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CAPÍTULO I.

LA ORACIÓN DE JESÚS

Por medio del presente capítulo vamos a introducirnos en la oración personal de Jesús que
realiza en la perícopa de Hebreos 5,7-8, como dice Carlos Zesati « ¿qué pide Jesús con
clamor poderoso y lágrimas?»1, porqué Jesús pide con oración y súplica, pretendemos
descubrir el corazón de esta oración. Nos detendremos en las primeras cuestiones: Jesús,
por quien hace oración ¿por sí mismo, o por otros?, ¿qué le está pidiendo al Padre? ¿por
qué hace esta oración? Como podemos notar hay varias interrogantes que trataremos de ir
respondiendo en este primer capítulo. Para dar solución a estas preguntas vamos analizar
varios autores, sus opiniones, sus reflexiones que nos permitirán obtener una comprensión
más clara de esta oración de Jesús.
Antes de introducirnos en el análisis de esta oración particular de Jesús, vamos a
realizar una exposición general de los distintos momentos en el cual Jesús haya orado,
queremos visualizar cómo fue la oración de Jesús con su Padre, ¿aprendió a rezar? ¿cómo
era?, esto nos permitirá tener una comprensión o poder responder a tres preguntas
importantes: 1) qué rezaba Jesús, 2) cómo rezaba y 3) por qué. Pretendemos ofrecer un
marco general de la oración, y que nos servirá como sustento para el posterior análisis de la
oración de la perícopa de Hebreos 5,7-8.
Como punto culminante; la investigación y la reflexión, tanto de la oración general de
Jesús en el Nuevo Testamento como de la oración particular en Hebreos 5,7-8, buscamos
presentar las repercusiones en la oración de todo bautizado. Después de haber profundizado
en la interioridad de esa oración de Jesús en el huerto de Getsemaní, prevemos visualizar
una riqueza espiritual invaluable por dos motivos: primero, porque Jesús nos enseña cómo
debemos orar, él es camino, él es el signo, de él debemos aprender, todo lo que hace es para
que nosotros lo imitemos, y, segundo, nos interpela, es decir, nos dice que tenemos que
hacer oración, si Jesús el Hijo de Dios hace oración, nosotros no podemos hacer menos.

1
C. Z. ESTRADA, Hebreos 5,7-8, 143
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 2

1.1) Marco general de la oración de Jesús

En este apartado buscamos desarrollar, profundizar cómo fue la oración de Jesús a largo de
su vida terrena, ¿tenía un método? ¿era una oración discursiva, contemplativa, o era una
oración en silencio? a quién iba dirigida, ¿pedía por alguien en sus oración, o cuál era el
propósito de sus oraciones? Poder adentrarnos en estas preguntas nos va a permitir conocer
la esencia de la oración de Jesús, poder conocer la intimidad de la plegaria del Señor, vida
interior de Jesús, de tal forma que podamos hacer un acercamiento a su espiritualidad,
tantas veces llamada «la espiritualidad de Abbá», de este primer acercamiento podremos
obtener muchas riquezas.
Antes de introducirnos en el tema, debemos decir que Jesús es la revelación plena
de Dios, es el rostro de Dios, que el verbo habitó entre nosotros y se hizo hombre, todo lo
que hace Jesús es porque se lo ha visto hacer al Padre, por lo tanto, Jesús es el Hijo de Dios,
es Dios, una vez dicho esto, «el Nuevo Testamento se halla caracterizado por la persona de
Jesús, la oración de Jesús posee una novedad de relación, una familiaridad de experiencia y
una espontaneidad que se deriva de la relación filial de Jesús2», por lo cual vamos a ver que
la oración de Jesús se desarrolla con sencillez, con una naturalidad que asombra, esto va a
ser un hecho que va a marcar a la comunidad cristiana naciente y a las comunidades que
surjan posteriormente.
Es importante observar dos aspectos que nos muestra Jesús a partir de su oración:
«intentar comprender su oración, a través de lo que sus testigos nos dicen en el Evangelio,
es aproximarnos a la santidad de Jesús como a la zarza ardiendo: primero contemplándole a
Él mismo en oración y después escuchando cómo nos enseña a orar»3
«Las noticias directas sobre la oración personal de Jesús no son muy numerosas.
Pero entre los cuatro evangelistas, con sus variantes en la letra y su convergencia en
contenido y en espíritu, permite hacerse una idea bastante completa de la misma4». En el
estudio de la oración de Jesús, aunque no contamos con un material abundante, si tenemos

