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Los tipos textuales son esquemas a los que los productores textuales
(emisores) recurren para producir textos según su intención comunicativa:
instruir, informar, narrar, describir o argumentar. Esa intención justifica el
modo en que el autor organiza las oraciones, párrafos, imágenes, etc.
Los tipos textuales son abstractos pues es el autor tiene un plan, una idea y
busca concretarlo. Por ejemplo si lo que quiere
un candidato es convencer elaborará una discurso argumentativo donde
exponga los motivos por los cuales deben votarlo. Los tipos textuales son
convencionales porque funcionan en una comunidad, se transmiten al interior
de la cultura y poseen una estructura identificable.
En una planta vascular, existen tejidos diferenciados, de acuerdo con la función que
desempeñan: tejidos de crecimiento (meristemas), protectores
(epidermis y peridermis), fundamentales (parénquima), de
sostén (colénquima y esclerénquima) y conductores (floema y xilema).
Las plantas también presentan estructuras secretoras donde acumulan sustancias
metabólicas que no usan directamente.Tejidos fundamentales[editar]
Xilema: tejido conductor del agua y los nutrientes minerales (savia bruta) desde las
raíces al resto de órganos de la planta. Sus células son alargadas, de paredes
lignificadas gruesas y sin citoplasma cuando son maduras. Son células muertas a
la madurez.
Floema: tejido conductor de la savia elaborada desde los órganos fotosintéticos a
todas las partes de la planta. Incluye dos tipos de células conductoras: las células
cribosas y los elementos del tubo criboso. Las células cribosas están provistas de
áreas cribosas, que son provistas de poros a través de los cuales se comunican
los citoplasmas de las células vecinas. Son células vivas.
Tejidos de protección[editar]
Artículo principal: Tejido epidérmico
Diente
Epitelio
El epitelio (a veces llamado tejido epitelial) es el tejido formado por una o varias
capas de células unidas entre sí, que puestas recubren todas las superficies libres del
organismo, y constituyen el revestimiento interno de las cavidades, órganos huecos,
conductos del cuerpo, así como forman las mucosas y las glándulas.1 Los epitelios
también forman el parénquima de muchos órganos, como el hígado. Ciertos tipos de
células epiteliales tienen prolongaciones denominadas cilios, los cuales ayudan a
eliminar sustancias extrañas, por ejemplo, de las vías respiratorias. El tejido epitelial
deriva de las tres capas germinativas: ectodermo, endodermo y mesodermo.2
Índice
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Origen embriológico[editar]
Estas células provienen de tres hojas germinales:
Uniones estrechas
Crean una barrera de impermeabilidad impidiendo el libre flujo de sustancias entre
células.
Zonula adherens
Unen los citoesqueletos de actina de células adyacentes.
Desmosomas
Unen los citoesqueletos de filamentos intermedios de células adyacentes.
Presencia de lámina basal[editar]
Los epitelios están sujetos a una membrana basal, compuesta de una lámina
lúcida y lámina densa que forman la lámina basal, y esta lo tapiza en toda su
longitud basal y lo separa del tejido conectivo. La lámina lúcida está compuesta de
un material electrodenso. La lámina densa tiene un espesor entre 50 a
80 nanómetros. Está formada por una asociación de colágeno tipo IV con
glucoproteínas. La lámina densa no es visible al microscopio óptico, aunque la
membrana basal sí con coloraciones de PAS y plata. La lámina basal descansa
sobre una lámina reticular de fibras de colágeno tipo I y III. La unión entre las
células epiteliales y la lámina basal se da gracias a los hemidesmosomas.
Tejido avascular[editar]
El epitelio no posee vasos sanguíneos, por lo que no tiene irrigación sanguínea
propia. Su metabolismo depende de la difusión de oxígeno y metabolitos
procedentes de los vasos sanguíneos del tejido conectivo de sostén, que está por
debajo de la membrana basal.
Polarización[editar]
Las células epiteliales están polarizadas en la mayoría de los casos, es decir,
tienen:
Un polo luminal o apical cuya superficie está en contacto con el exterior del
cuerpo o con la luz del conducto o cavidad. Las especializaciones apicales son
modificaciones que comprenden a la membrana citoplasmática y a la porción
apical del citoplasma ellas son:
Microvellosidades: Son expansiones citoplasmáticas cilíndricas limitadas
por la unidad de membrana cuya principal función es aumentar la
superficie de absorción.
