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LOS TRUMANOS
Jacques-Alain Miller
Girar en círculos
Ahora estoy completamente aturdido. No lo estoy por los giros y desvíos de esos
dichos, no lo estoy más por haber seguido esos giros, esos desvíos, esos meandros
hasta hacer con ellos - al menos es algo con lo que a veces sueño - una vía romana
(v-o-i-e y no v-o-i-x, la voz que alzo para ser escuchado). La vía romana es una
metáfora con la que Lacan engalanaba el Nombre del Padre en su tercer Seminario,
esa vía trascendente en relación con los divertículos, con las rutas departamentales,
con los atajos. Exagero, por supuesto, cuando digo haber accedido a la vía romana.
Sin embargo, anoche, buscando durante algunas horas qué título poner a la primera y
a la última lección del último Seminario de Lacan, tuve el sentimiento fugaz que podía
reconstruir la vía romana de esa ultimísima enseñanza entre todos esos meandros.
Si bien las brújulas se han vuelto más complejas y más precisas con el desarrollo que
les dio el GPS, son instrumentos que dan la dirección hacia donde ir. Hay que creer
que siempre he apreciado mucho esta metáfora, dado que desde el comienzo titulé a
mi curso "la orientación lacaniana".
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Ahora bien, en toda la ultimísima enseñanza de Lacan la dirección es girar en
círculos, incluso el estancamiento. Es un registro muy diferente de metáforas, esta
UEL sin embargo explora lo que tiene de estructura el girar en círculos (para emplear
este término que está cuidadosamente evitado por razones que reconstruyo y que voy
a precisar luego). El girar en círculos tiene una estructura. Lo vemos en el nudo
borromeo que asocia varios giros en círculo según una disposición que, de entrada es
sorprendente, pero que muestra que el girar en círculos es susceptible de una
complejidad insospechada. En cuanto al toro asocia el girar en círculos y el agujero.
Podemos servirnos de los redondeles de cuerda como otros tantos toros y estos
pueden asociarse al modo borromeo.
Les comunico que hay cuatro Seminarios de Lacan que he terminado, el editor los
publicará a su ritmo. Para alentarme agrego que serán seis en septiembre próximo, así
lo espero. Si es necesario que tranquilice a aquellos que se inquietan por la
terminación de esta tarea antes de que yo desaparezca y que me ven ya un poco
enfermo, tendré seis más para redactar antes de pasar a otra cosa.
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lógico...". A partir de la exploración de ese "Momento de concluir" puede esperarse
que se esclarezca lo que lo precedió. Por otra parte, ese "Momento de concluir" no
será publicado al final del Seminario de Jacques Lacan sino en el curso de los
mismos.
Condenado a soñar
Que no hay despertar quiere decir que no se sale de ahí. Precisamente es esto lo
que da risa, es el nuevo acento que Lacan le pone a esto - la vida es cómica. ¡Ah!, ya
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había dicho que en verdad la comedia le ganaba de mano a la tragedia. Lo dijo
respecto del falo, en nombre del valor sexual siempre escondido, incluido en el fondo
de la lamentación oculta en el impasse, la hiancia de la relación con el Otro. Pero la
comedia se refiere al vano girar en círculos. El síntoma mismo recibe este valor por ser
el inconsciente en tanto no se sale de ahí.
Los trumanos
¡Ah! Hay mucho para decir de los trumanos en relación con lo que Lacan llamaba el
parlêtre
El parlêtre
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sociología de Lacan colabora con el despojamiento y la sospecha que recae sobre el
omnipresente fantasma.
Vean por ejemplo esta indicación que hubiera podido ser dejada de lado en la
penúltima lección del Seminario de Lacan: ¿Por qué el deseo se convierte en
amor, los hechos no permiten explicarlo? Notemos su referencia a lo fáctico que
corresponde al hecho que tenemos que hablar, distinguir dos niveles. Lacan no
comete un error al oponer los fantasmas a los hechos. Por cierto, a otro nivel la
asignación de hechos puede, por supuesto, ser también sospechosa.
