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La bioética tiene las siguientes características:

 Es Humana: concierne directamente a la vida y la salud del hombre, e


indirectamente al entorno en el que vive.
 Es racional: regula las intervenciones según valores morales, fundados
en la dignidad de la persona humana.
 Es universal: válida para todos los hombres sin distinción de cultura o
religión, porque está fundada únicamente en la racionalidad humana.
 Es interdisciplinar: se sirve de la colaboración de todas las disciplinas
implicadas: biología, medicina, derecho, filosofía, etc.

Se puede hablar de dos ámbitos de la bioética:

 Bioética general: se ocupa de los valores y de los principios éticos


generales (filosofía moral).
 Bioética aplicada: aplica los principios generales a temas y casos
concretos bajo el perfil biológico, médico, jurídico y ético.

Los principales temas y problemas de la bioética son los


relacionados con:

 La procreación humana: sexualidad humana, procreación natural,


fecundación artificial, regulación natural de la fertilidad y
anticoncepción, esterilización.
 La genética humana: genoma humano, biotecnologías y terapia génica,
clonación y células madre.
 El embrión: embrión humano, aborto, diagnostico prenatal,
intervenciones en embriones humanos.
 La vida en la fase terminal: dolor y eutanasia, encarnizamiento
terapéutico, cuidados paliativos, muerte encefálica y trasplante de
órganos.

La bioética a la luz de la fe.


 -La fe católica formula cuestionamientos sobre el sentido de la
existencia humana que tienen su incidencia en torno a una visión sobre
la bioética-
 -Los avances de las ciencias naturales deben ser tenidos en cuenta
como motivo de reflexión para la teología, que debe tener presentes las
consecuencias antropológicas de las investigaciones; debe preguntarse
si el desarrollo de las ciencias naturales ofrece posibilidades para una
mejor cualidad de vida humana, o si, por el contrario, entrañan grandes
riesgos y amenazas.
 -El aporte específico del teólogo en el diálogo con las ciencias es el de
una antropología trascendente.

En torno al valor de la vida humana, el Papa Juan Pablo II hace los


siguientes planteamientos:

-Todo ser humano que sinceramente esté abierto a la verdad y el bien, puede
descubrir con la luz de la razón y con el secreto influjo de la gracia el valor
sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, lo cual indica
que el reconocimiento de este valor no es cuestión solamente de un
sentimiento religioso, sino también de una ley escrita en el corazón humano,
que alcanza a leer todo hombre de bien que no se cierre a la verdad,
precisamente por ser hombre de bien.

-Por la misma razón el ser humano está en condiciones de descubrir el


derecho que cada uno tiene a que se respete totalmente este bien primario,
que es la vida.

-En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana


y la comunidad política.

-Mirando ya la vida desde una óptica cristiana, para la persona de fe, para el
creyente, el deber de defender y promover el derecho a la vida y el debido
respeto por ella es todavía más apremiante y estricto, puesto que mira el don
de la vida a la luz de la revelación divina, en la que aparece el Evangelio de la
vida en el centro del mensaje de Jesús: "el Evangelio del amor de Dios al
hombre, de la dignidad de la persona, y el Evangelio de la vida son un único e
indivisible Evangelio".

3.1. Teología de la corporeidad.

La persona humana es un ser corpóreo y espiritual a la vez. El cuerpo no es


un ser extraño a la persona. Somos imagen de Dios no solamente en la
dimensión espiritual, sino en toda nuestra realidad total: cuerpo-alma. Aun
después del pecado original la persona sigue siendo la obra maestra del
Creador; y esto incluye también el cuerpo. Tanto el pecado original como la
redención afectan al cuerpo y al alma solidariamente. La participación en la
vida del Espíritu es regeneración del ser humano total: cuerpo-alma.

Para descubrir la dignidad y el significado del cuerpo, basta mirarlo a la luz


del misterio de la encarnación del Hijo de Dios. El cuerpo está llamado, como
el alma, y solidariamente con ella, a participar de la gloria de Cristo.

