del II d.C. Tipo COC-OXI 4.2 (figura 3.4)

Tipo COC-OXI 3.2 (figura 2.5) En este tipo se agrupa un conjunto de jarras monoansa-
das, de cuello desarrollado, borde engrosado de sección
La principal diferencia entre este tipo y el anterior son circular y pico vertedero. Son jarras localizadas en la se-
sus dimensiones, que, en este caso, son más reducidas gunda mitad del siglo II d.C.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 401

LAS CERÁMICAS DE COCINA EN EL ALTO GUADALQUIVIR, SIGLOS I-II D.C. 401

Forma 5: Cantimploras

La cantimplora es una forma bien conocida en época ro-


mana y fueron fabricadas en distintas clases cerámicas
como la sigillata.

Tipo COC-OXI 5.1 (figura 3.5)

Posee un cuerpo circular aplanado en uno de sus lados,


posiblemente para facilitar ser colgada en la pared, y curvo
en otro, sólo abierto en uno de sus lados para la instala-
ción de un borde con un labio exvasado de sección cua-
drangular del que salen dos asas que descansan en la
parte superior del cuerpo. Estas asas son de sección rec-
tangular con una acanaladura longitudinal en la cara ex-
terna. El diámetro es inferior a 4 centímetros. Su cronología
va desde mitad del siglo I d.C. hasta época flavia.

Cerámica de cocina reductora

La tipología de las cerámicas de cocina reductora se reduce


a tres formas y seis tipos. Esta clase cerámica dejo de pro-
ducirse entre el último cuarto y finales del siglo I d.C.
Figura 4. Tipología de las cerámicas de cocina reductora
Forma 1: Platos
Forma 3: Ollas
Tipo COC-RED 1.1 (figura 4.1)
Tipo COC-RED 3.1 (figura 4.4)
Está caracterizado por sus paredes bajas, exvasadas y sin
borde diferenciado. El fondo es plano y engrosado produ- Se produjo como el anterior tipo tanto en cerámica de
ciendo un baquetón en la zona de unión con la pared. Los cocina oxidante como reductora, compartiendo las mis-
diámetros son siempre mayores a 20 centímetros. Su pro- mas características morfológicas. Estas ollas aparecen a
ducción se sitúa entre mitad y el último cuarto del siglo I d.C. mitad del siglo I d.C. dejándose de producir en el último
cuarto del mismo.
Tipo COC-RED 1.2 (figura 4.2)
Tipo COC-RED 3.2 (figura 4.5)
La única diferencia entre este tipo y el anterior son las pro-
porciones, más reducidas de éste, cuyo diámetro no supera Este tipo presenta un borde ligeramente entrante mar-
los 15 centímetros. La cronología de ambos es la misma. cado por un baquetón exterior. El diámetro está com-
prendido entre 12 y 17 centímetros. Su cronología se
Forma 2: Cazuelas sitúa entre mitad y el último cuarto del siglo I d.C.

Tipo COC-RED 2.1 (figura 4.3) Tipo COC-RED 3.3 (figura 4.6)

Este tipo se produjo tanto en cerámica oxidante como Está formado por unos vasos de forma globular con borde
en reductora. Morfológicamente presenta las mismas ca- entrante, engrosado y plano. El diámetro oscila entre 18
racterísticas y cronología que el tipo COC-OXI 2.1. y 14 centímetros. Misma cronología que el tipo anterior.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 402

