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SEMESTRE: 9° GRUPO: B
ALUMNO:
Aunque los avances técnicos y las facilidades del transporte de materiales han permitido desde
hace mucho tiempo reducir la fuerte influencia de las condiciones ambientales sobre la
construcción, puede ser oportuno hacer algunas referencias a este tema, aunque sólo sea por el
impacto que han tenido en el pasado y por la repercusión que pueden tener todavía sobre el
paisaje urbano, al menos en los cascos antiguos. El tema de la influencia del medio ambiente en la
configuración de la vivienda y las adaptaciones de ésta ante las condiciones del entorno natural
han sido ampliamente considerados por los geógrafos, en especial en lo que se refiere a la
vivienda rural y a sus repercusiones en el hábitat urbano.
En las primeras fases del proceso de humanización y durante el paleolítico la vivienda troglodítica
debió de ser un alojamiento muy adecuado para las necesidades de unos humanos que estaban
habituados a utilizar las cuevas y cavernas. la construcción de viviendas exentas levantadas en
medio del terreno lo que representó un hito decisivo en el avance cultural y en el mismo proceso
de organización social, por la necesidad que planteaba de colaboración así como de evaluación del
sitio y de los materiales utilizables . Tres tipos de materiales estaban disponibles y fueron
ampliamente utilizados por los hombres para la construcción de las aldeas neolíticas y de las
primeras ciudades: los materiales vegetales, la tierra y la piedra. Todos ellos se han seguido
empleando hasta la actualidad.
Las primeras viviendas exentas fueron construidas sin duda con materiales vegetales, tales como
cañas, hojas, hierbas y madera, a las que se podía añadir barro secado o cocido. Estos materiales
se utilizaron en los poblados neolíticos y han sido ampliamente usados en los núcleos rurales de
todas las culturas , como también en las viviendas urbanas. En realidad, durante mucho tiempo las
ciudades han incluido un gran número de viviendas construidas con ellos.
La madera ha sido el material básico en las viviendas de las regiones de la Europa atlántica y fría,
en las de la taiga, en las del bosque tropical y ecuatorial . Pero se ha usado también ampliamente
en otras zonas geográficas. Estructuras de madera relativamente complejas en viviendas
cuadrangulares de un solo ámbito y casas de tres naves se han encontrado en yacimientos
correspondientes al bronce final en Europa. La madera no faltaba nunca en la estructura y en la
construcción de las casas medievales de Castilla, y era también abundante. La mayor parte de las
casas en Santiago de Compostela durante el siglo XVI tenían por lo menos dos niveles, planta baja
y un alto. El material más citado en la edificación es la madera, aunque también comienza a
mencionarse la piedra, fundamentalmente mampostería, especialmente en las partes fuertes de la
construcción.
El adobe
A esos materiales de origen vegetal se unió bien pronto la tierra, especialmente la arcilla, seca o
cocida. El adobe o barro secado al sol, y mezclado muchas veces con paja u otras materias
vegetales, fue muy utilizado desde el neolítico para la construcción de muros y paredes. El uso de
la arcilla no es fácil, ya que hay una gran variedad; es preciso conocerla y a veces mezclarla con
otras tierras. La utilización del adobe representa una importante innovación técnica que requirió
un largo proceso de aprendizaje. De alguna manera puede considerarse una primera revolución en
el campo de la construcción.
El ladrillo
El paso del adobe a la arcilla cocida no era fácil. Ante todo, exigía disponer de combustible para la
cocción, lo que a veces no existía y, en todo caso, encarecía el material. Pero, además, para utilizar
mejor sus cualidades, habían de emplearse morteros resistentes de cal o yeso, lo que también
encarecía su uso. Eso explica que el adobe se mantuviera ampliamente para la construcción de
bóvedas en la baja Mesopotamia durante el IV milenio.
La piedra
El uso de la piedra es también muy antiguo y general a lo largo de la historia, allí donde las
condiciones geológicas lo permitían. La piedra sin tallar se usa ya en construcciones de
Mesopotamia en el periodo protodinástico.
El mármol ha sido considerado siempre un material pétreo muy noble, y ha sido especialmente
apreciado para las obras monumentales. El emperador Augusto se enorgullecía de haber
construido una Roma de mármol frente a la anterior de ladrillo.
El yeso
El estudio de la influencia del clima en la disposición de las viviendas es algo a lo que se prestó
gran atención en la antigüedad. Aparece, por ejemplo, en Marco Lucio Vitrubio, el cual en Los diez
libros de Arquitectura señala algo que parecen haber olvidado muchos arquitectos actuales que
copian edificios de revistas publicadas en otros países.