Sí, Lacan dice los hechos de la misma manera que lo hablado en esa ultimísima
enseñanza utiliza la mayor parte del tiempo los vocablos más corrientes de la lengua.
El despojamiento de la lengua se atiene precisamente a la evisceración de los
fantasmas. Al redactar es necesario que yo suprima las comillas, sin lo cual no sería
ya legible, pero dejo las suficientes para que se capte que los términos técnicos
particularmente los del psicoanálisis, están todos tomados con pinzas, puestos a
distancia. Hay un contraste constante entre el uso de la lengua más familiar y la hiper
tecnicidad aparente, muy evidente, de las figuras topológicas.
¿Por qué el deseo, entonces, se convierte en amor? Los hechos no permiten decirlo -
sin duda hay efectos de prestigio. Difícilmente se pueda ir más lejos en la degradación
discreta de la vida amorosa. Incluyendo también a la operación del semblante en el
amor, Lacan incluye esta noción en el registro de la sociología. Lo mismo ocurre, a mi
entender, cuando se atreve a decir de la interpretación, de nuestra santa
interpretación que es todo lo que tenemos para operar en nuestra tradición léxica,
al menos semántica, que depende del peso del analista. Efecto de prestigio también
allí. Ese movimiento llega hasta el punto de plegar la interpretación sobre la
sugestión, horresco referens [1]
Con un murmullo
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esforzamos por conmover algo velado, uno imagina llegar a hacerlo. Al ser dos los que
se lo imaginan la cosa marcha mejor, pero eso no es dar pruebas en contra de la
reducción del psicoanálisis a la magia. Agreguemos a esto la proposición de Lacan a
la que no haría objeción un Pierre Bourdieu - el análisis es un hecho social. No
creamos que esto querría decir - el análisis es entre otros, un hecho social. Por el
contrario, es una definición en esencia.
Estas evocaciones bastan para apoyar la siguiente tesis: mientras Lacan se esfuerza
por el psicoanálisis casi hasta su último aliento, dando testimonio con ello como una
suerte de mártir del psicoanálisis, al mismo tiempo, la ultimísima enseñanza de Lacan
constituye una deflación del análisis - se trata de saber si ese movimiento es
saludable. Una deflación del análisis y también de los psicoanalistas, pero en este
punto, Lacan ya había comenzado a hacer mucho antes una deflación, un desinflado.
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Que se apoyan unos contra otros
Con cabezas embutidas de paja. (Headpiece filled with straw)¡Sea!
This is the way the world ends (Así es como acaba el mundo)
This is the way the world ends
This is the way the world ends
Not with a bang but a whimper ("No con un estallido sino con un quejido").
Sin embargo, dice mucho. Las referencias a este verso, como lo he podido verificar
gracias a Google son innumerables; grupos de rap se llaman así, films, artículos
científicos que lo ubican en el título Lo que me parece que traduce el valor a dale a la
deflación del psicoanálisis a la que Lacan eligió proceder.
Captamos la distancia que Lacan toma con el fantasma de la estructura, este trae
aparejado explícitamente que el lenguaje ya está allí, mucho más que el acento puesto
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en el aprendizaje. Allí por el contrario, el acento está puesto en el tejido del aprendiz,
si puedo decirlo. Debe tomarse de la manera más simple, se aprende a hablar, dice
Lacan, eso deja huellas, tiene consecuencias, son estas consecuencias lo que
llamamos sinthoma. Aprendemos a hablar, esto les viene de los parientes cercanos,
es el rostro del Otro mayúscula en el aprendizaje de la lengua.
Es la sociología inmediata del parlêtre, por eso el parlêtre, es los trumanos. ¡Llego a
justificárselos! Me dije que haría falta que lo haga, no dejar los trumanos caer en el
olvido. Los trumanos está enroscado, la sociología de Lacan se enrosca allí.