2
M. ORSATTI, El arte de orar, 22
3
CEC 2598
4
A. GONZALEZ, La oración en la Biblia, 154.
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 3

algunos pasajes en los evangelios sinópticos muy ricos teológicamente y espiritualmente


que nos va a permitir descubrir su naturaleza.

1.1.1) Características de la oración de Jesús según M. Orsatti

Comencemos dando una vista general de las características de la oración de Jesús. Para esto
me voy a basar en los títulos que hace Mauro Orsatti en su texto «El Arte de orar», Orsatti
dice:
a) Jesús ora a menudo y por largo tiempo. Vamos a notar que en casi todas las
decisiones que Jesús debe tomar sube a un monte a rezar al Padre, el hecho más
significativo es cuando elige a los doce apóstoles, pero también en los momentos en donde
debe pasar por un gran dolor, lo vemos en el huerto de Getsemaní. Decíamos que Jesús ora
en el monte (Mt 14,23), pero como dice Orsatti ora en un lugar apartado (Lc 9,18), incluso
cuando todos lo buscan (Mc 1,37),
b) A Jesús no se le escatimó tampoco la prueba y la agonía. Acá se destaca la expresión
Abba que utiliza Jesús para referirse a su Padre, en donde notamos que Jesús vino a cumplir
la voluntad de su Padre, luego lo ampliaremos,
c) La oración de Jesús es universal, porque no hace distinción alguna, Jesús ama a todos
porque ese fue la misión de él, que no se le perdiera ninguno, Jesús quiere que todos se
salven,
d) Jesús no sólo ora, sino que también enseña a orar, el ejemplo más palpable es cuando
los discípulos le piden a Jesús que le enseñe a rezar y Jesús le dice el Padrenuestro,
e) La oración del Nuevo Testamento se caracteriza como oración trinitaria, ya que no
sólo está Jesús con su Padre, sino que también en esta relación está el Espíritu Santo,
f) Jesús encarece que se ore incesantemente. Él, en varios pasajes de los evangelios, nos
dice que el cristiano no se debe de cansar de pedir al Padre lo que necesita, la oración debe
ser perseverante. A través de estos títulos dimos unas pinceladas que nos permite esbozar
de una manera general cómo fue la oración de Jesús.
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 4

1.1.2) La experiencia y enseñanza de Jesús sobre la oración

Vamos a introducirnos en el interior de la oración de Jesús, observando los aspectos


particulares de la misma. Es importante descubrir si en la oración de Jesús hay rasgos o
vestigios de alguna influencia de su cultura, «la experiencia de la niñez le introduce en las
costumbres, en el lenguaje y en el espíritu de la oración judía»5.
Pero antes de profundizar en este hecho, recurramos al catecismo: «el Hijo de Dios,
hecho Hijo de la Virgen, también aprendió a orar conforme a su corazón de hombre. Él
aprende de su madre las fórmulas de oración. Lo aprende en las palabras y en los ritmos de
la oración de su pueblo, en la sinagoga de Nazaret y en el Templo»6

