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Unidad didáctica 5. Fatiga y sistema inmune
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1. Desarrollo del contenido
1. La fatiga
2. El sistema inmune
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1.1. La fatiga
1 Concepto
2 Clasificación de la fatiga
3 Etiopatogenia de la fatiga
5 Síndrome de sobreentrenamiento
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1.1.1. Concepto
Diversos conceptos se han propuesto para definir la fatiga. La fatiga es un concepto muy genérico, por lo
que no va a presentar una definición única y clara; obedece a situaciones fisiológicas dispares, es
plurietiológica y multicausal, siendo una respuesta del organismo que indica cómo nos adaptamos al
ejercicio.
«Disminución acusada del rendimiento, que además de implicar un aumento del esfuerzo para
realizar un esfuerzo, produce una incapacidad eventual o momentánea para desarrollar el
trabajo». (Enoka y Stuart, 1992).
«La fatiga comienza a producirse prácticamente desde el comienzo del ejercicio, al comienzo del
mismo aún es posible mantener la intensidad aumentando el esfuerzo realizado, pero con una
percepción del esfuerzo más difícil, reduciendo el tiempo hasta el agotamiento». (López Chicharro
y Fernández Vaquero, 2006).
«Disminución de la capacidad para generar una fuerza máxima o potencia máxima». (Gandevia,
1998).
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Concepto (II)
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1.1.2. Clasificación de la fatiga
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Clasificación de la fatiga (II)
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Clasificación de la fatiga (III)
Figura 3. Identificación de la fatiga central y periférica. Modificado de González Gallego et al., 1996 y López
Chicharro, 2006.
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1.1.3. Etiopatogenia de la fatiga (I)
1 La depleción de sustratos.
2 La acumulación de metabolitos.
6 Daño muscular.
7 Temperatura.
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Etiopatogenia de la fatiga (II)
1. Depleción de sustratos:
Fosfocreatina: depleción de los depósitos celulares de ATP y PCr. La PCr se usa bajo situaciones
anaeróbicas para resintetizar ATP altamente energético y así mantener las reservas del mismo. «Durante
la realización de contracciones máximas repetidas, la fatiga coincide con el agotamiento de la
PCr» (Wilmore y Costill, 2015).
Durante los primeros segundos de una actividad a elevada intensidad, el ATP se mantiene relativamente
constante a expensas de la creatina, sin embargo, cuando se produce el agotamiento los niveles de
ambos son bajos.
Figura 4. Cambios en el ATP y PCr en las fibras tipo II durante un esfuerzo máximo de 14 s. Autor: Wilmore y Costill,
2010.
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Etiopatogenia de la fatiga (III)
El músculo humano presenta unos niveles de ATP de 20-25 mmol/kg de músculo seco, y el pico de
hidrólisis se encuentra en torno a 15 mmol/kg durante cada segundo, lo que es suficiente para realizar
un esfuerzo de 1-2 segundos al máximo (Gaitanos, Williams, Boobis y Brooks, 1993). Sin embargo, el
ATP nunca se depleciona por completo, disminuyendo en un 45% en un sprint de 30 s y entre un 14-
32% en un sprint de 10 s (Jones et al., 1985). Diversas rutas metabólicas (sistemas de energía)
colaboran para resintetizar ATP y mantener las tasas de pico de volumen de trabajo. La contribución de
cada sistema de energía está determinada por la intensidad del ejercicio y la duración del periodo de
descanso (Glaister, 2005).
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Etiopatogenia de la fatiga (IV)
Glucosa: Los valores musculares de ATP se mantienen también por la descomposición aeróbica y
anaeróbica del glucógeno.
Glucosa plasmática
Varios tejidos dependen del mantenimiento de los niveles de glucosa plasmática, como el tejido
nervioso. En situaciones de ayuno, la glucemia depende de la aportación hepática:
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Producción hepática de glucosa
Gluconeogénesis 5-15% de
producción.
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Glucógeno muscular
Cuando la realización de ejercicio comienza con niveles bajos de glucógeno muscular, el tiempo
de resistencia es menor y se produce una mayor cantidad de NH3. Los factores de los que
depende la concentración muscular de glucógeno son:
Figura 6. Efectos del nivel inicial de glucógeno en el tiempo de resistencia durante un ejercicio al 65% del
VO2max hasta el agotamiento. Autor: López Chicharro, 2006.
