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SETENTA VECES SIETE

(1964-2049)

POESÍAS COMPLETAS
De

José Ángel Graña Abad

9 6 9
Capítulo 1

2012 - 2015

“Porque crear y no mostrarlo es pecado”

(Oswaldo Mejía, amigo,

pintor, escritor, músico y filósofo)


DESESPERADO POR LA NADA

Si mi angustia y mi pena fuesen un paisaje,

serían una soga ardiendo colgada de un sol eclipsado,

y empapada en su curvatura por un hielo humeante

deshilachado, rojo pasión y cortante,

como cortan las navajas de Satán

los ojos de los fatigados,

poco a poco, paso a paso, beso a beso,

hasta rajar con furia, abrir con fiereza inusitada,

ese blanco y redondo que es el ojo de la carne.

Si mi angustia y mi pena fuesen un traje,

serían una capa noche y roja

empapada de frío inmenso,

cuajada de sal sólida de lágrimas

vertientes del diluvio universal,

fugitiva en el ojo del huracán final,

cada vez más arreciadora de lluvia roja

y cada vez más lejana, más fría y más distante.

Si mi pena y mi angustia fuesen un contenido,

serían el big bang de un cerebro,

que no tendría final ni ningún continente


y sus porciones famélicas

se multiplicarían como los peces y los panes,

huyendo cada vez más lejos,

mientras se mantuviesen paridoras

las primeras porciones engendrantes

del dolor más infinito y supremo,

más conocido y desconocido,

más parturientas y constantes.

Si yo no fuese un místico,

recopilaría todas las blasfemias más tronantes,

y las escribiría en la piel de todos los seres,

con mi puño y con mi sangre.

Si yo no fuera un místico, ni un poeta,

ni un esclavo de un Dios sádico y flagelante,

pondría fin a mi existencia,

sin derramar una lágrima,

sin escribir una letra,

sin mirar una mirada,

sin demorar un instante,

en un lugar ignoto,

donde los efluvios de mi cadáver al pudrirse

sólo intrigasen a los buitres, los gusanos,


las hienas que estuviesen tristes,

cuervos negros como mi pena y mi angustia,

con picos durísimos y martilleantes,

y con cada picotazo un verso tétrico en la piel,

un beso de horror y un verso aterrante,

hasta escribir en el papiro de mi piel

la poesía más alocada,

más triste,

más angustiada,

más penosa,

más bulliciosa y vomitiva

y humillante para los vivos;

más silenciosa, más callada, desconocida,

anónima, discreta y sensata

para los que arrojamos la vida a la cara

del Ser Original e inagotable

de sudor, pena, angustia, frenesí,

fatiga, dolor, carne, sufrimiento

y sangre de poetas,

sangre… mucha sangre,

toda la sangre

toda la angustia, toda la pena,


ANGUSTIA, PENA, SANGRE…

sangre triste, sangre aciaga,

sangre llorona, sangre desgraciada;

sangre omnipotente, la sangre de todo el alma,

sangre del parto de mi madre,

sangre transmutada en lágrimas.

sangre absurda, sangre amamantada,

sangre de todo el universo,

sangre desesperada,

desdichada sangre,

todo el cuerpo de la sangre,

toda la sangre del alma.

ANGUSTIA, PENA, SANGRE…

la de todas las heridas,

toda la derramada,

toda la por derramar,

sangre de la angustia,

sangre de la pena;

toda la sangre líquida corriente

y toda la sangre cuajada;

todo abierto el grifo seco de la sangre

de la tristeza más desesperada.


NO SUPIERON LLORAR

Déjenme llorar

a través de la humedad de mi aliento,

en el eco de los latidos

de un corazón que sólo al dolor sirve de sustento;

en las toxinas a las que se abren los poros de mi piel

como llagas que gritan penas y sufrimiento

que dibujan toda la melancolía, la derrota,

la insatisfacción, la amargura y el descontento.

Si mis ojos no tienen misericordia

para abrirse y dar vida

a los lagos de lágrimas que llevo dentro,

déjenme llorar a través del olor de mi cuerpo

brisas que inunden de derrota,

el aire quieto y derrotado

y las locuras del loco viento

borracho de penas y frustración

(sí, ya sé que no hay rima en estos versos);

ayúdenme a que mis palabras

sean el diluvio universal

de todo el dolor humano,


del dolor de mis seres más queridos,

del dolor de todos los seres,

del dolor de esta tierra que grita,

de los mugidos llameantes, fríos y feos

del universo.

Préstenme corazones

en donde quepan toda mi desesperación,

desilusión y desalientos;

regálenme bidones de agua del mar muerto,

y sacos de sal de salinas tan lejanas

que habiten en el corazón del infierno,

y vacíen su disolución sobre mi cuerpo,

para que se refleje con destellos cegadores

el hambre de amor, el vacío de alegrías

y la sobresaturación de mi infinita tristeza;

y sepan que quién yo soy,

en quién a mí ven,

en mi faz seria e impávida

arde y se hiela todo el dolor hermano,

que vive en nuestro universo.

Déjenme llorar,

por mí, por ella,


por el olvido y el recuerdo,

por mis hermanos muertos,

por la nada y por el todo,

por la estela de amargura y de derrota

que deja mi caminar,

haciendo nacer un camino sangriento

de polvo húmedo y polvoriento;

y si no es posible,

claven en cada poro de mi piel

un alfiler sádico que saque gotas de sangre

y bañe de ella todo mi cuerpo.

Si no puedo llorar

nada de tanto como necesito,

que de sangre sean mis lágrimas,

y se ensangriente todo mi cuerpo

para calcar esta poesía

que de nada me sirve,

que no me desahoga,

que no tiene piedad,

que no tiene palabras inteligentes,

que no sabe hablar,

que no puede decir y abrir


el sufrimiento enquistado en mi corazón vivo

y mis ojos muertos.

Déjenme llorar o sean insumisos ante Dios,

para pedirle que le quite la vida

a este pozo tan oscuro y seco,

con lodos de lágrimas densas y espesas

que no pueden ya brotar

a través de ningún cuerpo humano,

a través de la densidad

de ese dolor tan sólido que soy yo;

el dolor sin fin que nació

con la génesis de mi ser, con la génesis de un concepto no creado

para esta nada y este todo y esta vida,

la frustración y la derrota de estos versos

que no pueden llorar.

Que casi lloran sin saber llorar.

QUE QUERÍAN LLORAR.


¡ÁMAME!

Si tú quisieras respirar esta llama tan apasionada,

paladear este alcohol encendido,

beber y revolver y agitar

esta que todo lo perfora incandescente lava,

recogerme en tu regazo,

en el centro exacto de tu ser

hasta desmayarte embriagada,

el licor de mi corazón en celo,

el destello de recuerdo eterno

de mi mirada hambrienta y entregada,

con fulgor de mil luciérnagas

que inundarían de luz tu interior

sediento de chispas sicodélicas y enamoradas,

morirías matando

y matarías muriendo,

cabalgando sobre mis alas

de ángel enfurecido,

escapando de este feo lodo y estas tristes y secas aguas,

hasta jugar con polvo de estrellas mágicas,


girando, tiritando, levitando,

convulsionándote ingrávida,

para gritar un grito

que te transmutase de bruja humana

en fruta inagotable del universo,

roja, abrasadora y borracha,

para confundirte en mi delirio

y disolverte en mi pasión tan brava,

para olvidar todo lo vivido,

todas las cadenas que te atan,

y ser un tornado de luz

en la entrada de un agujero negro de luz azul,

y viajar mil dimensiones más allá de la triste tierra,

pasando todas las páginas

del libro de la vida y de la muerte

y tornarte canción nunca escuchada;

me consagrarías Dios,

convirtiéndote en diosa loca de atar, vehemente,

de voluptuosidad toda omnipotente y sabia

para santificar el hedonismo,

en la cruz del centro preciso de todas las galaxias.

¡Clava tus pupilas en mi empuje,


sueña, duerme sin dormir, muere y revive,

sin que eternamente el tiempo pase,

que se detenga, desvanezca y desaparezca,

y orgasma, orgasma y orgasma…

perennemente y sin fin,

recogiendo en tu cáliz derretido y sagrado

los pétalos más blancos e infinitos como mares de todas las galaxias

de esta la sangre más roja,

recorriendo tus entrañas, y transfundiéndome tu sangre

a mi cuerpo infinito en un círculo constante,

y grita encadenando mis manos siderales

con tus dedos cósmicos:

ama mi amo, y empuja, yo soy tu ama,

amamántame con tu saliva,

muere, mata, vive,

señor del universo de mi paladar,

mi placer, mi sed, mi hambre,

mis lágrimas de néctar dulce, mi sicodelia infinita,

y sosiégame y agítame y disfrútame

en un punto culminante

de este círculo que ya cesa

y se detiene…
en este instante eterno…

definitivo e interminable!
LA BOTELLA DE MI POESÍA

Eres una botella sin mensaje;

eres como mi vida

desde el punto de vista de mi corazón;

eres una poesía que no fluye,

una poesía todo arte;

yo te llenaré de contenido y de razón.

Te pondré un tapón para taparte,

para otorgarte dignidad y tesón noble.

No te arrojaré al mar después de llenarte;

no te lanzaré a aventuras de aventureros

de destinos inciertos, imposibles y románticos,

de viajes solitarios arriesgados,

sin peligro de vivir y emocionarte;

no seguirás la senda que te obliga a llegar al otro lado de la playa

para que te halle quién no te busca, quién no le importas,

y te convierta en un sueño prestado,

una ilusión por vacío de ilusiones,

un motivo para motivar la desmotivación.

Tampoco te llenaré de vino rancio,

a mí no me gusta el vino,
ni de una pócima de magia blanca

para curar el mal de males.

Haré de ti una poesía libre,

haré por ti palabras que encierren toda la belleza;

no colocaré barcos de palillos en tu interior.

Te insuflaré aliento de tabaco y whisky barato,

verteré lágrimas asesinas en tu interior.

Llevarás las huellas de mis recuerdos,

mis angustias, mi ansiedad y mi dolor,

el sufrimiento permanente de mi espíritu,

una historia singular y diferente,

tristezas de amor de niño y de adolescente.

Eres la poesía de un poeta,

eres el grito de mi soledad y mi silencio,

eres el testigo de la pasión;

eres un insomnio sin noche,

eres un blues si trompetas y sin saxo,

sin guitarras, sonidos ni conclusión.

Eres el jazz de un loco cuerdo;

eres el gosspel a golpes de corazón;

eres el último soul de Amy,

le rien de rien de Edith Piaff,


le tout du tout à moi;

eres una canción sin principio,

sin nudo ni desenlace,

eres la mejor poesía de mi vacío acostumbrado,

mi sinsentido común, mi tristeza habitual,

mi desesperanza crónica,

la mejor metáfora musical fea y desolada

de los latidos en vano de mi corazón.

Mi botella es una poesía,

mi poesía soy yo,

yo no soy una mentira,

mi vida no es una mentira.

Si hay algo más real que el sufrimiento,

es la botella de mi poesía.
¡OLVIDAD!

Soy un personaje pintoresco

y nadie me quiere pintar;

se puede romper el lápiz,

secar la pluma,

caer las gotas de tinta en el mar;

llorar a mares sin poder llorar;

imagen, silueta, rasgos

y facciones contagiosas,

trajes negros,

penas que nadie puede dibujar.

Tristezas internas y opacas,

penas tan grandes

que ningún lienzo puede alcanzar.

Mirada que disimula

dolores a gritos que nadie quiere oír; ¡normal!,

gritos que romperían

la tela y los tímpanos;

imagen homicida

para quién la ose dibujar.

Verdades grandes
que son sufrimientos

que nadie podría soportar.

La parte oscura

del lado oscuro de la realidad.

Poesías hirientes,

versos horribles,

letras que se clavan en las pupilas

y ciegan los ojos

de quienes las quieran mirar.

El terror tan grande

que hay en mis venas,

en mi corazón,

en mis sesos,

en el humo de mi sangre,

en mi cráneo,

en mi garganta rígida,

en mi pecho oprimido,

¿quién lo querría pintar?

Colores tan feos, tan raros,

tan siniestros, inéditos, imposibles,

pinturas tan tétricas

que sólo existen en mis adentros,


¿cómo se podrían preparar?

Manchas oscuras

sobre fondos oscuros,

líneas deformes,

colores acolores,

sombras sin luces que las definan;

versos que repudia el papel,

plumas que lloran…

¿qué banales ojos las pueden querer leer?

Mi noche tiene estrellas,

pero no hay luz,

las estrellas son las lágrimas de la oscuridad.

Soy un personaje pintoresco

y absolutamente nadie

me puede pintar,

porque mis verdades

son tan verdaderas

que los demás artistas

no pueden soportar,

y de mí se vengan

obligándome a que yo me pinte,

manchando de nobleza
un mundo desleal,

posando el dedo

sobre la belleza infinita

que siempre amé,

dibujándome a mí mismo

con la sencillez de mi huella dactilar.

¿Quién la puede pintar?

¿Quién la puede querer mirar?

No la miréis;

mi mundo no es de este reino,

no tiene reinos, ¡qué os importa!,

deambula perdido

por vuestra horrorosa hipócrita

antología de mentiras

disfrazada de verdad.

Si sin querer la habéis visto,

¡olvidad, olvidad, olvidad!

Soy una estrella y no tengo noche.

¿Quién me podría querer pintar?

Vuestro olvido absoluto

será mi absoluta y completa paz.

¡Olvidad, olvidad, olvidad…!


NO ES UNA POESÍA. ES MI TODO DE AHORA MISMO Y NO
DEJA DE SER NADA.

En esta vida de carne, materia,

teatro y Maya y mentira,

pongamos que tercera dimensión o Samsara,

la letra con sangre entra.

Yo sangré ríos de lágrimas,

mares muertos y salados

de las penas más grandes,

prepotentes, hermosas y fanfarronas,

océanos de incandescente lava.

Nunca mentí, ni miento ni mentiré,

sólo quiero derruir mi ego,

la muerte de este juguete insano,

la muerte de esta bobada,

de esta vida cuyo sentido

es el sinsentido, el consciente,

el inconsciente y el ego,

y no hay otro lugar en que

hallar el sentido real y verdadero,

que no sean el espíritu y el alma,


el conocimiento absoluto de toda la metafísica,

la negación absoluta

de la filosofía de la mente,

los placeres de la carne;

el aguardiente que quema y escuece en las llagas;

la inmersión en la mística y el esoterismo

(la auténtica verdad oculta,

que “presume” de estarnos vedada).

Antaño en otra vida, en una vida pasada,

me suicidé a los veintisiete años;

mi nombre era Mariano José,

y mi apellido era Larra.

También en tiempos pasados,

Baudelaire me plagió poesías,

las más llenas de veneno, furia y odio,

las más tétricas y macabras,

y luego, aun siendo quién era,

nunca se atrevió a enseñarlas.

Fui mi ancestro más triste y trágico;

inquisidor de plañideras;

el Torquemada de las superficies;

el verdadero ángel caído de la poesía más malvada,


en esta vida de mentira y carne,

materia, teatro y Maya,

en la eterna tercera dimensión, el Samsara.

La mayor tragedia de la historia de la tierra

será algún día, de mis poesías la más trágica;

por si alguien lo está pensando,

por si alguien lo tiene en mente,

que calle desde ahora y para siempre,

y que nunca me lo eche en cara…

¡Que jamás me diga nada!

La génesis de esta poesía es el amor radical universal

más absolutamente incondicional

que por fin ya alimenta mi mente,

mi espíritu y mi ánima;

y el intento definitivo de aniquilar y destrozar mi ego,

que tanto pesar y penar me causa.

Yo sólo me odio a mí mismo,

yo no odio a nadie ni ya a nada,

desconozco infinitamente

lo que es el rencor, los celos,

las justicias de los hombres,

la envidia, el odio a otros seres y la venganza.


Quién necesite comprobarlo,

que siegue mi cuello con un hacha;

y si siente como yo siento,

que pronuncie la primera palabra;

entonces correré a su encuentro,

y abrazaré fuerte su cabeza

contra mi mejilla y mi pecho,

hechos de materia insana;

y entonces después de tantísimo tiempo, ´

mis ojos secos volverán a verter lágrimas,

lágrimas por ser comprendido,

lágrimas por él y por nuestra historia tan amarga,

lágrimas por un alguien más que un hermano,

lágrimas por el encuentro,

lágrimas de amor verdadero,

lágrimas de amor, fe, la ilusión perdida

y por la recobrada esperanza

de un vivo en muerte

que con sus últimos estertores del ego,

esta poesía maldita y bendita

a todo el universo y a toda la humanidad os regala.


ESPUMA DEL MAR

Lágrimas de seres gloriosos,

llantos de ángeles caídos,

los hijos de Poseidón;

espuma del mar…

Nata que sube de abismos profundos

de espíritus prisioneros

y desaparece…

Nadie sabe donde va…

En el cielo de los cielos

engendra, genera y forma

blancas alas de ángeles

que nunca más caerán;

extremos de la tristeza y la felicidad

más absolutas;

espuma del mar…


LA MAGIA INMEDIBLE DE LA POESÍA

Le dije a mi hermano el místico

que antes de la muerte hay vida;

que hay dulces y sexo,

cama y cocina;

pasteles, cerveza, vino;

sala de estar,

salón de vivir,

tierra con vida;

puestas de sol,

cinturas de mujer,

playas con conchas,

pantalones ceñidos

con caderas femeninas;

viajes a Cuba,

estancias en Londres,

labios de mujer,

escotes de hembra,

campos con hierbas,

sala de estar,

salón de vivir,
montañas con vida;

cielos azules,

praderas verdes,

paisajes de Galicia,

sol de Andalucía;

bromas y chistes,

besos de madre,

abrazos de amigo,

espuma en las olas,

nubes de algodón,

pezones de caramelo,

chicas con faldas,

personas sinceras,

hombres honrados,

pájaros que cantan,

risas con risas;

amaneceres, noches de sueño,

sueños de día,

ciencias y letras,

teatros de verdad,

películas de Bogart y Bette Davis,

bibliotecas, puentes sobre el río,


ríos con puentes,

filosofía…

sin existencialismos

ni dioses que nos condenen

a renunciar a vivir la vida.

Nostalgias alegres,

melancolías lúcidas,

cabellos largos,

ojos de mujer,

tarta de whisky,

chupitos de Passport,

aceras limpias;

aventuras para aventureros,

cuentos para los niños,

ambiciones sanas,

aspiraciones sublimes,

momentos de carcajadas,

sentido del humor

y la magia inmedible de la poesía.

Poetas que escriben bien

con líneas rectas,

versos alegres, tristezas con amigos,


chisteras con conejos, magos con palomas blancas,

canciones para bailar

LA MAGIA INMEDIBLE DE LA POESÍA.


AMADA MÍA

Si algún día, amada mía,

me faltas y te falto,

o te sobro,

por nuestro kharma y pactos álmicos,

por el destino, el horror,

la sinrazón, la miseria de este mundo,

la antiinercia del amor, “il fato”;

no digas que no te he querido,

no pienses que no te adoro,

no sientas que no te amo,

con el suspiro de mi aliento,

con el calor de mis venas,

con las lágrimas de mi llanto,

con los sesos de mi cráneo;

con la mirada de nuestra hija,

la tristeza de nuestros padres,

la pena de nuestros amigos,

la incondicionalidad de nuestros santos.

Y no pienses que no estoy,

estaré en el bajo astral,


en el inframundo de los que todavía no han muerto,

la soledad más sufrida

de todas las noches de luna nueva,

de las mareas sin mar,

los árboles sin raíz,

las montañas sin tierra,

los valles sin depresión,

el espacio sin sus astros.

Te admiro, te quiero,

te agradezco, te venero sin saber hacerlo;

te amo, te amaré,

siempre te amé, te amo;

como la mirada a sus ojos,

como el viento ama al aire,

el respirar al aliento,

sus pasos al caminar,

la fe ciega a su convicción,

el esqueleto a sus huesos,

mi corazón a tu ser;

si algún día, amada mía,

me faltas y te falto.

Te lo agradezco todo,
todo te agradeceré,

pensaré siempre en ti,

como pensaba antes de conocerte,

como esta poesía

te ama y te siente,

con la incondicionalidad

del papel a esta tinta;

como mi nombre a mi ser,

eternamente… Anxo.

Si algún día mi dama,

me faltas y te falto.

Como este poema a sus versos,

eternamente… Anxo.
MUCHOS VERSOS QUE NO SABEN BESAR

Yo quisiera darte un beso

que mantuviese eternamente

sabor a azúcar en tu corazón despierto.

Yo quisiera darte un beso

que borre el aire

entre mis labios de llanto

y tus labios de lucha y de denuedo;

un beso de calor sin sangre,

un beso blanco como la nieve,

un beso divino e incólume,

como un pestañear de un utópico,

quimérico y perfecto universo.

Yo quiero darte un beso sin tacto,

sólo todo el sentimiento,

un beso tan dulce y grande

que haga pequeña, diminuta

e invisible la tierra

y exacerbadamente áspero

el terciopelo.

Un beso que no manche,


ni quite ni contacte,

un beso más allá de tu mente y de tu cuerpo,

un beso que trascienda el alma

y que otorgue a tu espíritu el cielo.

Yo quiero tatuar en tu espíritu

el beso más grande y casto,

el beso más honrado, sincero y honesto;

un beso de color arco iris,

el beso por antonomasia,

el beso de la paz, la alegría,

la satisfacción inconmensurable

e infinito contento.

Un beso jamás pensado, sentido ni dado

por el dios de los dioses

y asimilado por la diosa de las diosas

mientras sueña que se va durmiendo

en un altar donde la divinidad

deje de ser divina,

por sentir impotencia, incomodo,

envidia y celos.

El beso de todos los besos,

un beso que no sea beso,


un beso que no sea nada más

que omnipotente, omnibenevolente

y verdadero,

ni nada menos que pío, impoluto,

incólume y perfecto,

que dibuje la sonrisa más suprema,

no en tu rostro, no en tus labios,

ni en el corazón, ni en la mente,

ni en tu espíritu,

sino en todo tu ser,

en tu ser, del todo bueno;

no el beso por antonomasia,

sino el beso con el que deseo

escribir la belleza infinita,

para besar el papel

con estos versos llenos de besos;

para hacer de este poema

el beso de todos los besos,

el beso prisionero, aprisionado,

mancillado, ultrajado y profanado

con estos advenedizos y frustrados versos.

Sencillamente mi amada,
todo beso,

todo el beso.

El beso que nunca dio ningún poeta en sus poemas.

El beso que la poesía no puede besar.

El beso que toda la poesía

jamás nunca podrá a nadie entregar.

El imposible beso que yo

para ti quiero,

el beso de la quimera,

ESTE INALCANZABLE BESO.


YO QUIERO

Repudio el sudario,

la hostia, la corona de espinas,

el báculo, el hisopo,

la opresión y la mentira.

Repudio la sotana,

la pobreza, las guerras

en nombre de Dios,

la divinidad y la mitra.

Repudio el hambre, el Opus,

los Illuminati;

repudio al hombre,

me excomulgo de todas las religiones,

las iglesias, la catedral,

el templo y la mezquita.

En nombre de dios impongo

la riqueza, el pan,

el sexo con amor,

el amor con sexo,

el sexo con sexo,

el amor con amor,


vivir en un palacio,

la honradez,

la sinceridad,

la voluptuosidad de las hembras,

la alegría de vivir,

la satisfacción y la maría,

el láudano, los orgasmos,

la ternura, la lealtad,

la bohemia y la anarquía.

Repudio la escasez,

el asesinato, el robo,

los sofismas, la falacia de los poderosos,

la ignorancia del pueblo,

el egoísmo, la miseria,

la competitividad, los malos maestros,

el llanto y el dolor,

las cadenas de la tercera dimensión,

la ingenuidad y su verdugo,

la malicia.

Impongo pena de muerte

a la insolidaridad, el capital,

la extorsión y la banca,
el grupo Bilderberg,

a los cargos políticos,

a la tristeza, a la sumisión,

a la apatía.

Decreto el fin de la tristeza,

el libertinaje,

la falsa democracia,

y pongo en pie a M. Hernández,

a Jüng, a Freud, a Marx,

a Pessoa, a Anguita;

la bandera del ateísmo,

el final del premio Nobel,

el principio de la eterna alegría.

Adoro el cariño, la fraternidad,

el campo laico,

los vapores del alcohol,

la muerte de la tierra

y de sus seres,

el nacimiento de un nuevo mundo

en donde todas las utopías

estén ya conseguidas

y no quede lugar para la palabra UTOPÍA.


A LA LUNA

Sola amante huérfana,

desgarrada, leal, fiel,

desesperada, paciente y contumaz,

que siempre vuelve y nunca se va,

tan sólo para llorar penas inmensas

mientras de sus ojos

oscuros y borrosos

no quedan lágrimas,

sino tétricas huellas

de olvido desalmado y soledad.

Hija del sol, se escapó,

proscrita lesbiana,

a amar la Tierra que nunca jamás

la ha amado ni la querrá.

¡Noches de ronda las de la Luna!

Durante el día, perdida y sola,

repudiada y avergonzada,

desaparece para que nadie la vea querer llorar.

¡Vente conmigo, alma gemela,

novia Selene!
Negaré y transmutaré

lo poco de masculino que hay en mí

desde el principio de nuestros principios,

y habitaré y viviré desde ahora mismo

abrazado a ti.

Hoy nos casamos en el espacio oscuro,

íntimo, solo,

nuestro, íntimo y único;

tu brillo, anillo en mi dedo de desposado,

mi alegría, corona sobre tus sienes

de amante eterna, símbolo del amor

que no ha tenido principio y nunca jamás tendrá final.

Es nuestra historia del erotismo,

de nuestra manera de ser y sentir.

La Tierra quedará sola con su orgullo

y con su soberbia y hermafroditismo

donde no hay amantes,

tan sólo constantes coitos

donde cada ser tristemente

tan sólo y únicamente goza de sí.


LA SIRENA

Envidiada, perseguida,

prostituida, tergiversada.

Ni quiere ser ni es pez,

ni nunca ha querido ser una mujer.

Ojos lujuriosos, concupiscentes,

manipuladores, violadores;

lenguas falaces

te quisieron arrancar tu ser,

desterrándote del mar

para convertirte en horrible

y estúpida incestuosa hermana mujer.

Yo te libero de mitos, sirena,

ni mujer ni pez,

ni pez ni mujer.

Sirena es tu nombre.

Sirena es tu ser.
REGRESIÓN

Fue en una vida pasada

en la mazmorra de atrás de un monasterio.

Yo alimentaba amedrentado

un cortejo de leprosos hambriento,

que con apetito voraz

y llagas sin manos,

buscaban en el aire un soplo de libertad,

rellenando sus estómagos vacíos

y cuerpos necrosados

que arrojaban despojos de carne

que nunca fue tan humana

como su prisión y su hambre

y mi horror, mi terror,

mi dolor y mi miedo

al pasar entre las rejas

los bocados de pan y comida

a sus brazos de harapos extendidos al cielo,

en el infierno de otros en que ellos vivían,

y yo malsirviendo al humano y al Señor,

con mi hábito marrón y mi tonsura en medio del pelo.


Luego avancé muchos años y me vi

esta vez con un traje señorial del Medievo

de un religioso, blanco y reluciente,

y la boinilla cubriendo mi cráneo ya más viejo,

y el hisopo de oro en la mano

repartiendo bendiciones a un cortejo enorme

de frailes hambrientos de la paz del Señor,

la libertad del cielo,

y la guerra de los muslos hermosos de mozas

que sufrían de la libertad de aquel mundo

a no mucha distancia de aquel palacial monasterio.

Otro paso más allá de aquel confuso e irónico momento,

me vi en un ataúd

penetrando en un nicho de piedra

con un crucero detrás de mi cabeza

y un amplio séquito

venerando los despojos y el alma

de aquel obispo que fui en una vida pasada,

en la misma que di de comer entre barrotes,

vestido de fraile desgraciado y marrón,

a aquel séquito de trozos humanos

que se apaciguaban al ingerir


el alimento que yo repartía,

con mi horror, mi terror,

mi desgracia, mi dolor y mi miedo.


LUCIANA AZUL. POESÍA HECHA POR ENCARGO

Mamá,

desde una paz que los mayores ya no conocéis,

respiro el azul del cielo

en el centro de tu ser.

Bajo desde las alturas

hasta el que será mi nuevo hogar,

y escucho la música que hacen tus pies al caminar.

¡Qué bonito es tu corazón!

Es un reloj de juguete

que anuncia que me esperáis contentos

fuera de esta paz que me inunda

en tu vientre de mamá.

Sé que las hojas están ahora secas,

que forman crujientes conciertos

cuando las pisáis tú y papá,

cerquita de nuestro hogar.

Ahora te veo por dentro,

te siento desde tu interior,

cuando me des la luz

de Luciana caminante del cielo azul,


veré vuestro rostro y el de los abuelos

y me abrazaré a tu cuello.

Soy un ángel deseado,

soy una espiga de amor,

inundaré vuestro mundo

de alegría, entusiasmo, luz y color.

El momento más espléndido de vuestra vida

surgirá de tu interior,

acariciando mi corazón entre tus manos,

a inundar vuestra existencia

de una magia celestial,

de Luz y Cielo,

de cánticos de ángeles

y la bendición del Señor,

del Todopoderoso de la magia,

creador del amor,

de vuestro amor, amados padres,

del milagro del amor,

de ese milagro, el más grande,

el milagro que soy yo;

mamá, la palabra más grande,

tu hija, Luciana Cielo,


el milagro superior.
OSCURO ROJO PASIÓN

Mi corazón

es una grande lágrima granate

de flores rojo pasión,

hechas con cuajos de sangre oscura

que penden de mi cerebro.

Es la pena predilecta,

es la pena por antonomasia,

es la pena con mayúsculas negras,

es la pena subrayada con el rojo del horror.

Cuando alguien tenga mi pena,

que le clave una lanza de fuego en los ojos,

y rompa todos los espejos,

y luego que le saque el corazón

con una daga de matar,

con un cuchillo de matar cerdos,

y la asesine para siempre

y le quite la vida

y arroje su cadáver

en el más frío y monstruoso

pozo del olvido,


que es donde vivo yo;

del olvido absoluto

de la paz y la alegría,

y el recuerdo y el presente eterno

del infierno dentro de mi ser,

para que nadie más vea

y sienta esa pena tan horrible

y tan fea,

que es el paso de la huella de mi vida.

Luego que caven y quemen la huella

con una explosión infinita

para que el mundo se vista de alegría y de color,

y todas las almas ignoren

que un día fui yo.

La pena más alta,

más fuerte, más gorda,

más fea, más rica,

más desalmada, más inmisericorde,

más fanfarrona, más insoportable;

la pena del amor

herido de muerte,

que no tiene fuerzas


para transmutar

en rebelión, repulsa,

violencia, rencor y odio

todo su dolor.

El dolor de este poeta,

el dolor de esta poesía,

el dolor que a nadie le importa

ni debe importarle,

este dolor inconmensurable,

ESTA MISERIA INHUMANA;

ESTA PENA QUE SOY YO.


MARÍA VIRXEN DO CARME

Cando era pequeniño, e amáis máis grande que agora,

cando empezaba a vivir e máis tamén a morrer,

fai uns 37 veráns,

coñecín unha muller que tiña un ano máis que min (17),

a máis fermosa do mundo, coñecido e por coñecer,

era bonitiña afeito, ¡éravos moita muller!;

íntegra por fora e por dentro,

inconmensurable persoa fermosa inconmensurable!

Era unha deusa perfecta, non tiña ningún defecto;

o defecto está en non saber describila,

en non a poder coñecer.

Chamábase María, ¡como se iba a chamar!,

María virxe do Carme, con apelidos galegos

que falaban de moitos biquiños e das prantas

virxes das aldeas da nosa terra.

