Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
EL SUSTRATO PREHISTÓRICO
EL CONOCIMIENTO DE LA PREHISTORIA
LA IRRUPCIÓN DE LA METALÚRGICA
A partir de entonces, y hasta el siglo XV, la historia de las tierras ibéricas fue
escenario de un proceso de lucha entre cristianos y musulmanes. Pero estas luchas
dejaron un saldo positivo, en cierto sentido. Estas culturas, junto con la hebrea,
fueron fusionándose. Quizás, en cierto sentido, las "Españas" de entonces, fue lo
que marcó el rumbo de las comunidades autónomas de hoy. De la Edad Media, aún
se conservan, en España, las cortes, los concejos y las universidades, aparte de un
montón de estructuras rurales y urbanas.
A comienzo del siglo VIII, el reino visigodo desapareció como consecuencia
de la derrota sufrida por su último monarca, Rodrigo, en la batalla de Guadalete, en
el 711, frente a los musulmanes. Para entonces, todo el territorio ibérico, en apenas
tres años, todo el territorio peninsular, con la única excepción de las zonas
montañosas del Cantábrico y los Pirineos, pasó a ser controlado por los musulmanes.
El triunfo musulmán los hizo acreedores de un territorio inestable. El choque de
creencias religiosas, irreconciliables, mantuvo en vilo la mayor parte del territorio
ibérico. La arabización de las comunidades cristianas y judaicas, en algunos casos,
fue hecha con mayor fuerza (pago de impuestos absurdos, etc.) y en otros fue un
poco más tolerante. Esta no homogeneidad de trato propició varias revueltas, que
fueron controladas con la fuerza de la ley árabe.
El islamismo en España cobró tal fuerza que en el año 929, el emir Abd al-
Rahmán III decidió proclamarse califa, lo que significaba que asumía la más alta
dirección, tanto en las cuestiones seculares como espirituales, a la vez que se
independizaba de Bagdad. Con él, se inicia el califato de Córdoba, que duró apenas
un siglo. Ese siglo del califato fue un siglo donde perduró una extraña paz entre
musulmanes y cristianos. Todo iba bien hasta que en las últimas décadas del siglo
X, el poder cordobés estuvo a manos de al-Mansur (Almanzor), una especie de
primer ministro que suplantó al califa Hisham II, y que lanzó numerosas y terroríficas
campañas militares contra los cristianos del norte, desde Barcelona hasta Santiago,
pasando por León, Pamplona y Burgos. Luego de la muerte de al-Mansur el califato
entró en un período de disgregación hasta su desaparición en el 1031dc.
Luego de la desaparición del califato, los cristianos, impulsados por el
Vaticano, empezaron a tomar control de los territorios hispanos. Si bien es cierto
que hubo varios intentos de los musulmanes de reconquistar los territorios ibéricos,
no fue sino hasta el año 1212 en el que las tropas hispanocristianas, comandadas
por el rey de Castilla, Alfonso VIII, derrotaron a los almohades en la Batalla de las
Navas de Tolosa, expulsando para siempre cualquier intento de control político de
musulmanes en España.
Entonces bien, si ustedes se preguntan, ¿cuál fue el legado que dejaron los
musulmanes en España? Debo responder lo siguiente:
1. Un importante desarrollo de la agricultura con la implementación de sistemas de
riego.
2. La industrialización de la actividad artesanal.
3. La diversificación del comercio hacia nuevas zonas.
4. El conocimiento helenístico del Asia menor, de regiones como la India, etc.,
avances en astronomía, matemáticas, medicina.
Esto, sin contar el cultivo de la literatura, la historia, la geografía.
La obra cumbre del arte musulmán en Hispania es la mezquita de Córdoba,
iniciada por Abderramán I y culminada en tiempos califales. Si bien es cierto que
durante la edad media, el territorio ibérico fue objeto de constantes luchas entre
musulmanes y cristianos, y que esta pugna los historiadores gustan llamar como
Reconquista (término acuñado por los cristianos, ciertamente), ya que los cristianos
alegaban tener derecho a recuperar el territorio ocupado por los musulmanes, por
cuanto decían ser descendientes legítimos de los reyes visigodos.