a) La formación en la infancia y vida de Jesús oculta

Narra Lc 2,22, que José y María llevan al niño al templo para presentarlo al Señor para
cumplir con la ley escrita, también Lc 1,46 nos refiere el cántico de María, por lo cual nos
hace notar que María y José cumplían estrictamente las leyes de Moisés, y por lo tanto, no
es nada descabellado pensar que sus padres le hayan enseñado a Jesús a rezar; podemos
vislumbrar esta influencia de sus padres, considerando que Jesús mantiene una conciencia
del mandato propio del Padre, sin embargo, no descarta la instrucción familiar sobre la
oración. Una vez que Jesús es más grande comienza a ir al templo de Jerusalén «Juan hace
ver que va a Jerusalén para tomar parte en todos las fiestas religiosas (Jn 2,13.23 ; 5,1 ;
6,4)»7, y no solamente va al templo sino que se pone a enseñar como alguien que tiene
autoridad (Mc 1,21ss). Algo muy importante que para Jesús el templo es un lugar en donde
se debe orar (cf. Mc 11,17). Unos datos más de la influencia judía en la oración de Jesús la
encontramos en el Sema Yisrael («Escucha, Israel», Dt 6,4-7), «se recitaba dos veces al día,
por la mañana y por la tarde, vemos en Mc 12,28-34 que Jesús responde citando el
comienzo de esta oración (Dt 6,4-5), no sorprenderá encontrarlo haciendo oración a la hora

5
A. GONZÁLEZ, La oración en la Biblia, 154
6
CEC, 2599
7
A. GONZÁLEZ, La oración en la Biblia, 154
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 5

del alba (Mc 1,35)»8, también «Jesús usa las fórmulas del libro de los Salmos (Mt 27,46 y
Sal 22,2 ; Lc 23,46 y Sal 31,6); conoce y reza el hallel (Sal 113-118), al celebrar con sus
discípulos la Pascua (Mt 26,30 y par)»9.
Estos elementos descriptos anteriormente nos demuestran claramente que Jesús
contaba con la influencia de la cultura judía en su oración.

b) El punto clave de la oración de Jesús

Pero Jesús no solamente se queda con esa influencia judía sino que va a establecer su
propia forma de rezar, como dice González, va a trascender con respecto a los cuadros y
esquemas, él va a romper todo eso, le va a dar otro matiz a su oración, va a enseñar cómo
hacer oración, va a hacer algo nuevo porque se va a dirigir al Padre de una forma directa y
personal «Jesús introduce un estilo nuevo: cercanía, familiaridad, intimidad, confianza,
divino humanismo…»10. Nos dice el Catecismo: «pero su oración brota de una fuente
secreta distinta, como lo deja presentir a la edad de los doce años: “Yo debo estar en las
cosas de mi Padre” (Lc 2,49)»11.
Comencemos viendo y analizando las oraciones de Jesús y sus enseñanzas. Nos dice
S.S. Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret que antes de la oración del Padrenuestro,
en el evangelio Mateo, Jesús nos da una breve reflexión de cómo no se debe hacer y luego
nos dice como hay que orar, con el Padrenuestro, en cambio en Lucas, siguiendo a
Benedicto XVI, el contexto es diferente, Jesús va a Jerusalén y los discípulos le piden a
Jesús que les enseñe a rezar. Algo muy interesante y novedoso es que en Mt 6,6, Jesús nos
dice a quién debemos dirigir la oración «ora a tu Padre, dice Jesús, propone al Padre como
destino de oración, como punto terminal de las aspiraciones que se elevan del corazón
humano»12. Este va a ser el punto clave de la oración de Jesús, la comunicación con su
Padre, pero como dice González, no va a ser un trato decoroso, honorífico, o un trato como
rey, sino, más bien, es un trato amoroso, es una unión profunda, de voluntades, de

8
P. GRELOT, Las Palabras de Jesucristo, 300
9
A. GOZÁLEZ, La oración en la Biblia, 155
10
R. GRÁNDEZ – P. TENE – A. PUIG, La oración en la escuela de Jesús, 15
11
CEC 2599
12
R. GRÁNDEZ – P. TENE – A. PUIG, La oración en la escuela de Jesús, 17
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 6

salvación, es de acción de gracias. Pero en el Padre nuestro de Mt 6,7, Jesús nos dice algo
muy importante en relación a la oración que dirigimos al Padre, no se necesita de muchas
palabras, «Jesús rechaza la “palabrería” y el “mucho hablar” para asegurar la escucha»13,
esto nos demuestra que la oración de Jesús a su Padre es sincera, simple, sencilla, directa,
sin tantos preámbulos, porque en el v8, Jesús nos dice: «porque vuestro Padre sabe lo que
necesitáis antes de pedírselo», y siguiendo a Cullmann, no es que Jesús nos dice que es
inútil que se haga oración porque el Padre todo lo conoce, sino que nos está previniendo de
la falsa oración, la del v7.