Se eu soubera falar, se eu soubera escribir,

¡canto diría dela!, faríalle unha poesía

coma unha cestiña a unha boneca;

ninguén deste mundo pode,

porque fai falta unha poesía do ceo


para non faltar a verdade con esta deusa,

muller, persoa e femia,

tan riquiña, tan fermosa,

sin ninguna poesía, e con unha soa palabra,

¡PERFECTA!
POESÍA SIN TÍTULO NI CONTENIDO

Este bolígrafo no quiere escribir,

esta tinta no tiene ganas de salir,

y sin embargo esta poesía

está muy triste dentro de mí,

y quiere huir, buscar horizontes lejanos,

praderas verdes, puestas de sol,

una madre incondicional que la mime

y un padre simpático y feliz;

hermanos amigos,

y un esposo que la haga princesa,

sin saber su condición de cenicienta,

de hija de padre proletario,

(esclavo de penas burguesas y tristezas reales),

que la haga emperatriz de un universo tan perfecto

que ni siquiera tenga necesidad y deseo

de profanar la belleza y libertad absoluta de la nada

y la única imperfección de no existir.

Esta poesía quiere ser todo perfume,

perfume de rosas rojas

y de la sangre coqueta de una barra de carmín;


perfume robado por una niña traviesa y feliz

a su madre, escondido en un rincón

inédito y sagrado, bendecido por el celo

con el que fue guardado

aquella noche del primer amor,

el primer amante y el primer orgasmo

de aquella bella joven, virgen de sexo y de amores,

y de la estupidez, de la locura y la realidad

de este poeta mediocre e infeliz.

Lo siento, este bolígrafo no quiere escribir,

esta tinta no tiene ganas de salir,

y ya se ha muerto de tristeza

dentro de mi frustración y mi impotencia absoluta

de querer ser, de querer vivir;

que la vida es mi eterna condena,

y el perfume se ha derramado,

porque a esta niñita le ha resbalado

el frasco entre sus manos,

y se ha desordenado en este papel sucio y feo.

¡Quemadlo, tiradlo al fuego!,

y ungid con sus cenizas

el corazón de este poeta frustrado,


tan miserable y ruin.

No me lo tengáis en cuenta,

no espero menos de vosotros,

ni tampoco espero más de mí.


JANIS JOPLINS

Cantaba a gritos,

gritaba en silencio,

silenciaba la música con absoluto desparpajo

y el cielo más alto.

Dijo él que en el hotel Chelsea

le dijo a Leonard Cohen:

“A mí sólo me gustan los hombres guapos,

pero contigo voy a hacer una excepción”.

Cada vez que cantó una canción

hizo una excepción en el mundo de la música.

Era muy rubia,

y su melena una bandera de sol al viento.

Se llamaba Janis Joplins,

¿la recuerdan…?

Vivió para siempre

y sólo cantó un momento,

el momento de su vida,

el momento del júbilo,

la explosión y todo el contento.

Se llevó un “pedazo de mi corazón”


atado a una “bola y cadena”,

y me regaló el suyo entero.


PATTY SMITH

En tierra de caballos

cabalgó más lejos que nadie,

con voz de ángel triste y borracho

y una guitarra de frustración

en el corazón del firmamento,

de un caballo blanco

con corbatita negra sujetada del viento,

del viento que levantó

el caballo que montó

en una canción viva

por los tiempos de los tiempos.

Era, es y será Patty Smith,

La amazona de un caballo

Llamado “Relámpago en Vena”,

relámpago rebelde del rock and roll,

relámpago sostenido

de una guitarra que desgranaba

música y arte magno,

sensaciones celestes

y sentimiento,
todo el sentimiento…

polvareda del trote de caballo blanco

cubriendo el aire con el viento.


MI VENUS

LA VENUS DE MI SOSIEGO

Melena castaña obscura intensa,

ni rubia ni morena,

cabellos naturales

a lo largo de mechones damasquinados,

con brillo de espiga,

de azúcar de caña,

de rayos translúcidos

de chispas de hada

de princesa y reina.

La piel no era pálida,

ni tampoco morena,

una distinta y distinguida

idealización del nácar;

ni soleada ni encerada,

era manto que nace,

no que cubre,

entre otoño y primavera

de un color manso
de miel de melocotón con nieve,

de destellos grises púrpura

en papel de folio

para pintar imágenes de idealismos reales,

todopoderosos y sensuales.

Sus ojos desnudos sin rímel azul

violetas muy oscuros, fuertes y suaves,

de mirada dulce y risueña

de pupilas grandes;

colores profundos,

y expresiones hondas,

inteligentes, humildes y bellas,

sabias y naturales

inalcanzables nubes

de virgen humana y mujer,

de horizontes próximos y tesoreros.

Labios gruesos finos

de rosados grises,

de pétalos de rosas rosa

y bordes de manzana

madura y granate,

que no piden ni ofrecen,


pero que embelesan, encantan

y agradecen.

Un vestido gris muy claro,

vaporoso en lo cóncavo y las convexidades,

sin peligros y lujurias,

y ajustado en la cintura

fuerte y femenina,

equilibrada balanza,

lazo sutil y real

que une dos completas, llenas

y perfectas mitades.

El escote en su punto,

punto de verbena

de una noche clara,

de una tarde plácida y alegre,

ideal y bella,

tarde de boda,

de una fiesta soleada de noche,

acariciando melocotones

con puntas de fresas

de puntas afresadas.

Las pestañas numerosas, gruesas,


de intensos oscuros marrones,

bajo las cejas muy negras,

negras de azabaches,

pestañas arqueadas

de una noche de ensueño

en el rabillo del ojo;

ojos de gacela,

de la corza blanca de Bécquer,

de Quevedo su Lisi,

la Venus de Toledo,

de la edad medieva en el romántico XlX

y de carne y cielo mi Venus;

22 veranos soleados y radiantes,

miles de primaveras en cada instante.

Bamboleo suave,

femenino, rotundo,

sugestivo, natural y fácil, discreto,

en las caderas,

con sus dos pompitas

sencillas, firmes, erguidas,

dignas y arrogantes

de humilde princesa del pueblo,


de hembra africana,

negra y árabe.

Piernas levitantes

con pantorrillas perfectas y rodillas lisas

sobre pies pequeños

de movimientos suaves

a ritmo de balada ancestral

ágil, leve, quieta y suave.

Regalo abundante y generoso

para mi mirada deseosa de belleza femenina,

de bellos cielos,

de paz y satisfacción,

de contento y sosiego,

de lunas brillantes sin oscuras noches,

de cisnes en lagos azules,

de rosas de nieve,

de rojos claveles,

de sentires místicos,

de dimensiones nuevas

de mundos diferentes,

de miradas que acarician

viejas sienes nuevas y satisfechas;


pecado y profanación,

sacrilegios en mis versos,

al amanecer una mañana de cielos celestes,

y rayos de sol divino

un bello despertar de un 1 de mayo

de todas las primaveras inolvidables

con mariposas jurásicas y tropicales,

de los más intensos y felices

momentos niños y adolescentes.

No me quedan anhelos huérfanos

ni suspiros, ni pesares,

ni sentires vacíos

con sinsentidos;

tan sólo las gracias,

mi plena gratitud

para aquella MUJER

que me regaló estos versos

por primera vez realmente dulces, satisfechos y contentos;

la paz de esta poesía que escribió

con mi mente y con mis manos

en mi blog de escribir lirismos

y despedazar mi ser en otros momentos antaños


que nunca pintarán más versos tristes,

ni tendrán dolores, angustias y penas

humilladas y humillantes,

gélidas y humeantes,

sólo gratitud hacia aquella dama,

mujer, ya madre, y hermana

que alcanzó el reinado

sin pasar por los avatares de

necesitar ser princesa de modo previo y obligado.


RETRATO CÓMICO CON BROCHA GRUESA

Tengo un amigo cincuentañero,

que tiene quince

y los demás se los pone de sombrero;

lleva gafas negras,

manoletinas, chupa de cuero

y blusa de torero.

Grita “Simpatía hacia el diablo”,

rasgando la guitarra

con sus dedos de currante y de maestro.

Es un provocador lleno de amor,

que se carcajea de todo

y lleva el mundo por montera,

maldiciendo a dios y al diablo,

para hacer reír y callar

este mundo que considera un gallinero.

Nada le aparta,

nada le arredra,

hace fuegos de artificio

en una “casita de muñecas de alterne”

(“¡porque puedo y tengo dinero!”),


“y me envidian porque estoy soltero”;

tiene novias de dieciocho

y siempre paga él las copas primero.

Es un carroza que aplaude a Burning

y la movida de los 80,

jalea a los Rolling,

sólo vive el presente

y es precursor de nuevos tiempos.

Tanto le da, tanto le tiene,

es irreverente y transgresor,

consuela a dios

y hospeda a Satán en un puchero hirviendo

mientras le atiza, contento, el fuego.

Se llama Jesús, Jesús Eugenio…

¡Qué disparate…!

Se le conoce por alias el Rubio,

Suso querido, el de Cerdelo.

Ostenta records que no aparecen en el Guinness,

porque se la sudan

esos rollos chungos

de competidores vanidosos,

que él, con una patada en el culo


manda al Averno.

Records de fiestas,

records de novias,

de risas bien reídas,

de cubatas bien bebidos,

records de hímenes,

de actos generosos,

de buenas cenas

y mejores sentimientos.

Habla sólo de política para incordiar,

de la cruz gamada ama el diseño.

Es inquisidor de vividores,

de aguafiestas y mentirosos,

y mañana por la mañana

irrumpirá en el Parlamento

y se los llevará a todos para el talego.

¡Suso for president!

Pasa de programas,

escribe el suyo con sus ejemplos,

de carcajadas, canciones al viento;

díscolo y subversivo,

revienta coches, conduce sin volante,


de un 124 rojo que tampoco

tiene puertas, freno ni embrague;

invita a todos con aguardiente,

litros de cerveza

y consejos sabios de hombre viejo.

Es heredero de Brian Jones,

colega de Jimmy Hendrich,

maestro de Keith Richards y de Ron Wood.

¡A qué esperáis!,

después de las Generales

hablará desde el centro del hemiciclo,

luego de expulsar a todos los políticos

del Parlamento

a carcajadas y ventosidades

expelidas con fuego.

¡Qué más queréis, si no es político

y pasa de politiqueos!

España entera reirá sus risas

por unanimidad,

la piel de toro será una hidra,

con un cigarro en la boca

y una corona de terciopelo.


No habrá más modas

que pantalones ceñidos,

cabellos rubios,

guitarras que suenen solas

y construyan el nuevo himno,

en el que todos seremos ateos.

Nunca nadie más será

“hijo de la derrota y del alcohol”,

serán colegas de alias El Rubio,

Susito I el Bueno,

el camionero de Montesalgueiro.

España entera será una fiesta,

muy pronto, pronto,

todos nos iremos con él

eternamente de borrachera.
LED ZEPPELIN

Robert Plant pensó un grito: ¡Amor!

y Pegaso puso la voz y el aliento:

“Mujer, tú necesitas amor”,

y Jimmy Page rasgó con su guitarra de rock

la lira del universo.

Pegaso vuela de planeta en planeta

con esta música

guardada en el viento,

que hace temblar el cosmos

y vibrar cada molécula

del cuerpo de los humanos

que escuchamos este lamento valiente,

este hachazo violento,

esta esperanza desesperada,

este triunfo victorioso

del sonido sobre el silencio…

mientras Plant y Page

nos tienden las “escaleras al cielo”.


CANALIZANDO LA HISTERIA DE MI HISTÉRICO HERMANO
BAUDELAIRE

Esta poesía no está escrita para mí mismo;

va dirigida al centro de vuestras entrañas,

de vuestro corazón,

la pupila de vuestros ojos,

el tímpano de vuestros oídos,

vuestro cuerpo, vuestra mente, vuestra ánima,

y hasta ahora… vuestro “sosegado” espíritu.

Maldigo la alegría, expulso el contento,

grito una oda a la crueldad,

la misma de esta existencia

que nos ha violado a Baudelaire y a mí al unísono.

La que nos ha horadado el corazón,

desgarrado nuestras fuerzas,

alimentado de odio, ira y rabia

nuestra infinita angustia de ángeles caídos;

la que nos ha obligado a ser, a vivir, a existir,

a ser la tragedia, la pena,

la tristeza y el dolor,

la huella dactilar impresa


en esta dimensión del Logos

de este infinito y maldito universo

en el que fuimos condenados a vivir solos,

encadenados, tristes, agitados,

repudiados hacia la locura, la incomprensión

y el sinsentido;

la misma agitación del núcleo explosivo del Big-Bang,

de la maldita dinamita, perversa y malévola,

encendida e incandescente

que ha dado origen a este caos vacío,

vacío de libertad, de amor,

de hermandad, de paz, de fraternidad

y del júbilo y la gloria que a todos vosotros

yo os ofrecí a lo largo de mi penoso,

errado y errático vagar durante

eternos carceleros eones

y lo ha transmutado en este ensordecedor,

perverso y asesino, estruendoso estallido;

del pan vuestro de cada día,

del dios vuestro de cada día,

y nuestra hambre inconmensurable,

inefable y sin medida


de dejar de ser, de no existir,

de encontrar nuestra perfección en la negación,

en la nada,

en el silencio absoluto y definitivo;

en la iluminada negra oscuridad

que deshabite en donde habita,

vive y es nuestra desgracia,

nuestros monstruosos ojos secos, sin lágrimas,

nuestra apología del nihilismo y el suicidio.

Y no son palabras vanas, no están vacías,

desconocen la mentira,

y sí son testigos de la verdad

de nuestros sucesivos e impedidos y negados

intentos atroces de quitarnos

lo que vosotros llamáis vida.

Nuestros gritos, nuestros ruegos,

nuestras frenéticas oraciones, nuestras plegarias,

vuestros cuchillos cortando nuestras venas,

nuestra sobredosis de fármacos venenosos,

la ambición temida de la soga,

han sido desatendidos;

hemos clamado a oídos sordos,


a sentires inmisericordes,

a sinsentires que creen que sienten,

porque, en verdad, hermanos bastardos nuestros,

aquí y allí, sólo somos nosotros

los que en realidad sentimos, hemos sentido

y desgraciadamente sentiremos

eternamente y sin final,

porque aquello a lo que llamáis dios

nunca agotará su agonía y su crisis esencial e insaciable

de dejarnos morir en paz

para así vivir,

dejando definitivamente de existir.

Estas últimas palabras no son un juego verbal,

estos últimos versos no son un juego de palabras,

solo son el fin de la boba fe,

la ilusa ilusión y la desesperada esperanza.

Si os ofende este testimonio, este testamento vital,

pasad la hoja y oíd sin escuchar

las canciones de David Civera, de Ricky Martin,

de Georgie Dann, de King África y Bisbal.

Pidiéndoles perdón de rodillas

dejo como herederos de alguna ilusa y mentirosa alegría


que creí vivir, a mi sufrida esposa,

a Jacobo (quien siempre me entiende), al poeta César Torres,

y a mis espléndidos y generosos amigos de Paisaje Literario

Giorgio Cecilia, García Diego y mi adorado Defranchi Gustavo.


PAVAROTTI

¿En qué cielo cantas ahora, Luciano?

¿Cuál es ahora el sol tuyo

desde que te fuiste de debajo del nuestro?

¿Ahí también son cambiantes las mujeres,

mudan de accento e di pensier?

¿Volverás algún día a prestar tu voz

a nuestro firmamento?

Préstanos tu voz celeste,

tu blanco pañuelo,

tu talle grueso y corpulento,

tu negra barba

y el talento más preciado,

la voz del Dios.

Italiano de la tierra,

todo el planeta es tuyo,

regresa a henchirnos de magia y de contento.

“Rondine al nido” ya no tiene sentido

si tú no lo cantas todos los días

en tu honorífico coliseo.

Ya nadie canta “Caruso” con tu grito.


El palacio de tus óperas en la tierra

te espera hasta el final de los tiempos.


EL REY

Compuso baladas, rock,

Jazz, soul, gospel;

cantó rancheras en películas de México.

Tenía el cuerpo perfecto,

y lo dislocaba bailando

una danza que inventó

en otro lugar del universo.

Su voz era de menta y miel,

su materia, una aparente transmutación

del imperio del talento.

El cuerpo del Rey falleció hace 37 años,

con 42 otoños,

los mismos que su adorada madre;

su música está en la red del universo.

¡¿Qué hiciste, Elvis Aarón?!

No has dejado espacio para más reinos.

En el sonido del cosmos

Dios llora escuchando incesantemente

tu música gloriosa de la dimensión final

y tu baile único y maldecido…


Escandalizaste el mundo con “una perra de caza”

y una lanza de nieve, llanto y fuego

quedó clavada en el corazón de América

con tu canción “In the Ghetto”


Capítulo ll

POESÍAS DE AMOR
Y
ERÓTICO-ROMÁNTICAS
(1979-2012)
TU PAZ Y MI LOCURA FUERTE TRENZADAS

Tú sabes que mi invasión te colma,


mi fuego te alivia,
mi entrega te sacia,
mi posesión te libera,
mi vida te mata
y mi muerte en ti calma
y crea y vive un universo de sosiego
donde el orden está en nuestro caos,
tu bendición en mi sonrisa,
y tu sonrisa definitiva
en mi silencio
y en nuestra fusión tu todo,
en mi totalidad tu totalidad
y en mi explosión y en mi extinción en ti
la cumbre de tu placer, de tu victoria y de tu gozo.
Erguida en mi ansia
y sostenida en tu deseo
se amarra a nuestro espíritu una lanza,
su base es el extremo de mi cuerpo
y en el otro extremo tú la diriges y la aguantas
con manos fuertes, temblorosas, gimientes,
desnudas y trémulas que esperan
el madrugar de nuestra danza.
Tú sabes, ves y conoces
un mástil encendido y victorioso
ardiendo en el fuego embravecido
de mi mirada penetrante
y tu mirada receptora
en el otro extremo
de la inmensa espada enrojecida
que deslizas dentro de ti
devorando tu corazón, mi espíritu y tus entrañas.
Yo sé que soy el oleaje que te corrige,
que te convierte en una danza,
una oscilación y una realidad perfecta
y que te apaga.
Sabes que soy un eterno peregrino,
sediento, famélico y embravecido
que tiene instinto y destino definitivo
en tu morada y entre tus mantas
y que mis anhelos y mis deseos reprimidos
serán cobijados, recibidos y paladeados
en el fondo y en el centro de tu casa.
En la fogata roja y amarilla de tu sala,
todo lo que escondo y todo cuanto sueño
arderá urgentemente
en la base de tus llamas.
Estremecida, transmutada tú en humo y yo en brasas
surgirás al universo y a lo eterno y a lo etéreo
y yo seré el testimonio satisfecho y perfecto
de cenizas esparcidas y regadas en tu cama,
grises, apagadas e impolutas,
perfumadas por tu éter liberado y victorioso,
dibujando más de mil senderos
en tus sábanas blancas,
en donde me esperaste
para hallar la perfección y la liberación
de tu deseo, tu amargura, tus llantos,
tus mugidos, tus alaridos y todas tus torturadoras
e incomprendidas e incompasibles y gigantescas,
empapadas en lágrimas de llanto de hembra colosal,
tus hasta ahora inconmensurables ansias.
¡OJALÁ ESTUVIESES A MI LADO!

¡Qué noches tan tristes,


tan mojadas de sudor tan frío,
por no poder no pensar en ti!
En cada hueco estás tú,
mirándome;
en cada vacío está tu cuerpo y espíritu,
una sonrisa y una voz que me dicen: ¡ven!
Te busco en cada esquina y en cada rincón,
el lleno de tu cuerpo, espíritu,
tu sonrisa y tu voz,
y cuando voy a abrazarte,
suspirando de pasión,
el aire hueco cruel y la nada
me despiertan sobresaltado,
recordándome que es una burla del amor.
¡Qué noches tan crueles
sin el susurro de tu voz!
¡Qué cruel noche es la distancia
que convierte tu contacto,
tu respirar, tu latido,
en eco de una obsesión!
Si estuvieras a mi lado
cada noche y esta noche,
¡qué bella sería la palabra amor!
¿Y tú serías quién eres?
-No.
¿Y yo sería quién soy?
-No;
seríamos uno solo,
un solo latido, un solo suspiro
un solo corazón;
y yo sería tú, y tú serías yo,
seríamos uno solo,
palpando un solo cuerpo,
y entonces el sudor frío
sería un no pensar en nada,
un vivirlo todo,
un cálido aliento
que nos mojaría a los dos.
¡Ay Dios, no sé qué sería…
¡Si estuvieses a mi lado cada noche
y esta noche...
qué bella sería la palabra amor!
¡TE QUIERO!

Tanto tiempo soñando,


tanta soledad, tanto silencio,
tanta nada sublimada
y tanto vacío lleno:
de quimeras y de lágrimas,
de suspiros y deseos;
tanto anhelo ya olvidado,
sonámbulo en noches
de viento;
viento de amor huérfano,
orfandad de un corazón,
que bebiéndose sus lágrimas
ha comido de su cuerpo,
desgarrando sus entrañas
en busca de amor de fuego;
sin que nadie me escuchase
en noches de insomnio y miedo,
callé gemidos de sangre
tapándolos con mi aliento,
reteniéndolos con gélida saliva ardiendo,
para que nadie oyese
los gritos sostenidos en mi pecho,
con las heridas restañadas
por un sueño y otro sueño;
anhelos ya olvidados,
yo sé que aún vagan dentro;
llénalos con tu amor,
empreña de él el viento,
sacia mi hambre con tu aliento,
cúrame las heridas,
escucha mis sentimientos,
haz que duerma soñando
cada noche satisfecho
de haber podido colmar
el más fuerte de mis anhelos,
la más sentida de mis utopías,
el más bello de mis sueños;
te daré todo mi amor,
sólo eso, y no sé cuánto,
donde llega mi mirada
no alcanzo a conocerlo;
entra dentro de mí y juega
con un niño eterno,
a tu lado soy un niño
que alcanza con la mano
el cielo.
Volaremos por encima
de quién no nos dio alas,
porque sabía que nos conoceríamos
y entonces sintió celos;
dame tu amor si puedes,
el mío ya no puedo recogerlo
de tu pecho,
ámame como yo te amo
o dame la muerte a tiempo;
de ti lo quiero todo,
muerto de amor no vivo,
prefiero perenne silencio,
desdichadas y paupérrimas palabras
para decirte lo que con
ellas no puedo.
¡Olga, como nunca quise a nadie,
a ti te quiero!
¡Te quiero!
INOCENTES.

Lejos de amores perfectos,


por ser platónicos,
vivo el amor contigo cada día
(el amor que soñé vivir un día),
mas no es perfecto,
por no ser platónico;
sobresale como punta de lanza ardiente,
o es caricia de un momento de ternura
real y no soñada
en medio de las ruindades de la vida,
de las circunstancias del infierno
que habitamos,
y a tu lado camino todos los días;
a veces llueve y nos mojamos,
a veces el aire me empuja en la garganta,
soportas mis defectos y pecado,
y al cabo yo recibo tu imperfección
impuesta por imperativo del nacer
en este mundo aciago, basto y raro;
vivir juntos fue nuestra meta,
y juntos padecemos cada día,
que vivir es padecer solo o contigo,
viviendo, soñando, envejeciendo
y luchando a golpes de ciego
contra el mundo que nos construyó
y en menor medida construimos
con besos, llantos, equívocos,
caricias, noticias que recibimos esperanzados
y noticias que nos desgarran cada día.
En un infierno, con dos infiernos
quisimos hacer cielos
de pasión, paz y armonía,
mas todos son conjuros de momentos,
y el resto sufrir la vida deshonesta,
que con voces traidoras y lisonjeras,
nos prometió un paraíso,
entre rediles y jaurías.
Mas ojalá no haya muertes definitivas
que nos separen y nos muestren
el fondo ensangrentado de sus bocas
con sus crueles risas;
espera, y esperemos aquí juntos
navegar por las eternidades
de mundos menos ingratos;
vivir de la mano, con los corazones enzarzados,
las que fueron quimeras del pasado
en la niñez y en la adolescencia
del principio inocente
de nuestras vidas.
PAN DE TU CUERPO Y DE MI ALMA.

Acéptame morir en ti, y confundirme en ti


mientras satisfaces tus necesidades más vitales.
Mata mi pasión de brasas encendidas,
asesina mi dolor y mi angustia,
come de mi cuerpo y de mi vida,
ahoga en la nada y transmuta en ti mi dolor,
mi obsesión, mi desesperanza, mi caos y mi furia.
Absorbe y bebe mi desesperación
tan horrible, angelical y demoníaca,
poséeme en mi totalidad y tu totalidad,
transmutando el frenesí tan infinito
que me hace vivir en este estado
la intensidad de todas las infinitas vidas.
Consuma mi deseo de ser
mi amante hembra mantis religiosa,
y conviérteme en el sosiego de tu ser
después de comer, amar y desear y copular,
y luego olvídame sosegada y satisfecha
cambiándome en el olvido de la nada;
tú, diosa bruja omnipotente,
reina y ama de mi yo,
mira con deseo tu esclavo, tu devoto,
tu comida, tu sirviente, tu lacayo, tu presa entregada,
tu súbdito, tu beato en la catedral de la experiencia más terrible,
placentera y definitiva de la historia pasada,
presente, futura e infinita
del Samsara de todos los universos.
Regálate todos los orgasmos
de todo tu cuerpo y de toda tu alma
abrazándome para vivir tu más inefable dicha,
matando mi yo que grita
que me aceptes como ofrenda total
de todo mi existir para tu haber,
y entrégame inconscientemente y sin saberlo
mi nada absoluta
y la negación absoluta de mi ser.
MUJER DE POCA FE.

Soy la sombra del anhelo


que te mira codiciosa
en los ojos de la brisa
y te envuelve en la distancia,
atada fuerte al desencanto,
tirando cruel de mi aliento;
obsesa aura que besa tu cuerpo
y aún tu espíritu, tu alma,
tu olvido, tu falta de fe,
tu desprecio y tu silencio.
Soy devoto de tus dudas
en la ermita del deseo,
humillado por tu falta de fe
y el abandono cruel
de tu esperanza al comienzo de mi sueño,
en un siempre, que no formaba parte
de tu sueño.
Jugaste a la ruleta rusa
con la sonrisa en mi sien,
una sien que era tuya,
y ahora, mi sombra
te pide el beneficio de tus dudas,
de tus voluptuosos besos,
de tus miradas traidoras,
del poco valor que para ti tuve,
y que para mí se fue perdiendo
(mujer de poca fe),
hasta que sólo quedase
la sombra del anhelo,
que sólo sabe que el orgullo
es la dignidad de los ciegos,
que para ser digno
he de estar henchido
de humildad, ser el más valiente
de todos los pobres
que encontraste en tu sendero,
y encuentras todos los días
(somos todos los que estamos),
y así pedirte que aprietes fuerte
con tu boca mis labios,
para quemarnos juntos en el fuego
con mi amor y tu deseo.
SOLAMENTE EL AMOR.

Tantas miradas, tantos suspiros,


tantos sexos cómplices,
tantos estallidos de nuestros cuerpos y espíritus;
almas y mentes en frenéticas muertes
hacia el sueño postorgásmico.
Tantas hembras que yo amé
bajo el juramento de amarme.
... Y hoy, después de tantos siglos enamorado
de la mujer y del amor,
después de tantos holas y adioses,
con los surcos en mi piel,
y el cabello helado,
los ojos secos sin miradas ni lágrimas
que permitan ser espejo del pasado
a tanta nostalgia, recuerdos y melancolía,
mientras la nada espera envolver y abrazar
mi cuerpo y mi espíritu,
ensañándose en el último expirar,
aconsejo al niño del vientre de la mujer
que más me amó y me ama,
a esa última generación de mi amor,
del amor hacia mí y de mi ser,
que apure el tiempo exiguo de su vida
en respetar el horizonte de mi mirada,
y volcarse incivilmente en la misma senda,
siendo homenaje, tributo y despojo
hasta el último latido,
del amor, el deseo, los sueños,
el placer y el dolor sucesivos e intermitentes
que genera en algunos,
que nos empeñamos en ser
solamente el amor.
TE QUIERO PÁLIDA (Hecha por encargo a una joven acomplejada
por su palidez)

Quiero pálida tu frente,


te quiero lívida como un muerto,
rojo sólo el blanco de tus ojos,
rojo sólo tu espíritu,
rojo tu corazón;
rojos tus labios de niña,
ardientes entre tu piel blanca y fría,
quiero algo que me diga
que seré tu último amor.
Enrojecidas tus entrañas,
cálido aliento surgiendo
de tu llama de pasión,
al contacto de tus labios,
un gemido de tu alma,
una noche de silencio,
que empuje con fuerza el aire
y lo cambie en loco viento
que nos envuelva a los dos.
Frenesí lánguido en tu mirada,
mudo el grito de tu voz,
sin fuerza tus brazos rendidos
a la fuerza de mi emoción.
Me gustas niña porque eres pálida,
porque tienes la tez de hembra,
pupilas de adolescente entre tu iris verde,
y el cuerpo de mujer;
pálidos cabellos de oro
enredados entre mis manos,
ceñido tu vientre a mi cuerpo,
quiero morir dándote la muerte
que calme toda mi hambre,
que sacie toda tu sed.
Sentarme mudo al alba
y ver tu cuerpo sin vida
después de hacerte feliz,
de apagar para siempre la ternura
de tu voz.
Para siempre tu tez pálida,
para siempre lívida tu piel blanca;
besar por último los labios fríos
entre la sonrisa de éxtasis reflejada
en tu rostro, tatuada en tu corazón,
dejando caer mi cuerpo sin vida
sobre tu cuerpo de ángel,
abrazado a ti para siempre,
es anhelo de mi pasión;
después de amarte
no quiero vivir un recuerdo despiadado,
un anhelo ya para siempre eterno,
una frenética obsesión;
quiero morir feliz,
niña de mis ojos,
que desde hace tanto tiempo
caminas dentro de mi cuerpo,
naciendo muda de mi aliento,
dándole fuerza a mi voz;
no seas más mi latido,
sé mi paz para siempre
después de darme tu amor.
YO NO TENGO CORAZÓN.

Yo no quiero
ya que ninguna,
que otra más
pinte mi cielo,
pues yo vivo aquí en el suelo
bajo fango y sobre piedras,
y esa manchas figuronas
fueron siempre púas de acero,
y entre acero y entre piedras,
rebotando en ese juego,
se partió mi corazón.
Yo no quiero
que ninguna,
que otra más
manche mi cielo,
pues mi vida está en el suelo,
y ese cielo insinuado
querría algo de mi pecho
y ya no queda corazón.
¡No…!, que otra más
manche mi cielo;
pues la vida entre fango
y sobre piedras
es costumbre de hace tiempo
y no quiero otra aventura
que haga que mi propio cerebro
se carcajee de ese hueco
donde ya no hay corazón.
Yo no quiero que ninguna,
que otra más pinte mi cielo
y lo borre con traición,
o lo vea yo de cerca
y se apague la ilusión,
enturbiando el frío cerebro,
y no me queda corazón.
Yo sólo quiero soñar solo,
sueños fríos y sutiles que se olviden fácilmente,
para así volver a soñar
los caprichos de mi mente,
que yo debo de apurar,
quiero estar solo en el juego
de jugar soñando sueños,
pues sólo me queda el frío cerebro;
yo no tengo corazón.
Y si donde
habite el olvido,
en algún lugar siniestro
queda una hembra amante
que a mi lado venga a dar,
que prosiga su camino,
pues yo hueco en este mundo,
no podría mirarla a los ojos
y separar los labios
para decirle que no tengo corazón.
EL AMOR PLATÓNICO DEL ÁNGEL CAÍDO.