Ahora bien, esta reconquista se inició en la segunda mitad del siglo XI. Alfonso
VI de Castilla y León entró en Toledo (1085) gracias al pacto realizado con el
reyezuelo taifa de aquella ciudad. Así, las regiones conocidas como las
"Extremaduras" fueron colonizadas por los cristianos. Por otro lado, el rey aragonés
Alfonso, conquista Zaragoza (1118), bastión tardío de los musulmanes. El colapso
musulmán en España abrió paso a la expansión de los reinados cristianos. Su época
dorada fue en el siglo XIII. Palma de Mallorca se cristianizó en el año 1229, por
ejemplo. Luego, fue el turno de Valencia, en el 1238. Murcia, en 1243; Cádiz, en
1284, cayó en manos cristianas guiados por el rey Alfonso X.
UNIDAD 4. EL LEGADO DE LOS TIEMPOS MODERNOS.
El período comprendido entre finales del siglo XV y fines del siglo XVII, mejor
conocida como la Edad Moderna, fue de suma importancia para lo que hoy es
España. Bajo la bandera de la monarquía hispánica se logró la unión de diversos
núcleos políticos medievales. Portugal, inclusive, desde el año 1580 al 1640, estuvo
integrada a esta monarquía. Por otro lado, el éxito del proyecto colombino hizo
posible la expansión del poderío monárquico español. Podemos creer que el papel
de España durante los siglos XVI y XVII fue decisivo para la historia europea, gracias
al accionar vital de los reyes de Asturias, fervientes defensores de la causa católica.
Sin embargo, el imperio hispánico empezó a desplomarse en el siglo XVII, trayendo
consigo una fuerte crisis económica además de una crisis generalizada, conocida
como la "decadencia del siglo XVII". Esta crisis, según algunos historiadores, se
extendió hasta inicios del siglo XVIII. En contraste a esta crisis, fue en el siglo XVII
en el que en España alcanza un esplendor cultural y literario, en el siglo de Oro
español.
LA POLÍTICA DE FELIPE II
Carlos II, último rey de la Casa de Austria, murió sin descendencia y dejó en
el trono a un nieto del rey Luis XIV de Francia, Felipe de Borbón. Ante esta situación,
se constituyó en toda Europa un movimiento que impulsaba la candidatura al trono
de España del archiduque Carlos de Austria. Esta situación desembocó en la Guerra
de Sucesión.
EL REFORMISMO BORBÓNICO
UNIFORMACIÓN Y CENTRALIZACIÓN
EL REFORMISMO Y LA ECONOMÍA
LA POLÍTICA EDUCATIVA
Se crearon las Reales Academias de Ciencia, Lengua, Bellas Artes, etc. Las
Reales Sociedades de Amigos del País, en mano de los pensadores ilustrados,
cogieron bastante auge entonces. También apareció el periodismo como medio de
divulgación masivo de las nuevas ideas. Los Borbones introdujeron en España el
modelo de corte francesa que imperaba en Versalles en tiempos de Luis XIV.
Ciertamente, los Borbones no poseían la severidad de los Austrias, tuvieron un
importante acercamiento con la Naturaleza, palpable en la importancia de los
jardines o el cultivo de bosques como el de Riofrío o Segovia. Por supuesto, la
oposición a la religiosidad tradicional fue importante. En la Corte hubo brillantes
actos oficiales, pero también representaciones teatrales, conciertos, bailes de
máscaras. Con respecto a la América hispana en el siglo XVIII conoció un importante
crecimiento demográfico y económico. En el campo predominaban los grandes
latifundios, semejantes a los viejos señoríos medievales. Creció el tráfico mercantil
con Europa, del que se beneficiaba la burguesía americana. América proporcionaba,
además de metales preciosos, productos como tabaco, cacao o azúcar. Importante
fue la creación en 1728 de la Compañía de Comercio Guizpozcoana de Caracas.
