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Rosario, 2017
Aristizábal Barrios, Catherine
Hacer las Américas en Cádiz : comerciantes alemanes y sus vínculos mercantiles con
hispanoamericanos a fines de la época colonial / Catherine Aristizábal Barrios. - 1a ed . -
Rosario : Prohistoria Ediciones, 2017.
280 p. ; 23 x 16 cm. - (Historia moderna / Barriera, Darío G.; 8)
ISBN 978-987-3864-74-2
Este libro recibió evaluación académica y su publicación ha sido recomendada por reconoci-
dos especialistas que asesoran a esta editorial en la selección de los materiales.
Este libro se terminó de imprimir en MULTIGRAPHIC SA, Buenos Aires, noviembre de 2017.
Impreso en la Argentina.
ISBN 978-987-3864-74-2
Índice
Agradecimientos ..................................................................................................... 13
Prólogo ..................................................................................................................... 15
Horst Pietschmann
INTRODUCCIÓN .................................................................................................. 19
CAPÍTULO I
España y sus vínculos con los territorios germanos .................................................. 45
CAPÍTULO II
Casas comerciales alemanas en Cádiz ...................................................................... 77
CAPÍTULO III
El Libre Comercio y sus beneficios para los mercaderes germanos ........................ 117
CAPÍTULO IV
Movilidad de los comerciantes alemanes durante el periodo de crisis finisecular,
1797-1808 ............................................................................................................... 141
CAPÍTULO V
Redes comerciales desde la correspondencia comercial ......................................... 159
CAPÍTULO VI
Las ciudades hanseáticas y el comercio con las colonias americana ..................... 185
CAPÍTULO VII
Crisis del puerto de Cádiz y el comercio colonial español ...................................... 239
ANEXO
Lista de hamburgueses registrados en los protocolos notariales de Cádiz,
1625-1905 ............................................................................................................... 275
A la Margarita de mi jardín con amor
A ti que ahora eres parte de ese inmenso y cálido Mar Caribe
Para el capitán, quien me enseñó que más allá del horizonte
hay otros mundos, otros mares
SIGLAS Y ABREVIATURAS UTILIZADAS
E
sta investigación ha sido posible gracias al apoyo de innumerables personas,
que a través del tiempo me ayudaron de forma directa e indirecta para con-
seguir reflejar mis resultados en este libro. Es difícil poder nombrarlos a to-
dos, pero quisiera resaltar el gran apoyo de mi Doktorvater, Prof. Dr. Ulrich Mücke,
quien con su visión analítica y reflexiva siempre me brindó apoyo para desarrollar
en tiempo y forma el trabajo. También gracias por su paciencia y por su confianza
en mi proyecto. Gran agradecimiento al Prof. Dr. Klaus Weber, que gracias a su co-
nocimiento extenso de la temática, observaciones críticas y consejos necesarios me
ayudó a fortalecer el contenido de cada uno de los capítulos del libro. De igual manera
agradezco de forma muy especial al Prof. Dr. Horst Pietschmann, quien a través del
aula y diversas charlas consiguió transmitirme la importancia de la amplitud de nues-
tras visiones y de la interdisciplinariedad en nuestras fuentes. Gracias muy especial
al Prof. Dr. Bernd Schmelz por toda su motivación y ánimo, sobre todo en aquellos
momentos de vacilación durante el proceso de investigación y escritura. A mis colegas
del Historisches Seminar de la Universidad de Hamburgo, con quienes compartí innu-
merables discusiones sobre mi proyecto y quienes siempre me motivaron y ofrecieron
sus importantes ideas para que este trabajo tuviera el mejor resultado. Gracias también
a todos ellos que amablemente me ofrecieron sus trabajos de investigación inéditas.
Agradezco al personal del Departamento de Historia de la Universidad de Hamburgo,
así como también al personal del Archivo Saatsarchiv Hamburg (SAH) y de la Biblio-
teca Carl von Ossietzky de Hamburgo.
En Cádiz tuve el amable apoyo del Dr. Manuel Bustos Rodríguez, quien gracias
a su gran conocimiento de la historia de la ciudad y de la vida comercial del puerto,
me ofreció herramientas importantes para la búsqueda de información en España. De
igual manera agradezco especialmente a Dr. José Marchena por su siempre cálida
hospitalidad en mis estancias investigativas gaditanas. A María del Mar Barrientos por
su apoyo y compañía. Al Dr. Manuel Ravina Martín, que gracias a su profundo cono-
cimiento del Archivo Histórico Provincial de Cádiz, conté con el mejor guía para mis
expediciones en el Archivo. De igual manera, gracias muy especial por la paciencia y
la disponibilidad de servicio a todo el personal de los archivos visitados en Cádiz y en
Sevilla. Agradezco el tiempo dedicado por el Dr. Jorge Gelman, para ofrecerme una
hoja de ruta en mi búsqueda en los archivos argentinos. De gran importancia fueron
las entrevistas con la Dra. Silvia Palomeque, que con su aguda visión y conocimiento
de la historia colonial argentina me permitió posicionarme en la importancia del pro-
yecto investigativo para las historias regionales latinoamericanas. Gracias a la Dra.
Griselda Tarragó, quien me permitió tener un espacio de acogida en la cátedra de His-
toria Moderna de la Universidad Nacional de Córdoba, donde conseguí mantener un
fructífero intercambio de ideas y de conocimiento con amables colegas que siempre
14 Hacer las Américas en Cádiz
se mostraron dispuestos en ayudarme, a quienes les doy las gracias por su disposición.
Un especial agradecimiento a la entusiasta colaboración de la Dra. Viviana Conti, cu-
yas lecturas de algunos aspectos de mi propuesta investigativa, me motivaron a llevar
a buen puerto ideas desordenadas.
En Lima conté con la activa y amable colaboración del Dr. Teodoro Hampe,
quien me ofreció una perspectiva de la situación documental en la ciudad. Al personal
del Archivo General de la Nación. Un gran agradecimiento a la familia Noriega, en
especial, al señor Luis Noriega, que de forma muy amable me ofreció el mayor ac-
ceso a la correspondencia del comerciante Martín de Osambela como herederos del
mercader. Gracias a ellos ha sido posible contar con la información que hizo posible
reconstruir las conexiones hasta Lima, Perú.
A mis profesores, colegas y amigos de la Universidad de Cartagena de Indias,
quienes siempre me estimularon a la distancia en el proceso de investigación. En es-
pecial a la Dra. Gloria Bonilla y el Dr. Raúl Román R.
Y por último y no menos importante a mi familia, por su apoyo incondicional.