Medicina y moral.

El valor fundamental a cuyo servicio debe estar la medicina es la


inviolabilidad de la persona humana. Los progresos de la vida moderna han
ejercido su influencia en toda la realidad humana y tienen una gran incidencia
en ella. La medicina se debe interesar hasta por las relaciones entre el
ambiente que circunda a la persona y su salud. Debe hacer frente a su grave
responsabilidad en relación con el significado de la persona. La medicina
profiláctica moderna debe ser consciente de la necesidad de una visión de
todo el conjunto físico, ambiental, social y psicológico de la vida humana.

LA VIDA HUMANA EN SU ORIGEN.


Ha existido entre los moralistas alguna tendencia a fijar la atención en las
opiniones sobre el momento en que se iniciaría la vida auténticamente
humana, lo que ordinariamente se ha denominado “el momento de la
animación”. Antes de San Alberto Magno fue muy generalizada la opinión o
teoría de una animación “sucesiva”, en el sentido de que ya formado el
embrión, vendría después la infusión del alma espiritual. San Alberto Magno
rechazó categóricamente esta opinión y prefirió la teoría de una animación
instantánea o simultánea por la infusión del alma inmortal en el momento
mismo de la concepción.

Santo Tomás de Aquino asumió la tesis de la animación sucesiva, con un


alma que pasa del estado vegetativo al animal, para llegar finalmente al
humano-espiritual. La mayor parte de los teólogos ha seguido el parecer de
que el principio humano de la vida es transmitido en el momento y en el acto
mismo de la fecundación.

El Concilio Vaticano II, sin entrar en especulaciones sobre el momento de la


animación, afirma que desde el momento de la concepción la vida humana
debe ser protegida y respetada con el más grande cuidado.
Inseminación artificial directa.
El Papa Pio XII declaró moralmente ilícita la inseminación artificial con semen
del propio cónyuge especialmente por estas razones:
a).-Porque separa totalmente los significados fundamentales del acto
conyugal: el unitivo y el procreador;
b).-por la dificultad para hallar un camino recto, es decir, lícito, para adquirir
el semen fuera del acto matrimonial, fin para el cual no se puede justificar la
masturbación, como no se puede justificar para ningún fin;
c).-Porque de acuerdo con los fines de la sexualidad humana, el niño no debe
ser el resultado de un proceso simplemente biológico, sino el fruto de un
amor personal, corporal y espiritual, que solamente se da en la unión sexual
conyugal por la que los esposos profundizan y expresan su mutuo amor y se
capacitan así para sacrificarse en servicio del hijo.

Fuera de esto, entraña estos graves males:

a) Desaparecen los significados unitivo y procreador del acto conyugal;


b) Ordinariamente se viola el legítimo derecho que tiene el hijo de saber
quién es su verdadero padre;
c) el legítimo esposo podría considerar al donante como su rival y así
originar celos destructores de la vida familiar.

La eugenesia se aplica en dos sentidos:


a). En un sentido negativo, tratando de impedir defectos genéticos
acudiendo a la esterilización o a la reclusión de los defectuosos para evitar
que se reproduzcan.
b). En sentido positivo, procurando la reproducción de caracteres deseables
y la producción de genes de alta calidad. Esto se lograría empleando semen
u óvulos de “seres superiores” para inseminación artificial, o introduciendo
en el material genético genes producidos o separados artificialmente.
Tipos de clonación
 Clonación reproductiva: su objetivo es conseguir el nacimiento de un
nuevo individuo vivo idéntico al clonado.
 Clonación terapéutica: su objetivo es producir un embrión del que se
prevé la interrupción de la vida en los primeros estadios del desarrollo
para obtener una serie de células y tejidos, que podrían trasplantarse
en el enfermo sustituyendo las enfermas
 Clonación científica: tiene como finalidad “hacer avanzar la ciencia”,
si es preciso en detrimento de concepciones éticas “demasiado
restrictivas”. Este tipo de clonación está destinada simplemente a
favorecer la investigación, el desarrollo del conocimiento sobre el
embrión y sus células, las posibilidades que se abren, las oportunidades
de tratamiento que presentaría una técnica finalmente dominada
-¿Es moralmente lícito producir y/o utilizar embriones humanos
vivos para la preparación de células estaminales embrionarias
humanas?

