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PATROLOGÍA 8

ESCRITORES ORIENTALES DEL SIGLO IV

E
n la historia del cristianismo antiguo es fundamental la distinción entre los pri-
meros tres siglos y los que siguieron al concilio de Nicea del año 325, el primero
ecuménico. Como «bisagra» entre los dos períodos están el así llamado «viraje
constantiniano» y la paz de la Iglesia, así como la figura de Eusebio, obispo de
Cesarea en Palestina, que fue el exponente más cualificado de la cultura cristiana de su
tiempo en contextos tan variados como la teología, la exégesis, la historia y la erudición.
Eusebio es conocido sobre todo como el primer historiador del cristianismo, pero también
como el mayor filólogo de la Iglesia antigua.

(Benedicto XVI, Audiencia General, 13.VI.2007)

1. EUSEBIO DE CESAREA

1.1. VIDA Y PERSONALIDAD


Eusebio de Cesarea bien puede ser considerado el primer gran historiador de la Iglesia y al-
gunos le han otorgado el título de «Padre de la His-
toria Eclesiástica». Obispo de Cesarea en Pales- Eusebio de Cesarea
tina, donde nació alrededor del año 263, fue uno
de los exponentes de la cultura cristiana de su Vida: Nació en Cesarea de Palestina (±263);
fue confesor de la fe (310) y gran admirador de
tiempo. Se trata de un hombre de intereses muy Orígenes; obispo de Cesarea, intervino –no del
amplios: historiador, escriturista, teólogo, pole- todo afortunadamente– en las controversias
mista, hombre de acción y un gran erudito. Des- arrianas; murió hacia el 340.
empeñó funciones de gran relevancia: fue conse-
jero de Constantino, que había dado la paz a la
Obras más importantes: Crónica; Historia
eclesiástica; Preparación del Evangelio; De-
Iglesia, y del que siempre profesó una gran admi- mostración del Evangelio; Vida de Constantino;
ración, pronunciando discursos en el vigésimo y Alabanza de Constantino.
trigésimo aniversario de su gobierno como empe- Contenido: es un historiador de primera
rador, y hasta su discurso fúnebre en el año 337. magnitud, que nos ha facilitado muchos he-
chos, escritos y documentos de los primeros
En Cesarea de Palestina recibió toda su for- siglos del cristianismo.
mación frecuentando las lecciones del erudito
origenista Pánfilo, un presbítero, discípulo de
Orígenes, y que inculcó en él una admiración profunda a su maestro, algo que puso de
manifiesto en varias ocasiones en escritos para defender al gran alejandrino o difundir su
vida y doctrinas. En el 310, durante la persecución de Diocleciano, tuvo que huir y viajó
a Tiro, y más tarde al desierto egipcio. Después, en el 313, una vez recuperada la paz
fue elegido obispo de Cesarea y como tal se vio envuelto en las polémicas arrianas. Le
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SIGLO DE ORO. Desde el Concilio de Nicea (325) hasta el Concilio de Calcedonia (451)

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faltó visión para darse cuenta que estaba en juego una cuestión fundamental para la fe
y esperaba resolver el problema tomando una postura intermedia, ortodoxa en esencia
pero insuficiente: afirmaba la divinidad del Hijo con términos bíblicos, pero rechazó la fór-
mula del homooúsios de Nicea acusándola de sabeliana (modalismo). En estas polémicas
arrianas desempeñó un papel relevante, especialmente por su amistad con el emperador
Constantino. De hecho, es muy probable que hubiera influido en la decisión del emperador
de aplicar algunas medidas contrarias a algunos obispos defensores de la fe nicena, como
San Atanasio. Más tarde firmaría la fórmula nicena pero, según parece, sin convicción.
Murió hacia el año 340.

1.2. OBRAS
Eusebio tuvo una vasta erudición, alimentada por la espléndida biblioteca que Orígenes
había creado en la ciudad de Cesarea durante su estancia allí. Esto le permitió contar con
una gran cantidad de fuentes cristianas y paganas, tal como se refleja en buena parte de
sus escritos, que ofrecen una riqueza considerable de textos y citas de autores. Sin em-
bargo, como historiador y erudito se le puede considerar una figura de primera magnitud.
Sus investigaciones históricas, geográficas, filológicas, etc. son de un gran valor. Su pro-
ducción literaria es muy amplia, pero lo más notable son sus escritos históricos.