A partir de lo cual, Lacan puede formular que no hay relación sexual, que el conjunto
de lo que podría ser relación sexual es un conjunto vacío, y al mismo tiempo que hay
relación sexual entre los padres y los hijos, o que hay relación sexual entre tres
generaciones, lo que sin duda debe entenderse como aquellos que les enseñaron la
lengua, aquellos a partir de los cuales ustedes han aprendido la lengua, más el
superyó que les han vehicul(iz)ado así, el depósito de cultura, el caldo de cultura que
les hicieron beber. De un lado, en efecto, no hay relación sexual, pero por otro, está el
Edipo, es decir un objeto - la madre - con la cual hay relación sexual, aunque alguien o
algo le haga obstáculo de algún modo.
Sin embargo, podemos al menos admitir que el sueño, el lapsus, el chiste, se leen (las
formaciones del icc). Lo que llamamos interpretar es leer de otro modo. Cuando, una
vez más, se hace la pregunta - ¿el sujeto supuesto saber qué? - puede dar esta
respuesta - el sujeto supuesto saber leer de otro modo, a condición de ligar el otro
modo a la sigla S(Ⱥ).
SȺ
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Esto significa que ese leer de otro modo no se lo haga recaer en nadie. Leer de otro
modo no es leer el Gran Libro de la creación, la creación del inconsciente, por ejemplo.
Esto trae aparejado algo arbitrario. No es "científico", empleando el término entre
comillas, porque hemos perdido confianza en ese saber también. Leer de otro modo
no es automático. Tampoco es la verdad, incluso si podemos adornarlo con su
nombre, hacerlo creer por prestigio. Tiene algo de aleatorio. Digamos simplemente
que la interpretación como leer de otro modo necesita el apoyo de la escritura, es decir
la referencia a que los sonidos emitidos pueden escribirse de otro modo que como se
lo ha querido. Lacan lo dice de una manera que marca el carácter esbozado
- seguramente hay escritura en el inconsciente. Sí, la otra lectura de la que se trata se
apoya en la intención de decir algo. La otra lectura, que es la del análisis, se apoya en
la intención del analizante de decir algo. Esta intención es la que se atribuye a la
consciencia, al yo, es incluso a partir de esta intención que se define la consciencia, de
allí el valor que Lacan le da a la equivocación, cuando las palabras no sirven a la
intención.
¿En qué deliró con la lingüística? Su delirio con la lingüística fue poner el acento en la
primacía de la palabra sobre la cosa, atribuir a las palabras el poder de hacer las
cosas. De este modo da cuenta de la cosa freudiana diciendo que esta significaba
como las cosas se moldeaban sobre las palabras. El psicoanálisis implicaba entonces
que la estructura lingüística prevalece en todos los casos. La palabra estructura estaba
en su lugar y en primer plano.
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En su ultimísima enseñanza, sin mencionar la palabra, está en juego una definición
completamente diferente de la estructura. Leo de este modo la última lección del 8 de
mayo de 1978: Se puede decir legítimamente de las cosas que saben comportarse. Si
hay, llegado el caso, estructura no se trata de estructura lingüística, sino, si puedo
decirlo, de estructura cósica. Esto supone un saber comportarse, saber comportarse
mejor de lo que nosotros mismos podemos saber, como lo demuestran las sorpresas
que producen los objetos matemáticos, las cosas que Lacan manipula. Quito
matemáticos, porque de hecho y, llegado el caso, hace con ellos objetos manipulables
con las manos de preferencia. Las cosas saben comportarse precisamente por
diferencia con los trumanos que, ellos, no saben cómo comportarse, "a causa" entre
comillas, de la estructura simbólica, de la escuela de confusión, de la escuela de
perdición que constituye la lengua. Justamente, porque los trumanos no saben cómo
comportarse, se inventó para su beneficio técnicas para enseñarles.