Estereocilias: Son microvellosidades largas que se agrupan en forma de
manojos piriformes. Son inmóviles, estarían relacionados con la absorción
y transporte de líquidos. Se ubican en el epitelio del epidídimo o plexos
coroideos.
Cilios: Formaciones celulares alargadas dotadas de movimiento pendular
u ondulante. Son más largas que las microvellosidades.
Flagelos: Su estructura es semejante a la de una cilia aunque de longitud
mayor.3
Un polo basal cuya superficie está en contacto y paralela a la lámina basal
sobre la que se apoya la célula. Pueden existir:
Invaginaciones: Son repliegues de la membrana más o menos profundos
que compartimentan el citoplasma basal.
Hemidesmosomas: Son desmosomas monocelulares que posibilitan la
unión del epitelio a la lámina basal.
Superficies laterales que mantienen unidas las células entre sí, mediante
las uniones celulares.
Esta polaridad espacial afecta a la disposición de los orgánulos y a las distintas
funciones de las membranas en las distintas superficies celulares.
Regeneración[editar]
Los epitelios están en continua regeneración: Las células epiteliales tienen un ciclo
celular de corta duración, debido al desgaste continuo al que están sometidas. Por
cada célula madre que se divide, sobrevive una que continúa dividiéndose y otra
que sufrirá el proceso de diferenciación celular y especialización, hasta envejecer
y morir por apoptosis.
Desarrollo embrionario de los epitelios[editar]
Los epitelios son los primeros tejidos que aparecen en la ontogenia, pudiendo
derivar de cualquiera de las tres hojas o capas celulares que constituyen el
embrión: mesodermo, ectodermo o endodermo. Los epitelios derivados del
mesodermo que revisten las cavidades celómicas (cavidades pulmonares,
cavidad cardíaca y abdomen) se llaman mesotelios y los que tapizan los vasos
sanguíneos: endotelios.
Tipos de epitelio.
Epitelio plano.
Epitelio simple plano: Este epitelio está compuesto por una capa única de
células planas firmemente unidas. Las células presentan un núcleo prominente
y aplanado, por lo que es difícil observarlo. Se encuentra en los vasos
sanguíneos y linfáticos (endotelio vascular) , en la cubierta del ovario, en
los alvéolos pulmonares, el asa de Henle, la cápsula de Bowman y también el
mesotelio de las serosas. Se adapta a funciones de revestimiento y
desplazamiento de las superficies entre sí. Su función principal es de
intercambio y lubricación.
Epitelio cúbico.
Epitelio simple cúbico: Este epitelio sólo posee 2 capas de células cúbicas.
Las funciones del epitelio simple cúbico más importantes son la absorción y
secreción. La capa de células unidas de forma cúbica con un núcleo redondo
ubicado en el centro, reviste los ductos de muchas glándulas endocrinas
(tiroides, por ejemplo), así como los ductos del riñón (túbulos renales) y la
capa germinativa de la superficie del ovario.
Epitelio cilíndrico o columnar.
Estratificado.
El epitelio estratificado es una clase de epitelio formado por varias capas celulares
(estratos). Se denominan según la forma de las células superficiales, pudiendo ser
estratificados planos (o escamosos), estratificados cúbicos y estratificados
cilíndricos sin aludir a las formas celulares de los otros estratos.
Epitelio estratificado plano[editar]
Existen dos tipos según la presencia o ausencia de queratina:
Son aquellos epitelios en que todas las células hacen contacto con la lámina
basal, pero no todas alcanzan la superficie, por lo que en realidad son epitelios
simples, con varios tipos de células dispuestas en una sola capa, pero con
sus núcleos a diferentes niveles, dando el falso aspecto de tener varias capas. Las
células que no llegan a la superficie tienen una base ancha con un extremo apical
estrecho, en cuanto a las que llegan tienen una base estrecha y el extremo apical
ancho. Encontramos este tejido en la uretra masculina, epidídimo y grandes
conductos excretores. El más distribuido de epitelio pseudoestratificado es el tipo
ciliado encontrado en la mucosa de la tráquea y bronquios primarios, el conducto
auditivo, parte de la cavidad timpánica, cavidad nasal y el saco lagrimal.
Estructuras accesorias de las células epiteliales[editar]
En la superficie libre o apical de determinadas células epiteliales se encuentran:
microvellosidades, estereocilios, cilios, axonema y flagelos. Así existe distintos
tipos de epitelios como:
Epitelio ciliado: Si las células epiteliales poseen cilios, que aparecen en los
epitelios cuya función es la de transportar líquido o moco a través de órganos
tubulares que recubren.