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Etiopatogenia de la fatiga (V)
ATP muscular
Incluso en condiciones extremas, las concentraciones de ATP muscular descienden solo hasta el
50-70% de los valores basales. Por lo tanto, parece ser que la concentración sarcoplasmática de
ATP es suficiente para no ocasionar fatiga. Se ha demostrado que la concentración de ATP no es
limitante en ejercicios de muy alta intensidad, ya que a pesar de un descenso de la
concentración de ATP del 50%, se mantenía la capacidad para generar tensión, además los
niveles de ATP del sarcoplasma no disminuyen hasta que lo hacen los de PCr; por lo tanto, la
concentración de ATP no es limitante.
Fosfocreatina
La PCr permite sintetizar ATP a una velocidad mayor que la hidrólisis del mismo, evitando
que se acumule ADP. Siempre que haya PCr, la concentración de ATP no disminuirá.
Facilita el transporte de ATP (desde el interior de la mitocondria) y ADP (al interior de la
mitocondria).
La PCr solo puede limitar el rendimiento si debido a ella se produce un descenso de ATP por
debajo de los niveles críticos, situación poco probable. Sin embargo, en los deportes
intermitentes, la capacidad de recuperación de los niveles de PCr sí parece ser un factor
limitante, directamente relacionado con la concentración de PCr antes de realizar el ejercicio.
Glucógeno muscular
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Etiopatogenia de la fatiga (VI)
2. Acumulación de metabolitos
Figura 7. Rutas metabólicas que tienen como consecuencia la formación de lactato, H+ y Pi.
Hidrogeniones
(Procedentes del metabolismo anaeróbico): disminuyen el pH, ocasionan fatiga, las células solo
funcionan en unos límites determinados de pH. Aunque clásicamente se asoció la acumulación de
lactato con la fatiga, esta se relaciona en la actualidad con la acumulación de H+.
Tamponadores
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Fósforo inorgánico (Pi)
Amoniaco:
El ejercicio físico intenso genera AMP, que se desamina a IMP. Se regenera ATP desde ADP
produciendo NH3. El NH3 también es producido por la oxidación de aminoácidos. Durante el
reposo, el NH3 se elimina por la urea, pero durante el ejercicio este mecanismo no aumenta, por
lo que se ha propuesto que es eliminado o bien por la ventilación o por la distribución hacia
músculos no activos.
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Etiopatogenia de la fatiga (VII)
3. Alteraciones hidroelectrolíticas
Deshidratación: da lugar a fatiga al perder el > 3% del peso corporal, se disipa por el calor. Esta
relación es exponencial, cuanto mayor porcentaje de pérdida de peso corporal, mayor disminución
del rendimiento.
Pérdida iónica: alto riesgo térmico + larga duración disminuye volumen plasmático = altera
potencial de membrana e impulso nervioso afectando a la capacidad de trabajo físico.
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Etiopatogenia de la fatiga (VIII)
Dependientes del uso del ATP, en situaciones de fatiga se afectarán sus funciones.
1 Hexokinasa: glucogenólisis.
2 Creatinkinasa: fosfocreatina.
2 DOMS.
3 Inmunomoduladores.
5 Prooxidantes.
6 Daño osmótico.
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Etiopatogenia de la fatiga (IX)
7. Temperatura
La hipertermia (aumento en la temperatura central) por encima de 38 °C inducida por el ejercicio intenso
causa fatiga central (Nybo y Nielsen, 2001). El tiempo hasta el agotamiento en los ciclistas con fiebre se
reduce (González-Alonso et al., 1999) y altera la actividad prefrontal del área cerebral (Nybo y Nielsen,
2001).
Además, marcadas elevaciones en la temperatura central (2-3 °C) y aumentos en el flujo sanguíneo de
la piel (cuatro veces) pueden ocasionar unas reducciones significativas en el gasto cardiaco debido a una
disminución sustancial del volumen sistólico.
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1.1.4. Fatiga en función del tipo de ejercicio
EJERCICIO DE COORDINACIÓN
Agotamiento neuronal.
Alteraciones en el reclutamiento.
EJERCICIO DINÁMICO
Baja intensidad.
Alta intensidad.
EJERCICIO ESTÁTICO
Cambios en el pH.
Hipoxia.
Mala irrigación muscular.
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1.1.5. Síndrome de sobreentrenamiento
2 Síntomas y efectos
3 Alteraciones fisiológicas
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Concepto, definición y causas
Es necesario llevar a cabo una aclaración conceptual antes de comenzar este apartado y definir dos
conceptos importantes:
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Concepto, definición y causas (II)
Overtraining (sobreentrenamiento): una acumulación de entrenamiento que tiene como resultado una
disminución en la capacidad de rendimiento a largo plazo con o sin signos fisiológicos y
psicológicos relacionados y síntomas de mala adaptación, en los que la restauración de la capacidad de
rendimiento puede durar de varias semanas a varios meses.