He lamido carnes,
bebido salivas,
acariciado cabellos,
me he ceñido a vientres,
que ahora sé que me decían nada;
y cuando tú me vuelves la espalda,
indiferente, despiadada,
yo conozco en las sombras,
el tacto del fuego del sexo
en la luz de tu mirada.
Quiero secar y no puedo
la tibia brisa mojada
con tanto olor a mujer,
que enciende llama en mi aliento,
que me enfría y que me abrasa,
de tus gestos que me gritan
que todo lo que he bebido
no me sabía a nada.
Déjame ser la sombra
de un perro vagabundo
que se cruce en tu camino
tan sólo por un momento,
y haga un sutil vaivén
al fundirse con tu sombra,
para soñar que puedo
ser tan hombre como siempre quise ser.
Llévame golpeando en tus sienes
y bajaré hasta tus pies
para trepar hasta tus senos,
y sembrarte en el centro de tu cuerpo
y gritarte hasta hacerte enloquecer
que sólo tú eres mujer.
Poséeme con tu manto de hembra,
clava tus uñas como navajas en mi espalda
y sorbe toda mi sangre por las llagas,
arráncame los labios,
áseme locamente las manos,
y escribe todo tu orgasmo
tatuando ensañadamente
tus gemidos en mi piel,
en el humo de mi sangre,
en mi ser.
SOLEDAD Y SOLEDAD.

Si te abrasa en el rostro,
la llama de la antorcha
que alimenta esta larga, negra,
tan confusa y de horror
noche de tu vida,
que parece no respetar
la llegada de un nuevo amanecer,
déjame que camine junto a ti
para humedecer tu cara con mis besos,
y espera conmigo un alba,
que está condenada a nacer
y a ser testigo
de cómo la iluminas de nuevo
con tu mirada, mientras te adoro;
si tienes fe en quien vive en ti,
el motivo tan grande y tan solo
de su vida,
si tienes la fuerza y el amor de renuncia;
¡ámame con esa fuerza!,
y sólo querré lavar tus pies
con la última gota de mis venas.
No permitas que tu agonía
queme en cenizas mi cuerpo y mi espíritu.
Si las espinas, calientes, crueles, secas,
que humedecen tus pies desnudos
al caminar, te hacen buscar
otra senda;
perdido, desnudo,
a un lado del camino,
en un nido de zarzas entre la maleza,
en una noche eterna y fría,
atado, impotente por las espinas
que cambiaron tu camino,
gritaré afónico,
con la sangre bullendo
en mis labios resecos
(que nunca tanto amé).
Nunca podré pensar
mas que ese pensar eterno,
en el bosque del horror,
donde las almas insatisfechas
vagan tropezando para siempre sin final;
mientras anhelo sea siempre
un calor plácido en tu pecho,
que sonría en cada latido de tu corazón.
TODOS LOS SUEÑOS.

Sólo hablé contigo un momento;


sólo un momento miré tus ojos;
diferente momento...
principio y parte de un ensueño:
un par o un sinfín
de raras y extrañas sensaciones
invadió mi aliento.
Obscuros ojos...
no sé si marrones o negros;
no lo sé;
no me acuerdo.
Sólo sé que eran transparentes,
porque a través del brillo de tu mirada
pude o creí ver muchas cosas dentro;
eran cosas bellas, muy bellas,
eran utopías, eran imposibles,
y creí reconocer en su infinitud
sueños hijos de mis sueños.
Tú fuiste la realidad
que en lugar de mi espíritu
habitó en mí por un momento.
Durante un día tú has sido
todo el mundo de mis sueños;
todo mi mundo;
todo el mundo;
todos los sueños.
A GLORIA. EN MIS VERSOS HAY UNA NIÑA

En mis sueños hay una niña...


una niña que me llama...
se muere todas las noches
cuando se levanta el alba.
En mis sueños hay una niña...
una niña que me llama.
Yo sé que ya es mujer;
algún día la puedo ver,
sin que ella mire mis ojos,
sin que ella vea mi cara.
De día veo su cuerpo;
ella es muda y no me habla,
de noche cuando me acuesto
siempre me despierta su alma.
Son dos ojos negros
en una carita lánguida,
me miran cuando me duermo
y yo los miro despierto,
cuando están lejos,
y ya no puedo alcanzarla.
Quisiera poder fundir cada día
y cada noche con el fuego que me abrasa,
palpar la luz de sus ojos
con la luz de mi mirada
y apartarla con ternura
acariciando su cara.
Nunca más vivir sin ella,
no más silencio, más distancia,
alumbrar con mi inquietud
la palidez de su cara,
amarla cuerpo a cuerpo,
borrar esa lontananza
de unos versos sin esperanza.
En mis sueños hay una niña...
una niña que me llama.
En mis versos hay una niña…
INOCENTES.

Lejos de amores perfectos,


por ser platónicos,
vivo el amor contigo cada día
(el amor que soñé vivir un día),
mas no es perfecto,
por no ser platónico;
sobresale como punta de lanza ardiente,
o es caricia de un momento de ternura
real y no soñada
en medio de las ruindades de la vida,
de las circunstancias del infierno
que habitamos,
y a tu lado camino todos los días;
a veces llueve y nos mojamos,
a veces el aire me empuja en la garganta,
soportas mis defectos y pecado,
y al cabo yo recibo tu imperfección
impuesta por imperativo del nacer
en este mundo aciago, basto y raro;
vivir juntos fue nuestra meta,
y juntos padecemos cada día,
que vivir es padecer solo o contigo,
viviendo, soñando, envejeciendo
y luchando a golpes de ciego
contra el mundo que nos construyó
y en menor medida construimos
con besos, llantos, equívocos,
caricias, noticias que recibimos esperanzados
y noticias que nos desgarran cada día.
En un infierno, con dos infiernos
quisimos hacer cielos
de pasión, paz y armonía,
mas todos son conjuros de momentos,
y el resto sufrir la vida deshonesta,
que con voces traidoras y lisonjeras,
nos prometió un paraíso,
entre rediles y jaurías.
Mas ojalá no haya muertes definitivas
que nos separen y nos muestren
el fondo ensangrentado de sus bocas
con sus crueles risas;
espera, y esperemos aquí juntos
navegar por las eternidades
de mundos menos ingratos;
vivir de la mano, con los corazones enzarzados,
las que fueron quimeras del pasado
en la niñez y en la adolescencia
del principio inocente
de nuestras vidas.
FEMINEIDAD

Sus ojos se vislumbran entre las sombras,


y sus senos tiernos transparentan
a través de la camisa azul claro,
sus labios gruesos son de un rosa pálido,
y su mirada es profunda y distante,
se oculta en ella el amor y el misterio
de una pasión callada.
El pelo, negro, ligeramente ondulado,
le cae sobre los hombros,
y hace juego con sus ojos,
dos rocas perdidas en el mar,
que a lo lejos se ve bravo,
y de cerca está quieto y callado.
Su mirada sugiere la monotonía
de un continuo frenesí emocional;
la armonía de la tonalidad
de sus ojos, su cabello y sus carnes
parece desprender la energía de su alma,
que configura un aura magnética,
que susurra dibujando en la lontananza
de la más bella puesta de sol,
con nubes enrojecidas por la fuerza
deslumbrante y efímera
que se oculta con la fugacidad
de lo inefable, la palabra
femineidad.
Sensualidad, fragilidad, ternura,
melancolía y tristeza vaga
de un vitalismo infinito y estático, monótono,
proyectan la forma de sus labios
y la luz de su mirada,
que se confunden,
haciendo soñar y añorar
un ánima misteriosa, enigmática,
paradisíaca, un mundo lleno
de exotismo.
Quisiera poder abrazarme a su cuerpo
y a su espíritu con toda la intensidad
de mi afecto erótico y penetrar dentro de sí
formando una sola realidad, y bebiendo
dentro de su aliento su felicidad,
regresar dentro de mí, en un éxtasis ataráxico
entre el frenesí y la ternura.
Mientras la miro me muero por dentro,
porque sé que nunca la conseguiré,
es demasiado distante;
¡qué mirada tan distante,
tan cercana y tan provocativa!
Sin embargo, yo la amo;
sí, estoy enamorado de esa mujer,
de la mujer del cuadro.
DON QUIJOTE REGRESA A DULCINEA / AMANECER.

A pesar del silencio,


a pesar de la tristeza,
a pesar de la cordura;
aún a pesar de mis llantos...
hay algo.
A pesar del sufrimiento,
los momentos de amargura,
tropezones y suspiros,
la lucha ciega,
y el final desengaño,
queda algo.
A pesar de la esperanza,
de los principios y valores,
de los pasos mal dados,
a pesar de haber pensado,
existe algo.
Aun cuando he soñado,
me he atrevido a esperar,
a luchar, a resistir;
aun cuando hasta mí
la decepción ha llegado,
nos queda algo.
A pesar de mí,
a pesar de todo,
a pesar de la vida...
queda algo...
Algo diferente y capaz
de hacernos sentir vivos,
algo imposible que es real,
algo que es sueño y deseo,
algo nuevo e infinito:
el único regalo del cielo;
es ternura, es sol y fuego,
es silencio entre los dos,
esperando en paz y satisfechos
la fría noche de la muerte,
borrachos de vida, borrachos...
Nos queda algo...
A ti, Dulcinea, con amor…
un orgasmo.
ME ESCRIBIRÁS VERSOS.

Algún día, niña, te escribiré versos


que tu rubricarás con un beso
y estallará en mis labios,
apagando con el celo
con que se cierran los ojos
de un niño que se va durmiendo,
vibrando con la misma cadencia
con que anuncia una campana
el final de mil tormentos,
dentro de mis venas,
hasta adormecer mis dedos,
apagando llama a llama
todos mis desalientos.
Algún día te contaré mil historias
por boca del Nazareno,
y como cadenas de oro
anudarán dos vidas
y atarán dos cuerpos,
y serán sobre tus sienes corona,
sobre mi papel tus versos;
me prestará sus palabras
para encerrar un amor de un hombre
al que las palabras de un hombre
le harían mil desprecios:
el amor que te profeso.
Algún día te escribiré versos
para que tú los escuches
de mis labios ardiendo,
y me mirarás como sueño,
acariciando mi cara
y limpiando de mis ojos
las lágrimas que brillan
tantas noches de silencio.
Algún día, niña, me escribirás versos,
bebiendo de mi mirada
las palabras que en ti quiero;
algún día nuestras manos,
aferradas a la misma pluma,
temblorosas y latiendo,
querrán escribir versos,
y se abrirán soltando
el bastón de tantos ciegos,
para abrazarnos más fuerte
y ayudar nuestras miradas,
manos, bocas, sexo, aliento,
a sentirse más cerca...
más cerca de nuestro cielo.
POR UNA MIRADA

Por una mirada de unos ojos azules


fui naufrago en sus aguas,
atado a la sicodelia, el frenesí,
la desesperación que me embriagó
cuando una sonrisa suya
me mordió el corazón.
Nado abofeteado por las olas
agonizando de amor,
saltando hacia el cielo
para asirme a sus cabellos,
que son hijos del sol.
Es impensable vivir
en el infierno al que te condenan
las pupilas de una mujer,
como grilletes oxidados,
cuando no ha hecho más que amanecer.
Es insufrible la soledad,
el silencio, la oquedad
de tu cuerpo, tus labios,
tus manos, sexo,
cuando una niña ha penetrado
más allá de tus adentros,
mamándote la sangre de tus venas,
sorbiendo todo tu aliento,
dejándote sin nada,
inoculando con su sonrisa y su mirada
todo el frenesí del universo,
y quieres coger
con las manos el aire
y beber la saliva de su cuerpo;
cuando te sientes un niño
lleno de miedo,
porque la soledad
en cada segundo
va preñada con la fuerza
de un huracán
con todo el sentido del concepto.
Tu piel de nácar brilla
dentro de mis sienes,
y cada rayo es un latido
que me dice que te quiero,
que golpea como tropel
de caballos, con la crin como tu pelo,
recorriendo mis entrañas
hasta no saber quién soy,
quién eres, qué siento;
si estoy vivo de amor
o muerto respetado
por el vacío de tu silencio.
¡Ven!, mírame, háblame,
bésame, sosiega los latidos
de mi pecho ardiendo,
porque yo, a ti, niña...
yo creo que te quiero.
DEBAJO DEL PILAR.

Y tus dudas sobre mi verdad,


sobre el ahora silencio
henchido de gritos,
que alimenta mi alma
de puñaladas de viento ardiendo,
son como el universo vacío,
tal como concebimos el espacio sin términos,
desnudo de materia;
sólo penden dos gotas
que van a desaparecer la tierra
y como dos lágrimas que inundan mi ser,
arrastrando en su caída a la nada,
o al fondo del nunca más,
mis ojos ensangrentados y sin vida,
en un adiós que sólo pronunciaste tú.
UNA CANCIÓN NUNCA ESCUCHADA.

Partía,
en mi camino hacia no sé dónde,
con la esperanza enjuta y descarnada,
decapitada por la helada
guadaña de la muerte;
latía sin sentido o temblaba torpe,
como un adiós afónico
de un corazón arrancado a tirones con uñas afiladas
a lo largo de mi vida;
y eran paisajes que sonreían
como sonríen los perros,
que se burlaban crueles,
apareciendo y escapando del túnel de espejos
por el que me arrastraba,
con las rodillas sangrando
y las manos llagadas y embadurnadas
por la vida que se escapaba
y dejaba un cruel sendero,
testimonio de mi desdicha.
El último paisaje del último espejo,
aunque vacilaba,
avisado por la picardía del mundo,
se mantuvo un momento, observándome curioso.
El más hambriento y constante mendigo de amor,
derrotado en mil batallas y todas las guerras,
tendió por última vez la mano,
y una sonrisa triste comenzó
a dibujar la fe en tu espíritu.
Dejé que metieses tus manos
en las llagas de mi costado,
y fuiste y eres sonrisa húmeda
de terciopelo y aliento tibio,
bálsamo inefable de la magia
que crean dos corazones
hermanos por el destino,
que me cobijas dentro de ti.
Y dentro de ti construiré el mundo
donde brotan las flores,
donde el agua cristalina
corre detenida por ti,
y perfuma un lecho
de piedras pulcras y hierbas verdes.
Una puesta de sol en nuestras miradas,
una canción nunca escuchada,
bajo una cascada de espuma
que baña nuestros cuerpos
desnudos, asidos por el cielo;
porque tú eres el amor, la fuerza y la magia,
el frenesí y el sosiego que me colman,
que permiten crear con la imaginación
la tierra prometida por nuestros padres
para nosotros y nuestros hijos.
PEREGRINO DE AMOR (CARTA PARA CONSUELO)

Piensa que soñé contigo


después de romperse mil sueños;
sabe que quizá no me queden
ya muchas fuerzas
para caer sobre las rocas del desamor
una vez más, desde el cielo.
Créeme si te digo,
créeme si te cuento,
que aquella noche tan agria,
un veintiocho de enero,
quemaba tanto la helada
en la cruz de un firmamento
sin estrellas,
que nací en el olvido
y viví en el silencio
de todos los que en mi vida
pasaron a mi lado,
y nunca me conocieron.
Fue muy pronto
(antes de todo lo que recuerdo),
que asombré, me vieron extraño
porque cuando acababan de arrojarme
al mundo que a mi manera te cuento,
ya tenía los ojos abiertos.
Quizás me sentí asombrado
al perder la paz del vientre materno,
y supe desde aquel momento
que nunca encontraría
esa paz que siempre anhelo,
o quizás muy tarde
(me lo dice la esperanza: el cascabel de los ciegos),
porque pude comprender
que era mucha mi hambre
para poder sentirme
alguna vez satisfecho, en un mundo,
donde el amor y la comprensión
a los buenos, los que caminan desnudos,
los que no conocen la mentira,
la envidia, los sinceros,
aquellos que somos como conejas
de parir buenos deseos,
sólo te lo pueden dar
los que llevan lo mismo dentro:
alguien que conozca amor
porque lo lleve en sus entrañas,
en su respiración, en su mirada,
en su latido, en cada momento.
Un día soñé contigo
porque te vi diferente del mundo
que tanto amo y desprecio,
y necesitaba soñar una vez más
para continuar viviendo.
Así, a pecho desnudo,
con el corazón abierto,
te hablo sin vergüenza y miedo
de mi miseria (el amor),
aunque la experiencia me diga
que sólo triunfan los listos,
que fracasan muchos buenos;
que ahora, como muchas veces,
me convendría el silencio,
que nos hablará el tiempo;
pero la persona que busco
no puede recelar de mis defectos,
y mi dignidad me impide
no decirte todo lo que siento.
¡Ríete...!; cuando era niño
soñaba con ser perfecto.
POSÉ.

Y en los labios que colgaban de otros sesos,


posé los besos más tristes de mi vida;
y en las ramas oscuras de otro sexo,
posé los pétalos blancos
más fríos de mi vida;
y en otra mirada sonriente y sorprendida,
posé el adiós presuroso y frío,
más triste de mi vida;
y dejando atrás otros sesos, otros sexos,
otros labios, otros besos,
pronuncié el adiós
más sentido
y más frío de mi vida.
Y buscando huir del recuerdo del cobijo
más cálido de mi vida, posé mi muerte
en el cobijo de la vida de otra vida.
VERSOS DE OLGA.

Tantos versos para nada,


sino desahogar mis penas;
versos de nadie llenos de tanta nada,
para nadie, sin nadie que los oyera.
Tanta ambición de llenar una página en blanco
de belleza y hermosura,
para entregársela a alguien
que comprendiese la pretendida hondura
de palabras anónimas, tan pobres y desdichadas,
lastimadas, ofendidas por la pluma
de un pobre vagabundo
del mundo de las ideas;
sólo fueron papeles arrugados en un cajón,
y en mi mente el eco perdido y difuso
de los llantos en silencio
de un pobre niño, pobre en todo,
rico en nada, más que en ensueños y quimeras,
que le quiso dar al mundo y a ella (otra quimera),
todo el amor, sangre, venas,
y la carne destrozada
de un corazón cualquiera.
Con más deseo que nunca
quise construir belleza
para dársela a la niña
que cada segundo camina conmigo,
surgiendo de mi pecho
y bañando todo mi cuerpo
de frenética obsesión
en cada apurado latido
de un corazón, que más que lleno,
amenaza a estallar con el peso
del recuerdo continuo de la última sonrisa
y el anhelo del próximo encuentro.
En fin,
ya ves, no hice nada;
es mi nada,
son tus versos;
dales ternura y vida,
vida con la ternura,
con tu ternura mi vida,
para que pueda seguir viviendo y queriéndote,
niña amada, niña mía.
BELLA SIN ALMA.

Vi tus ojos en la noche,


noche en la que era feliz;
creí ver sinceridad y dulzura
en medio de aquel contexto de sofisticación,
de droga convencional,
donde la mediocridad,
yo, aquel, aquella, se vuelve puro cieno
en un mundo de exacerbada vanidad.
Quise escaparme fuera,
ver la sincera oscuridad de la noche
en el negro azabache de tus cabellos,
y viajar por ella en dos barcas unidas (tus pupilas),
que flotaban en el mar,
que en calma me hacía añorar
la isla perdida donde nació
aquel exotismo del contraste de tu pelo
y aquellos ojos tan azules,
más azules que el cielo,
más azules que el mar,
más azules que el azul.
Nunca pensé que viajaría tanto tiempo
abrazado a tu cuerpo, acariciando tus senos
y bebiendo, dulcemente,
el aliento de tu boca,
la saliva de tus labios,
la suavidad de tu cuello;
mientras me estaba enamorando,
bella sin alma, tu jugabas
con uno más de tus muñecos.
Sólo un día hablaste conmigo,
y entonces me pediste tiempo;
¿querías llenar tu vacío
con lo que yo siempre llevé dentro?
Ayer te dije “adiós”,
no quise verte más,
demasiado amor a cambio de silencio;
bella sin alma,
aunque no puedas palparla
porque no tienes sentimientos,
si el barro no vale nada,
la mía la llevas dentro,
pero cuando se cure mi herida,
dentro de poco tiempo,
seguiremos caminando a solas,
yo con mi alma,
tú tan sólo con tu cuerpo.
OLGA

Lo que siempre admiré y soñé,


lo que añoré pensativo y triste,
clavado en mi humilde barro,
atado a la mediocridad,
la impotencia y el desánimo;
lo que observé desde más lejos que lejos,
con la mirada en el cielo
y los ojos en el caduco cráneo,
y las lágrimas saladas
bañando mis labios y mis mejillas,
hechos del polvo humano,
suspirando por utopías, imposibles,
ideas, conceptos, sueños,
bebiéndome las gotas que aliviaban mis desgarros,
todo lo palpo con deleite
con mis ambiciosas manos,
cuando una sonrisa tuya
me dice que estás de nuevo a mi lado.
A veces miro la noche
con sus luceros colgando,
el cielo con sus nubes blancas,
o el mar bañando mis labios,
y ya no sé si estoy mirando
los destellos de tu mirada
bajo las negras cejas brillando,
la sonrisa de tu boca
o la caricia de tus labios;
a veces veo una niña
con una estrella más cegadora
que el sol
ofreciéndomela en sus manos
y grito:
¡es Olga!,
¡todo es Olga!
Porque ella lo es todo para mí,
es lo inefable, lo que con palabras
no puedo describir.
¡¿Será el amor que troca
en universo el frenesí?!
No lo sé, yo todo lo veo,
todo lo tengo y palpo,
cuando tú estás junto a mí.
¡Es Olga, no hay duda,
yo lo veo así, es Olga!
¡Es Olga lo que me hace vivir!
PARTIENDO

Converso contigo a solas,


yo le hablo a la esperanza,
doy cuerpo a una ilusión
con dos o tres de tus palabras;
así huyo de mi soledad,
posando en tu mano mi alma,
hoy, uno de esos días grises
porque me nublan las lágrimas,
cierro los ojos y sueño,
achico el agua salada,
con lo poco que conozco de ti,
dos o tres de tus palabras.
Abro el corazón por cualquiera de sus llagas,
posando en tu mano mi alma;
si hay algo, lo suficiente,
para llenar unos momentos
de tu vida
con la misma felicidad
que para mí deseara,
rompe la frialdad,
esa distancia que nos separa,
y enséñame cuánto guardas
desnuda de ropa y barro,
como yo quiero enseñarte,
a corazón desnudo,
mis miserias, mis pobrezas,
ilusiones y entusiasmos,
caliente humo de sangre
que ama y sufre,
uno de esos días grises,
quizás entre otras cosas,
por dos o tres de tus palabras,
que me hacen forjar con miedo
una incierta ilusión amarga,
porque faltan muchas palabras
para que se quiebre o crezca
esa ilusión forjada;
y este niño que te piensa
pueda quemarse bebiendo
de tu alma enamorada,
entregándote mi aliento,
el aliento de tu alma;
con la mirada perdida
en “aquella” puesta de sol:
una de tus palabras;
¿recuerdas... ?,
algo que también tu amas;
como yo amo a cuantos sufren,
porque conocen amor,
y ayer creció esa ilusión
al ver caer una lágrima,
que me hace soñar beberlas todas,
para que nunca sufras a mi lado,
niña mía, dulce Ana.
ELLA

Quisiera vivir eternamente


para recordar aquel amigo
del colegio, la obsesión
por mí de aquella niña,
que nunca llegué a comprenderla.
La sonrisa amable de aquella señora
el otro día, que se mostró tan atenta;
la imagen extraña
de aquel bohemio sucio
en la estación, que olía a viejo
y a amalgama de presencias.
Quisiera vivir eternamente
para escuchar cada día
el amor de mi madre
en cada mirada y en cada hecho;
las impertinencias que le ha procurado
la cruel vejez a mi abuela;
las buenas maneras del hijo de mi amigo
que conocí anteayer, mientras yo
me sentía viejo al ver nacer
su adolescencia.
Los desmanes de mi hermana,
los silencios de mi huerta,
el esplendor de la planta,
que hace unos días clavé en la tierra.
Quisiera recordar el ruido
del bar lujoso donde no podía
sentirme solo, donde faltaba ella,
para despertarme cada mañana de nuevo,
y acostarme cada noche de nuevo
sin pensar en ella.
Quisiera vivir eternamente,
porque sé que en la muerte
no habrá más obligación
de mi pasada vida
que estar muerto siendo causa de mi agonía.
Sé que no habrá lugar ni fuerzas
más que para pensar en ella,
sin excepción para morir en la muerte
un instante sin el grito desgarrado
de pedir su presencia.
Su presencia...
Ella...
Su presencia...
Ella...
CHUS NO TEMPO.

O bico que ti me debes


quixen borralo dos sesos con xeo ardendo,
e queimeime as mesmas veas;
o bico que ti me debes
quixen queimalo no lume,
ceibándolle os papéis
de todos os meus poemas,
para que morrera coa tinta
esa brasa que me escalda
e non atino a perdela.
É inútil querer borrar lembranzas
que viven en mans alleas;
coma ese beixo que peta
na túa sangue,
nos teus ollos,
nos beizos daquela nena,
que decía verbas tan maduras,
tan doces e desesperantes,
con xeito de boa persoa vella.
Mais se eu fico un chisco mais,
e a ti primeiro a barca te leva
(é o consolo que me queda),
irei o cemiterio roubarcho na noite,
cos mesmos suspiros contidos
con que te quixen daquela;
e trocarei a anguria que me mata,
por unha tenrura eterna,
que ficará nos meus beizos
cando morra e mentras viva,
e nas lembranzas do vento
cando nin po quede
na cova que todos vemos lonxe,
mais mañá mesmo a todos nos espera.
SEMPRE CHUS.

Fiquei longo tempo


sen chorar as miñas fames,
coidaba cas angurias
e os sufrimentos que matei con presa,
argallando con palabras fermosas
en papeis que me enxogaban as bagoas,
que me queimaban as meixelas,
non voltarían a min
coa forza con que me deixaron
o corazón en ronchas mouras
e arrancaron as raíces
nas que medraban as ledicias
e as tristuras do neno que sempre fun
e aínda sigo sendo;
por unha banda, lembraba
nos papeis do meu caixón
penas coma lousas,
que tapaban para sempre,
as razóns de calquer queixa
e a falla de ganas de seguir vivindo.
Así foi que máis dunha vez,
dixen parvadas quiméricas,
coma aquelas de que non
me quedaban bágoas,
nin cachos na miña pel
para mais rachaduras.
Pero caín en moitos erros
e namoreime dunha muller
que voltou a mín o senso,
antes, de vivir,
agora, de seguir querendo morrer.
Coma as fontes que se abren
nos prados secos,
cando trona no seu corazón
ó ver no ceo as nubes negras,
volveron a rachar tódalas feridas,
e están verdes e vermellas,
e as bágoas que non teñen
burato dabondo nos meus ollos,
saen por elas e fanme berrar tanto,
cas anduriñas voan alto
para non escoitar
tan amargos e tolos queixumes.
E eu só quero dicirche
que por primeira vez na miña vida
sinto ciumes, ciumes
de todo o que non me deixe
facer de ti unha cova
donde clavarme dentro para sempre,
e poder dicirche o que un día
discurrín para unha muller
que nunca existeu ata que te coñecín:
“e poderá a morte vir a saudarnos,
mais ante a nosa ledicia
a mesma morte morrerá,
e ti rirás para sempre xunto a min,
porque a un amor tan forte
nada poderá poñerlle cabo”.
EN PÁGINAS DE LIBROS VIEJOS.

Estar vestido de vacío,


dibujar con la tristeza la mirada,
sentir el aliento frío,
golpear el corazón fuerte y aprisa;
vivir en un segundo todas las nostalgias,
sentirse solo, como sin ti tu niño;
devorarse el vientre por anhelos,
mirar como pesan las manos
buscando en la nada tu presencia,
el corazón entre grilletes fuerte atado,
marcándose en la carne las cadenas,
sujetando los latidos y porciones
que quieren huir hacia tu lado,
buscando calor, sombra, paz, cobijo,
y el abrazo de tus sonrisas
entre árboles, una tarde de verano,
alegre, cómplice, mientras te miro
de esta suerte resguardado;
así, me acariciases la cabeza
abriendo surcos entre mi pelo
con manos de vida
y de místico sosiego;
cambiar este estado por tu dicha,
saberse impotente y esperar
como la luz los ciegos,
en una habitación donde la melancolía
me ata el cuello y la nuca
con cuerda inexorable de metal pesado y fiero,
oprimiendo por los hombros y la espalda,
la cara, sucia de tinta, contra el suelo,
frío, envidioso, y ávido de verme
sin esos hermosos sueños
que comparto contigo en el abrazo, en el cielo,
y en cada espera de un nuevo encuentro.
Sí, son sólo palabras,
y hay tantas palabras,
tan desgastadas
de pasar de mano en mano,
o sucias de polvo que las borra
en páginas de libros viejos;
sí, son sólo palabras,
y hay tantas palabras
olvidadas por amantes,
que se deshacen entre los dedos...
tan frágiles, tan temporales,
que se arrojan al olvido,
que van donde llega el viento,
y que se pronuncian o escriben,
y que se tiran al vacío,
o que se recuerdan siempre
o tan sólo por un tiempo,
borradas por otra persona
o por definitivo silencio...
Pero, estas palabras angustiadas,
hechas con soledad y llanto,
sin caer lágrimas, porque duelen
demasiado para poder soltarlas,
porque ya no hay fuerza en las manos
para poder enjugarlas,
por primera vez quiero que no sean en balde,
que me las leas gozosa
las noches de cada invierno,
hasta que juntos nos vayamos,
aferrados por los labios,
a un mundo menos ingrato,
más digno, serio y sincero,
a fundir, en uno solo,
dos espíritus que quieren cicatrizar
tus llagas contra mis llagas,
de tantos golpes pasados,
dibujando en nuestras almas y cuerpos
esas bellas palabras:
te necesito y te quiero/ y te amo.
SINTOMATOLOGÍA DEL AMOR PLATÓNICO.

Como cuando el aire se hace viento,


cuando todo se vuelve de un rojo brillante
y de un verde y un azul tiernos,
cuando la luz del sol se pone cegadora,
como cuando la tierra se moja y exhala vapor,
cuando todo es obscuro y transparente,
cuando mi vida sólo es amor...
¡tal es mi enamoramiento!
Cuando un rayo húmedo cruza de sobresalto mi pecho;
cuando los ojos se humedecen sin saber porqué;
cuando mis labios tienen hambre y mi boca tiene sed;
cuando el vientre tenso me entrecorta el respirar;
cuando veo las pupilas de sus ojos
como rocas perdidas en el mar;
cuando esa marea ahoga mis razonamientos
y todo mi cerebro son suspiros y anhelos;
cuando un haz de corriente invade mi cuerpo;
cuando soy débil, frágil, vulnerable,
cuando deseo morir viéndola a lo lejos,
como Dios radiante al que tan sólo contemplar puedo,
como imagen pura que no es digna de mi mención,
como ser inalcanzable para bendecir al cual he nacido yo;
cuando me abato como rama débil
a la que tortura el viento;
cuando queriendo pensar no pienso;
cuando mi cabeza es un maremoto;
cuando morir al contacto de sus labios
y bajo la mirada de sus ojos
es mi único deseo;
cuando besarla y morir me sigue pareciendo
infinitamente egoísta;
cuando tropiezo estando quieto
y me avergüenzo de mí mismo,
cuando todo es ya un imposible...
Sí, algunas de las veces
en las que soy estúpido e imbécil,
es que estoy enamorado.
DENTRO DE TU ALIENTO.

Luces que brillan en el cielo,


flores que brotan en el agua,
destellos que relucen en el alma:
dos amores que se aman.
Soles que deslumbran en la niebla,
hojas en blanco que se cubren de notas musicales...
un “sí” en el espacio ardiendo
y el eco de una voz a lo lejos,
que se acerca gimiendo,
haciendo perlas de lágrimas.
Volcanes que nacen con nosotros,
haciendo amor de su lava;
un espejo y una vela,
y en la habitación...
dos personas que se aman.
MI VOLUNTAD DE SER.