1.2.1. Crónica
Esta obra, compuesta hacia el 303, es una historia de la humanidad. Está hecha con
gran rigor científico y una capacidad de discernimiento excepcional. Consta de dos partes.
En la primera, a modo de introducción, traza una historia de los principales pueblos de la
humanidad (caldeos, asirios, hebreos, egipcios, griegos y romanos). La segunda parte pre-
senta en columnas paralelas los acontecimientos más importantes de la historia. La idea
de fondo de Eusebio es que toda la historia de la humanidad está dirigida por Dios para
preparar la aparición del cristianismo y luego para favorecer su expansión.

1.2.2. Historia eclesiástica


Es, sin duda, la gran obra y la más famosa de Eusebio. Consta de diez libros que abarcan
desde el origen del cristianismo hasta el año
324, fecha en que se produce el triunfo total de «Es mi propósito consignar las sucesio-
Constantino. Tiene la originalidad de presentar nes de los santos apóstoles y los tiempos
los acontecimientos históricos por años de rei- transcurridos desde nuestro Salvador
hasta nosotros; el número y la magnitud
nado y pontificado. Ante todo se trata de una co-
de los hechos registrados por la historia
lección muy rica de hechos, documentos, ex- eclesiástica y el número de los que en ella
tractos de escritos, etc., de los que disponía en la sobresalieron en el gobierno y en la pre-
biblioteca de Cesarea. Esta obra es una fuente sidencia de las iglesias más ilustres, así
de primera importancia para conocer los tres pri- como el número de los que en cada ge-
meros siglos del cristianismo. neración, de viva voz o por escrito, fueron
los embajadores de la palabra de Dios;
y también quiénes, cuántos y cuándo se
1.2.3. Otras proclamaron públicamente a sí mismos
introductores de una mal llamada cien-
Como testigo ocular de la gran persecución de cia y esquilmaron sin piedad, como lobos
Diocleciano contra los cristianos en el 303, Eu- crueles, al rebaño de Cristo…»
sebio escribió los Mártires de Palestina, una obra (Eusebio de Cesarea, Historia eclesiástica, 1,1).

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llena de realismo y con un buen conocimiento de la personalidad de cada mártir. Acerca


de Constantino escribió diversas obras: Vida de Constantino y Alabanza de Constantino.
Estas son las menos rigurosas desde el punto de vista histórico, pues Eusebio se deja
llevar por su admiración hacia el emperador y son dos obras excesivamente laudatorias.
Más importantes son la Preparación del Evangelio y la Demostración del Evangelio, dos
partes de su obra obra apológética, para refutar el paganismo y demostrar la superioridad
del judaísmo y también del cristianismo.

2. SAN CIRILO DE JERUSALÉN

2.1. VIDA Y PERSONALIDAD


La fecha de su nacimiento se suele situar alrededor del año 315 en Jerusalén y fue nom-
brado obispo de aquella ciudad el año 348. Como
le consagró el metropolitano de Cesarea, el San Cirilo de Jerusalén
obispo arriano Acacio, se despertó muy pronto la
sospecha de que obtuvo su nombramiento por Vida: Nació en Jerusalén (±315). En su juven-
tud fue eremita; sacerdote (343-345) y luego
concesiones hechas al arrianismo. Algo que obispo de Jerusalén (348). Expulsado tres veces
quedó desmentido poco después de su consa- de su diócesis por los arrianos. Murió hacia el
gración con el conflicto que sobrevino entre Cirilo 387.
y Acacio, hasta el punto que los arrianos empe-
zaron a atacar al obispo de Jerusalén como con-
Obras: Instrucciones catequéticas, Carta al
Emperador Constantino, homilías.
fesor y defensor de la fe nicena. Fue expulsado
de su sede por tres veces. Primeramente le depu- Contenido: gran catequista, que busca ha-
cerse entender; enseñó la divinidad del Verbo
sieron en un concilio de Jerusalén, el año 357, y y del Espíritu Santo; sus exposiciones sobre los
se refugió en Tarso. Después que el concilio de sacramentos son muy completas.
Seleucia le restableció al año siguiente, Acacio le
desterró nuevamente el 360; pero, cuando subió
al trono el emperador Juliano, le permitieron volver a su sede. Aunque Acacio murió el año
366, el destierro más largo de Cirilo no había ocurrido aún. El año 367, el emperador Va-
lente le privó una vez más de su sede; no pudo volver a ella hasta once años más tarde
(378), después de la muerte del emperador. Tomó parte el 381 en el segundo concilio
ecuménico de Constantinopla. Probablemente murió el 18 de marzo del 387; en este
mismo día celebran su fiesta los calendarios litúrgicos de Oriente y de Occidente.