La respuesta al primer interrogante es: no es moralmente lícito producir y/o


utilizar embriones para la preparación de células estaminales embrionarias
humanas, por estas razones:

a) Porque el embrión humano vivo, a partir de la fusión de los gametos, es


un sujeto humano con una identidad bien definida, que comienza desde
ese momento su propio desarrollo coordinado, continuo y gradual, de
tal manera que en ninguna etapa sucesiva puede ser considerado como
una simple masa de células;

b) Porque como "individuo humano" el embrión tiene derecho a su propia


vida. Por consiguiente, cualquier intervención que no sea en su favor es
un acto que viola ese derecho a su propia vida;

Porque quitar la masa celular interna al blastocito, lo cual lesiona grave e


irreparablemente al embrión, truncando su desarrollo, es un acto gravemente
inmoral, por tanto, gravemente ilícito.

INTEGRIDAD DE LA VIDA HUMANA


2288.- La vida y la salud física son bienes preciosos confiados por Dios.
Debemos cuidar de ellos racionalmente teniendo en cuenta las necesidades
de los demás y el bien común. El cuidado de la salud de los ciudadanos
requiere la ayuda de la sociedad para lograr las condiciones que permitan
crecer y llegar a la madurez: alimento y vestido, vivienda, cuidados de la
salud, enseñanza básica, empleo y asistencia social.

2289.- La moral exige el respeto de la vida corporal, pero no hace de ella un


valor absoluto. Se opone a una concepción neopagana que tiende a promover
el culto del cuerpo, a sacrificar todo a él, a idolatrar la perfección física y el
éxito deportivo. Semejante concepción, por la selección que opera entre los
fuertes y los débiles, puede conducir a la perversión de las relaciones
humanas.

Los límites morales dentro de los cuales se puede y debe mover la


experimentación humana, son, resumidamente, los siguientes:
a) Que se respeten las leyes naturales y divino-positivas en relación con la
vida humana.

b) Que la experimentación como tal no constituya una ofensa a la dignidad


de la persona humana ni una violación de sus derechos.

c) Que lo que se proponga la experimentación represente realmente un


beneficio para la vida humana y no simplemente una curiosidad
científica o un capricho.

d) Que los riesgos que entrañe la experimentación guarden proporción con


las posibilidades de éxito o con el bien esperado.

e) Por parte de los pacientes se requiere el consentimiento voluntario


suficientemente informado.

TRASPLANTES
La integridad corporal es un don de Dios y una necesidad de la persona para
su plenitud de vida y de ser y para la recta y total realización de la misión que
le corresponde; por eso a nadie le es lícito prescindir de ninguno de sus
miembros u órganos, ni suprimir sus funciones, si ello no es indispensable
para la defensa de la salud o para la conservación de la vida, de acuerdo con
el principio de totalidad.

La Sagrada Escritura atribuye a la persona humana el derecho de dominio


sobre los animales y las cosas, pero no un dominio ilimitado sobre su cuerpo
y demás realidades de su ser como persona. Por su naturaleza espiritual y
corpórea la persona representa una realidad singular, única. La corporeidad
en la persona está en íntima relación con el espíritu y forma con él una
realidad inviolable. La persona debe poder subsistir y desplegarse en su
totalidad: en ella cada órgano, cada miembro, cada tejido, cada función
responde al bien del todo, y la persona misma tiene el deber de cuidar y
conservar cada parte en cuanto a su subsistencia y su actividad.
Para un juicio moral sobre trasplante de órganos o tejidos humanos
hay que tener en cuenta:

a) Que ello no sea lesivo de la integridad total personal en cuanto al


conjunto de la salud física, psíquica y espiritual.
b) Que no sea ofensivo de la dignidad de la persona.
Según la técnica utilizada, se puede hablar de diversos tipos de
trasplantes:

 Pedunculado: cuando lo que se traslada son jirones de tejido no del


todo separados del organismo del donante.

