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La catarsis es una experiencia purificadora de las emociones humanas.

Como tal, la palabra proviene del griego κάθαρσις (kátharsis), que significa


‘purga’, ‘purificación’.
Como sinónimos de catarsis se pueden emplear las palabras limpieza o
liberación.

Dentro de la literatura, por su parte, la catarsis es el efecto purificador que


experimenta el espectador a través de una obra de arte. El concepto fue ideado
primeramente por Aristóteles en su Poética.
Como tal, el filósofo griego reconocía en las tragedias clásicas la facultad para
lograr que el espectador liberara sus más bajas pasiones a través de la
experiencia estética de la representación teatral.

En este sentido, la tragedia ofrecía al espectador un abanico de emociones,


como el horror, la ira, la compasión, la angustia o la empatía, que le permitían
identificarse con los personajes y sus historias y, de este modo, acceder al
efecto purificador que producía la representación escénica en su interior.
De allí que la tragedia también resulte aleccionadora para su público en cuanto
a las decisiones o los intereses que movieron a sus personajes hacia su
lamentable final.

El héroe en la Antigüedad Clásica

            En un primer momento, los héroes griegos eran aquellos


engendrados por hijos de una divinidad y de un ser mortal, y debido a esa
singular genealogía, los antiguos veían en ellos una suerte de naturaleza
mixta (en la bibliografía se lo conoce como héroe mítico). Con el paso del
tiempo, el concepto de héroe adquirió un sentido más amplio y sirvió
también para designar a determinado tipo de mortales. Aristóteles sostiene
que los héroes eran superiores a los hombres, tanto física como
moralmente. Sin embargo esta definición debe tomarse con cuidado, ya que
encontramos aspectos grotescos, salvajes, violentos e incluso sanguinarios
en los héroes desde la Antigüedad. 

Como ya hemos analizado en otras lecturas, las tragedias toman algunos


motivos míticos pero los representan en relación con el contexto
sociopolítico de la polis griega  del siglo  V aC. (recomendamos la lectura del
texto Mito y tragedia  de Carlos García Gual disponible en el Campus
virtual). El héroe que aparece en las tragedias clásicas no invita a que se lo
imite, despierta la desaprobación a causa de su soberbia o desmesura
(hýbris). Su castigo está visto como una lección por su audacia.

Como dice el especialista Rodríguez Adrados en su análisis sobre el héroe


en la Antigüedad, la tragedia griega nos presenta siempre un doble
panorama. Por un lado, las fuerzas enfrentadas en el conflicto trágico; por
otro, el modo en que son juzgadas esas fuerzas y la resolución del conflicto.
De esta manera, la tragedia presenta al hombre enfrentado con las más
terribles situaciones, en la soledad de las grandes decisiones, en el riesgo
del error o el triunfo y  pone a la vista del espectador una interpretación a
partir de las concepciones griegas sobre el hombre, el mundo y lo divino.
Dichas concepciones dan un sentido a la acción y, de este modo, el héroe se
convierte en lección.
Rodríguez Adrados afirma que el héroe de la tragedia griega es un espejo de
la vida humana en sus momentos decisivos. Es más que un tipo ideal
directamente imitable; es el hombre mismo, tratando de abrirse paso en
situaciones no esclarecidas antes. En su búsqueda corre el riesgo de cruzar
el límite impuesto por el mundo divino. Caiga o triunfe, se equivoque o
acierte su suerte será siempre un acicate[2] y una advertencia al mismo
tiempo. Por eso, este héroe se vuelve un modelo en sentido diferente al
héroe mítico: tanto su caída como su triunfo tienen lugar por medio del
dolor y a través de decisiones que desearíamos evitar. 

Los seis elementos de la tragedia griega.

1- Pathos (o pasión): se relaciona con el padecimiento del héroe.


2- Hybris (o desmesura): es la soberbia del héroe que está convencido de que puede desafiar
los designios del destino o de que puede desafiar la voluntad de los dioses.
3- Hamartía (o error trágico): es la equivocación fatal que comete el héroe, produciendo la
caída.
4- Peripecia: es el cambio de suerte que se manifiesta en la vida del héroe.
5- Anágnorisis (o reconocimiento): el héroe reconoce su error trágico.
6- Catarsis (purificación): es la liberación de pasiones que experimenta el público una vez que
finaliza la tragedia.

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