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Regina: A mi amante!
Ángela: No tan absurdas yo sigo manejando más o menos las mismas ilusiones.
Dolores: que tenacidad!
Regina: No ¡a la cama ya!
Dolores: De tus ilusiones, porque lo que son las mías ya se están apolillando.
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Regina: un beso!
Regina: Si ya las oí, les juro que por un momento me vi en la capilla del colegio con
el uniforme azul.
Regina: se acuerdan como nos miraban cuando íbamos en fila por la calle?
Dolores: Humillante es que no te miren, miedo voy a sentir cuando eso me pase.
Dolores: ven? Por esas cosas conviene tener un marido colgado en el armario.
Luisa: Tu marido te hace feliz y el champagne te marea, mira que sos extravagante
eh.!
Elena: Me dejan decir unas palabras? (Elena va al bar y sirve ella misma)
Ángela: Me lo temía.
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Dolores: Estas en tu casa.
Luisa: Es verdad, y Regina era tan inocente que creía que un handicapado era un
hombre sin testículos.
Dolores: Procacidades..
Elena: Ni siquiera nuestros maridos, repito, han llegado a conocernos, como hemos
llegado nosotras.
Elena: Bueno brujas las cosas han cambiado. Y tuvimos que separarnos para
penetrar en el mundo de los hombres.
Luisa: Error! Mas bien que los hombres empezaron a penetrarnos a nosotras. Y
cómo nos gustó! A mí por lo menos.
Ángela: Vos siempre con tu forma tan sutil de decir las cosas.
Ángela: perfectamente.
Elena: en los años de colegio fue donde formamos nuestro carácter y nuestros
gustos. Ahora somos definitivamente lo que empezamos a ser allí. Por eso
propongo repitamos nuestro brindis.
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Dolores: Recuerdan nuestro famoso brindis?
Luisa: Sexo
Todas: Sexo
Regina: Lujos
Todas: Lujos
Dolores: Regodeo
Todas: Regodeo
Todas: Hurra!!
Ángela: Mucho orgullo y al fin mujeres, pero al tiempo hartas de que todos los
meses se repita la misma historia.
Regina: En mi caso no. Con un marido que le encantan los niños y habiendo tenido
ya dos canto el aleluya cada vez que viene.
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Dolores: Luisa
Luisa: Es que la madurez es la peor de las locuras. Nunca seré tan vieja como para
ser razonable, lo juro!
Elena: Lo peor de esa mascara son los ojos, sin brillos sin curiosidad.
Luisa: Perdón. Eso les pasa a ustedes, las casadas por haber firmado un contrato
en exclusiva. En cambio yo cuando veo lo que ya saben, en estado eufórico,
grande, precioso y en posición firme… me entra una esperanza y una curiosidad
que no se imaginan.
Luisa: Al contrario. A medida que pasan, más experiencia recojo y voy consiguiendo
hombres más jóvenes, más ingenuos y más ricos.
Luisa: Gracias.
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Elena: Es que ya estamos en la edad de la experiencia, ideas más firmes a cambio
de una piel menos tersa.
Dolores: Unas cuantas arrugas más, a cambio de unas cuantas ilusiones menos.
Luisa: Ay por favor! Ustedes no tienen celulitis en las nalgas, las tienen en el
cerebro. Yo odio las palabras terminadas en ez: madurez, vejez, sensatez…
Dolores: Frigidez
Elena: Candidez
Luisa: Por favor no me hablen de chinos que en Paris tuve una aventura…
Luisa: La tienen chiquita pero funciona bien. Y es chiste oírles gimotear en chino.
Parece que se están riendo… Cierran los ojos y del amarillo pasan al violeta azulado
y luego al fucsia, para retomar lentamente el amarillo.
Luisa: Qué iba a hacer? Medía dos metros, rubio, ojos azules y un rolex de oro en la
muñeca. Me dio una pena tremenda.
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Luisa: Pena de mí, si me desperdiciaba una ocasión como esa. No saben qué
hombre, qué arte… Porque aquello más o menos igual que el chino.
Luisa: Claro que no! Entramos en la mía, que estaba más cerca. Otra copa de
champan?
Todas: Salud!
Regina: Después de tantos años, les juro que es emocionante volver a estar con
ustedes.
Luisa: Tampoco la pavada, vamos a ver cómo termina nuestro primer encuentro.
Elena: Hace tiempo que lo venía pensando. Juntarnos de nuevo y saber cómo nos
ha ido. Hombres, maridos, amantes, éxitos, fracasos…
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Ángela: O sea una noche para las confidencias.
