Beruflich Dokumente
Kultur Dokumente
To cite this article: José Luis Martínez C. (2012) El virrey Toledo y el control de
las voces andinas coloniales, Colonial Latin American Review, 21:2, 175-208, DOI:
10.1080/10609164.2012.695574
Download by: [Pontifica Univ Catolicaperu] Date: 02 February 2017, At: 11:29
Colonial Latin American Review
Vol. 21, No. 2, August 2012, pp. 175208
Introducción
Se ha dado una importante atención a los procesos de construcción del estado
colonial en los Andes del siglo XVI, y los énfasis han estado principalmente puestos
en la construcción del aparato estatal mismo, ası́ como en los sistemas de control e
incorporación de las poblaciones indı́genas a una economı́a mercantilizada (véase
Harris, Larson y Tándeter, 1987). Aquı́ quisiera poner la mirada en otra dimensión
de ese proceso: la lucha por los imaginarios, por construir e imponer un conjunto de
nuevas narrativas sobre las sociedades andinas, tanto sobre su pasado como acerca de
su condición colonial y por el control de los espacios en los cuales podı́an circular
esas voces y narrativas.
Si bien no puede atribuirse a la administración y a las polı́ticas del virrey Toledo
(15691581) el ‘mérito’ de haber iniciado esas polı́ticas que, en estricto rigor venı́an
desarrollándose desde varias décadas antes,1 este ensayo intentará mostrar que fue
durante su gobierno cuando esas polı́ticas se desarrollaron e implementaron a lo
largo de todo el espacio andino y que, para hacerlo, el virrey generó tanto un
conjunto de disposiciones legales y administrativas*a través de sus diferentes
ordenanzas y códigos*como también efectuó acciones prácticas concretas, tales
como participar personalmente en la destrucción de imágenes grabadas en las
piedras, e interpretar escenificaciones teatrales públicas, en el estilo de los jarawi y
otras ceremonias andinas propias de la élite cuzqueña inkaica.2 Muchos estudiosos
han llamado anteriormente la atención hacia varias de las disposiciones adminis-
trativas toledanas (Levillier 1935, 1940; Lohmann Villena 1989; Cook 1975; Julien
2007). Aquı́ sostengo que las que tenı́an por objeto controlar las voces y los relatos
andinos, ası́ como la producción de objetos de registro no europeos, constituyeron
parte integral de la construcción del estado colonial en el proyecto del Virrey. Por
ello formaron, en conjunto, una polı́tica coherente al respecto. De este análisis se
ISSN 1060-9164 (print)/ISSN 1466-1802 (online) # 2012 Taylor & Francis on behalf of CLAR
http://dx.doi.org/10.1080/10609164.2012.695574
176 J. L. Martı´nez C.
desprende, también, que las polı́ticas toledanas no siempre alcanzaron sus objetivos
ni fueron todo lo eficaces que pretendieron ser.
Al momento de la invasión europea a los Andes, funcionaban muchos sistemas
de registro y comunicación, que utilizaban diversos lenguajes. Orales (los mitos y en
otras formas de memorias colectivas locales y estatales son los más conocidos);
visuales (cuyos soportes más conocidos son los textiles, el arte rupestre y los vasos
de madera, o keros); o táctiles (los khipus, las yupanas y las piedras de colores entre
otros). Se trataba de sistemas complejos, que no pueden ser reducidos al empleo
de un único tipo de lenguaje. Los sistemas performativos como los jarawi, los
taqui y los haylli (entre otros), son ejemplos apropiados de ello, ya que incluı́an
simultáneamente varios lenguajes: cantares, bailes y tradiciones orales, además de la
música y una determinada espacialidad. El arte rupestre, que también requerı́a de la
realización de rituales para su puesta en funcionamiento, era otro de esos sistemas
complejos.3 En el caso de los keros, postulo que se trataba igualmente de una
experiencia decodificadora o de lectura compleja, en la que intervenı́an simultá-
neamente tanto los lenguajes visuales expuestos en su superficie, como los gestuales
propios de los rituales de la bebida andina, los táctiles e incluso una sensorialidad
gustativa ya que no se puede excluir el tema de la ingesta misma de la chicha de su
contexto de significación.4
Las acciones toledanas intervinieron en prácticamente todos esos lenguajes y
sistemas. Las polı́ticas de instalación y consolidación del estado colonial español en
los Andes pasaron por desarrollar intensas campañas contra ellos y sus posibilidades
comunicacionales, ası́ como por la apropiación de sus narrativas para inscribirlas
dentro de nuevos textos*básicamente escritos o visuales, pero también orales*
sometidos ahora a los parámetros cristiano europeos; entre ellos se destacan el
sometimiento a la lógica de una única verdad y su ordenación temporal en una
secuencia lineal.
Son varios los autores que han destacado diferentes aspectos o momentos de esos
procesos, describiéndolos como parte de ‘luchas’ por el control de los dispositivos
culturales e ideológicos de la reproducción del pensamiento de las sociedades
andinas.5
como parte de un ‘estilo libre,’ usualmente asignado ya a los siglos XVII y XVIII
(2003, 318).8
Sostengo, como hipótesis, que los cambios entre los keros del llamado ‘estilo
formal’ o ‘de transición’ y los del estilo ‘libre’ son, en parte importante, consecuencia
de los esfuerzos desplegados por la administración toledana y por su aparato
administrativo de control que siguió actuando con posterioridad al regreso del Virrey
a España, ya en 1581. Ası́, serı́a posible identificar dos momentos coloniales, en los
cuales las diferencias entre los keros no son únicamente de estilo y técnicas, sino sobre
todo temáticas. El primero (aproximadamente entre 1534 y 1569), correspondiente
al perı́odo que va desde el arribo de Gonzalo Pizarro al Cuzco y el momento anterior
a la llegada del virrey Toledo a los Andes; o sea una etapa pre-toledana, cuando la
reflexión sobre la legitimidad de la conquista permitió una mayor libertad para que
circularan las narrativas andinas (Lohmann Villena 1967; Estenssoro 2003); en este
perı́odo es posible identificar textos visuales que hablan acerca de las condiciones
o caracterı́sticas del poder polı́tico, entendido todavı́a en términos andinos. Y un
segundo momento, posterior al regreso del virrey Toledo a España (1581), en el cual
las imágenes grabadas en los keros dan cuenta de nuevas narrativas, en las que destaca
un conjunto estrechamente vinculado a la construcción de una memoria cuzqueña
colonial sobre su propio pasado.9 Por razones de espacio, dejaré fuera de esta
discusión otro gran conjunto de imágenes grabadas en los keros, que muestran
temáticas coloniales, es decir, que fueron una de las vı́as por las cuales circularon
reflexiones y discursos andinos sobre el presente de esas sociedades y acerca de su
condición colonial.
Si bien no se puede afirmar que Toledo haya tenido éxito absoluto en sus
intentos de control y represión de los lenguajes visuales andinos y de sus sistemas de
soportes, si es posible reconocer que sus polı́ticas tuvieron un fuerte impacto en la
construcción posterior, ya en el siglo XVII, de nuevas memorias andinas elaboradas
en un contexto colonial. Como es posible encontrar keros confeccionados también en
el altiplano aymara y en el borde oriental del lago Titicaca, es necesario plantear aquı́
la posibilidad de que se trate de distintas memorias y tradiciones andinas y no tan
solo de una cuzqueña, elaborada o mantenida por los descendientes de las élites
gobernantes del Tawantinsuyu.10
En la segunda mitad del siglo XVI, casi cuarenta años después de la captura
del Inka Atahualpa en Cajamarca, la sociedad colonial aún estaba en proceso de
instalación (Estenssoro 2005, 135). Por esos años circulaban todavı́a diversos objetos
propios de los conjuntos emblemáticos de las autoridades andinas, en especial de
la élite cuzqueña. Los vasos de madera para beber chicha*keros*y los de plata
u oro*akillas (ver Figura 1); los textiles*de kumpi*cuya posesión remitı́a a la
pertenencia a una élite o a privilegios otorgados por los inkas, u otros emblemas,
como las tianas o asientos bajos de madera, que fueron prontamente reconocidos por
los conquistadores como tronos y, por lo tanto, parte del ajuar de las autoridades
andinas, ya fuesen las prehispánicas o las coloniales.