 Libre: cuando el tejido trasplantado es extraído de sus soportes


naturales.

 Con anastomosis: cuando el trasplante exige la reconstrucción de


uno o más conductos (vasos, bronquios, segmentos del intestino).

PSIQUIATRIA Y MORAL.
La psiquiatría busca descubrir y curar desórdenes psíquicos. Ha procedido
particularmente de estas maneras:

a) Estudiando analíticamente y tratando de eliminar las causas


inconscientes de las perturbaciones, con empleo de un considerable
lapso de tiempo.

b) Acudiendo al narcoanálisis y a la hipnosis para tratar de obtener un


resultado semejante al anterior con poco empleo de tiempo.

c) Atacando directamente los síntomas sin acudir al descubrimiento de las


causas.

El Psicoterapeuta, para realizar rectamente su tarea, debe estar


atento en su ejercicio a sus grandes deberes morales, que se pueden
resumir en los siguientes:

a) Debe cuidarse de falsas interpretaciones de los fenómenos observados


en su labor de dirección.

b) Debe respetar la dignidad personal de sus pacientes; no obrar sin el


consentimiento de cada uno de ellos, respetar su interioridad y sus
secretos, sobre todo los que el paciente está obligado a guardar o no
quiere que sean conocidos.

No le será lícito pedir al paciente que consienta en deseos o movimientos que


aparezcan en el curso del tratamiento, si contradicen el orden moral.
El empleo de las llamadas drogas psicotrópicas debe ser considerado en dos
aspectos principales:

a) En el tratamiento de enfermedades mentales.


b) Como medio para el cambio de ánimo de quienes las consumen.

Los psicofármacos conforman una categoría especial de medicina


tendientes a controlar agitaciones, delirios y alucinaciones o a
liberar del ansia y la depresión. Existen tres categorías de
psicofármacos.
1. Los neurolépticos, antipsicóticos que han permitido cerrar los
hospitales psiquiátricos, porque vencen agitaciones, delirios,
alucinaciones, convirtiendo en inútiles las medidas, que no eran
curativas, del encerramiento y de la reclusión.
2. Los sedativos o tranquilizantes y Los antidepresivos

LA VIDA EN PELIGRO Y CUIDADO DE LA SALUD

El Aborto
2270.- La vida humana debe ser respetada y protegida desde el momento de
la concepción. Desde el primer momento de su existencia, el ser humano
debe ver reconocidos sus derechos de persona, entre los cuales está el
derecho inviolable de todo ser inocente a la vida (cf. CDF, instr. “Donum
vitae” 1,1).

2271.- Desde el siglo primero, la Iglesia ha afirmado la malicia moral de todo


aborto provocado. Esta enseñanza no ha cambiado; permanece invariable. El
aborto directo, es decir, querido como fin o como medio, es gravemente
contrario a la ley moral (cf. Didajé 2,2; Bernabé, ep.19, 5; Epístola a Diogneto
5,5; Tertuliano, apol. 9). Dios, Señor de la vida, ha confiado la excelsa misión
de conservar la vida, misión que deben cumplir los hombres de modo digno
del hombre. Por consiguiente, se ha de proteger la vida con el máximo
cuidado desde la concepción; tanto el aborto como el infanticidio son
crímenes abominables. (GS 51,3).

Respecto al aborto están en juego estos valores fundamentales:

a) El reconocimiento del derecho que tiene todo ser humano a las condiciones
básicas de vida y a la vida misma.
b) El deber de proteger este derecho a la vida especialmente por parte de
quienes han cooperado para crear esa vida.

c) La necesidad de la conservación de una justa comprensión del valor de la


maternidad. De lo contrario resulta envilecida la dignidad humana.