La figura de San Cirilo se enmarca, sobre todo, en el esfuerzo que tuvo que hacer la Iglesia
para catequizar a los numerosos paganos que querían ser bautizados. Por esto, aunque
San Cirilo tuvo que intervenir en las polémicas de la época, su importancia reside en ser
un testigo de la fe tradicional, que sabe exponer en sus instrucciones a los catecúmenos
con sencillez y claridad.

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2.2. OBRAS
Su escrito más importante, las Instrucciones catequéticas, consiste en 24 discursos diri-
gidos a los que iban a bautizarse en Pascua.
Estas catequesis debieron ser impartidas hacia «Jesús, que en nada había pecado, fue
el año 350. En las 5 primeras aborda las disposi- crucificado por ti; y tú, ¿no te crucifica-
ciones previas al bautismo, del abandono de las rás por él, que fue clavado en la cruz por
amor a ti? No eres tú quien le haces un
costumbres paganas y de las verdades conte-
favor a él, ya que tú has recibido primero;
nidas en el Credo. Las sucesivas, hasta la 18, lo que haces es devolverle el favor, sal-
son también catequesis prebautismales. Las úl- dando la deuda que tienes con aquel que
timas cinco son catequesis mistagógicas, o sea, por ti fue crucificado en el Gólgota»
predicaciones destinadas a la explicación de los (San Cirilo de Jerusalén, Instrucciones catequéticas, 13.23).
sagrados misterios (bautismo, confirmación, eu-
caristía y liturgia) y del padrenuestro a los recién
bautizados. Se conservan también una Carta al emperador Constantino, en la que habla
del hallazgo de la cruz de Cristo, y una homilía completa, además de algunos fragmentos
de otras.

La aportación más significativa de San Cirilo se centra en su doctrina catequética, que


refleja la enseñanza tradicional de la Iglesia de
Jerusalén. Para Cirilo lo que hay que enseñar, «La actuación del Espíritu Santo en el
ante todo, es el mismo plan de Dios, que se rea- alma es suave y apacible, su experiencia
liza a través de las acciones salvíficas de Cristo es agradable y placentera y su yugo es
levísimo. Su venida va precedida de los
en la Iglesia, es decir, en los sacramentos, y que
rayos brillantes de su luz y de su ciencia.
comporta una transformación en la vida de cada Viene con la bondad de genuino protec-
creyente a imagen de Cristo. El elemento doc- tor; pues viene a salvar, a curar, a ense-
trinal, moral y mistagógico se conjugan en las en- ñar, a aconsejar, a fortalecer, a consolar,
señanzas del Obispo de Jerusalén. a iluminar, en primer lugar, la mente del
que lo recibe y, después, por las obras de
Lo mejor de su doctrina es lo que se refiere a los éste, la mente de los demás»
sacramentos: sus exposiciones son muy com- (San Cirilo de Jerusalén, Instrucciones catequéti-
pletas y sugestivas. Donde San Cirilo muestra cas, 16,16).
con mayor claridad su distinción y excelencia res-
pecto a los escritores anteriores es en su doctrina
eucarística. De manera especial recalca más que ningún otro la presencia real de Cristo
bajo las especies eucarísticas, presencia real que se explica merced a un cambio substan-
cial del pan y del vino. El concepto muy desarrollado que tiene San Cirilo de la Eucaristía en
cuanto sacrificio ofrece grandísimo interés. La llama sacrificio espiritual, culto incruento,
sacrificio propiciatorio ofrecido a modo de intercesión por todos cuantos necesitan ayuda,
aun por los difuntos. Es nada menos que Cristo inmolado por nuestros pecados lo que se
ofrece en esta oblación