Imaginar lo real
Dicho de otro modo, el problema que no podía ser formulado en el delirio lingüístico
lacaniano es la inadecuación de las palabras a las cosas, lo que quiere decir, por
abstracción, la inadecuación de lo simbólico a lo real. Si recuerdo bien, en su
ultimísima lección vemos a Lacan figurar lo que sería la adecuación por el enlace de
dos redondeles, el de lo simbólico y lo real. Este enlace querría decir -miren se
mantienen unidos -, y lo imaginario está en otra parte. No está lejos de lo que Lacan
formulaba al comienzo de su escrito sobre "La carta robada". Por el contrario, es lo
que rechaza la ultimísima enseñanza de Lacan, planteando que la adecuación de lo
simbólico a lo real no hace las cosas sino fantasmáticamente. Fantasma que es creer
que la palabra hace la cosa, fantasma creer que lo simbólico se adecúa a lo real. Con
el término fantasma, que es una palabra clave del "Momento de concluir", Lacan no
entiende exactamente un sueño, el fantasma se diferencia de él por ser una
aspiración, una sugestión de lo imaginario por lo simbólico, dice.
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Esto es lo que pone en cuestión la definición del análisis por el saber. ¿Por qué?
Porque el saber es solo fantasma, aspiración de lo simbólico que sugiere lo imaginario.
Desde la primera lección del "Momento de concluir", Lacan formula que la geometría
euclidiana tiene todas las características del fantasma. Y en particular la idea de la
línea recta, de la cual ya había hecho una crítica, se había ocupado de ella en
su Seminario del Sinthoma, lo he señalado.
Captamos que con la topología, Lacan trata de salir del fantasma geométrico. No le he
encontrado a esta tentativa un mejor broche que pescar en la última lección de ese
"Momento de concluir" la expresión que figura como al pasar en una frase - no hay
nada más difícil que imaginar lo real. Y bien, finalmente, esto es lo que me hizo poner
el título a la última lección de Lacan, y la consigna de este "Momento de concluir", de
ese esfuerzo, que en su tiempo, dejó perplejo a todos lo que no eran los obreros que
ayudaban a Lacan en esta tarea.
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precisamente porque es una práctica del parloteo que todo se sostiene en esto - ¿el
analista sabe cómo comportarse? En este parloteo surge una oposición: el analizante
habla, dice Lacan - hay que sorprenderse - que hace poesía, dicho de otro modo, no
es la interpretación la que procede de la poesía en el "Momento de concluir" Es un
paso adelante en relación con lo que evoqué precedentemente.
Cirugía
El analizante habla mientras que el analista zanja. Los ensayos topológicos de Lacan
multiplican las figuraciones de lo que el analista zanja, son figuraciones por el corte, en
tanto que tiene el poder de cambiar la estructura de las cosas.
No es ya la palabra la que hace la cosa, sino el corte que cambia la estructura de los
objetos representados. Con una dificultad mayor - si lo simbólico es inadecuado a lo
real, no hay por ello menos lo que Lacan llama una hiancia entre lo imaginario y lo
real, donde se aloja nuestra inhibición para imaginar cómo se comportan las cosas de
las que se trata - Lacan da el ejemplo del enredarse necesario para superar esta
inhibición.
Esto no le quita para nada lo serio al psicoanálisis. Si las palabras no tienen el poder
que creíamos cuando se deliraba, eso no impide que tengan consecuencias. Se trata
de darse cuenta de esas consecuencias, evaluarlas. Se trata, dice Lacan, que el
analista se dé cuenta del alcance de las palabras para su analizante.
Por eso tomo en serio esta aspiración de la que da testimonio Lacan, y de una forma
que merece retenerse - elevar el psicoanálisis a la dignidad de la cirugía. Habrán
notado la forma sintáctica que retoma la que empleó a propósito de la sublimación
- elevar el objeto a la dignidad de la Cosa. Este es el fantasma de Lacan que se
expresa en esa aspiración, se trataría de sublimación. Elevar la debilidad
psicoanalítica a la seguridad soberana del gesto quirúrgico de cortar, sería la
salvaguarda del psicoanálisis.
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Clase del 2 de mayo de 2007 del curso "La orientación lacaniana. El ultimísimo Lacan"
NOTAS
1. Tiemblo al decirlo : Verso extraído del poeta latino Virgilio, de La Eneid.
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