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Osvaldo Barreneche
Rosario, 2019
Barreneche, Osvaldo
De brava a dura. Policía de la provincia de Buenos Aires: una historia, 1930-1973 /
Osvaldo Barreneche. - 1a ed . - Rosario : Prohistoria Ediciones, 2019.
176 p. ; 23 x 16 cm. - (Historia argentina / Barriera, Darío G.; 40)
ISBN 978-987-4963-23-9
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por recono-
cidos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
© Osvaldo Barreneche
© de esta edición:
Email: admin@prohistoria.com.ar
www.prohistoria.com.ar
Impreso en la Argentina
ISBN 978-987-4963-23-9
ÍNDICE
AGRADECIMIENTOS ...................................................................... 11
INTRODUCCIÓN .............................................................................. 13
CAPÍTULO I
Reformas Permanentes ......................................................................... 23
CAPÍTULO II
Los orígenes de la familia policial........................................................ 63
CAPÍTULO III
Justicia por mano propia ...................................................................... 79
CAPÍTULO IV
Corrupción y violencia ......................................................................... 101
CAPÍTULO V
Las y los policías como trabajadores ................................................... 123
ANEXO
Archivos policiales e investigación histórica. El caso de la Policía de
la Provincia de Buenos Aires ................................................................ 149
E
ntre varias cosas que se acumulan en un proyecto de investigación que lleva
ya algunos años, una de las más importantes es la lista de personas que, a lo
largo del mismo, han ayudado de incontables maneras a su desarrollo. Colegas
y amigos que han aportado mucho para un resultado, como el de este libro, que tal vez
no alcanza para cubrir todo lo recibido. Pidiendo una indulgencia académica plenaria
por ello, los evoco aquí con afecto.
Una primera lista de colegas, de aquí y de allá, que así como vienen a mi memo-
ria los menciono, sin que la prelación signifique nada en particular. Lila Caimari,
Sandra Gayol, Eduardo Zimmerman, Donna Guy, Ricardo Salvatore, Ernesto Bohos-
lavsky, Sofía Tiscornia, Máximo Sozzo, Marcelo Sain, Juan Manuel Palacio, Victor
Uribe-Uran, Pablo Piccato, Elisa Speckman-Guerra, Mariana Sirimarco, Gregorio
Kaminsky, Marcos Luiz Bretas, Diego Galeano, Darío Barriera, José Daniel Cesano,
Víctor Tau Anzoátegui, Marisa Moroni, Daniel Palma Alvarado, Gabriela Tío Vallejo,
María Belén Fernández, Jeff Shumway, Thomas Duve. En algún momento, en algún
evento académico, en algún café, en algún archivo, en algún e-mail, en algún pasillo,
todos ellos me aportaron algo que este libro aprovecha.
Una segunda lista de colegas, esta vez de mi Universidad Nacional de La Plata,
a quienes recuerdo y agradezco siguiendo el mismo criterio que el grupo anterior.
Angela Oyhandy, Anibal Viguera, Ricardo Rivas, Silvia Mallo, Emir Reitano, Jorge
Troisi-Melean, Noemí Mellado, Ernesto Domenech, Andrés Bisso, Claudio Panella.
En este grupo sumo a mis ex estudiantes de posgrado, ahora colegas, a quienes tanto
debo: María Angélica Corva, Andrés Stagnaro, Agustín Casagrande, Luis González
Alvo, María Eugenia Marengo, Carlos Vallefin, Hernán Olaeta, Sabrina Calandrón,
Betina Riva, Alfredo Alpini.
Estos últimos, junto a los actuales integrantes de nuestro grupo de investigación
vinculado a la historia de la justicia criminal, las instituciones de seguridad y de en-
cierro en el espacio bonaerense, han contribuido al contenido del libro y han ayudado
a poner a la Universidad Nacional de La Plata en el mapa académico de estas temáti-
cas: Sol Calandria, Lucía Inés Coppa, Sabrina Castronuovo, Florencia Castells, Vania
Cárdenas, Julia Bacchiega, Teresita Rodriguez Morales. Y sumo aquí a quienes, en
distintos momentos, me han asistido para a llevar adelante la investigación: María
Eugenia Marengo y Vania Cárdenas, ya nombradas, junto a Juan Ignacio Rodríguez
Ricciardi y Graciela Sieben.
12 De brava a dura
“
Fue como abrir una ventana y dejar que un aire fresco atravesase toda la casa.
