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Universidad de Antioquia Dramaturgia y Teatro

Yuri Montoya Cardona Pablo Osorno


Sebastián Pabón Agudelo Lic. Humanidades y lengua castellana
Noviembre 27 del 2014

Diferencias y semejanzas entre la tragedia y la comedia

Objetos y sujetos imitados. Inicialmente, la tragedia se constituía como la


imitación de una acción esforzada y completa, que se veía reflejada a través de un
personaje socialmente reconocido y establecido en una clase burguesa. En otras
palabras, era inspirada principalmente en un individuo económicamente admirable
y que regularmente pertenecía a la nobleza. A diferencia de esto, la comedia se
centra en representar las acciones del común, es decir, de aquellas personas
corrientes que habitaban la antigua Grecia y que no pertenecían, social y
económicamente hablando, a un estatus alto.

Sujetos actantes. La comedia se caracterizaba por la apropiación identitaria por


la que, en cierto modo, los personajes optaban, asumiendo posiciones frente a los
hechos y poseyendo una vulnerabilidad naturalmente humana frente a éstos; en
otras palabras, eran seres humanos diferentes los que entraban en escena. Por
otro lado, la tragedia se concentraba en representar las acciones que
regularmente se visibilizan en el transcurrir del ser humano, y no en un individuo
concreto (de ahí que en la tragedia se hable de caracteres o actantes más que de
personajes).

Partes cuantitativas. Una de las principales características de la tragedia es su


organización cuantitativa y formal, la cual estaba organizada de una manera
particular y que, además era general para todas (Prólogo, episodio, éxodo y parte
coral). Aunque en algunos casos y en cierto modo la comedia compartía ciertos
momentos con respecto a los de la tragedia (la utilización de episodios, por
ejemplo), no está conformada por la totalidad de estos momentos y tampoco
mantiene una organización esquemática; en otras palabras, la comedia poseía
cierta libertad a la hora de organizar cuantitativamente las obras.

Partes cualitativas o constitutivas. En este punto es menester clarificar a lo que


nos referimos como partes constitutivas: son todos aquellos fenómenos y maneras
o estilos de abordar el transcurrir de los hechos causales en la obra; es todo
aquello que se permite evidenciar dentro de las escenas y que principalmente son
los autores o caracteres los que cargan con ello. Siendo así, la tragedia estaría
cargada de diferentes momentos o fenómenos que afectaban tanto a los
caracteres y al coro, como a los espectadores mismos. La anagnórisis, por
ejemplo, consistía en el momento en que el héroe trágico reconocía su error de
juicio (Amarthía) y aceptaba las consecuencias de este; por esto dicho héroe
padece sufrimientos y dolores de los cuales se lamenta constantemente, lo cual
nos lleva al desenlace de dos nuevos fenómenos causales en la tragedia: El
Phatos y la Katarsis, que se evidenciaban principalmente en aquellos sentimientos
de lástima y dolor que los hechos trágicos causaban en los espectadores.

Aquí reside una de las principales diferencias entre la tragedia y la comedia.


Aquella transmite sentimientos de dolor y compasión para con los caracteres,
razón por la cual tiene ciertas maneras de generar esta Katarsis; por otro lado, la
comedia se presenta como una forma burlesca de ver la vida y como una crítica a
las tonalidades absurdas y vergonzosas del ser humano. Esto es conocido, en “La
poética” de Aristóteles como hombres mejores y hombres peores respectivamente.

Parte coral. Con respecto a las intervenciones y a la presencia del coro en ambos
géneros teatrales es posible dar por sentado una diferencia y una semejanza.
Inicialmente, tanto en la tragedia como en la comedia, la presencia del coro y de
los corifeos (femenino y masculino) se muestra como la voz del pueblo y como
actantes o personajes que siguen paso a paso la línea histórica de la obra, son la
voz de aquellos que no hablan y, regularmente, están representando la palabra de
las masas, de los espectadores. Sin embargo, la voz del coro en la tragedia no
adquiere en sí una posición estable frente a los acontecimientos sino que se
mueve constantemente entre diversas posturas, recurriendo siempre a la ley
divina y al mito como principal fundamento para apoyar o refutar a los personajes;
en tanto que en la comedia el corifeo (que únicamente aquí también puede ser
femenino: “La corifea”), y el coro en general (también bi-género) sí establecen una
postura definida frente a la causalidad de los hechos, ya sea de defensa o de
ataque, y mantienen siempre dicha posición.

Conflicto. En toda obra trágica o cómica es posible evidenciar un conflicto entre


los personajes que finalmente se constituirá como el centro de la obra. Sin
embargo, dicho conflicto, aunque mantiene siempre un “pro” y un “contra”, varía la
manera y las estrategias que usan los personajes para lograr aquello que quieren:
el objeto de deseo. En pocas palabras, en ambos géneros el conflicto se
desarrolla a partir de dos posiciones contradictorias que buscan un objeto de
deseo, y aquello que varía es la forma como la tragedia lo aborda (más apegado a
lo divino) y como la comedia lo hace (más cercano a la condición humana).

Héroe y comportamiento arquetípico. La tragedia se caracteriza inicialmente


por la presencia de un héroe, es decir, de un actante que se encuentra en clases
sociales altas y el cual sufre los excesos de la Híbris y posteriormente lo reconoce.
De esta manera se buscaba generar en las conciencias de los espectadores la
imagen de un comportamiento arquetípico, y se comenzaban a diferenciar entre
las acciones “buenas” y las “malas“. A diferencia de esto, la comedia no poseía en
sí una figura heroica ni pretendía transmitir un arquetipo comportamental, sino que
pretendía hacer una crítica consciente a las figuras más representativas
socialmente y a su vez demostraba la cotidianidad de las personas comunes, sus
avatares, sus dificultades, etc.

Bibliografía.

 Aristóteles, Poética.

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