UNIDAD 6. LA CRISIS DEL ANTIGUO RÉGIMEN (1788-1833).
En 1788, año en que muere Carlos III y accede al trono su hijo Carlos IV,
España seguía presentando los rasgos de una sociedad feudoseñorial. El modelo
político del absolutismo ilustrado era incapaz de resolver los graves problemas
estructurales de la sociedad española: déficit crónico de la hacienda, crisis de
subsistencias periódicas y estancamiento económico. La influencia revolucionaria de
Francia y su intervención en España agudizó las contradicciones de una sociedad en
crisis, culminando en una terrible guerra con dimensiones de guerra de liberación
frente al invasor francés; guerra civil entre partidarios y detractores de la
intervención francesa; y conflicto internacional con presencia de Francia e Inglaterra
enfrentadas a España.
La crisis tuvo su momento culminante en 1808. Comenzó entonces una
terrible guerra, que tuvo varias dimensiones: guerra patriótica frente a los ejercicios
napoleónicos; guerra civil, pues una parte el país estaba del lado de José I
Bonaparte, y, finalmente, guerra internacional, ya que España fue teatro principal
de operaciones de los ejércitos ingleses y francés.
LA GUERRA DE LA CONVENCIÓN
Godoy llegó a una paz con los invasores franceses en julio de 1795, con el
tratado de Paz de Basilea. Con este tratado, España recuperó su integridad territorial
a cambio de ceder a Francia su parte de la isla de Santo Domingo. Un año después,
el Pacto de San Idelfonso restauró la alianza franco-española para luchar contra
Inglaterra, convencido Godoy de que la única amenaza a la monarquía de Carlos IV
radicaba en la penetración británica en el mercado de América. De hecho, en la
Batalla del Cabo de San Vicente, los españoles pierden contra los ingleses, resulta
en la desprotección del comercio ultramarino.
Godoy revivió la reforma de la ley agraria, suprimió impuestos, liberalizó los
precios de las manufacturas y redujo el poder de los gremios. Incluso, en 1797,
formó un gobierno con los nombres más distinguidos de la Ilustración. Por su parte,
la Corona frenó la aspiración de Godoy de reformar el poder y papel de la Iglesia en
España, pensando que esto haría aumentar el riesgo de la revolución.
José Bonaparte jamás logró el apoyo de las minorías ilustradas para regir en
España. Resultaba demasiado patente el deseo de conquista de su hermano,
Napoleón. José I no pudo llevar a cabo la revolución jurídica que planteaba el
Estatuto de Bayona. José I nunca tuvo el afecto del pueblo español, que lo veía
como la vulgar marioneta de su hermano, el Emperador. Los "Afrancesados" fueron
los acólitos de origen español leales a José I. Funcionarios del antiguo Estado que
pasaron al bando de los Bonaparte. Los afrancesados tuvieron que exilarse, para
evitar que sus vidas fuesen cobradas por el fervor popular.
LAS JUNTAS
Desde 1823 hasta su muerte, Fernando VII gobernó como monarca absoluto.
Desató una durísima represión contra todos los liberales. A pesar de que la
Inquisición no fue revivida, su funcionalidad fue ejecutada por los jefes militares
españoles. Los liberales, obligados a refugiarse en el exilio, conspiraban
abiertamente contra Fernando VII. Mientras tanto, la vida intelectual española
estaba obligada a refugiarse en la clandestinidad. La nueva restauración absolutista
de Fernando VII significó el restablecimiento parcial del Antiguo Régimen, aunque
la experiencia del trienio aconsejaba abordar los problemas del país con elementos
diferentes e introducir algunas reformas para lograr la colaboración de los ilustrados
conservadores, los partidarios de un liberalismo templado. En 1823 se creó el
Consejo de Ministros, órgano de consulta del monarca, en quien descansaba el poder
ejecutivo. Así, se reorganizó la Hacienda, se estableció el presupuesto anual del
estado y se abordó el eterno problema de la deuda pública, agravado desde 1824
por la pérdida del imperio americano. Se redujo, por lo mismo, el comercio exterior
en beneficio de la industria nacional. La bolsa de Madrid era inaugurada, pero todo
esto no impidió que España pudiese pagar su deuda externa, revitalizara su
agricultura estancada, el bandolerismo, el desbarajuste de las diversas
administraciones, la pésima red de caminos y carreteras, etc. Pero no solo los
liberales eran una amenaza contra Fernando VII, los llamados realistas puros o
ultras, el sector más reaccionario y clerical del absolutismo, desconfiaban de
Fernando VII, al que acusaban de transigir demasiado con los liberales, por lo que
promovieron una cierta cantidad de levantamientos como en Navarra, el norte de
Castilla y La Mancha.