Hay poco cielo en el cielo sin ti,


o yo no lo veo,
aunque creo que no hay ninguno,
pero no importa, o tanto importa,
porque lo que falta es yo;
se nubla, se anula, se muere,
se ausenta, se hace nada;
es feo, me tapo los ojos
y dejo de ser,
y queda en la nada
un sabor empalagoso, rancio,
y de vinagre con tierra,
piedras y arenas en los dientes,
sensaciones feas en todos los sentidos;
en el corazón no se nota la ausencia,
porque hace tiempo que se murió
el corazón;
necrosado y tirado en el vacío,
tu presencia lo hace revivir
en múltiples formas
de ser, ver, escuchar, oír y sentir.
Tu presencia:
mi voluntad de ser.
A TI

Todos mis sueños los cambié


por un sueño: lograrte a ti.
No te pude conseguir.
Ahora me he quedado sin sueños,
y todo mi amor es para alguien
que no existe para mí:
camina junto a ti.
Me muero porque tú no te entregas a mí.
Si tú fueras mía, sería feliz.
No soy nada sin ti.
Vuélvete y devuélveme a mí:
en ti están encerradas...
mis ganas de vivir.
SÓLO TÚ

A ti, que te vislumbro entre las sombras;


tú, que siendo sólida realidad,
naces hija de mis sueños;
a ti, cuya silueta imagino cuando surge el alba;
tú, que antes de encontrarte mi espíritu te formaba;
a ti, que desde siempre te soñé mía;
tú, que colmas todos mis anhelos...
a ti te quiero.
Tú, que perfumas el aire que respiro;
tú, que de mi libertad eres himno;
tú, que contigo me llevas volando
por encima de los bosques;
a ti, que en tu seno guardas todos mis tesoros...
a ti te adoro.
Tú eres la flor que embellece mi vida;
tú te haces sentir en los ecos y ruidos
que puedo oír cuando estoy solo,
tu sonrisa es la música que soñé crear algún día,
a ti te busqué para palparme,
porque tú eres mi misma vida;
contigo lograr otro cielo ya no añoro...
A ti te adoro
MENTIRAS PLATÓNICAS.

Más que una realidad,


eres un sueño;
te necesito
pero no te pretendo;
quiero tu felicidad,
no tu vida ni tu cuerpo.
SIN TI

Pasa cada día,


y ayer no es diferente de mañana;
pasa cada día,
y un día más estoy lejos de ti;
pasa cada día... y no pasa;
tampoco pasa el hastío de vivir.
ORIGINALIDAD

-Mírame a los ojos, ¿qué ves?


-Veo amor... veo ternura...
veo sinceridad...
y veo... veo locura;
porque los locos estáis más vivos.
MORIR EN DESAMOR

Érase una vez un niño necesitado de cariño


que nunca recibió el amor que buscaba.
Y aquel niño se murió,
así, simplemente, por falta de amor,
porque su mejor amiga se lo negó.
Estos son los últimos versos de mi vida,
un camino coronado de espinas
que no ha valido la pena conocer;
buscar, buscar y no encontrar
para morir por aquella mujer.
Eran las doce de la noche,
y sin llegar a ser hombre
aquel niño se fue.
“¡Adiós Chus!”, gritó.
Y el eco repitió:“¡adiós Chus, adiós!”
En la sombría habitación inundada de lágrimas
se hizo el silencio,
y esta historia de niños y para niños,
comentada de manera tan sencilla,
de esta forma tan simple concluyó.
Y mientras tanto el eco repetía
la tierna voz del niño,
la mano temblorosa de un hombre se crispó,
dejó de contar la historia,
y antes de caer al vacío su voz ronca se oyó:
“¡adiós Chus, adiós!”
AMOR

Quisiera ser un brote de energía


y habitar dentro de ti;
llenar toda tu alma y hacerte ser feliz;
y bebiendo todo tu aliento
regresar contigo dentro de mí.
MUCHO

Te amo tanto,
que un amor tan inmenso
es imposible expresar;
es tan alto lo que por ti siento,
que para no ofenderlo...
(1)necesito callar.

1 (es preciso)
OLVIDADO

Pasaré por esta vida;


nadie llorará mi dolor.
Acabaré el corto camino,
en el viento quedarán los ecos de mi voz;
nadie llorará por mí.
¡Oh... si tú te acordaras de mí!
¡Búscame... !;
búscame donde habite el olvido...
estaré allí.
¡DÉJAME!

¿Por qué me persigue tu mirada?


¿Por qué corren tus ojos tras de mí?
¿Por qué en el silencio oigo tu voz
y el sonido de tus pasos junto a mí?
¿Por qué no quiebras la distancia
y el silencio, o el frenesí?
¿Por qué no te hundes en mis brazos,
o borras de mi aliento sabor a ti?
¿Por qué no me das lo que me ofreces,
o haces que me olvide de ti?
¡Déjame...! ¡Déjame...!
por favor… déjame;
yo quería ser feliz.
EL MISÓGINO

Os odio porque os necesito,


os odio con todas mis fuerzas,
quisiera que no existierais,
pues sois mi constante tormento;
os odio porque me hacéis llorar,
os odio porque no sois culpables de vuestro pecado:
os odio porque os amo.
SIEMPRE

De día y de noche
y siempre,
siempre, de día y de noche;
una flor siempre;
vestido y desnudo, siempre;
el mismo siempre,
te amaré siempre.
EL NIÑO ENAMORADO

Qué te puedo decir que no se haya dicho,


qué te puedo decir si es imposible
expresar lo que se siente en estos casos;
qué te voy a decir si quizás mañana
ya lo habré olvidado.
Después de todo, cuando me palpo
así, me doy a mí mismo asco.
¿Puedo además si se me nubla la vista
ver algo claro?
Ahora me voy a dormir, y sé
que soñaré...
En fin, que sepas que
el aliento me falta...
y que...
el papel...
está...
mojado.
POESÍA

Lo que alcanza los dos extremos,


lo mejor y lo peor;
por lo tanto, a pesar de todo,
sigue siendo lo más grande...
¡lo infinito es el amor!
A MONTSERRAT /POR TI

Lucho por ti, vivo por ti, me muero por ti,


lloro por ti, río por ti, vivo por ti,
sólo te quiero a ti, sufro por ti,
camino por ti, me detengo por ti,
me alegro de mis triunfos por ti,
lloro mis fracasos por ti,
Vivo por ti, me muero por ti,
sólo pienso en ti,
estoy enamorado de ti.
Capítulo lll

POESÍAS MULTITEMÁTICAS (1979-


2012)
SIN PRINCIPIO NI FIN POLVO ENAMORADO

Tantos besos que me encendieron;


me encendieron las pupilas, los labios,
la médula acogedora del centro de mi cuerpo,
como cueva vacía,
hambrienta de pasión de fuego eterno e imperecedero
que me durmiese como licor de borracho
en la eterna noche de ensueño sicodélico sin fin:
pasaporte de la muerte
a un presente quieto
de llamas que me consumiesen,
dejando como hijos,
ceniza de átomos enamorada,
para fecundar la tierra y el universo
al soplido del viento caprichoso,
para procrear,
matando el mal,
un universo de universos
como mi niño soñó con poder soñar y concebir.
Tantas manos en mi espalda
recogiéndome en su seno,
como madre a ser recién parido.
Tantos surcos en mi pelo
de dedos como arados,
sembrando mis sesos,
ávidos de hacer nacer
el paraíso elegido por el dios de todos los dioses,
para mí y para mi primer amor.
Tanto aliento preñado de alcohol
empapando mis mejillas,
para encender en la llama de mi boca
las chispas de dos lenguas como rocas iniciales,
un voluptuoso volcán
que nunca consumiese su lava,
siendo grito sostenido del infierno
de VIBRACIONES TOTALES Y PERENNES.
DEL DIOS DE LOS ATEOS, DEL SÁMSARA, DEL BAJO ASTRAL
Y DE LOSINFRAMUNDOS

Mi dolor no tiene dolor,


no tiene padre, no tiene madre,
no tiene hermanos mayores, no tiene novia,
está huérfano y solo, y podrido de doler.
Sé que tendrá hijos: hijos monstruosos y descastados,
crueles, horribles y asesinos,
sin piedad ni misericordia;
y él, que no sabe nada ni nada más,
ni porqués (un ser sin comprensión,
sin inteligencia y sin vida
y único y solo en una nada fría,
sólo posee todo el miedo, la angustia y la desesperanza),
siente que es un macho con partenogénesis.
Sin embargo su vientre, sin células femeninas,
sin madre, sin útero, sin pelvis de mujer,
cosido y cerrado y sin vagina,
reventará de dolor,
y en su sudor, bañando el cielo de dolores,
resbalarán hijos machos huérfanos y ensangrentados
reventando su vientre y su cráneo
y mancharán la nada
como un monstruoso vómito en porciones
que crearán el universo, sin compasión e incomprensivas,
que sólo él comprende;
y tendrán infinitos hijos del Dolor
que serán todo vuestro dolor y sufrimiento
y crearán el universo.
Y lo culparán de todo,
y tampoco lo comprenderán ni conocerán,
y no le permitirán ni descansar ni llorar,
y serán ateos, y no tendrán fin,
le darán lanzazos como explosiones infinitas
de infinitas agujas clavándose en su cerebro
y preñando sin cesar su vientre.
Él es el Dios padre e hijo omnipotente del dolor
y de todos los dolores,
y sentirá constante dolor por todos vosotros
y nunca será querido, y siempre será repudiado,
recibiendo infinitos alaridos
que no lo comprenden y rompen sus tímpanos.
Ese Dios soy yo, El Yo Soy, mi Yo Soy,
el Yo Soy de esta dimensión,
del Bajo Astral y los Inframundos,
el Porqué de la poesía,
el porqué de todo,
el porqué sin porqués,
Yo, Dios Padre omnipotente del dolor, maldecido y solo.
Esta poesía no tiene registro de propiedad intelectual,
ni fecha de caducidad,
ni puede plagiarse;
difundidla corriendo a pie entre sudores
y decidle la verdad de este Dios
a todos los seres del Samsara,
a todos sus hijos,
y pintad lágrimas en el rostro de Van Gogh,
de Baudelaire, de León Felipe,
de Miguel Hernández, de Pessoa,
de Bukovski, de Rimbaud,
¡oh, vosotros mis niños preferidos...!
¡No sé porqué!,
tal vez los únicos que me amáis.
AYER ENCONTRÉ EL UNICORNIO DE SILVIO.

Ayer en el cielo encontré


un unicornio azul
con su cuerno de añil.
Estaba sentado en su camita
y tenía en la mano un ramo de flores.
Me dijo que en el cielo
los ángeles tenían juguetes vivos
y que Silvio siempre dormía abrazado a él;
que lo perdió, porque lleno de nostalgia,
se marchó en un viaje a la niñez
para decirle a su madre Lealtad
que siempre continúa pensando en ella
y jamás su corazón la había soltado de la mano.
Me contó que solo hablaba
Cantando canciones con la TERNURA,
“un poco con amor, un poco con verdad”,
porque era un ángel
cuya misión es hacer regalos
de amor y sinceridad
en la cajita de la sensualidad y la belleza,
sin importarle nunca
el dinero que costase…
“cien mil… un millón… “
Que en el cielo
no se compraba ni vendía nada,
y todo se compartía
ayudándose unos a otros;
porque Dios,
aunque era un poco mandón,
siempre hacía lo mejor para todos;
no hacía ninguna diferencia entre unos y otros,
y le pedía “a cada uno según su capacidad”,
y le daba “según sus necesidades”.
A los ángeles que solo sabían hacer poesía
les regalaba instrumentos musicales,
y sólo les pedía aprender a tocarlos
hasta que hacían canciones
tan bonitas como las de Silvio;
entonces venían a la tierra
para decirnos la verdad
cantando,
como el ángel Milanés,
que en el cielo dormía abrazado
a una muñequita llamada Yolanda,
y en la tierra pronuncia
“eternamente su nombre”.
Luego se despidió diciéndome
que le pidiese a Silvio
“un millón” de bendiciones;
y cantando, “se fue…”
(¡“Ojalá” encuentre
todos los unicornios azules…!)
LUZ SOÑADORA.

Mis ojos se centraron en un mar iluminado,


un mar azul radiante, en un espejo
que emitía torrentes de luz;
inmensa claridad contrastaba
con las manchas de las rocas perdidas
en la lejanía;
aguas vivas que ocupaban mis pupilas
y rompían en espuma absorbían
mis sentidos;
un plano perfecto, formas en suave relieve,
himnos celestiales que brotaban
al abrirse las olas,
cristales transparentes que
nada ofrecían tras de sí,
porque no podía haber más belleza,
porque el infinito estaba allí.
La perfección de la imagen;
chorros de sensibilidad bullían en mí,
y una prueba irrevocable
de que la realidad de por sí
puede superar la más ambiciosa
de las imaginaciones.
La calma y la quietud,
el sol, la paz y la belleza
de un ángel de nácar,
se fueron deshaciendo a borbotones,
aquello que las palabras de un dios
no podrían describir,
aquello que calmó toda mi sed de poesía
no lo pude plasmar aquí;
y el alma de Dios se trocó
de luz soñadora en penumbra y oscuridad,
nubes deshicieron el encanto
de los increíbles paisajes Becquerianos,
y una puesta de sol me abandonó,
para dejarme de nuevo solo...
hundido en mi mediocridad.
SOMBRA DEL ÁNIMO.

Que nadie espere por mañana


para poder ver cambiar la vida;
que fije la mirada en el pasado,
y a través de la senda perdida
podrá contemplar siempre lo mismo;
el camino a sus ojos se mostrará largo y monótono,
su implacable continuidad desmayará su espíritu,
y una sonrisa amarga cubrirá su rostro
al triste ver las diferencias en lo acaecido,
y recordará:
aquel trecho vine andando... por allí he corrido;
y observando lo constante y uniforme de nuestra existencia,
al ver que todo es sombra del ánimo de nuestro espíritu,
podrá dar por pasado lo no venido.
Caminantes de un camino todo igual somos,
nos hacen creer los traspiés y cambios de ritmo
que una senda nueva es la que recorremos,
y esperamos ver mañana la vía ancha y más llana,
esperamos que cambie la vida,
cuando todo lo que cambia es nuestra forma de verla y afrontarla;
mas aquel que fijando la mirada en el pasado
vea la implacable continuidad del camino,
al ver que todo es sombra del ánimo de nuestro espíritu,
una sonrisa amarga cubrirá su rostro...
y triste dará por pasado lo no venido.
POESÍA DEDICADA A JOAQUÍN SABINA.

Desde los diez años


tengo alquilado el sótano a Joaquín
en el trece de la Melancolía,
al fondo del Callejón de la Hipocondría,
entrando en la Avenida de los Desesperados,
donde corta la Travesía de la Desesperanza.
Es un pueblo muy pequeño, de casas grises,
donde las ventanas las dibujamos hoy,
para vivir un día más,
esperando un mañana que no existe.
Cuando nos levantamos pintamos el horizonte
de cada jornada
con la pintura humana de la contumacia.
Nos acostamos tarde,
después de mojar los ojos
en una fuente que todos compartimos
(aunque ninguno nos conocemos),
para mirarnos al espejo
y ver las lágrimas que se acabaron aquel día...
Es un pueblo sin nombre,
y para encontrarnos hay que preguntar
tan sólo por nosotros mismos;
aunque oí decir que hace mucho tiempo
le llamaban El Toboso.
Yo vivo de escribir poesía,
aunque no me pagan por ello.
Hace tiempo me presenté
para rodar “Psicosis 10”
bajo la dirección de Belcebú.
Hicieron su solicitud conmigo
Gustavo(1) , José (2), Pedro (3),
la reina Juana, y Carlos “El Hechizado”,
entre otros “egregios colgados”;
pero el director renunció,
porque se apiadó de sus elegidos
y de una verdad tan hiriente para el público.
El filme lo rodamos cada día
con nuestro sino...
hasta que cese…
¡Hasta que cese!

(1) Bécquer
(2) Espronceda
(3) Calderón de la Barca
AUTORRETRATO DE UN INSTANTE .

Demonio melancólico,
con vocación febril de místico asceta.
Nostálgico de lo hermoso del pasado,
de huellas vívidas felices
grabadas en el alma
buscadora de frenética
liberación divina eterna.
Enamorado de Cervantes,
por ser padre de su aventajado hermano,
el bueno, Alonso Quijano.
Amante celoso y con envidia
de las entrañas de las leyendas de Bécquer,
por tan sublimes, más reales y codiciadas
que su propia vida.
Tan soñador, viviendo en sueños,
y sin vivir los despertares
de la mañana, de la noche y del mediodía,
adolescencia y juventud,
poniendo al término de cada ciclo
querer cambiar frenesí
por sosiego infinito
con hachazos suicidas.
Devorador de porqués y perfecciones,
iluso alumno compulsivo de la escatología.
Bohemio, por no disponer de tiempo ni de oídos
para las órdenes externas
de la maligna disciplina.
Revolucionario, a lanzazos y pedradas
contra el dharma, el Logos, el Arjé,
los samskaras y el kharma de su vida,
del universo, de todos los universos,
de casi todo lo que vive,
de casi todas las vidas.
Devoto de Sainath,
enamorado de su maestro supremo
del que desea henchirlo todo
sin medida.
SÍNTESIS METAFÍSICA DEFINITIVA.

Para el agnóstico romántico y valiente:


¡qué bulliciosa alegría ofrecer la vida
a los hermosos gusanos con su muerte!
Para el místico y asceta:
¡qué liberación tan sublime
y tan extrema,
desprenderse de tan oscura cárcel,
del pecado y de la carne!
Para el rudo masivo e ignorante:
¡¿qué más le da a dónde irá,
si nunca se ha pensado y preguntado
quién es, y de dónde viene?!
QUIMERAS.

Mas algún día volverá,


y verá sus sueños realizados,
sobrevivirá al tiempo,
continuará en él la esperanza
después de muerto;
podrá vagar por un mundo
de silencio,
mas algún día volverá
y se mecerá en sus sueños
hechos realidad.
Las quimeras de los espíritus puros
no puede destruirlas el tiempo,
perduran en la ilusión
de almas hermanas de las suyas,
y un día muy lejano,
de cielo muy azul,
podrá ver tangible
el mundo hijo de sus sueños.
Podré estar oculto
bajo las aguas de un mar
que desde aquí creemos incierto,
pero la misma ilusión y la rebeldía
que me hicieron sufrir en la vida,
harán que en la muerte
no esté muerto,
y surgirá de las olas mi sonrisa,
que en las noches de tormenta
escucharán mis hermanos
desde el mundo en el que yo
quise vivir.
LA TESIS DE LOS SUEÑOS.

Soy un soñador
y juro que lo soñado es verdad.
A veces sueño que sueño,
y cuando creo despertar,
busco un momento en mi pasado,
y esos sueños que se borran
dejan un hueco vacío;
la nada no es realidad.
Todo lo que vivo es sueño
y cuando no sueño no vivo
(y si no soñase no viviese),
pues no conozco ese sueño
que no se puede soñar;
¿acaso existe la vida
sin percibir, sentir, pensar,
un mundo que todos sueñan
con sueños todos distintos,
y sólo uno es verdad?
O, ¿la realidad es la ecléctica promiscuidad
entre mil sueños estancos
y los demás sueños
no son, no existen, no hay?
¿Sólo soñamos un sueño,
y al pronto vagamos, sin saber lo que soñamos,
por un oscuro vacío
hasta soñar la realidad?
Soy un soñador
y juro
que lo soñado es verdad;
si toda mi vida es sueño,
y toda mi vida es nada,
¿dónde está mi realidad?
Soy un soñador
y juro que lo soñado es verdad.
ABRIR LAS PENAS MÁS GRANDES.

Me quiere llorar el alma,


a borbotones, como llantos de payaso,
un tétrico día de función
sin ganas de llorar ni de reír.
Se me mata por llorar el alma,
como ríos de glaciar que arañe
todos mis ojos todos, hasta arrancar el vítreo,
que corra por las mejillas de mi corazón
(mas aun sabiendo que está muerta).
Se me murió por llorar el alma,
cuando mis dedos no encontraron
la exención tan principal
de secar secos ojos secos de ceniza
y escarbaron las uñas de los hombres
y el Dios de todos,
con fuerza unísona,
la fuente muerta de mi ser.
Sin saber que me duele,
todo me duele todo,
y todo es nada,
sino una misteriosa formidable fuerza
que me hace ser el dolor.
Y aquí, donde dejo de esperar,
espera esa fuerza irrespetuosa,
esperando en la esperanza,
sin que tenga ser mi cuerpo
ni para esperar, ni para existir,
ni para hallar nada.
¡Muérete diablo!, que habitas en quien yo fui,
sin dejarme esconder entre tu vello
repugnante y sucio, porque temes
que mi dolor te doblegue
como picadura de hiel a despreciable monstruo,
y me humedezcas para renacer yo,
más allá del bien y del mal;
tan sólo para llorar.
MI NIÑO.

Mi niño nació con los ojos abiertos,


mi niño luchó siempre por la verdad,
nunca se dio por vencido,
vivió siempre lleno de ilusiones,
y comprendió desde el primer momento,
con los ojos llenos de lágrimas,
el porqué de los errores de los mayores.
Y vertiendo sangre y sudor,
escupiendo a cada rato el pegajoso polvo del camino,
triste y frustrado, siguiendo la senda caduca
de todos los que vivimos,
cambiando odio por amor,
triste y cabizbajo, triste y escupido,
abandonó este mundo de incomprensión,
marchándose con el alma rota,
por el mismo lugar por el que había venido.
¡Y pensar que mi niño soñaba cambiar el mundo!
Destruir las mentiras, acabar con el odio;
conseguir el amor, terminar con la envidia;
compartir la alegría, derrotar el temor;
conseguir que todos fuéramos felices
con la felicidad de los demás...
¡Ay, los sueños de mi niño!
Pero el tiempo pasó,
la impotencia y el tedio,
el odio y el horror,
derrotaron a mi niño;
y una nube muy alta,
llena de amor, de ilusiones,
de quimeras y sueños,
hasta el suelo cayó,
derramando en el golpe
llanto y frustración.
¡Pero no lo cambiasteis!;
se marchó diferente,
con la frente muy alta,
sin haberlo engañado,
¡incólume, sin mancha!
¡Qué orgulloso estoy de mi niño!
Y si mi niño volviera
a salir algún día, del jardín del olvido,
si su alma supiera que aún estoy vivo,
para no defraudarle volvería a luchar;
aunque llanto y lágrimas me costase,
porque él se lo merece todo,
todo lo haría otra vez por mi niño,
por mi niño,
¡por el niño que yo he sido!
RECUERDOS DE PESSOA Y DE MACHADO, Y LO VIVIDO POR
MÍ.

Unas pocas cosas mejoran cada cien años,


después de treinta y ocho, yo os digo:
¡ya no os amo!
“Y al fin nada os debo”: debeisme cuánto he escrito,
y cuando me habéis leído
no “habéis venido a buscar”
ni el dolor “vivido ni el fingido,
sino el que no habéis tenido”.
Y cuando tengáis mi dolor,
nada leeréis ni escribiréis,
tan sólo cien años de soledad,
¡pero de verdad!,
de la buena.
AFLORARÁN GUSANOS.

Aflorarán gusanos, blancos, gordos,


limpios, relucientes, bulliciosos,
en la última cálida cena
de la destrucción final.
Dejarán limpia y blanca mi calavera,
desprovista del sucio polvo de la vida.
Aflorarán gusanos,
en la última cálida cena
de la destrucción
final.
NANA DEL DEMONIO MUERTO.

Suavemente, con mansedumbre,


el manso silencio se extendió sobre mi sitio;
río sangriento de roja sangre se deshizo,
y en la savia verde de hierbas verdes
encontré la paz que nunca hallé siendo vivo;
y aquel niño que tanto fue y dejó de ser,
volvió a su nido...
Y yo le canté la dulce nana
que triste construí desde aquel ser.
IMPULSO SUICIDA.

Si alguna vez esperé algo,


y si un día viví por algo,
si ayer me sentí confuso...
hoy mi mente está clara,
y ya no espero nada,
hoy no vivo por nada;
sólo vivo;
solo vivo.
Si hubo tiempos en los que supe soñar,
si hubo algo en mi cuerpo
y creí a pies juntillas mis mentiras,
hoy mi ilusión ha perdido su color,
y, transparente, deja proyectar
mi visión al infinito, y hoy,
no veo nada;
sólo veo;
solo veo.
Si fui cuerpo de mi sombra,
si fui huella de un deseo...
si fui agua de mi nube
que caí...
hoy no soy nada;
soy yo;
sólo soy;
solo soy.
Si miré y si escuché,
si vi y si razoné,
si un día me palpé...
hoy no siento nada;
pero lo sé.
Si un día lloré o reí,
si un día creí,
si padecí...
hoy ya soy libre,
pero aún no soy feliz,
pues me siento;
sólo me siento;
solo me siento.
Sé que algo me falta,
pues sobro yo,
y aspiro a no saber;
algo que me dé la paz,
sólo algo que exista por mí;
sólo necesito algo:
un “ni siquiera”.
¡ME AGOBIÁIS!

Un mundo fabricado por idiotas,


y un mundo de idiotas fabricados;
un mundo de personas que son gente,
cuyos cuerpos despersonalizados corren buscando
como refugio el calor del rebaño.
Una sociedad que necesita ídolos y chivos expiatorios,
una sociedad que se crea dioses y demonios,
una sociedad que adora y teme a los fantasmas,
multitud de seres que están solos,
espectros que ríen en lontananza.
Un montón de seres inconscientes,
un infierno en el que triunfa la mentira,
un lugar en donde se prostituye la verdad,
un fuego donde se abrasan inocentes;
un mundo, pedestal de hipocresía.
Un mundo que camina por inercia,
un mundo de estandartes e inconsciencia,
un mundo donde todo está relativizado,
un mundo sin valores absolutos,
un mundo de envidia y de pecado;
triunfo de la corrupción y la maldad,
un mundo de neurosis colectiva,
un mundo donde todo está masificado.
Lucha de unos contra otros,
tren que avanza sin destino,
caballo que corre desbocado,
nadie culpable y todos culpables;
¡sociedad de imbéciles, revolcaos
vosotros en el lodo y en el barro;
porque yo... me marcho!
COLORES APAGADOS.

Qué inmensa es la tristeza


cuando no se siente curiosidad por la vida,
y sólo se espera la muerte,
tan callada, tan sombría.
Qué inmensa es la tristeza
cuando no te queda inspiración
para escribir los postreros versos de la vida,
y sólo se espera la muerte,
tan obscura, tan vacía.
Cuando los ojos ya no tienen lágrimas
para desahogar las penas
que te hunden en el fango de la vida,
cuando no puedes llorar por ti mismo
y te sientes impotente aguardando la muerte,
¡qué tétrico se vuelve el aire que respiras...
y qué apagados son los colores que te rodean!
Después del frenesí que me ha tocado vivir,
yo no me enfrento a la muerte,
no tengo fuerzas,
la muerte se enfrenta a mí;
y mientras los ojos fijos en el papel
no se atreven a mirar alrededor,
¡qué solo me siento sin ti!
Sí, por un momento pasan por mi mente
los rostros borrosos de las personas queridas,
pero no me queda amor,
apenas me resultan reconocibles,
sólo tú te alejas con mayor nitidez,
pero no es suficiente,
apenas puedo ya reconocerte
entre las sombras.
Siento frío gélido en las sienes
y fatiga de vivir,
saco fuerzas de flaqueza para poder escribir
y el sudor baña mi frente.
Mas nunca se pierde la esperanza,
ni siquiera ante la muerte...
pues si mientras vivo me muero...
quizás morir sea vivir.
CANCIÓN PARA LEÑO.

Destruisteis mis sueños,


despreciasteis mi amor;
os grité la verdad
y me he quedado sin voz,
lo di todo por vosotros
y me he quedado vacío;
lloré por vosotros
hasta que se secó mi corazón;
¡dadme lo que fui, puercos,
devolvedme lo que ya no soy!
Ahora debéis devolvérmelo todo
y recibid el sufrimiento
que vuestro mundo me arrojó.
Me cortasteis las alas,
me hicisteis vomitar,
cuando yo os amaba;
y ahora recoged vuestro horror,
el vacío del monstruo que dejasteis,
y devolvedme mi amor.
¡Dadme lo que fui, puercos,
devolvedme lo que ya no soy!
¡Ya sé que no podéis darme
todo lo que os di yo:
sueños, amor, verdad y corazón!
Todo es imposible,
porque nunca conocisteis
lo que muchos como yo
llevábamos en nuestro interior.
Destruisteis nuestros sueños,
¡pues oled el hedor!,
el hedor de los muertos
que caminamos por vuestro mundo
desde que no nos dejasteis
construir el nuestro.
Ahora somos como vosotros,
hemos tenido que relegar
de nuestros deseos.
¡Podéis estar contentos!
Asesináis los niños buenos
y nos convertís en mayores muertos,
en hombres resignados
y sin fuerza,
que comprenden que no pueden hacerlo.
¡Podéis estar contentos!
Nos ahogasteis con mierda,
¡oled nuestro hedor!,
¡devolvedme mi amor!,
¡dadme lo que fui, puercos,
devolvedme lo que ya no soy!
FILOSOFÍA EXISTENCIAL

El hombre es un ser tonto por naturaleza,


que se pasa la mayor parte de la vida
tratando de engañarse a sí mismo.
Por eso el consuelo que le queda
es ser menos tonto que los demás;
así comienza la lucha,
la lucha de los imbéciles
que compiten inconscientes,
hundiéndose en la estupidez,
por el hecho de intentar
derrotar a los demás,
y no vencerse a sí mismos.
Nuestro fin real es el “éxito”,
estandarte de lo absurdo,
el motivo que nos impulsa
a seguir caminando
en pos de una realidad
que es la primera mentira
y el último desengaño.
Los únicos no equivocados,
aquellos a los que alejamos,
los leprosos del presente,
son los que están acertados.
Aquellos a quienes tememos
y si podemos consolamos,
los valientes de la vida,
los de los ojos abiertos,
los infelices, los tristes,
los rebeldes, los marginados un día,
que su meta alcanzaron
adoptando la locura,
son los únicos llegados.
Los espíritus puros,
los que están en su cuerpo encarcelados,
consiguieron lo imposible,
desprovistos de los sueños,
del error y de lo humano;
vomitan cada día sobre el mundo
los sinsentidos y los ascos
de la experiencia adquirida
en la podredumbre del tiempo,
en el sudor de las almas,
en los esputos de la fantasía
y en la náusea de la verdad,
en la muerte de los vivos,
y en lo que amamos
y en lo que hemos odiado.
Y yo por mi parte...
aquí... divagando,
diciendo tonterías y verdades...
proyectando sobre mí los contrasentidos del mundo,
y sobre los demás...
mis momentos de consciencia,
es decir, mis momentos de locura,
esto es, mis propias calamidades.
TENGO MIEDO. DEPRESIÓN

Pienso en el mañana,
y tengo miedo, ilusión y esperanza
ante la vida;
mientras fijo la mirada
en el techo de mi cuarto,
de madera vieja y apolillada,
tengo miedo y esperanza ante la vida;
vuelvo la cabeza hacia la bombilla
y sus destellos ciegan
mis ojos cansados por el insomnio,
mientras sigo pensando
recostado sobre la almohada blanca
de flores azules apagadas,
y siento miedo ante la vida.
En el mismo cuarto de siempre,
mientras fumo el último cigarrillo de la noche
y me recreo en la contemplación del humo,
una tos quebradiza de esputos
me dice que siento horror ante la vida;
el pitillo sigue ardiendo
en el cenicero de cristal
colocado sobre la silla;
un montón de libros
que suponen esfuerzos inútiles
de lecciones ya olvidadas
me rodean.
Me cubro con la ropa,
y al mirar la puerta despintada
siento miedo al saber que mañana
tendré que volver a abrirla
y vagar por este mundo
que me atormentará un día más;
¡qué tristeza la del que no puede
morirse por la noche
y decirle, por un momento, adiós a la vida!
Siento miedo como ayer
y como mañana,
sin que exista ni el antes ni el después,
porque no existe nada para el que llora
mas que lágrimas.
Estoy muerto y...
siento miedo ante la vida.
VORÁGINE IDEALISTA.