Dolores: Con las que tomé en la cena, más estas, ya estoy bastante entonadita.
Luisa: Los inconfesables o los que corren de secador en secador en las peluquerías?
Luisa: La primera vez que cumplí los treinta lo celebré con un tipo de sesenta y
cinco años en Viena. Tenía una batuta mágica.
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Regina: A esa edad?
Luisa: Era director de orquesta. Mal pensada. Miren la mosquita muerta. (A Regina)
Con respecto a la otra batuta, flojita, muerta…
Elena: Sería lindo investigar hasta que punto hemos cambiado y por qué?
Dolores: Por qué, por qué? Quién puede saberlo, se cambia y eso es todo.
Luisa: Claro que me acuerdo. Yo era la única que decía la verdad ustedes
horrorizadas.
Elena: Y a mí.
Elena: O después.
Dolores: Cuántas veces hacemos el amor por semana. Cuál es la posición preferida.
Luisa: Vos te lo perdés, sos del tipo que se las manda de callada y son capaces de
hacer el amor dentro de un auto, gozando como locas y en el momento de llegar al
orgasmo sin darse cuenta con el culo tocan la bocina.
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Luisa: No sos la única hay otra.
Ángela: Si te quedas un poco más, seguro que esta noche deslumbrás a tu marido.
Elena: Una cosa tan sencilla y tan linda como hacer el amor en el auto o ir a una
casa de citas , lo hacen sí, pero con otra, con nosotras no porque…
Ángela: Confieso como escritora que me encantaría participar del juego. El alma de
cinco mujeres al descubierto.
Dolores: A mí me encantaría pero a las doce en punto tengo una cita con mi
marido, donde reanudaremos un maravilloso silencio que mantenemos desde hace
una semana.
Elena: Escribirías un libro con lo que salga a relucir esta noche aquí?
Dolores: Por lo visto desde aquellos tiempos has vivido pisando petalos, los
hombres te han hecho cosquillas en el culo con una pluma!
Dolores: Por lo visto has parido con vaselina y has vivido en una burbuja color de
rosa. La verdad te envidio. Porque para mí no ha sido tan fácil. Los hombres me
han jodido la vida.
Luisa: En una buena, los hombres son rápidos, unos besitos, unos gemidos un grito
y se acabó. Pero en la mala se ensañan y no acaban más los hijos de puta!
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Elena: Quedate. Te voy a necesitar.
Regina: A mí?
Elena: A todas…
Elena: A ti (Por Regina) te he visto con frecuencia cuatro o cinco veces al año. Y a ti
(Por Dolores) menos.
Elena: Contá con ello. (A Luisa) Vos también lo conocés, por supuesto.
Luisa: La gente de letra, siempre con su jueguito de palabras. Por qué no soltás lo
que estás pensando?
Ángela: De nada.
Elena: Tampoco hubiera tenido importancia. Lo conocí cuando tenía veintiséis años
y se podrán imaginar que no estuve cruzada brazos.
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Regina: Entonces cuando lo conociste ya no eras virgen?
Regina: Fue una ceremonia divina. Tu vestido era un sueño y estabas preciosa.
Elena: Al día siguiente y por doce años, ni noticias tuyas. Hasta que por Carlos supe
que en uno de sus viajes te encontró en Chile.
Luisa: Chile, Paraguay, Argentina, o sea por todas las dictaduras. Donde hice mis
buenos dólares en las altas esferas.
Regina: Pero eso es absurdo. Eras la más rebelde del grupo, te enfurecía la
disciplina, que te obligaran a hacer cosas que no te gustaran. Cómo podés soportar
esa humillación constante?
Dolores: Qué ilusa! Dónde está el mirlo que canta todas las noches?
Regina: Quizá después de un tiempo se pierde el fuego, pero nos queda el afecto la
comprensión.
Ángela: Yo creo que el amor físico no hay que comprenderlo, se siente y se acabó.
Luisa: No se puede ser sexualmente sincera, al diablo con los tabues hay que
cambiar de hombre cuantas veces lo deseemos.
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Regina: Hanlan de acostarse como la cosa más sencilla del mundo.
Luisa: Ah no! Para mi esas cosas son imprescindibles, que me regalará este tipo?
Misterio. Un brillante de diez quilates? Emoción? Chau cariño me has hecho muy
feliz, la ternura…
Ángela: Bromas aparte, es cierto el cariño no tiene que ver con el sexo. Cuando se
mezclan comienza el drama.
Luisa: Así es
Elena: Y a vos te dejé de ver cuando te dieron el primer premio de novela o sea
cuando tenías veinticinco años.