LA CUESTIÓN SUCESORIA
Toda esta gran inestabilidad política se veía incrementada en 1830 por otros
acontecimientos que oscurecían el futuro del absolutismo y las esperanzas de los
seguidores de Carlos María Isidro (hermano de Fernando VII), los carlistas. Los
revolución liberal había triunfado en Francia, por lo que los absolutistas españoles
no podían esperar ya más ayuda de sus vecinos, y en Madrid, la cuarta mujer de
Fernando VII, María Cristina, le había dado una heredera, la princesa Isabel. Antes
de su nacimiento, su padre había hecho publicar una Pragmática Sanción, redactada
por las Cortes en 1789, que restablecía la sucesión tradicional de la monarquía
hispana permitieron reinar a las mujeres. El pleito legal tenía un evidente alcance
político. La exclusión del trono del ultrarrealista Carlos María Isidro significaba el
triunfo de los moderados y liberales encubiertos en la Corte, que se reunían en torno
a la reina María Cristina con el fin de promover una cierta apertura del régimen. Los
partidarios de Carlos no se resignaban y, aprovechando la grave enfermedad del
Rey, obtuvieron, en 1832, un nuevo documento en el que se derogaba la Pragmática
Sanción. El complot, sin embargo, se volvió en contra de sus protagonistas.
Recuperado Fernando VII, confirmó los derechos sucesorios de su hija Isabel, se
deshizo de sus colaboradores más reaccionarios y formó un nuevo gabinete,
presidido por Cea Bermúdez, que buscaría ayuda del liberalismo templado y
autorizaría el retorno de los exiliados, al tiempo que tomaba medidas contra los
voluntarios realistas. En septiembre de 1833, moría Fernando VII, y su viuda, María
Cristina, heredaba en nombre de su hija Isabel la corona de España, que también
reclamaba para sí Carlos María Isidro, apoyado por los últimos defensores del
Antiguo Régimen, los carlistas, que llevaban unos meses preparando su
levantamiento.
MODERADOS Y PROGRESISTAS
LA REVOLUCIÓN DE 1868
Tras el período de caos que supuso el sexenio democrático, llega una etapa
de estabilidad, con la restauración de la dinastía borbónica. Antonio Cánovas del
Castillo es el principal impulsor de este cambio, y se encargó de conseguirlo. El 1 de
Diciembre de 1874, Alfonso XII (sin ser rey aún) envía un manifiesto a la nación,
redactado por Cánovas, y en el que dice que la única solución a los problemas de
España era la restauración del trono en su persona.
El 29 de Diciembre de ese año, el general Martínez Campos proclamó a
Alfonso como rey, y pronto se le unieron muchos cargos militares de otras partes de
España. Este hecho propició la vuelta de la dinastía borbónica y el 14 de enero de
1875 entró Alfonso XII en Madrid como rey.
LAS PRIMERAS MEDIDAS DE CÁNOVAS DEL CASTILLO.
CONSTITUCIÓN DE 1876
Los carlistas.
Este régimen contó con una gran oposición por parte de los carlistas, de los
nacionalistas, los republicanos y el movimiento obrero. El carlismo pasó de una lucha
armada a desarrollar una política, se implantó en regiones periféricas y se dividió en
el Partido Integrista y las Juntas Tradicionalistas.
El republicanismo.