1.1.3) Los elementos del Padre nuestro en la versión mateana (Mt 6,7-13)

Vamos a comentar brevemente el Padrenuestro en el evangelio de Mateo, ya que no es en sí


el objeto de estudio del apartado pero como es una oración fundamental ya que salió de la
boca de Jesús es importante analizarla.
Primeramente diremos cómo está estructurada: consta de una introducción, luego
tres deseos o peticiones relativas a la gloria de Dios (v. 9c-10), y, por último, tres (o cuatro)
peticiones relativas a los hombres (v. 11-13). Se comienza con la invocación al Padre, la
oración va dirigida a Él, luego le siguen tres peticiones en relación a que Dios haga
presente su gloria, es una oración ascendente donde se busca o se demuestra la superioridad
infinita de Dios, es como una oración de alabanza: «Santificado sea tu nombre», «venga tu
Reino», «hágase tu voluntad», y por último, tres peticiones, pero ya como una oración
descendente, es decir, el hombre le pide a Dios que le ayude en el caminar por este mundo:
«El pan nuestro de cada día dánosle hoy», «perdónanos nuestras deudas», «Y no nos
pongas en tentación, más líbranos de mal». Por lo tanto, Jesús nos muestra la interioridad
de la oración, la importancia de la misma y cómo se debe hacer, tres partes bien
diferenciadas, la unión con el Padre, luego la alabanza de la gloria del Padre, y le petición
de ayuda para ser fieles a Dios.

13
O. CULLMANN, La oración en el Nuevo Testamento, 53
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 7

a) Algunos elementos de la tradición marcana

Pasemos a otro tipo, a otro estilo de oración de Jesús (aunque posteriormente lo


expondremos en el siguiente apartado), a una oración en donde Jesús nos enseña que hay
que hacerla con fe, esto lo podemos ver en el endemoniado epiléptico (Mc 9,14). El papá le
presenta a Jesús su hijo que esta endemoniado, y le pregunta, que si puede hacer algo por
él, y en la respuesta de Jesús está la clave, « ¡qué es eso de si puedes! ¡Todo es posible para
quien cree!», «Jesús corrige el planteamiento, ilumina al indigente para obligarle a partir de
un principio absoluto: todo es posible para quien cree»14, con lo cual la oración está unida a
la fe, si no hay fe en la oración, esta es vacía, es pura palabrería, Jesús nos muestra el
contenido de la oración, confiar en el Padre que todo lo puede, hay que tener fe; «y
entonces aquel hombre atribulado prorrumpe en un grito de oración: «Creo, ayuda mi poca
fe»15, y entonces increpa al demonio, este sale, y el joven queda curado. Por medio de esta
oración conocemos la vida interior de Jesús, su intimidad con el Padre, su confianza en Él
es total, el Padre y su Hijo son uno, Jesús no necesita la fe porque es el Hijo de Dios, en
cambio, nosotros sí que la necesitamos.

1.1.4) Testimonio joánico de la oración sacerdotal

Otra oración crucial para entender y conocer la intimidad de Jesús con su Padre es la que se
llama «la oración sacerdotal» (Jn 17). No expondremos un análisis detallado del mismo,
solamente tomaremos algunas ideas que nos permita conocer más de la oración de Jesús.
Contextualizando el capítulo «recordando desde el principio con la “la llegada de la hora”,
situado al final de los discursos de adiós y antes de la Pasión, el capítulo es como una
ventana abierta a la intimidad humano-divino de Cristo»16. «En esta oración Jesús pide por
sí (Jn 17,1-5), por sus discípulos (Jn 17,6-19) y por los discípulos de éstos (Jn 17,20-26)»17.
Que podemos decir de esta oración, la más larga del Nuevo Testamento, como dice Orsatti,
14
R. GRÁNDEZ – P. TENE – A. PUIG, La oración en la escuela de Jesús, 27
15
Ibíd.
16
M. ORSATTI, El arte de orar, 204
17
A. GONZÁLEZ, La oración en la Biblia, 158
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 8

