SANTA CENA.
vino como iglesia, recordamos también que Cristo vendrá un día, que
INTRO.
A veces me pregunto las razones por las que Dios hace las cosas. Y
porque las hace de una manera y no de otra. ¿Por qué escogió librar Israel
como lo hizo, con tanta oposición por parte de faraón por ejemplo? ¿no
habría sido mas fácil que utilizara su poder para simplemente hacer
desaparecer al pueblo de tierra de Egipto y haberlos hecho reaparecer en
tierra de canaan? ¿por qué hizo que el pueblo diera vueltas y vuelta
alrededor de Jericó antes de derrumbar las murallas, por qué las derribó
hacia afuera y no hacia adentro?...... ¿Por qué no sano Jesús a Lázaro
cuando le dijeron que estaba enfermo y dejó que muriera? ¿Por qué Dios
llevo al apóstol Juan a la isla de Patmos a ver una película de ciencia
ficción para que luego escribiera el Apocalipsis?
La Biblia es un tesoro repleto de joyas que hemos de ir descubriendo, y
que nos hablan de un Padre bueno, que nos quiere y que hace cosas que a
priori no entendemos, pero que a medida que vamos creciendo, también
vamos comprendiendo.
La santa cena es un buen ejemplo de por qué y para qué. Y aunque la
propia escritura nos da respuesta a estas preguntas, aun todavía uno puede
preguntarse por qué?
Hacemos tres cosas cuando celebramos la santa cena.
1. MIRAMOS LA CRUZ, RECORDAMOS LO QUE CRISTO
HIZO EN LA CRUZ.
El pan es mi cuerpo que por vosotros es partido, el vino es mi sangre que
por vosotros es derramada y es el nuevo pacto entre Dios y el hombre. En
cierta medida Jesús está diciendo echad la mirada atrás y recordad lo que
he hecho por vosotros. Recordad quienes erais, que necesitabais, recordad
que yo he demostrado que os amo no lo dudéis nunca.
Echar una mirada a la cruz nos inspira muchas cosas. Realmente es un
momento clave de la historia de la humanidad.
2. MIRAMOS LA SEGUNDA VENIDA DE CRISTO.
v-26 “Todas las veces que comierais de este pan o bebierais de esta copa,
la muerte del Señor anunciáis hasta que el venga”
Cada vez que celebramos e partimiento del pan, puede ser la última vez
antes de que estemos en su gloria. Cada vez que tomamos del pan y del
estaremos con el para siempre celebrando este mismo memorial pero ya
con él, en las bodas del cordero. Recordar esto nos evoca esperanza, nos
da un objetivo claro, una línea de llegada, una meta. Dice el apóstol Pedro
que “nos hizo renacer para una esperanza viva, para una herencia
incorruptible, incontaminada e inmarcesible reservada en los cielos.” 1
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3. MIRAMOS A NOSOTROS MISMOS.
27-32. Es decir, cuida la actitud con la que participas, cuida tu actitud
frente a tu realidad como uno de los redimidos, de los salvados, de los
apartados por Dios. Este acto nos hace mirar nuestra conducta como hijos
de Dios, nos evoca inevitablemente imágenes de quienes somos en Cristo,
quienes somos ante Dios y nuestra responsabilidad de vivir sabia y
piadosamente. Dice Pablo a los Efesios, “Sed, pues imitadores de Dios
como hijos amados. Y andan en amor, como también Cristo nos amó, y se
entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor
fragante”
Todo esto resume nuestra realidad como hijos de Dios y como iglesia
también, nos hace recordar en apenas unos minutos el plan maestro de
Dios para ti y para mi. De que todo aquello que el padeció, todo lo que su
palabra nos enseña y todo lo que tiene preparado en los cielos va en serio
y tiene un sentido. Por eso dice, “Si no has comprendido esto, mejor no
participes”
CONCLUSION.
Así pues, en esta mañana quisiéramos invitar a todos aquellos que habéis
confesado públicamente a Jesús como vuestro único y suficiente salvador,
y lo habéis hecho publico en las aguas del bautismo a que participéis de
estos elementos como el pan y el vino, que nos hacen recordar quienes
éramos y lo que Cristo hizo por nosotros, cual es nuestro destino y nuestra
herencia, y nuestra responsabilidad de cuidar nuestra vida para presentarla
ante Dios como una ofrenda
Y aquellos que todavía no han hecho, que tamben puedan reflexionar en
aquello que decían Pedro y Juan al concilio que les tenía presos por
predicar de su fe. “En ningún otro hay salvación, porque no hay otro
nombre dado a los hombres en que podamos ser salvos”