Las investigaciones y diferentes definiciones de ambos conceptos muestran que la diferencia entre ambos
conceptos se establece en la cantidad de tiempo necesario para la restauración de rendimiento y no en el
tipo o duración de estrés de entrenamiento o grado de deterioro. Mediante el uso de la expresión
«síndrome», hacemos hincapié en la etiología multifactorial y reconocemos que el ejercicio
(entrenamiento) no es, necesariamente, el único factor causante del síndrome.
Figura 10. Patrón típico de la mejora esperable en el rendimiento con una extralimitación u overreaching (izquierda) o
de la disminución del rendimiento en el patrón asociado al sobreentrenamiento u overtraining (derecha). Autor: Wilmore y
Costill, 2010.
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Síntomas y efectos
Síntomas
Efectos
«Los mejores marcadores del síndrome de sobreentrenamiento parecen ser las respuestas de la
frecuencia cardiaca, del consumo de O2 y del lactato en sangre a una sesión estandarizada de esfuerzo.
Las disminuciones del rendimiento también parecen ser buenos indicadores» (Wilmore y Costill, 2015).
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Alteraciones fisiológicas
Ambos tipos de síndrome de sobreentrenamiento (SSE) son parte de un mismo proceso adaptativo:
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Alteraciones fisiológicas (II)
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Tratamiento del síndrome de sobreentrenamiento
La clave va a ser el control del entrenamiento para evitar el sobreentrenamiento. Los mecanismos de
control más utilizados son:
Cuestionarios retrospectivos.
Diarios de entrenamiento.
Pruebas de detección fisiológica.
El método de observación directa.
Sin embargo, una vez que se diagnostica el síndrome de sobreentrenamiento, el único tratamiento
conocido es el descanso, junto con una buena nutrición y la reducción del estrés. La duración del
tratamiento es muy variable y depende de la gravedad. Si el diagnóstico es una extralimitación, un
periodo de descanso de varias semanas puede ser suficiente, mientras que si el diagnóstico es síndrome
de sobreentrenamiento, periodos de descanso de varios meses pueden ser necesarios junto con la
prescripción de medicamentos (Meeusen et al., 2013).
Mediante estas dos infografías podemos ver las diferentes fases en el proceso de entrenamiento
que pueden inducir al sobreentrenamiento y los síntomas del mismo:
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1.2. El sistema inmune
El sistema inmune está formado por un conjunto de mecanismos y estructuras que van a tener la función
de proteger al organismo frente a agresores tanto internos o externos. Esta respuesta inmunitaria será el
resultado de la acción de las células especializadas y de las sustancias liberadas por ellas. El sistema
inmune está compuesto por una compleja red de células y moléculas distribuidas por todo el organismo,
localizándose los componentes más importantes en la sangre, el timo, los huesos, anginas, ganglios,
medula ósea, bazo, pulmones, hígado y los intestinos.
Figura 11. Sistema linfático (izquierda). Estructura de un ganglio linfático (derecha). Autor: TE-
Lymphatic_system_diagram.svg. Fuente: Wikimedia Commons y Estructura_d'un_gangli_limfàtic.png. Fuente: Wikimedia
Commons.
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1.2.1. El sistema inmunitario y su respuesta al ejercicio
Las células y moléculas del sistema inmune son las responsables de capacitar al organismo de
resistencia frente a las agresiones de microorganismos o células tumorales. La respuesta colectiva y
coordinada de todos los componentes del sistema inmune frente a estos antígenos agresores se
denomina respuesta inmunitaria y pueden clasificarse en:
El ejercicio puede tener efectos tanto positivos como negativos sobre la función inmune y la
susceptibilidad a las enfermedades menores. La relación entre el ejercicio y la susceptibilidad infección
del tracto respiratorio superior (URTI) se ha descrito mediante una curva en forma de «J».
Figura 12. Riesgo de infección en el tracto respiratorio en relación con la actividad física. Autor: Nieman, 1994.
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El sistema inmunitario y su respuesta al ejercicio (II)
Durante la respuesta al ejercicio, también ocurren cambios hormonales, incluyendo incrementos en las
concentraciones plasmáticas de varias hormonas (adrenalina, cortisol, hormona del crecimiento y
prolactina), las cuales tienen efectos inmunomoduladores; la IL-6 derivada del músculo pasa en parte a
ser la responsable de la elevada secreción de cortisol durante el ejercicio prolongado.