El Papa Sixto V estableció que todas las condenas previstas por la ley
canónica fueran aplicadas a quienes cometieran el crimen del aborto,
cualesquiera fuera la edad del feto. La absolución de la excomunión contraída
por quienes lo cometían era de exclusiva competencia de la Sede Apostólica.

El Papa Pío XII lo llama “crimen gravísimo” que no se puede justificar por
motivo alguno.

El Concilio Vaticano II llama “crímenes abominables” al aborto y a la muerte


directa del niño ya nacido.

El Papa Pablo VI hace presente que Dios es el Señor de la vida y que el


hombre ha de someterse a sus designios divinos, en lugar de pretender
dominar el propósito divino sobre la generación. Dice: "Debemos declarar una
vez más que es preciso repudiar por completo la interrupción directa de la
generación que ya ha comenzado, y especialmente el aborto directo, aun
cuando se haga por razones terapéuticas".

Entre las enseñanzas del Papa Juan Pablo II sobre el aborto, son
particularmente significativas las siguientes:

- La Iglesia firmemente cree que la vida humana, aun débil y sufriente, es


siempre un espléndido don del Dios de la bondad. Condena como grave
ofensa a la dignidad y a la justicia todas aquellas actividades de los
gobiernos o de otras autoridades públicas que intentan limitar de
cualquier modo la libertad de los cónyuges en el decidir acerca de sus
hijos. Consecuentemente, cualquier clase de violencia ejercida por tales
autoridades a favor de la contracepción y del aborto procurado es del
todo condenable y debe ser fuertemente rechazada.

A modo de síntesis, se pueden distinguir las siguientes clases de aborto:

 Con base a la causa: el aborto puede ser:


 Espontáneo: cuando es debido a causas patológicas del embrión
y/o de la mujer.
 Procurado: cuando es inducido de modo voluntario.
 Con base a la finalidad: el aborto procurado viene –con una
terminología muy ambigua- distinguido en:
 Aborto eugenésico: en presencia de un embrión afectado de
patologías en su base genética o malformado.
 Aborto terapéutico: en caso de peligro para la salud y la vida
de la madre.
 Aborto selectivo: por la reducción de los embarazos múltiples.

 Con base a la responsabilidad moral: en la reflexión moral se hace


la diferencia entre:
 Aborto directo: en el que la supresión del embrión es querida y
buscad en modo explicito.
 Aborto indirecto: en el caso en que el aborto es el efecto no
querido y no buscado de una acción puesta por otros fines.

El suicidio voluntario

2281.- El suicidio contradice la inclinación natural del ser humano a conservar


y perpetuar su vida. Es gravemente contrario al justo amor a sí mismo.
Ofende también al amor del prójimo porque rompe injustamente los lazos de
solidaridad con las sociedades familiar, nacional y humana con las cuales
estamos obligados. El suicidio es contrario al amor del Dios vivo.

La doctrina moral cristiana rechaza totalmente el suicidio,


especialmente por estas razones:

a) Porque solamente a Dios, dueño de la vida, corresponde determinar el final


de la tarea de la misma vida, fijada por Dios. El suicida contradice el exclusivo
derecho que Dios tiene sobre la vida de la persona (cf. Dt.32, 39; Sb.16, 13;
Rm.14, 7-9).

b) Porque el suicidio está en contradicción con el recto amor a sí mismo y con


la tarea de perfeccionar la imagen de Dios en la persona del que se suicida,
quien así se niega a continuar trabajando en esta tarea esencial de la vida.

c) Porque en cierto sentido el suicida priva a menudo a la comunidad de la


comunicación de bienes que está llamado a participar.