402 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

Distribución existieran más entre ellos. De otro, conocemos un cen-


tro receptor de cerámicas de cocina oxidante y reduc-
La cerámica de cocina romana, a diferencia de las cerá- tora, el Santuario de Las Atalayuelas, donde se han
micas comunes calcáreas, salvo algunas producciones documentado los tipos COC-OXI 3.1, COC-OXI 3.2, COC-
puntuales como los morteros itálicos, fue objeto regular RED 3.1. (Rueda, 2008, 530). Por otra parte, otro posible
de comercio a gran escala. Sirvan de ejemplo las pro- centro receptor es Cástulo, donde se han recuperado en
ducciones de cocina itálica y africana que se comercia- distintos contextos algunos tipos cerámicos como el COC-
lizaron por todo el Mediterráneo. Sin embargo, la mayor OXI 3.2, localizado en la necrópolis de Cerrillo de los
parte de las producciones de cerámicas de cocina fueron Gordos, concretamente en los ajuares de las tumbas III
consumidas en un entorno próximo a donde se produ- (Canto y Urruela, 1979, 325, figura 149), II (Canto y
jeron (Olcese, 2003, 66). Pero, ¿qué hizo que unas cerá- Urruela, 1979, 326, figura 150), IV (Canto y Urruela, 1979,
micas de cocina se exportaran, y otras no fueran 328, figura 151) y V (Canto y Urruela, 1979, 328, figura
comercializadas más que dentro del área más próxima a 152) y en la pira funeraria donde aparecen junto a pare-
los alfares en los que se elaboraban? Las motivaciones des finas de la forma Mayet XXV y un plato de la forma
de esta comercialización, por ejemplo, para las cerámi- COC-OXI 1.1 (Canto y Urruela, 1979, 336, figura 156; 343,
cas de cocina de centro-sur de Italia, viene de la mano del figura 157). Unos conjuntos fechados en el siglo I d.C
importante papel económico que esta zona desempeña (Canto y Urruela, 1979, 346). También en la necrópolis
en época republicana y al inicio de época imperial cuando de la Puerta Norte aparecen, en algunos casos, ollitas si-
la actividad comercial es muy fuerte y las cerámicas de milares a nuestro tipo COC-OXI 3.2 concretamente en
cocina se difunde acompañando otras mercancías de esta las tumbas LX (Canto, 1979, 28, figura 19), LXIII (Canto,
zona como el vino (Olcese, 2003, 69). Esto produjo, como 1979, 30, figura 21), LXIV (Canto, 1979, 30, figura 22) y
desde fines del siglo I d.C. lo hará la distribución de la ce- LXXVI (Canto, 1979, 40, figura 31), pero sus pastas se
rámica cocina africana, una difusión de forma que poco describen como calcáreas.
a poco fue cambiando o adaptando los repertorios for- Con estos datos no podemos dibujar de manera clara
males y tecnológicos de las cerámicas de cocina en las el mapa de la distribución de las cerámicas de cocina oxi-
áreas receptoras. Por otra parte, la calidad de estas cerá- dante y reductora elaboradas en Los Villares de Andújar,
micas itálicas y africanas realizadas a partir de arcillas no pero a falta de más datos podemos plantear como hipó-
calcáreas también propiciaron esa distribución (Picon y tesis de trabajo una comercialización que abarca todo el
Olcese 1995; Olcese, 2003, 21-22). Junto a estas produc- Alto Guadalquivir, pudiéndose ser algo más reducida pero
ciones encontramos, como avanzamos más arriba, todas siendo poco probable que fuera más amplia.
la producciones de cocina locales y regionales, como
sería el caso de las cerámicas analizadas en estas líneas.
Para el conocimiento de la distribución de las cerá- Problemática y líneas de investigación
micas de cocina oxidante y reductora del centro pro-
ductor de Los Villares de Andújar poseemos pocos datos, Aunque el interés por el estudio de las cerámicas comu-
aunque todos siguen una misma dirección. En cualquier nes y de cocina en la Bética es patente, da la sensación
caso no debemos relacionar la distribución de las cerá- de que, especialmente en el Alto Guadalquivir el trabajo
micas de cocina con la difusión de otras clases cerámicas está lejos de darse por concluido. Es cierto, se ha reali-
cocidas en los hornos isturgitanos, fundamentalmente zado una clasificación tecnológica en clases eficaz para
hablamos de la terra sigillata hispánica cuya comercia- la ordenación de la cerámica cocina oxidante y reduc-
lización abarcó todo el mediodía peninsular y el norte tora, con grupos químicos de referencia para el primer
de África. De un lado sabemos que los centros produc- centro productor conocido, así como una tipología que
tores de cerámicas de cocina altoimperiales más próxi- permite clasificar las principales formas que gracias a su
mos conocidos hasta la actualidad se sitúan en Córdoba estructura abierta nos ayudará incluir otras nuevas. Pero
(Valera, 2005) y Granada capital, tanto en el alfar de Car- aun quedan muchas cuestiones sobre las que trabajar.
tuja (Serrano, 1978; 1995) como en el del Carmen de la Desde nuestro punto de vista, para avanzar en el es-
Muralla (Sotomayor et alii, 1984), pero es probable que tudio de las cerámicas de cocina hemos de abandonar la
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 403

