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TEMATOLOGÍA

1. Inseguridad terminológica (Stoffgeschichte, Thématologie, Thematic)


Hay que tener en cuenta una cuestión importante: las definiciones y los términos del
método de la “tematología” (tema, motivo, argumento, etc.) varían en función de cada
contexto académico. Por ejemplo, para algunos estudiosos “motivo” se define de una
manera y para otros de otra. A esta dificultad se suma que, en función de la lengua que se
utilice, las definiciones y los términos también varían. Por esto se dice que la
“tematología” es un método donde existe inseguridad y ambigüedad terminológica. Esto,
efectivamente, es un problema de los estudios tematológicos, pues les resta precisión y,
sobre todo, no permite que haya un consenso en las definiciones. Para solventar esta
cuestión, posiblemente lo mejor sea que, cuando definamos una noción en tematología,
nos remitamos al crítico o al contexto académico correspondiente. Por ejemplo, “un
‘motivo’ para Vladimir Propp es..., pero según la mayoría de los críticos de la narratología
francesa un 'motivo' se define como...”, etc.
A esto se suma que en cada contexto académico-lingüístico se utiliza un término distinto
para hablar del método de la “tematología”, y estos términos, además, no son
necesariamente equivalentes (ver siguiente entrada del foro). Por ejemplo, en Alemania,
al trabajo con los temas literarios se le ha llamado Stoffgeschichte (historia de los temas),
en Francia Thématologie, y en el contexto anglosajón encontramos el término Thematic.

2. “Tema” y “Argumento” (y la ‘confusión’ terminológica en E. Frenzel)

Teniendo en cuenta la ambivalencia terminológica mencionada en la primera entrada del


foro, podemos intentar definir ahora “argumento” y “tema”.
Casi todas las escuelas de teoría y crítica (formalismo ruso, New Criticism,
estructuralismo francés) definen argumento (siuzhet, para los rusos; plot para el contexto
anglosajón) como “la forma como las acciones de una narración se presentan en esta”. Es
decir, es una noción vinculada a las acciones o episodios de un relato tal y como aparecen
en este (incluso si no siguen un orden lógico, debido, por ejemplo, a analepsis o prolepsis).
En ocasiones, el término “trama” es sinónimo de “argumento”.
Así, por ejemplo, podríamos resumir el argumento de Hamlet del siguiente modo:
“El rey de Dinamarca ha muerto. Su fantasma se aparece por las noches y le confiesa a
su hijo, Hamlet, que, realmente, ha sido asesinado por Claudio, tío del Hamlet..., etc. etc.,
etc.”
Si, por el contrario, nos preguntamos por el “tema” de Hamlet, pueden surgir respuestas
tan variadas como: “El tema de Hamlet es la muerte”, “El tema de Hamlet es las relaciones
de poder entre las generaciones”, “El tema de Hamlet es el delirio”, “El tema de Hamlet
es la vida después de la muerte”. Lo interesante aquí es que proponer un tema (bien a
través de una sola palabra o bien con una proposición completa) significa siempre
proponer una interpretación del texto literario. Eso sí, debemos explicar y argumentar por
qué proponemos un tema y no otro.
[E. Frenzel – ‘Argumento’] Por otra parte, Hay que considerar que algunas traducciones
del alemán de los trabajos de Elisabeth Frenzel (diapositiva n.º 2[8]) traducen Stoff como
‘argumento’. Este término en alemán puede traducirse como ‘materia’, ‘sustancia’,
‘material’, ‘asunto’, ‘tema’. El uso del término ‘argumento’ en estas traducciones debe

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entenderse como sinónimo de ‘tema’ y no en el sentido referido arriba de ‘argumento’ (es
decir, no entendido como plot).
La ‘materia prima’ de un texto también puede ser entendida como sinónimo de ‘tema’.
Alude a la idea (algo ilusoria) de que, antes de escribir una obra, el autor o autora tienen
en mente un ‘contenido’ una ‘materia prima’ a la que le dan forma.

3. “Tema” y “Concepto” (Bremond)


En lo que respecta a la diferencia entre “tema” y “concepto”, hay que partir del hecho de
que el “tema” puede definirse por oposición a otros términos (“tema” vs. “motivo”;
“tema” vs. “argumento”; “tema” vs. “concepto”, etc.).
Como se ve en las diapositivas (pdf n.º 2, dip. n.º 11-13), un momento importante del
desarrollo de la “tematología” tuvo lugar en el contexto del estructuralismo francés de los
años setenta y ochenta del siglo XX. Justamente, en la literatura científica publicada en
esta época, se encuentra un artículo de Claude Bremond donde se intenta diferenciar la
noción “tema” de la noción “concepto” (dip. n.º 12). En el siguiente ejemplo (dip. n.º 13)
se presenta otro artículo de la época que intenta establecer las diferencias entre la noción
“tema” en pintura y en música.
De la diferencia entre “tema” y “concepto” creo que es importante retener lo siguiente: la
noción “concepto” es más abstracta que la noción “tema”. Un tema tiende a la
ejemplificación y a la variación, un concepto no. Por ejemplo, si pensamos en el tema del
“adulterio femenino” en la literatura nos vendrán a la mente distintos ejemplos de este
tema: Ana Karenina, Madame Bovary, etc. Todos estos casos tienen matices y desarrollos
diferentes. Si pensamos, por el contrario, en el “adulterio femenino” como concepto, será
necesario remitirnos a una definición abstracta, ‘de diccionario’, vinculada a problemas
legales o morales y con escaso margen de variación. Será necesario remitirnos a una
definición denotativa. Un tema en literatura implica, por el contrario, connotación.
Bremond dice que la “tematización” (es decir, la operación intelectual de extraer un tema
de un texto) implica un trabajo de ‘variaciones’ sobre el tema extraído. Por ejemplo, el
tema de la muerte tiene variaciones en (sub)temas como la enfermedad, el funeral, etc. o,
incluso, en su opuesto, el tema de la vida. A cada tema se asocia una red de ideas (por
analogía, contraste, contigüidad, etc..). En el tema florecen las variaciones.
De esta forma, podemos decir que el tema es móvil; el concepto estático. El tema es
impreciso; el concepto preciso. El tema es ‘literario’; el concepto ‘científico’. El tema
necesita de ejemplificaciones. El concepto es abstracto.

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