Los aspectos que pueden conducir a alguien a pedir la eutanasia


como una Liberación son:
 La convicción del paciente de que su estado, percibido como una
desgracia, no mejorará o al menos no sensiblemente;
 El sentimiento, vivido por el paciente, de una gran inutilidad, que
refuerza y acrecienta su sufrimiento;
 El sufrimiento de su familia, que experimenta también una fuerte
sensación de impotencia y no se ve con fuerzas para seguir
acompañando a un enfermo al que no saben que más pueden decirle;
 La incapacidad de la medicina para proponer tratamientos
esperanzadores;
 La carga económica para los hospitales;
 El agotamiento del personal sanitario, que es frecuentemente objeto
de presiones, venidas de todas partes;
 La impotencia del cuerpo social en su conjunto, incapaz de transmitir,
de algún modo, al enfermo, que su vida tiene un valor inestimable a
los ojos de todos, por el simple hecho de ser un ser humano.

En la era tecnológica los criterios de diagnóstico de la muerte son:

a. El criterio anatómico o devastación traumática


b. El criterio cardio-circulatorio o detención del corazón por un período
superior a 20'
c. El criterio neurológico o daño primitivo cerebral irreversible, con
muerte completa del encéfalo. Este criterio se da con la introducción
de técnicas de reanimación.

Las condiciones para la determinación y la comprobación de la muerte en


los sujetos enfermos de lesiones cerebrales primitivas, son:

1. Estado de coma profundo acompañado de ausencia completa de


reflejos del tronco cerebral y precisamente:

a. Atonía muscular;
b. Ariflexia tendínea de los músculos esqueléticos ramificados por los
nervios craneales;
c. Indiferencia de las plantillas reflejas;
d. Midriasis paralítica con ausencia del reflejo corneal y la reacción
pupilar a la luz.

2. Ausencia de respiración espontánea, después de la suspensión, por


dos minutos antes, de aquella artificial.
3. Ausencia de actividad eléctrica cerebral, espontánea y provocada.
La doctrina clásica admitía que una guerra ofensiva - la defensiva
siempre fue moralmente aceptada - fue justa cuando coincidieron
estas cuatro condiciones:

 Que sea declarada por la autoridad legítima superior.


 Justo causa que sólo se da cuando concurren motivos graves y
excepcionales.
 Recta intención en orden a conseguir bienes positivos que superen los
negativos que se siguen a cada contienda bélica.
 Qué todos los medios pacíficos se hayan agotado antes del empleo de
las armas.

La legítima defensa.

2263. La legítima defensa de las personas y las sociedades no es excepción a


la prohibición de la muerte del inocente que constituye el homicidio
voluntario. “La acción de defenderse puede entrañar un doble efecto: el uno
es la conservación de la propia vida, el otro, la muerte del agresor...
Solamente es requerido el uno: el otro, no” (S. Tomás de Aquino, s.th.2-
2,64,7).

Los principios teológicos que avalan la licitud de la muerte, en


legítima defensa, del agresor injusto son tres:

1. El principio de la acción de doble efecto (deben cumplirse las cuatro


condiciones que legitiman su aplicación);
2. El principio del voluntario indirecto (tiene plena validez por cuanto se
comprende que quien se ve injustamente atacado no busca de modo
directo de matar al agresor, sino defenderse);
3. El principio de conflicto de valores (se da la comparación entre la
obligación de defender la misma vida y el valor de la vida ajena, aunque en
este caso se trata de alguien que ataca injustamente contra la vida de otro).
Conviene tener presente aquellos criterios que dice el catecismo de la
Iglesia al respecto de la legítima defensa como atenuante para declarar la
guerra:

 Que el daño infringido por el agresor a la nación o a la comunidad de


las naciones sea duradero, grave y cierto.
 Que los restantes medios para ponerle fin hayan resultado
impracticables o ineficaces.
 Que se reúnan las condiciones serias de éxito.
 Que el empleo de las armas no entrañe males y desórdenes más
graves que el mal que se pretende eliminar. El poder de los medios
modernos de destrucción obliga a una prudencia extrema en la
apreciación de esta condición»