Mi caminar
es el de pasos
profundamente marcados en el barro.
El barro está blando
por mis lágrimas caídas.
El lodo está manchado
por la sangre derramada,
que he vertido en forma de sudor,
a lo largo de un sendero
coronado de espinas.
Barro de mis huesos,
lodo de mis lágrimas,
sangre de mis venas,
sendero de mi vida,
espinas del mundo;
cada huella, un paso mal dado,
y mi caminar es un sueño,
el sueño que nos arrastra
a seguir luchando
y hundirnos cada vez más,
paso tras paso, lágrima tras lágrima,
en el lodo y en el barro.
He querido saberlo todo,
con ansia brava
y apetito voraz de verdades,
y aunque puede que no sea
más que un perro
que quiso perseguir su rabo,
hasta hundirse en el fango
de su sudor,
me siento ya viejo y cansado.
Atrás queda
una larga experiencia amarga;
mi presente es triste y desesperanzado,
la tristeza aguda e irreversible
del que ha buscado la verdad
y se considera un “sabio”.
Detrás de todo he visto mierda,
y todo lo he soportado,
mas al mirarme a mí mismo,
por no ser yo diferente
a este mundo que me aprisiona
(sino quizás yo mismo),
he llorado y vomitado.
Ante mí nada queda;
vivo luchando
y lucho llorando,
me muero cada día,
y hoy digo adiós,
pues sólo queda en mí
la curiosidad por saber
qué hay “después”;
nada hago aquí,
si mientras vivo me muero,
quizás morir...
sea vivir.
NARCISISMO. A LA MUERTE DE CRISTO.

Obrarás por orgullo,


obrarás por conveniencia,
obrarás por vanidad,
y de nada cuenta te darás.
Obrarás por ti mismo,
no lo harás por nadie más,
y seguirás sin darte cuenta.
Serás altruista y tú serás el final,
el que recibe el bien de tus propios actos;
es triste pensar que no puedes
desprenderte de ti mismo
para ser quién quisieras ser;
es triste el saber que estás
encarcelado en ti mismo
y condenado a no poder liberarte.
Nunca dejarás de lado tu miseria
porque si te faltase dejarías de existir;
pero si eres tan perfeccionista
y posees tantas ambiciones de beldad,
debes asesinar tu alma
y dejarás de comer tu propio ser,
y lo darás a los gusanos,
porque ellos, más humildes,
no sienten asco de la mierda,
ni de sí mismos,
ni de la vida;
y serás por una vez altruista
y puro de verdad,
porque entonces ya no existirás
para emborracharte con tu propio
e inconsciente orgullo.
Lo perfecto no existe;
(1) lo perfecto es la muerte.

(2)lo perfecto es no ser


RESPUESTA A LOS VERSOS DE UN AMIGO.

Y nos paramos a pensar...


el tiempo sigue escapando,
resbala solo el camino;
empujados a la nada,
volvemos la vista atrás
y vemos aquel abismo;
esa nada que es pasado,
ya no es, tan sólo ha sido,
llena de recuerdos fríos,
gélidos, difusos, borrosos,
desprecios de lo vivido,
por ese tiempo carcomidos,
lejanos, amontonados en el fondo de ese inmenso vacío;
o gélidos que aún flotan
con lamentos y suspiros,
tendiendo manos hambrientas
a un retorno prohibido,
gélidos, porque fueron tatuados a hierro ardiendo,
y nos hablan de momentos felices
que no podrán ser revividos.
Pasado que fue presente,
de presente precedido,
presente que ahora muere,
abriendo un nuevo vacío,
nada hueca bajo los pies,
a llenar con “holas”, “adioses”,
risas y lágrimas,
suspiros de sangre o miel,
que nacen de la lucha
de dos mundos asesinos:
felicidad y dolor,
que se alternan en la vida
para encontrar su sentido;
mientras nosotros sólo deseamos
una risa colmada, continua,
eterna, sin lagunas
ni huecos vacíos;
realidad imposible,
sueño de un ser peregrino.
Matemos las utopías,
acerquémonos a nosotros mismos;
la lucha y la muerte
son nuestro destino;
de la lucha de dos mundos
nace nuestro sentido,
como el dolor de la distancia
te hace ser feliz con la carta de un amigo,
o el vacío del pasado
me hace sentir
que estoy muerto, pero vivo,
“pues recuerdo, luego existo”.
YO NO QUIERO FAMA NI GLORIA.

Yo no busco la diferencia,
sólo quiero ser yo mismo;
yo no quiero yates ni aviones,
sólo quiero el cielo y el mar de por míos.
No busco falsas imágenes,
quiero el mundo mismo.
Yo no quiero la mentira,
no quiero que me impongan mis necesidades,
yo no vivo de sus ilusiones,
amo mis propias realidades;
no tengo vergüenza de mí,
por ser quien yo quiero
y no ser un ser impuesto
con el que no me identifico.
Soy más ambicioso que nadie,
y casi todo lo consigo,
por saber lo que persigo
y no vivir de nimiedades.
No me importan cosas vanas,
desprecio los atavíos;
yo sólo quiero el mar
y el cielo de por míos,
y a los dos los consigo
sentado en un monte,
viviendo un atardecer,
conversando con un amigo;
¡yo quiero el mundo de por mío!
PARIA (Hecha por encargo)

Te parieron inocente
en una barra americana;
naciste paria, llenas de amor tus venas.
Te mandaron a la escuela
y aprendiste las primeras letras,
cuatro muros y una pizarra
eran tus primeras cadenas;
porque tú, niño paria, sólo buscabas amor,
llenas de él tus venas.
Te enamoraste de aquella nena,
era hija de papá,
tú estabas solo en la selva;
eras paria, llenas de amor tus venas.
Te ofreció el mundo cosas;
el bolsillo vacío, ni una moneda.
Comprensión y amor eran eco vacío
de tus llantos en la habitación de aquella ramera;
joven paria, llenas de amor tus venas;
pero te viste reflejado en sus ojos,
y cuando te contó su vida
llorasteis juntos vuestras penas.
Macarra humillado por el dinero,
encuentras la libertad
cuando el ácido baña tu cerebro,
cuando el caballo corre por tus venas,
y entonces vives de olvidos,
del pasado, del presente,
del futuro que te espera;
hombre paria, llenas de amor tus venas.
Cuchillo ceñido al cinto
esperas en una esquina,
humillado por el mundo,
el bolso de aquella vieja.
Ayer te encontraron muerto
abrazado a tu pareja,
desnudo como te parieron,
con el cuerpo marcado
por navajas y cadenas,
llenas de amor tus venas.
“¡Sobredosis de heroína!”
El opulento rio y comió la cena.
¡Moriste paria!, ¡llenas de amor tus venas!
LAS ALBAS. AMANECERES

Colgado de la pared junto al cuadro,


se veía el espejo...
comencé caminando despacio,
y conforme me movía yo
se movía lo que había dentro;
todo ello y el silencio reinante
me hizo meditar un momento:
como un espejo es la vida,
pues en tanto por ella vas pasando,
te va ofreciendo con el transcurrir del tiempo,
hora tras hora, día tras día,
un sinfín de imágenes distintas;
y si lo piensas nada es nuevo ni verdad,
todo son reflejos y mentiras:
sombras de una realidad que eres tú mismo,
de un mundo que desde siempre está contigo,
y que va cambiando conforme caminas;
y el día en que el espejo se quiebre,
el día en que la ilusión se apague...
habrá terminado tu vida.
LA ESTACIÓN

El sol está tapado por nubes grises;


son las siete de la tarde,
y sobre los bancos pintados de verde hay dos maletas;
dos niños, uno rubio y otro moreno,
juegan sobre los raíles, recogiendo billetes viejos.
La cantina está desierta y solitaria;
el hombre de uniforme está sentado en la oficina;
un muchacho joven deambula de un lado para otro
esperando la llegada del tren,
camina despacio, levantando la punta de los pies,
y al llegar a los servicios, da media vuelta
e inicia el mismo y monótono recorrido.
Ha llegado una mujer que observa el horario en el tablón;
yo miro el reloj de la estación, y oigo
el sonido de un tren que se acerca.
Me invade una profunda melancolía,
mientras observo los vagones
detenidos en la otra vía
todo me habla de una espera
y de un punto de partida,
y de un lugar perdido entre los álamos podados,
que no es más que un lugar de paso.
Ha comenzado a llover,
y el tren, que era un “mercancías”,
pasa de largo y veloz.
¡Qué tristeza y qué desesperanza me causan las estaciones!;
me recuerdan la muerte, un viaje sin regreso,
una larga espera para nunca más volver,
o un mundo gris sin flores ni sin pájaros.
¡Qué dolor tan inmenso siento!
¡Qué hastío tan vacío y tan lleno de pensamientos pasajeros!
Han pasado diez minutos y “la serpiente de hierro”
aún no ha llegado;
todo es soledad en el andén,
sólo el silencio se interrumpe cada día
por el ruido ensordecedor de las locomotoras,
como ayer y como mañana,
en un lugar en el que no existe el hoy.
¡Por fin ha llegado!,
se detiene con un chirrido lamentoso,
me subo al final del último vagón;
se pone en marcha
y veo alejarse la estación
y los raíles rectilíneos y paralelos...
Dejo atrás el mundo del vacío y la tristeza,
del silencio y de la espera,
en el aire hueco de un eco de la muerte.
UTOPÍAS

Al sol que me alumbraba de niño


quise yo cantarle un día,
mas cuando di comenzado,
vi que desaparecido había;
la noche ocupó su sitio,
y el miedo, el desengaño y la desesperanza
ocuparon el lugar que había quedado vacío en mi vida.
Busqué la luz en la luna y en las estrellas,
que en ocasiones iluminaban mi caminar;
pero como el brillo del sol
nunca encontré nada jamás.
Sin esperanza y perdido,
meditando y tratando de conocerme a mí mismo,
di con la realidad:
no existe sol, ni luna, ni estrellas;
no hay más que obscuridad.
Toda la luz que creí ver
era el resplandor del niño que fui,
la ilusión de mi alma tierna y joven...
hoy quiero encontrar a mi niño
y el sol volver a ver,
¡porque ser niño es ser!
PARA LADY LAURA.

Una nube, un sol naciente,


un mar cálido y rosa,
una luz de emociones,
un cúmulo de pasiones y esperanzas...
todo en ti.
La fuerza y la energía,
ansias que persiguen ansias,
amor que persigue amor,
una niña que se agita
y sueños...
eso eres tú;
tú puedes cambiar el color del cielo
y vencer la muerte,
tú podrías ser el golpe
que abatiera el dolor del mundo;
la alegría de vivir.
Un llanto, la consciencia, la tristeza,
la lucha contra el mundo,
por el mundo y también por ti...
sentada en la cama,
un alma cansada se enfrenta a la realidad,
y en la habitación una mujer piensa...
Temor y confusión,
un futuro incierto,
un sabor absurdo en el ambiente,
y una niña que ha salido
va caminando pura y diferente.
En ti, Laura, sólo en ti,
consérvate en ti,
y lucha por lo que hay en ti:
conquistarás lo imposible,
y nadie te podrá derrotar;
vive y lucha, Laura,
porque tú... eres la vida.
FRACASO Y OLVIDO.

He dado amor y recibido odio e indiferencia,


he luchado por los demás olvidándome de mí;
he llorado a solas en mi habitación
y nadie vino a consolarme;
he creído en el amor, en la amistad,
en los sentimientos de los demás,
y mis ilusiones se han desvanecido;
todos te abandonan cuando te hundes o fracasas.
Todo lo he superado.
Soy un corazón solitario e individualista
que le ha dado la espalda al mundo
y camina orgulloso de sí mismo
con la frente muy alta.
Sólo algo me remuerde la conciencia:
y es no haber tenido fuerzas para odiar
a aquellos que me han hecho sufrir;
no soy fuerte,
pero la muerte calmará la sed de venganza.
Moriré a solas, olvidado de la mierda
que ha manchado mis pies
en mi caminar por la vida,
y el despecho se ahogará
sin que nadie ensucie con su mirada
el “adiós” a la vida de un alma pura.
GREGUERÍAS

2/ El arma de fuego es el alfabeto de los subnormales.


3/ Las luciérnagas son las lágrimas de los ángeles caídas al suelo en la
noche.
4/ El corazón es el reloj de la naturaleza humana.
5/ La puerta es la taquilla del aire.
6/ La sábana es la ola que ampara nuestros sueños.
7/ El gamo es el caballo del hombre invisible.
8/ El mar es el cielo derrotado.
9/ La luna es la farola de los enamorados.
10/ Las estrellas son las manchas que Dios le ha limpiado a la noche.
11/ Las golondrinas lloraron cuando murió Bécquer, no obstante, habían
nacido de las hojas de una violeta que otro poeta había arrojado al viento,
hace mucho tiempo, cuando la última coincidió con el sí.
12/ El poeta es un niño que duerme y sueña de día, y se muere por la noche.
13/ El gorrión nació de una hoja de roble que se llevó el viento una tarde de
otoño.
14/ La imaginación es el caballo de la greguería, la estupidez sus riendas, el
humor y el ansia de belleza la espuela, y el jinete un loco.
15/ El cisne nació del reflejo de la luna en un lago .
16/ La muerte es el fantasma del miedo. Sólo existe el final de la vida.
17/ El hombre es un gusano que quiso ser mariposa, pero su vida es tan corta,
y la experiencia tan difícil de adquirir, que los que más, mueren cuando
llegan a crisálida.
18/ El pseudointelectual (son casi todos), es el perro que persigue su cola
hasta que se siente mareado.
19/ Muchos que dicen buscarse a sí mismos no pretenden encontrarse, sólo
huyen, pues en el momento en el que lo hicieran sentirían el pánico que siente
una vaca cuando se ve reflejada en el agua.
20/ Todo el que le sigue el juego a la sociedad es un “purdiosero en su alma”
que ni siquiera sabe escribir, no obstante, con frecuencia confunde las
vocales.
21/ Lo que diferencia a un ojo de un cojo no es sólo la -c-, ya que también se
quita la -j- y se la pone debajo a la primera para hacerse un bastón.
22/ A media luz y en la cama, un hombre (se excluyen homosexuales)
siempre está con tres mujeres, pues le crecen las niñas.
23/ La esperanza es el ave que no emigra, la experiencia lo hace todos los
días.
24/ El amor es la flauta de muchos locos, los demás se extrañan, porque
ambos han caído en desuso.
25/ El vampiro es el macarra de la murciélaga.
MI AMIGO EL BOHEMIO.

En un apartado rincón del mundo,


a solas con sus sueños y quimeras
está el viejo bohemio pensativo.
Atrás quedan otros mundos,
otras ilusiones y vivencias agotadas,
y no piensa en el futuro
porque sólo el presente vive
el anciano feliz de la barba enmarañada.
Siempre contempló el mundo y rio,
y nunca pensó en sí mismo;
bebió de nubes y paisajes
y comió de montes y llanuras;
su andar fue quieto y sosegado,
y cuando sobrevenían los momentos de amargura,
pensaba en el sucio mundo
que antaño le había hecho daño,
le había hecho sufrir, y se reía.
Se ha levantado desperezándose
y se dirige hacia donde brilla el sol,
su caminar no tiene destino ni fronteras,
y llegue a donde llegue,
alcanzará todas sus metas,
porque el viejo bohemio
vive de su imaginación,
y está apartado
del mundo que le hizo llorar un día.
Y si le llegara alguna vez un momento de amargura
pensaría en los demás y se reiría,
porque la suya es una vida pura...
¿hija de la fantasía?
COMO EL MAR

Soy la lucha, luché fuerte...


como el mar.
Soy la espuma, formé mundos de espuma...
como el mar;
soy paz y tempestad...
como el mar;
me hirieron los hombres...
como al mar;
... y porque visité mil mundos sin viajar
y llegué tan lejos como el mar...
yo soy el mar.
La amé con tanta fuerza como el mar.
Luché en grandes tempestades,
sobreviví a la muerte,
me superé a mí mismo...
como las olas del mar;
a veces soy la violencia,
a veces soy la paz,
puedo romper las rocas con mi grito,
como las olas del mar.
En mí vive la vida,
y porque creo en mí mismo...
yo soy el mar.
A UN AMIGO DEPRIMIDO, PARA DARÍO.

Vente a tu mundo;
vente a nuestro mundo
y atrévete a volar;
quiere ser tú mismo
y buscar la libertad.
No tengas miedo de que te dejen solo,
tienes más hermanos
que te estamos aguardando
para que escapes del mundo de los cuerdos;
quiere ser tú mismo
y buscar la libertad;
no temas quedarte solo
si huyes de la soledad.
Vives encerrado y solo, en la prisión
de una sociedad de idiotas,
y porque eres diferente
desearías escapar.
Sé tú mismo y vuela,
tienes más hermanos
que te estamos aguardando.
No temas estar solo
si huyes de la soledad.
Ellos son muchos, casi todos;
nosotros muy pocos,
pero todos viven solos,
lejos de sí mismos.
Tú puedes ser tu propio compañero,
tuyo y nuestro;
aunque somos muy pocos,
nuestro mundo es el más amplio,
es el mundo verdadero, es el eterno;
nunca podrá morir el amor
a la sinceridad, la libertad,
y a los sueños puros y bellos.
SOLEDAD.

Es un día de sol y brisa;


sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Silencio en el ruido,
vacío en la multitud,
paisaje mudo,
y yo, absorto en mí mismo,
una piedra;
sólo el rayo tétrico que cruza mi pecho
me da la consciencia de que estoy despierto.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Entre la punta de mis botas
pasa una hormiga,
también ella camina sola,
y mientras recuerdo vagamente
los momentos felices y tristes del pasado,
la hormiga perdida
me da ganas de llorar.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
La brisa me despeina
y su contacto me produce melancolía;
trato de fijar la mirada en el sol,
dos lágrimas corren por mis mejillas,
y los bultos que pasan se deforman.
Vacío, tristeza inmensa, soledad.
Destapo la lata de cerveza,
y mientras humedezco la garganta
vuelven a mí ansias frescas de vivir,
pero sólo por un instante.
Cerca pasa el río, que se oye monótono;
al lado está la nostálgica estación,
y los pitidos del tren a lo lejos.
Es un día de sol y brisa,
sentado en el banco verde del parque,
mientras los pájaros se mueven
entre los álamos y las palmeras,
veo los bultos pasar.
Vacío, tristeza inmensa y vaga;
sinsentido de la vida;
¡cuánta soledad!
OSCURA NOCHE.

Nací una noche agria


un 28 de enero;
viví mi infancia siempre en la noche,
de la cual salir no quiero.
Mi adolescencia fue de noche,
y mi juventud sólo por la noche;
es por la noche cuando despierto
escapando del sueño del día,
porque nací una noche agria
de la cual salir no quiero.
Mi vida es, ha sido y será,
una noche tenebrosa,
perfumada de flores románticas
y alumbrada por luciérnagas azules,
con olor a cieno
y sabor a lágrimas.
¿Qué es para mí la vida?
Ciega oscuridad sin luz,
por la que vago con un candil
una noche de viento,
que quiere apagar los destellos
de mi alma enamorada.
Busco la luz del sol,
cegadora y llena de verdad,
busco, como todos, ser feliz,
es decir, mi irrealidad;
mi candil es la imaginación,
mi virtud el ciego tesón,
y mi cruz la ciega vanidad.
Aspiro a liberarme de mí mismo
y ansío ver la luz del día,
mas la temo,
y por no poder alcanzarla
la desdeño;
... porque mi vida es...
una noche tenebrosa.
EN SOLEDAD.

La vida en soledad con uno mismo;


vivir apartado del mundanal ruido,
dejar a un lado la corrupción y la miseria,
y ser nuestro mejor amigo.
¡La soledad es muy bella!
Meditar a solas y en silencio;
jugar con nuestro pensamiento;
dar a la imaginación rienda suelta;
vivir la vida sin trabas ni reservas,
a nuestro aire, libres y sueltos.
¡La soledad es muy bella!
Concentrarnos en nuestro propio mundo,
sin dejar escapar nada de nosotros mismos,
jugando con nuestra propia esencia,
enriqueciendo nuestro espíritu,
tan sólo y únicamente abierto para sí mismo;
poder palpar nuestra existencia;
sentirnos autosuficientes.
¡La soledad es muy bella!
Camino solo por la senda de mi vida,
sin nadie que interrumpa mis quimeras,
libre de condicionamientos,
creando el mundo que a mí me gusta,
contemplando las nubes y bebiendo el viento,
volando sin trabas ni reservas,
a mi aire, libre y suelto...
Si eres buen amigo de ti mismo,
¡la soledad es muy bella!
DESESPERACIÓN

Me gustaría que un huracán


lo arrasara todo.
Adoraría que todos nos ahogáramos
en... pura mierda;
oír voces y gritos, lamentos y gemidos,
esputos de sangre, y todos ardiendo
en el sol caído;
puñales en los pechos,
bebiendo orina y fuego,
arañados por espectros;
mil demonios desgarrando,
abrazados a nuestros cuerpos,
con sus garras afiladas
ojos, carnes, alma, aliento.
Yahvé hundido en el suelo,
tragándose lava ardiendo,
gritando por sacerdotes
descarnados hasta los huesos,
mientras Satán viola la virgen
con un tronco de árbol viejo;
y todas las monjas del mundo
abortando de mis hijos.
Hoy tengo miedo de mis palabras
y mis pensamientos.
Hoy tengo miedo de mí mismo
¡Hoy me siento muy malo,
preñado de hierro derretido!
Que todo se destruyera
porque me siento destruido.
Así simple, y llana, llanamente;
aún conservo sin embargo,
la sinceridad de mi espíritu,
carezco de la hipocresía del mundo
que me ha escupido.
¡Bah!, ¡alto ahí vanidad!;
no sigo,
que continúe el egoísmo (o el exorcismo).
EL SUEÑO DE MACHADO

El tiempo pasa...
se gana experiencia...
se va perdiendo la rebeldía
ante la impotencia...
te haces más práctico...
pero te queda algo:
principios y amor.
Pierdes tus grandes sueños
y ambiciones,
tienes que dejar perecer parte de ti mismo
si quieres sobrevivir;
ya no hay en ti la misma fuerza,
pero sigues existiendo,
y dentro de ti llevas la simiente.
Sabes que no has cambiado el mundo
como habías soñado,
pero también sabes
que sigue existiendo
un hálito de amor,
que contribuye a hacerlo mejor;
ya no te encuentras al borde del abismo
por ver el horror del mundo,
ni se te ocurre llorar por ello...
pero sabes que en un rincón
queda un diminuto ser,
ni popular ni famoso,
que trata de hacer felices
a aquel reducido grupo de personas
que le rodean,
y sabes también que en el fondo,
orgulloso de ti mismo, incólume,
has sido tan fuerte como nadie
y el menos condicionado:
has sido capaz de recibir poco,
y dar algo más...
Sí, ya sé que no es mucho,
pero también ahí has triunfado,
te contentas con menos...
Y habrá transcurrido tu vida
como una pompa de jabón
que se habrá roto a poca altura,
sencilla, sí, sencilla en sí,
humilde y además pura,
sin siquiera haberse atrevido
a perfumar el viento,
pero una senda invisible
quedará marcada en el aire
y un duendecillo de cabello canoso
y mofletes sonrosados
dirá a los pájaros:
“mirad, es el sueño de Machado”.
FUERZAS DE LA FANTASÍA

Sin color las ilusiones del pasado,


vaciada la fuerza del espíritu,
y ya marchitas mis ansias de rebeldía,
mientras me voy muriendo paso a paso,
distinto (muerto o tranquilo),
contemplo en soledad y deleitado
el mundo que me hizo llorar un día.
Solo, mudo y absorto, sentado en la hierba verde,
en tanto contemplo el cielo azul
y las nubes desplazadas por el viento,
de las cuales, en suave bailoteo,
las oscuras golondrinas penden,
recuerdos de llantos, luchas y fracasos
de forma lenta van pasando por mi mente.
Ni rencores, ni odios ni alegrías
ocupan un lugar en mi cerebro;
las imágenes transcurren solitarias,
y conforme brotan de mi alma
son llevadas en su seno hacia el lejano horizonte
por el aire, que circula somnoliento.
Convertido en un elemento más del paisaje,
reconcentrado, mientras observo y me embeleso
y habito en el mundo de los sueños
(un mundo indescriptible,
que creo ser yo mismo),
escucho el cantar de un pájaro,
un alma hermana de la mía,
y al mismo tiempo veo un pino seco,
pienso: “dichosos de aquellos que, como yo muertos,
derrotados por el tiempo y por la vida,
conservan en un lugar de su corazón
las intangibles fuerzas de la fantasía”.
AMARGA ADOLESCENCIA

Estoy muy triste y escribo para desahogarme;


como siempre, para mí, no para nadie;
sólo pretendo secar con el papel
las nubes grises que ahogan mis ojos
y amenazan con derramarse en lágrimas.
Estoy solo y frustrado,
veo mis sueños muy lejanos,
mi presente es monótono y desangelado,
necesito profunda amistad sincera
y un fuerte abrazo de amor sin límites
que ahogue todas mis penas y desdichas;
la vida me ha pegado muy duro,
me ha lastimado hasta decir: ¡basta...!,
y algo me dice que no tiene
porque ser diferente mi futuro;
por el contrario, siento mucho miedo
y mis fuerzas se agotan,
porque ha sido mucho el sudor y el llanto desbordado.
Nunca conseguiré ser un loco,
nunca conseguiré ser una persona común,
siempre seré el mismo niño idealista y neurótico
que suspira en una noche tenebrosa,
perdido y abandonado en un bosque
de odio, de frustración, de incomprensión,
y nadie escuchará mis gritos, porque todas
las personas mayores están demasiado lejos.
No tengo más muleta que la pluma,
no tengo más consuelo que el llorar,
y no puedo, porque mi tristeza es tan aguda
que no soy capaz de verter las lágrimas
que me ahogan, e impiden salir de mí
los perros que me muerden por dentro,
y los garfios que hieren las entrañas de mi cerebro,
y las ventosas que oprimen mi pecho.
Si supiera escribir sería un buen poeta,
porque también a mi “me duele...
hasta el aliento”;
pero no importa...
estoy triste y escribo para desahogarme,
como siempre, para mí, no para nadie,
sólo pretendo secar con el papel
las nubes grises que ahogan mis ojos
y amenazan con derramarse en lágrimas.
POESÍA ES LIBERTAD.

A veces necesito escribir


y sin embargo, hay muchos “algos”
que me llevan a pensar
que no vale la pena perder el tiempo
en tratar de hacer belleza,
o filosofía absurda,
que tan sólo sirve como medio de liberación.
A veces necesito escribir
y hay muchas cosas
que me llevan a pensar
que no vale la pena recordar,
tratar de inmortalizar un momento
escribiendo en el papel
todo aquello que nuestra caprichosa mente
se ve impulsada a expulsar,
en un intento inconsciente de buscar la libertad.
Siempre he tenido mal concepto
de tratar de grabar aquello
que a un idealista fantasioso como yo
le gustaría que se lo llevara el viento.
Por otra parte me doy cuenta
de que nunca saldrá de mi pluma nada bueno,
una canción, unos versos, al tiempo graves,
al tiempo dulces, suaves,
sacando al par una conclusión válida y práctica
para alumbrar el camino de mi vida.
Hago versos sin rima y sin reglas,
que me impidan concentrar
la atención del lector
en una conclusión final
llena de belleza y armonía,
que, aunque sólo por una vez,
no fuera fantasía,
sino algo práctico y sublime
que aportar a la vida.
Yo quisiera hacer unos versos
secos e insípidos, sin color,
versos pálidos en los que
la nota de lucidez fuera
el contenido de mis palabras,
un mensaje realista
que brotara de un camino pedregoso y monótono,
como un hada brillante
que de repente sale de las entrañas de la tierra
y hace cosas sublimes con su varita mágica.
Para mí, lo digo sinceramente,
hacer poesía (siempre libre de trabas)
es iniciar un camino,
una senda perdida,
un callejón sin salida,
de tal forma que nunca,
cuando hemos acabado nuestros versos
nos sentimos satisfechos de lo que hemos hecho
ni de nosotros mismos.
Todo es divagar, divagar y divagar,
y decir con palabras bonitas
aquello que tendría el mismo valor
salido del labio seco y directo,
con prontitud, sincero, espontáneo
y sin filigranas.
Y bien, dicho todo esto,
¿qué conclusión puedo sacar...?;
absurdo es todo, no sólo esto,
si te lo paras a pensar;
anímate y haz poesía,
hacer poesía es una forma de soñar,
de liberarte, de olvidarte de ti mismo y de la realidad;
nada más que eso, no hay nada detrás;
¿qué será la poesía...?
¡Poesía es libertad!
INDIVIDUALISMO.

Cómo un pájaro sin alas


es el hombre despersonalizado,
que por carecer de sus propios motivos (o principios),
busca como refugio el calor del rebaño.
Dependiendo de un mal contexto es poca la libertad,
pero ésta se hace nula si no existe personalidad.
Y como sarcasmo de la vida es muy de lamentar
que te acompañen de muerto
quienes de vivo no te dejaron volar,
y ahora, ya libre, te impidan caminar solo
hacia la soledad final.
Siendo la vida ya penosa de por sí,
es triste reconocer que
en lugar de ser tú seas él,
y él, no pueda ser nadie.
MI MAYOR CONSUELO.

¡Es tantas veces nuestro mayor consuelo!,


fiel amigo, recio y demoledor compañero,
no nos permite sufrir y...
lo asesinamos cada vez que queremos vivir.
Lo dejamos por oscuros fantasmas
que responden a ideas vanas,
de las cuales somos muchas veces inconscientes
y que nunca conocemos;
empeñado en eterna amistad,
él nunca desiste de su buen propósito
y trata de despojarnos de nuestros enemigos.
Casi nadie le hace caso si no es por obligación,
y deambula ofuscado a través de las
nieblas frías de un sueño peor.
¡Pensar que hace tanto daño... !, pero seguir
luchando por nada quiero;
pero... siento que alguien me ayuda,
ya no necesito seguir divagando
sobre este abrasador infierno, pero...
yo me empeño...
ya no lo necesito, no lo necesito,
no lo necesito,
no lo ne-ce-si-to
¡Me duermo!
DELIRIOS SINESTÉSICOS.

El arco iris se ha asomado en la noche;


una gaviota cruza entre las nubes,
y sus alas se iluminan un momento
con el resplandor de la luna;
una sombra se dibuja en la casa
que está detrás de los matorrales,
y en su única ventana se vislumbra
la luz de color violeta;
las luciérnagas alumbran
el camino pedregoso,
y un perro hambriento, de color rosa,
se pasea con sus alas negras
volando sobre la chimenea gris;
una mujer alta habla
con un niño que está subido a un árbol;
yo miro hacia el cielo,
y las nubes empujadas por el viento
dejan ver otro momento la luna,
que se ha puesto roja;
lejanas, detrás de la casa
brillan montañas de azul obscuro.
La mujer levanta la mano
hacia el cielo, y las estrellas
brillan con más fuerza;
de repente las luciérnagas se apagan,
me sumo en una oscuridad total,
y sólo veo el perro amarillo
que se aleja en un carro
tirado por caballos sin ojos,
pero me miran y yo sonrío;
una estrella fugaz se deshace en la lejanía,
mientras el río rojo para de correr.
Los gatos de ojos como brasas han desaparecido;
ya no se siente el ruido de la mar
y el cielo se vuelve verde.
Ya no veo la casa,
pero he llegado al fin del camino,
la puerta se ha abierto sola...
y he despertado.
DESEO REGRESAR.