que es una oración de una intimidad, de un amor, de una relación de Jesús con su Padre,
que ya no son dos sino que se funden en una sola Persona, algo impresionante es cuando en
el v1, dice que Jesús «alzando los ojos al cielo», que profundidad abra sido esa mirada que
lo llama Padre, «no en la forma contemporánea “nuestro padre y nuestro rey”, sino en la
más cercana, íntima y propia, “Padre mío”»18, es un deleite esta familiaridad, esta unión,
esta compenetración del Padre y su Hijo. Pero no solamente pide por él, sino que pide por
sus discípulos, por los que el Padre le ha encomendado, se puede decir que esta oración
resume, en general, la oración de Jesús con su Padre, es decir, primero la intimidad con su
Padre, y segunda, pedir por sus discípulos y por toda la humanidad; Jesús ama a sus
discípulos y a los discípulos de los discípulos, en definitiva, a toda la humanidad, por eso lo
hace oración, en su corazón estamos nosotros, si nosotros pudiéramos abrir el corazón de
Jesús encontraríamos el amor al Padre, en primer lugar, y a cada persona con su nombre, en
segundo lugar. Este amor de Jesús, lo expresa en la oración al Padre.

1.1.5) La oración de Getsemaní. Contexto de la oración en Hebreos 5,7-8

En los puntos anteriores expusimos algunas de las oraciones que Jesús realiza, vimos la
intimidad o la relación de Jesús con su Padre, cual es el contenido de su oración, pero esto
se dio en un contexto, digámoslo así, de paz y tranquilidad, ahora, vamos a introducirnos y
a reflexionar una oración con un contexto totalmente distinto, un contexto en donde hay
dolor, hay miedo, hay sufrimiento, es la oración de Jesús en el huerto de Getsemaní. Este
análisis nos permitirá, en el apartado posterior, tener un marco general para situarnos de
mejor manera en el abordaje de la oración de Jesús en Hebreros 5,7-8.
«Entonces va Jesús con ellos a una propiedad llamada Getsemaní, y dice a los
discípulos: Sentaos aquí, mientras voy allá a orar» (Mt 26,36). Algo repetitivo de Jesús en
los evangelios es la soledad en su oración, en los momentos más importantes de su vida y
de su misión, se aísla para rezar a su Padre, y en esta situación no es la excepción, los
discípulos no van con Jesús a orar, «después de esta exhortación a la vigilancia Jesús se