A mis queridos amigos y amigas que siempre han creído en mí. En especial a Diego,
por estar siempre ahí, aunque yo muchas veces no esté. Gracias por toda tu amorosa
paciencia y apoyo.
Espero no olvidar a nadie, a todos y a aquellos que no nombré, ¡GRACIAS!
Prólogo
Horst PietscHmann
(Universidad de HambUrgo)
C
on Hacer las Américas en Cádiz, Catherine Aristizábal Barrios escogió un
título mucho más ingenioso y acertado para su tesis doctoral de lo que hacen
suponer los vínculos hispanoamericanos de los comerciantes alemanes, de la
segunda parte del título de su trabajo. Por cierto, estos facilitaron sus “vínculos” y
su infraestructura, tanto a un Alejandro de Humboldt, como a muchos otros viajeros
ilustrados de esta “segunda fase” del –falsamente– tan largo tiempo llamado des-
cubrimiento de América. Desde hace poco tiempo es de nuestro conocimiento, que
el origen del nombre “América” surgió, incluso, de una gran especulación político-
comercial en tiempos del emperador Maximiliano I.1
A pesar de estas particularidades referentes a “alemanes” –nombre que se dio
de forma genérica en el mundo hispanoparlante, dicho sea de parte, independiente-
mente de su nacionalidad a todos los vecinos del Sacro Imperio hasta su extinción en
1806, con la notable exención de las ciudades hanseáticas–2 el “hacer las Américas
en Cádiz” vale en un sentido mucho más amplio para los inicios de la disciplina de
“historia de América”, que tiene mucho de origen alemán. Ésta surgió como disciplina
en el campo de las humanidades, de forma lenta en el lapso de tiempo entre las dos
Guerras Mundiales del siglo XX, en los países europeos sin antecedentes de colonias
americanas; ya que desde el historicismo del siglo XIX, la historia como disciplina
científica se legitimó con el recurso de fuentes de archivo. Sin este requisito, la histo-
ria de Iberoamérica quedó en manos de los geógrafos, quienes desde Humboldt, via-
jaban intensamente por América. No sorprende, entonces, que Otto Quelle, el primer
alemán que publicó una Historia general de Iberoamérica fuera geógrafo.3 Ya antes,
el oficial prusiano retirado en Ahrensburg, Georg Friederici, publicó sendos trabajos
sobre la colonización española de América y su impacto en la población indígena
1 Cfr. PIEPER, Renate “Between India and the Indies: German mercantile networks, the struggle for
the imperial crown and the naming of the New World”, en Culture & History Digital Journal, 3 (1),
junio 2014 [en línea] http://dx.doi.org/10.3989/chdj.2014.003.
2 A diferencia de la totalidad de comerciantes procedentes del Sacro Imperio, organizados en Cádiz
en un “consulado de los imperiales”, los comerciantes de Bremen y Hamburgo en Cádiz estaban
organizados en un consulado “de hanseáticos”, porque desde el fin de la Guerra de 30 Años la Corona
de España firmó tratados aparte con las ciudades hanseáticas. A pesar de la pérdida de importancia de
la Liga Hanseática las ciudades portuarias principales de la futura Alemania siguieron recurriendo al
esquema hanseático.
3 QUELLE, Otto Geschichte von Iberoamerika, en: Friedrich Schönemann, Otto Quelle, Geschichte
Amerikas außer Kanada. Geschichte der Vereinigten Staaten von Amerika. – Geschichte von
Iberoamerika. Die Große Weltgeschichte, vol. 15. Leipzig, Bibliographisches Institut, 1942.
16 Hacer las Américas en Cádiz
4 AFRA, Margaretha Leben und Werk des deutschen Amerikaforschers Georg Friederici (1866-1947),
Hamburgo, Universität, Magisterschrift, 1987.
5 KONETZKE, Richard “Die Politik des Grafen Aranda. Ein Beitrag zur Geschichte des spanisch-
englischen Weltgegensatzes im 18”, Jahrhundert. Historische Studien, Heft 182, Berlín, 1929; cfr.
también “Bibliographie der Publikationen von Richard Konetzke. Zusammengestellt von Günter Kahle”,
en Lateinamerika. Entdeckung, Eroberung, Kolonisation. Gesammelte Aufsätze von Richard Konetzke,
Herausgegeben von Günter Kahle und Horst Pietschmann.- Lateinamerikanische Forschungen.
Beihefte zum Jahrbuch für Geschichte von Staat, Wirtschaft und Gesellschaft Lateinamerikas, Bd. 10.
Köln, Wien, Böhlau-Verlag, 1983.
6 KONETZKE, Richard Coleción de Documentos para la Historia de la Formación Social de
Hispanoamérica 1493-1810, 4 tomos en 3 vols., CSIC, Madrid, 1953-1962.
Catherine Aristizábal Barrios 17
7 CHAUNU, Pierre y Huguette Séville et l’Atlantique, 12 vols., SEVPEN, París, 1957-1960; MAURO,
Frédéric Le Portugal et l’Atlantique au XVIIe siècle, SEVPEN, París, 1960.
INTRODUCCIÓN
E
l libro que presentamos a continuación es un aporte a la perspectiva que en-
tiende a Alemania como una región integrada tempranamente a un circuito
atlántico que ha sido pocamente estudiado en la historiografía o ha sido anali-
zado solo desde una perspectiva estrecha y limitada. Estas páginas intentan, por ello,
llenar parte de este vacío historiográfico y ofrecer nuevas luces sobre la manera cómo
lograron integrarse socioeconómicamente las regiones protoindustriales alemanas8
con las colonias españolas en América a finales del periodo colonial; es decir, con
anterioridad a la constitución de los nuevos Estados latinoamericanos. Los estudios
históricos han analizado las relaciones entre los territorios hispanoamericanos y las
regiones centroeuropeas bajo la concepción de que fue solo a partir del período repu-
blicano que se iniciaron vínculos comerciales entre ambas. Dicha percepción es pro-
ducto del pensamiento de que, a causa del monopolio político y comercial establecido
por la Corona española reservando sus posesiones europeas y ultramarinas solo al
intercambio recíproco, las relaciones directas con otras regiones europeas estuvieron
impedidas o se realizaron únicamente bajo contrabando.