Colonial Latin American Review 179
Figura 1 Kero prehispánico, pieza Momac 316, Museo Inka, Universidad Nacional San
Antonio Abad del Cuzco. Dibujo de Clara Yáñez, proyecto FONDECYT 1090110.
Entre los keros de madera que circularon en ese momento inicial de la colonia, se
puede reconocer una incipiente diversidad; mientras algunos conservaban las técnicas
y lenguajes prehispánicos, otros muestran la incorporación de técnicas y lenguajes
formalmente diferentes a los anteriores, combinando representaciones figurativas con
motivos incisos abstractos (ver Figura 2). Aunque no se puede establecer con certeza
el momento de divergencia entre ambos tipos de keros, los keros del segundo conjunto
parecieran transgredir los antiguos sistemas de registro y el tipo de mensaje que se
Figura 2 Kero colonial, con inclusión de imágenes figurativas. Pieza Mo 0101, Museo
Nacional de Arqueologı́a, Antropologı́a e Historia, Perú. Dibujo de Clara Yáñez, proyecto
FONDECYT 1090110.
180 J. L. Martı´nez C.
Figura 3 Series de insectos y flores en un Kero pre toledano. Pieza Mo 0069, Museo
Nacional de Arqueologı́a, Antropologı́a e Historia, Perú. Dibujo de Clara Yáñez, proyecto
FONDECYT 1090110.
Figura 5 Motivo ‘Arco iris’ o ‘Inca-Coya’ en estilo ‘formal’ con técnica mixta de inciso
grabado abstracto y con inclusión de color en las imágenes figurativas. Pieza Momac 167,
Museo Inka, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco. Dibujo de Clara Yáñez,
proyecto FONDECYT 1090110.
. . . en el tenplo de Curi Cancha, que todas las paredes alto y bajo estaua uarnecida
de oro finı́cimo y en lo alto del techo estaua colgado muchos cristales y a los dos
184 J. L. Martı´nez C.
lados dos leones apuntando el sol. Alumbraua de las uentanas la claridad de los dos
partes, s[o]plauan dos yndios y se c[. . .]. [E]ntrauan el uiento del soplo y salı́a un
arco que ellos les llaman cuychi [arco iris].
Y allı́ en medio se ponı́a el Ynga, hincado de rrodillas, puesta las manos, el rrostro
al sol y a la ymagen del sol y decı́a su oración. Y rrespondı́a los demonios lo
que pedı́a y detrás sus ycheseros pontı́feses ualla uiza, conde uiza, haziendo
serimonias de los demonios. (Guaman Poma 1616, f. 263 [265] Biblioteca Real de
Copenhague, http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/info/es/frontpage.htm)
Si los arco iris pueden remitirnos al inka, ¿qué podemos decir sobre los personajes
que aparecen representados? Como ya lo dije, se trata de un personaje masculino con
atuendo de guerrero cuzqueño y un personaje femenino con flores y traje con tocado.
No son personajes ‘del común,’ sino de la élite. Son, también y como el conjunto
anterior de insectos y reptiles, imágenes vinculadas a diferentes dimensiones del
poder entendido en términos andinos. La estrecha relación entre ambos conjuntos
aparece evidente en algunos keros, en los cuales se representó el conjunto de
personajes y posiciones propios del tema ‘arco-iris’ o ‘inka-coya’ con los mismos
signos abstractos propios de la etapa prehispánica y de la etapa de transición, junto a
varias imágenes zoomorfas del primer conjunto que describı́, todo ello manteniendo
al menos parcialmente la lógica de la representación en serie tan propia de los keros
prehispánicos (ver Figura 6).
Las series de insectos, aves, animales y personajes, y el del motivo ‘arco iris’ o ‘inka-
coya,’ remiten entonces de forma directa a significantes vinculados a las nociones
andinas del poder y de la autoridad y a simbologı́as religiosas y momentos rituales.
Todo ello en abierta contradicción con las enseñanzas aún incipientes de la
evangelización y mostrando la vigencia de los sistemas polı́ticos y religiosos andinos
en ese momento del siglo XVI.
¿Cuándo se desarrollan estas imágenes? ¿Fueron en parte las nuevas dinámicas
coloniales, como lo ha planteado Cummins (2004, 186 y ss.), las que motivaron que
Figura 6 Motivo Inca Coya con banda central de serie de insectos y escudos. Pieza
Momac 91, Museo Inka, Universidad Nacional San Antonio Abad del Cuzco. Dibujo de
Clara Yáñez, proyecto FONDECYT 1090110.
Colonial Latin American Review 185
esos keros de inicios del perı́odo colonial fueran cambiando formalmente los lenguajes
visuales que se inscribı́an en sus superficies? ¿O se trató de un proceso interno, propio
a las necesidades de registro y comunicación de las élites cuzqueñas, desarrollado
desde antes y que coincidió en su concreción con ese momento colonial? Algunos
antecedentes nos permiten sugerir lo segundo. Julien ya ha señalado la existencia de un
lenguaje figurativo, con representaciones humanas y otras, en vasos de madera y en
cerámica, de posible datación pre-hispánica (1999, 65). En efecto, este despliegue de
imágenes figurativas no parece ser privativo únicamente de los keros. Se lo encuentra
también, con las mismas o muy similares figuras, en varios unkus y textiles coloniales
ası́ como en piezas cerámicas (Fernández Baca 1989; Cummins 2007, fig. 6).16 Si bien
hasta ahora no tenı́amos manera de fechar con relativa certeza el momento de
circulación de estas imágenes, algunas piezas de cerámica cuzqueña (una de ellas
un arı́balo), con el mismo tipo de decoración figurativa de insectos y procedentese
los sitios La Paya y Pucara de Tilcara del noroeste argentino y que pertenecen
arqueológicamente al Horizonte Inka, nos permiten postular que se trata de un
sistema iconográfico que probablemente empezó a circular antes del contacto
indı́gena-español.17
Existen otros datos que refuerzan mi propuesta de que este tipo de keros, con
decoraciones de aves, insectos o flores pudieran haber circulado muy temprana-
mente. En el inventario de los bienes que el mismo virrey Toledo envió a España,
para su colección personal, figuran con el número 4755, ‘Dos vassos de calabaza,
pequeños, que llaman mates, el hueco dellos guarnecido de plata y por fuera pintados
de animales, frutas y pájaros en que bebı́an los ingas.’18 Es decir, los keros con ese tipo
de decoración fueron al menos contemporáneos a la estadı́a de Toledo en el Perú,
que se inició en 1569 y muy probablemente hayan circulado desde antes de su arribo
a los Andes.
Aparentemente, esos keros que transmitı́an imágenes y mensajes sobre lo que era la
élite cuzqueña y algunos de sus emblemas y mitos de poder más relevantes, circularon
con relativa libertad en esos primeros años de implantación del dominio colonial.
Muchos de los antiguos rituales de la nobleza cuzqueña y de las élites locales cercanas
al Cuzco se realizaban aún periódicamente; en ellos aparecı́an públicamente esos
objetos y eran vistos por los mismos españoles. Más aún, las ceremonias de la
etiqueta reciprocitaria, que obligaba a cualquier autoridad a ofrecer y aceptar bebida
a todos sus interlocutores, no fueron interrumpidas por la instalación española en la
ciudad del Cuzco. Garcilaso cuenta que, cuando Sayri Túpac llego al Cuzco desde
Vilcabamba, en 1558, lo visitó en el palacio que ocupaba el inka y éste le invitó bebida
en una akillas de plata:
Mandóme sentar, y luego trajeron dos vasos de plata dorada, llenos de brebaje de su
maı́z, tan pequeños que apenas cabı́a en cada uno cuatro onzas de licor. Tomolos
ambos, y de su mano me dio el uno de ellos, el bebió el otro, y yo hice lo mismo,
que, como atrás se dijo, es costumbre muy usada entre ellos y muy favorable
hacerlo assı́. (Garcilaso 1962 [1617], 1118)
186 J. L. Martı´nez C.
Y por esos mismos años, Betanzos pudo ver personalmente cómo funcionaba esa
etiqueta ritual:
. . . porque habrán de saber que tienen una costumbre y manera de buena crianza
estos señores e todos los demás de toda la tierra y es que si un señor o señora va a
casa de otro a visitarle o velle ha de llevar tras si si es señora un cántaro de chicha y
en llegando a do está el cual señor o señora que van a visitar hace escanciar de su
chicha dos vasos y el uno da a beber al tal señor que visita y el otro se bebe el tal
señor o señora que la chicha da y ansi beben los dos y lo mismo hace el de la posada
que hace sacar ansi mismo otros dos vasos de chicha y da el uno al que ansi le
ha venido a visitar y él bebe el otro y esto hácese entre los que son señores y esta
es la mayor honra que entre ellos se usa . . .. (Betanzos, c. XV, 1987 [1551], 73)
va entre el final de las guerras civiles y la llegada del virrey Toledo a los Andes, en
1569, muchos de los antiguos señores los siguieron utilizando abiertamente en sus
rituales de reciprocidad y en el cumplimiento de alianzas polı́ticas. Pero, además,
desplegaron en sus superficies un conjunto de temáticas que, si pudieron circular, fue
en parte por ese contexto de mayor permisividad y menor represión sobre las voces
andinas.