Los republicanos se caracterizan por la desunión, y también se oponían
abiertamente al régimen. Existían tres ramas, una moderada, otra más radical y la
última que defendía las ideas del sexenio, de Pi i Margall, estos tenían más papel
social que electoral.
En 1885 muere el rey Alfonso XII. La alternancia del poder entre Sagasta y
Cánovas se plasmó en el Pacto de El Pardo. En 1890 se aprueba la universalidad del
sufragio masculino. Económicamente, se aprecia la nula industrialización del aparato
productor español y un inmenso interior agrario con forma de subsistencias bastante
atrasadas. El desarrollo minero creció con avidez desde 1875 y 1900. Importante
fue la Ley de Minas de 1869, que concedía minas a perpetuidad a cambio de una
modesta tributación pública. El desarrollo de la banca contemporánea y el
crecimiento demográfico entraron en contradicción, ya que los dueños del sistema
financiero tenían políticas muy hostiles con la población, y por supuesto tenían el
visto bueno de la alta casta política española.
LA CRISIS DEL 98
Hay una crisis política casi permanente debido por una parte a la excesiva
intervención del monarca en los asuntos políticos; por otra parte la
desaparición de los dirigentes históricos (Cánovas y Sagasta) da lugar a
rivalidades internas de los partidos turnistas: en el partido conservador están
F. Silvela, A. Maura y E. Dato, en el liberal, Canalejas y Romanones.
No fue menor el conflicto generado por los militares, que tras el desprestigio
ante el desastre de la Guerra de Cuba, querían una reforma del Ejército y
recobrar su antiguo protagonismo, culpando del desastre a las actuaciones
políticas. Por otra parte había una fuerte corriente antimilitarista, contraria a
las quintas que culpaban al Ejército de dicha derrota.
Tras el desastre del 98, en esta primera etapa del reinado de Alfonso XIII,
todos los partidos políticos abogan por la idea de “regenerar la nación”. Durante la
década de los noventa, varios intelectuales habían empezado a utilizar dicho término
ante la necesidad de modernización ideológica, política y social de España;
representantes de este generacionismo fueron Lucas Mallada (Los males de la patria
(1890), Macías Picavea (El problema nacional: hechos causas y remedios”,1891),
Rafael de Altamira (Psicología del pueblo español, 1902), Ángel Ganivet (Idearium
español, 1897). La personalidad más relevante del Regeneracionismo intelectual,
social y político fue Joaquín Costa. En sus obras Colectivismo agrario en España
(1898) y Oligarquía y caciquismo como forma actual de gobierno en España (1901-
1902) censuró el sistema político, el falseamiento del sistema electoral vigente, la
ineficaz política agraria y sistema de propiedad resultante de las desamortizaciones,
el poder político acaparado por la oligarquía industrial, ante lo cual propone una
serie de medidas de modernización basados en las reformas técnicas, plan de
regadíos y modificación de la propiedad agraria. Bajo el lema “escuela, despensa y
siete llaves al sepulcro del Cid, preconizaba la “creación de una despensa nacional”
en el sentido de potenciar la agricultura y de alfabetización con la creación de
escuelas y formación técnica, como base necesaria para el progreso.
Desde el poder, tanto el partido conservador como el liberal, tomando esta
línea de renovación, abordaron grandes reformas que hicieron progresar social y
económicamente a la nación, pero las reivindicaciones obreras, nacionalistas,
militares y el problema de Marruecos provocan graves crisis políticas y sociales
Intentó sin éxito, que la monarquía conectara con la realidad social; fue crítico
con el sistema canovista y quería una democracia real, lo que le valió el
enfrentamiento con el propio monarca y con sectores de su propio partido.
No obstante, aprobó la Ley electoral de 1907, que si bien no pudo terminar
con el caciquismo, permitió una mayor independencia del electoral. La
propuesta de Ley antiterrorista, ante los actos violentos del
anarcosindicalismo, no llegó a ser aprobada. Para resolver el problema
nacionalista, buscó su alianza para integrarlos en el gobierno y apoyó la
formación de Mancomunidades, proyecto que tampoco fue aprobado. En el
ámbito internacional, mantuvo una línea de afirmación nacional e
incorporación al nuevo colonialismo africano con la expansión en Marruecos.