18
Ibíd.
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 9

aleja un poco. Comienza propiamente la verdadera oración del Monte de los Olivos»19. Y
en este momento Jesús nos descubre su corazón , dice en el Mt 26,37 «comenzó a sentir
tristeza y angustia», imaginemos un instante cómo estaba el Hijo de Dios que en su corazón
había dolor, había pena, y con ese corazón va a hacer oración, «cayó rostro en tierra» (Mt
26,39), siguiendo a Ratzinger, nos dice que es la actitud de un hombre que está en total
sumisión, entregado a hacer la voluntad del Padre, en Lucas, sigue Ratzinger, dice que
Jesús oró de rodillas (cf. Lc 22,41), con lo cual, el evangelista nos hace ver una postura de
oración que se dirige al Padre, y que luego va a continuar en todo Occidente .
Sigue el punto medular de la agonía de Jesús, tomemos en cuenta el contexto descrito
en los versículos anteriores. Jesús en una soledad total, con el corazón destrozado, en una
postura (postrado o de rodillas) completamente abierta a hacer la voluntad del Padre, dice
en Mt 26,39 la oración que comienza con el verbo «suplicar» que luego veremos
nuevamente en Hebreos 5,7 «suplicaba así: Padre mío, si es posible, que pase de mí está
copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras tú». Esta es una oración desde las
entrañas de Jesús, ya que no la hace en silencio sino que la dice vocalmente. También,
como veíamos en Jn 17, llama a su Padre «Padre mío», con lo cual demuestra un
sufrimiento en su interior, una súplica a su Padre para que se compadezca. Resulta
interesante analizar más detalladamente esta oración que nos permitirá conocer cómo Jesús
oraba y cómo se debe hacer, «en ningún otro lugar de las Escrituras podemos asomarnos
tan profundamente al misterio interior de Jesús como en la oración del Monte de los
Olivos»20. Ya mencionamos el «Padre mío», vayamos al segundo término «si es posible»,
Jesús demuestra en este aspecto su condición natural, sabe todo lo que tiene que pasar, el
dolor, el sufrimiento, va hasta el fondo de la miseria humana, hasta suda gotas de sangre
(cf. Lc 22,44), su humanidad estaba quebrantada, por eso el miedo de tomar la copa que le
iba a dar el Padre, pero ante este sufrimiento busca hacer la voluntad del Padre, no exige,
sino que acata lo que le diga el Padre, por eso el tercer término «pero no sea como yo
quiero, sino como quieras tú» (Mt 26,39).

19
J. RATZINGER, Jesús de Nazaret, Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, 182
20
J. RATZINGER, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, 186
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 10

«La oración del Getsemaní expresa el acatamiento de la voluntad divina en los dos
añadidos: «si es posible» (Mc 14,35) y «no se hágalo que yo quiero, sino lo que quieres tú»
(Mc 14,36)»21, no hay contraposición entre la voluntad de Jesús y la voluntad de Dios.
Entrando brevemente en la cristología y analizando a Ratzinger en el libro de Jesús de
Nazaret, podemos decir, que la voluntad natural de Jesús siente todo el peso de la cruz, y
por lo tanto, hace la petición de «si es posible», y la voluntad divina hace que se abandone
totalmente a la voluntad del Padre , con lo cual, la primera petición «si es posible» se funde
con la segunda «no sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú», demostrando la unidad en
la persona de Jesús.

1.2) La oración de Jesús en Hebreos 5,7-8

En este primer capítulo nos enfocaremos en el v.7, no intentaremos resolver cuestiones


exegéticas o tratar de resolver cuál fue la intención del autor, ya que para esto existen
estudios al respecto: dos obras de Albert Vanhoye llamados «Un sacerdote diferente» y
«Sacerdotes antiguos, sacerdotes nuevo», otra obra de Samuel Pérez Millos «Comentario
exegético al texto griego del Nuevo Testamento» hay un trabajo de interés del autor Carlos
Zesati Estrada llamado «Hebreos 5,7-8». Lo que nosotros pretendemos es que a través de
las investigaciones exegéticas, históricas y literarias del versículo, obtengamos una riqueza
en contenido que nos permita conocer y describir la oración de Jesús.

1.2.1) Dos aspectos iniciales

Partimos de la expresión «en los días de su carne», fundamental para comprender la oración
de Jesús. Expondremos estos dos aspectos, «días» y «carne», que nos permitirá
contextualizar esta primera expresión, y que nos ayudará, posteriormente, a comprender la
oración de Jesús.
El primer aspecto de esta expresión nos determina el lugar o el tiempo «pero el
autor no parece restringir su perspectiva exclusivamente a un hecho particular. Más bien