LAS CERÁMICAS DE COCINA EN EL ALTO GUADALQUIVIR, SIGLOS I-II D.C. 403

idea de que estas cerámicas son una maraña de formas habla de una fuerte permanencia de las tradiciones pro-
poco cambiantes en el tiempo, no muy concluyentes cro- ductivas del mundo indígena. Es muy interesante ver
nológicamente y difíciles de reconocer por su falta de uni- como además la producción de cocina reductora se aban-
formidad en cuanto a sus características físicas se refiere. dona definitivamente en Los Villares de Andújar a finales
La cerámica de cocina puede presentar formas como las del siglo I d.C., momento en el que cesa también la ela-
ollas poco alteradas formalmente, pero existen otras sin- boración de cerámicas pintadas de tradición indígena.
gulares que nos ayudan a datar. Resuelta esta cuestión, el Por su parte, en lo tipológico se configura a finales de
principal problema que encontramos a la hora de estu- época tiberiana e inicio de época claudia un repertorio pro-
diar las cerámicas de cocina en el Alto Guadalquivir es la pio en cuya génesis confluyen las influencias endógenas,
falta de contextos cerámicos para confrontar cronologías sobre todo en formas cerradas principalmente las ollas, y
y completar la información recogida en Los Villares de exógenas como podemos ver en las formas abiertas como
Andújar. La falta de contextos dificulta de igual modo el las platos, muy influimos por formas procedentes de los
conocimiento de la difusión de las cerámicas de cocina modelos de cerámicas de rojo interno pompeyano como
que se presenta actualmente en un estado embrionario. observamos en el tipo COC-OXI 1.1 con la Luni 5 o en los
Por el momento tampoco contamos con un conoci- tipos COC-RED 1.1 y 1.2 que presentan una gran simili-
miento profundo de las cerámicas de cocina de las fases tud con la forma Celsa 79.80. De igual modo no tenemos
anteriores a la producción de Los Villares de Andújar, datos sobre las cerámicas de cocina locales de la etapa
siglo I a.C. y época augustea, ni de las importaciones de posterior al fin de la actividad productiva en Los Villares
cocina itálica, aunque en cualquier caso su llegada al Alto de Andújar. En cuanto a la llegada de las cocinas africa-
Guadalquivir se prevé muy residual y poco comparable nas existe igualmente un enorme vacío de información.
con lo que Mª A. Sánchez (1992) describió para el Bajo En suma el desconocimiento de las cerámicas de cocina
Guadalquivir. Todo ello dificulta el análisis sobre el ori- de la etapa anterior y posterior a la producción altoim-
gen y configuración del repertorio cerámico de cocina perial de Los Villares de Andújar dificulta el análisis dia-
producido desde la segunda mitad de siglo I d.C. en el crónico de estas producciones.
alfar isturgitano. Desde nuestro punto de vista es preci- Por último, es fundamental detenerse en el análisis
samente el estudio de la génesis y filiación cultural de del uso y la funcionalidad de las cerámicas de cocina,
estas cerámicas de cocina una de las líneas de investiga- que en el caso del Alto Guadalquivir parece traspasar el
ción más interesante a desarrollar una vez resueltos los pro- ámbito doméstico para formar parte de los ajuares cul-
blemas cronotipológicos y técnicos. Y es que, con los tuales y funerarios como vemos en el Santuario de Las Ata-
datos que tenemos hoy, las cocinas producidas en nues- layuelas o en las necrópolis de Cástulo. Además, se hace
tra área presentan tanto en lo tipológico como en lo tec- cada vez más necesario detenerse atentamente en estas
nológico una influencia patente del mundo indígena y cuestiones de uso, en tanto en cuanto, la producción de
del mundo romano. De este modo la continuidad con la nuevos tipos de cocina puede relacionarse con cambios
cocción de las cerámicas de cocina en atmósfera reduc- en las técnicas culinarias empleadas en la cocción de los
tora en al Alto Guadalquivir durante el siglo I d.C., mo- alimentos, lo que a su vez nos puede ayudar a analizar
mento en que predominan las cocciones oxidantes, nos la transformación de los hábitos alimenticios.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:46 Página 404