Epitelio flagelado: Si el epitelio tiene flagelos, cuya función es: a) agitación del
líquido contenido en la luz de órganos tubulares y b) función sensorial en los
epitelios sensoriales. En ambos casos la unidad básica que forma a ambos
son los microtúbulos.
Epitelio con microvellosidades: En el caso de las células que
poseen microvellosidades la función de las mismas es fundamentalmente
absortiva, es decir permiten el paso de sustancias a través de ellas. La unidad
básica que forma a las microvellosidades son los filamentos de actina. Ejemplo
son: El denominado "ribete en cepillo" en el riñón y la denominada "chapa
estriada" del enterocito en el intestino delgado.
Epitelio con estereocilios: están formados por la misma unidad básica, tienen
la misma función, son mucho más largos que las microvellosidades y están
ubicadas en el epidídimo, en el conducto deferente y en el oído interno.
Epitelio de revestimiento[editar]
Clasificación[editar]
Existen 3 tipos de tejido cartilaginoso:
Matriz cartilaginosa[editar]
Los condrocitos producen la matriz amplia formada por colágeno de tipo II (forma
fibrillas finas características), colágeno del tipo IX (une las fibrillas de tipo II), colágeno
de tipo X (rodea células hipertróficas), colágeno de tipo XI (función desconocida),
hialuronano y el agregado de proteoglucano unido a él. En especial, las cadenas de
queratin sulfato y condroitin sulfato del agrecano fijan el agua, un requisito
fundamental para la creación de la consistencia elástica característica del cartílago. El
hialuronano y la gran cantidad de moléculas de agrecano unidas a el forman un
complejo molecular gigante dado que puede alcanzar un tamaño de 3-4 mm. Estos
agregados constituyen la mayor parte del cartílago y le imparten su consistencia
cartilaginosa. La estabilidad morfológica del cartílago también tiene su origen en estos
agregados. En la forma de cartílago articular este material singular puede soportar
todo el peso del cuerpo. Un vínculo importante entre la matriz y las células
cartilaginosas es la condronectina presente en la membrana de los condrocitos, una
proteína semejante a la fibronectina.
Es característico que los condrocitos que han surgido de una célula progenitora por
división mitótica se ubiquen en grupos pequeños contiguos (grupos celulares
isógenos). En el entorno inmediato de las células cartilaginosas la matriz contiene
glucosaminoglucanos muy sulfatados y recibe el nombre de matriz territorial. Esta
matriz se tiñe de color azul violeta intenso en los preparados coloreados con H-E. El
grupo de condrocitos y su matriz forman un territorio cartilaginoso (= condrona). La
matriz entre los territorios se denomina matriz interterritorial. Carece de células y se
tiñe de un tono pálido.
Los condrocitos están ubicados en espacios ("lagunas" o condroplastos) de la matriz
cuya pared, o sea, el entorno inmediato de las células cartilaginosas también recibe el
nombre de cápsula condrocítica. La región capsular con frecuencia posee una capa
pericelular con función protectora especial contra la compresión y la tracción. En los
preparados histológicos, los condrocitos suelen aparecer retraídos artificialmente
dentro de sus lagunas.
El crecimiento ocurre por secreción de matriz en el interior de las piezas cartilaginosas
(crecimiento intersticial o por intususcepción) o por formación nueva en la periferia
(crecimiento por aposición).
El cartílago maduro no tiene nervios y en la mayoría de los casos es avascular. La
nutrición de las células cartilaginosas ocurre por difusión a través de la matriz provista
de agua en abundancia. El metabolismo es anaerobio en una proporción considerable.
Tejido muscular
Índice
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Estructura histológica[editar]
La estructura histológica del tejido óseo maduro es igual tanto en la sustancia
compacta como en la sustancia esponjosa y se designa con el nombre de hueso
laminillar. Durante el desarrollo se forma hueso entretejido o inmaduro que luego se
transforma en hueso laminillar.
Las unidades estructurales del tejido óseo maduro son nominillas óseas de 3 a
7 µm de espesor (especiales o concéntricas) que sobre todo en las regiones de
sustancia compacta forman sistemas tubulares finos, las osteonas. El hueso laminillar
puede estudiarse con la ayuda de dos técnicas de preparación diferentes:
1. Método de desgaste: A partir del hueso macerado limpio, en los que se puede
ver sobre todo la distribución y la organización del material inorgánico con
calcio abundante.