Item, porque de la costumbre envejecida que los indios tienen de pintar ı́dolos y
figuras de demonios y animales a quien solian mochar en sus dúhos, tianas, vasos,
báculos, paredes y edificios, mantas, camisetas, lampas y casi en todas cuantas cosas
les son necesarias, parece que en alguna manera conservan su antigua idolatrı́a,
proveereis, en entrando en cada repartimiento, que ningún oficial de aquı́ en
adelante labre ni pinte las tales figuras so graves penas, las cuales executareis en sus
personas y bienes, lo contrario haciendo. Y las pinturas y figuras que tuvieren en
sus casas y edificios y en los demás instrumentos que buenamente y sin mucho
daño se pudieren quitar y señalareis que se pongan cruces y otras insignias de
xptianos en sus casas y edificios. (Francisco de Toledo, Libro de la Visita general,
1924 [15701575], 171, apud Duviols 1977, 29798)
Y por cuanto los dichos indios, soy informado, que en muchas partes de las obras
que hacen pintan sus ı́dolos. Ordeno y mando que el dicho veedor tenga especial
cuidado de que en las obras que se labraren de oro y plata, no se pongan pinturas,
si no fueren aquellas que las mismas partes especialmente pidieren y dieren memoria.23
. . . y ası́ se fue [el virrey Toledo, JLM] a la ciudad del Cuzco, y en el Cuzco se ensayó
e hizo soldados para la ciudad de Vilcapampa, se armaron contra Topa Amaro Inga
y de sus capitanes, Curipaucar, Manacutana, para ensayarse subió en su jaca rijosa
en la plaza del hospital del Cuzco con los soldados y capitanes y lo puso muy
hordenado, y muchas armas y arcabuces y estaba hecha una montaña con muchos
micos y monos, uacamayos y papagayos y otros pájaros, y leones y zorras y
venados, y dentro de la montaña muchos indios con sus hondas y lanzas y
Guayllaquipa Antara, un Inga postizo en sus andas, tirando contra don Francisco
de Toledo; dieron batalla con el Inga y lo prende al dicho Inga desbaratando a los
indios; y fue ordenación y semejanza que fue hecha para la batalla, . . .. (Guaman
Poma 1616, f. 445 [447])
Que se borren los animales que los yndios pintan en qualquier parte. Y por quanto
los dichos naturales tanbien adoran algun genero de abes e animales, e para el dicho
efeto los pintan e labran en los mates que hasen para beber de palo, y de plata, y en
las puertas de sus casas y los tejen en los frontales, doseles de los altares, e los pintan
en las paredes de las yglesias: ordeno y mando que los hagais raer, y quitar de las
puertas donde los tubieren y prohiuireis que tanpoco los tejan en las ropas que
visten . . .. (ANB E 1764 n8 131, f. 89v, año 1574)24
Es importante, sin embargo, tomar cierta distancia respecto de la real eficacia de las
medidas de control dispuestas por la administración toledana. Aparte de algunos
casos especı́ficos, como el mencionado por Ramos Gavilán, no existen muchas otras
referencias que indiquen que estas medidas se ejecutaron efectivamente durante
ese gobierno, sobre todo respecto de los keros. Lo que me interesa, por lo tanto, es
enfatizar aquı́ la construcción de una polı́tica de control y sus posibles consecuencias.
Es difı́cil separar las polı́ticas de control de las imágenes andinas por parte del
virrey Toledo, sin hacer referencia a la lucha por el dominio de las memorias,
al conjunto de prácticas que tenı́an por objetivo construir un nuevo relato sobre el
pasado andino, esta vez sometido a una narrativa de base epistemológica cristiana
(estructurada a partir del establecimiento de una única versión ‘verdadera,’ ordenada
cronológica y espacialmente) y acorde a las necesidades de dar una legitimación
190 J. L. Martı´nez C.
al nuevo dominio colonial. Tampoco en esto se puede afirmar que Toledo haya
inaugurado esa lı́nea de acción. Las primeras informaciones sistematizadas, recogidas
desde el poder estatal colonial se encuentran en la información que recopiló, ya en
1542, el Licenciado Vaca de Castro de los quipucamayos cuzqueños que habı́an
sobrevivido a la purga que hizo Atahualpa entre los partidarios de Huáscar Inka.
No obstante, con el virrey Toledo este proceso de reescritura del pasado andino se
acentuó.
Ası́ se puede contextualizar mejor la construcción de una nueva memoria visual,
acorde a las polı́ticas sobre la imagen ya aplicadas en el Virreinato del Perú (López
Baralt 1979; Estenssoro 2005). Paralelamente al proceso de recolección de las
informaciones orales sobre el pasado inkaico y las formas de gobierno de los inkas,
orientado a demostrar la tiranı́a de los gobernantes cuzqueños, y reconociendo la
importancia de los lenguajes visuales en los Andes, el virrey Toledo mandó pintar
en la casa de Juan de Maldonado cuatro paños o lienzos que debı́an recoger en
imágenes la historia y genealogı́a de los inkas. Julien ha postulado, a mi parecer
acertadamente, que se trató de un mismo proyecto y por lo tanto ambos textos,
el escrito y el visual, deben ser comprendidos y estudiados como una unidad (1999).
Existe, incluso, una referencia explı́cita, de 1586 en Madrid, de que efectivamente
las materias que abordaban la crónica de Sarmiento y los lienzos pintados estaban
relacionadas. Describiendo una de las pinturas que envió el virrey Francisco de
Toledo al rey, el escribano Alonso de Alvarado señaló que esa pintura y el texto
escrito en la misma indicaban que se trataba del momento de la captura del inka
Atahualpa en Cajamarca, agregando lo siguiente: ‘y lo que de Atagualpa se hiço se
dirá en la segunda parte de la ystoria general del Pirú, que mediante Dios se ynbiará
a V.M.’ (Dorta 1975, 7172). Es decir, la pintura remitı́a directamente al texto
escrito.
Conocemos algunos detalles de este proceso tanto por la propia correspondencia
del Virrey,25 como por documentos redactados por otros testigos. Los dı́as 14 de
enero y 22 y 29 de febrero de 1572,26 Toledo reunió a 37 nobles cuzqueños,
descendientes de las doce panaqas y ayllus reales, muchos de los cuales tenı́an en ese
momento más de cincuenta años; es decir, habı́an nacido antes de la invasión europea
y guardaban recuerdos personales del Tawantinsuyu. Si bien Toledo no lo menciona, a
juzgar por lo que relatan otros testigos, habı́a allı́ también varias mujeres de la élite.27
El primer objetivo de la reunión fue el dar a conocer, simultáneamente, las pinturas
que Toledo habı́a mandado hacer a algunos artesanos cuzqueños y dar inicio a la
lectura pública de la Historia Índica, recién terminada de redactar por Sarmiento de
Gamboa a instancias del mismo virrey. La reunión no parece haber sido plácida por
parte de los asistentes cuzqueños. Toledo insistió en declarar a los inkas como tiranos,
lo que habrı́a motivado el enojo e intento de retirarse de la reunión de varios de ellos.
