OPINIÓN
DÍA DE LA MUJER
Sin la ley de su lado
Violencia doméstica, salud reproductiva e igualdad laboral aún
representan zonas de conflicto que frenan el avance femenino.
H
asta principios del siglo XX, una argentina casada
no podía firmar un contrato, testificar en un juicio
ni ejercer una profesión sin el permiso de su mari-
do, que por otro lado era el administrador de sus bienes.
Desde 1926, cuando se modificó la ley civil, la situación
jurídica de las argentinas ha mejorado radicalmente. El
próximo 8 de marzo, cuando se celebra el “Día Internacio-
nal de la Mujer” resulta entonces una buena ocasión para
reflexionar sobre lo que aún falta por hacer.
La elección de la primera presidenta –secundada por otras
dos candidatas a la presidencia– fue uno de los aconteci-
mientos más importantes en la historia de las argentinas.
Sin embargo, esta conquista no se debió a un cambio de
mentalidad en las relaciones entre los sexos, sino a la “Ley
de cupos” –sancionada en 1991 y que establece que cada
PARIDAD. Las mujeres han accedido a lugares antes impensables. Pero no resolvieron la profunda brecha entre el trabajo y la familia.
tres legisladores hombres, una mujer debe ocupar una
banca–, la cual elevó a un 33% –en Diputados– la repre-
sentatividad femenina. De todos modos, si se piensa que
en la actual Cámara de Diputados francesa las mujeres re-
presentan apenas 17%, la situación en nuestro parlamento
parecería propia de un país escandinavo. En los últimos
años, en la Argentina se han aprobado leyes tendientes
a ampliar los derechos de las mujeres. Sin embargo, a la
incapacidad del Estado para hacer cumplir la mayoría de
estas normas, se suma su impotencia para penetrar allí
donde, abandonadas a la intimidad del hogar, las mujeres
no tienen a la ley de su lado.
FEMICIDIO. Según el Observatorio de Violencia de Género de
la Ciudad de Buenos Aires, sólo en la provincia bonaerense
una mujer es asesinada cada tres días. En un 70% de los
casos, las muertes son cometidas por personas vinculadas
sentimentalmente con ellas. Pero “violencia de género” no
sólo son los golpes de un marido iracundo: como revelaba
Página12 hace unos años, el maltrato simbólico –a veces
ejercido por las enfermeras, hay que decirlo– que sufren las
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Por MILAGROS BELGRANO RAWSON*
parturientas de la maternidad más pobre del noroeste ar-
gentino, demuestra que una violencia de género invisible e
insidiosa, más difícil de erradicar que la que se perpetra en
el ámbito doméstico, sigue intacta en nuestra sociedad.
SALUD. El caso de la citada maternidad, donde anual-
mente se atienden 14.000 partos –el máximo aconsejado
es 4.000– demuestra que, a pesar de que la legislación ga-
rantiza anticoncepción gratuita, la salud reproductiva sigue
vinculada a la clase social. De hecho, el aborto y las com-
plicaciones del parto son las principales causas de muer-
te entre las argentinas de entre 15 y 49 años, de sectores
humildes en su mayoría.
TECHO DE CRISTAL. El ejercicio de una ciudadanía plena
ha permitido, entre otras cosas, que las argentinas ocupen
puestos en lugares antes inimaginables. Sin embargo, la
incompatibilidad entre trabajo y familia sigue perjudicando
a la mujer que, a partir de su entrada masiva en el mercado
laboral, no sólo tiene que trabajar a tiempo completo, sino
que debe hacerse cargo de los hijos y el hogar. Según un es-
tudio publicado por CLACSO, 77% de los cónyuges varones
no realiza ninguna tarea doméstica. Por otro lado, un infor-
me de la Universidad de Belgrano afirma que los hombres
ganan hasta un 30% más que las mujeres por desempeñar
el mismo puesto. Entretanto, ellas siguen tropezando con
ese inexpugnable “techo de cristal” que les impide alcanzar
puestos ejecutivos en empresas. Pero todo lo que ocurra
en la esfera pública merece revisarse junto con lo que pasa
de puertas adentro, allí donde se tejen conflictivas relacio-
nes de poder que, en muchos casos, se inclinan a favor del
hombre. En ese sentido, como afirmaba ese viejo eslogan
feminista mil veces repetido en los 70: “Lo privado siempre
es político”. ●
*Periodista de la revista NOTICIAS.
FOTOS: CEDOC. 1 de marzo del 2008/NOTICIAS