Y el silencio y la tristeza llegaron


cuando ya no pude hacer poesía,
la vida se me escapó de entre las manos
y morí solitario aquel día.
Ya no amaba ni tampoco sufría,
pero me di cuenta de que así
no valía la pena vivir:
si mayor es el sufrimiento
más intensos son los momentos de alegría;
perdí los sentimientos y la sensibilidad,
y me di cuenta de que Fray Luis
estaba equivocado;
ya no envidio a los árboles ni a las piedras,
sólo envidio al niño que fui,
a aquel que soñaba y que luchaba,
a aquel que lloraba y reía,
a aquel que amaba y sufría,
a aquel que sentía.
¡A aquel que sentía!
PÉRDIDA DE IDENTIDAD.

Vivió una infancia triste;


su vida fue una tristeza infantil,
por no poder conseguir
un sol de amor con su candil.
Aquel mundo no le gustaba,
no comprendía porque era así,
quería cambiarlo todo y
se sintió impotente.
Por ser un sentimental,
por aprecio a sus seres queridos,
mil veces escapó a la muerte.
Así pues, si quería vivir,
no pudiendo cambiar el mundo,
se quiso cambiar a sí;
lloró amargamente una vez más,
y sin darse cuenta
se sintió extraño dentro de sí...
corrió buscándose de nuevo,
¡aquellos que ayer creía complejos...!,
quiso conocer otra vez a aquel
niño sensible que quiso cerrar los ojos,
mas no lo encontró
a pesar de su angustioso afán.
Algo terrible se había adueñado de su ser;
quiso llorar y no pudo.
¡Qué triste querer llorar y no poder!,
pues no le quedaban lágrimas...
y alguien había muerto.
EVASIÓN EN COLOR.

Por mi cabeza veo pasar dos duendes rojos;


uno es verde y otro es amarillo.
El verde me mira burlón y suspicaz,
el azul me da ganas de llorar,
y el violeta no se atreve a pasar.
Por el cielo rojo revolotean mariposas negras;
yo no las veo,
pero las oigo caminar con sus botas de hierro.
Los escarabajos de la luna
componen música con sus alas;
yo no los oigo,
pero los palpo entre mis manos.
El niño se ha caído del viento,
pero la mujer alta lo ha recogido
entre sus dientes y le ha regalado
el duende verde.
Siento llorar al niño entre las nubes,
yo no lo escucho,
pero lo veo cogido de la mano del duende amarillo.
Por mi cabeza veo pasar dos duendes rojos...
uno es verde y otro es amarillo.
POSTRADO

Enfermo y postrado en mi lecho,


mientras la muerte me espera
yo espero en la vida.
Lejanos quedan los tiempos
en los que lloraba y reía,
y vivía en el mundo
con mi corazón lleno de ansias, de tristezas y alegrías.
Hoy todo está callado,
las fuerzas me abandonaron
y mi cuerpo está vacío de los intensos sentimientos
que en un tiempo brotaban
de la fuente de mi alma.
No me encuentro triste ni cansado,
sólo estoy desvalido y lejano de mí mismo;
no experimento sensaciones,
sólo soy un montón de polvo
que guarda la esperanza
de que un soplo vital
vuelva a mí ansias de luchar y de vivir.
Mas la vida guarda alicientes hasta el último momento,
porque de algo no cabe duda: estoy muerto;
y un pensamiento de satisfacción y curiosidad
atraviesa mi cerebro:
¿cómo puede morirse un muerto?
RETRATO. A MI QUERIDO PANGLOSS

Hombre serio y honrado,


se gana la vida divagando
con jersey de proletario.
Un bostezo...
todo el mundo callado...
no se puede quebrar su concentración,
la concentración de un hombre
que delira y alucina
en un mundo fantástico y polvoriento,
haciendo razonamientos
sin contar con la razón.
¡Hace calor!
Aparta con la mano
el cuello del jersey,
aumenta su volumen de voz
y corre como un loco al encerado
para plasmar su ilusión.
De la mesa al encerado,
del encerado al radiador,
corre tras las ideas en peregrino maratón;
menos mal que no hay armario,
podría perderse y creer
que el genio maligno de Descartes
le había conseguido obscurecer
la bombilla de sus ideas.
Habla, habla y habla;
¡qué pena que no diga nada!
El timbre lo interrumpe,
se marcha apresurado
y piensa con gran esfuerzo:
se ha acabado.
RETRATO. EL MALETÍN DE LA VANIDAD

Entró de prisa,
con una sonrisa en los dientes
(la sonrisa del erudito inconsciente),
y comenzó a hablar
consigo mismo.
Se recreó en sus palabras,
buscó la belleza en la expresión,
sin importarle la claridad, la concisión,
ni siquiera la exactitud...
Encerrado en sí mismo, terriblemente egocéntrico,
buscó el espejo altruista
y actuó de animador;
habló un momento de películas,
y haciendo cine continuó;
se las dio de retórico, de cínico y orador,
en los fonemas fijó su mente,
su mirada la perdió
en la inocencia y la confusión.
Él es el alma que empuja,
él es el gran dictador,
él es el hombre inocente,
que más o menos consciente
se ríe serio de la gente,
entornando sus graciosos ojos de coyote.
Una hora de sinónimos y eufemismos,
una hora con gestos de triunfador,
encubiertos por su rota máscara
de sentimental y trabajador.
No le odio, pero aún en el supuesto de que...
tuviera buena voluntad, no se vive de voluntades,
tan sólo de realidades,
y mientras, (como hubiera dicho Machado),
todo era una monotonía de sol tras los cristales,
orgullo y vanidad,
simpleza en la sofisticación,
yo pensé un momento en él,
y también me reí...
del hombre que por fin se marchaba,
del hombre del maletín.
POESÍA (Sin título)

Tristeza e inmensas penas,


que sin duelo me golpean por dentro,
y con manos esqueléticas de uñas afiladas
aprietan ensañadas mi garganta,
parece que en tropel pugnan por salir;
mas estrecho debe ser el camino,
que voraces e insaciables,
vuelven dentro y perviven en mí;
todo mi ser huele a melancolía...
¡Dios...!, ¡padecer es vivir!
SEGURIDAD ES EL SENTIMIENTO QUE NOS ENGAÑA.

Amor es el sentimiento que nos confunde,


verdad, es la realidad que no existe,
el odio, una equivocación.
La vida una ilusión que se apaga.
Al tiempo que vivo vida, muerte corre tras de mí;
habrá llegado el final de algo y
aún no habré comenzado a vivir;
si mientras vivo me muero...
quizás morir sea vivir.
YO SOLO.

En este mundo malvado


parece que ya hay un camino hecho;
yo no busco caminos,
nadie me guiará;
yo quiero ser yo mismo...
haré camino al andar.
A UNA PAPELERA.

A una papelera,
un objeto solo, olvidado,
maltratado, pateado, alguna vez escupida,
gris el color, incluso en la forma hundida;
la pusieron en una esquina,
le arrojaron mierda...
para eso la necesitaban.
Se rompió su fondo...
ayer la vi clavada en la tierra.
¡Dichosa ella!,
al hombre lo emparedan.
ENTRE MUROS.

Yo soy un niño más, que camina


vagabundo y solitario por la jungla de asfalto,
con pasos acelerados y firmes,
buscando una determinada imagen de mí mismo,
dentro de la relatividad
de esta sociedad que nos aplasta
y nos maneja a su antojo,
siguiendo no sé qué maldita inercia...
Yo soy un niño que se siente viejo,
de escasísima cultura, como todos,
que camina con su psicosis a cuestas,
viendo el mundo igual y diferente día a día,
optando por la lucha ayer,
por el estoicismo mañana,
y hoy por nada,
como todos...
siendo quizás algunas veces yo mismo,
las cuales no reconozco,
como todos...
Mi virtud es mi defecto y mi ruina,
no sé si llamarle ciego tesón, inercia o rutina,
el caso es, que paso a paso,
me encierro cada vez más
en el laberinto o círculo vicioso
en el que fui introducido,
al que no sé si llamarle:
sociedad, vida, engaño, mierda, lodo, fango o mentira.
Y aun siendo exactamente igual a todos,
sin más motivos, quizás, que la vanidad
que me es inherente, soy totalmente elitista,
trato de fabricarme mi propio mundo acomodaticio,
contándome las mentiras que me convienen,
y en ello soy igual a todos,
una persona y un mundo,
como todos...
Lloro, lucho, grito, callo, duermo, me enamoro,
odio y amo, me muero, me desespero...
como todos.
Pienso, me analizo, me maldigo,
me insulto y me defino,
cambio constantemente de ánimo y actitud,
y aunque no sé quién soy,
como todos...
sé lo que soy,
no sé si como todos...
NACIÓ CON LOS OJOS ABIERTOS...

Fue un niño de mirada triste y pensativa,


su carácter era serio y reconcentrado,
su corazón era altruista;
él era un niño lleno de amor...
y los demás le llamaban loco.
Fue un joven lleno de fe y de esperanza
en la vida,
sus conversaciones eran demasiado
profundas y apasionadas,
escribía poesías y lloraba cuando escuchaba música...
y los demás le llamaban loco.
Fue un hombre solitario,
cansado de vivir y de luchar
en una sociedad que consideraba grotesca;
se buscó un lugar para olvidar y se marchó,
y los demás dijeron: estaba loco;
porque alguien dijo:
¡está loco!
y los demás dijeron:
¡sí, sí, está loco!
MESIANISMO.

Un motor: el egoísmo,
un fin: el placer,
un contexto: la sociedad,
una realidad: la ilusión,
un castigo: la abstracción;
y diferentes formas de ver el mundo,
de verse a sí mismo y a los demás;
un ser incapaz, el ser humano,
que añora ser desde una piedra...
a un ave rapaz.
Altruismo y egoísmo, y una misma finalidad,
pero de nada vale evadirse,
de nada sirve querer o desear
lo que por naturaleza no podemos alcanzar;
dejémonos de filosofías de buscadores de tesoros
y vamos a la verdad:
sigamos la línea humana,
la única por la que podemos caminar,
y seamos perfeccionistas
de lo que se puede perfeccionar.
Si eres mierda no manches a los demás,
ayuda, ayudándote a ti mismo,
a forjar una nueva sociedad.
No dejes que nadie te mueva
y tendrás en ti mismo un fiel amigo
que te ayudará a caminar.
ADOLESCENCIA, AMBICIÓN Y NARCISISMO.

Fraguarás sueños e ilusiones,


lucharás por la fama, el éxito,
la ambición;
que los demás reconozcan tu mérito,
aunque en el fondo no seas más
que un pobre diablo.
Lucharás por superarte cada día
dentro de un mundo lleno de dolor,
dentro de una sociedad llena de mentira,
tratando de emular al héroe
que como tantos otros quedó en el desván,
y al que todos admiran y envidian,
sin conocer su pobre realidad.
Sufrirás, serás un masoquista,
tropezarás mil veces en la misma piedra,
porque todo intelectual que se precie
es la conciencia del mundo,
un alma llena de pena
que no admite que tiendan manos al “mesías”,
porque él es estandarte de consciencia,
y aunque le produzca dolor,
vale más una torre de orgullo
que un poco de paz.
Nunca te creas el menos condicionado,
el puro, el inteligente autodidacta,
cuando no eres capaz de callar
y necesitas venderte al mundo
escribiéndole poesías amargas
o libros de carácter existencial.
Bien, yo soy ahora de esos seres prácticos
que miran al mundo de frente...
y de soslayo,
no sin falta de ternura
ni de buena voluntad,
que soy modesto porque comprendo
que todos somos iguales en lo básico,
y que sé que lo que conviene olvidar,
si nos perjudica, es mejor olvidarlo.
No seas un hombre masa,
pero tampoco pretendas empresas,
que desde la mera teoría,
solo pueden causarte
depresiones y tristeza.
Y si eres un alma en pena
que pretenda arreglar el mundo,
piensa y fíjate en la experiencia
de aquel al que crucificamos.
Fraguarás sueños e ilusiones,
lucharás por la fama, el éxito,
la ambición,
tratando de emular al héroe que
como tantos otros quedó en el desván,
y al que todos admiran y envidian,
sin conocer su pobre realidad;
y al final de tu vida, si ves claro,
entonces cuenta te darás
de que hay algo importante
que has dejado de hacer:
sin dejar de ser responsable,
y cumpliendo con tu parte...
haberlo pasado mejor.
BUSCANDO PAZ.

Luz y obscuridad,
fuego y carbón: pasión y frío;
la una es ciega, la otra ciega;
dos extremos... y un mismo mal.
No busco ni la una ni la otra:
ni quiero estar ciego con los ojos abiertos,
ni tampoco puedo cerrarlos,
necesito buscar la línea divisoria,
la realidad es demasiado dura,
la fantasía...
prefiero la penumbra.
PSICODELIA.

Es la primera poesía que escribo


estando borracho.
No hay nada como una buena borrachera...
pues borrachera es la vida,
pero la vida normal es sólo...
una borrachera absurda.
Aspiramos a la consciencia y la felicidad,
y yo la he encontrado en el alcohol;
ahora estoy vivo...
y puedo cantar...
ahora me conozco a mí mismo.
Sé que esto mañana me parecerá
absurdo, pues pasada la borrachera
estaré muerto;
hoy me conozco a mí mismo
y puedo gritar:
¡os amo a todos!,
¡soy un sentimental!,
¡no quiero ser nada en la vida!,
¡te amo, te amo, te amo,
te amo, mi adorada locura,
Montserrat!
Tú eres la luz de mi vida
y quiero fundirme contigo.
Estoy borracho y sé lo que quiero
hacer en la vida:
¡amarte a ti, vivir para ti,
y por ti, hacer poesía!
Soy un loco borracho y enamorado,
¡qué más puedo pedirle a la vida!
UN SER LIMITADO, UNA REALIDAD INCOGNOSCIBLE

Un ser limitado, una realidad incognoscible,


una lucha contra nosotros mismos,
y una huella en un espejo.
Un mundo al que tratamos de correr su velo;
reconociendo nuestra limitación,
lo que no podemos ver,
aquello que no abarcamos,
le hemos llamado Dios.
Dios es porqué. Dios es motor;
en un principio, del viento,
de la lluvia o del sol,
a medida que avanzamos
sólo nos queda un Dios.
Él es lo desconocido,
lo que no existe en nosotros,
lo que no abarca nuestra razón.
¿No es absurdo, por lo tanto, amar o respetar...
el fruto de nuestra propia abstracción?
¿No es más lógico el amar,
no el creado, sino al creador?
Yo no juego con absurdos;
¿pensamos hacer algo bueno con aquello
que de nuestro propio egoísmo
es una intangible y vil creación?
De ignorantes es el amar,
más que a nosotros mismos,
nuestra incapacidad;
y aún en el absurdo
de que nuestro complemento existiera,
y fuera él, al mismo tiempo, nuestro creador,
más noble y valiente que el que crea limitado,
es el que lucha por romper su limitación.
Una huella en un espejo,
una hoja y un sueño,
y la esperanza de que entre nosotros mismos,
y nadie más, sin necesidad de un “Dios”,
pueda existir AMOR, respeto y comprensión.
CADA LOCO CON SU TEMA.

¿Vale la pena lamentar?


No, la verdad.
¿Vale la pena mentirse?
No, la verdad.
¿Sirve de algo soñar?
Quizá, quizá.
¿Vale la pena apartarse de la realidad?
No, no valdrá.
¿Puede servir de algo enfrentarse a ella?
No, no valdrá la pena.
¿Y contarse cuentos de hadas...?
No te valdrá de nada.
¿Jugar con las palabras?
Sabes que sí, pero no a ti.
Entonces… ¿qué estás haciendo?
Ya ves, matando el tiempo.
¡Pero vamos hombre!,
¿puede servir de algo ser poeta?
Sí, de un infierno hago belleza.
POESÍA (Sin título)

Siempre me consideré un desgraciado,


siempre envidié la boba felicidad del idiota,
siempre admiré a los estoicos,
y nunca di valor
a mis luchas, a mis pensamientos
o a mi altruismo.
Hoy me doy cuenta de que vale la pena...
De que luchar es el premio
que existe detrás de la lucha;
de que a la vida
le es dado su significado
por el vivir,
de que el valor
de lo que perseguimos
está encerrado en el mismo perseguir;
de que el actuar o no actuar
supone el dilema de elegir
entre la vida y la muerte,
que vivir es...
lo digo una vez más, es luchar,
y sé que el luchar supone el sufrir;
aún así, elijo vivir...
y, aún así, cuando no hay más meta que el punto de partida,
aún siendo la vida delirio,
el delirio infierno,
y el pensar, atizar el fuego,
luchar es noble y de bravos
y a pesar de lo pensado,
¡debemos seguir pensando!
GRITOS, CIENO, SANGRE, HORROR.

Barro, hierro, fe y sudor,


polvo y hielo, destrucción,
bostezos y esperanza,
odio y coacción,
todo programado, frustración,
valores trastocados, inconsciencia,
debilidad, despersonalización,
abismo sucio, soledad;
mientras mi cuerpo tenga vida
mi alma no estará muerta,
que la segunda beba horror,
a que el primero exista abandonado;
a ser un loco solo aunque inconsciente,
que gana su locura tratando de ser diferente;
que en su mundo significa ser igual
al resto del rebaño...
a ser un loco solo...
prefiero ser un loco solitario.
PUEDE SER.

Dormir porque tengo sueño;


soñar porque tengo vida;
vivir porque me muero día a día;
morirme porque tengo ilusión;
tener ilusión... ¿por qué?
Dormir porque estoy cansado;
estar cansado porque lucho;
luchar porque me muero día a día;
morirme porque tengo ilusión;
tener ilusión... ¿por qué?
Dormir porque siento asco;
sentir asco por vivir la vida;
vivir la vida porque tengo ilusión;
tener ilusión... ¿por qué?
Dormir porque he llorado;
llorar por no poder reír;
no poder reír porque
todo no es suficientemente absurdo,
porque tengo ilusión;
tener ilusión... ¿por qué?
Dormir porque tengo sueño;
soñar porque tengo vida;
vivir porque me muero día a día;
morirme porque tengo ilusión;
tener ilusión... ¿por qué?
Porque la vida es fantasía.
SOY HUMILDE.

Perder y vencer
pueden ser dos vacíos,
querer y poder,
dos sinsentidos;
amar y odiar,
pueden ser lo mismo;
perder es vencer,
querer es poder;
ni amar ni odiar;
si apartamos de nuestra vida
los ojos de los demás,
si nos conformamos con nuestro trabajo,
con los éxitos pretendidos
y los fracasos logrados:
si nos aceptamos.
FRENESÍ.

Una historia más, mil batallas más,


una ilusión más, y al final...
dos ilusiones menos.
Tiempos y momentos, espacios vacíos,
cuerpos impotentes, guerra de mil fantasmas,
ilusiones apagadas,
sombras que se cruzan, pasiones encontradas,
mentiras que triunfan, reflejo de las sombras
de la civilización de los espejos.
Mares apagados, puertas en el viento,
escaleras que zozobran, sensación de avanzar
cuando es otro tren el que está en movimiento.
Sueños y más sueños,
y un cuerpo solo hundido en el cemento.
SANGRANTE NOSTALGIA

Recuerdo cuando era un niño


y estaba lleno de amor,
cuando era un sentimental y necesitaba calor;
ahora me siento viejo y cansado por el tiempo,
y ya no siento fuerza en mi interior.
El sol que alumbraba mis ilusiones se apagó...
y hoy me siento solo, apartado del mundo.
Hoy no valgo nada, estoy muerto,
en mí no hay nada por lo que
valga la pena vivir.
¡Oh, Dios mío!, ¿dónde estará el niño que yo fui?
PENSANDO

Aquel día me encontraba bien;


quizás, sin nada que hacer,
me sentía un poco aburrido
y... quise hacer poesía,
sin embargo fue inútil el empeño;
poesía ha de ser... una huella de sudor,
ya testimonio de una frustración,
bien el perfume perdido de una flor marchita,
quizás un deseo de lo imposible,
otras veces, la evasión testigo
de unas lágrimas recientes,
en ocasiones, simplemente crueldad, dolor, muerte;
tantas otras: verdad,
y tantas otras: fantasía.
En las mejores suele haber
unas gotas de sangre,
incluso un vago y melancólico
olor a fiebre, a mierda, a morbo...
y, en fin, en una lista interminable
parecida al diario de un enfermo achacoso,
podríamos resumir lo que puede existir
en una buena poesía.
Con esto quiero decir,
que es imposible construir
sólo de belleza y raciocinio,
lo que está destinado
a ser evasión y huella
de un estado de ánimo.
La mejor poesía ha de ir llena
de problemas y de ascos,
porque el fin de la poesía
es salvar, liberar de sus tensiones
a alguien que se auto-receta:
a un enfermo mental
que se burla de sí mismo,
al estúpido poeta.
¡GRACIAS!

Gracias por poder escribir;


gracias por poder pensar;
gracias por poder luchar;
gracias por poder sufrir;
gracias por ser un loco;
gracias por poder vivir;
gracias por poder llorar;
gracias por poder reír.
Gracias, gracias por la imaginación;
gracias por poder deprimirme;
gracias por los momentos de exaltación;
gracias por poder enamorarme;
gracias por poder escribir.
Gracias por mi filantropía;
gracias por mis desdichas,
¡quién sufre y ama conoce la vida!
Gracias por la locura;
gracias por no comprender nada;
gracias por las ilusiones
y gracias por los fracasos;
gracias por poder emborracharme;
gracias por no poder dormir pensando en ella…
¡Gracias¡ ¡Gracias por ser poeta!
QUIERO PERDER MI MUSA

Yo no deseo más tinieblas


que hacen derribar mi ser
en un pobre, en un infeliz,
en un bebedor de vientos,
y en forjador de sinsentidos,
en el alma que vaga perdida,
y en el fondo sigue estando atada.
Quiero guardar en mí toda mi riqueza
o mi pobreza, dejar los sueños
en mi mente y ver si así son materializados,
y de este modo no pensar si he sido
o no fui,
si hay o no hay,
si existe o no existe,
si la mentira es verdad,
y al menos, pensar que soy.
No quisiera ser poeta,
es decir, el no ser nada,
porque si todo es deformación de realidad incognoscible,
o si no la conozco,
no jugando con nada,
dejaré de burlarme de mí mismo
y descansará en paz lo que se ha dado
en llamar alma.
Dijo Fray Luis que añoraba ser piedra,
pero sus ansias no fueron grandes,
pues yo lo mismo añorando,
dejo mi pluma tranquilo,
y a partir de ahora por mi bien,
y precisamente por no saber cual es,
ME CALLO.
A DON JULIO ANGUITA GONZALEZ

El Rayo Dios abraza con verdades definitivas


los sueños humeantes del altar mayor
del Olimpo de la poesía.
La sabiduría más sabia
mana de sus labios
llevando la ética al último extremo,
y enciende con toda la fiereza
de la ternura infinita sus ojos,
diseñadores de la mezquita.
La Alhambra siente envidia
de no ser la capilla, siquiera el púlpito,
donde su ferviente corazón roto
ofrece el paraíso terrenal
a los miserables humanos;
gritando afónicamente con voz tronante
que guía todas las musas:
“¡Os lo pido con todo mi ser!”
A NURIA

Rosa del cielo, noche estrellada,


flor de la luna, ángel del aura;
cometa de amor, ternura en el sol,
prima cercana de otra galaxia;
reina de Lemuria, Diosa de la Atlántida,
espíritu que regresa
de hermosas civilizaciones pasadas.
Índigo hembra,
sueño exquisito de primavera
en la fecunda tierra mojada.
Guarda de luz, cartera de Dios, mensajera del alba,
mártir de los humanos, luz en la niebla,
Diosa y esclava en un planeta
de hermanos pequeños
cobijo del ego y la ignorancia.
Dulce sonrisa en ojos tristes de mirada blanca.
Fuego y dolor, princesa encarcelada, calor en el alma.
Un planeta en el kharma,
espíritu amigo de la sonrisa y de las lágrimas;
estela vital, maestra aventajada
de los hermanos de la ignorancia;
guía que llora, heridas que sangran,
golpes brutales en el costado de la esperanza.
Consejera constante de buscadores
ante los ojos de un bosque espeso
de la tercera noche del Samsara.
Alma que vibra,
compasión encarnada...
Vibración de dios y de la bondad que regresa
a pintar de belleza y de mensajes
la espuma blanca de las olas
que regresan a besar la playa.
Rayo de luz, besos de luz, niña de luz,
dolor para la luz, parto de luz;
luz en los labios, en la sonrisa, en las palabras,
el pensamiento y los sentimientos de la amiga
madre, Diosa y hermana
desde el pasado para un futuro lleno de amor
que explosionará en brotes índigos,
inundando de magia
el universo de los universos de los poetas
que buscan musas en las luciérnagas
de las oscuras noches del alma.

Para ti y tus hijos, de Fina, José Ángel y Clara Isabel


POESÍA DEDICADA POR ENCARGO PARA UNA NIÑA EN SU
PRIMERA COMUNIÓN.

Melaza en tu sonrisa inocente,


miel en la bellísima mirada
de tus ojos transparentes
donde habita la dulzura,
la nobleza, la humildad
y el más hermoso manantial de amor
más constante y más ingente.
En la noche eres luz de luna llena,
obrera de amor en los enjambres,
en los lagos cisne envidiado,
flor de loto en los estanques,
novia eterna del amor,
trabajadora de la luz,
niña consciente y responsable;
tu ser un campo de nieve
donde esquías con tus padres,
a quienes bendices cada día
con tu pureza de ángel.
Nuria, tú eres el cielo,
donde juegas incesante,
amas todo lo bello,
la belleza en ti es constante.
Hoy, 19 de Mayo
Dios crece en tu corazón
y te corona y hace reina,
y besa tu blanca alma
festejando tu bondad;
hace una fiesta en tu honor
con un coro de mil ángeles
en el cual eres princesa;
y Él y cuántos te quieren
(todos deben de quererte),
te dicen que eres adorable.
¡Nunca cambies, nunca crezcas,
tú no puedes ser más grande!
¡Si una niña es la más buena
nunca puede ser más grande!
Capítulo lV

(2016-2019
Los versos que descubrí

encerrados en mi cajón

eran tristísimos y gélidos

témpanos de sangre
que humeaban aliento rojo
y desprendían al suelo
lentos y menudísimos copos de nieve
rojo pasión, como la pasión
en la cruz de Jeshua,
y que dejaban, deshojaban y posaban
en el suelo, como en la cruz del Cristo
cuajos humeantes,
pero no de calor, sino de sudor y frío
que se derretían e iban
al fondo del cáliz de José de Arimatea
y al fondo de un río helado y pulcro
a teñir las plantas y pintar las piedras
con las que quisieron lapidar
a la Primera Dama, a María Magdalena.
Cuando leí aquellos versos
escritos en mi adolescencia
y que no recordaba haber engendrado ni leído nunca,
me llevé las manos a la cabeza
para comprimir mis sesos,
para que no estallaran de asombro
y reventaran de admiración, de pena
y de la tristeza infinita,
insólita, inaudita,
nunca vivida por un humano e inédita,
inconmensurable, sin principio ni fin,
solamente eterna, como la historia del Samsara
y los hornos del infierno
que vomitaban lava de sangre,
asesina y rojo brillante
sin misericordia ni piedad,
ni limosnas de perdón
para los demonios torturados por su maldad
y su nunca entendida pena.
En el fondo de mi cajón
me encontré, pues, una pregunta tétrica:
¿cómo se pueden escribir estos versos?,
¿cómo alguien ni nadie puede sentir esta tristeza?,
¿qué ser puede generarla y albergarla?,
¿dónde encontró esta pena?,
¿dónde y cuándo y porqué se gestó?,
¿cómo puede existir la causa de esta imposible consecuencia?
¡Y pensar que fui yo!
¡Y sentir que yo sentí esta pena!
¡Y saber que yo escribí esta poesía
en la plenitud de mi adolescencia!
Era, es y será la poesía más triste jamás escrita,
pensada, sentida y dolorida,
y me hace doler el alma, la mente,
cada parte de mi cuerpo,
el corazón y la cabeza,
y me hace decir y afirmar
que yo soy la tristeza más infinita,
perdida en el cajón de mi adolescencia.
La quise guardar de todo lo malo y de todo lo bueno,
la quise guardar eternamente de todo y de todos,
como el diamante de la tristeza.
Me dije, aquí queda,
nada ni nadie la moverá
del cajón de mi adolescencia.
Cuando fui a buscarla de nuevo,
a leerla y acariciarla,
no la hallé, pero la encontré luego,
y así la perdí, la encontré y perdí varias veces,
hasta que se fue sola a vivir la soledad eterna,
y me condenó a vivir sin ella
y a seguir escribiendo poesías,
y a que hoy, casi 40 años después,
le dedique estas palabras
para recordar la historia
de la pena más grande
de la historia del mundo,
del mundo y de la historia,
que se engendró en mí y que yo escribí,
para mi gigantesco asombro,
en mi extraña y siniestra adolescencia.
Se fue la pena más grande de donde no cabía,
se fue la pena que no tenía cabida,
y entonces siguieron entrando incesantemente
otras muchas, mucho más pequeñas y advenedizas.
Me voy con ellas a otro lado,
no quiero molestarles más,
ME VOY CON MIS INCESANTES
PENAS MÁS PEQUEÑAS…
HACE MUCHOS, MUCHOS AÑOS

Ya nunca me verás reír,

nunca me viste llorando;

sonrisas tímidas amargas

cuando estaba muy cerca,

a tu lado.

Nunca me verás llorar,

nunca me viste con la risa valiente

fluyendo de mis labios,

lloré a tus espaldas,

como en un circo un payaso.

Nunca me verás llorar,

nunca me viste llorando,

nunca reí a tu lado,

sólo la primera vez que te vi…

ilusiones de iluso ilusionado.

Nunca más ya me verás,

yo no te veré a ti;

nos ¿conocimos? un día feliz,

éramos dos chiquillos bobos;

fue hace muchísimos años.


Las lágrimas que yo vertí

eran lágrimas saladas,

ahora toda la sal

ha quemado las llagas de mis costados.

Esta canción para dos viejos…

que fueron niños…

uno continuó siéndolo

y otro no;

tú eras vivida y yo vívido…

Ocurrió hace muchísimos años.

Yo era la pasión y había visto,

tú habías mirado,

yo con mis ojos oscuros,

tú con tus ojos claros…

claros y oscuros

desde hace muchísimos años.