A eso se le sumó el descontento de algunos de los asistentes porque las pinturas, que
fijaban relaciones sociales, históricas, de parentesco y preeminencia en parámetros
hasta ese entonces desconocidos para la élite andina, reordenaron el imaginario de
las relaciones de poder y jerarquı́as entre unos y otros. El padre Vera, asistente en la
Colonial Latin American Review 191
reunión, narra que doña Marı́a Cusi Huarcay, viuda de Sayri Túpac y hermana de
Titu Cusi Yupanqui, expresó su oposición a que los descendientes de Paullu Inka
fuesen pintados encima de los de su propio linaje o panaqa:
. . . y viendo que una hija del Paulo Inga, llamada doña Juana estava pintanda [sic]
encima de la doña Maria dicha se enojo i dixo alli como se sufre que su padre de
don Carlos y él estén en mas preminente lugar y su ermana siendo bastardos que mi
padre e mi ermano e yo siendo legı́timos y ansi se fue con otros ingas sus deudos
a quexarse al Visorrei . . . (AGI Lima 270, Carta de Juan de Vera al Consejo, 9-abril
de 1572, apud Urbano loc. cit.)
El procedimiento iniciado por Toledo solo parece haber culminado cuando los
asistentes aceptaron reconocer que esa era, efectivamente, la ‘verdadera’ representa-
ción de la historia inkaica: ‘y es la verdad realmente, y lo que entrellos está averiguado
y se trata y siempre ha tratado por cosa muy cierta, y ellos lo saben porque ası́ se lo
dijeron sus padres, abuelos y otros sus antepasados, que decı́an que ellos lo habı́an
oı́do de los suyos para que tuviesen memoria dello, y lo fuesen diciendo a sus hijos y
descendientes’ (Levillier 1935, 287).
Las breves descripciones del contenido de las pinturas son interesantes:
. . . estaban escriptos y pintados enlos quatro paños los bultos y ayllos; en las
cenefas la historia de lo sucedido en tiempo de cada uno de los yngas y la fábula y
notables que van puestos en el primer paño, que ellos dicen de Tambo Toco, y las
fábulas de las creaciones de Viracocha, que van en la cenefa del primer paño . . ..
(en Dorta 1975, 69)
hasta inicios del siglo XVII hubo una importante práctica pictórica, dirigida a
‘traducir’ para los españoles las genealogı́as cuzqueñas y determinados momentos
considerados relevantes para ellos. Esto se llevó a cabo, para uso y consumo tanto de
la élite cuzqueña como de las autoridades coloniales y de la nobleza española.29
Incluso algunos de esos paños pintados fueron usados en algunos juicios y probanzas
y las autoridades españolas los reconocieron como documentos probatorios.30
Menciono estos casos porque pareciera que en varios de ellos se aunaban el texto
visual con otro escrito en la misma tela, a la usanza europea y no a la andina. En
uno de los lienzos enviados por el virrey Toledo al rey, además de la pintura que
representaba los sucesos de Cajamarca y la captura del inka Atahualpa, se podı́a leer
un largo texto donde se describı́a la participación de los distintos capitanes españoles
en ese hecho, junto con indicar la ilegitimidad del Inka y otros comentarios
adicionales (Dorta ob. cit., 7172).
La intención toledana de elaborar tanto textos visuales como escritos con la versión
española de la historia de los inkas tiene un aspecto extremadamente interesante,
puesto que los principios europeos rectores en la producción de las imágenes
coloniales eran similares a los que presidı́an el acto de la escritura. Lo pintado, como
lo escrito, apelaba a lo verdadero y, por lo tanto, pretendı́a imponer una única versión
visual de la ‘historia de los inkas’ (Siracusano 2008). La producción de una memoria
visual colonial sobre el pasado andino, que corre paralela a la lucha por el control
de las memorias, pareciera haber producido efectos similares a los señalados por
Urton respecto de la concretización espacial de algunos mitos (como el del origen o
surgimiento de los inkas fundadores en Pacaritambo), que obligó a fijar en un espacio
fı́sico concreto la localización antes mı́tica de la cueva (1989, 2004). En el caso de las
pinturas que mandó hacer Toledo, y en algunas de las otras pintadas posteriormente
me pregunto si no ocurrió algo parecido, al tener que pincelar a cada gobernante
cuzqueño, dándole corporeidad y rostro a un personaje especı́fico, por ejemplo, a
Pachacuti Inka. ¿Y si se trataba de nombres categoriales y no individuales? Si Huayna
Cápac fue denominado el ‘Cuzco viejo’ tal como lo señaló Pease, si era considerado
simbólicamente como una representación viviente de ‘el Cuzco,’ es lógico pensar que
sus antecesores también lo fueron (Pease 1995, 22). ¿Cómo se pinta esa dimensión?31
Pero, volviendo al tema de los keros, cuáles y por qué fueron reprimidos? Más
allá de ser portadores de imágenes consideradas estéticamente feas (y por ello
demonı́acas): ‘tuvieron de costumbre estos nuestros indios occidentales, pintar en sus
guacas y templos feas, y monstruosas figuras . . .’ (Cabello Balboa 1951 [1586], 196),
me parece que una de las razones del control se debe al carácter de memorabilia que
les reconocieron los propios españoles en tanto objetos que por ser parte de un
pasado, permitı́an precisamente recordarlo. En efecto, ‘Porque se les representa en
todas las fiestas que hazen todo lo antiguo y para eso los tienen,’ señaló el clérigo
Albornoz pocos años después del regreso del virrey Toledo a España (Albornoz
1967 [158-?], 22); el mismo virrey señaló la asociación ‘perniciosa’ entre los objetos
como los vasos y textiles y las figuras representadas en ellos, observando ‘parece que
en alguna manera conservan su antigua idolatrı́a.’32 Como Julien apuntó, el mismo
Colonial Latin American Review 193
virrey Toledo regresó a España con varios keros, armas y otros objetos inkaicos que
formaban parte de su colección particular, precisamente en su carácter de objetos
que, en sı́ mismos, permitı́an recordar el pasado (1999, 73).
Pero, ¿a cuáles keros se referı́an los españoles? Con las precauciones del caso, me
atrevo a sugerir que se trataba tanto de los prehispánicos, en especial aquellos tallados
y con relieves en forma de felinos o de rostros estilizados y que correspondı́an
claramente a ese carácter de memorabilia (ver Figura 7), como de los de ‘transición,’
que portaban en su superficie precisamente las imágenes consideradas idolátricas
y que forman el conjunto pre toledano. Como lo he señalado en páginas anteriores,
las escasas citas conocidas sobre la demanda represiva española son coincidentes
en señalar que se debı́a prohibir o destruir aquellos vasos con figuras de leones,
lagartos, arañas u otros insectos, sin hacer referencia a otro tipo de imágenes: ‘Adoran
asimismo las lagartijas, lagartos y culebras y vı́boras [y] mariposas; y de todos estos
animalesjos [sic] tenı́an figuras hechas, y las tienen pintadas en los vasos en que
beben’ (Álvarez 1998 [1588], 8081).
Asimismo ha(se) de tirar y destruir todos los basos antiguos que tienen con figuras
y mandar que nos [sic] hagan ningunos en la dicha forma porque se les representa
Figura 7 Kero con relieve de felino y series de aves y flores. Pieza 7512, Museo de
América. Dibujo de Amparo Moltı́. Reproducción autorizada por el Museo de América.
194 J. L. Martı´nez C.
en todas las fiestas que hazen todo lo antiguo y para eso los tienen. E sacan a estos
bailes en muchas provincias las divisas de los vencimientos de las naciones que han
debelado, en especial de las armas del inga y sus dibisas, ansi en bestidos como en
armas, y de los capitanes valerosos que ha havido entre ellos, como son sus bestidos
axedrezados o con culebras pintadas que llaman amaros . . .. (Albornoz 1967
[158. . .?], 22)
Cuanto más que, cuando nada hubieran escrito dello, es negocio que está en
la memoria de los mismos indios más fresco de lo que quisiéramos los que
deseamos se acaben de desarraigar de sus ánimos las reliquias de su gentilidad.