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3. SAN JUAN CRISÓSTOMO

3.1. VIDA Y PERSONALIDAD


San Juan Crisóstomo es el más importante de los representantes de la Escuela de Antio-
quía y uno de los cuatro grandes Padres de
Oriente. Es también doctor de la Iglesia. Era un San Juan Crisóstomo
hombre de grandes cualidades oratorias (crisós-
tomos significa ‘boca de oro’) y, sin duda, puede Vida: nació en Antioquía (349-50); recibió
una esmerada educación; bautizado a los vein-
ser considerado como el mejor orador de toda la te años, a la muerte de su madre se dedicó a
antigüedad cristiana. las prácticas monásticas; sacerdote en el 386,
párroco en Antioquía; obispo de Constantino-
Nació en torno al año 349 en Antioquía de Siria. pla (397), donde sufrió destierro por dos veces,
Huérfano de padre cuando todavía era un niño, por las intrigas y recelos derivados de su afán
su madre Antusa le proporcionó una cuidada de elevar el tono espiritual de la diócesis. Murió
educación. Su formación literaria fue de gran ca- camino de su segundo destierro (407).
lidad, llegando a frecuentar los cursos de retórica Obras: Tratados (Sobre el sacerdocio, Exhor-
y filosofía que impartía el famoso retor Libanio. tación a Teodoro caído, Sobre la virginidad, So-
Bautizado en el 368 y formado en la vida ecle- bre la vanagloria y la educación de los hijos),
siástica por el obispo Melecio, fue por él instituido Homilías (exegéticas, dogmáticas, morales y de
lector en el año 371. Bajo la dirección de Diodoro circunstancias) y Cartas.
de Tarso se inició en la vida monástica a la vez Contenidos: gran orador, que busca la santi-
que aprendía exégesis bíblica, según la orienta- dad del pueblo; por sus enseñanzas ha mereci-
ción histórico-literal de la escuela antioquena. do el título de Doctor de la Eucaristía, pero ha
Se retiró durante cuatro años entre los eremitas tocado todos los temas; para las Escrituras usa
del monte Silpio. Prosiguió su retiro, durante dos la exégesis literal de carácter moral.
años más viviendo en soledad en una cueva bajo
la guía de un «anciano». Pero su delicada salud le
impidió seguir adelante por ese camino y tuvo que regresar a Antioquía. Melecio, obispo
de la ciudad, le ordena diácono en 381; más tarde, en 386, es ordenado presbítero por
Flaviano, sucesor de Melecio. El obispo le encargó la predicación en la principal iglesia
de Antioquía, cargo que desempeñó durante doce años. Esta fue la época más feliz de
su vida, dedicado a la labor de formación de sus conciudadanos, en medio del prestigio y
favor generales. De este período datan sus más célebres sermones.

En esos años se destacó como un gran predicador, especialmente en la preparación de los


catecúmenos al bautismo. A la muerte de Nec-
tario, obispo de Constantinopla, es llamado por «En todas partes es uno el Cristo, que
el emperador Arcadio (395-408) para que ocu- está entero aquí, y entero allí, un solo
para la sede vacante. Fue consagrado obispo el cuerpo. Así como Cristo, que se ofrece
en muchas partes de la tierra, es un solo
26 de febrero de 398 por el obispo Teófilo de Ale-
cuerpo y no muchos cuerpos, así también
jandría. Comenzó así el período más difícil de la es uno el sacrificio… Y ahora ofrecemos
vida del Crisóstomo: desde su llegada a la capital también la misma hostia que entonces
del Imperio, se vio envuelto en constantes in- fue ofrecida y que jamás se consumirá…
trigas cortesanas, en las que, por su carácter, se No hacemos otro sacrificio, como lo hacía
desenvolvía con dificultad. Se propuso la reforma entonces el pontífice, sino que siempre
del clero y la mejora del pueblo: comenzó elimi- ofrecemos el mismo, o mejor: hacemos
nando todo el lujo y el gusto demasiado mundano conmemoración del sacrificio»
(San Juan Crisóstomo, Homilía sobre Hebreos, 17,3).