El Partido Republicano fue organizado por Alejandro Lerroux en 1908 con una
base social importante en Barcelona. Profundamente demagógico, anticlerical
y presentándose como revolucionario tuvo aceptación entre amplios sectores
populares. Se declaraba anti catalanista. Después de la Semana Trágica de
Barcelona perdió parte de su influencia, por lo que progresivamente se fue
haciendo más moderado y su ideario se extendió por Madrid y Valencia.
Conectado con esta vertiente populista y anticlerical, se desarrolló el
blasquismo valenciano de Vicente Blasco Ibáñez.
El golpe de Estado del General Primo de Rivera en 1923 ponía fin al sistema
político de la Restauración. Se iniciaba una segunda etapa en la monarquía de
Alfonso XIII, quien al vincularse directamente el Régimen dictatorial renunciaba a
un sistema democrático. Al finalizar la dictadura, se precipitó la caída de la
monarquía. Miguel Primo De Rivera, miembro de una destacada familia de militares,
nació en Jerez de la Frontera en 1870. Ingresó en la Academia Militar y participó en
las guerras de Marruecos, Cuba y Filipinas. En 1919 ascendió a Teniente General y
fue nombrado Capitán General de Valencia, luego de Madrid y, por último de
Cataluña. Estando en este destino dio un golpe de estado que terminó con el sistema
parlamentario. Apoyado por el Rey Alfonso XIII, gobernó con plenos poderes y de
forma paternalista durante más de seis años, aunque fracasó en su intento de
perpetuarse en el cargo. Dimitió en enero de 1930 y se exilió a París, donde murió
en el mes de marzo de ese año.
EL GOLPE DE ESTADO DE SEPTIEMBRE DE 1923.
IZQUIERDA
Partidos republicanos: Acción Republicana, después Izquierda Republicana (Manuel
Azaña). Partido Republicano Radical-Socialista (Marcelino Domingo). Unión
Republicana (Diego Martínez Barrios), escindida del P. Republicano Radical.
Partidos autonomistas o nacionalistas: Esquerra Republicana de Catalunya (Francesc
Maciá y Lluís Companys). Organización Republicana Gallega Autónoma (Santiago
Casares Quiroga).
Partidos obreros: Partido Socialista Obrero Español (lndalecio Prieto, Francisco Largo
Caballero y Julián Besteiro). Partido Comunista de España (José Díaz y Dolores
Ibárruri). Partido Obrero de Unificación Marxista (Andreu Nin y Joaquim Maurín), no
estalinista. Partido Sindicalista (Angel Pestaña).
CENTRO
Partidos republicanos: Partido Republicano Radical (Alejandro Lerroux). Derecha
Liberal Republicana (Niceto Alcalá Zamora y Miguel Maura), antiguos monárquicos.
Partidos autonomistas: Lliga Catalana (Francesc Cambó). Partido Nacionalista Vasco
(José Antonio de Aguirre).
DERECHA
Partidos republicanos: Partido Agrario. Acción Nacional (después Acción Popular,
finalmente integrada a la CEDA). Confederación Española de Derechas Autónomas
–CEDA- (José María Gil-Robles).
Partidos monárquicos: Renovación Española, después Bloque Nacional (José Calvo
Sotelo). Comunión Tradicionalista, antiguos carlistas (Manuel Fal Conde). Acción
Española (Ramiro de Maeztu).
Partidos autoritarios y fascistas: Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (JONS)
(Ramiro Ledesma y Onésimo Redondo). Falange Española (José Antonio Primo de
Rivera), después FE y de las JONS, tras la fusión de ambos partidos.
EL BIENIO DE CENTRO-DERECHA.
LA CONTRARREFORMA
LA CONSPIRACIÓN MILITAR.
LA SUBLEVACIÓN MILITAR
LA EVOLUCIÓN POLÍTICA.