Cuando Felipe V inició su ambicioso proyecto de reformas a comienzos del siglo
XVIII, en el marco de los conflictos durante la Guerra de Sucesión española, declaró
en la Real Orden del 17 de agosto de 1717:
“…que sea y no habiendo Paz entre España y el Imperio se ha de
considerar por enemigos de estos reino, así Amburgo (sic), como las
demás villas Anseaticas y Provincias de Alemania para no permitir-
les comercio alguno en ellos, ni que los generos y frutos de aquellos
países, se introduzcan en mis dominios, aunque vengan en embar-
caciones de amigos o Naturales, sin que para lo uno o para lo otro,
precedan pasaportes firmados de mi mano…”.9
8 Michael Zeuske ya se refería en 1999 a la importancia de estudiar las conexiones de los territorios
alemanes protoindustriales con América. ZEUSKE, Michael “Regiones europeas y regiones americanas
en la primera mitad del siglo XIX. Estructuras, relaciones y actores como base de interacciones
cognitivas en la expansión europea”, en ZEUSKE, Michael y SCHMIEDER, Ulrike Regiones europeas
y Latinoamérica (Siglos XVIII y XIX), Frankfurt am Main, 1999, pp. 15-72.
9 “Orden para no admitir mercaderías de Hamburgo y Alemania sin pasaporte de su Majestad, aunque
vengan en navíos de países amigos o naturales”, Archivo Histórico Provincial de Cádiz (AHPC),
signatura (S.) 25, ff. 192-198. Se siguieron manteniendo restricciones como por ejemplo la Real Orden,
del 15 de octubre de 1748: “No se admite barco procedente de Hamburgo si no es con patente de
sanidad de D. Jácome Parniso, Cónsul de España en aquella ciudad y certificación de los géneros en
que consiste su carga…” (AHPC, S. 2, f. 101).
20 Hacer las Américas en Cádiz
Lo que no se imaginó el Rey borbónico es que casi 80 años después, los géneros
germanos abundarían, no solo en la plaza gaditana, sino también en los mercados
coloniales españoles.
Los puertos hanseáticos alemanes no solo consumían cada vez más productos
coloniales americanos, sino también se encargaban de distribuirlos al interior del terri-
torio, a regiones que ya a finales del siglo XVIII, mantenían un considerable consumo
de productos como el café, tabaco, azúcar, cacao, y donde también la plata americana
llegó a ser casi moneda corriente en los intercambios mercantiles.10¿Cómo fue posible
esta conexión casi directa de zonas visiblemente desconectada entre sí, no solo geo-
gráficamente sino también por realidades políticas diametralmente opuestas?
Para responder a esta interrogante cabe constatar, en primer lugar, que en cierta
forma, no se trataban de regiones diferentes entre sí, ya que presentaban desarrollos
socioeconómicos paralelos, que se vieron beneficiados por los intercambios interna-
cionales de productos e ideas durante los siglos XVIII y XIX.11 Es decir, que algunas
regiones centroeuropeas que se hallaban más o menos aisladas, lograron establecer
ciertos vínculos a través de un intensivo intercambio comercial, impulsado por varios
comerciantes dinámicos de la época. Las historiografías hispanoamericana y alemana
han analizado mayormente las relaciones socio-comerciales entre Europa y Améri-
ca desde un enfoque bilateral.12 Aunque gracias a una serie de estudios recientes, se
ha podido constatar que el comercio internacional, ya a partir del siglo XV, estuvo
constituido por complejos circuitos comerciales y múltiples redes de mercaderes de
distintas “nacionalidades” y credos. Por ello, en el nuevo escenario de comprensión de
los intercambios mercantiles ocurridos antes de la Revolución Industrial liderada por
Gran Bretaña, los objetos de estudio estarían ahora encaminados a analizar de forma
detenida, cómo funcionaban los circuitos comerciales a nivel internacional y cómo se
fueron gestando las distintas redes comerciales antes del siglo XIX.
A pesar del creciente número de estudios encaminados a aclarar estos aspectos,
algunas regiones se han mantenido poco exploradas o se desconoce su verdadera par-
ticipación en los mercados atlánticos. Lo enunciado se hace especialmente eviden-
te, cuando las investigaciones han sido realizadas desde una óptica latinoamericana.
Aquí, la mayoría de los estudios se han concentrado en el análisis de las relaciones
manufacturas extranjeras en todo el siglo XVIII. Además, desde inicios del siglo XVIII se produjo una
fuerte inmigración de comerciantes alemanes al puerto español, quienes se establecieron en la ciudad
con el propósito de comerciar con las colonias.
26 BOLDORF, Marcel Europäische Leinenregionen im Wandel: institutionelle Weichenstellungen in
Schlesien und Irland (1750-1850), Böhlau, Köln, 2006, pp. 12-14.
27 BERNECKER, Walther L. “‘Regiones alemanas’ y comercio ultramarino: el caso de México (siglo
XIX)”, en ZEUSKE, Michael y SCHMIEDER, Ulrich –editores– Regiones europeas y Latinoamérica,
siglos XVIII y XIX, Vervuert Iberoamérica, Frankfurt am Main/Madrid, 1999, pp. 74-100.
28 Véanse todos los aportes en el libro de ZEUSKE, Michael y SCHMIEDER, Ulrich –editores Regiones
europeas y Latinoamérica…, cit. WEBER, Klaus Deutsche Kaufleute im Atlantikhandel..., cit.
Catherine Aristizábal Barrios 25
31 Este punto referente a nuestro objeto de estudio principal; el comerciante, exige la necesidad de
ofrecer una definición de éste. Ya en varios estudios se ha discutido la complejidad sociológica del
término comerciante para el siglo XVIII. En la mayoría de ellos se ha resaltado la singularidad del
comerciante gaditano cuya actividad mercantil viene impuesta por la propia estructura económica
de la ciudad, como lo trajo a colación GARCÍA BAQUERO, Antonio Comercio Colonial y Guerras
Revolucionarias. La decadencia económica de Cádiz a raíz de la emancipación americana, EEHA,
Sevilla, 1972; BERNAL, Antonio Miguel y GARCÍA BAQUERO, Antonio Tres siglos del comercio
sevillano (1598-1868). Cuestiones y problemas, Fundación Cámara de Sevilla/Universidad de Sevilla,
Sevilla, 2011. Esta particularidad no estuvo reservada solo para los comerciantes hispanos sino a
todo aquel que realizaba sus actividades desde el puerto andaluz. Éstas no estuvieron limitadas a la
compra y venta de mercancía, sino al delicado manejo del riesgo y la ganancia en diversas esferas
mercantiles, como la financiación de viajes, adquisición de inmuebles, etc. Pero sobre todo lo que más
se resalta es el especial manejo de los contactos internacionales. Los agentes del comercio fueron los
que realmente marcaron las pautas de la economía en el siglo XVIII. Para una visión comparativa de
mercaderes británicos véase: DOERFLINGER, Thomas M. A vigorous spirit of enterprise: merchants
and economic development en revolutionary Philadelphia, Chapel Hill, Univ. of North Carolina Press,
1986.