Ángela: Más que gustarme viajar lo que pasa es que necesito estar un día aquí y
otro allí.
Elena: Cuando me conecté con ustedes para invitarlas esta noche les di un motivo
a cada una distinto. Una pequeña trampa que dio resultado.
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Dolores: Yo no vine como vulgarmente se dice a chusmear y enterarme de la vida
que han llevado mis queridas compañeritas en estos años.
Elena: Esta noche pueden salir a flote muchas cosas viejas y recientes tuyas mías y
de todas.
Regina: Para ustedes es la gran tragedia. Para mí no. Me dan a entender que sin
juventud no son nada. Pero y las ideas avanzadas, no le han servido para ser
felices! Yo sí soy feliz. Adoro a mi marido y a mis hijos. Vivo para ellos en un
verdadero hogar.
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Dolores: Son tres cosas agradables, aconsejables y hasta necesarias. Pero no
fundamenteales.
Luisa: Perdonen chicas, pero sin sexo, sin lujo y aburridas como hongos…
Ángela: (Cortando a Luisa) Por qué no esperamos a que se vaya Regina para seguir
hablando de esto?
Regina: A Pesar que para ustedes no soy más que una tonta burquesa y chapada a
la antigua les diré que esas tres cosas: sexo, lujo y regodeo, no solo carecen de
importancia para mí, sino que me parece degradante vivir solo para eso.
Ángela: Y no crees que vivir solo para eso es por lo menos monótono?
Luisa: Para mí la monotonía es freír un huevo todos los días o lavar las orejas de
los niños todas las mañanas. Y si pretenden convencernos de que soy amoral, les
ahorro el trabajo. Soy consciente y estoy encantada.
Luisa: Puf!! Por lo menos media hora tres o cuatro veces por semana, desde hace
un montón de años.
Luisa: Por favor vamos a dejarnos de pavadas y hablar como mujeres y no como
antiguas alumnas de un colegio católico?
Elena: Yo lo prefiero.
Dolores: Y yo.
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Luisa: Y no sabés lo feliz que me hace a mí.
Regina: Pero qué nos está pasando? De pronto es como si quisiéramos hacernos
daño unas a las otras.
Luisa: Una mujer que vive sola, vive en promiscuidad consigo misma.
Luisa: Qué hipócritas! Siguen como en la época del colegio, besando estampitas,
ardiendo por dentro y frígidas por fuera. Por lo visto en aquella época, la única que
se autoacariciaba era yo. Ustedes siempre enarbolando las penintencias y
escondiendo los pecados.
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Luis: Chisst! Habla la escritora.
Ángela: No me parece mal que conservemos un cierto anhelo de pureza. Eso nos
obligó a inventar la conciencia, que es el origen del Arte al fin y al cabo.
Dolores: Bueno por fin me voy a enterar. Con las ganas que tenía de averiguarlo!
Luisa: Por qué? Nunca fui una soñadora. No creo en el amor perdurable.
Ángela: Ni siquiera soñaba con el triunfo porque, los escritores somos tan
vanidosos que nos consideramos genios y aceptamos hasta la incomprensión a
cambio de la gloria final. Yo ambicionaba con ser una gran escritora y estaba
dispuesta a pagar lo que me pidieran.
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Regina: No querían que lo hiciera? Bueno ahora estoy bebiendo y me siento
maravillosamente bien. Primero que hable Dolores y después yo voy a decir lo que
pienso de la felicidad, de los hombres y de ustedes mis queridas compañeritas de
clase.
Ángela: Por qué no dejamos el tema, intercambiamos besitos en las mejillas y nos
despedimos hasta dentro de un par de años?
Ángela: Porque creo que Elena, tiene motivos muy concretos para habernos reunido
esta noche aquí.
Ángela: quizás. Con el pretecto de los recuerdos y de oh! Que alegría otra vez
juntas!!! Estoy segura que todas andamos buscando algo en realidad.
Luisa: Tú también?
Ángela: Probablemente.
Ángela: No creo que nos convenga a ninguna hurgar en el pasado ni ser demasiado
sinceras. Podríamos hacernos bastante daño.
Ángela: (Sonriente) No podemos evitar ser como somos. Ni siquiera Luisa. Verdad?
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Dolores: Como dice Luisa: Me perdí y no entiendo mucho de qué hablamos pero me
interesa. Voto por seguir.
Luisa: Y yo.
Regina: Quizá sea un error de mi parte. Pero también voto por seguir.
Elena: Mayoría!
Ángela: Por mí encantada, soy la que menos tengo que perder porque jamás me
han importado los códigos morales.