Cuando la sesión de ejercicio es extenuante y muy prolongada (> 1.5 h), el número de linfocitos
circulantes puede verse disminuido a valores por debajo de los niveles preejercicio durante varias horas
(Berk et al., 1990).
Se ha mostrado también que el ejercicio afecta a la función de los antígenos, induciendo una reducción
en los macrófagos.
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Si en este modelo en «J» incluimos a sujetos de élite, el comportamiento es en forma de «S» (Ekblom et
al., 2006). Cargas inexistentes y muy elevadas incrementan el riesgo de infección, mientras que el
entrenamiento moderado y el de alto nivel pueden disminuirlo; estos datos aún tienen que verificarse.
Figura 13. Modelo en «S» de la relación entre la carga de entrenamiento y la tasa de infección Autor: Ekblom et al.,
2006.
El motivo por el que aumenta el riesgo de infección descrito en la curva en «J» es conocido como «open
window» (Pedersen y Ullum, 1994), que significa que hay una ventana abierta de alteración de la
inmunidad (generalmente entre 3 y 72 horas) en que el riesgo de infección clínica tras el ejercicio está
elevado (Shephard, 2001).
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1.2.2. Efectos del ejercicio sobre el sistema inmune
La actividad física originará una serie de demandas sobre el organismo que son dependientes del tipo, de
la intensidad y de la duración del ejercicio, y que repercutirá sobre la respuesta y la adaptación del
sistema inmune, influyendo este sobre la salud y rendimiento del deportista.
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Efectos sobre células y moléculas del sistema inmune
Los diferentes estudios que han analizado los efectos del ejercicio sobre el sistema inmune concluyen que
este origina una leucocitosis (aumento del número de leucocitos), y no solo eso, sino que altera las
capacidades funcionales de numerosos tipos de células inmunes (Córdova, 2014).
Después de una serie de ejercicio intenso, los cambios en el número de leucocitos que circulan
normalmente vuelven a los valores preejercicio en torno a las 3-24 h. Los estudios transversales que han
comparado el número de leucocitos en muestras de sangre tomadas 24 h después de la última sesión de
entrenamiento y comparados con las de las personas sedentarias han informado generalmente de muy
pocas diferencias. Por lo tanto, en el verdadero estado de reposo, la función inmune parece ser muy
similar en comparación con los sedentarios.
La leucocitosis en ejercicios de corta duración sería provocada por el aumento de los niveles de
adrenalina, y en ejercicio de más de una hora sería el cortisol el que actuaría de manera sinérgica. Al
final del ejercicio la disminución de los leucocitos está relacionada con el descenso de la concentración de
adrenalina a pesar de estar elevado el cortisol, provocando un descenso más lento de los leucocitos que
de la adrenalina.
Este incremento de los niveles de leucocitos disminuye con el entrenamiento, probablemente debido a
que también disminuye la liberación de catecolaminas.
Linfocitos
Figura 14. Variaciones de los leucocitos (izquierda) y linfocitos (derecha) con el ejercicio con respecto al
reposo. Autor: Córdova, 2013.
Células fagocitarias
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Fagocitos
Oxidación
La actividad oxidativa durante el reposo está disminuida en sujetos entrenados con respecto a la
de sujetos sedentarios. Esta reducción puede ser debida a una adaptación del sujeto entrenado
para disminuir la respuesta inflamatoria al daño muscular de baja intensidad.
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Efectos sobre los componentes moleculares
Cuando el ejercicio origina daño muscular, que puede ser debido a microrroturas adaptativas,
isquemia/hipoxia local, contusiones o torsiones o por el tipo de contracción desarrollada, origina un
aumento de los niveles de citokinas pro y antiinflamatorias. La cinética de las citokinas antiinflamatorias
será más retrasada con respecto a las de las citokinas proinflamatorias.
Las citokinas son sustancias secretadas por células del sistema inmune que envían señales locales entre
células, afectando a otras células. Las citokinas proinflamatorias son las que promueven la inflamación
sistémica mientras que las antiinflamatorias la reducen.
Figura 15. Variaciones de las citokinas con el ejercicio. Autor: Córdova, 2013.
La interleucina 6 (IL-6) es una glicoproteína que actúa como amplificador de la señal inflamatoria y es el
principal mediador de las consecuencias sistémicas de la inflamación. En el caso del daño muscular, la
IL-6 producida en el músculo dañado estimula el eje hipotálamo-hipófisis-suprarrenal promoviendo la
liberación de ACTH y cortisol.