Catherine Aristizábal Barrios 27
32 POHL, Hans Die Beziehungen Hamburgs zu Spanien und dem spanichen Amerika in der Zeit von 1740
bis 1806, Franz Steiner Verlag, Wiesbaden, 1963, pp. 32-79.
28 Hacer las Américas en Cádiz
Sistema Atlántico
Uno de los aportes historiográficos más importantes de los últimos años ha sido el
de la “historia atlántica”, como lo ha afirmado de forma acertada John H. Elliott.33
El surgimiento de las “historias atlánticas”, o mejor dicho de los enfoques atlánticos,
ha tenido su punto de partida y evolución en la segunda mitad del siglo XX.34 El
más reciente, y en cierta medida el que más nos concierne, se refiere al enfoque del
Sistema Atlántico. En esta línea podríamos afirmar que se pueden distinguir dos ten-
dencias marcadas, en la que el eje principal se basa en las visiones de un solo “sistema
atlántico”35 o de “varios sistemas”.36 La primera idea, la de un único sistema, hace
énfasis en las transferencias de valores que llegan luego a ser valores comunes.37 Los
historiadores económicos que comparten esta visión ponen su acento en las diferen-
cias de los regímenes comerciales que unían la respectiva metrópoli con sus territo-
rios ultramarinos. La posición alternativa a un único sistema propone lo contrario, la
existencia de diversos sistemas atlánticos. Los partidarios de esta visión se basan en
la desigualdad reinante en ese espacio atlántico afirmando la existencia de distintos
sistemas que comparten algunas notas comunes pero que a la vez presentan estruc-
turas y trayectorias perfectamente diferenciadas. Y esta es justamente la base de los
estudios comparativos entre los diversos imperios creados por las potencias europeas
en América entre los siglos XVI y XVIII.38
33 ELLIOTT, John H. Imperios del mundo atlántico, Taurus, Madrid, 2006; ARMITAGE, David “Three
Concepts of Atlantic History”, en ARMITAGE, David y BRADDICK, Michale –editores– The British
Atlantic World, 1500-1800, New York, 2002, pp. 11-27 (traducción al español por David Armitage,
“Tres conceptos de historia atlántica”, en Revista de Occidente, núm. 281, Madrid, octubre 2004, pp.
7-28. Véase también BAILYN, Bernard “The idea of Atlantic History”, en Itinerario, XX, 1, Leiden,
1996, pp. 19-44.
34 Existen diversas líneas de historia atlántica y diversos aportes; algunos de ellos son: GODECHOT,
Jacques Histoire de l’Atlantique, Bordas, París, 1947; PALMER, Robert The Age of the Democratic
Revolution a political history of Europe and America; 1760-1800, 3 tomos, Princeton Univ. Press,
Princeton, 1959-1963. Algunos enfoques comparativos de los Imperios atlánticos en ELLIOTT, John
H. Empires of the Atlantic world: Britain and Spain in America, 1492-1830, Yale Univ. Press, New
Haven, 2006; KLEIN, Herbert Slavery in the America: A Comparative Study of Virginia and Cuba,
University of Chicago Press, Chicago, 1967; VÉLIZ, Claudio The New World of the Gothic Fox:
Culture and Economy in English and Spanish America, University of California Press, Berkeley, 1994.
35 Por ejemplo ver PIETSCHMANN, Horst –editor– Atlantic History. History of the Atlantic system
1580-1830, Vandenhoeck & Ruprecht, Göttingen, 2002.
36 MARTÍNEZ SHAW, Carlos y OLIVA MELGAR, José María El Sistema atlántico español (siglos
XVII-XIX), Marcial Pons Historia, Madrid, 2005.
37 Henry Kamen en su trabajo sobre el Imperio español afirma que éste fue sostenido por todos sus
integrantes, sean hispanos o esclavos. KAMEN, Henry Imperio. La forja de España como potencia
mundial, Aguilar, Madrid, 2003. Véase también EMMER, Pieter “Barriers in the Atlantic. Success
and Failure of the Minor European Nations”, en PIEPER, Renate y SCHMIDT, Peer –editor– Latin
America and the Atlantic World /El mundo atlántico y América Latina (1500-1850): essays in honor of
Horst Pietschmann, Köln, Böhlau, 2005, pp. 263-278.
38 Por ejemplo: FERNÁNDEZ-ARMESTO, Felipe Las Américas, Debate, Barcelona, 2004; ELLIOTT,
John H. Imperios del mundo atlántico…, cit.
Catherine Aristizábal Barrios 29
World history
La idea de un Sistema Atlántico incluye un aspecto bastante discutible, referido en
la misma limitación geográfica que ofrece el enfoque. La lógica de las transferencias
desde un intercambio triangular en torno al espacio oceánico excluye aquella concep-
ción que sostiene que, ya desde el siglo XVIII, estamos frente a un mundo globalizado
en el que Asia también ha jugado un papel determinante en el marco de los intereses
y los intercambios socioeconómicos presentados en el espacio transatlántico.41 Como
alternativa se nos presenta la propuesta del enfoque de Historia Global.42 Aunque
nuestro trabajo se ubique, de forma específica, dentro de los espacios geográficos
atlánticos, no deja a la vez de insertarse en la concepción de World connected History
propia de los tiempos modernos, es decir, de aquella historia universal cuya partida
de nacimiento puede fecharse en los años finales del siglo XV.43 La propuesta de una
39 En reseña de Martínez Shaw a John Elliot “Empires of the Atlantic world: Britain and Spain in America,
1492-1830”, en Pedralbes, 27, 2007, p. 318.
40 Nuestro trabajo se enmarca más precisamente en el enfoque de la “historia cisatlántica” presentado
por David Armitage que la define como “la historia de un lugar cualquiera –una nación, un Estado,
una región, incluso una institución concreta– puesto en relación con el mundo atlántico en que se
encuentra” o relaciona, observándose transformaciones por sus vinculaciones atlánticas. ARMITAGE,
David “Three Concepts of Atlantic History”, cit., pp. 20-23.
41 El continente asiático constituyó una pieza indispensable para el tráfico de las especias y otras
mercancías preciosas como también para la distribución de la plata americana.
42 HAUSBERGER, Bernd Reseña de PIEPER, Renate y SCHMIDT, Peer –editores– Latin America and
the Atlantic World/Essays in honor of Horst Pietschmann. El mundo atlántico y América Latina (1500-
1850), en Historia Mexicana, Vol. LVII, núm. 1, El Colegio de México, México, julio-septiembre de
2007, pp. 279-91.