Luisa: Lo sabemos.
Ángela: Adelante!
Ángela: En absoluto.
Luisa: Aceptable.
Regina: En una palabra: que no es lo mismo ser inteligente con dos senos duros
para arriba, que ser inteligente con los senos caídos?
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Regina: Salud!
Regina: Evidente, no es lo mismo vivir con problema y bien jodida por un hombre
que vivir sin hombre y bien jodida con los problemas? (Todas ríen menos Ángela)
Salud! (todas responden) Chicas qué bien me siento! Tenía unas ganas de soltar
barbaridades. Salud (todas responden y ríen) Perdona la interrupción.
Elena: No lo creo.
Luisa: Yo tampoco.
Luisa: En el fondo, de todas, la que menos tiene deseos de irse sos vos.
Luisa: Lo suficiente.
Dolores: Empiezo a sospechar que realmente existe una razón misteriosa para esta
cena con champan, después de tanto tiempo. I quizás alguna esté jugando a un
juego que ingnoro. Qué es?
Luisa: Ay no jodan más con eso del juego! Estamos hablando de la felicidad de la
juventud y del amor. O sea de boludeces.
Elena: Una pregunta para todas, después del colegio, han sido felices?
Dolores: Que si he sido feliz? A veces un poco. Quién no? Pero locamente feliz es
cansadísimo y acaba por hacerte desgraciada. Yo reconozco que he cometido tres
errores en mi vida: enamorarme, casarme y seguir enamorada. Mea Culpa.
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Regina: Un poco
Dolores: El que nos enamoró y fue una delicia de novio, después se convierte en un
hijo de puta. Al final es este el que nos obliga a mandar al diablo a los dos.
Elena: Nunca imaginé que la cosa anduviera tan mal entre ustedes.
Regina: Justo ahora que te agarra con los senos medios caídos.
Elena: Lo siento.
Elena: (A Dolores) Mencionaste tres errores. Qué pasó con tu tercer hombre?
Luisa: Qué más remedio? Hace años que comprendí que no había otra cosa.
Nuestro brindis del colegio era exacto: Sexo, Lujo y Regodeo.
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Regina: Pero seguimos siendo mujeres.
Luisa: Es preferible que el presidente siga siendo un hombre y que vos te acuestes
con él. Le agarras los testículos y es como si tuvieras al país en tus manos.
Luisa: Pero tu marido la tiene de oro… (Todas ríen incluso tímidamente Dolores)
Vamos no te desanimes y buscá el empate.
Ángela: Está visto que ya nada tenemos que ver con aquellas uniformadas de azul
y calcetines blancos.
Regina: El pecado gana! Lo dijeron ustedes: por un buen polvo y por dinero
venderíamos hasta el alma, si la tuviéramos. Dios! Por qué es tan difícil ser como
yo deseaba?
Luisa: Servidora.
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Regina: Mierda sí, una mierda
Regina: Pero me van a escuchar, mis queridas amigas, brujas inseparables, camas
contiguas, pupitres contiguos y auqel pabellón del jardín junto a la capilla. Una vela
el humo de la fogatas de otoño que encendía el jardinero y la campana del colegio
anunciando el Angelus al atardecer.
Regina: Y en vez de eso, en vez de eso aquí me tienen, con un hijo hermoso pero
embobado por los anuncios de la televisión y una hija casi señorita que dentro de
poco aparecerá embarazada de algún peludo drogadicto que andan por las calles, y
con un marido que es un encanto todo un ejecutivo.
Regina: Años acostándome con él y como si nada. ¡La mujer más feliz del mundo!
Elena: Yo sí.
Dolores: Por qué fue? Nunca quisiste hablar de eso. Podemos saberlo ahora?
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Es una vergüenza, que hay que extirpar de este centro. Pero yo no delaté a Safo,
soporté las humillaciones y negué todo. Safo no era real. No había promiscuidad
física con otra alumna. Era todo pura imaginación, fantasías de adolescente…
Dolores: Se dan cuenta se tira de un hilo y nunca se sabe que va a salir del ovillo.
Ángela: Vamos no llores. No vale la pena recordar. Son cosas del pasado.
Luisa: Claro que sí! Y esta noche está aquí entre nosotras.
Dolores: Aquí?
Elena: Cómo?
Dolores: Las brujas éramos cinco, pero en la clase éramos como cincuenta
cualquiera pudo haber sido.
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Ángela: No. Fue una de nosotras.
Luisa: Opina que Safo, quien quiera que sea, debería ahora tener el valor para ir a
la terraza a consolar a Regina y demostrar que tiene buen corazón.