Una casa que había estado cerrada por años y de cuyo interior se sabía poco,
casi nada”. Así describió una protagonista aquella mañana del 20 de diciembre
de 1997, primer día de la intervención a la Policía de la provincia de Buenos Aires
cuando, transcurridos los momentos iniciales del ingreso a la Jefatura de Policía en
La Plata, comenzó a concretarse todo aquello que sería la reforma policial bonaeren-
se. Para ese entonces, bien se sabían cuáles habían sido las causas que llevaron a esa
intervención e inicio del proceso de reforma. En los años de la democracia restaurada
a finales de 1983, muy poco era lo que había cambiado en la policía. Su marco norma-
tivo, su esquema organizacional, su carrera profesional, su forma de operar, su cultura
institucional –en definitiva– tenían entonces fuertes ligámenes de continuidad con su
pasado. Un pasado del que resaltaba principalmente su actuación durante la última
dictadura militar (1976-1983).
Muchos fueron los frentes de reformas institucionales abiertos en esos 14 primeros
años de la joven democracia. Cada cual con sus aciertos y errores, con sus limitacio-
nes, sus avances y retrocesos. Sin embargo, la policía de la provincia de Buenos Aires
los vio pasar sin que la atención se centrase en ella. El control político de la agencia
de seguridad bonaerense continuó bajo la órbita del Ministro de Gobierno con el Jefe
de Policía como cabeza de toda la institución. No era la misma policía que durante la
dictadura. Ahora el jefe era un oficial de carrera y no un militar. Pero eso, por sí solo,
no cambió realmente nada. Una sucesión de hechos de violencia y de corrupción po-
licial salieron a la luz durante esos años. Entonces, al menos, las denuncias públicas
y los medios de prensa impidieron el silenciamiento u ocultamiento de tales sucesos.
A ese creciente desprestigio se sumó la emergencia de los problemas de inseguri-
dad, acentuados durante los años noventa. Es por eso que, al descubrirse los vínculos
policiales con el asesinato del periodista José Luis Cabezas el 25 de enero de 1997, se
llegó a un punto sin retorno, un momento de inflexión precedido por un largo proceso
de deterioro institucional y de descomposición de una policía que la política y la so-
ciedad bonaerense habían forjado desde mucho tiempo atrás.
La espera se prolongó por unos meses, en los cuales fue madurando la interven-
ción. Un hecho no menor iba a reforzar la impostergable decisión política. En aquel
tiempo se aprobó y posteriormente se puso en práctica el nuevo Código de Procedi-
14 De brava a dura
es posible ni necesario sujetarse a ese año, a esa marca. Además, mucho del contenido
dialoga permanentemente con la prolífica historiografia que ha estudiado las policias
en la etapa precedente, desde el último tercio del siglo XIX hasta los años treinta. Por
tanto, 1930 es una referencia más que un inicio preciso. Por otro lado, 1973 si es un
punto de arribo, de cierre, que el libro no traspasa. Varios son los motivos para ello.
Uno es que, con el retorno a la democracia en ese año, y con la llegada de Perón al
poder luego de su prolongado exilio, se conjugan una serie de factores que marcan los
comienzos de una nueva etapa en la historia de la policia de la provincia de Buenos
Aires. Etapa vinculada directamente al accionar policial durante la última dictadura
militar. Este momento cuenta con otra historiografía que se viene ocupando del tema
sostenidamente. Esa misma producción explora en la década del sesenta los orígenes
de lo ocurrido en la siguiente y ahí entonces se encontrarán algunos puntos de contac-
to y diálogo entre los contenidos de este libro, especialmente en sus últimos capítulos,
y la así llamada Historia Reciente.
Se comprende entonces que el libro se ubica entre dos fuertes producciones his-
toriograficas. Siendo tributario de ellas, esta investigación se sitúa en lo que podría
denominarse como un periodo “intermedio”, que abarca una buena parte del siglo XX
durante el cual menos se sabe sobre la historia de las policias. Y si ha de considerarse
un posible aporte de este producto sería precisamente este: el de identificar las cone-
xiones, los hilos conductores, las variaciones, los puntos de fuga, entre los orígenes de
la institucionalización policial en los albores del siglo pasado, y su temible despliegue
ulterior, ya hacia el ultimo tercio de la misma centuria. Este libro quiere dar cuenta de
qué pasó en el medio y de ahí su titulo: “De brava a dura”. Estos son dos adjetivos con
los que los bonaerenses describieron a su policía. La “brava” de los años treinta fue
dando paso a la “dura” de la década del sesenta.