21
O. CULLMANN, La oración en el Nuevo Testamento, 69
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 11

quiere evocar, de manera general, toda la pasión de Cristo»22. Esto se desprende de los
elementos que desarrollaremos a continuación.
El segundo aspecto nos determina la persona, que es Jesús, pero también un aspecto
más íntimo «El texto dice literalmente «en los días de su carne» y hace referencia a la
Encarnación. «Carne» es sinónimo de vida mortal, y aquí significa la naturaleza humana de
Cristo»23. Pero según Carlos Zesati Estrada, el autor no solamente nos quiere comunicar la
naturaleza humana de Jesús como algo aislado como una expresión más, sino que es algo
más profundo, nos quiere transmitir la condición humana de Jesús, igual a los demás
hombres. Ya tenemos otro elemento esencial, Jesús fue una persona normal, es decir, fue
una persona que desde su Encarnación, nacimiento y vida, nos muestra que se sometió a la
debilidad de la carne, se sometió a la debilidad del hombre, claro, fue hecho semejante a los
hombres en todos los aspectos, salvo en el pecado (Fil. 2,7), «este sumo sacerdote puede
simpatizar con los hombres porque Él mismo es hombre también»24, que hermoso poder
entender este misterio de Dios, Jesús, la segunda persona de la Santísima Trinidad, se abaja
y se somete a las mismas penas del hombre, como consecuencia, si no comprendemos y
reflexionamos sobre este hecho, se nos va dificultar o entender la oración y las súplicas de
Jesús con poderoso clamor y lágrimas. Por lo tanto, Jesús estuvo sujeto al sufrimiento, a la
corrupción, a la debilidad, pero más profundo y misterioso, estuvo sujeto a la mortalidad,
todo esto producto de su condición humana.

1.2.2) La misericordia

Un aspecto más que podemos obtener de esta expresión, y que es producto de lo


mencionado antes, es la misericordia de Jesús «los versos 7-8 son una clara indicación de
que Cristo, en su camino de dolor, hizo experiencias que lo familiarizaron con la debilidad
humana y posibilitaron en él la compasión»25, la kénosis de Jesús que comienza con el
misterio de la Encarnación, ya nos demuestra la misericordia infinita del Padre que se
refleja en su Hijo Jesús, él al asumir la condición humana vive desde dentro, en su propia

22
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 30
23
FACULTAD DE TEOLOGÍA, Sagrada Biblia X, Epístola a los Hebreos, 145
24
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 274
25
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 100
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 12

carne, la debilidad del hombre y se compadece, asume esta debilidad y la transforma, así
nos muestra un camino. Es el sacerdote misericordioso, que no se desliga de su condición,
ni la rechaza, sino que la toma y la eleva, su misericordia se basa en que se solidariza con
nuestra condición, no lo hace desde afuera, sino desde adentro, lo cual nos sorprende y
valoramos este hecho como la expresión de un amor tan grande:
«ya se nos ha asegurado que Jesús es fiel y misericordioso como sumo sacerdote de
su pueblo, porque fue hecho como sus hermanos en todos los aspectos y que
simpatiza con la debilidad de su pueblo porque él fue expuesto a todas las pruebas y
tentaciones que ellos habían tenido que soportar»26.

1.2.3) La ofrenda de ruegos y súplicas

Ahora nos vamos a detener en una de las expresiones más importante de la perícopa y uno
de los aspectos centrales del presente trabajo: «ofreciendo ruegos (oraciones) y súplicas con
gran clamor y lágrimas». El papa Benedicto XVI en su libro Jesús de Nazaret, nos dice
«que es obvio que el autor no se está refiriendo a un momento determinado como puede ser
en Getsemaní, sino que quiere hacer referencia a toda la Pasión de Jesús desde el Monte de
los Olivos hasta el último grito en la cruz»27; también Carlos Zesati Estrada nos dice que el
autor quiere representar toda la pasión de Cristo bajo la luz de una oración y una ofrenda
sacerdotales, cito: «oraciones y súplicas, clamor poderoso y lágrimas, ofrenda, no tienen
como objeto recordar un episodio histórico preciso, sino expresar la extraordinaria tensión
de la oración de Cristo»28. Estrada hace un análisis detallado de las diferentes argumentos
de diferentes autores y llega a la conclusión que el autor de Hebreos utiliza elementos que
hace referencia a los acontecimientos de Getsemaní y del Calvario, pero lo sobrepasa, ya
que el autor engloba aquellos momentos críticos de Jesús, en esta oración, sintetiza toda la
pasión de Jesús en esta oración. Otro autor que tiene una similar postura es el padre Albert
Vanhoye, nos expone que las oraciones y las súplicas de Jesús nos pudiera hacer recordar el
momento en Getsemaní donde vemos que tanto en el evangelio de Mateo como de Lucas