¡Óyeme y escucha!,
lector de revistas, tebeos y diarios,
de best sellers de novelas de Reverte y Ken Follet:
yo no soy un normal humano,
ni corriente ni común,
soy la excepción que confirma todas las reglas,
soy mucho más que un librepensador y autodidacta,
soy aquel que siente como nadie siente,
en su intensidad inconmensurable
y su extensión sin fin;
no soy un rocker, ni un hippie
ni un okupa ni un skin,
no soy un punky ni un hipster,
no soy un rapero yankee
ni un pintor de bocha gruesa,
ni un snob ni un retrógrado;
soy un vanguardista clásico
que empuja la punta de la lanza
que nadie quiere ver, sentir,
ni oír ni pensar, ni darse cuenta,
ni jamás poder sentir lo que vivo internamente,
que no se puede imaginar un triste ingestor de opio y láudano;
que no lo aporta el peyote, el LSD, ni la ayahuasca,
lo que yo siento no lo siente la blanca ni el caballo;
ni siquiera lo pudieran pintar jamás
ni Kush, ni Roerich ni Dalí,
quienes a veces me han ayudado
en mi desdicha sin fin.
Siento un sin fin de colores
que tú no puedes sentir,
de melodías inéditas
que sólo habitan en mí
y todo en un mismo presente unísono;
mis danzas y mis coreografías
no las pueden entender Nureyev ni Alicia Alonso,
son composiciones sin composición
que no pueden interpretar ni Pavarotti ni Jagger,
ni Callas, ni Caruso, ni Freddie Mercury,
ni Caballé, ni Martí,
ni Vincent Price ni Louis Armstrong,
ni con su sombrero tejano
el singular Sleeppy Labeef.
Yo vivo, creo y siento al mismo tiempo
imágenes visuales, sonoras y conceptuales,
y terremotos internos
de sensibilidad, amor, belleza,
horror, asertividad tierna y empatía
que canalizan el caos y el orden
de un universo sin tiempo, sin espacio,
sin orígenes ni fin, sin futuro y sin pasado;
todo está presente en mí;
soy la síntesis de la antítesis,
el fin de la dualidad,
sin polarizarme en nada ni nadie;
soy la explicación perfecta,
la implosión, la vuelta al núcleo,
la condensación en la fuente
que se extendió y dio origen al todo,
mas me pesa un peso ingrávido, terrorífico y sutil...
no puedo extinguirme en la nada,
negar mi ser y mi existir;
dios es un brujo malvado
que encerró dentro de mí
todos los secretos y verdades
que no se pueden decir;
lo quisieron decir todos los poetas,
pero la ignorancia decretada
hacia el Logos del TODO,
todo lo ocultó en mí.
Yo soy el caos del orden
y soy el orden del caos,
la perfección imperfecta
de la crueldad más infinita
y oculta que esconde el existir,
sin haber nacido nunca
y sin nunca poder morir.
Soy el secreto y el tabú eterno
que nunca nada ni nadie
tendrá actitud y fuerzas
para poder descubrir ni abrir.
Las óperas que yo creo y escondo
no son de Orff ni de Mozart,
ni de Hendel ni de Mahler,
son de más allá que el más allá,
en el aquí solo viven en mí.
Soy aquel que siente como nadie siente,
en su intensidad inconmensurable
y su extensión sin fin,
puedo abatir la atmósfera con mi puño,
y desterrarla de aquí,
respirarla y extinguirla
sin perjuicio ni frenesí,
en la paz y en el vacío,
evitarla y despreciarla
para satisfacerte a ti.
Muchos me juzgan y valoran
sin saber nada de mí,
creen que soy un vagabundo estático,
un bohemio y un infeliz,
el paria de todos los parias,
el hombre de luto eterno,
con la mirada triste,
un gótico frustrado
de traje negro, expresividad extraña,
que me hacen el humano más misterioso,
incomprensible y loco
de la locura más rara,
oscura pura e innata
que jamás ha existido ni volverá a existir;
un imposible, un delirio,
una paranoia molesta e hiriente,
un insólito insolente,
una esquizofrenia triste, peligrosa y ruin.
Cuando, lector amado,
sientas como aquel que nadie siente,
en su intensidad inconmensurable
y su extensión sin fin,
descubrirás toda la poesía del universo,
todo el infinito universo de poesía loca,
que ahora frustrado y triste,
por no saberla escribir,
te abraza, te saluda, te bendice,
y hasta la próxima confidencia,
a este insólito y extraño poema
le va poniendo su fin.
¡Ojalá tu pudieras (aunque como yo,
no lo pudieses escribir),
sentir como este que nadie siente
en una intensidad inconmensurable
y en una extensión sin fin!
¡Te amo, lector, te amo...!
Cuando descanse esta noche
y un alba nueva torne a resurgir,
en este mundo que todo
es caduco pero cíclico
volveré a escribir locuras ciertas
en este oficio tan grato,
para enloquecerte a ti.
BORRADOR DE UNA POESÍA CANALIZADA

LA ÚLTIMA POESÍA QUE ESCRIBO

Rendí culto a la mente…

Me olvidé de vivir…

Buscando la verdad de verdades

con la diosa razón,

me desvié de la verdad del corazón.

Viví la pasión

buscando verdades con la mente

y sólo para las poesías

quedó la pasión y la verdad

de mi corazón;

esa pasión tan inusitada,

esa pasión apasionada

la viví sólo con el engaño

y las mentiras de la mente

que buscando con ella

ilusionaba las verdades

y me olvidé de la verdad del corazón.

Tan sólo quedó para mis poesías

esa pasión apasionada


que es la verdad de mi corazón.

Tomadlo en vuestras manos,

para eso escribo poesías,

para que lo cuidéis

y para entregároslo…

respetando y amando mis poesías

amaréis mi corazón,

que amaba y vivía en silencio,

sin poder contaros

la verdad que me devoraba;

esa verdad que amaba y amaba,

negando o sin contar

la necesidad de ser amado,

disfrazando esa verdad con poesías…

la necesidad de ser

y dejarme ser amado.

Esta es la verdad verdadera…

la verdad de mi corazón.

Vuestro amor me hará feliz y libre

cuando aprenda a ser amado

lejano de mis poesías

y pidiendo humildemente y a gritos


amor para mi corazón.

¡No veis que os lo estoy gritando!

Amadme muy lejos

y alejado de mis poesías,

y a mis poesías odiadlas,

amadme sin ellas,

a mí solo, tal como soy,

tal cual y como sin ellas soy,

Y ASÍ SOY…

MI VERDADERO YO,

MI VERDAD,

MI CORAZÓN.
LA TRISTEZA Y LAS NOVIAS DE SATÁN

Tinta de mis lágrimas

que ríen mezclándose

y escapando por el papel

y burlándose de mí;

sal de mis lágrimas

que lloran mi desconsuelo

se llevan (que nunca hubo),

todas mis ganas de vivir.

Vida que se va,

muerte que no viene,

tristeza que danza y se columpia

pendida de los huesos de mi cráneo

mientras las neuronas de mi cerebro

saltan a tocar los pies de la tristeza

que se burla de mí,

que se burla de mí,

columpiándose, riéndose,

burlándose, diciéndome:

¡estás muy triste, no eres feliz!

Demonios, duendes feos y verdes,


meigas negras de dientes negros y amarillos

se columpian sobre mis hijas de mis nervios

y me dicen:

¡sufres mucho y no puedes llorar,

tú no puedes ser feliz!

Las pompitas de mis sesos se estiran,

y en esa materia impotente

se hacen llagas que sangran

y se mezclan con la tinta

y me dicen:

vas a desangrarte, ángel de la verdadera poesía,

sigue escribiendo, sigue, sigue,

sigue así, pobre ingenuo,

mientras nosotras nos abrimos y despedazamos,

¡tú sigue así!

En el exterior,

mis ojos envidian todo cuanto ven;

todo cuanto ven es superior a mí;

la silla sonríe, es hermosa,

la mesa sólida,

la ventana transparenta rayos de sol hermosos,

que me dicen,
¡te alcanzamos pero no nos alcanzas,

nos reímos de ti!;

¡sufre, sufre, pobre ingenuo y huérfano,

tú no puedes ser feliz!,

nunca, nunca jamás

sabrás lo que es la felicidad,

la tristeza es tu dueña,

¡sigue escribiendo así!

¿Seguiré escribiendo

hasta que el silencio,

la oscuridad y la nada

reinen en donde yo fui

solo y sólo triste

y dejaré de ser para siempre,

sin jamás haber sido feliz,

sin conocer el contento,

la satisfacción, la alegría,

sino tan sólo el deseo del llanto,

las quimeras, las mentiras

de mi corazón que me duele tanto…

de parir tantas mentiras,

de mentir tantas bellas mentiras


que rebotan en la pared más próxima

y regresan como agujas ávidas

clavándose en esta tan grande lágrima granate,

en este cerebro seco, húmedo y achicado,

que no tiene lágrimas como ríos

de aguas cristalinas,

para dejar de sufrir?

Un aquelarre de amantes de Satán

forman una circunferencia de hogueras

rojas, amarillas y perfectas

alrededor de mi masa tonta

y absurda de inteligencia,

y me enseñan sus senos purísimamente blancos

de pezones marrones erectos,

y me dicen:

la belleza está en el mal,

la miel es toda para Satán;

tú eres un ángel bueno,

te has atrevido a observar de lejos,

llorar sin lágrimas,

soñar sueños que nunca se concretan,

beber agua pura e insípida,


alimentarte de tus tristezas,

guardar fidelidad y lealtad

a los bellos sueños imposibles,

a los principios clásicos y atávicos,

a la moral y ética de los esclavos,

si no saltas hacia nosotras,

si no nos haces el amor

y nos devoras, jamás podrás ser feliz;

la miel es para Satán,

tú eres un ángel bueno,

pobre ángel, niño ingenuo y cándido,

si no nos penetras y haces tuyas,

entonces jamás, jamás podrás ser feliz;

reinarás como rey de la tristeza,

de sueños bellos, de quimeras excelsas

que nunca serán ni se concretarán,

y eternamente serás triste,

nunca conocerás los orgasmos del espíritu,

la miel es para Satán,

y la tristeza maltratada es sólo para ti.

¡Atrévete, ángel bueno,

Tócanos, oprime nuestras nalgas


y nuestros pechos, lame nuestros pétalos,

sorbe toda la leche a mares de nuestros senos,

saca gritos de júbilo de nuestro interior!,

¡¿ya no recuerdas que los ángeles

también, también tenéis sexo;

quieres reprimir tus deseos

y alimentar tu horrorosa insatisfacción?!

¡Ven, encáranos de frente,

una a una, todas juntas,

enlaza tu lengua en torbellinos

con nuestras lenguas,

y humíllanos y poséenos con fuerza,

lentamente, recreándote,

con excitación y frenesí;

ámanos, cómete toda la miel de Satán,

ángel bobo, no huiremos de ti,

nosotras no concebimos,

lo que concebimos es preñarte de placer,

hacer nacer la felicidad en ti,

ven ángel blanco, te deseamos,

mézclate con nosotras en nuestras entrañas,

y tú serás la miel, y nosotras la jalea


con que ungiremos tu divino pene,

y mezclaremos tu néctar con nuestra savia;

¡ven, no seas tonto!,

¿no querías ser feliz?

Entonces arrojé este bolígrafo,

sequé la tinta

y fui, nadé y me metí

en un mar de miel y jalea,

y mi néctar blanco reinó

eternamente para siempre allí.

Y ellas cantaron para siempre:

¡es ahora, ahora y siempre!,

¡ahora la infidelidad y el adulterio

a tus dioses tontos y sádicos

es eterna felicidad para siempre

para ti y en ti!
MICROPOESÍA

Sobre la felicidad no he escrito nada.

Sobre la tristeza mis versos se amontonan

y mis letras se derrumban.

MICROPOESÍA

No hay luz.

Las estrellas

son las lágrimas de la oscuridad.

MICROPOESÍA

Lo que sé de la vida

lo aprendí del dolor.

Lo que sé del dolor lo tengo que ocultar.


MARISOL HERNÁNDEZ PARA SU HIJA MARCELA CRISTINA
EN SU CUMPLEAÑOS (15 AÑITOS)

HECHA POR ENCARGO

Trece pestañas como pétalos con forma de los más hermosos corazones,
velan la mirada poderosa de tus ojos, dos soles bellísimos, de generosidad
infinita que son la luz que llena y colma todo el sentido, la ilusión y la
felicidad de mi vida, y suman quince, uno a uno, desde que brotaste de mis
entrañas, Marcela Cristina, mi niña, la niña de uno de mis ojos, en el otro la
acompaña tu hermana ¡quiérela y cuídala así siempre!, fuerte roca que me
sostiene y alma de terciopelo y seda suave, firme, protectora e invulnerable
sabia chamana de mi familia, porque nueve meses antes de estos quince
años fueron nueve siglos para formar esa alma tan madura, tan sabia,
protectora y responsable ¡yo ya lo sabía!, tú me lo dijiste en el mismo
momento en que supe que nacerías; a veces me siento pequeña, y creo que
tú eres mi madre y yo tu niña… me lo demuestras siempre con tu
sinceridad, tus palabras tan maduras, francas, inteligentes y comedidas,
dispuestas siempre a la ayuda, con humor, amor contundencia, esa
responsabilidad tan admirable, tu esfuerzo en tus estudios, tu madurez, tan
sorprendente, si yo no fuera tu mamá y tú, Marcela Cristina, mi niña
perfecta, mi poderosa hija. Sólo quince años y sin embargo infinitos bellos
recuerdos… ¿Sabes…? Cuando tenías siete años y te caíste junto a aquel

lago, y creíste que habías perdido un dientecito, era la lágrima emocionada


y feliz caída al suelo de un ángel muy grande que a través de ti a todos nos
respeta, quiere, ama, cuida y mima; no quise decírtelo entonces, esperé a
este día, aunque hoy no tengo para ti una torta tan grande como aquella que
te regaló tu prima querida. Pero tengo un bello regalo, aunque no alcance tu
valía; es un secreto que contarte… Un poeta ha visto tu rostro y dice que es
el de una hada bellísima, que te pide que seas su musa, que quiere escribirte
muchos versos, aunque sabe que nunca podrá escribir una poesía capaz de
decir de ti toda la verdad que le inspiras… esa belleza desmedida e
inefable, tan grande que nunca podrá describirla… y eso que él ni siquiera
sabe que de verdad eres una hada y chamana en el colegio, con tus
compañeros, conmigo , con tu familia, en la cocina de preparar comida para
el cuerpo, y magia llena de amor para conseguir la felicidad mía, de tu
mamá ¡qué tanto, tanto te admira! Tantos recuerdos… algunos tristes…
cuando estuviste hospitalizada de niña, cuando hace dos años me auxiliaste
y me salvaste de aquel dolor tan fuerte y lo convertiste en vida y alegría.
Así, un poquito eres, Marcela Cristina Martínez Hernández, porque para
decirte todo lo grande que eres, todo lo que tú vales, todo el bien que me
haces, todo cuanto te amo, la felicidad que me das, el inconmensurable
valor de tu ser… no podría abarcarlo con palabras aunque nuestra vida aquí
fuese eterna e infinita, no ha lugar, ¡no tiene cabida! Encantada de haber
nacido sólo por tenerte a ti, hija mía, incapaz de describirte todo lo
orgullosa que me siento de ti y la felicidad que me procuras, te pido que me
abraces muy fuerte y me des otro beso más el día de tu quince cumpleaños,
para que nunca jamás nos olvidemos de este día, de tanto como te quiero, y
que ese querer es el deseo de que la felicidad en tu corazón, hoy, mañana,
siempre, todos los días de tu vida sea la más grande de toda la tierra y el
cielo, sencillamente infinita, Marcela Cristina, mi hija perfecta, la hija
perfecta, mi vida, mi niña… ¡hija mía!
ENTRE EL PLAGIO Y LA VERDAD

Se cuenta de un hombre que un día,

tan triste y desesperado estaba

que sólo lo alimentaban las lágrimas que vertía.

¡¿habrá otro, entre sí, decía,

que lloré y pueda sufrir más que yo?!

Y volviendo atrás la cabeza vio borroso

con sus ojos empañados

que el poeta, famélico, recogía

las lágrimas que buscaba,

que en un pasado ignoto ya había agotado

y que el prosaico despreció


COLLAGE BOBO

CON VERSOS Y FRASES DE SABINA

No digáis que Sabina es el Bob Dylan español,

no comparéis a Bob Dylan con Sabina;

¡Que sí, que el hombre puso nombre

a todos los animales!,

sin su permiso y sin que ellos tuvieran necesidad;

que sí, que el amor está en el viento,

o donde quiera dios que esté,

y además es un huracán,

pero hacía falta un cambio de guardia

y llegó Sabina para relevar, superar y dejar muy atrás.

Se casó con tres arpías,

(la del tacón de aguja era Maruja),

se vistió de oro y purísima

en una noche después de un concierto;

se acercó a la Magdalena,

que llevaba medias negras,

bufanda a cuadros y minifalda azul,

y dueña de un corazón tan cinco estrellas,


se fue antes del amanecer con su ordenador,

para dejarle bailar el Vals de los Recuerdos,

mientras pensaba que

¡cómo podrían caber tantos besos en una canción!

y ella bailaba el rock and roll de los idiotas

en Calle Melancolía, como una loca,

bajo el chaparrón de notas

en el piano del amanecer,

mientras Joaquín soñaba

con ser pianista en un burdel

y músico en un cabaret.

Pero ya no te tiene miedo, reina,

tan sólo le queda para Barbie Superstar,

ya que el rock and roll

que le pidió cuando era poeta…

terminó tan triste que nunca lo pudo empezar.

Por eso ya no tiene que elegir

entre el olvido y la memoria,

ni siquiera de cuando se vengó

de la incompatibilidad de caracteres

a pedradas contra los cristales,

es cierto, lo vi yo protestando
mientras le esposaban los municipales.

Y ya no quiere contigo ni sin ti,

que Jimena, su grano de trigo,

no se vaya ya con él,

pues ya ha juntado suficiente hasta mañana,

y si hace otro concierto con Serrat,

llegarán únicamente ellos solos a fin de mes.

Lo entiendes, Bob, muchacho de ojos tristes,

lo que él quiere es seguir viviendo bien,

pues es un menudo pez que ya no muere por tu boca,

y que tú en su lugar mueras por él;

que él no tiene prisa,

que el cura que ha de darle la extremaunción

no es monaguillo todavía,

mientras Rocío Martínez y Carmela,

no pueden disfrutar de su padre cada día,

porque es muy triste el hogar

y sólo quiere vivir en un hotel,

en tanto compone la canción

de las babas del mar y el relámpago en vena,

y mira la tele para poder odiar a la humanidad,

y se mete las siguientes rayas


sobre el cristal de la foto de bodas,

en una noche donde no se pone la luna de miel.

Tan joven y tan viejo…

nunca ha sido capaz de reír como lloraba Chabela,

ni tuvo la voz de rayo de luna llena,

pues por las arrugas de su voz,

cuando no le quedan ni whisky ni coca,

se filtra la desolación

de saber que a él ya no le quedan muchos versos,

pero para eso pienso continuarlos yo;

ya que tengo una estúpida y triste imaginación,

para que no pueda meterse

en la piel y en el traje que soy yo,

pues ya se metió,

y muerto Krahe,

“en quién va a confiar”,

que el “autor” del último verso (Ramoncín)

si es más tonto no nace,

y este servidor sólo escribe

canciones con nombre de mujer,

como la soledad, como el olvido.

Y que tengo que esperar mucho hasta navidades


para votar un -Sí- antisistema

mientras Joaquín toma para la tisis sopa de gallina,

y para las extranjeras ya no vale Luis Miguel;

un Sí anticapitalista y contra la banca,

la extorsión, los desahucios y los suicidios;

y para decirle “¡Con dios!” los tres a España

y a la Troika,

a Dylan, Sabina y yo

nos sobran y nos revientan los motivos.

Dylan esconde un príncipe encantado,

Sabina un agridulce de membrillo,

¡que ganas de un cursillo acelerado

de canciones de tornillo…

de versos de tornillo!

Y vivir al revés,

que versar es soñar

con los pies…

Pdta. Si me quitan con arte la ropa

los invito a champán;

¡No faltará ni el desfile de moda de ropa interior!

¡Adiós!

Pero sin prisas…


Que si esta chapuza les asusta y les da por rezar

yo le pondré a Satán una vela,

olvidaré todo lo que debí de aprender

y loco por incordiar (Rosendo),

escribiré mil poesías de verdad,

y ante todo,

volveré a ser poeta.


UNA PENA

Hay una pena rara y extraña…

Circula dentro de mis huesos,

circula sucia y sin piedad,

cavando en mis tuétanos.

Es una pena gruesa que se alarga,

como las serpientes e Silvio,

en mi cerebro.

Ara como lombrices de tierra

las cavidades asquerosas

y mal rellenas de mi esqueleto

hurga y hurga

y hiere sin piedad.

Es ciega, muda, sorda y fea;

resbala como una babosa sobre mi cerebro

y de repente pica y muerde y carcome,

pero no entra,

le dan asco mis sesos.

¡Vete, puta zorra de mierda!,

¡vuelve a los nichos y a los cuerpos!;

en mi había algo de vida,


ahora muerte que no muere,

vida oscura, lóbrega,

fecal y ordinaria

que hace aullar de miedo

los poros limpios de mis blancos huesos.

Poesía demoníaca,

del Bajo Astral,

sucia, cerda y fea,

¡escríbete sobre la inexistente conciencia de los malos,

abandona el jardín florido

de mis besos al viento

gris, azul, bello, húmedo, triste

y que silba canciones de amor

en los oídos de los hermanos que nunca tuve

y a los amigos de mi niñez

que ya han muerto,

que ya no están,

que, tal vez, nunca fueron,

pero yo sé que existieron.

Los tatuajes de sus almas en mi mente

son cicatrices de oro, vino y rosas,

hachís en mi aliento
y un vaso muy grande de cerveza fresca

y vino tinto de paladar seco, alcohólico y florido

en el estómago de mi pasado y mi recuerdo.


PARA MI AMIGO DIEGO RUBÉN GARCÍA

Hace mil años en un lugar ignoto

vivía una princesa increíble

de piel morena y enamorada

con ojos de hada,

lágrimas negras de llanto agudo,

labios de fresa y dientes de tigre.

La llamaban…

No le llamaban de ninguna manera;

nadie la conocía.

Todos soñaban su belleza

en las noches de luna llena,

y sus fealdades en los días de luna nueva,

tardes de tormenta y días muy grises.

Dicen que besaba…

Nadie la besaba;

todos la besaban a su manera

días de sol,

noches muy claras de luna llena,

y eran mordidos todos los días de luna nueva,

tardes de relámpagos y días grises.


Sus manos eran sarmientos

de nácar blanco y vapores grises,

palmas rosadas

y uñas de tigre.

Todos la tocaban…

Nadie la tocaba;

todos la rozaban

en los días de luna nueva,

las noches de luna llena,

tardes de adioses

y días de muertes, grises, muy grises.

Su mirada era…

Ella no miraba;

todos la miraban

y veían sus pupilas verticales,

sus ojos amarillos

llenos de llanto

y lágrimas blancas como la nieve,

frías, muy frías,

tristes, muy tristes;

lengua de gata,

saliva cristalina,
frente de asombro

y sonrisa…

No sonreía;

todos le sonreían

todas las noches de luna llena,

cielos huracanados

y atardeceres calimosos

en los que componían

entre la hierba

los grillos negros sus canciones tristes,

muy tristes, más tristes.

Su alma era todo ternura,

corazón de loba asustada y sola,

(flor blanca y rosa sujetada al pecho

con un imperdible de plata blanca);

lágrima negras,

voz de llanto aguda,

ojos muy negros como dos moras grandes, silvestres;

pies blanquiazules de espumas frías

sobre la rocas, que se enredaban y deshacían

en medio del mar

donde habitó un castillo


en donde vivían reducidas

las imágenes y los amores

de mentes imaginativas

y sentimientos sublimes;

cintura estrecha

que difuminaban golpes de olas

infelices, frías y cálidas.

Algunos vivieron en sueños mágicos

sus besos rojos,

suspiros de niña

y sus caricias dulces y apasionadas

que acariciaban los corazones

de todos los hombre buenos,

visionarios, del futuro,

con mentes prodigiosas

y corazones sonrosados, nobles,

valientes, tiernos, sin prejuicios,

soñadores, revolucionarios,

tiernos, victoriosos,

magnos e incólumes e irreductibles.

Murió una mañana de luna nueva,

espuma de tormenta y amanecer blanco y sublime.


Hoy su alma viven aires bellos

Paseándose por Paisajes Literarios,

recitando poesías magnas,

relatos breves y fragmentos de prosas profanas;

y en un teatro dibuja cuentos

de Antón Chejov y Nacha Guevara.

No llores por mí, Argentina,

¡sujétame fuerte y ámame dulce,

agradecida y suave!;

recuerda siempre que yo soy aquella hada

que todos besaron y amaron en sueños

todas las noches de luna llena,

todos los días de luna nueva,

tormentas frías y cálidas

de espuma de nata y lágrimas negras,

tardes grises y cálidas

entre espuma de olas en el Mar de la Plata.


LA DESESPERACIÓN ATRIBUIDA A GRAÑA

(EN TRIBUTO A LA DESESPERACIÓN, ATRIBUIDA A

ESPRONCEDA)

Somos excreta de gusanos,

víboras, hienas, Fuentes del mal,

crías descastadas de espíritus demoníacos;

¡El plan divino es un sarcasmo!

Somos lágrimas, heces, angustia,

llanto, nerviosismo, tristeza infinita,

lacayuelos de una Fuente de basura,

rameras borrachas y enjutas

en cuyo vientre viven abortos podridos,

nidos de odio, que se bañan y disfrutan

en pozos negros, aguas fecales oscuras

y opacas de ríos de hiel sin fondo,

somos abortos ensangrentados hijos del mal

y de la ilusión del bien imposible

y escondida en el infinito más imposible y más lejano.

Somos hostias negras,

somos hisopos de lodo y barro;

somos báculos rotos, somos mitras

en la cabezas de hidras esposas de los demonios,


y turbantes negros de payasos tontos

en el circo de los globos de mocos

y de los ascos.

Soy yo, el dual,

el ying infinito y el diminuto y minúsculo yang;

soy el equilibrio reinante

en este universo desequilibrado.

Soy el espejo de la realidad,

me doy miedo y se me erizan los cabellos,

soy la poesía de las flores podridas,

soy el poeta de lo divino con dos cabezas enfrentadas

y de lo humano descabezado.

Soy los sesos del esquizofrénico,

las neuronas de la paranoia

las dendritas del terror,

los trazados eléctricos de un viscoso cerebro

destrazado y destrozado.

Yo me repugno, yo me tengo miedo,

yo me hago daño, soy el último suspiro

silbante y hueco del ahorcado.

Soy un ángel bueno ardiendo en la hoguera,

soy la tea del sentimentalismo y de lo romántico;

soy otro yo tuyo, soy otro de ti,

soy la desesperación del que no ha nacido,


y soy el condenado que renegando

de la vida y la existencia,

visto grilletes en la mazmorra

de la desilusión y el ser infinitamente

todo el tiempo en el tiempo que nace y nace

geométricamente sin el consuelo

del final y del descanso.

Soy la aspiración de la perfección,

soy pues la imperfección, la angustia eterna del ser eterno,

de la bondad ilimitada y la maldad sin límites,

soy el universo, el caos y la derrota definitiva

del infinitamente herido y desdichado.

Yo soy aquel igual a ti e igual a todo,

que busca lo que no existe, porque existe todo,

excepto la consecución de la aspiración de lo deseado,

y me rompo y me derrumbo

al estrellarme en el eco sordo de mis pasos.

¡No, no me tengas miedo,

sólo soy un poeta, un payaso

en el circo eterno de los que sufren y los fracasos!,

que somos todos cuantos estamos,

y estamos todos, somos el todo,

somos el principio eterno en este fuego

en el que desdichadamente no existe el ocaso.


¡No me tengas miedo, dame la mano,

soy un poeta, soy un payaso,

¿o no?, bendito y maldito lector hermano!


PROHIBIDO

Enséñame a describir y a escribir


sobre la melancolía, poeta alegre,
porque como yo siempre
he estado dentro de ella,
como no la conozco desde afuera,
no se compararla, contrastarla,
valorarla y explicarla desde otro estado.
Enséñame como es lo que no contiene la melancolía,
y dime qué se siente en la alegría.
Dime también como es la victoria,
porque yo sólo conozco la derrota;
soy el triunfador de las derrotas.
Explícame esto que no comprendo,
porque sé que no puedo vivirlo.
Y pregunta qué se vive en la muerte,
pues no la conozco,
¡y la deseo tanto!
siento, vivo y pienso
más allá de lo prohibido.
YO NO SOY UN HOMBRE BLANCO

DEL NORTE

En cada momento de tu noche y de tu día

están presentes las bombillas,

y se apagan y se encienden

luces azules, rojas y amarillas…

Azules del vasto mar

que aparta el Norte del Sur,

en donde dónde sufre, llora y muere

entre guerras, hambre y miseria

tu tribu, tus hermanos, tu familia;

amarillas de la penumbra

de la habitación que compartes,

en donde las babas negras sacrílegas

del hombre blanco muerden y manchan

y profanan tu piel de ébano divina,

y el rojo de tu lengua y tu entrepierna

y el interior de tu vientre

son objetos degradados de la mujer del Sur

para el hombre del Norte

que fuerza y rompe tus sentimientos

y la dignidad de tu raza,

esclava antes y ahora,

después de pagarle al proxeneta


con vuestro propio dinero,

por la posesión, la compañía y el abuso

de tu cuerpo, mientras tu mente

y tu espíritu recuerdan

en el centro de África la otra miseria y esclavitud

de tu noble familia, robada, escupida,

lacerada, azotada, asesinada, destrozada

por los lobos blancos del Norte,

de pelaje pálido y alma

negra, cobarde y homicida.