Porque, claro está que los que, como nuevos en la fe cristiana, suelen todavı́a
reincidir en las supersticiones y ritos de culto de sus falsos dioses (que no son
pocos), que no han de inventar nuevas idolatrı́as, sino que vuelven a las de sus
progenitores, que son las que los viejos supersticiosos y hechiceros (que aún duran
entre ellos algunos) les enseñan y persuaden; y siendo en las que ahora suelen
caer las mismas que consta por las relaciones sobredichas haber tenido ellos
antiguamente, no hay para qué poner tacha de falsedad en las dichas relaciones, que
con tanto trabajo, diligencia y puntualidad fueron hechas. (Cobo 1964, Libro
duodécimo, cap. II, 61)
Son varios los datos etnográficos que muestran cómo, hasta la actualidad, algunas
de las viejas propuestas de significantes visuales como aquella de los arco iris
surgiendo de la cabeza de unos felinos permiten representar momentos de transición
(Molinié 2006). Los arco iris están registrados a lo largo de todo el perı́odo colonial.
De modo que lo que se puede plantear aquı́ debe ser relativizado a la luz de estos
antecedentes que permiten plantear que si bien las polı́ticas toledanas implicaron
cambios y transformaciones, ellas no inhibieron la reproducción de algunas de esas
antiguas proposiciones visuales.
Pero, en el caso de los keros ¿son las mismas imágenes y las mismas memorias,
aquellas hechas y representadas antes de la invasión europea, y estas, elaboradas
con posterioridad al gobierno del virrey Toledo? Aparte de los cambios en los
lenguajes plásticos usados en los keros, ya señalados por Cummins (2004, 30), ¿los
hubo también en sus temáticas? ¿De qué nos hablan algunos de los keros post
toledanos?
En los años que siguieron al regreso de Francisco de Toledo a España, aparecieron
nuevos temas en los keros, con un nuevo lenguaje, más narrativo, marcado por la
Colonial Latin American Review 195
Figura 8 Kero post toledano, en ‘estilo libre.’ La escena del campo superior representa el
motivo ‘batalla con los antis’ o chunchos, que forma parte de los ciclos mı́ticos de la
expansión del Tahuantinsuyo hacia las tierras cálidas orientales. Pieza Mo 0118, Museo
Nacional de Arqueologı́a, Antropologı́a e Historia, Perú. Dibujo de Clara Yáñez, proyecto
FONDECYT 1090110.
Figura 9 La escena superior muestra el motivo del encuentro entre el inca (a la derecha
heráldica) con el Hatun Qolla (sentado a la izquierda heráldica). Los personajes aymaras
llevan el mismo tocado que dibuja Guaman Poma para describir a la gente del altiplano,
el Collasuyo. En Gisbert 1980, lámina 28.
Conclusiones
Como lo señalé inicialmente, si bien no se puede afirmar que el virrey Toledo haya
inaugurado prácticas de control que en realidad ya existı́an antes de su llegada al
Perú, si les dio un nuevo nivel en extensión y profundidad; más importante aun, les
dio cohesión introduciéndolas en un modelo de construcción del dominio colonial.
Junto a la lucha por el control de la memoria escrita y la producción de una nueva
‘verdad histórica,’ el virrey desarrolló una polı́tica visual en la que se reconocen al
menos tres lı́neas o vertientes: 1) la represión a la producción y circulación de las
imágenes propias, al menos las consideradas idolátricas ya fuera por los contextos
rituales y de memoria en los que funcionaban o porque sus estéticas eran
consideradas ‘horrorosas’ y por lo tanto demonı́acas; 2) la elaboración de una nueva
memoria visual sobre el pasado inkaico y su inclusión en un nuevo contexto colonial;
y, 3) la imposición de un nuevo lenguaje visual.
Esto produjo cambios técnicos y temáticos en los keros. Aun cuando en los keros se
empieza a advertir la inclusión de algunas perspectivas y movimientos de las figuras,
que remiten fuertemente a los patrones visuales occidentales de la época, creo se
necesita matizar esos procesos. En ellos se puede advertir una capacidad creativa
propia, que pasa tanto por la incorporación selectiva de determinados significantes
europeos o andinos para construir las nuevas narrativas visuales, como por una
búsqueda activa de qué representar y cómo hacerlo. Ası́, detrás de los keros post
toledanos hay una reflexión y una capacidad para generar nuevos textos visuales,
independientes de las narrativas europeas.
Estos textos visuales comparten algunas caracterı́sticas relevantes que ponen
de manifiesto que*al menos en este plano*las polı́ticas toledanas sı́ tuvieron
impacto. Por una parte, porque se trata de ‘historias’ y no de ‘fábulas.’ Segundo,
porque construyen, efectivamente, una noción de ‘pasado.’
No se debe olvidar, asimismo, que muchos de los keros pre-toledanos y aún
los prehispánicos parecen haber seguido circulando, portando sus propios textos y
mensajes, por lo que el panorama es más bien diverso y polifónico.
Agradecimientos
Este trabajo es resultado del Proyecto FONDECYT 1090110. Una primera versión fue discutida
durante el 538 Congreso Internacional de Americanistas. Los keros analizados en este trabajo fueron
fichados gracias al proyecto VID SOC 09/15-2, de la Universidad de Chile. Agradezco a los colegas
asistentes al simposio sus comentarios. Mi reconocimiento también va para mis colegas y
colaboradores del proyecto FONDECYT, por sus ideas y constante apoyo. Debo agradecer
especialmente a todas las directoras y directores de los museos que me permitieron estudiar sus
colecciones: a Paz Cabello, del Museo de América (Madrid); Carmen Arellano, del Museo Nacional
de Arqueologı́a, Antropologı́a e Historia del Perú (Lima); a Antonia Miranda, del Museo Inka de la
Universidad San Antonio Abad del Cuzco; a Wara Cajı́as, del Sistema de Museos de la H. Alcaldı́a
Municipal de La Paz; a Ramiro Molina, del Museo Nacional de Etnografı́a y Folklore (La Paz); a
Pablo Rendón, del Museo Nacional de Arqueologı́a (La Paz). Agradezco, finalmente, al Museo de
Colonial Latin American Review 201
Manuscritos
Archivo Nacional de Bolivia, ANB E 1764 n8 131, año 1574.
Transcripción de las Ordenanzas del Virrey Toledo para los corregidores de indios, dadas en la
ciudad de La Plata.
Notas
1
La primera recopilación oficial y formal sobre el pasado inkaico es de 1542, véase Callapiña,
Supno et al., en Betanzos 1987.
2
Los jarawi, como los haylli y taqui consistı́an básicamente en formas ritualizadas de bailes
y música que permitı́an la representación de distintos tipos de acontecimientos, de formas
de transmisión de memoria o de expresiones de identidad de los ayllus andinos. Para un análisis
de sus caracterı́sticas y funcionamiento durante la colonia, véase Estenssoro 1992; Beyersdorff
1998.
3
Para un análisis más detallado sobre algunos de los lenguajes mencionados y sus respectivos
sistemas de significación, véase Salomon 2001 y 2006; Moscovich 2006 y 2007, Burga 2005,
Beyersdorff 1998, Estenssoro 1992, Cereceda 1992 y Berenguer 2004.
4
Me parece que el concepto de multisensorialidad, tal como ha sido postulado para el análisis de
los sistemas musicales andinos, se acerca a lo que planteo aquı́ (Martı́nez 2009). Sistemas de
comunicación que apelan simultáneamente a diversos sentidos y lenguajes para proporcionar
una significación.
5
Estenssoro ha mostrado con claridad el enorme despliegue colonizador hecho sobre los bailes
andinos (1992) y la arremetida visual del proyecto colonial expresada en la introducción de
nuevos lenguajes visuales y en la manipulación de algunos signos andinos, como el tocado real o
mascapaicha (2005), cuestión también abordada por López-Baralt 1979, Dean 1999 y Siracusano
2008. Por otra parte, los conocidos trabajos de Adorno sobre la obra de Felipe Guaman Poma de
Ayala (1986, 1989, 1991, entre otros) también expresan la idea de la lucha y resistencia como
categorı́as analı́ticas para el perı́odo, cuestión también presente en el trabajo de Salomon (1984)
sobre las crónicas mestizas andinas.