La policía brava, gestada desde mucho tiempo atrás, tuvo su madurez en las déca-
das de 1930 y 1940. En esos años, las policías bonaerenses dirimieron localmente sus
espacios de poder a través del ejercicio de una autoridad fuerte y que frecuentemente
recurría a acciones extrajudiciales para la resolución de los conflictos, a cuenta y
riesgo de sus propios apoyos políticos. A partir de la experiencia policial atravesada
por el peronismo, y sin perder totalmente los rasgos precedentes, fue emergiendo la
policía dura, con una mayor fisonomía institucional. Estas policías, aun distinguibles
localmente pero en tensión hacia un creciente proceso de centralización, se fueron
articulando en torno a un comando verticalmente estructurado en toda la provincia.
Fue así que, con el aval explícito de las autoridades, esta policía dura reprimió sis-
temáticamente la protesta social y la disidencia política, contribuyendo junto a otros
actores políticos y militares, a crear las condiciones para la posterior instalación del
terrorismo de estado en el espacio bonaerense y más allá. En esa transición que abarcó
las décadas intermedias del siglo XX, la policía también alcanzó un grado significati-
vo de autonomía que le permitió negociar la continuidad de sus propios “negocios”,
vinculados al circuito de financiamiento ilegal de sus actividades, con los funcionarios
políticos provinciales y la justicia.
16 De brava a dura
Sin embargo, esta creciente imagen monolítica debe ser rápidamente desmenu-
zada. Junto con los objetivos institucionales señalados, fue creciendo el descontento
entre las filas policiales hacia los gobiernos de turno, especialmente los de extracción
militar. Las prácticas de resistencia peronista de los años cincuenta y sesenta también
emergieron dentro de la policía bonaerense, de la mano del personal de suboficiales
y agentes que no veía reflejado en los sueldos de bolsillo toda la prédica aduladora
de sus jefes, identificados con las autoridades castrenses. Los volantes impresos y los
actos velados de protesta, ocurridos en distintas comisarías de la provincia, se fueron
sucediendo durante toda la década del sesenta. Por lo tanto, esta policía dura iba a
tener en realidad numerosas fisuras.
De brava a dura, como recorrido de esta investigación, abre numerosos interro-
gantes sobre la policía, aunque solo responde a algunos de ellos. Pues más que todas
las respuestas, busca profundizar un diálogo con las ciencias sociales en torno al tema
policial. Un diálogo que, sin apartar la vista de los problemas contemporáneos vin-
culados a las agencias de seguridad estatales, aporte una perspectiva de largo plazo
que solo ocasionalmente ha sido tenida en cuenta en la creciente producción sobre
el tema. No siempre la Historia, como disciplina, tiene la oportunidad de conectar el
pasado que estudia con el presente que otea en el horizonte. Sin embargo, este tema de
la historia de las policías, si lo ha hecho. Y, por ende, no elude el necesario abordaje
interdisciplinario de un tema complejo al que puede sin duda contribuir. El libro fue
escrito siguiendo esa línea.
1 Por ejemplo, Adolfo Rodríguez y Eugenio Zappietro, Historia de la Policía Federal Argentina a las
puertas del tercer milenio. Génesis y desarrollo desde 1590 hasta la actualidad. Buenos Aires, Editorial
Policial, 1999. Una figura clave en la producción histórica de este tenor fue la de Francisco L. Romay,
Historia de la Policía Federal Argentina, Tomo I a V, Buenos Aires, Editorial Policial, 1965 a 1972.
Osvaldo Barreneche 17
2 Por ejemplo, Sofía Tiscornia (compiladora), Burocracias y violencia. Estudios de antropología jurídi-
ca. Buenos Aires, Editorial Antropofagia y UBA, 2004.
3 Por ejemplo, Hugo Frühling y Azún Candina (editores), Policía, Sociedad y Estado: Modernización y
Reforma Policial en América del Sur. Santiago de Chile: CED, 2001; Sofía Tiscornia y María Victo-
ria Pita, Derechos Humanos, Tribunales y Policías en Argentina y Brasil. Buenos Aires: Facultad de
Filosofía y Letras, UBA, 2005; Ruth Stanley, “How Deviant is Deviance? ‘Cop Culture’, Mainstream
Cultures, and Abuse of Power in Buenos Aires,” en Globalization of Civil-Military Relations: De-
mocratization, Reform and Security. International Conferencem Bucharest. Bucharest: Enciclopedica
Publishing House, 2002.