404 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

Bibliografía

AA.VV. (1968): Ostia I. Le terme del Nuotatore. Scavo de- BERNAL, D. y LAGÓSTENA, L. (eds.) (2004): Figlinae
ll’ambiente IV, Studi Miscellanei 13, Roma. Baeticae. Talleres alfareros y producciones cerámi-
AA.VV. (1970): Ostia II. Le terme del Nuotatore. Scavo cas en la Bética romana (ss. II a.C.-VII d.C.), British
dell’ambiente I, Studi Miscellanei 16, Roma. Archaeological Reports International Series 1266, vols.
AGUAROD, C. (1991): Cerámica romana importada de I y II, Oxford.
BERNAL, D. y RIBERA I LACOMBA, A. (eds.) (2008): Ce-
cocina en la Tarraconense, Zaragoza.
rámicas hispanorromanas. Un estado de la cuestión,
ALARÇAO, J. (1975): Conimbriga V. La céramique com-
Universidad de Cádiz.
mune locale et régionale, París.
BLÁZQUEZ, J.M. (1974): Cástulo I, Acta Arqueológica
ALMAGRO BASCH, M. (1955): Las necrópolis de Ampu-
Hispánica VIII, Comisaría General del Patrimonio Ar-
rias, Monografías Ampuritanas III, Barcelona.
tístico y Cultural, Madrid.
ANNECHINO, M.A. (1977): “Suppellettile fittile da cucina
BLÁZQUEZ, J.M. (1979): Cástulo II, Excavaciones Ar-
di Pompei”, L’instrumentum domesticum di Erco-
queológicas en España 105, Madrid.
lano e Pompei nella prima età imperiale, Quaderni
BLÁZQUEZ, J.M.; CONTRERAS, R. y URRUELA, J.J. (1984):
di cultura materiale 1, Roma, pp. 105-114. Cástulo IV, Excavaciones Arqueológicas en España
AQUILUÉ, X. (1987): Las cerámicas africanas de la ciu- 131, Madrid.
dad de Baetulo (Hispania Tarraconensis), British Ar- BLÁZQUEZ, J.M.; GARCÍA-GELABERT, M.P. y LÓPEZ
chaeological Reports International Series 337, Oxford. PARDO, F. (1985): Cástulo V, Excavaciones arqueo-
AQUILUÉ, X. y ROCA, M. (eds.) (1995): Ceràmica co- lógicas en España 140, Madrid
muna romana d’època alto-imperial a la Península BLÁZQUEZ, J.M. y VALIENTE, J. (1981): Cástulo III, Ex-
Ibèrica. Estat de la qüestió, Monografies Emporita- cavaciones Arqueológicas en España 117, Madrid.
nes VIII, Barcelona. CAILLEUX, A. (1963): Code des Couleurs des Sols, París
ARTEAGA, O. y BLECH, M. (1986): “La romanización de CANTO, A.M. (1979): “Necrópolis de la Puerta Norte”,
en J.M. Blázquez: Cástulo II, Excavaciones Arqueo-
Porcuna y Mengíbar (Jaén)”, Los Asentamientos ibé-
lógicas en España 105, pp. 9-88.
ricos ante la romanización: coloquio, 27-28 febrero,
CANTO, A.M. y URRUELA, J.J. (1979): “Necrópolis de Ce-
1986, Madrid, pp. 89-99.
rrillo de Los Gordos”, en J.M. Blázquez: Cástulo II, Ex-
BATS, M. (1988): Vaisselle et alimentation à Olbia de
cavaciones Arqueológicas en España 105, pp. 323-349.
Provance (v. 350-v. 50 a.C.). Modèles culturels et ca-
CARANDINI, A. y PANELLA, C. (1973): Ostia III. Le terme
tégories céramiques, Revue Archéologique de Nar- del Nuotatore. Scavo degli ambienti III, VI, VII. Scavo
bonnaise, Supp. 18, París. dell’ambiente V e di un saggio nell’area SO, Studi
BATS, M. (1996): “Remarques finales”, en M. Bats (coord.): Miscellanei 21, Roma.
Les céramiques comunes de Campanie et de Nar- CARANDINI, A. y PANELLA, C. (1977): Ostia III. Le terme
bonnaise (I s. av. J.-C.-II s. ap. J.-C). La vaisselle de del Nuotatore. Scavo dell’ambiente XVI e dell’area
cuisine et de table, Actes des Journées d’étude orga- XXV, Studi Miscellanei 23, Roma.
nices par le Centre Jean Bérard et la Soprintendenza CASAS, J.; CASTANYER, P.; NOLLA, J. y TREMOLEDA, J.
Archeologica per le province di Napoli e Caserta, Co- (1990): Ceràmiques comunes i de producció local
llection du centre Jean Bérard 14, Nápoles, pp. 481- d’època romana, Sèrie Monográfica 12, Centre d’In-
484. vestigacions Arqueològiques, Gerona.
BENDALA, M. (1982): Excavaciones arqueológicas en el CHAPA, T.; PEREIRA J.; MADRIGAL, A. y MAYORAL, V.
(1998): La necrópolis ibérica de Los Castellones de Céal
Cerro de los Palacios, Itálica (Santiponce, Sevilla),
(Hinojares, Jaén), Arqueología Monografías 11, Sevilla.
Excavaciones Arqueológicas en España 121, Madrid.
BERNAL, D. (ed.) (1998): Los Matagallares (Salobreña, CHOCLAN, C. (1984): Cerámica iberorromana producida en
Granada). Un centro romano de producción alfarera los alfares de los Villares de Andujar, (Jaén). Campañas
en el siglo III d.C., Ayuntamiento de Salobreña. 1981-1982, memoria de licenciatura inédita, Granada.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:47 Página 405