En clubes de carretera,

en pisos de puta mierda,

en lugares sórdidos y mataderos

de la dignidad, la libertad, y el sentido de la vida

mueren las lágrimas de mis niñas y hermanas,

de Guinea, de Liberia, Mauritania, Costa de Marfil,

Camerún, Senegal, Sudán, Nigeria…

allí donde el Norte deja caer bombas del cielo,

cuchillos de degüello, ametralladoras, granadas,

tanques, minas, balas,

para robaros vuestra comida,

quitaros la vida, destrozaros el alma

y regalaros esclavitud, hambre, sangre y miseria

en el corazón de África
y en los burdeles de España,

lejos, lejos, muy lejos

de vuestra madre herida,

vuestro padre asesinado,

y vuestros hermanos y hermanas

que mueren de hambre

para llenar los sacos del Norte,

del hombre pálido y demoníaco y cobarde

que os roba, os tortura, os mata de hambre,

os viola

y asesina.
PARA MARÍA DE LOS ÁNGELES

Era ella una adolescente


de mirada muy triste y húmeda,
con chispas llameantes de melancolía perfumada
de poesías de un amor delirante e inédito…
Y un efluvio en los rizos de sus cabellos
de sueños quiméricos y bellos
y un aleteo en los párpados espaciado y lento
de las pestañas de sus ojos
tétrico, existencialista y psicodélico.
Unas pupilas penetrantes
como un rayo a la deriva
en el iris verde de sus ojos
con un mar en oleaje
y gaviotas llorando en el horizonte
donde el océano se une al cielo.
Era una diosa, una virgen,
una santa, una niña asceta,
devota de la pasión,
de labios rojos y gruesos
dibujados por un pintor
loco, parnasiano y bohemio;
y entre ellos emanaba
un suspiro, un eterno lamento
y gemidos incesantes
que sin saberlo buscaban
despertar en mí
toda la pasión habida
y sueños hijos de sus sueños.
Era un rostro inmaculado,
era una melodía de silencios,
la ópera Carmina Buranna
cantada por un Pavarotti afónico y llorando,
con su camisa y su pañuelo blanco
y su enorme traje negro.
Era todo el alma del poeta,
era toda la poesía,
eran “los ojos verdes” de Béquer,
“el rayo” de Miguel Hernández,
“de ala aleve y homicida”,
"que sostenía un triste brillo
alrededor de nuestras vidas";
la princesa de Rubén,
la de “los labios de fresa”,
y también la de Sabina;
Elizabeth en “un lugar en el sol”
Dulcinea en el Toboso,
reina “al este del Edén”;
era la dama perfecta
para un romántico sin fin
que quiso escribir un poema
y se sintió impotente, triste,
frustrado y avergonzado,
derrotado para siempre
al no poder describir el sentimiento y el alma
de aquella dama tan bellísima,
que murió hace 36 años
entre la rabia y la impotencia,
y nuestra pasión desatendida y atada,
y dejó para el recuerdo estos versos frustrados,
llenos de desencanto,
de un poeta que perdió su corazón
en aquella esquina
en la que habita su sombra
sin que nadie la recoja
de mi latido viejo y roto,
que la alberga y la pasea
por este mundo tan cruel
y esta tan desoladora
y tan miserable tierra.
EL AUTÉNTICO NOVIO DE LA MUERTE

Donde quiebre los oídos el llanto


de un niño que no cese,
donde sin morir nunca y sin descanso,
una vieja agonice y arda en llamas
de manera infinita y permanente,
donde el mar sea la saliva
de un tuberculoso impenitente
y la espuma de las olas los esputos con sangre
de una ramera y un libertino
sifilíticos en un coito ruidoso y estertórico,
doloroso, anorgásmico, priápico, definitivo,
asesino, vomitivo, sudoroso, maloliente,
incesante y para siempre;
donde yazca un cuervo muerto, podrido,
festejado por gusanos de boca negra,
blancos, gordos y relucientes,
donde sólo habite el olvido solo,
pero el atormentado, tormentoso y nauseabundo,
el más triste, yermo, desabrido y desalmado,
el más presente y ausente, pero no el de Bécquer;
donde haya siempre una mujer herida,
despechada, tristísima, lujuriosa,
rencorosa y vengativa,
muerta de deseo, pecado, dolor,
una bruja solitaria, malvada y depravada,
esperando yacente, boca arriba
a un borracho sádico, misógino,
blasfemo, empapado en sudor y pestilente…
para devorarlo vivo cada vez
que él se enhieste, y vomitarlo de nuevo
en un círculo cíclico y perenne…
ahí estará mi cadáver, mi tumba,
mi nicho, mi féretro, mi panteón,
mi deseado y definitivo nido
de plumas negras
y mi mansión desnuda,
sucia de espíritus oscuros
con colas y cuernos de Luzbel,
vociferantes, fanáticos, febriles,
obcecados, hambrientos del mal
y de clavar sus tridentes, crudelísimos,
frenéticos y omnipotentes…
ahí estará mi mausoleo,
adornado con cuadros de van Gogh,
pinturas negras de Goya y Lucientes,
y una lápida teniendo como epitafio esta poesía,
rubricada con autógrafos de Baudelaire,
Lovecraft, Alan Poe, Mesalina
y Madame Claude, y oscuras rojas
manchas de sangre hirvientes y feas,
destilando vapores y humo
irrespirables, cenagosos,
risueños, eternos y decadentes,
en decadencia sin fin,
en crisis terca y para siempre.
Y este, el mayor rebelde cósmico
con causas omnipotentes,
las noches de lunas nueva
escribirá poesías acompañado
por el violín de Paganini
y cantadas por Vincent Price,
como apología, tributo y homenaje
a la nada, al vacío, al no ser,
al final, a la negación ilusa y frustrada
de la tan temida por unos,
y deseada por este ángel caído
novio enamorado y rendido
venerada, adorada, anhelada,
divina, y esperada bellísima fiesta
de esa dama desolada que es
la MUERTE...
¡MUERTE, MUERTE, MUERTE!
POESÍA 2019

Llevo el Ying tatuado en mis ojos,


y en mi mirada un claroscuro;
yo no he sido creado,
desciendo tan sólo de los simios
y en mi espalda y en mi torso
luzco el vello de los toros y los lobos
de los montes,
en la ciudad no tengo ascendente alguno,
los primeros reptiles son mis ancestros,
y las fiestas de mi clase
las hacen Santas Compañas
de Espartacos, labradores y remeros;
todos ellos son mis santos difuntos.
Me he acostado con mujeres de toda condición,
menos con reinas y burguesas,
no quiero que me ensucien aristócratas y empresarias,
entrego mi ser y mi existencia a mujeres parias,
criadas, esclavas y sirvientas,
soy bajo en los bajos de los mundos,
de mirada humilde y rebelde;
llevo el Ying tatuado en mis ojos
y en su enfoque un claroscuro.
Para huir del Samsara no pronunciarán
mis labios oración alguna,
ni seré devoto de los santos,
pediré prestados dos versos
al poeta Ismael Serrano
y ataré bandadas de gorriones y gaviotas
(reidoras, lloronas y burlonas),
a mis muñecas para que me arrastren
volando muy lejos de aquí, pero no a otro planeta,
sino al vacío de la nada,
y consumaré la perfección
en la negación de mi existencia.
Yunques, arados, hoces, martillos, guadañas,
campos de heno y campos de trigo
serán los testigos y herederos
de mi estancia en este astro maldito,
en esta Tierra que entierra
los corazones tiernos y rebeldes
de humanos poetas de la tragedia y el desatino.
Seguiré la senda de Miguel,
de Baudelaire, de Pessoa y León Felipe,
y seré la cola de un reguero de cenizas
defenestrado en la amateria del delirio.
Cuando yo no sea,
cuando no sea nada,
cuando no tenga cuerpo,
mente ni alma, ni espíritu,
seré en mí mismo la nada,
y un reguero de pólvora encendida
en el inconsciente colectivo
de los rebeldes cósmicos del Samsara:
parias, esclavos y esclavas,
criados, criadas y sirvientas
que amamanten una prole de suicidas,
de kamikazes que se enfrenten
a los dioses y los ricos,
y vivan en coitos constantes,
incestuosos y endogámicos
con conciencia de clase
y sin conciencia del cielo;
no más cielos que la afsenta,
el aguardiente, el whisky,
el láudano, la maría,
y la apología del incesante suicidio colectivo
de los parias, los esclavos,
los criados, las criadas, las sirvientas,
y la huida del Samsara
con bandadas de gorriones
y de gaviotas tristes y reidoras,
atadas a nuestras muñecas,
pero no a otro planeta,
sino al vacío de la nada,
y consumaremos la perfección
en la negación de nuestra existencia.
Llevo el Ying tatuado en mis ojos,
y en el enfoque un claroscuro.
ODA AL RECUERDO Y LA MEMORIA

Apagar el olvido,
repetir la memoria...
toda mi vida es
una sencilla y prodigiosa leyenda,
una increíble y enrevesada historia;
¿relatarla...? ¿Para qué?
Apagar la memoria,
respetar el olvido,
ya nada es...
tan solo ha sido.
El presente es un intermitente
y efímero punto.
El pasado fue,
sí, es cierto... fue
y en un punto se ha ido,
pero ya no es,
tan sólo ha sido,
aunque es cierto que será,
su ausente presencia
dibuja estelas de un futuro
¿hasta que lugar
determinado y construido... ?
El presente me desborda,
es muy fuerte,
puede conmigo,
me dibuja, me sustenta,
me edifica, me demuele,
me destruye, se destruye
en cada instante
y en cada instante muere,
me mata y se es ido.
Un montón de ruinas
que ya no son,
nacimientos y partos y muertes súbitas
en cada instante
de todo lo que fue
(presente y pasado maldecidos)
Un futuro infinito e incierto
para mi mente en blanco y huérfana,
ignorante de todo
lo que aún no es venido.
"¿No cesará este rayo
que me habita...?"
No,
formará una estela
de destellos infinita,
efímera en cada instante,
desdibujada, e ilusión
de mi ser impotente y exiguo,
y nunca podré detenerme
y sentarme a paladear
lo bello definitivamente,
mi angustia y mi ansiedad
harán en mí “un triste nido”,
y de ese nido cual pajarito descastado
se marcharán a formar
estelas sin final
los hijos de mi ser,
todos mis hijos;
refugiémonos en la memoria,
no respetemos el olvido,
lo que fue es todo cierto,
lo que es, moribundo
que muere y renace incesante
es este universo desagradecido.
El futuro vendrá,
será presente ingrato,
y el pasado todo
lo que vive y es vivido
si repetimos la memoria
y desterramos el olvido,
si somos padres ingratos
e hijos agradecidos.
La victoria es sólo
el concepto incognoscible
e inabarcable del infinito.
Somos infinitos sin presente ni futuro,
y el pasado sufre
el desdén ingrato del olvido.
Mi cerebro es una nube gris, opaca, sólida y pesada de plomo
helado, cubierto de escarcha y con fuego en su interior que bulle
lágrimas de metal líquido y gélido, que orballan de forma
incesante, permanente y constante con inercia y regularidad
absoluta y silenciosas sobre todas las vísceras y órganos de mi
cuerpo; atraviesan mi cráneo rompiéndolo, agrietándolo y
quebrando sus huesos y bajan y descienden mojando mi garganta
de tristeza infinita y fría; caen y oradan con frío mi corazón y lo
cruzan y se mezclan con incesantes y trágicas gotas, que se
convierten en una lluvia de lágrimas de sangre y llenan mi
respirar, a cada latido, de amargura, derrota y desolación; y el aire
sucio, vomitivo, y con olor a estiércol que respiran mis tétricos
pulmones se condensa y en forma de llanto de melancolía y
desesperación se mezclan con todas las formas del dolor y
descienden incesantes por mis arterias, bañando todos los tejidos,
huesos, las articulaciones y la carne que encarcelan mi alma en el
infierno de los satánicos humanos y este planeta de horror y de
terror infinito, que conciertan el infierno en el que habita mi ser.
Mi ser, mi espíritu es un niñito inocente, ingenuo y huérfano que
llora sin cesar y grita hacia el horizonte clamando por su familia y
sus padres, que están llamándome inútilmente desde otro
universo, paralelo a este mundo al que mi pensar y mi sentir le
llaman soledad.
Nací en la soledad, viví la soledad, vivo la soledad y un día de
tormenta en la que horrísonos rayos y truenos espantosos rompan
y estallen el cristal del horizonte partiré solo buscando
eternamente en cada rincón del universo a mi familia y a mis
padres. No sé si nunca los hallaré, pero habré roto las rejas de este
planeta avernal que mi niño piensa y siente como la soledad
absoluta y toda pero sin límites, como toda la soledad.
Sé que mi mamá no está lejos; ella es mi madre única, verdadera
y real; todo el universo y todo el mundo sólo son un padrastro
cruel y sádico que me encerró en una cárcel negra y fría llamada
La Soledad; y La Soledad morirá en el olvido, no merecéis mi
recuerdo ni mi memoria, solo mi amor, y deseo que me olvidéis
para siempre y eternamente no ensuciéis con vuestra mirada el
ADIÓS a vuestra cárcel de un alma inocente, ingenua y pura que
absolutamente nada os debe.

Quedos con mi dolor, es vuestro, ya estáis pagados, es todo lo que


me habéis dado; yo tampoco quiero deberos nada.
Y os revelo un secreto que no podéis conocer ni comprender: "el
amor brota de una fuente que mana más cuanto más amor se
saca".
METAFÍSICA

CRÍTICA DE LA LEY DE ATRACCIÓN UNIVERSAL


(OPOSICIÓN A LA MISMA)

Todos me han hablado de la ley de atracción en el universo y me


han dicho siempre lo mismo, que era algo que a mí no me cuadraba,
pero no sabía rebatir y exponer y verbalizar.

Siempre oí y nunca realmente escuché ni comprendí, que lo


positivo atrae lo positivo, el bien atrae el bien, el mal atrae el mal
y la luz atrae la luz. Mi reacción tenía probablemente algo que ver
con que en la física los polos opuestos se atraen y los iguales se
rechazan. Para mí la metafísica no es más que la física más sutil y
de más difícil entendimiento y peor control; por definición y
etimología, la metafísica es aquello que va más allá de la física, y
por lo tanto a mí entender una prolongación de la misma que nunca
hemos comprendido ni llegaremos a conocer realmente los seres
humanos de este humilde planeta y desde nuestra baja condición,
pero la cual se necesita para que haya y existan condiciones más
elevadas.
Sabemos que en todo cuanto conocemos del universo, en nuestro
microuniverso, todo se rige, está bajo la regencia, se explica y se
comprende y existe (al menos en nuestro entendimiento, emocional
y racional), gracias a los pares de opuestos.

No podría existir en este aquí el bien sin el mal, ni el mal sin el


bien, pues bien, definitivamente en la metafísica como en la física,
el bien atrae el mal y el mal atrae el bien, porque se necesitan para
existir y para que no se extinga nuestra realidad. Y se atraen para
luchar, y luchan constantemente sin fin, pero el bien no lucha
contra el mal, ni el mal lucha contra el bien, sino que cada uno
lucha con el otro y se alegran por separado de ganar batallas, pero
nunca jamás de ninguna manera una guerra de forma absoluta y
definitiva, porque en el momento en el que uno de los dos derrotara
de manera absoluta y definitiva, acabara con el otro, encontraría en
esa victoria su propia extinción y la extinción de toda la realidad
conocida por nosotros y de lo todo lo que es. Así la ley dicta, y
también la ley de atracción universal es que el bien y el mal son
hermanos inseparables o mucho mejor entendido aún, un
matrimonio en el que uno lucha permanentemente con el otro, no
contra él, y en ese maridaje se dan la mano, batallan
indefinidamente de una manera "completamente ridícula y
absurda" y sin sentido pero que garantiza el sentido, y
que garantiza la existencia bajo la regencia de los pares de
opuestos, lo contrario sería la extinción, la nada, el no ser... LA
EXTINCIÓN. Borrar la cruz de la moneda es extinguir y negar la
moneda como tal, negar su sentido y además su ser. No hay nada
en el sinsentido, sino en el sentido, aunque el sentido no nos guste
o nos parezca absurdo o ridículo.
¡Pero además, vamos a ver, hombre...! desde el punto de la
inteligencia y la razón, no de lo que consideremos más bonito y que
más nos conviene, ¡a quién se le ocurrió decir que la luz atrae la luz
y la oscuridad atrae la oscuridad! ¿al que quiso asar la manteca y
rizar el rizo? Dónde está la razón, el motivo y la causalidad, y
muchísimo menos la urgencia para que haya ninguna necesidad de
que donde abunda la luz tiene que llegar más luz; es más, donde la
luz es plena no cabe más luz. Igualmente la oscuridad real no puede
ya incrementarse. Donde hay luz llega inmediatamente la oscuridad
a mancharla y por otra parte a definirla, mientras que donde hay
oscuridad la luz demanda desde su vocación inexorable ir a
alumbrarla, iluminarla y definirla; ¡he aquí la constatación presente
en todo de la idea de los pares de opuestos y la configuración de la
moneda con la cara y la cruz! ¡Se necesitan imprescindiblemente
"y se odian", pero su atracción recíproca es inexorable!

Como decía Heráclito "El Oscuro", la guerra es el padre de todas


las cosas.
Así, igualmente de la antítesis surge la síntesis, y así mismo, el
contenido y significado requerido y el equilibrio "desequilibrado y
absurdo" de la realidad. Pero esto ya daría para entrar en un
ensayo interminable y una filosofía de filosofías.

Prohibido hablar de polarizaciones de momento, nada existe si no


es dual; aunque haya una polarización consciente esto exige del
mismo nivel y equilibrio por parte del inconsciente, que es su
opuesto. Y remarcar que el inconsciente, inconsciente es, tanto el
individual como el colectivo... Comentar que tratar de acceder al
inconsciente desde el consciente propio es rizar el rizo y un intento
de trabajo sin inteligencia, pues de acuerdo con lo ya manifestado
y definido por Freud al respecto, en nuestro psiquismo de nuevo
surge el Superyo censurando, amurallando, separando y
seleccionando para cada nivel de nuevo lo que en cada nivel debe
de estar y le corresponde, una vez más se le concede a dios lo que
es de dios y al César (al inconsciente) lo que le pertenece y ha de
permanecer en él. Añadir que sólo hay esta posibilidad de acceso y
comunicación en el mundo onírico o en estados alterados
de conciencia como el que experimenta ahora mismo quién les
escribe. Lo dicho también me lleva a pensar que entre el trastorno
y la genialidad no hay ningún paso, sino el encuentro. No estoy
hablando de inteligencia, sino de genialidad... ¡pero donde existe,
desde cierto punto de vista, más inteligencia que en la genialidad...
¡Algo a considerar y debatir... ¡
Considero que lo escrito no es la culminación de nada, sino un
riquísimo filón para a partir de aquí seguir filosofando y
conociendo, extendiendo el conocimiento, y al mismo tiempo
plantando una base lúdica para todos quienes más gustan de pensar,
saber, conocer, criticar y analizar y recrearse en la verdadera crítica
de la razón pura. ¡Y no vaya a ser precisamente que el propio
Kant hay dicho esto antes que yo! (Yo jamás he leído a Kant), y me
afligiría.
El próximo programa podemos intentar precisamente desmontar
mitos, tópicos y convencionalismos sobre el ego... ¿les parece...?
¡Y cuidado con nosotros!, unión de los conceptos opuestos nos y
otros, en singular ego y alter, y no me estoy refiriendo a la
utilización popular de este término, sino a su contraposición o más
profundamente, oposición.

El bien atrae el mal, la sombra atrae la luz, lo negativo a lo


positivo... se necesitan imprescindiblemente, y luchan
constantemente batallas, pero no pueden, o que no se les ocurra
ganar la guerra y extinguir, acabar con el opuesto...

En cuanto a si tiene que existir o existe un equilibrio absoluto en


nuestro mundo entre luz y oscuridad, pienso que no es necesario,
que ello se corrige con la aportación de luz por parte de otras
dimensiones, siempre estamos hablando realmente
de microuniversos, y pienso que en el nuestro hay un predominio
de la oscuridad. Igualmente decir aquí que para un supuesto
equilibrio entre luz y oscuridad, bien y mal, se necesita
cuantitativamente mucha más oscuridad que luz, pues la segunda
es cualitativamente más poderosa... recurramos al tan citado
ejemplo de lo que alumbra o domina la sola luz de una vela o una
bombilla pequeña en una habitación que previamente estuviese
completamente a oscuras, polarizada en la oscuridad.
En cuanto a ese raro concepto ancestral, atávico, y considero que
anacrónico al que cada cual le da su connotación y que es el
concepto -dios-, en sus acepciones más clásicas, es siempre dual: el
todo es dual, y la comparecencia del bien y el mal en esta palabra
y esta idea es inexorable, aunque la mayor parte de la religiones
opone un ser oscuro a esta realidad presunta y superficialmente
omni-benevolente (dios-diablo), pero en todo caso no hay
preponderancia sino equilibrio, un equilibrio que disgusta, y repito,
en la mayor parte de las religiones no se admite, es una herejía por
definición, aunque no olvidemos que la mayor parte de las
escuelas budistas son sencillamente ateas, no se considera esa
palabra, sobra, molesta y resulta falaz y engañosa y además y sobre
todo no sirve para nada.

¡Hágase la oscuridad!
¡Y LA LUZ SE HIZO!

Y pensar y sentir que todo es real e ilusorio al mismo tiempo, real


e ilusorio, ilusorio y real, sino no sería ni lo uno ni lo otro... nada
sería.
Y la nada también es... es dual, como todos los conceptos... y
real e ilusoria... si no...
BORRADOR DE LA POESÍA
"ALMA AUTOINMUNE O PUEDO ESCRIBIR LOS VERSOS MÁS
TRISTES ESTA TARDE!

¡Me duele el alma, compañero...!


Tanto me duele, pero tanto, tanto...
que se ha marchado, ha huido
a un valle de lágrimas
y de sepulcros un cementerio;
a recoger corazones,
mentes y cuerpos,
y vaga y yerra,
perdida, ciega y sorda,
desorientada, desesperada,
sin templo ni reino,
ni nicho ni cueva,
ni hoyo ni agujero,
ni mundo ni lágrimas,
ni corazón, ni mente,
ni cuerpo de asilo,
albergue frío
para este día y esta noche;
sin tener abiertas puertas,
ni sitio, mesa,
ni silla, ni lecho,
en el más hiperbólico,
exagerado y total,
absoluto y extremo
punto final
de un inconcebible e ignoto infierno.
¡Me duele tanto el alma, compañeros...!
que su horrible dolor
quemó, incineró
y extinguió mi corazón,
mi mente y mi cuerpo;
mi cuerpo con fuego
de la fragua de Vulcano;
mi mente con ácido
implacable y sádico,
y mi corazón con un frío
cortante y mucho más helado
que el hielo cósmico
del confín y el polo,
el rincón inhóspito,
escondido, cerrado y extremo
y desconocido del universo.
Y yerra errática,
sin vista ni oídos,
ni tacto ni olfato,
ni gusto posible,
para encontrarse a sí misma
y aferrarse a algo
que sea diferente
de la angustia,
la pena y el sufrimiento.
Huyó, se marchó tan lejos,
más lejos que lejos,
a buscar un cuerpo,
un corazón y una mente adoptantes,
en un mundo extraño,
incognoscible e imposible
de otro universo.
Me duele, amigos...
mamá, papá, hermanos,
hijas, abuelas, vecinos
y bienamados todos los seres
sintientes y no sintientes
de este mundo.
Y no volverá, no regresará
más, nunca más,
ni habitará ningún lugar;
será en sí misma un mundo,
un lugar, un pensamiento
y un sentimiento
condenados a ser
el más triste y extremo,
solo e ignoto
de todos los infiernos.
Tanto me dolía
que se perdió y se abandonó
a sí misma, huyendo sin encontrar
ni la extinción ni el ser,
ni el espacio ni el lugar,
ni el inverno, ni el tiempo;
y permanecerá sin ser más que el dolor,
la angustia y la pena,
la tristeza y la desesperación
de quien soy y ya no soy yo,
un ser ajeno a su cuerpo,
a su mente y a su corazón.
Aquella alma huérfana,
se fue, se marchó
y no volverá jamás.
Dios me dijo
que tenía mucho dolor,
aquellos que fuisteis
todos y tantos, compañeros,
la tarde de los versos más tristes
jamás escritos.
Sobre la felicidad no he escrito nada.
Sobre la tristeza mis versos se amontonan y mis letras se
derrumban.
- ¡Tío bueno! - ¡¿Tío Bueno?! - Mariano caminaba deprisa, no
supo lo que sintió; vio volcarse sobre él la comicidad, la ilusión y
la tragedia. Llevaba en su mente muchas lecciones memorizadas
para rememorizar con su memoria. Alguna de aquellas chicas le
parecía demasiado atrevida y casquivana, aunque le gustaba, era
muy singular y femenina. - Me han visto desde demasiado lejos
(pensaba). - Las camperas me hacen más alto, y yo tampoco soy
bajo, los vaqueros ceñidos me favorecen, la camisa a cuadros
rojos les engaña; la cazadora Fred Perry color verde botella
resalta mi tronco fuerte, y mi pelo ya sé que es lo único bonito
que tengo. - Si me hubieran visto de cerca no me hubieran dicho
nada, ni tendrían motivos ni jamás se hubieran atrevido…
¡tonterías de adolescentes tontas…! Aunque me gustan y me han
halagado dentro de mi estupor y mi perplejidad. A lo mejor hasta
soy mucho menos feo de lo que me parece. - Detuvo su
rapidísima forma de caminar y aquel adolescente de diecisiete
años se sentó en el banco verde del parque a estudiar aquellos
veinte minutos antes de volver a entrar en el instituto. - Se
llamaba Mariano, era el estudiante más famoso del instituto… no
sabían que era estudiante compulsivo. - Aquel chico escribía
muchas poesías; las escribía para sí mismo. - Se llamaba Mariano;
tenía depresión. Se había enamorado por primera vez a los diez
años; vivía permanentemente enamorado… y no decía nada. Para
él el amor era un rayo de luna, pero el rayo de luna era él mismo.
Admiraba a Bécquer, creía sentir exactamente igual que él, y que
Machado tenía razón cuando había dicho que Bécquer era el
“ángel de la verdadera poesía”. - Sus poesías, las de Mariano, las
propias, le hacían mucho bien a él mismo, y nunca pensaba
publicarlas en toda su vida. - Tampoco sabían que Mariano se
masturbaba mucho, pero los estudiantes compulsivos también se
masturban, sobre todo a los diecisiete años… y amaba locamente
constantemente con locura. Nunca le llamaron loco a lo largo de
su vida, excepto cuando era adolescente, pero muchos siempre lo
pensarían… - Llegó a ser un espléndido amante, y nunca llegó a
ser más nada.
NIÑO Y ANCIANO, LA ESQUIZOFRENIA DE MI SER

Se buscó un lugar para morirse,

pero siendo un niño, se perdió.

Aún sigue en pie,

en pie de angustia, de tristeza,

de derrota y de dolor;

ese soy yo.

¡Dicen que ese soy yo!

Me buscaré para encontrarme

y morirme de angustia,

de tristeza,

de derrota

y de dolor.
Ola, José!
Escribín hoxe este disparate, e ademáis desde a máis absoluta libertade e tal
como me petou, mezclando galego e castelán da maneira máis caprichosa,
xeitosa, heterodoxa e lúdica, sen reparar en ningunha norma de ningún
tipo, nada en absoluto na forma e moi pouco no contido, todo o meu gusto
e voluntade, de maneira absolutamente espontanea coma quen lle abre as
comportas o 100% a unha presa chea nese mismo momento.
Gracias!
Un abrazo!!
Deica outro momento!!
José

POESÍA NÚMERO 666 LA MALDITA

"Lo que te desconcertaba era la naturaleza de mi juego"


(parafraseando a The Rolling Stones)

Estas líneas nunca debieron ser escritas y estos versos nunca


debieron ser leídos

Píntigas sádicas e ninfómanas en danzas lésbicas, compoñendo e


escenificando un aquelarre a trabadas nos lombos das legáchemas
negras, masoquistas e multiorgásmicas, movéndose ondulando
coma vermes en corro, orgasmando flujos de blancos mocos e
sorrisas babosas, debaixo da auga do meu pozo da miña horta, e
da casa dos meus ancestros e mortos, ao lado das “figueiriñas que
eu non plantéi”, que plantaron os meus antergos (¡florecede con
flores violetas e negras, e surxídede vos mesmas figos
ensanguentados cheos de letales lume, fumes na polpa, e veneno.
Vampiras de ollos pálidos e marelos con venas reventando de
sangue, que chupan dos lombos engurrifados e con granos de
sapos priápicos, marróns e negros, generosos e agustiño, sobre un
leito de mil fragancias do esterco máis apestoso, fumeante, denso,
poderoso e vello, (néboas do mismo inferno), que queima os
pulmóns o respiralo, e fai picar e arder e chorar hasta non poder
ver os ollos e todo o corpo dos cabróns grandes, cornudos e
cabezudos, cheirando a machos vellos, machos verdes, vellos
vermellos, con eiaculacións precoces, constantes e derretidas que
manchan e embadurnan todo o seu pelo, e se emborcan e retorcen,
turrando e furando no esterco os nichos de un desfile de monxas
insatisfeitas sempiternas, adictas o sexo salvaje e bruto,
constantemente fodendo, con clítores priápicos, pornómanas e
lascivas, remangándose os malditos hábitos, negros por fora e con
encaixe e puntilla de seda branca (coma as suas nádegas e muslos
redondos) por dentro, e ligueiros de coiro regalados e feitos da pel
do demo.
Apocalipsis en llamas, el mundo todo un brasero, muerto el plan
divino en un golpe de universo perpetrado por todolos demos;
brasas eternas vermellas, no medio de lume marelo chispeante,
con principio pero sin fin (quieto “no non tempo”), sen
bucles, extirpada la ley de lo caduco, todo detenido como una
fuente que brota eternamente y se retroalimenta con aguas de
forma homogénea y burbujas incansables; “ni ciclos ni caduco”,
detenido y viviendo y habitando en el no tiempo, como un cuadro
quieto y estático, vivo y sin más, todo espacio ocupando, que
habito El Plan Divino de ese Dios, cuya despedida y muerte y
extinción ahora canalizo, Ese dios adicto al caos, goloso, glotón,
caníbal, gordo-morboso y bulímico, orgasmando en eterna cena
de ese caos que siempre amó e impuso, de ese sufrimiento
desmedido, de ese dolor y esas lágrimas, esa guerra y esas risas, y
esas batallas del caos que siempre quiso, que nunca comprendí,
acepté ni acepto, de esas leyes feas, sin piedad e inmisericordes
que me robaron mi niño. Ahora ya soy anciano; creía que era
derrotado, frustrado, impotente, con ira y rabia hacia el
Demiurgo, los Arcontes y sus huestes; ahora Luzbel gobierna, él
es el rey y yo ya tengo dicha, vengando tantos eones de guerra
padre de todo. Ahora la ley, la verdad y la realidad es un cuadro
pintado e incandescente, con principio (y buenos principios), pero
sin fin, sencillamente eterno y sencillo.
Amablemente, amados hermanos ángeles caídos,
se despide por esta noche, deseando sueños felices,
este ángel que cayó,
y ahora estará para siempre erguido.
Atentamente,
Mi Niño.
¡Todo en orden, todo en calma,
prisioneros del alma,
ahora ya libres,
hermanos,
compañeros, ángeles caídos,
humanos!

José
DICHA Y GLORIA

Tal vez, Gloria,


jamás existió, jamás se dio,
nunca se creó más grande amor
ni mejor, tan dichoso,
tan denso y sutil,
tan pacífico y extenso
y tan sublime dolor,
tan extensa herida
y un sufrimiento tan febril,
lleno de frenesí y absoluta satisfacción,
como este rayo
que todo nos abarca,
y que nos une a los dos,
al saber que nos queremos,
que nos amamos tan selvática,
tan místicamente,
tan omnipotentemente,
y que está en nosotros
tan salvajemente
y tan dulcemente atado
mi corazón al tuyo,
y tu corazón a mi corazón;
¿he dicho corazón?,
no, pues no, los corazones,
los cuerpos, los intelectos,
y las mentes más inmensas
¡son tan pequeños
para abarcar esta unión
en la distancia,
pero sin distancia alguna,
entre tu espíritu y mi alma,
ente mi alma y tu espíritu,
entre lo que tú eres
y lo que yo soy!
No hay cabida ni hay espacio,
sabemos que nos amamos
ciertamente y sin error,
no es un sueño de dos niños,
no es quimera
tantas veces escrita
entre la princesa más bella,
entre la reina más sabia
y el poeta más perdido,
que al saberse por ti
tan amado y tan querido,
por primera y definitiva,
y eternamente se encontró,
en un amor perfecto
para emborrachar
este único corazón,
esta única herida,
tan suave y tan tibia,
de color de rosa pintada
por sangre que compartimos,
tan llena de satisfacción,
que nos mezcla y que nos nutre,
y que es una sola sangre,
con olor a pétalos de rosa,
tal cual y de única forma,
y de la mejor manera
la sangre de nuestro amor,
como los místicos se unen
sin querer y sin saber,
toda ciencia trascendiendo,
a la mirada de Dios.
Te debo una canción
y un cuerpo a cuerpo,
mojada y mojados
de lágrimas mil,
un número sin fin de besos,
y también de versos,
un millón, todos los versos
del mundo que conviertan
en poesía tan brillante,
blanca y pura que nos desposen
con el océano entre nosotros,
cada cuerpo en una orilla,
y en cada verso el beso,
ese tan dulce y primero,
suspirando de pasión,
blanco entre tus labios rojos
y tu vestido de nieve
y mi traje nevado e incólume
por las canas de mis sienes
y la claridad que hay
en nuestras almas,
esa luz blanca e inagotable
con la que alimentamos el sol,
y la brisa que eriza el cabello
en tu orilla, y que llega
hasta la mía con el olor
del mar y su sal
glorificando, mi Gloria,
esta unión de nuestros espíritus
que nos regala el cielo,
en el que por siempre seguirá
viviendo y reinando,
de forma total y pura,
la más bella de las formas
de amar sin condición ni límites,
como nos amamos tú y yo,
de manera tan serena,
como tú dices, "en demasía",
con tanta firmeza y con dolor,
trascendiendo el sufrimiento,
al tatuar en tu piel esta canción,
esta poesía que se avergüenza,
de no alcanzar tanto mérito,
como el valor desmedido
del amor que nos tenemos,
mientras los dos al unísono,
la rezamos a viva voz,
y con una voz sola,
tuya y mía, de los dos,
la voz que se levanta,
que se yergue y surca
el azul del mar y el cielo,
de dos amantes pletóricos,
que con tanta dicha transmutan
el amor que nos une,
para siempre y con firmeza
nuestro ser en uno solo;
¡bendito sea nuestro dolor,
nuestra paz y nuestro anhelo,
bendito nuestro sufrimiento,
bendito sea para siempre
el amor de la Reina Maya
y del que escribe estos tus versos,
que siempre anheló
y que esta noche
por un milagro del cielo,
y de una sola musa
que eres tú, creó
la oración de nuestro amor.

¡Dios te bendiga virgencita,


te amo, Gloria, te amo,
y esta ha sido tu poesía,
mi canción,
y nuestra oración!
Tú poeta, el que escribe
sobre tu piel,
Ángel,
sí, tu Ángel,
el ángel que así te adora
a ti, Gloria,
¡a ti,
mi Diosa,

que me regalas y me permites


ser en tu corazón tu Dios!

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