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Efectos sobre los componentes moleculares (II)
Profundiza…
Estos estudios indican que varios índices de la función de los leucocitos, incluyendo neutrófilos y
monocitos, son sensibles a los aumentos en la carga de entrenamiento en atletas bien entrenados
(Gleson, 1995; Lancaster, 2004). Incluso después de periodos relativamente cortos (1-3 semanas) de
entrenamiento intensivo, se producen marcadas reducciones en la función de los neutrófilos y la
proliferación de linfocitos. Por lo tanto, con periodos crónicos de entrenamiento de carga, varios aspectos
de la inmunidad innata y adaptativa están deprimidos, pero los atletas no son clínicamente
inmunodeficientes. En otras palabras, la disfunción inmune inducida por el ejercicio no pone en peligro de
enfermedad grave a los atletas, pero podría ser suficiente para aumentar el riesgo de contraer
infecciones comunes tales como infección de las vías respiratorias.
Los marcadores sanguíneos de inflamación están fuertemente asociados con enfermedad crónica en la
población de mayor edad, y la inflamación ha sido implicada en varias enfermedades cardiovasculares y
metabólicas. La evidencia que está emergiendo es que el ejercicio tiene efectos antiinflamatorios. Los
individuos que son físicamente activos sobre una base regular tienen una reducción en los niveles de
biomarcadores que se utilizan para evaluar la inflamación sistémica. Por ejemplo, los niveles más altos
de actividad física habitual se asocian con una menor producción estimulada por mitógenos de citoquinas
inflamatorias, menor contenido de proteína inflamatoria del músculo esquelético, menor producción de
adipocina y menores niveles séricos de proteína C reactiva (Gaitanos, Williams, Boobis, y Brooks,
1993). Por lo tanto, aunque el estrés del ejercicio extremo puede perjudicar la función inmune y
aumentar la susceptibilidad a la infección, esto puede no ser del todo perjudicial para el sujeto y puede,
mediante la reducción de la activación inmune y la inflamación posterior, ser uno de los mecanismos
mediante los cuales se regulan los beneficios del ejercicio a largo plazo sobre la salud.
Es posible que el ejercicio aumente el riego de padecer una infección viral, pero reduce el riesgo de
enfermedades crónicas. Es muy interesante e ilustrativo el resumen de un estudio de Glesson, 2007: «El
ejercicio moderado regular (entrenamiento) se asocia con una reducción en la incidencia de la infección
en comparación con un estado completamente sedentario. Sin embargo, ejercicios prolongados y
vigorosos causan una depresión temporal de varios aspectos de la función inmune (por ejemplo, la
proliferación de linfocitos, la presentación de antígenos de monocitos), que por lo general dura ~3-24 h
posejercicio, dependiendo de la intensidad y duración de la actividad. La disfunción de la función inmune
posejercicio es más pronunciada cuando el ejercicio es continuo (> 1.5 h), y de intensidad de moderada
a alta (55-75% VO2max), y se realizan sin la ingesta de alimentos. Los periodos de entrenamiento
intenso (fatiga aguda) con una duración de una semana o más pueden dar como resultado una más
duradera disfunción inmune. Aunque los atletas de élite no son clínicamente inmunodeficientes, es
posible que los efectos combinados de los cambios pequeños en varios parámetros inmunológicos
puedan comprometer la resistencia a enfermedades leves comunes, tales como infección del tracto
respiratorio superior. Sin embargo, esto puede ser un pequeño precio que pagar, ya que los efectos
antiinflamatorios del ejercicio medidos a través de citoquinas son probables mediadores de muchos de
los beneficios para la salud a largo plazo del ejercicio regular.» (M. Gleeson, 2007)
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2. Resumen
En el desarrollo de esta unidad didáctica hemos analizado las respuestas que el ejercicio
va a ocasionar en el sistema inmune, hemos visto que si es cierto que algunos factores del
sistema inmune se van a ver afectados negativamente a corto plazo, las ganancias a largo
plazo compensan esos riesgos. Hemos analizado detalladamente dos conceptos
íntimamente ligados, como son la fatiga, donde hemos visto la definición, clasificación,
etiopatogenia y las causas de la fatiga en función del tipo de ejercicio, junto con el
concepto de sobreentrenamiento, analizando el concepto, los diferentes tipos, las variables
biológicas que pueden determinarlo, el diagnóstico y el posible tratamiento.
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3. Mapa conceptual
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4.. Recursos bibliográficos
Recursos bibliográficos
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