18 De brava a dura
Ya en la década de 1990 surgió otro tipo de análisis sobre las instituciones de segu-
ridad. Los nuevos estudiosos elaboraron planes y proyectos para depurar las policías
y penitenciarías, para reformarlas y modernizarlas. Algunos de ellos, de hecho, se
sumaron a la acción política y asumieron cargos de responsabilidad en las secretarias
y ministerios de justicia y seguridad que se crearon por encima de las jefaturas uni-
formadas. El intento de control político de las agencias de seguridad fue primordial
en estos procesos.4
En este contexto también aparecen los estudios sobre las “relaciones cívico-mili-
tares”, centradas en conocer acerca de los vínculos entre los gobiernos civiles y las
corporaciones militares y policiales. Esta perspectiva fue importante en el estudio de
las fuerzas de seguridad en la Argentina de los años noventa y puso en primer pla-
no los aspectos institucionales, políticos y sociales del gobierno democrático de las
agencias estatales de seguridad. En estos trabajos existe una disposición de la mirada
orientada al análisis del funcionamiento de la institución policial y de sus vínculos con
el sistema político y con la sociedad en general.5
Una de las conclusiones más difundidas de estos trabajos afirma que la crisis del
estado en materia de justicia y seguridad pública fue causada por una delegación polí-
tica –tácita o explícita – de la gestión y el manejo de estas cuestiones en la burocracia
judicial y en la policía. Ahora bien, estas pesquisas parten de la clasificación binaria
entre mundo civil y mundo policial/penitenciario y se interrogan por la posibilidad
de transformar estas instituciones desde un punto de vista democrático. Se trata de
investigaciones concebidas en pleno auge de las llamadas “crisis de inseguridad” de
mediados de los años noventa, surgidas junto con los escándalos de corrupción poli-
cial y el aumento en los indicadores delictivos. En este contexto, se suman a la agenda
de estudios sobre las instituciones de seguridad los problemas de eficacia contra el
delito y las demandas de rendición de cuentas.6
A todos estos aportes se aduna el de los historiadores a partir de finales del siglo
pasado. Los nuevos estudios sobre la historia de la justicia en América Latina fueron
abriendo un mayor interés por saber sobre el pasado de las agencias estatales de se-
guridad. En el caso de México durante la época de Porfirio Díaz a finales del siglo
diecinueve, por ejemplo, un trabajo centrado en la justicia criminal se ocupó del rol de
la policía en este tema y de la manera en que los jueces penales actuaban en los delitos
donde estaban involucrados estos funcionarios.7 Por su parte, Brasil ha tenido contri-
4 Marcelo Sain, El Leviatán azul. Policía y política en la Argentina. Buenos Aires, Siglo Veintiuno Edi-
tores, 2008.
5 Sabina Frederic, Los usos de la fuerza pública. Buenos Aires, Biblioteca Nacional y Universidad Na-
cional de General Sarmiento, 2008.
6 Mariana Galvani, Karina Mouzo, Natalia Ortiz Maldonado, Victoria Rangugni, Celina Recepter, Alina
Luis Rios, Gabriela Rodriguez, Graciela Seghezzo, A La inseguridad la hacemos entre todos. Prácticas
académicas, mediáticas y policiales. Buenos Aires, Hekht Libros, 2010. Este libro revisa varias de esas
investigaciones y procura una relectura de la problemática policial y su vínculo con la sociedad civil.
7 Elisa Speckman Guerra, Crimen y castigo: legislación penal, interpretaciones de la criminalidad y
administración de justicia (Ciudad de México, 1872-1910). México, El Colegio de México, Centro de
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14 Algunos ejemplos de la producción de los últimos diez años: Diego Galeano, Escritores, detectives y
archivistas. La cultura policial en Buenos Aires, 1821-1910. Buenos Aires, Ediciones de la Biblioteca
Nacional, editorial Teseo, 2009; Lila Caimari, La ciudad y el crimen. Delito y vida cotidiana en Buenos
Aires, 1880-1940. Buenos Aires, editorial Sudamericana, 2009; Máximo Sozzo (coordinador) Historias
de la cuestión criminal en la Argentina. Buenos Aires, Ediciones del Puerto, 2009. Mercedes García Fe-
rrari. Ladrones conocidos / Sospechosos reservados. Identificación policial en Buenos Aires, 1880-1905.
