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 Miedo

Produce un aumento de la respuesta cardíaca y una distribución sanguínea hacia los


músculos esqueléticos largos (lo que explica la palidez del rostro), que en tiempos pasados
facilitó una posible huida de peligros potenciales como  depredadores, predadores, e
incluso del fuego (Cano, 2010; Damasio 2010; Goleman 1995).
Igualmente, en función de las circunstancias, el miedo puede desencadenar una respuesta
de inmovilidad ante un contexto en el que pasar inadvertido puede resultar una opción
más eficiente para sobrevivir (Cano, 2010; Damasio 2010; Goleman 1995).
 Asco
El asco o disgusto provoca una reacción de rechazo ante alimentos en mal estado u olores
dañinos para el organismo. Según Darwin, la nariz se arruga en un intento de impedir la
inhalación de la sustancia tóxica (Cano 2010, Goleman 1995). Por otra parte, sacar la
lengua parece una acción que favorece la expulsión de alimentos.
 Tristeza
Producida por la muerte de un ser querido, conllevó en los humanos prehistóricos,
una pérdida de energía que invitaba al refugio en el propio hábitat con los demás
miembros del grupo, ya que solía ser el sitio más seguro para la supervivencia (Cano,
2010; Goleman, 1995). Además, la tristeza evocada por una mala conciencia se deriva en
la insistencia sobre el error cometido (Damasio, 2010) presumiblemente como estímulo
para no volver a cometerlo.
Alegría
Asume una función de recompensa ante situaciones exitosas con el objetivo de poder
repetir dichas acciones ventajosas en el futuro (Cano, 2010; Goleman, 1995).
 Sorpresa
Produce un arqueo de las cejas que aumenta el flujo de luz que entra en la retina. De esta
manera se acopia más información sobre el acontecimiento inesperado, acelerando su
análisis y la elaboración de una respuesta adecuada (Goleman, 1995).
 Enfado
Es el instinto alfa del equilibrio moral, esta emoción brota ante una injusticia, provocando
un reflujo sanguíneo hacia las manos para golpear o empuñar un arma, así como
un aumento del ritmo cardíaco y hormonal, como la adrenalina, para aguantar un
enfrentamiento durante un tiempo prolongado (Cano, 2010; Goleman, 1995).
Amor

Los sentimientos de ternura y la satisfacción sexual activan el sistema nervioso


parasimpático (el opuesto fisiológico de la respuesta de «lucha-o-huida» propia del miedo
y de la ira). La pauta de reacción parasimpática —ligada a la «respuesta de relajación»—
engloba un amplio conjunto de reacciones que implican a todo el cuerpo y que dan lugar a
un estado de calma y satisfacción que favorece la convivencia.

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