6
Se ha registrado el empleo de keros de madera incluso hasta principios del siglo XIX (Flores
Ochoa et al. 1998) y durante el siglo XVIII los keros tuvieron una gran popularidad, siendo
incluso adquiridos como regalo para el rey de España por parte de autoridades como el Virrey
Amat en 1776 y por el obispo de Trujillo, fray Melchor Baltasar Martı́nez Compañón en 1786
(Cabello Carro 1994). No me consta, sin embargo que en el siglo XVIII continuaran asociados
a las mismas prácticas andinas de poder.
7
‘. . . los keros y los tejidos, podı́an ser usados juntos para recordar, a través de la relación
simbólica entre ellos, nociones de los hechos históricos inkas. En este nivel, los keros y los tejidos
sirvieron la misma función mnemónica tal como se la ha descrito más arriba para el dibujo de
Pachacuti’ (Cummins 1993, 122).
8
Esta clasificación ha sido seguida, en sus lı́neas generales, por estudiosos como Liebscher 1986,
y Flores Ochoa et al. 1998. Cummins, por su parte, también recoge esa nomenclatura de Rowe,
aun cuando ella no es central en su discusión de la cronologı́a de los cambios iconográficos de
los vasos de madera (2004, 187 y ss.).
9
Los cambios en las temáticas representadas visualmente en ese mismo perı́odo colonial no se
restringen a los keros. Es posible verlos también en otros sistemas de soportes como los textiles
202 J. L. Martı´nez C.
(Iriarte 1993) o el arte rupestre colonial, aún en los territorios de otros grupos subordinados
a los inkas como los kanas y los kanchis (Hostnig 2007).
10
En los keros publicados por Wichrowska y Ziòlkowski (2000) se pueden identificar varios que
proceden de comunidades de las provincias de Carabuco y Escoma, en el borde oriental del lago
(actual Bolivia); cuestión que también se advierte en muchos de los keros adquiridos por Fritz
Buhl (actualmente en el Museo de Metales Preciosos de la Ilustre Municipalidad de La Paz).
Estudiando algunos de esos ejemplares, Flores Ochoa et al. (1997) propusieron la existencia de
una ‘tradición aymara’ de decoración en los keros.
11
La mopa mopa, resina obtenida en la región de Pasto, al sur de Colombia, es la sustancia
aglutinante de los pigmentos usados en la decoración. Entre varios estudios sobre las técnicas y
materiales utilizados para la elaboración de los keros, el de Kaplan et al. (1999) es probablemente
el más completo.
12
Para un interesante análisis de los problemas que plantea este tipo de decoraciones en los vasos
cuzqueños, véase Cummins 2004, capı́tulo VI.
13
‘Araña como quiera: uro, o paccha’ (Santo Tomás 1951, 45); ‘Uru: araña; uruncuy: avispa
o abejón’ (Anónimo 1951, 89); ‘Uru: todo género de gusano; Urunccuy. Abispa, o auejon’
(González Holguı́n 1989, 357).
14
Estas láminas fueron hechas a finales del siglo XVIII, ver Macera 1997.
15
Cereceda ha mostrado que el arco iris es el modelo ‘natural’ de un motivo textil, las k’isas,
conjuntos de finı́simas listas de colores en degradación que precisamente permiten la transición
entre las bandas más anchas de un tejido (1987, 212 y ss.).
16
Iriarte (1993) ha trabajado con detalle esas transformaciones textiles. Para algunos ejemplos de la
inclusión de imágenes figurativas en los tejidos coloniales, pueden verse la ch’uspa o bolsa de
coca (pieza 15) y los unkus o camisas masculinas (piezas 19 y 26) del catálogo de la exposición
The Colonial Andes, Tapestries and Silverwork, 15301830, del Metropolitan Museum of Art,
en Phipps et al. 2004.
17
Los dibujos de ambas piezas están publicados en Ambrosetti 1902, figura 20 y Bregante 1926
figura 343 (apud Williams ms).
18
Inventario Reales, palacio de Madrid, 1600, Transcripción de los manuscritos del Archivo del
Palacio Real, por Francisco J. Sánchez Cantón, en el Instituto Diego Velázquez, Madrid, folio
239; Véase el inventario completo en Julien 1999.
19
Véase, por ejemplo, la segunda parte del reciente libro de G. Brokaw (2010): A History of the
Khipu, dedicada al estudio de los usos de esos registros por parte de las administraciones colonial
y religiosa en el Perú.
20
Véanse, por ejemplo, las prevenciones señaladas en el Tercer Concilio Limense [1583] (cuarta
acción, capı́tulo 6, 1982, 11112). Pagden cita un decreto de Felipe II del mismo tenor: ‘en las
caussas que son presentados por testigos [. . .] dos dichos desos yndios siendo varones e siendo
mugeres de tres [. . .] valgan por el dicho de un español’ (1988, 72).
21
Entre la reorganización de los espacios sagrados, la evangelización convirtió el ukhu pacha
o espacio de ‘abajo’ o ‘adentro’ en el lugar al que fueron relegadas muchas divinidades andinas
prehispánicas, categorizadas ahora como demonı́acas. Remito a la discusión que hace Cereceda
sobre varios aspectos de ese proceso (2006).
22
Se debe recordar que en muchas sociedades andinas, aún contemporáneas, el pasado y
el presente pueden coexistir. El pasado no es algo ocurrido, entonces, ‘antes’ sino que incluso
puede estar sucediendo ‘al lado,’ contemporáneamente (véase Bouysse-Cassagne y Harris 1987).
Por otra parte, tanto en quechua como en aymara, el tiempo pasado se ubica fı́sicamente
adelante, frente a los ojos, y no atrás, a la espalda como ocurre en castellano (Hardman 1988).
23
Ordenanzas dadas para la ciudad del Cuzco por Francisco de Toledo en el pueblo de
Checacupi en 1572 (en Toledo 1926, 210). Véase también la buena recopilación actualizada
de las Ordenanzas del Virrey hecha por Lohmann Villena 19861989.
Colonial Latin American Review 203
24
Archivo Nacional de Bolivia, Transcripción de las Ordenanzas del Virrey Toledo para los
corregidores de indios, dadas en la ciudad de La Plata.
25
Véase, por ejemplo, su carta del 1 de marzo de 1572, en la que informa al rey sobre el próximo
envı́o conjunto de las pinturas y de la Historia (en Levillier 1921, 542).
26
En lo que continua, sigo a Levillier 1935, 28593.
27
AGI, Lima 270 Carta de Juan de Vera al Consejo, 9-abril de 1572 (en Urbano 1997, 240).
28
Véase la Carta de Juan de Vera, ya citada, loc. cit.
29
Iwasaki 1986; del Busto 1965. Revı́sense también los trabajos ya citados de Julien 1999 y Macera
2006.
30
Macera 2006; Dorta 1975. Julien (1999) hace, a mi juicio, uno de los análisis más completos
sobre las diferentes series de pinturas que circularon entre Perú y España en tiempo del virrey
Toledo.
31
Sobre esta tensión, véase el interesante análisis de Cummins (1993, 123) sobre las distintas
convenciones visuales, la europea y la andina, puestas en relación en algunas de esas pinturas.
32
Véase la cita completa en la página 188.
33
Una muy interesante perspectiva sobre este tema ha sido planteada en los trabajos de Dean
(1999) y Dean y Leibsohn (2003), que han planteado la existencia de una cultura visual ‘hı́brida’
en la élite cuzqueña post toledana, en especial la de mediados del siglo XVII. Las autoras
muestran varios de los elementos que se conservaron de ese pasado para construir una nueva
imagen colonial europeizada.
34
Diferentes estudiosos han identificado o descrito más de una docena de temas. Véanse las
proposiciones de Cummins 1988; Liebscher 1986; Flores Ochoa et al. 1998; y Ziòlkowski et al.
2008.
35
La lanza con plumas y el escudo cuadrado hecho de lana y madera, respectivamente.
36
Para una mejor comparación, véanse las láminas de hojas 250 [252] y 792 [806] de la obra
de Felipe Guaman Poma de Ayala, en la Biblioteca Real de Copenhague, http://www.kb.dk/
permalink/2006/poma/info/es/frontpage.htm).
37
Estenssoro (2005, 98), lo denomina ‘la escena prima.’
38
Notable es el cuadro de un personaje ataviado con un unku ajedrezado, en actitud de
reconocimiento al emperador Carlos V (en Estenssoro 2005).