• El poder absoluto de Franco (Jefe del Estado y Generalísimo del Ejército, “Caudillo”
de España y “Vigía” de Occidente)
• La superposición de la Iglesia con el Estado, el NACIONAL-CATOLICISMO. Estado
Confesional, Censura y enseñanza Religiosa, Control social de la Iglesia.
• El partido único (primero F.E.T. y de las J.O.N.S. y después Movimiento Nacional).
También sindicato único (CENS! sindicatos verticales). NACIONAL-SINDICALISMO.
Todo ello de clara inspiración fascista.
• Papel y poder efectivo del ejército, que aporta ideología unitarista y tradicionalista
de España. NACIONAL-PATRIOTISMO.
• Las llamadas Leyes Fundamentales del Reino. (Ejemplo de leyes antidemocráticas
que definieron el entramado del régimen y el carácter autocrático del ejercicio del
poder personal de Franco).
4. El Tardofranquismo (1973-1975)
La República en el exilio
La guerrilla antifranquista
Según las tropas franquistas fueron ocupando las diferentes regiones del país
muchos combatientes republicanos, huyendo de la represión, se "echaron al monte"
formando grupos de guerrilleros, los maquis. Las acciones guerrilleras se
intensificaron tras la derrota nazi en 1945. Los maquis trataban de colaborar con la
anhelada intervención de los aliados en España. La dura represión y el final de las
esperanzas de una intervención exterior llevaron a que en 1948 el PCE renunciara a
la lucha armada y llamará a los guerrilleros a huir del país.
VALORACIÓN DE FRANQUISMO
La situación de partida
En 1975 los indicadores económicos colocaban a España entre los doce países
más industrializados del mundo. 25 años atrás, el nivel de desarrollo era similar al
de algunos países iberoamericanos. Indudablemente, y como ya escribiera
Aristóteles, la democracia es tanto más posible cuanto más igualitaria sea la
sociedad.
Dos días después de la muerte de Franco, el 22 de noviembre de 1975, Juan
Carlos I es proclamado Jefe del Estado. Arias Navarro, confirmado como Presidente
del Gobierno, nombra un nuevo Gabinete, con José María de Areilza y Fraga como
personalidades destacadas. Pero pronto se vio que el nuevo Gobierno no sería capaz
de llevar a cabo cualquier reforma democrática, pues se limitó a aprobar una ley de
asociación muy restrictiva en la que no tenían cabida los partidos políticos.
De la muerte de Franco al primer gobierno de Suárez.
Fue la oposición, bajo la consigna de “ruptura democrática”, la que tomó la
iniciativa de impulsar movilizaciones para que se iniciara un proceso constituyente:
debía constituirse un gobierno provisional que convocara elecciones, de las que
debían salir unas Cortes que elaboraran una Constitución. La Junta Democrática,
constituida en torno al PCE en 1974, y la Plataforma de Convergencia Democrática,
que tenía como eje al PSOE y se había constituido en 1975, se unen formando
Coordinación Democrática (conocida como "platajunta" en el argot popular).
Las huelgas y manifestaciones crearon en la calle un clima que influiría
notablemente en las decisiones del Gobierno de Arias Navarro. Digamos que sólo en
febrero de 1976 hubo más huelgas que en todo el año anterior. Los conflictos tenían
muchas veces origen económico pero no eran ajenos a la situación política. En
marzo, una huelga general en Vitoria acabó con cinco muertos por disparos de la
policía (fue cuando Fraga pronunció su famosa frase: "La calle es mía"). Y dos meses
más tarde, un enfrentamiento entre grupos carlistas provocó dos muertos en
Montejurra.
En el verano del 76, la situación no parecía tener salida. Un sector importante
del franquismo, los llamados inmovilistas o bunker, no aceptaba ninguna reforma;
la oposición no tenía fuerza para imponer su opción de ruptura. Otro sector del
franquismo, preocupado por la incapacidad de Arias y alentado por el propio Rey,
optó por una vía, indeterminada a estas alturas, que consistía en promover una
reforma que partiera de las propias leyes franquistas y que evitara la ruptura
propugnada por la oposición.