Una de esas dimensiones es la que podemos calificar de forma amplia como cultural. Conviene
advertir, de entrada, que en lo que se refiere a las tipologías de la vivienda dicha dimensión está
influida por la estructura jerárquica de las propias sociedades y por la forma de apropiación y
distribución de la renta. En una sociedad muy autoritaria y jerarquizada podrá generarse una
tradición cultural y un paisaje en el que existen diferencias importantes entre las viviendas de los
privilegiados, empezando por el príncipe, y las de los grupos populares.
La vivienda y la estructura social y familiar La estructura social y familiar y los cambios que se
producen en ella afectan asimismo a la vivienda. En la sociedad tradicional la existencia de la
familia extensa podía influir en la tipología de la residencia. En la de los ricos, además, se añadían
los criados, lo que podía dar lugar a viviendas en las que se alojaban varias decenas, e incluso
centenas de personas, como ocurría en algunos palacios nobiliarios europeos durante los siglos
XVII y XVIII. En viviendas populares la casa-artesana podía ser también el lugar de alojamiento de
oficiales y aprendices, y en casos de escasez de vivienda acoger asimismo a otras familias
realquiladas (con o sin derecho a cocina).
La vivienda rural y la ciudad La ciudad se caracteriza por el dominio de las actividades industriales
y de servicios. Pero las actividades agrarias pueden, de todas formas, existir en ella y dar lugar a
adaptaciones en las viviendas. Eso tanto en el pasado como en la actualidad. En el pasado el
campo y la ciudad estaban muy próximos, y fuertemente interrelacionados.
La reflexión clásica
Los autores clásicos reflexionaron ya sobre el origen de la vivienda y fueron
conscientes
de una evolución que se había iniciado tiempo atrás con las formasmás primitivas
de alojamiento. Así el arquitecto romano Vitrubio al escribir sobre los orígenes
de los edificios decía que «los hombres, primitivamente, hacían como las
fieras en las selvas, en los bosques y en las cuevas, y pasaban su vida
alimentándose
con los frutos naturales de la tierra»; luego el descubrimiento del uso del fuego
trajo consigo que se fueran aproximando unos a otros.
Estas tipologías tripartitas, a las que luego se unieron otras más complejas, se
extendieron por diversos ámbitos culturales del Próximo Oriente, tal vez por
fenómenos
de difusión. En todo caso, el plano tripartito está ya bien desarrollado en
Mesopotamia a finales del IV milenio.
Toda la tradición edilicia que hemos citado hasta aquí fue conocida y heredada
tanto por el imperio bizantino, hasta 1453, como por el mundo cristiano medieval
y, desde el siglo VII, por el mundo islámico. La mantuvieron y, eventualmente
la transformaron, la renovaron e intentaron nuevamente recuperarla.
A partir de la división del imperio romano en el siglo IV, Constantinopla fue
la capital del imperio de oriente y desde el 421 la heredera de Roma. La tradición
romana y helenística se mantuvo, pues, allí sin solución de continuidad hasta
mediados
del siglo XV.
Desde el siglo VI, con el fracaso del intento de unificación impulsado por Justiniano,
y luego en el VII, con la aparición y consolidación del poder musulmán,
los tres ámbitos antes citados (bizantino, cristiano occidental e islámico) se fueron
diferenciando progresivamente. Al margen quedaban los mundos del
subcontinente
indio, de China, de los espacios interiores euroasiáticos, de África subsahariana
y de América, donde las tipologías constructivas tenían su dinámica propia
y específica.
A partir del siglo VII, en el Mediterráneo oriental Bizancio y los reinos cristianos
occidentales encontraron la oposición de una nueva realidad política
espiritualmente
nutrida por el Islam. Aunque tuvo su origen en la Península Arábiga, se extendió
bien pronto por el Próximo y Medio Oriente y por el norte de África, donde conoció
y asimiló toda la tradición helenística y romana. Ciudades y edificios existentes
fueron aprovechados en lo esencial e inspiraron los tipos constructivos que
han sido considerados esencialmente musulmanes.
Una buen ejemplo de como podían ser esos dos tipos de viviendas en una ciudad
europea del siglo X puede tenerse con la cuidadosa y ejemplar reconstrucción que
hizo Don Claudio Sánchez Albornoz en su libro Una ciudad de la España cristiana
hace mil años: estampas de la vida de León.
Intimidad y privacidad
Al mismo tiempo que se producían los cambios que hemos señalado anteriormente
sobre la disposición de calles y fachadas, en el interior de los edificios se
producía también una verdadera revolución.
Colores y esgrafiados
La preocupación por el ornato de la ciudad y la apariencia de la vivienda fue
aumentando
desde el Renacimiento.Con frecuencia, en losmuros exteriores los aparejos
de ladrillo o piedra se enjalbegaban o se enfoscaban.