Para que se pueda hablar de “legítima defensa” se requieren están


condiciones:

1. Que el agresor intente causar un mal muy grave.


2. Debe tratarse de verdadera agresión física; no son suficientes las
amenazas, a no ser que se esté seguro de que tales amenazas son el
preludio de la agresión.
3. Que la agresión sea, en verdad, “injusta”; no lo es, si quien “agrede”
es un miembro de la policía, por ejemplo, dado que lo hace por deber y
no injustamente.
4. Para defenderse legítimamente no se requiere que el agresor lo haga
de modo voluntario. Cabe la legítima defensa contra un loco, un
borracho o un drogadicto.
5. La defensa es legítima si el agredido no tiene otro medio para
defenderse, pero no se justifica, si por ejemplo puede huir.
6. Que la reacción defensiva sea inmediata a la agresión, pues si se hace
después ya no es “defensa”, sino que se convierte en venganza.
7. Finalmente, se requiere que no se exceda en causar daño al agresor,
de forma que, si puede herirle, no debe ocasionarle la muerte. Es
decir, la propia defensa debe guardar “la moderación debida”. Esta
última condición no es fácil de precisar, dado que el estado de miedo y
nerviosismo impide hacer un juicio ecuánime de la situación.

VII.- DIMENSION RELACIONAL DE LA VIDA HUMANA.


7.1. VIDA HUMANA Y CONVIVENCIA.
La persona humana tiene por naturaleza una tendencia hacia el otro, al
encuentro, a la intimidad, a la convivencia. La interpersonalidad es algo
inherente a la naturaleza humana; por tanto, es algo que requiere ser
tratado desde un punto de vista moral: el encuentro, además de ser una
realidad antropológica, es una exigencia ética.
El secreto o sigilo sacramental, que es el secreto que se desprende de las
cosas oídas en confesión sacramental, o con ocasión de la celebración del
sacramento de la confesión, es el más grave de todos los secretos; obliga
siempre y no se puede revelar ni siquiera en el caso de que el hecho de
guardarlo ocasione graves males personales o comunitarios, incluso la
muerte del depositario del secreto; quien lo revela directamente cae en
excomunión reservada a la Sede Apostólica.
En general, exceptuado el sigilo sacramental, cesa la obligación de guardar el
secreto:

a) Cuando ha sido divulgado por otro medio.


b) Cuando razonablemente se puede presumir la licencia del comitente.
c) Cuando hay una razón proporcionada, como sería el caso de tener que
evitar males mayores.

VIVIR EN LA VERDAD.

2465.- El antiguo testamento lo proclama: Dios es fuente de toda verdad. Su


palabra es verdad (cf. Pr.8,7; 2S 7,28). Su ley es verdad (cf. Sal 119,142). “Tu
verdad, de edad en edad” (Sal 119,90; Lc 1,50). Puesto que Dios es el
“Veraz” (Rm 3,4), los miembros de su pueblo son llamados a vivir en la
verdad (cf. Sal 119,30).

2468.- La verdad como rectitud de la acción y de la palabra humana, tiene


por nombre veracidad, sinceridad o franqueza. La verdad o veracidad es la
virtud que consiste en mostrarse veraz en los propios actos y en decir verdad
en sus palabras, evitando la duplicidad, la simulación y la hipocresía.

“DAR TESTIMONIO DE LA VERDAD”

2471.- Ante Pilato, Cristo proclama que había “venido al mundo: para dar
testimonio de la verdad” (Jn 18,37). El cristiano no debe “avergonzarse de
dar testimonio del Señor” (2Tm 1,8). En las situaciones que exigen dar
testimonio de la fe, el cristiano debe profesarla sin ambigüedad, a ejemplo de
San Pablo ante sus jueces. Debe guardar una “conciencia limpia ante Dios y
ante los hombres” (Hch 24,16).

LAS OFENSAS A LA VERDAD.

