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UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA

FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS – DEPARTAMENTO DE HISTORIA


EMILY MICHEL LEON ROLDAN
RESEÑA: Bergquist, Charles, 1978. Coffee and Conflict in Colombia, l886-l9l0. Durham: Duke
University Press.

El desarrollo de los procesos políticos y económicos que se dan antes, durante y después de la Guerra de
los Mil Días en Colombia es el tema que se desarrolla en el texto “Café y conflicto en Colombia (1886
– 1910)” de Charles Bergquist, profesor emérito de la Universidad de Washington y PhD de la
Universidad de Stanford, experto en estudios latinoamericanos, que participó en los Cuerpos de Paz en
Colombia durante los 60s y volvió al país más adelante para colaborar en distintas publicaciones de la
Universidad Nacional, la Universidad Javeriana y la Universidad de los Andes. Su obra se caracteriza
por tratar temas como el conflicto, lo laboral y la izquierda en Latinoamérica, con sus obras
representativas “Los trabajadores en la historia latinoamericana” y por supuesto, la que aquí nos
convoca.1

Así, más allá de hacer una construcción netamente bélica de la historia, el autor le apunta a un análisis
de las dinámicas políticas, económicas y sociales que subyacen desde el conflicto armado, teniendo
como línea conductora los distintos períodos de gobiernos, para mostrar cómo las disputas políticas
entorno a la estructura económica y los distintos intereses bipartidistas de importación-exportación son
el motor del conflicto y la crisis de fin de siglo. Tiene también como eje la producción y auge del café,
siendo este un elemento que atraviesa de forma importante los distintos procesos que se dan en el país
para este momento. El escrito se compone de una introducción seguida de tres partes que corresponden
respectivamente al desarrollo del antes, durante y después de la guerra.

Para iniciar, el autor hace un paneo general del panorama en Colombia en el siglo XIX; resalta que la
existencia de monopolios en los distintos sectores económicos hacía que la única oportunidad de
movilidad social fuese la política, los esfuerzos por hacer parte del sistema gubernamental dio paso a
disputas y quebrantos políticos, pero había también fluctuaciones dentro de las clases dirigentes por sus
diferentes intereses económicos.

El éxito de la agricultura de exportación desde 1850 dio paso al predominio del poder por parte de los
liberales, pero más adelante, en los 80s la agricultura decae y los conservadores llegan al poder para
conservarlo por la década siguiente. Más específicamente en 1880, Núñez, bajo el respaldo conservador,
llega al poder y lleva a cabo una serie de reformas que constituyen lo que se conoce como la
regeneración.

En la primera parte, Los Orígenes de la Guerra, el autor plantea el funcionamiento del país durante
1886-1898, bajo el mando de Rafael Núñez y Miguel Antonio Caro, y cómo las dinámicas de la
regeneración darán lugar al conflicto. Este período destaca por el alza del precio del café, que trae
consigo un primer ciclo de exportaciones entre 1885 y 1895, sin embargo, para 1899, ante el estallido de
la guerra, el café se devalúa gravemente, en parte por el éxito de las exportaciones de Brasil. Se

1
Jiménez, D. Entrevista a Charles Bergquist “…los historiadores en general son reacios a la comparación…”.
Historelo.rev.hist.reg.local, Volumen 8, Número 15, p. 410-423, 2016. ISSN electrónico 2145-132X.
implanta para entonces el impuesto a la exportación del café, lo que genera una fuerte discusión política
en la que Uribe Uribe -único liberal del congreso- pone en evidencia las medidas obsoletas del
gobierno: los impuestos injustificados, deficientes vías de comunicación y reclutamientos forzados a los
trabajadores del café.

Por otra parte, la principal medida económica de este periodo fue la creación del Banco Nacional y la
emisión de un papel moneda de obligatoria circulación, pero era ciertamente una moneda inestable y las
fluctuaciones económicas del país eran cada vez más notorias. Por otra parte, está La ley de caballos
castigaba cualquier sublevación contra el régimen; ello se evidenció con la censura y castigo a Santiago
Pérez por sus ataques periodísticos en El Relator a la regeneración.

El descontento sobre esta forma de gobierno, sumado a la imposibilidad de cambio, hace que se
empiece a gestar una remontada liberal, así, tras la muerte de Caro se empieza a consolidar y preparar la
revuelta armada como tal, siendo descubierta y apaciguada en varias ocasiones. Estas dinámicas no solo
avivaron descontento en los liberales, los mismos conservadores empezaron a tener desacuerdos, por lo
que los conservadores históricos se distancian fuertemente de las posturas de los nacionalistas, por lo
que incluso en 1897, los históricos hacen un comunicado de 19 puntos con una dura crítica a la
regeneración.

Para estos años, las próximas elecciones estaban cerca, ambos partidos se reúnen para pensar sus
candidatos y sus valores, mientras el partido liberal, a la par, estaba gestando el levantamiento armado.
Para 1897 la victoria es nacionalista, hubo al parecer pulcritud en las grandes ciudades, pero el fraude
triunfó en las provincias, la derrota presuntamente injusta fortaleció la facción liberal que aclamaba la
guerra, mientras por su parte, los nacionalistas empiezan a tener crisis internas.