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de su propia casa; cortó con el lujo excesivo del


«Mira, si no, cuánto ganas sufriendo con
clero, acabó con sus ventajas y privilegios abu- mansedumbre los ataques de tus enemi-
sivos, y dio el dinero a los pobres; restableció el gos. En primer lugar, y es la mayor ganan-
primitivo rigor de la vida monacal; difundió el cris- cia, te libras de tus pecados; en segundo
tianismo en el campo; creó hospitales y obras lugar, adquieres constancia y paciencia;
asistenciales; etc. Todas estas medidas le gran- y en tercer lugar, ganas mansedumbre y
jearon numerosos enemigos entre el clero, que misericordia (…). En cuarto lugar, te lim-
no estaba acostumbrado a los rigores del antiguo pias definitivamente de la ira. ¿Y puede
monje antioqueno, ahora su obispo, y también haber bien comparable a éste? Porque el
entre las personas influyentes en la corte, in- que está puro de ira, evidentemente tam-
cluida la emperatriz Eudoxia, que no veían con bién estará libre de la tristeza, de que
buenos ojos la crítica del Crisóstomo al lujo, la es fuente la ira, y no consumirá su vida
en vanos afanes y dolores (…). En con-
vida mundana y la corrupción de la corte.
clusión, cuando a los otros aborrecemos,
a nosotros nos castigamos; y al revés, a
Así las cosas, Teófilo de Alejandría convocó un
nosotros mismos nos hacemos beneficio
sínodo, llamado de la «Encina» (suburbio de Cal- cuando a los otros amamos»
cedonia) en el 403. La asamblea, basándose en (San Juan Crisóstomo, Homilías sobre San Mateo, 61,5).
falsas acusaciones, depuso al Crisóstomo, y ob-
tuvo de este modo un primer decreto de exilio del
emperador. Ante las protestas del pueblo, el emperador revocó el destierro, y San Juan
Crisóstomo regresó a Constantinopla.
Pero pronto se encendió de nuevo el conflicto con la corte y en particular con la empe-
ratriz. El motivo fue la colocación de una estatua de plata de Eudoxia, honrada como
augusta, en las inmediaciones de la basílica de Santa Sofía, y la concomitante organi-
zación de espectáculos paganos que suscitaron la reacción de Juan, cuya intervención
fue entendida por la emperatriz como un ataque a su autoridad.
Los enemigos del Crisóstomo consiguieron del emperador un nuevo decreto de destierro
el 406 a Cucusa (en Armenia), pero como hasta
allí peregrinaban sus admiradores, Arcadio or- «Puede que muchos se rían de lo dicho,
denó exiliarlo a Pitio, en la extremidad oriental como si se tratara de minucias. No son
del Mar Negro. Durante el viaje de traslado, ago- pequeñeces, sino cuestiones importan-
tado por las fatigas y privaciones murió en las in- tes. Una joven educada en la alcoba ma-
mediaciones de Comana el 14 de septiembre del terna a apasionarse por la moda feme-
407. Su rehabilitación tuvo lugar en el año 438 nina, cuando deje la casa paterna, será
más difícil y exigente con su esposo que
por Teodosio II, hijo de Arcadio y de Eudoxia. Los
el inspector de hacienda. Ya os he dicho
restos del santo obispo, sepultados en la iglesia que de ahí viene que el mal sea difícil de
de los Apóstoles de Constantinopla, fueron tras- extirpar. Nadie piensa en el porvenir de
ladados en el año 1204 a Roma, a la primitiva los hijos. Nadie les habla de la virginidad,
basílica constantiniana, y descansan ahora en la ni de la moderación, ni del menosprecio
Capilla del Coro de los Canónigos de la Basílica de las riquezas y la gloria, ni de todo lo
de san Pedro. El 24 de agosto de 2004, el papa enseñado por las Escrituras»
San Juan Pablo II entregó una parte importante (San Juan Crisóstomo, La vanagloria y la educa-
de sus reliquias al Patriarca Bartolomé I de Cons- ción de los hijos, 17).
tantinopla.

Su personalidad nos ha sido muy bien descrita por sus biógrafos: era un hombre muy enér-
gico y de gustos sencillos y austeros. Su afán era conseguir la santidad del pueblo, que a
veces dejaba mucho que desear. San Juan destaca no por haber sido un estudioso, sino
por su celo pastoral y haber sido un eficaz director de almas, muy apreciado por la gente
sencilla.