Buenos Aires, editorial Prometeo, 2010; Gabriel Rafart (compilador), Historia social y política del delito
en la Patagonia. Educo, editorial de la Universidad Nacional del Comahue, 2010; Lila Caimari, Mientras
la ciudad duerme. Pistoleros, policías y periodistas en Buenos Aires, 1920-1945, Editorial Siglo XXI,
Buenos Aires, 2012; Ricardo Salvatore y Osvaldo Barreneche (editores) El delito y el orden en perspecti-
va histórica. Prohistoria Ediciones, 2013; Mercedes Garcia Ferrari, Marcas de identidad. Juan Vucetich y
el nacimiento transnacional de la dactiloscopia (1888-1913). Prohistoria Ediciones, Rosario, 2015; María
Eugenia Marengo, Lo aparente como real. Un análisis del sujeto “comunista” en la creación y consolida-
ción del servicio de inteligencia de la policía de la Provincia de Buenos Aires (1930-1962), Universidad
Nacional de General Sarmiento, Los Polvorines, 2015; Lila Caimari y Máximo Sozzo, Historia de la
cuestión criminal en América Latina. Prohistoria ediciones, Rosario, 2017; Diego Galeano, Delincuentes
Viajeros. Estafadores, punguistas y policías en el Atlántico sudamericano. Editorial siglo XXI, Buenos
Aires, 2018; Marisa Moroni, Fernando Casullo y Gabriel Carrizo (editores), Justicia, seguridad y castigo.
Concepciones y prácticas cotidianas en Patagonia (1884-1955). Prohistoria ediciones y Editorial Uni-
versidad Nacional de La Pampa, Rosario, 2018.
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avanzó. Ahora, como punto de llegada, el libro pone juntos a buena parte de esos con-
tenidos, integrándolos en una secuencia temática que, como un todo, busca ser más
que la suma de las partes.
Una breve descripción de los capítulos que siguen ayuda a ilustrar lo dicho prece-
dentemente. Reformas permanentes (Capítulo I) refiere a las sinuosas modificaciones
y cambiantes diseños e implementaciones de reformas que se ensayaron en la policía
bonaerense entre 1930 y 1973. Se ponderan sus alcances y limitaciones, considerán-
dolos en sus respectivos contextos políticos, y el impacto que tuvieron en delinear
un cierto perfil institucional a lo largo del periodo considerado. Se comienza por los
intentos del gobernador Manuel Fresco, en los años treinta, de centralizar las policías
regionales, entonces en manos de los “caudillos” locales. Sigue con la reforma inte-
gral de la policía encarada por el gobernador Domingo Mercante y su jefe de policía
Adolfo Marsillach durante el primer peronismo. El capítulo cierra con las “reformas”
realizadas por los militares durante la implementación del Plan Conintes, por el cual
las policías fueron desdobladas. Esto último sirve para explicar que las reformas po-
liciales más perdurables no siempre son aquellas planificadas y ejecutadas, sino tam-
bién esas que pueden plasmarse a partir de circunstancias contingentes.
En Los orígenes de la “familia policial” (Capítulo II) se trata de darle historici-
dad a un término que hasta hoy se escucha, con connotaciones muy diferentes, tanto
dentro como fuera de las instituciones policiales. ¿Qué es la familia policial? Este ca-
pítulo va un poco hacia atrás del año 1930 pues es necesario hacer referencia a las pri-
meras décadas del siglo XX para entender el significado de la emergencia del término.
Vinculado inicialmente al mutualismo y a la asistencia de los policías y sus parientes,
la idea de familia policial se fue conformando en torno a un sistema de contención
asociado a los beneficios sociales y al desarrollo de una carrera profesional. La etapa
de concreciones a partir de 1930 y que va hasta los años sesenta, abarcó además los
espacios de socialización, de educación, y de descanso final (Panteón Policial). Ejem-
plos y casos son detallados aquí para dar cuerpo y recorrido histórico a esta idea.
Justicia por mano propia (Capítulo III) analiza el contexto histórico en el cual se
creó e implementó la llamada Justicia Policial en el ámbito de la provincia de Bue-
nos Aires. Fue durante los últimos años del primer peronismo, ya en la década del
cincuenta, que se otorgó a los policías fuero propio para ser juzgados por sus pares
o superiores en delitos comunes. El capítulo acompaña todo el recorrido de esta ex-
periencia que fue implementada a nivel federal y concretada en varias provincias. En
el caso que nos ocupa, sobresale el marcado impacto que el fuero policial tuvo en el
diseño institucional de la policía bonaerense y en un componente clave de su cultura
institucional. Esto es, el reforzamiento del imaginario de la “autodepuración”.
El capítulo IV, titulado Corrupción y violencia, afronta dos temas de muy difícil
abordaje histórico, especialmente por la falta o la dispersión de fuentes con las que
se cuenta. Lo cierto es que entramos aquí de lleno en la zona oscura del proceso de
profesionalización policial. La mutación de “rubros” vinculados a la recaudación ile-
gal de fondos, y la ampliación de los mismos, como el caso del robo de autopartes,
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