43 El concepto se ha discutido ampliamente. MAURO, Frédéric Histoire de l’économie mondiale, Sirey,
París, 1971; BAILYN, Bernard Atlantic History: concept and contours, Harvard University Press,
Cambridge, 2005; The New England merchants in the seventeenth century, Cambridge/Mass., 1955.
30 Hacer las Américas en Cádiz
historia global se presenta como una alternativa a la historia nacional, regional o at-
lántica.44 Esta investigación se enmarca en el contexto de una historia global a partir
de la gestación y funcionalidad de diferentes sociedades mercantiles europeas y ame-
ricanas, presentes durante el siglo XVIII e inicios del siglo XIX y que fueron creadas
con el objetivo de internacionalizar sus actividades.45
Bernd Hausberger ofrece una definición interesante de historia global, no como
historia del mundo, sino como la historia de unas relaciones de largo alcance que
traspasan fronteras creando sus propias y flexibles configuraciones espaciales.46 En
este escenario las fronteras son flexibles y los espacios son creados según las rela-
ciones e interacciones. Lo importante del aporte es entender que los intercambios
comerciales y las actividades de los actores individuales se presentaron dentro de
una lógica nacida de la formación de un orden económico mundial, en el que cada
región implementó (a diferente velocidad) sus propios procesos de especialización,
los que terminarían determinando su grado de participación luego de la Revolución
Industrial y el capitalismo moderno.47 Dentro de esta línea historiográfica, también se
podría nombrar el aporte de Serge Gruzinski sobre la primera mundialización ibérica,
fenómeno que consistió en la interconexión entre las cuatro partes del mundo (Euro-
pa- Asia-América- África) de forma inédita, bajo el dominio de la monarquía católica
a finales del siglo XVI y primeras décadas del XVII.48 Esta conexión se logró a partir
de la circulación continua de personas, bienes e ideas entre cada una de las regiones.
Gruzinski se aleja de una visión eurocentrista y binaria entre metrópoli/colonia o cen-
tro/periferia para alcanzar un análisis del fenómeno de la mundialización o si se quiere
decir de la globalización, para entender las lógicas paralelas recorridas en el camino
de la modernidad gracias a la interacción entre estas cuatro grandes regiones mundia-
les. Nuestro trabajo se inserta en la comprensión que los intercambios y conexiones
establecidas entre las zonas centroeuropeas y las colonias hispanoamericanas hicieron
En este último trabajo Bailyn presenta una perspectiva de la migración y la formación de sociedades
atlánticas.
44 HAUSBERGER, Bernd y LEHNERS, Jean Paul –editores– Die Welt im 18. Jahrhundert, Wien,
Mandelbaum-Verlag, 2011; MANN, Michael –editor– Die Welt im 19. Jahrhundert, Wien,
Mandelbaum-Verlag, 2009. Ver también: FELDBAUER, Peter; HAUSBERGER, Bernd y LEHNERS,
Jean Paul “Globalgeschichte. Die Welt 1000-2000”, en MANN, Michael –editor– Die Welt im 19...,
cit., pp. 7-11.
45 CRESPO SOLANA, Ana “Aspectos para unas visiones comparativas en el estudio de las comunidades
mercantiles (siglos XVI al XIX)”, en CRESPO SOLANA, Ana –coordinadora– Comunidades
Transnacionales…, cit., pp. 15-26.
46 HAUSBERGER, Bernd Reseña en Historia Mexicana, cit., p. 290.
47 FERRER, Aldo Historia de la Globalización I. Orígenes del orden económico mundial, FCE, Buenos
Aires, 2013 [1996]; WALLERSTEIN, Immanuel The modern world-system, Univ. of California Press,
Berkeley, 2011. Ver también el ejemplo del trabajo de Sven Beckert sobre el algodón y su impacto
global en Empire of cotton: a global history, New York, NY, Knopf, 2014.
48 GRUZINSKI, Serge Las cuatro partes del mundo. Historia de una mundialización, FCE, México, 2010.
Catherine Aristizábal Barrios 31
Consumo
Alemania no llegó a constituirse como una potencia colonial en el siglo XVIII. Por
ello, uno de los motores de los vínculos que afianzaron y motivaron las relaciones
comerciales del periodo fue el consumo. Ha sido indispensable incluir el tema del
consumo en nuestro trabajo, debido a la poca exploración del problema desde ambas
perspectivas: latinoamericana-alemana.49 Varias investigaciones analizan el consumo
de productos coloniales en el Sacro Imperio50 concentrándose en la importancia de los
Genussmittel (productos estimulantes).51 Los autores han puesto de relieve el peso de
los productos de “lujo” (al ser consumidos primeramente por las clases altas) que se
propagaron, en su mayor parte, a partir del siglo XVIII.52 Desde una óptica cualitativa
el fenómeno demuestra cómo los productos coloniales americanos se fueron haciendo
cada vez más accesibles a la población del territorio alemán. El consumo de azúcar,
cacao, tabaco, así como la de otros productos tropicales, cambió no solo la actitud
consumista en el Alte Reich, sino a la vez, se convirtió, en un agente impulsor de la
propia economía local alemana que se fue especializando en la reelaboración de ma-
terias primas americanas. Productos tales como el algodón, el índigo, la cochinilla y el
palo de tinte jugaron un papel importante para la industria textil. Ésta utilizó de forma
creciente algunas materias primas americanas para realizar cambios en la producción
local según los gustos de la masa consumidora.53 La importación del algodón y colo-
rantes no fue solo la consecuencia a la demanda en el Alte Reich, también se debió a
las solicitudes constantes de telas de algodón y lienzos dentro del comercio atlántico.
Un ejemplo destacable fue la refinación de azúcar, que pasó a constituir una importan-
te rama económica en la ciudad de Hamburgo del siglo XVIII, ocupando más miles
personas en el puerto.54 Hamburgo se destacó por ser el centro refinador y distribuidor
del azúcar en el norte de Europa, desplazando en importancia desde la década de 1730
a la ciudad de Ámsterdam.55 Asimismo fue fundamental para la economía de la ciu-
dad, la tintorería de telas y el trabajo con productos de algodón.56 Todas éstas basadas
en la reelaboración de materias primas coloniales.57
Por otra parte, se encuentra la perspectiva del consumo de bienes europeos en
los territorios americanos durante el período colonial.58 En nuestro caso, nos interesan
los estudios sobre el consumo de textiles, en especial, los centroeuropeos durante el
siglo XVIII. Sin embargo, los estudios generales sobre el consumo textil de regiones
centroeuropeas en las colonias españolas americanas son escasos.