39
Este autor plantea que los keros representaron una estética de resistencia al dominio colonial
español, al mismo tiempo que esa misma estética operó como vehı́culo para la incorporación de
los andinos a la vida colonial (2004, 181).
40
En ese proceso de disección de los relatos orales, fue frecuente que los europeos relegaran al
estatus de ‘fábulas’ todos aquellos episodios en los que aparecı́an intervenciones divinas o que
eran considerados ‘poco verosı́miles,’ en tanto que los fragmentos que incluı́an a los personajes
inkaicos fueron entendido como ‘históricos’; véase Martı́nez C. 2011, cap. VI.
Bibliografı́a
Adorno, Rolena. 1986. Guaman Poma. Writing and resistance in colonial Peru. Austin: University of
Texas Press.
***. 1989. Cronista y prı́ncipe. La obra de don Felipe Guaman Poma de Ayala. Lima: Fondo
Editorial de la Universidad Católica del Perú.
***. 1991. Guaman Poma. Literatura de resistencia en el Perú colonial. México, D.F.: Siglo XXI
Editores.
Albornoz, Cristóbal de. 1967. Instrucción para descubrir todas las guacas del Pirú y sus camayos y
haziendas [158-?]. En ‘Un inédit de Cristóbal de Albornoz: La Instrucción para descubrir
todas las guacas del Pirú y sus camayos y haziendas’, ed. Pierre Duviols. Journal de la Sociétè
des Americanistes 56 (1): 739.
204 J. L. Martı´nez C.
Álvarez, Bartolomé. 1998. De las costumbres y conversión de los indios del Perú. Memorial a Felipe II
[1588]. Eds. Mari Carmen Martı́n Rubio, Juan Vilları́as y Fermı́n del Pino. Madrid: Ediciones
Polifemo.
Anónimo. 1951. Vocabulario y phrasis en la lengua general de los indios del Perú, llamada
Qichua . . . [1586]. Lima: Instituto de Historia de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
Arzans de Orsúa y Vela, Bartolomé. 1965. Historia de la Villa Imperial de Potosı́ [1735]. Eds. Lewis
Hanke y Gunnar Mendoza. Providence: Brown University Press.
Betanzos, Juan de. 1987. Suma y narración de los Incas [1551]. Ed. Mari Carmen Martı́n Rubio.
Madrid: Ediciones Atlas.
Berenguer, José. 2004. Cinco milenios de arte rupestre en los Andes atacameños: imágenes para
lo humano, imágenes para lo divino. Boletı́n del Museo Chileno de Arte Precolombino 9:
75108.
Beyersdorff, Margot. 1998. Historia y drama ritual en los Andes bolivianos. La Paz: Plural UMSA.
Bouysse Cassagne, Thérése, y Olivia Harris. 1987. Pacha: en torno al pensamiento aymara. En Tres
reflexiones sobre el pensamiento andino, eds. Thérése Bouysse Cassagne, Olivia Harris, Tristan
Platt y Verónica Cereceda, 1160. La Paz: HISBOL.
Brokaw, Galen. 2010. A history of the khipu. Nueva York: Cambridge University Press.
Burga, Manuel. 2005. Nacimiento de una utopı́a. Muerte y resurrección de los incas. Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Cabello Carro, Paz. 1994. Los inventarios de objetos incas pertenecientes a Carlos V: estudio de la
colección, traducción y transcripción de los documentos. Anales del Museo de América 2:
3361.
Cabello Balboa [‘Valboa’], Miguel. 1951. Miscelánea Antártica [1586]. Lima: Universidad Mayor de
San Marcos.
Callapiña, Supno, et al. 1987. Discurso sobre la descendencia y gobierno de los incas [1542]. En Suma y
narración de los Incas, ed. Juan de Betanzos, 35795. Madrid: Ediciones Atlas.
Cereceda, Verónica. 1987. Aproximaciones a una estética andina: de la belleza al tinku. En Tres
reflexiones sobre el pensamiento andino, eds. Thérése Bouysse Cassagne, Olivia Harris, Tristan
Platt y Verónica Cereceda, 136231. La Paz: HISBOL.
***. 1992. Notas para una lectura de los textiles tarabuco. En Artesanı́a textil en el Proyecto Norte
Chuquisaca, eds. Johnny Dávalos, Verónica Cereceda y Gabriel Martı́nez, 71112. Sucre:
Proyecto Norte Chuquisaca.
***. 2006. Mitos e imágenes andinas del infierno . . . . En Mitologı́as amerindias, ed. Alejandro
Ortiz R., 31359. Enciclopedia iberoamericana de religiones, núm. 5. Madrid: Editorial Trotta.
Chang-Rodrı́guez, Raquel. 1988. La apropiación del signo: tres cronistas indı́genas del Perú. Tempe:
Center for Latin American Studies.
Cobo, Fray Bernabé. 1964. Historia del Nuevo Mundo [1653]. Biblioteca de Autores Españoles,
tomos 9192. Madrid: Ediciones Atlas.
Cummins, Thomas. 1988. Abstraction to narration: Kero imagery of Peru and the colonial
alteration of native identity. PhD. diss. Ann Arbor, Michigan.
***. 1993. La representación en el siglo XVI: la imagen colonial del inca. En Mito y simbolismo en
los Andes. La figura y la palabra, ed. Henrique Urbano, 87136. Cuzco: Centro de Estudios
Regionales ‘Bartolomé de Las Casas.’
***. 2004. Brindis con el Inca. La abstracción andina y las imágenes coloniales de los queros. Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos / Universidad Mayor de San Andrés Embajada
de los Estados Unidos de América.
***. 2007. Queros, aquillas, uncus, and chulpas: The composition of Inka artistic expression
and power. En Variations in the expression of Inka power, eds. Richard Burger, Craig Morris y
Ramiro Matos M., 267311. Washington, D.C.: Dumbarton Oaks / Harvard University Press.
Colonial Latin American Review 205
Dean, Carolyn. 1999. Inka bodies and the Body of Christ. Corpus Christi in colonial Cuzco, Perú.
Durham: Duke University Press.
Dean, Carolyn, y Dana Leibsohn. 2003. Hybridity and its discontents: Considering visual culture in
colonial Spanish America. Colonial Latin American Review 12 (1): 535.
Decoster, Jean-Jacques. 2005. Identidad étnica y manipulación cultural: La indumentaria inca en la
época colonial. Estudios Atacameños 29: 16370.
Dorta, Enrique Marco. 1975. Las pinturas que envió y trajo a España don Francisco de Toledo.
Historia y Cultura 9: 6778.
Duviols, Pierre. 1977. La destrucción de las religiones andinas (durante la conquista y la colonia).
México, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México.
Estenssoro, Juan Carlos. 1992. Los bailes de los indios y el proyecto colonial. Revista Andina 2 (20):
353404.
***. 2003. Del paganismo a la santidad. La incorporación de los indios del Perú al catolicismo, 1532
1750. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú Instituto Francés de Estudios Andinos.
***. 2005. Construyendo la memoria: la figura del inca y el reino del Perú, de la conquista a Túpac
Amaru II. En Los incas, reyes del Perú, ed. N. Majluf, 93173. Lima: Banco de Crédito.
Fernández Baca Cosio, Jenaro. 1989. Motivos de ornamentación de la cerámica inca Cusco. Cuzco:
CONCYTEC.
Flores Ochoa, Jorge, Elizabeth Kuon y Roberto Samanez. 1997. Vasos de madera. Región del Lago
Titicaca. Arkinka 25: 10211.
***. 1998. Qeros. Arte inka en vasos ceremoniales. Lima: Banco de Crédito del Perú.
Garcilaso de la Vega, Inca. 1962. Historia general del Perú [1617]. Ed. José Durand. 4 vols. Lima:
Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
***. 1991. Comentarios Reales de los Incas [1609]. Ed. Carlos Aranı́bar. México, D.F.: Fondo de
Cultura Económica.
Gisbert, Teresa. 1980. Iconografı́a y mitos indı́genas en el arte. La Paz: Gisbert y Cia. Editores.
González Holguı́n, Diego. 1989. Vocabulario de la lengua general de todo el Perú llamada lengua
qquichua o del inca . . . [1608]. Ed. facsimilar de la de 1952. Lima: Universidad Nacional
Mayor de San Marcos.