LAS CERÁMICAS DE COCINA EN EL ALTO GUADALQUIVIR, SIGLOS I-II D.C. 405

DYSON, S.L. (1976): Cosa: The utilitarian pottery, Me- OLCESE, G. (2003): Ceramica comuni a Roma e in area
moirs of the American Academy in Rome XXXIII, Roma. romana: produccione, circolacione, e tecnología
FERNÁNDEZ GARCÍA, M.I. (1988): Los diversos estilos (tarda età repubblicana-prima età i imperiale), Do-
decorativos de la sigillata hispánica de Andújar, Gra- cumenti di Archeologia 28, Mantua.
nada (microfichas). ORTON, C.; TYERS, P. y VINCE, A. (1997): La cerámica
FULFORD, M.G. y PEACOCK D.P.S.(1984): Excavations en Arqueología, Barcelona.
at Carthage, The British Mission vol I,2: The Avenue PEACOCK, D.P.S. (1982): Pottery in the Roman world:
du President Bourgiba, Salammbo: the Pottery and an ethno-archaeological approach, Nueva York.
other Ceramic Objects from the Site, Sheffield. PEINADO, M.V. (2007): “Introducción al estudio de las ce-
GOSE, E. VAN (1950): Gefäßtypen der Römischen Kera- rámicas comunes del alfar de Los Villares de Andújar”,
mik im Rheinland, Colonia/Bonn. CVDAS. Revista de Arqueología e Historia 5-6, pp.
KEAY, S.; CREIGHTON, J. y REMESAL, J. (2001): Celti (Pe- 65-88.
ñaflor): la arqueología de una ciudad hispanorro- PEINADO, M.V. (2010): Cerámicas comunes romanas
mana en la Baetica: prospecciones y excavaciones en el Alto Guadalquivir: el alfar de Los Villares de
1987-1992, Arqueología Monografías 12, Sevilla. Andújar, Universidad de Granada.
LAMBOGLIA, N. (1950): Gli scavi di Albintimilium e la PICON G. y OLCESE, G. (1995): “Per una classificazione
cronología della ceramica romana, Istituto interna- in laboratorio delle ceramiche comuni”, Ceramica
zionale di studi liguri, Collezione di monografie preis- romana e archeometria, pp. 105-114.
toriche ed archeologiche, Bordighera. PINTO, I.V. (2003): A cerâmica comum das villae ro-
LOESCHCKE, S. (1909): “Keramikfunde in Halten. Ein manas de São Cucufate (Beja), Lisboa.
Beitrag zur Geschichte der augusteischen Kurtur in PY, M. y ADROHER, A.M. (1991): “Principes d’enregis-
Deutschland”, Mitteilungen Altertums Kommission trement du mobilier archéologique”, en M. Py (coord.):
für Westfalen V, pp. 101-322. Système d’enregistrement, de gestion el d’exploita-
LUEZAS, R.A. (2001): Cerámica común romana en La tion de la documentation issue des fouilles de Lattes,
Rioja, Logroño. Lattara 4, pp. 83-101
MASSARI G. y RATTI G. (1977): “Osservazioni sulla ce- PUERTAS, R.(1982): Excavaciones arqueológicas en La-
ramica comune di luni II”, en A. Frova (coord.): Scavi cipo (Casares, Málaga). Campañas de 1975 y 1976,
di Luni II. Reperti preromani, romani e altomedio- Excavaciones Arqueologícas en España 125, Madrid.
vale, Roma, pp. 590-630. ROCA, M. (1976): Sigillata hispánica producida en An-
MAYORAL, V. (1996): “El hábitat ibérico tardío de Casti- dújar, Jaén.
llones del Ceal: organización del espacio y estructura RUEDA, C. (2008): Imagen y culto en los territorios ibé-
socioeconómica”, Complutum 7, pp. 225-246. ricos: El Alto Guadalquivir (siglos IV a.n.e-II d.n.e),
MOLINER, M. (1996): “Céramiques comunes à Marseille tesis doctoral inédita, Universidad de Jaén.
d’après les fouilles récentes” en M. Bats (coord.): Les RUIZ MONTES, P. (2007): “Aproximación a la primera
céramiques comunes de campanie et de narbonnaise producción bética de vajilla de paredes finas: el caso
(I s. av. J.-C.-II s. ap. J.-C). La vaisselle de cuisine et de Los Villares de Andújar (Jaén)”, CVDAS. Revista
de table, Actes des Journées d’étude organices par le de Arqueología e Historia 3-4, pp. 73-84.
Centre Jean Bérard et la Soprintendenza Archeolo- RUIZ MONTES, P. y SERRANO, B. (2009): “La Cañada de
gica per le province di Napoli e Caserta, Collection du Vargas (Torrenueva, Granada): un nuevo centro pro-
centre Jean Bérard 14, Nápoles, pp. 237-257. ductor de ánforas en la costa oriental de Andalucía”,
MORENO, M. (1997): La villa altoimperial de Cercadilla Antiqvitas 21, pp. 115-124.
(Córdoba): Análisis arqueológico, Arqueología Mo- SÁEZ ROMERO, A. (2005): “Aproximación a la tipología
nografías 2, Sevilla. de la cerámica común púnico-gadirita de los ss. III-
NICOLINI, G.; RÍSQUEZ, C.; RUIZ, A. y ZAFRA, N. (2004): II”, Spal 14, pp. 145-178.
El santuario ibérico de Castellar. Jaén. Investigacio- SÁNCHEZ SÁNCHEZ, M.A. (1992): Importaciones de ce-
nes arqueológicas (1966-1991), Arqueología Mono- rámica romana de cocina en el Bajo Guadalquivir,
grafías 18, Sevilla tesis doctoral inédita, Madrid.
HISPANORROMANAS_II_CERAMICAS HISPANORROMANAS 17/05/12 11:47 Página 406

