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I. A MODO DE INTRODUCCIÓN García de Enterría y Fernández afirman que el procedi-
n el presente escrito se pretende plasmar un análi- miento administrativo constituye una garantía de los dere-
sis comparativo de los precedentes históricos y nor- chos de los administrados, pero no agota en esto su función,
mativos que justificaron la implementación de una pues además debe asegurar la pronta y eficaz satisfacción del
jurisprudencia que, como veremos más adelante, no interés general, adoptando las medidas y tomando las decisio-
es adecuada al caso dominicano, esto es, aquella que propone nes necesarias a través de los órganos correspondientes;3 se
la ampliación del principio de legalidad y la matización de las trata, así, de una cadena con distintos eslabones articulados
reglas y garantías del debido proceso dentro del marco del pro- por un vínculo común, sin mermar su individualidad, que
cedimiento administrativo sancionador. Por eso, como antece- coaudyuvan a la consecución de un fin único4.
dente a este planteamiento, conviene repasar de manera sucin- El procedimiento administrativo sancionador es entonces
ta algunos conceptos básicos. el cause a través del cual la Administración ejercita la potes-
La doctrina consultada ha entendido como sanción un tad sancionadora, y este —el procedimiento— se rige no solo
medio indirecto con que cuenta la Administración para man- por los principios generales del derecho administrativo —
tener la observancia de las normas, restaurar el orden jurídi- sobre los cuales no nos podemos detener en este artículo— o
co violado y evitar que puedan prevalecer los actos contrarios a por aquellos específicos que de manera particular establece
derecho, y que además representa la última fase del proceso de la norma aplicable —que tampoco analizamos aquí—, sino
producción jurídica1. también por las garantías del debido proceso.
La potestad sancionadora es, entonces, esa facultad que le La Corte Interamericana de Derechos Humanos (Corte
ha sido conferida a la Administración, que se traduce en la IDH) ha determinado que el debido proceso tiene la finali-
imposición de sanciones administrativas por la comisión de dad de “que las personas estén en condiciones de defender
una falta, distintas a las sanciones penales en cuanto a que son adecuadamente sus derechos ante cualquier tipo de acto del
la consecuencia de un delito y en cuanto al órgano competen- Estado que pueda afectarlos5”. Y aclara que, partiendo de
te para imponerlas y los bienes jurídicos a los cuales se afecta que existen otros órganos y autoridades públicas que ejer-
con una u otra. cen funciones jurisdiccionales, las disposiciones del artículo
Solo es posible ejercer esta potestad en virtud de habilita- 8.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
ción legal expresa, de donde se deduce que el principio de (CADH)6 se refieren a:
legalidad y el principio de sometimiento pleno al ordenamien-
to jurídico desempeñan un papel rector de la actividad puniti- … cualquier autoridad pública, sea administrativa, legis-
va de la Administración. Esta potestad no confiere a su titular lativa o judicial, que a través de sus resoluciones determi-
—la Administración— una facultad ilimitada para el ejercicio ne derechos y obligaciones de las personas. Por la razón
de la función que se le ha atribuido, sino que, por el contra- mencionada, esta Corte considera que cualquier órga-
rio, se ejerce dentro del marco de un ordenamiento jurídico no del Estado que ejerza funciones de carácter mate-
que lo regula. rialmente jurisdiccional, tiene la obligación de adoptar
En cuando al concepto de procedimiento administrativo, resoluciones apegadas a las garantías del debido proce-
Ramón Parada explica que es el “cauce necesario de la buena so legal en los términos del artículo 8 de la Convención
gestión de los intereses públicos”, cuya gestión, “por estar some- Americana7.
tida al principio de legalidad, exige, a diferencia de la gestión
privada, el cumplimiento de determinadas formalidades que, Así, el debido proceso se erige en un principio rector del
incorporadas al ‘expediente’ —que no es otra cosa que el pro- procedimiento administrativo que tiene como finalidad limi-
cedimiento ya documentado—, permitirán después el control tar las actuaciones de la Administración para que estas —sus
judicial de la actividad administrativa2”. actuaciones— no se conviertan en arbitrariedad.

1 Cf. DROMI, Roberto: Derecho Administrativo. [En línea] Disponible: 26 de enero de 2015, file://///192.168.10.19/Puerta205b/Despacho/Referencias/LIBROS20Y20ESCRITOS20DE20DERECHO/
DERECHO20ADMINISTRATIVO/Dromi/index.htm (Observación: Este hipervínculo se encuentra en un servidor privado, por lo que solo está disponible para el personal autorizado; para la obra
impresa: DROMI, Roberto. Derecho administrativo: Buenos Aires, Ciudad Argentina, 2004).
2 PARADA, Ramón. Derecho administrativo, 18.ª ed.: Barcelona, Marcial Pons Ediciones Jurídicas y Sociales, 2010, t. I, p. 199.
3 Cf. GARCÍA DE ENTERRÍA, Eduardo y FERNÁNDEZ, Tomás-Ramón. Curso de derecho administrativo, 14.ª ed.: Navarra, Editorial Aranzadi, 2008, t. II, p. 453.
4 Cf. GARCÍA DE ENTERRÍA, y FERNÁNDEZ, ob. cit., t. II, p. 459.
5 Corte IDH, Caso Baena Ricardo y otros c. Panamá. Sentencia de 2 de febrero de 2001 (Fondo, reparaciones y costas) párr. 124.
6 Que dispone lo siguiente: “Toda persona tiene derecho a ser oída, con las debidas garantías y dentro de un plazo razonable, por un juez o tribunal competente, independiente e imparcial,
establecido con anterioridad por la ley, en la sustanciación de cualquier acusación penal formulada contra ella, o para la determinación de sus derechos y obligaciones de orden civil, laboral,
fiscal o de cualquier otro carácter”.
7 Corte IDH, caso del Tribunal Constitucional c Perú. Sentencia de 31 de enero de 2001 (Fondo, reparaciones y costas) párr. 71.

AÑO 23, NÚM. 389, SEPTIEMBRE 2019 GACETA JUDICIAL | 15

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