Gruzinski, Serge. 1991. La colonización de lo imaginario. Sociedades indı́genas y occidentalización en
el México español. Siglos XVIXVIII. México, D.F.: Fondo de Cultura Económica.
***. 1994. La guerra de las imágenes: de Cristóbal Colón a Blade Runner (14922019). México, D.F.:
Fondo de Cultura Económica.
Guaman Poma de Ayala, Felipe. [1616]. Nueva corónica y buen gobierno. Biblioteca Real de
Copenhague. http://www.kb.dk/permalink/2006/poma/info/es/frontpage.htm
Hardman, Martha. 1988. Jaqi Aru: la lengua humana. En Raı́ces del mundo: el mundo aymara, ed.
Xavier Albó, 155216. Madrid: Alianza Editorial.
Harris, Olivia, Brooke Larson y Enrique Tandeter, eds. 1987. La participación indı́gena en los
mercados surandinos. Estrategias y reproducción social, siglos XVI a XX. La Paz: CERES.
Hostnig, Rainer. 2007. Arte Rupestre indı́gena y religioso de épocas postcolombinas en la
provincia de Espinar (Cusco). En Actas del primer Simposio Nacional de Arte Rupestre, eds.
Rainer Hostnig, Mathias Strecker y Jean Guffroy, 189236. Lima: Institut Français d’Études
Andines.
Iriarte, Isabel. 1993. Las túnicas incas en la pintura colonial. En Mito y simbolismo en los Andes. La
figura y la palabra, ed. Enrique Urbano, 5385. Cuzco: Centro de Estudios Regionales
Andinos ‘Bartolomé de las Casas.’
Itier, César. 1993. Estudio y comentario lingüı́stico. En Joan de Santa Cruz Pachacuti Yamqui
Salamaygua, Relación de antigüedades deste reyno del Perú, eds. Pierre Duviols y César Itier.
Cuzco: Institut Français d’Études AndinesCentro de Estudios Regionales Andinos
‘Bartolomé de Las Casas’.
206 J. L. Martı´nez C.
Iwasaki, Fernando. 1986. Las panacas del Cuzco y la pintura incaica. Revista de Indias 46 (177):
5974.
Jiménez Villalba, Félix. 1994. La iconografı́a del inca a través de las crónicas españolas de la época
y la colección de keros y pajchas del Museo de América de Madrid. Anales del Museo de
América 2: 520.
Joyce, T. A. 1922. The ‘Paccha’ of ancient Peru. The Journal of the Royal Anthropological Institute of
Great Britain and Ireland 52: 14149.
Julien, Catherine. 1999. History and art in translation: The paños and other objects collected by
Francisco de Toledo. Colonial Latin American Review 8 (1): 6189.
***. 2007. Francisco de Toledo and his campaign against the Incas. Colonial Latin American
Review 16 (2): 24372.
Kaplan, Emily, Ellen Pearlstein, Ellen Howe y Judith Levinson. 1999. Qero. Análisis técnico de los
qeros pintados de los perı́odos inca y colonial. Iconos. Revista Peruana de Conservación, Arte
y Arqueologı́a 2: 3038.
Levillier, Roberto. 1921. Gobernantes del Perú, cartas y papeles, siglo XVI. Tomo 3. Madrid: Sucesores
de Rivadeneira.
***. 1935. Don Francisco de Toledo. Supremo organizador del Perú. Su vida, su obra (15151582).
Madrid: Espasa-Calpe.
***. 1940. Don Francisco de Toledo. Supremo organizador del Perú. Su vida, su obra. 3 vols. Buenos
Aires: Imprenta Porter Hermanos.
Liebscher, Verena. 1986. La iconografı́a de los queros. Lima: GH. Herrera.
Lizárraga, Manuel. 2009. Las élites andinas coloniales y la materialización de sus memorias
particulares en los ‘queros de la transición’ (vasos de madera del siglo XVI). Boletı́n del Museo
Chileno de Arte Precolombino 14 (1): 3753.
Lohmann Villena, Guillermo. 1967. Étude préliminaire. En Juan de Matienzo, Gobierno del Perú
[1567], 169. Lima Parı́s: Instituto Francés de Estudios Andinos.
***. 19861989. Francisco de Toledo. Disposiciones gubernativas para el virreinato del Perú. Sevilla:
EEHA / CSIC.
López-Baralt, Mercedes. 1979. La contrareforma y el arte de Guamán Poma: notas sobre una
polı́tica de comunicación visual. Histórica 3 (1): 8195.
Macera, Pablo. 1997. El tiempo del obispo Martı́nez Compañón. En Trujillo del Perú. Baltasar Jaime
Martı́nez Compañón, acuarelas siglo XVIII, eds. Pablo Macera, Arturo Jiménez Borja e Irma
Franke, 1180. Lima: Fundación del Banco Continental.
***. 2006. El Inca colonial. Lima: Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Martı́nez, Rosalı́a. 2009. Musiques, mouvements, couleurs dans la perfomance musicale andine.
Exemples boliviens. Terrain 53: 8497.
Martı́nez C., José Luis 1995. Autoridades en los Andes. Los atributos del señor. Lima: Fondo Editorial
de la Universidad Católica del Perú.
***. 2008. Pensarse y representarse. Aproximaciones a algunas prácticas coloniales andinas de
los siglos XVI y XVII. En Lenguajes visuales de los Incas, eds. Paola González y Tamara Bray,
14761. Oxford: British Archaeological Records.
***. 2011. Gente de la tierra de guerra: los Lipes en las tradiciones andinas y el imaginario
colonial. Lima: Pontificia Universidad Católica del PerúCentro Barros Arana DIBAM
Chile.
Martı́nez Compañón, B. 1978. Trujillo del Perú [1794]. Madrid: Ediciones Cultura Hispánica del
Centro Iberoamericano de Cooperación.
Molina, Cristóbal de (el Cuzqueño). 1989. Relación de las fábulas y ritos de los Incas [1575].
En Fábulas y mitos de los incas, eds. Henrique Urbano y Pierre Duviols, 47134. Madrid:
Historia 16.
Colonial Latin American Review 207
Toledo, Francisco de. 1926. Fundación española del Cusco y Ordenanzas para su gobierno.
Restauraciones mandadas ejecutar del primer libro de cabildos de la ciudad por el virrey del
Perú Don . . .. Eds. Horacio Urteaga y Carlos A. Romero. Lima: Talleres Gráficos Sanmartı́ y Cia.
Urbano, Henrique. 1997. Sexo, pinturas de los incas y taqui Oncoy. Escenas de la vida cotidiana en
el Cuzco del siglo XVI. Revista Andina 15 (1): 20746.
Urton, Gary. 1997. De nudos a narraciones. Reconstrucción del arte de llevar registros históricos
en los Andes a partir de transcripciones en español de los khipus incaicos. En Saberes y
memorias en los Andes. In memoriam Thierry Saignes, ed. Thérése Bouysse-Cassagne, 30323.
Paris / Lima: CREDALIFEA.
***. 1989. La historia de un mito: Paqariqtambo y el origen de los Incas. Revista Andina 13:
129216.
***. 2004. Historia de un mito. Paqariqtambo y el origen de los inkas. Cuzco: Centro de Estudios
Regionales Andinos ‘Bartolomé de Las Casas.’
***. 2005. Signos del khipu inka. Código binario. Cuzco: Centro de Estudios Regionales Andinos
‘Bartolomé de Las Casas.’
Wichrowska, Oriana, y Mariusz Ziòlkowski. 2000. Iconografı́a de los Keros. Andes, Boletı́n de la
Misión Arqueológica Andina 5. Varsovia: Universidad de Varsovia.
Ziòlkowski, Mariusz, Jaroslav Arabas y Jean Szeminski. 2008. La historia en los queros: apuntes
acerca de la relación entre las representaciones figurativas y los signos ‘tocapus’. En Lenguajes
visuales de los Incas, eds. Paola González y Tamara Bray, 16376. Oxford: British
Archaeological Records.
Zuidema, R. Tom. 1989. El león en la ciudad. Sı́mbolos reales de transición en el Cuzco. En Reyes y
guerreros. Ensayos de cultura andina, 30683. Lima: FOMCIENCIAS.