Elena: Yo lo había oído de rumores, pero ya saben como es la gente para hablar.
Luisa: Todo no, yo estoy enterita… Un poco baqueteada, pero enterita. Salud!
(Las tres brindan mientras como si aquí no ha pasado nada entra Ángela y dice
Elena: Sí
Luisa: Sí sí ya se nubló
Regina: No que no se hable más del asunto y les pido perdón por la escena. Les
advertí que el champan me hace mal.
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Elena: Si Regina lo prefiere, dejémoslo así. Pero hay algo muy importante por
saber. Por lo menos para mí.
Elena: Resulta que una de ustedes mis queridas amigas sin mala intención por
supuesto se está acostando con mi marido desde hace un año. Y es lo bastante
serio como para que Carlos me haya pedido la separación.
Regina: Y somos felices. No debes tomar al pie de la letra todo lo que dije.
Dolores: Qué grupo desastrozo formamos. Una esposa resignada, dos en tramite de
divorcio y dos solteras.
Luisa: Una querida. Que soy yo. La otra digamos de gustos exóticos. TE gusta así?
Luisa: Por curiosidad: qué caricias te puede brindar una mujer que no te pueda dar
un hombre?
Ángela: Sí
Dolores: Nada es muy cierto, nada… Ni siquiera el placer de tener un hijo. Estoy
seca por dentro, seca, pero aún así no cambio a un hombre por una mujer.
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Ángela: Ahora así de pronto son maravillosos.
Luisa: Es que el sexo nunca debería ser dramático, sino divertido y estimulante.
Elena: Me parece bien. Pero entonces, por qué casarse. Ningún hogar puede existir
entre mentiras y fingimientos. Por qué continuar juntos?
Dolores: Porque se tienen las mismas ideas, los mismos gustos, y porque a pesar
de todo este quilombo del sexo a cierta edad se consigue un final dichoso al lado
del compañero de toda la vida.
Luisa: Mirá, cuando uno duda en marcharse y el otro no quiere quedarse solo, lo
mejor es no abrir ninguna puerta para que los dos queden adentro.
Elena. Creo que vos sabés muicho de parejas, pero de amor creo que sabés muy
poco.
Ángela: Tampoco podrías. No has cambiado. Siempre fuiste una mujer llena de
terribles virtudes inadecuadas: sincera, integra y exigís que los demás actúen como
vos.
Elena: Es que hace tras meses más o meno el tiempo que me llevó reunirlas a
todas, recibí un anónimo de una de ustedes.
Elena: Porque tenía una clave muy nuestra. Una brujita pintada de rojo.
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Ángela: Y hacés caso de un anónimo?
Elena: De este sí, porque coincide con los síntomas de desinterés de mi marido.
Dolores: Creo que acabamos de inventar un nuevo juego: ¿CON QUIÉN ME ENGAÑA
MI MARIDO? Se hacen preguntas se descubre a la culpable y luego todas tan
amigas como siempre.
Regina: Yo?
Luisa: Los fantasmas aparecen cuando uno menos se lo espera querida mía. (A
Ángela) Perdón. Esta noche ha surgido tu famoso diario, que todavía no ha dicho su
última palabra.
Ángela: Claro que no. A quién le importa ya el colegio? Ahora la cuestión se centra
en tu anónimo.
Luisa: Ahí está la clave. Porque la misma que envió el diario a la Madre Superiora
es la que envió el anónimo no les parece?
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Elena: Estaba bien redactado y acusaba a una de ustedes, a una de las brujas del
75.
Elena: No
Elena: Sí
Dolores: O sea que hay indicios razonables para sospechar que una de nosotras se
acuesta con tu marido. Casi lamento decir que no soy yo.
Dolores: Estará cerca de los cincuenta, pero está fantástico. Como para incluirlo en
cualquier lista.
Ángela: Pero a esa edad los hombres prefieren mujeres estúpidamentes jóvenes,
de veinte o menos. Así ellos también se sienten más jóvenes.
Elena: Puede que para algo sin importancia. Y hasta se lo podría disculpar.
Elena: Pertenesco a esa rara especie de mujer que ama y respeta a su marido.
Siempre que el marido sea digno de ese respeto.
Ángela: Y crees que es la primera vez que te engaña. No será la primera vez que te
enteras?
Dolores: Ellos engañan, nosotras engañamos…. Los hombres empiezan por desear
a quien todavía no aman y acaban amando a quien ya no desean. Esa es la
complicación del matrimonio. No exijas nunca la perfección porque es la forma de
acabar destruyendo lo que tienes, por malo que sea.