406 CERÁMICAS HISPANORROMANAS II. PRODUCCIONES REGIONALES

SANTROT, M.H. y SANTROT, J.(1979): Céramiques co- SOTOMAYOR, M.; SOLA, C. y CHOCLÁN, C.(1984): Los
munes gallo-romaines d’Aquitaine, París. más antiguos vestigios de la Granada ibero-romana
SCHINDLER-KAUDELKA, E. (1989): Die Gewöhnliche y árabe, Granada.
Gebrauchskeramik vom Magdalensberg, Klagenfurt. SOTOMAYOR, N. (1982): Cerámica común producida en
SERRANO, E. (1978): “Cerámica común romana del alfar Andújar, memoria de licenciatura inédita, Universi-
de Cartuja (Granada)”, Baetica 1, pp. 243-272. dad de Barcelona.
SERRANO, E. (1995): “Producciones de cerámicas co- TREMOLEDA, J. (2000): Industria y artesanado de época
munes locales de la Bética”, en X. Aquilué y M. Roca romana en el nordeste de Cataluña (época augústea
(eds.): Ceràmica comuna romana d’època alto-im- y altoimperial), British Archaeological Reports Inter-
perial a la Península Ibèrica. Estat de la qüestió, Mo- national Series 835, Oxford.
nografies Emporitanes VIII, Barcelona, pp. 227-249. TUFFREAU-LIBRE M.(1980): La cerámique comune gallo-
SERRANO, E. (2000): Cerámica común romana: siglos II romaine dans le nord de la France (nord, Pas de-Ca-
a.C. al VII d.C. Materiales importados y de produc- lais), Presses Universitaires de Lille.
ción local en el territorio malacitano, Universidad VALERA, R (2005): “Producciones realizadas en el alfar lo-
de Málaga. calizado en la parcela 2.12 del plan Parcial de RENFE”,
SERRANO, E. (2008): “El mundo de las cerámicas comu- Arte, Arqueología e Historia, pp. 67-77.
nes altoimperiales de Hispania”, en D. Bernal Casa- VEGAS, M. (1973): Cerámica común romana del Medi-
sola y A. Ribera i Lacomba (eds.): Cerámicas hispa- terráneo Occidental, Barcelona.
norromanas. Un estado de la cuestión, Universidad
de Cádiz, pp. 471- 488.

Das könnte Ihnen auch gefallen