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3.2. OBRA Y DOCTRINA


La producción literaria del Crisóstomo es muy considerable sobre todo en el terreno ho-
milético, en el que se han contabilizado más de 700 homilías; además escribió unos 17
tratados. Era un hombre dotado de una aguda inteligencia y una rica imaginación que le
permitieron elaborar sus famosísimos sermones, piezas maestras de oratoria cristiana y
profana, que brillan por la sencillez, profundidad y capacidad de convencer.

Desde el punto de vista doctrinal, San Juan Crisóstomo basa su pensamiento en la Sa-
grada Escritura. Su exégesis sigue los dictados literales de la Escuela antioquena con una
orientación moral. De todos modos está abierto a la interpretación de carácter tipológico
en el sentido de la prefiguración en el Antiguo Testamento de hechos y personajes del
Nuevo. En su doctrina trinitaria permanece fiel a la doctrina de Nicea. Su cristología es
muy equilibrada. Como los restantes Padres antioquenos, defiende la divinidad perfecta
de Cristo frente a los arrianos, así como su humanidad también perfecta y completa frente
a los apolinaristas. Y habla de un solo Cristo, Hijo de Dios, y de la unión por medio de la
cual Dios Logos y la carne son una unidad sin confusión de las esencias. Respecto a su
teología sobre los sacramentos, merecen especial mención sus explicaciones sobre la Eu-
caristía, pues expone con gran precisión y claridad la enseñanza sobre la presencia real
de Cristo y el carácter sacrificial de la Santa Misa, con especial referencia a las relaciones
entre el sacrificio de la Misa y el de la Cruz. Por todo esto ha merecido el título de Doctor
de la Eucaristía.

Uno de los temas que aparece con frecuencia en su predicación es el relacionado con el
uso social de la riqueza, y de ahí la frecuente exhortación a la limosna con los indigentes.
No se cansa de recordar a los ricos sus propias responsabilidades para ayudarles a dejar
su egoísmo. La solicitud hacia los necesitados, aunque sea en gestos mínimos, se en-
tiende dirigida al mismo Cristo, identificado con el pobre, con el enfermo, con el oprimido.

Toda la producción literaria del Crisóstomo se puede dividir en tres grupos: tratados, homi-
lías –la parte más importante– y cartas.

T
3.2.1. ratados

La mayor parte de los tratados han sido fechados antes de su ordenación sacerdotal y, por
tanto, son anteriores a sus sermones y cartas.
«Los sacerdotes han recibido un poder
3.2.1.1. Sobre el sacerdocio que Dios no ha dado ni a los ángeles,
ni a los arcángeles… Dios sanciona allá
Es la obra del Crisóstomo más leída y traducida. arriba todo lo que los sacerdotes hagan
Su influencia aún dura en nuestros días. La obra, aquí abajo»
escrita posiblemente en torno al año 373, adopta (San Juan Crisóstomo, Sobre el sacerdocio, 3,5;
la forma de un diálogo entre él y su amigo Basilio. citado en CEC 983).
El motivo del diálogo es el comportamiento que
deben seguir en caso de una eventual ordenación sacerdotal. Compuesta por seis libros,
describe la importancia de la labor sacerdotal y la especial responsabilidad que le com-
pete al sacerdote en orden al ministerio de la palabra, defensa de la fe y protección de las
vírgenes y de las viudas. Es, por tanto, un tratado de carácter fundamentalmente práctico.

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3.2.1.2. Exhortación a Teodoro caído y Contra los enemigos de la vida monástica