2. Corte de espécimen descalcificado: Muestra el material orgánico (colágeno,
células y vasos).
Sistema de laminillas[editar]
Las laminillas unidas entre si están compuestas por matriz calcificada en las que hay
lagunas lenticulares dispersas que alojan las células óseas (osteocitos). En los
preparados se ve que de estas lagunas parten múltiples canaliculos delgados.
Los canalículos óseos se anastomosan con los provenientes de lagunas contiguas.
Tienen una orientación preferencial por la que se dirigen hacia una superficie interna o
externa. Las lagunas y sus canales son un calco de los osteocitos.
La mayoría de las laminillas están orientadas en forma concéntrica alrededor de los
vasos que transcurren longitudinalmente y aquí forman unidades estructurales
cilíndricas, las osteonas o sistemas de Havers. En el corte transversal las osteonas
tienen forma redondeada oval y también irregular, en ocasiones son ramificadas y
pueden anastomosarse entre sí. Su diámetro varia entre 100 y 400 µm. Pueden
alcanzar algunos centímetros de largo. La cantidad de laminillas de una osteona oscila
entre los 4 y 20. Las laminillas de las osteonas también se denominan laminillas
especiales. En ellas transcurren fibrillas colágenas con una disposición helicoidal.
Entre las osteonas hay restos de osteonas antiguas y degradadas que llenan el
espacio entre las osteonas intactas como con "balasto" (laminillas intersticiales,
sistemas intersticiales). Los límites entre las osteonas y los sistemas intersticiales
están marcados con nitidez por las denominadas líneas de cemento (contienen
muchos proteoglucanos). En sus superficies externa e interna, las regiones óseas
compactas se caracterizan por poseer laminillas que rodean todo el elemento óseo
(por fuera) o tapizan la cavidad medular (por dentro) y reciben los nombres de
laminillas circunferenciales externas e internas.
Las trabéculas de la sustancia esponjosa están compuestas por hueso laminillar sin
vasos, el que aquí forma laminillas de configuración irregular.
El tejido óseo se origina a partir de células de origen mesenquimal (como todos los
tejidos conectivos). A partir de las células mesenquimales que se comprometen
hacia una diferenciación en células formadoras de hueso se forma una colonia
celular con potencial más limitado para proliferar y diferenciarse, estas son las
células osteoprogenitoras.
Las células osteoprogenitoras cuentan con potencial para diferenciarse
hacia condroblastos u osteoblastos.
Las células osteoprogenitoras persisten hasta la vida postnatal y se hallan en casi
todas las superficies libres de los huesos (endostio, capa interna del periostio,
trabéculas de cartílago calcificado).
Durante la fase de crecimiento de los huesos, las células osteoprogenitoras son
más activas; aunque también aumenta su actividad ante el fenómeno de
reparación de lesiones óseas.
Como se supone que los osteoblastos y los osteocitos carecen de capacidad
mitótica, parece evidente que a medida que disminuye la población de
osteoblastos durante los procesos de remodelación continua del hueso, las células
osteoprogenitoras que proliferan y se diferencian proveen de nuevos osteoblastos
para el tejido.
Osteoblastos[editar]
Artículo principal: Osteoblasto
Histología[editar]
Los meristemos están compuestos por células no diferenciadas que se dividen
activamente, también llamadas células totipotentes por su habilidad de dar lugar a
todos los tejidos vegetales. Típicamente, las células meristemáticas son pequeñas,
poliédricas, más o menos equidimensionales (dimensiones parecidas en todas las
direcciones). En ellas, el citoplasma ocupa la mayor parte de volumen celular ya que
las vacuolas son muy pequeñas, las células meristemáticas no contienen cloroplastos
ni ningún otro plástido diferenciado, la pared celular de las células meristemáticas es
delgada y carece de pared secundaria.