Elena. No le puedo pedir a Carlos que tiemble aún de emoción cada vez que me
abraza, per o sí le puedo pedir lealtad. Que me diga: HE CONOCIDO A OTRA
MUJER. ME GUSTA. NO ES NADA SERIO, O SI, LO QUE SEA, PERO ME ESTOY
ACOSTANDO CON ELLA.
Luisa: Tal como lo exigís vos, el noventa por ciento de los maridos tendrían que ser
leales dos veces por semana. Y entonces los mandaríamos directamente al carajo.
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Dolores: Entonces de qué te quejás? Al año como mucho el matrimonio deja de ser
un sendero florido para convertirse en un campo de minas. Hay que elegir, queridas
mías, o conservan la amistad y el cariño a cambio de ciertas concesiones o volamos
por los aires aferradas al cuento de hadas.
Elena: Es cosa mía, sí. Pero también de una de mis mejores amigas de la infancia.
Regina: Si creo que sí.. yo te seguía, pensaba como vos, hacía lo que vos querías
que hiciera, siempre me dominaste.
Ángela: Te querés callar! Siempre fuiste una pobre tonta, débil, indecisa,
contradictoria, una neurótica.
Ángela: No permito, entendeme bien, no permito que una simple puta como vos
me juzgue o me reproche nada.
Dolores: Ángela
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Luisa: Esto se anima
Luisa: No
Luisa: Sí
Dolores: Pero muchachas, han pasado un montón de años y aquellas niñas ahora
están entrando gloriosamente en la menopausia. No es serio.
Dolores: (Sonriendo) Sí
Luisa: Pero por encima de todo eso, mujer inteligente, escritora, famosa, me
molestaba el daño que podías hacer. Y se lo hiciste a la de menos voluntad.
Regina: Pero era un asunto nuestro! No tenías por qué haberte metido! Qué te
importaba. Sí, fuiste vos! Cambiaste mi vida y ya no pude ser feliz. Sos una
mierda!
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Ángela: Tu palabra! Qué valor puede tener?
Luisa: Aproximadamente el mismo que la tuya. Yo puedo mentir a los demás pero
no me engaño a mí misma, Safo.
Ángela: Creo que será mejor, dar por terminada esta primer y supongo que última
reunión de ex alumnas. Me voy y Regina se va conmigo.
Luisa: Regina, está descartada. Marido, hijos, complejos… No es mujer para Carlos.
Ángela borrada también por otros motivos…
Dolores: Te aprecio, somos amigas, pero no exijas milagros! Llevo tres años en una
guerra de cuernos con mi marido y mi última aventura ha sido un desastre. Carezco
de defensa contra un varón discreto simplemente. Pero no he visto a Carlos desde
hace mucho. No soy yo Elena.
Luisa: Las miradas de ustedes, son como diez puñaladas en la nuca. Siempre
estuve metida con tu marido. Fue el único hombre que me hizo sentir algo por
dentro. Un día cuando creí que ya era mío nos encontramos contigo, te lo presenté
y un par de semanas después, la esquela de la defunción: ME CASO, ADIOS. Me
enfurecí, puté, lloré… en privado por supuesto.
Elena: No te creo.
Luisa: Mi natural modestia me impide decir la cifra exacta. Digamos que muchos.
Dolores: Nunca te has enamorado? Nunca has puesto el corazón con ninguno de
ellos?
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Luisa: Yo el corazón lo llevo pegado a la última prenda que me quito. De modo que
cuando me la quito o me la quiten, me quedo desnuda y sin corazón.
Luisa: Cuando se casaron, yo asistí a la boda que para mí fue como una especie de
funeral. Y, como suele decirse LA VIDA CONTINUA.
Luisa: Pero Carlos seguía aquí. Hasta que hace más o menos un año, catapún,
frente a frente, por casualidad.
Elena: En Chile?
Luisa: Sí. Un terremoto por dentro! Nostalgias, dos martinis, qué joven estás, para
ti tampoco ha pasado el tiempo y media hora intercambiando caricias por telepatía.
En seguida un hotel y por fin con años de atraso a intercambiarlas de verdad.
Desde entonces nos hemos visto con frecuencia. Confieso: Soy la culpable.
Luisa: Me alegra.
Elena: Contigo hay una disculpa, soy capaz de comprenderlo y eso hace que Carlos
me resulte menos despreciable. Pero, por qué el engaño?
Luisa: Los dos te queremos. Y además sabemos que pronto nos cansaremos y
entonces él volverá a tu lado y yo volveré a la búsqueda de sexo y dólares.