53 LEMIRE, Beverly Cotton, Oxford, Berg Publishers 2011; Dress, culture and commerce: the English
clothing trade before the factory, 1660-1800, Basingstoke, Hampshire, Macmillan, 1997.
54 PETERSSON, Astrid “Zuckersiedergewerbe und Zuckerhandel in Hamburg. Von den Anfängen bis
zum Ende der Kontinentalsperre”, en Die Hamburger Wirtschafts-Chronik HWC, Neue Folge 1, 2000,
pp. 55-58.
55 WEBER, Klaus Deutsche Kaufleute im Atlantikhandel..., cit., p. 228.
56 Para la época y por encargo de un comerciante de Augsburgo, se teñían 16 millones de metro de tela de
algodón para los mercados internos y ultramarinos en: JOCHMANN, Werner y LOOSE, Hans Dieter
–editores– Hamburg: Geschichte der Stadt und ihrer Bewohner, Hoffmann und Campe, Hamburgo,
1982, p. 334; JOCHMANN, Werner “Hamburgisch-schlesische Handelsbeziehungen: ein Beitrag zur
abendländischen Wirtschaftsgeschichte“, en Geschichtliche Landeskunde und Universalgeschichte:
Festgabe für Hermann Aubin zum 23, Dezember 1950, Hamburgo 1951.
57 BAASCH, Ernst “Zur Geschichte einer hamburgischen Groß-Tabakfirma im 18. und 19. Jahrhundert”,
en Zeitschrift des Vereins für Hamburgische Geschichte, Verlag Verein für Hamburgische Geschichte,
Bd. 29, Hamburgo, 1928, pp. 1-60; “Hamburgs Seeschiffahrt und Waarenhandel vom Ende des 16.
bis zur Mitte des 17. Jahrhunderts”, en Zeitschrift des Vereins für Hamburgische Geschichte, Editorial
Verein für Hamburgische Geschichte, Bd. 9, Hamburgo, 1894, pp. 295-420.
58 Sobre consumo véase: TORRAS, Jaumes y YUN, Bartolomé –editores– Consumo, condiciones
de vida y comercialización. Cataluña y Castilla, siglo XVII-XX, Junta de Castilla y León, 1999;
CARMAGNANI, Marcello Las islas del lujo. Productos exóticos, nuevos consumos y cultura material,
México, 2012; BONIALIAN, Mariano China en la América Colonial. Bienes, Mercados, Comercio
y Cultura del Consumo desde México hasta Buenos Aires, Buenos Aires/ México, 2014; QUIROZ,
Enriqueta El consumo como problema histórico. Propuestas y debates entre Europa e Hispanoamérica,
Instituto Mora, México, 2006.
Catherine Aristizábal Barrios 33
59 Sobre el concepto de redes véase WASSERMAN, Stanley y FAUST, Katherine Social Network
Analysis, Cambridge University Press, Cambridge, 1994; THOMPSON, Grahame F. –editores–
Markets, Hierarchies & Networks. The Coordination of Social Life, London/New Dehli, Sage 1991;
Between Hierarchies & Markets. The Logic and Limits of Network Forma of Organization, Oxford
University Press, Oxford 2003.
60 Por ejemplo el proyecto de Dinamic Complexity of Coopertaion-Based Self-Organizing Commercial
Networks in the First Global Age, de la European Science Foundation.
61 En cierta forma coincide con el aporte de HAGGERTY, Sheryllynne “Merely for Money?”: Business
Culture in the British Atlantic, 1750-1815, Liverpool University Press, 2012, p. 164; LAMIKIZ,
Xabier Trade and trust in the eighteenth-century Atlantic world: Spanish merchants and their
overseas networks, Royal Historical Society, London, 2010; “Transatlantic Networks and Merchant
Guild Rivalry in Colonial Trade with Peru, 1729-1780: A New Interpretation”, en Hispanic American
Historical Review, Vol. 91, núm. 2, 2011, pp. 299-331.
62 BUSTOS RODRÍGUEZ, Manuel “La problemática de los comerciantes de la Carrera de Indias”, en
CRESPO SOLANA, Ana –coordinadora– Comunidades Transnacionales…, cit., p. 45. La definición
es aplicable a los diferentes tipos de relaciones étnicas, religiosas, etc. Aunque Lamikiz advierte que
“al abordar el estudio de redes comerciales en la Edad Moderna, el historiador ha de tener presente
que esta forma metafórica del término red, además de totalmente anacrónica, es un arma de doble filo:
puede ser, por un lado, un instrumento muy útil para representar y analizar tanto el escenario geográfico
como el entramado social sobre el que se apoyaban los intercambios comerciales; y, por otro lado,
presenta el riesgo de adulterar el objeto de la investigación histórica al conducirnos por una jungla
terminológica trazada por la social network analysis en la que es fácil acabar enredado”. LAMIKIZ,
Xabier “El impacto del “libre comercio” con América: una revisión desde la microhistoria (1778-
1796)”, en Orbis incognitvs: avisos y legajos del Nuevo Mundo: homenaje al profesor Luis Navarro
34 Hacer las Américas en Cádiz
García, coordinado por Fernando Navarro Antolín, Vol. 2, 2007, págs. 189-198. Otra perspectiva para
el estudio de redes sociales son los trabajos de José María Imízcoz, pioneros en la utilización de los
conceptos y herramientas del análisis de las redes sociales en la Edad Moderna.
63 IMÍZCOZ, José María y OLIVERI KORTA, Oihane –editores– Economía doméstica y redes sociales
en el Antiguo Régimen, Silex, Madrid, 2010, p. 16.
64 MOUTOUKIAS, Zacarías “Lazos débiles/ lazos fuertes y la organización espacial de los negocios
en hispanoamerica colonial (segunda mitad del siglo XVIII)”, en BERTRAND, Michel –editor–
Configuraciones y redes sociales en América latina, Caracas, Tropykos, 2002, p. 24.
65 HANCOK, David “The Trouble with Networks: Managing the Scots’ Early-Modern Madeira Trade”,
en Business History Review, 79, 3, 2005, p. 473. Hancock considera que las denominadas redes fueron
la solución a los problemas que se presentaron dentro de los negocios llevados a cabos por distancias
largas o transoceánicas, con claras limitaciones de transportes y comunicación. Estas redes debían
gestionarse de la mejor manera para evitar negocios fallidos.