En las plantas, las células meristemáticas son homólogas funcionales de las células
madre que dan lugar a todos los tejidos en animales. Estas células se dividen en otras
dos, con el fin de dar origen a una célula hija que continúa creciendo de forma
meristemática, la cual retiene su carácter embrionario indefinidamente y en otra que se
diferencia en una vía de desarrollo particular formando muchos tipos de tejidos.2
Los meristemos en las plantas pueden ser clasificados de dos formas. De acuerdo a
su origen pueden dividirse en meristemos primarios y secundarios. Los meristemos
primarios generan los órganos y tejidos que constituyen el cuerpo de la planta y
comienzan su actividad después de la germinación de la semilla y constituyen los
meristemos apicales del tallo y de la raíz. Los meristemos secundarios se forman en la
mayoría de las plantas durante el desarrollo postembrionario y pueden tener
estructuras similares a las de los meristemos primarios, pero algunas son muy
diferentes, entre ellas: los meristemos axilares, los meristemos de inflorescencia, los
meristemos florales, los meristemos intercales y laterales.3
De acuerdo a su posición espacial y a los tejidos y partes de la planta que originan, los
meristemos pueden clasificarse en tres categorías: apical, lateral e intercalar.2
Meristemos apicales[editar]
Los primeros meristemos en aparecer durante el desarrollo del cuerpo vegetativo de
una planta vascular están localizados en la punta de tallos y raíces. Debido a su
localización, estos meristemos son llamados meristemos apicales. Todos los tejidos
meristemáticos primarios y por lo tanto todos los tejidos primarios de la planta se
originan a partir del meristemo apical de la raíz o del meristemo apical del brote.
El meristemo apical de la raíz habitualmente está cubierto por una estructura de
células diferenciadas que lo protege, conocida como cofia. El meristemo apical del
tallo (o yema terminal) puede estar desnudo o cubierto por hojas. En este caso, las
hojas son llamadas primordios foliares, que tienen un rudimento de yema auxiliar en su
base. Este se convertirá en una yema cuando las hojas se desarrollen, y dará lugar a
una nueva rama.
Las células que mantienen al meristemo con un flujo constante de células nuevas son
llamadas células iniciales. estas se dividen de tal manera que entre pares de células
hermanas una de ellas se convierte en desecho y la otra es capaz de dar origen a un
nuevo cuerpo celular, estas últimas se conocen como células derivadas las cuales
logran dividirse muchas veces.
En un meristemo apical típico pueden distinguirse tres capas de células cada una de
las cuales dará lugar a tejidos y órganos diferentes. Estas capas celulares son
llamadas L1, L2 y L3. Las divisiones celulares de las capas L1 y L2 son anticlinales, es
decir, solo pueden dividirse de forma perpendicular a la superficie del meristemo y por
ello sus células hijas permanecerán siempre en la misma capa. Las divisiones
celulares de la capa L3 tienden a ser menos regulares y en todos los planos, así
mismo, son capaces de rellenar el interior del meristemo. Para poder determinar las
estructuras que originan estas diferentes capas celulares, investigadores han optado
por la construcción de quimeras. Las plantas quiméricas están compuestas de capas
que dan origen a fenotipos con marcadores distinguibles, de acuerdo a diferencias en
el genotipo de cada capa. Las quimeras han sido usadas además para demostrar la
capacidad de las capas de que cada capa celular individual puede influir sobre el
desarrollo de una capa adyacente.2
Además de la organización por capas, los meristemos apicales activos también
poseen un patrón de zonas funcionales de organización radial llamado zonación
citohistológica. Cada zona está compuesta por células que pueden ser distinguidas de
acuerdo con su plano de división, su tamaño y sus grados de vacualización. Estas
zonas también exhiben diferentes patrones de expresión genética, reflejando una
diferencia funcional en cada zona. La primera de estas es la zona central, la cual es
encontrada en la parte superior de los centros de los meristemos activos y está
compuesto por células altamente vacuoladas que se dividen infrecuentemente, es un
lugar de autorenovación de células madre. Flanqueando la zona central se encuentra
la zona periférica, una región en forma de dona de células más pequeña y con una
mayor tasa de división celular las cuales darán lugar a la formación de las hojas y los
meristemos florales de inflorescencia. Finalmente se encuentra la zona de costilla,
debajo de las dos regiones anteriormente descrita. En esta zona, la diferenciación y
elongación celular darán lugar al tejido interno del tallo de la planta.3
Dentro de los diferentes tejidos de tallos y raíces, los meristemos apicales darán
origen a los siguientes tejidos:
Los eritrocitos son los responsables de dar el color rojo a la sangre por su
alto contenido en hemoglobina, una proteína que contiene hierro en su estructura.
Su principal misión es la de transportar el oxígeno y el CO2. El eritrocito, en
mamíferos, se puede considerar como una célula modificada para su función
puesto que no posee núcleo y carece de mitocondrias y otros orgánulos celulares.
Tienen una forma bicóncava de unas 7,5 µm, lo que le confiere mayor superficie
de intercambio con el plasma sanguíneo. Los eritrocitos constituyen
aproximadamente el 45 % del volumen sanguíneo.