Estas dos breves obras están dedicadas a de- «No es lo grave, querido Teodoro, que
fender la vida monástica. La primera está es- quien lucha caiga, sino permanecer en la
crita con ocasión del abandono del monasterio caída. No es lo grave que uno sea herido
por parte de su amigo Teodoro de Mopsuestia. en la guerra, sino desesperarse después
Se trata, pues, de una exhortación para que de recibido el golpe y no cuidar de la he-
vuelva a practicar la vida eremítica. La segunda, rida. Un mercader, no por haber sufrido
en cambio, está destinada a combatir los prejui- naufragio y perdido el cargamento una
cios de los paganos –e incluso de los cristianos– vez, deja de navegar. Otra vez vuelve
contra la vida monástica. Ambas obras son tam- al mar y desafía las olas y atraviesa los
bién anteriores a su ordenación sacerdotal. océanos y, al cabo, recupera su riqueza.
Y vemos muchos atletas que, después
3.2.1.3. Sobre
la vanagloria y de grandes caídas, lograron ser corona-
la educación de los hijos dos (…). Así también en tu caso, querido
Teodoro, no porque te hayas apartado
Este compendio sobre la educación, dirigido a un poco de tu estado, te precipites tú
los padres, consta de dos partes: la primera – mismo hasta el abismo. No. Resiste va-
sobre la vanagloria– está destinada a combatir el lerosamente y vuelve al puesto de donde
principal vicio de la Antioquía de su tiempo, o saliste»
(San Juan Crisóstomo, Exhortación a Teodoro caído, 2,1).
sea, el lujo y el libertinaje. La segunda parte es
una exhortación dirigida a los padres para res-
ponsabilizarles en la educación cristiana de sus «Si las buenas enseñanzas se imprimen
hijos. Abundan los consejos prácticos sobre la en el alma cuando ésta es aún blan-
formación de los hijos en cuanto a la fe y a la da, luego, cuando se hayan endurecido
moral, hasta convertirlos en auténticos atletas como una imagen, nadie será capaz de
de Cristo. arrancárselas. Es lo que pasa con la
cera. Lo tienes ahora en tus manos cuan-
3.2.1.4. Homilías do todavía teme, tiembla y se espanta de
tu vista, de una palabra, de cualquier
• Homilías exegéticas gesto tuyo. Usa de tu poder para lo que
conviene. Si tienes un hijo bueno, tú eres
El mayor número de homilías que conservamos el primero que gozas de ese bien; luego,
–varios centenares– son comentarios sistemá- Dios. Para ti trabajas»
ticos a libros del Antiguo y Nuevo Testamento. (San Juan Crisóstomo, Sobre la educación de los hijos, 20).

Sobre el Antiguo Testamento, las más impor-


tantes son dos series de homilías –una de 9 y otra de 67– comentando el Génesis. La
primera serie comenta tan sólo los capítulos ini-
ciales, y la segunda, todo el libro. También son «¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a
importantes los comentarios a unos sesenta la existencia rodeado de semejante con-
Salmos. sideración? Es el hombre, grande y ad-
mirable figura viviente, más precioso a
Sobre el Nuevo Testamento, las homilías los ojos de Dios que la creación entera;
son numerosas e importantes. Es posible que es el hombre, para él existen el cielo y la
el Crisóstomo comentase el Nuevo Testamento tierra y el mar y la totalidad de la crea-
completo, pero no fueron recogidos todos sus ción, y Dios ha dado tanta importancia a
sermones. Tenemos una serie de 90 homilías su salvación que no ha perdonado a su
sobre el Evangelio de San Mateo y 88 sobre el Hijo único por él. Porque Dios no ha ce-
Evangelio de San Juan, pronunciadas en el 390 sado de hacer todo lo posible para que
el hombre subiera hasta Él y se sentara
y 391, respectivamente. En estos comentarios el
a su derecha»
autor expone toda la moral cristiana, defiende la (San Juan Crisóstomo, Sermones sobre el Géne-
unidad entre los dos Testamentos, y combate a sis, 2,1; citado en CEC, 358).

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los maniqueos y especialmente a los arrianos,


«Se hizo Hijo del hombre el que era Hijo
declarando abiertamente la divinidad del Hijo. natural de Dios, para hacer hijos de Dios
Se han conservado, además, las homilías sobre a los hijos de los hombres. Cuando el su-
los Hechos de los Apóstoles, y más de 250 sobre blime se asocia con el humilde, no sufre
las Epístolas de San Pablo. para nada en su honor propio; en cam-
bio, a éste le levanta de su gran bajeza.
• Homilías dogmáticas Lo mismo ocurrió con el Señor. No sufrió
merma en su propia naturaleza por esta
Otra serie de homilías del Crisóstomo está de- condescendencia; en cambio, a noso-
dicada a temas dogmáticos. Contra Eunomio, tros, que siempre estábamos sentados
que sostenía que se puede conocer perfecta- en desgracia y oscuridad, nos levantó a
mente a Dios, tal como Él se conoce, ya en esta una gloria inefable»
vida, predicó 12 sermones Sobre la naturaleza (San Juan Crisóstomo, Homilía sobre San Juan, 11).
incomprensible de Dios, en los que explica que
el hombre no sólo no llega a comprender la esencia divina, sino tampoco todas las mani-
festaciones de su omnipotencia. Dios tiene una naturaleza inefable e incomprehensible.
Recientemente se han descubierto ocho Homilías bautismales, predicadas en Antioquía
para instruir a los catecúmenos; tienen especial importancia porque dan a conocer la li-
turgia bautismal de finales de siglo IV. Para el Crisóstomo recibir el bautismo supone llevar
una vida en coherencia con la inhabitación de Cristo en el alma.