Catherine Aristizábal Barrios 35
hallaba la clave del éxito o el fracaso de los negocios.66 La importancia del elemento
de confianza en el comercio mantiene su vigencia hasta el siglo XIX. En este periodo,
los valores compartidos de amistad, parentesco y paisanaje desempeñaron roles rele-
vantes en la construcción de estas redes.67 La confianza se construye, especialmente,
sobre la base de vínculos familiares o el paisanaje. El trabajo quiere destacar la forma
de cómo se construye la confianza en las relaciones de larga distancia. Estas últimas
fueron modeladas por comerciantes que no estaban emparentados, no tenían el mismo
origen geográfico, ni compartían una misma filiación religiosa: tenían en común: sus
intereses mercantiles y redes clientelares. En cierta medida se anticiparon a las nuevas
lógicas en la construcción de vínculos comerciales que se tornarían habituales en un
comercio cada vez más internacional y globalizado.
Es en este contexto, que se plantea entonces el problema del llamado capital so-
cial. Este concepto, como el de redes, presenta la dificultad de que no existe en torno
a él, un consenso pleno de su significado teórico, así como de su utilización metodo-
lógica específica debido, precisamente, a los diversos ámbitos y las formas en las que
ha sido empleado.68 Es necesario destacar tres perspectivas teóricas porque son las que
66 Un aporte sobre el tema para el caso peruano en LAMIKIZ, Xabier “Un cuento ruidoso: confidencialidad,
reputación y confianza en el comercio del siglo XVIII”, en Obradorio de Historia Moderna, 16, 2007,
pp. 113-142. Para otros ejemplos véase: KOOIJMANS, Luuc “Risk and Reputation: on the mentality
of merchants in the early modern period”, en LESGER, Clé y NOORDEGRAAF, L. –editores–
Entrepreneurs and entrepreneurship in early modern times: merchants and industrialists within the
orbit of the Dutch stable market, Stichting Hollandse Historische Reeks, Den Haag, 1995, pp. 25-
34; ZAHEDIEH, Nuala “Credit, risk, and reputation in late seventeenth century colonial trade”, en
JANZEN, Olaf U. –editor– Merchant Organization and Maritime Trade in the North Atlantic, 1660-
1815, St Johns, Newfoundland, International Maritime Economic History Association, 1998, pp. 53-
74; MATHIAS, Peter “Risk, credit and kinship in early modern enterprise”, en MACCUSKER, John
J. –editor– The Early Modern Atlantic Economy, Cambridge University Press, Cambridge 2001, pp.
15-35.
67 Interesante perspectiva del concepto de confianza en los comerciantes alemanes se encuentra en el
trabajo de FIEDLER, Martín “Vertrauen ist gut, Kontrolle ist teuer. Vertrauen als Schlüsselkategorie
wirtschaftlichen Handelns“, en Geschichte und Gesellschaft, 27, 2001, pp. 576-592; “Netzwerke des
Vertrauens: Zwei Fallbeispiele aus der deutschen Wirtschaftselite“, en ZIEGLER, Dieter –editor–
Großbürger und Unternehmer. Die deutsche Wirtschaftselite im 20. Jahrhundert Bürgertum Beiträge
zur europäischen Gesellschaftsgeschichte 17, Göttingen, Vandenhoeck & Ruprecht, 2000, pp. 93-115;
SCHULTE, Margrit Deutsche Kaufleute in London..., cit.
68 MILLÁN, René y GORDON, Sara “Capital social: una lectura de tres perspectivas clásicas”, en Revista
Mexicana de Sociología, Año 66, núm. 4, Universidad Nacional Autónoma de México-Instituto de
Investigaciones Sociales, México DF, octubre-diciembre 2004, pp. 711-747; FELIS ROTA, Marta “Un
paseo por la literatura sobre capital social desde una perspectiva económica”, en Revista de Historia
Económica, Vol. 29, Issue 03, diciembre 2011, pp. 461- 475.
36 Hacer las Américas en Cádiz
mayores aportes han ofrecido al desarrollo de los enfoques. Estos son los trabajos de
James Coleman,69 Robert Putnam70 y Nan Lin.71
James Coleman y Pierre Bourdieu pueden ser considerados pioneros en realizar
las primeras construcciones del concepto relativo al capital social. La tesis principal
de Coleman sugiere que la presencia de dos estructuras sociales contribuye a engen-
drar algunas formas de capital social bajo la lógica de los intercambios sociales.72 Para
ello es necesario la clausura de las relaciones. Es decir, los límites de la red deben
estar bien definidos para poder saber quién es miembro y quién no. Para Coleman la
clausura está contextualizada en la interacción, en la que es posible que las normas
sean eficaces y favorezcan así el control social. Se trata de la estructura de la relación
y no de la forma que asume la relación.73 Otro aspecto de su definición se refiere a
las relaciones multidimensionales, es decir, cuanto más densas sean las relaciones
entre los integrantes de la red y “cuantas más sean las esferas que engloben esas re-
laciones (social, religiosa, económica, política), mayor será también el capital social
generado”.74
Putnam, por su parte, presenta una visión más republicana del concepto centran-
do su atención en el carácter del bien público/colectivo del capital social (colocando
en segundo plano el acceso individual a recursos). Hace énfasis en la forma tanto de
los vínculos como de la organización en los que se acentúa el carácter mismo de las
relaciones. Además, hace hincapié en la influencia que ejerce un factor externo a la
estructura, la confianza, como ciertos elementos que le dan continuidad y definen su
carácter: las redes y las normas que las rigen. El elemento central que hace que el
capital social fomente la cooperación es el compromiso cívico, factor clave sobre el
69 Es una propuesta clásica y vigente: COLEMAN, James S. “Social Capital in the Creation of Human
Capital”, en American Journal of Sociology, 94, The University of Chicago Press, 1988, pp. 95-120.
70 Por la indiscutible influencia de su propuesta sobre capital social: PUTNAM, Robert D.; LEONARDI,
Robert y NANETTI, Raffaella Para que la democracia funcione. Tradiciones cívicas en Italia, Galas,
Caracas, 1994; PUTNAM, Robert D y GOSS, Kristin A. “Introduction”, en PUTNAM, Robert D. –
editor– Oxford Democracies in Flux. The Evolution of Social Capital in Contemporary Society, Oxford
University Press, Nueva York, 2002.
71 Gracias a sus aportes a la perspectiva de redes enmarcadas en el capital social, se ha constituido en una
fuerte corriente de análisis empírico: LIN, Na Social Capital: A Theory of Social Structure and Action,
Cambridge University Press, Nueva York, 2001.