La Constitución de 1978
Era una constitución larga (109 artículos) y rígida, con un proceso complicado
para su reforma. El Título I (derechos y libertades) fue el más discutido:
Hubo unanimidad en la aconfesionalidad del Estado, aunque reconociendo
explícitamente la influencia de la Iglesia católica.
Se estableció una amplia y detallada declaración de derechos y libertades.
Como asuntos polémicos, podemos señalar:
a) La pena de muerte, que acabó excluyéndose.
b) El aborto. Se redactó un texto ambiguo para que cupieran posteriores
interpretaciones.
c) En materia educativa, se aprobó un texto de consenso. Título II:
Monarquía.
d) Definida como parlamentaria, moderadora y arbitral, le corresponden
funciones representativas y de carácter simbólico.
El 23 de febrero de 1981.
Durante la transición, el Ejército era un estamento potencialmente peligroso.
Tras la depuración que supuso la guerra civil, constituyó uno de los pilares del
franquismo. Aunque no podemos pararnos a detallar la política militar de los
primeros gobiernos democráticos, hay que reseñar la labor al frente del mismo del
general Gutiérrez Mellado, cuya política se centró en los siguientes principios:
Los militares debían alejarse de la política y dedicar sus esfuerzos a
prepararse técnicamente.
Se realizaron esfuerzos de modernización: reforma del Código de Justicia
Militar, rejuvenecimiento de los mandos, planes para la actualización del
armamento, relegación a puestos secundarios de los supuestamente más
peligrosos, etc.
En los últimos meses de 1980, el clima de crisis del gobierno Suárez favoreció
la conspiración.
Sobre las 6 de la tarde del 23 de febrero de 1981 el Congreso, que esta estaba
reunido para votar la candidatura de Leopoldo Calvo Sotelo a la Presidencia del
Gobierno, fue asaltado por un grupo de guardias civiles, mandados por el teniente-
coronel Antonio Tejero. Era el punto de partida de un plan que pretendía acabar con
el sistema democrático. Aunque la conspiración incluía el levantamiento contra el
orden establecido de diversas unidades militares, sólo Jaime Milans del Bosch —
Capitán General de Valencia- sacó los tanques a la calle. El secuestro de los
diputados duró toda la noche, pero a medida que pasaban las horas, y sobre todo
después de la aparición del Rey en televisión desautorizando la intentona, su fracaso
parecía claro. A media mañana del día 24, Tejero firmó su rendición y los
secuestrados pudieron recobrar la libertad.
Para el historiador Javier Tusell, las causas del fracaso son las siguientes:
1. La actuación del Rey, determinante para sacar de dudas a algunos militares
indecisos.
2. Los mandos militares que ocupaban puestos decisivos (Gabeiras, Quintana,
Aramburu o Sáenz de Santamaría) optaron por la legalidad constitucional.
3. Las deficiencias mismas de la conspiración, cuyos protagonistas carecían de
un plan coherente.
4. El hecho de que la intentona fuera conocida inmediatamente, incluso vivida
en directo pues la sesión del Congreso estaba siendo retransmitida por radio y
televisión. El clamor popular contra el golpe quedaría patente en las manifestaciones
de los días posteriores.
Como consecuencias, a mayor o menor plazo, del golpe, podemos apuntar las
siguientes:
-Quedó desprestigiado cualquier nuevo intento de golpe militar.
-La figura del Rey salió fortalecida.
-Facilitó la victoria socialista en las elecciones del año siguiente.
El Partido Popular, con José María Aznar a la cabeza, ganó las elecciones de 1996.
Al no tener mayoría absoluta, tuvo que apoyarse para gobernar en los nacionalistas
catalanes, vascos y canarios.
PP 183 (+27)
PSOE 125 (-16)
CiU 15 (- 1)
IU 8 (-13)
PNV 7 (+2)
CC 4 (=)
BNG 3 (=)
Otros 5 (+1)
TOTAL 350
Conclusión.