• Homilías morales «No está la limosna en dar poco de lo mu-


cho que se tiene, sino en hacer lo que
Aunque toda la predicación de San Juan es de aquella viuda, que dio todo lo que tenía;
fondo moral, no obstante, tiene algunas homilías pero si tú no puedes hacer lo que la viu-
cuya finalidad inmediata era combatir los vicios da, por lo menos da lo que te sobre»
(San Juan Crisóstomo, Catena Aurea, 6,393).
de sus oyentes y procurar su mejoramiento moral.
Entre éstas destacan dos homilías Contra los
juegos circenses y una Sobre la limosna.

• Homilías de circunstancias
«También amo a Roma por esto, aun
Otras muchas homilías fueron predicadas por cuando uno tenga otros motivos para ala-
barla: por su grandeza, por su antigüe-
diversos motivos: en fiestas litúrgicas –Navidad,
dad, por su belleza, por el número de sus
Epifanía, etc.–, en la festividad de algún santo habitantes, por su poder, por su riqueza y
o con motivo de algún acontecimiento notable. por sus éxitos en la guerra. Pero, pasan-
Entre éstas últimas son célebres las 21 homilías do por alto todo lo demás, la felicito por
por las estatuas. La motivación de estas homilías esto, porque Pablo les escribió en vida,
era la sedición de la ciudad de Antioquía contra el y les amaba tanto, y conversó con ellos
emperador Teodosio. En el año 397 el emperador cara a cara, y terminó allí sus días (…).
había impuesto a esa ciudad el pago de una con- Desde allí fue arrebatado Pablo, desde
tribución extraordinaria. La reacción del popu- allí fue arrebatado Pedro. Juzgad y estre-
lacho le llevó a la destrucción de las estatuas del meceos ante el espectáculo que contem-
emperador y de la familia imperial. Como castigo plará Roma cuando Pablo se levante sú-
Teodosio pensó arrasar la ciudad. En esas cir- bitamente de aquella tumba juntamente
con Pedro y sea llevado al encuentro con
cunstancias el pueblo de Antioquía, atemorizado,
Cristo. ¡Qué rosa envía Roma a Cristo!
llenaba las iglesias y es cuando Juan pronuncia ¡Qué dos coronas rodean la ciudad! (…).
esta serie de homilías en las que arremete contra Por esto admiro yo a la ciudad, no por su
los vicios y anima a la práctica de la virtud. mucho oro, ni por sus columnas, ni por
otras apariencias, sino por estas colum-
nas de la Iglesia»
(San Juan Crisóstomo, Homilías a la Carta a los
Romanos, 32, 2).
Juan Antonio Gil Tamayo y José Manuel Fidalgo © EUNSA © INSTITUTO SUPERIOR DE CIENCIAS RELIGIOSAS (ISCR) 9
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SIGLO DE ORO. Desde el Concilio de Nicea (325) hasta el Concilio de Calcedonia (451)

TEMA
ESCRITORES ORIENTALES DEL SIGLO IV

3.2.1.5. Cartas

De su epistolario se conservan unas 240 cartas, la mayor parte de las cuales corresponden
al segundo exilio. Son de destacar las diecisiete cartas dirigidas a Olimpia, viuda y “diaco-
nisa”, que se había preocupado mucho de mejorar su situación en su destierro. Son impor-
tantesll también las dos dirigidas al Papa Inocencio (401-417). En ellas San Juan reconoce
la supremacía de la sede romana, garantía de la unidad de la Iglesia.

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