La segunda parte, La Guerra de los Mil Días, desarrolla el momento de explosión del conflicto, y su
desarrollo. Se menciona que junto a la caída del café en los últimos años de los 90, los otros comercios
también decaen, y el país se encuentra en una verdadera crisis, por lo que se presiona fuertemente al
gobierno nacionalista -bajo el mando de Sanclemente- sobre reformas económicas y políticas, pero no
dan solución alguna, el problema del papel moneda es también cada vez más polémico.

Dentro del partido liberal hay enfrentamientos entre pacifistas y belicistas, pero la notoria persecución a
los liberales tanto en el periodo electoral como después de este, fortalece los anhelos de guerra. Aunque
Uribe Uribe y sus colegas consideraban que la revuelta aún no estaba preparada del todo, el movimiento
fue espontaneo, y sin seguir ordenes mayores, los liberales de distintos lugares del país iniciaron el
levantamiento, teniendo un primer lugar en Santander, en octubre del 99; para el 18 de octubre ya había
estado de sitio, y dada la incapacidad del gobierno de mantener el control del territorio, empiezan a
formarse guerrillas conservadoras.

Más tarde, el 11 de mayo, ocurre la batalla Palonegro, con una imponente derrota a los liberales, lo que
marca un nuevo momento en el combate: La formación de guerrillas liberales que trabajan desde los
montes surge como consecuencia de la caída en batalla y desabastecimiento de cientos de hombres. Los
oficiales de estas guerrillas eran comerciantes en su mayoría y los soldados obreros o agricultores, que
se sostenían por medio de expropiaciones. A la par, se está gestando un golpe por parte de los
conservadores históricos, considerando que es la única forma de acabar con la guerra.
Habrá una seria persecución a simpatizantes de la guerra, pero también a liberales pacifistas y a todo
aquel que se sospechase colaborara – a voluntad o no- con los liberales; con la llegada de Fernández al
ministerio de guerra, la persecución aumento considerablemente, hasta el punto en que los capturados
estaban directamente condenados a muerte, lo que causo aún más tensiones.

La crisis económica, política y el estado de terror de Fernández, causa un afán de acabar el conflicto por
parte de las élites, que se ven afectadas por la constante expropiación y arrebato de tierras, negocios y
bienes a mano de distintos grupos armados. Tras varios intentos de apaciguar la guerra, con un acuerdo
de amnistía se rinden en un principio, las guerrillas de Viotá. Uribe Uribe, al verse comprometido con la
magnitud del conflicto, también tratará de abogar por la paz. Se firman así, en Magdalena el tratado de
Neerlandia en 1902, que promulgaba fin del conflicto, sin embargo, con la problemática de Panamá aún
había enfrentamientos en el territorio, por lo que hasta 1903, finalmente se firma el postratado de
Wisconsin, proclamando el cese absoluto del fuego en el país.

En la tercera parte, La Conquista de la Paz, se narra el proceso de reestructuración del país tras la
guerra. En 1903 se da una reorganización del gabinete de gobierno, que trae consigo una serie de
cambios que buscan conseguir la estabilidad política y económica. Se aprueban algunas leyes con
reformas menores, destaca por ejemplo la ley 33 de regulación monetaria -aún sin solucionar el asunto
del papel moneda- y la ley 7, sobre la libertad de prensa. Para este momento habrá también una
expansión de las corrientes políticas, se crea el Partido Católico y el Partido Unión Republicana.

A la par, está ocurriendo todavía la negociación de Panamá, pero la debilidad del estado tras años de
guerra, hace dificilísimo tener control del territorio:
“La pérdida de Panamá fue, en parte consecuencia de la Guerra de los Mil Días, pues ella debilitó y complicó
gravemente la posición negociadora del país y estimuló los sentimientos separatistas en el Istmo” p. 252

Rafael Reyes llegará a la presidencia para entonces, y con él, se dan importantes reformas para el país,
que defendían fuertemente los intereses de los importadores-exportadores. Entre sus acciones más
importantes, está el cambio el peso colombiano: disminuyó la cantidad de papel moneda, aumentó la
calidad de los billetes evitado así la falsificación, y más adelante, con la Ley 69, decreta una moneda
basada en el patrón oro.

También hizo reformas militares, concedió una mayor participación liberal en el gobierno, eliminó el
impuesto a la exportación de metales preciosos, reestableció el crédito de Colombia en el exterior y
llevó a cabo una serie de cambios económicos, que llevaron a la expansión y consolidación de la
exportación del café, forjando una economía familiar con la producción cafetera de pequeñas y
medianas fincas. Ello lleva a una aparente estabilidad política en las décadas posteriores a 1910,
marcadas por una hegemonía ideológica y política. Más a delante se firmará también el Tratado Urrutia
Thompson, con el que se soluciona el conflicto entre Colombia y Estados Unidos por el Istmo de
Panamá concediendo a Colombia una indemnización y algunos permisos especiales para el uso del
canal.

De esta manera, Bergquist hace una narración completa de la Guerra de los Mil Días en cuanto se centra
en los procesos políticos y económicos que la atraviesan, en vez del conflicto armado como tal. Por otra
parte, siento que dejó muy de lado las regiones, pues al ser Colombia un territorio altamente
regionalizado y fragmentado, difícilmente se puede acaparar desde un centralismo. También considero
que hace hincapié en puntos que no resultan tan relevantes para el desarrollo del tema, como detalles
muy específicos de las vidas de los hombres participes del conflicto. Con sus aciertos y fluctuaciones, el
texto es clave para la comprensión de la Colombia de inicio y fin de siglo y evidentemente, para
comprender cómo este país se ha ido consolidando como nación.

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