Elena: Debo darte las gracias por usarlo y devolvérmelo en buen estado?
Luisa: Los errores se pagan y las heridas se cierran. Cualquier día se vuelven a
encontrar.
Luisa: Me crees si te digo que fue inevitable y que los dos lo sentimos mucho?
Ángela: Bueno al parecer el enigma fue resuelto. Y ahora qué? Estás satisfecha?
Dolores: Ya que nos hemos puesto con tanta sicneridad, pienso que sería
conveniente saber quién escribió el anónimo y por qué? Tengo curiosidad por saber
quién fue la soplona del colegio y la autora del anónimo.
Luisa: Dolores tiene razón. Esta noche habría que llegar al fondo de las cosas (a
Ángela) Vos qué opinás?
Ángela: Creo que ya nos hemos hecho bastante daño. Para mí es suficiente.
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Luisa: Entonces para mí también.
Dolores: Algunas cositas sin importancia. Pero creo que no hay más remedio que
seguir. Vos Ángela has tenido que reconocer determinadas singularidades…
Ángela: Bah!
Dolores: Regina, si que nos sorprendió a todas menos a ti, claro. A Luisa le hemos
descubierto un pequeño romance con tu marido (a Luisa) Nada serio verdad?
Dolores: Pero aún queda algo por aclarar, porque yo también creo que el diario y el
anónimo tienen relación a pesar de los años.
Luisa: Por favor muchachas, no hagamos una tragedia de todo esto… Está visto que
esta no es mi noche. No tengo desperdicio. Qué se puede esperar de una puta
vulgar y descarada como yo? Hago el amor por dinero, le quito el marido a una
amiga y soy la soplona de la clase. (a Regina) Antes mentí, fui yo quién entregó el
diario a la madre superiora.
Ángela: Callate!
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Regina: Yo también tenfo derecho a hacer daño no? La poquita cosa, la que nunca
protesta, sin carácter. (a Luisa) Por qué entregaste mi diario? Por qué tuviste que
hacer una cosa así? Me expulsaron y mi vida se derrumbó.
Regina: Yo, después del pabellón… nunca pude sentir con un hombre (a Ángela) me
había acostumbrado a ti.
Regina: Sí
Regina: Para mí cada encuentro, era como una aventura maravillosa. Algo que
rompía la monotonía. (a Ángela) Creo que solo he podido soportar el matrimonio
por ti.
Luisa: Conmovedor.
Ángela: Es comprensible.
Dolores: Dios mío! Cada persona es como una cueva, nadie sabe lo que pasa
adentro.
Regina: No si estoy bien. Ahora vamos a seguir! (a Ángela) No soy tan cobarde
como creés.
Ángela: Ah no?
Regina: No! Y algún día tendré el suficiente valor como apra no verte más.
Ángela: Para mí ese día llegó hoy. Y sin esforzarme simplemente por aburrimiento.
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Ángela: Pero no podés callarte! Sos una pobre histérica!
Dolores: Yo también…
Regina: Yo sabía lo de tu marido. Pero estaba convencida de que era Ángela la que
mantenía relaciones con él.
Regina: Sí ella me lo insinuó. Y ahora entiendo por qué! (a Ángela) Querías darme
celos. Me tendiste una trampa para que yo saltar y descubriera todo. Ella te odia!
Luisa: Yo al lado de ustedes soy la Virgen María! Qué quilombo la vida de ustedes.
Dolores: Si existiera el premio nobel para las maquinaciones más sucias y los
enredos más venenosos, lo ganarías por unanimidad.
Ángela: Sabías que Sor Angeles – tan severa, tan exigente – con su candado de
castidad en la boca – Tenía Inclinaciones exóticas como las llama luisa?
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Ángela: Solía tener una secretísima aventura con alguna alumna que estaba por
egresar.
Luisa: Y vos nena le tenías miedo a los hombres. Pero si al lado de todo esto son
angelitos. Le das una erección y un par de tetas y se pasan las horas muertos de
contentos.
Dolores: Creo que deberíamos empezar otra vez la encuesta, porque ya que
estamos en plena crisis de sinceridad, es bueno decir que aquí se han dicho
verdades completamente falsas. No es así Luisa?
Dolores: Vos no fuiste la soplona del colegio, y no sé por qué te lo adjudicaste, pero
yo sí sé quién fue y por qué.