72 COLEMAN, James S. “Social Capital in…”, cit. Bourdieu y Coleman tienen definiciones “estructurales”
del concepto de capital social. Bourdieu lo define como “el conjunto de recursos reales o potenciales
que se vinculan con la posesión de una red verdadera de relaciones más o menos institucionalizadas
de conocimiento y reconocimiento mutuo”. BOURDIEU, Pierre “Las formas del capital. Capital
económico, capital cultural y capital social”, en Poder, derecho y clases sociales, Descleé, Barcelona,
2000, p. 148.
73 MILLÁN, René y GORDON, Sara “Capital social…”, cit., p. 744.
74 LAMIKIZ, Xabier “Transatlantic Networks and Merchant Guild Rivalry in Colonial Trade with Peru,
1729-1780: A New Interpretation”, en Hispanic American Historical Review, Vol. 91, núm. 2, 2011,
pp. 299-331.
Catherine Aristizábal Barrios 37
sociológica de las redes y del capital social.79 Nuestro estudio de redes transfronterizas
(por no decir transnacionales) ofrece una extensión más amplia a la óptica nacional
para comprender cabalmente su funcionalidad.
Asimismo, se trataron de personas y redes situadas en espacios complejos.80 Las
redes de larga distancia que estudiamos se insertan dentro de la evolución del espacio
iberoamericano desde el siglo XVI y en especial en el siglo XVIII. Nos referimos al
aspecto de la dinámica de los espacios a partir del concepto de eje geohistórico.81 Esta
noción nos permite entender que las relaciones se construyen desde espacios comple-
jos y se entiende que cada espacio iberoamericano tuvo la capacidad de crear organi-
zaciones “capaces de activar estrategias económicas, sociales, políticas y culturales” y
que, a la vez, se articulaban con numerosas sociedades regionales, territoriales, debido
al conjunto de redes de diverso tipo en las cuales se asentaban.82 Como Carmagnani
afirma, en esta configuración los grandes espacios como los virreinantos, capitanías,
gobiernos, etc. no tienen la capacidad de ejercer un control real sobre los territorios,
pero dan vida a una red de relaciones de larga distancia que los conecta con los espa-
cios no solo de la Monarquía, sino también de otros espacios europeos.83
Para el caso del espacio alemán y su región protoindustrial la categoría de nodo
espacial o Raum ha tenido especial relevancia en los estudios históricos de los últimos
años.84 Dentro de esta compresión del espacio también como objeto de estudio, nos
lleva a identificar que el entrelazado de aspectos sociales y económicos (y también
culturales) que configuran las redes centroeuropeas, las cuales se construyen desde la
79 MARRERO, Adriana “La teoría de capital social. Una crítica en perspectiva latinoamericana”, en
Arxius, núm. 14, Depto. de sociología y antropología social de la Universidad de Valencia, 2006, pp.
73-89.
80 La categoría del espacio, en especial a lo que se ha llamado el Spatial turn no es un concepto nuevo
en las ciencias sociales. Entre los trabajos clásicos al respecto ver LEFEBVRE, Henri The Production
of Space, Oxford/Cambridge, 1998, traducción de Donald Nicholson-Smith de La production de
l’espace, 1974; PICKLES, John “Social and Cultural Cartographies and the Spatial Turn in Social
Theory. Review Article”, en Journal of Historical Geography, 25/1, 1999, pp. 93-98; SOJA, Edward
W. Postmodern Geographies. The Reassertion of Space in Critical Social Theory, Londres, 1990;
GÜNZEL, Stephan –editor– Texte zur Theorie des Raums, Stuttgart, Reclam, 2013.
81 Al respecto CARMAGNANI, Marcello “La organización de los espacios americanos en la Monarquía”,
en MAZÍN, Oscar y RUÍZ IBAÑEZ, José Javier –editores– Las Indias Occidentales: Procesos de
incorporación territorial a las Monarquías Ibéricas (Siglo XVI a XVIII), Colegio de México, México,
2012, pp. 331-355. También ver el libro de BUENO, Carmen; PÉREZ NEGRETE, Margarita y
ALARCÓN, Sandra Espacios globales, Plaza y Valdés, México, 2006.
82 CARMAGNANI, Macello “La organización de los espacios…”, cit., p. 336.
83 CARMAGNANI, Macello “La organización de los espacios…”, cit., p. 337.
84 Algunos títulos relevantes que podríamos mencionar son: KOSELLECK, Reinhart “Raum
und Geschichte”, en Zeitschichten. Studien zur Historik, Frankfurt am Main, 2000, pp. 78-96
(Schlußvortrag auf dem Historikertag in Trier, 1986); SCHLÖGEL, Karl Im Raume lesen wir
die Zeit: über Zivilisationsgeschichte und Geopolitik, Frankfurt am Main, Fischer, 2011; RAU,
Susanne Räume: Konzepte, Wahrnehmungen, Nutzungen, Frankfurt am Main, Campus Verlag, 2013;
DÜNNE, Jörg y GÜNZEL, Stephan –editores– Raumtheorie: Grundlagentexte aus Philosophie und
Kulturwissenschaften, Frankfurt am Mai, Suhrkamp taschenbuch, 2006.
Catherine Aristizábal Barrios 39
Baja Edad Media, consiguen tener una continuidad en los espacios del mundo atlánti-
co. Dicha continuidad se puede observar en la forma cómo las estructuras internas de
los espacios protoindustriales centroeuropeos estuvieron orientadas hacia los espacios
de las exportaciones de sus materias primas, es decir, hacia el espacio Atlántico, lo que
le otorga un enfoque espacial al fenómeno.
85 CRESPO SOLANA, Ana –coordinadora– Comunidades Transnacionales…, cit., p. 18; BADE, Klaus
J.; EMMER, Pieter C.; LUCASSEN, Leo y OLTMER, Jochen –editores– Enzyklopädie Migration in
Europa. Vom 17. Jahrhundert bis zur Gegenwart, Paderborn, Schöningh, 2008, pp. 220-242.
86 CRESPO SOLANA, Ana –coordinadora– Comunidades Transnacionales…, cit., p. 19.
87 Un análisis de cómo funciona esta visión en América Latina puede verse en TARRAGÓ, Griselda De la
Orilla del mar a la vera del río: navegantes y comerciantes genoveses en la Plata y el Paraná (1820-
1860), Prohistoria, Rosario, 2010, p. 22.
40 Hacer las Américas en Cádiz
88 IMÍZCOZ, José María y OLIVERI KORTA, Oihane –editores– Economía doméstica y redes sociales
en el Antiguo Régimen, Madrid, Silex, 2010, p. 50.
89 En este sentido, entendemos que las estructuras y las normas son un efecto emergente de las redes
sociales. IMÍZCOZ, José María y OLIVERI KORTA, Oihane –editores– Economía doméstica y…,
cit., p. 47.
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