2475.- Los discípulos de Cristo se han “revestido del Hombre Nuevo, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad” (Ef. 4,24). “Desechando la
mentira” (Ef. 4,25), deben “rechazar toda malicia y todo engaño, hipocresías,
envidias y toda clase de maledicencias” (1P 2,1).
EL RESPETO A LA VERDAD.

2488.- El derecho a la comunicación de la verdad no es incondicional. Todos


deben conformar su vida al precepto evangélico del amor fraterno. Esto
exige, en las situaciones concretas, estimar si conviene o no revelar la verdad
a quien la pide.
2489.- La caridad y el respeto de la verdad deben dictar la respuesta a toda
petición de información o de comunicación. El bien y la seguridad del prójimo,
el respeto de la vida privada, el bien común, son razones suficientes para
callar lo que no debe ser conocido, o para usar un lenguaje discreto. El deber
de evitar el escándalo obliga con frecuencia a una estricta discreción. Nadie
está obligado a revelar una verdad a quien no tiene derecho a conocerla (cf.
Si 27,16; Pr 25, 9-10).
VERDAD, BELLEZA Y ARTE SACRO.

2500.- La práctica del bien va acompañada de un placer espiritual gratuito y


de belleza moral. De igual modo, la verdad entraña el gozo y el esplendor de
la belleza espiritual. La verdad es bella por sí misma. La verdad de la palabra,
expresión racional del conocimiento de la realidad creada, es necesaria al
hombre dotado de inteligencia, pero la verdad puede también encontrar otras
formas de expresión humana, complementarias, sobre todo cuando se trata
de evocar lo que ella entraña de indecible, las profundidades del corazón
humano, las elevaciones del alma, el Misterio de Dios. Antes de revelarse al
hombre en palabras de verdad, Dios se revela a él mediante el lenguaje
universal de la creación, obra de su Palabra, de su Sabiduría; el orden y la
armonía del cosmos, que percibe tanto el niño como el hombre de ciencia,
“pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a
contemplar a su Autor” (Sb 13,5), “pues fue el Autor mismo de la belleza
quien las creó” (Sb 13,3; cf. Sb.7,25-26; 7,29-30; 8,2).

Los criterios éticos para la defensa ambiental son:

 Protección y tutela prioritaria de la realidad que constituye el


fundamento para la vida respecto a otras que se basan en ellas;
 Garantía de los intereses vitales de las generaciones futuras también a
costo de poner de parte intereses menos urgentes de los hombres de
hoy;
 En caso de intervenciones que prevean daños, priorizar aquellos que
causan daños irreversibles solo en caso que se puedan evitar daños
más graves;
 Hacer un buen uso de los desechos;
 Priorizar las fuentes de energía renovable frente a aquellas no
renovables;
 Promover una reflexión crítica y ética sobre la inclusión de la
naturaleza en la esfera de la historia y de la ética;
 Defender el valor de cada especie natral;

VIDA HUMANA Y CULTURA


La cultura tiene su especial importancia para el desarrollo del sentimiento
moral y de la responsabilidad en torno a los compromisos morales. Los usos
y costumbres son encarnación de una moral, de una relación básica con los
valores decisivos. De las raíces culturales se desarrollan la ley y el orden
que regulan y protegen relaciones básicas.
Función fundamental de la cultura es contribuir a la realización de la
persona y a su crecimiento moral. Según el Concilio Vaticano II, “Con la
palabra cultura se indica, en general, todo aquello con que el hombre afirma
o desarrolla, en formas variadísimas, las facultades de su espíritu y de su
cuerpo; procura someter a su dominio, con el conocimiento y el trabajo,
incluso el orbe terráqueo; logra hacer más humana, mediante el progreso
de costumbres e instituciones, la vida social, tanto en lo familiar como en
todo el mecanismo civil y, finalmente, consigue expresar, comunicar y
conservar profundas experiencias y ambiciones espirituales en sus obras a
lo largo de los tiempos, que puedan servir luego al beneficio de los demás,
mejor dicho, de todo el género humano.

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