Ángela: Prendí un fósforo para encender la vela, y ahí estaba Sor Angeles, parada
en la oscuridad y mirándome fijamente. Me quemé con el fósforo y oí su voz que
me ordenaba: PRENDA LA VELA SEÑORITA! Lo hice y ella avanzó hasta mí con las
manos juntas y en el rosario. HE ESTADO REZANDO PARA QUE NO FUERA USTED
LA QUE VINIERA (a Regina) Sabía que tú te encontrabas ahí con alguien y me dio a
elegir, o eramos expulsadas las dos con el consiguiente escándalo, o solo eras
expulsada tú de una forma más discreta. Se necesitaba una prueba. Yo sabía donde
guardabas el diario.
Regina: Me sacrificaste?
Ángela: Lo siento!
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Regina: Me manejaste a tu antojo. Siempre conseguiste de mí lo que querías.
Ángela: Nada de lo que imaginan. Era demasiado devota como para materializar
sus fantasías. (a Luisa) Y ahora veamos tu más absurda mentira de esta noche.
Ángela: Sí
Luisa: Me hubiera encantado que fuera verdad, pero toda la aventura vivida con tu
marido, es mentira. Lo encontré sí hace un año en Chile. Pero eso de que siempre
se vuelve al primer amor es cosa de tango solamente. Me habló, sí, que no
andaban muy bien las cosas entre ustedes…
Ángela: Lo que intenta decir es que asumió el papel que me corresponde a mí. Soy
yo la que hace un año sale con tu marido.
Elena: Les voy a pedir que me dejen un momento a solas con Ángela.
Dolores: Ni lo sueñes.
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A TODO ESTO ELENA NERVIOSA HA IDO HASTA EL BAR. MIENTRAS ES
OBSERVADA POR ÁNGELA QUE MOSTRANDO UN APLOMO QUE NO TIENE PRENDE
UN CIGARRILLO
Elena: Y qué es lo que tengo que entender? Llevo años conviviendo con un hombre
y era bastante feliz, de pronto aparecés vos, das un manotazo y me hacés ver que
estoy casada con un pobre imbécil
Ángela: Siempre juzgando a los demás! O sos una hipócrita o has tenido suerte. O
desgracia según como se mire.
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Ángela: Pero es que no podés entnederlo? Sos incapaz de disculpar una debilidad o
una obsesión?
Elena: Esa no
Ángela: Pero qué culpa tenía yo? No podía remediarlo. La de noches que me
acercaba a tu cama para verte dormir, y vos ni te enterabas. Nos separamos y casi
conseguí olvidarte. Hace un año firmando ejemplares de una novela, tu marido se
acercó con un libro en la mano. Quería regalártelo y otra vez saltó a flote todo tu
maldito asunto desde el colegio. Mi mayor frustración. La única. No sé lo que me
sucedió. Fue un impulso. Pero en el libro escribí el número de mi teléfono. Solo eso,
acompañado de una mirada adecuada, al otro día me llamó. Cuando estaba con él
me sentía más cerca de vos.
Ángela: Vivía momentos idénticos a los que habías vivido vos. Lo odiaba y lo
envidiaba al mismo tiempo. Intentaba sentir como vos, le preguntaba cómo hacías
el amor, cuales eran tus caricias preferidas.
Elena: Besame, siempre lo deseaste no? Desde aquellos tiempos, vamos besame, a
lo mejor me estoy privando de algo muy lindo, vamos no seas tímida, besame
Elena: (LE TOMA LA CARA Y LA BESA) Te gustó verdad? A mí me dio asco. Andate!
Ángela: No podés imaginarte hasta que punto puedo ser mujer cuando me lo
propongo. Vamonos Regina.
Elena: ANDATE!
Luisa: (Detiene la marcha de Ángela) Por favor no llames al ascensor, tirate por el
hueco de la escalera.
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CON UNA MUECA PARECIDA A UNA SONRISA ÁNGELA SALE, LAS CUATRO QUEDAN
EN SILENCIO, REGINA CON LA CABEZA BAJA SE ACERCA A UN SILLÓN Y SE
SIENTA. Y SIN MIRAR A LA CARA LE DICE A ELENA.
Dolores: No sé.
Luisa: Es el pedo que tiene el que la hace hablar… Otra copa más?
Dolores: La última
Luisa: (PRONTA PARA BRINDAR) Por nuestro reencuentro dentro de veinte o treinta
años.
Dolores: A esa altura seremos tan viejas que nos tendrán que traer.
Elena: Se imaginan (IMITANDO A UNA VIEJA) Ay qué bien estás Dolores, ese
bastón te da un aire especial.
Dolores: Y vos estás hecha una niñita, ya me dijeron que usás pañales y todo…
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