26
F.F.BRUCE, La Epístola a los Hebreos, 98
27
J.RATZINGER, Jesús de Nazaret. Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, 192
28
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 33
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 13

súplica al Padre «que pase», si es su voluntad, el cáliz que debía beber, hasta cae rostro en
tierra o se arrodilla y suda sangre, pero el autor agrega la expresión «con poderoso clamor y
lágrimas», por lo cual refleja un momento más dramático que se puede relacionar con el
Calvario donde Jesús le dice al Padre por qué lo ha abandonado, por lo tanto, «así pues, la
intención de nuestro autor no es, por lo visto, recordar un episodio concreto de la pasión de
Cristo, sino más bien evocar toda ella en su conjunto»29.
Una vez establecido la contextualización de los exégetas, nos introducimos en la
esencia de esta oración. Me gustaría comenzar citando a Millos:
«Jesús conmocionado en su espíritu lloró como resultado de la tristeza de las
hermanas de su amigo Lázaro (Jn 11,33). Lo hizo también ante la ciudad de
Jerusalén conociendo el futuro de juicio que caería sobre ella (Lc 19,41). Con todo,
ninguno de estos momentos tiene la fuerza suficiente como para identificarlos con la
experiencia a la que alude el versículo»30.
Vamos a tratar de desglosar cada término, para luego verlo en su conjunto, esto nos
permitirá tener un conocimiento más profundo del corazón de Jesús, que es nuestro
objetivo ya que él nos muestra un camino, nada de lo que hace Jesús es un hecho aislado,
tiene un propósito y al mismo tiempo es una enseñanza.
«Los ruegos (δεήζεις, la misma palabra en I Tim 2,1) son las peticiones instantes,
fundadas en la propia indigencia o necesidad. Las súplicas (ἱκεηηρίας) subrayan todavía
más esa actitud de instancia»31. Veamos este momento de Jesús, él oro en varios momentos
de su viva, cuando elige a los doce apóstoles, cuando le da gracias a Dios porque les revela
sus cosas a los humildes, en el Evangelio de Juan, en la oración de despedida, pero no hay
mayor oración, en donde Jesús descubre su corazón como en el momento de Getsemaní,
esa oración es con dolor, es con sufrimiento, no se guarda nada, además, si queremos tener
una mayor comprensión podemos asociar esta oración a los distintos relatos de la agonía
que nos transmite los sinópticos, «los evangelios describen con profundo patetismo la

29
A. VANHOYE, Sacerdotes Antiguos, Sacerdotes Nuevo, 138
30
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 277
31
M. NICOLAU, La Sagrada Escritura. Nuevo Testamento III, 63
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 14

agonía, rodeada de clamor en oración de Jesús en el huerto de Getsemaní (Mt 26, 38-44;
Mc 14, 36-40; Lc 22, 42-44)»32.
Como dice Millos, que a través de los distintos relatos de los evangelios, podemos
obtener unas ciertas características de esta oración de Jesús: fue una oración secreta, ya que,
aunque es con poderoso clamor, la hace sólo con su Padre, sus discípulos están lejos. Fue
una oración humilde, en ningún momento, siendo el Hijo, obliga al Padre a que cumpla con
su petición, además sus posturas, como el estar arrodillado o postrado rostro en tierra, nos
demuestra el respeto que tiene al Padre, fue una oración filial, siempre se dirige al Padre,
sabe que es el único que lo puede escuchar y salvar, también nos demuestra su gran amor al
Padre, fue una oración ferviente. Mateo nos narra que tres veces rezó al Padre, Lucas nos
dice que sudo sangre, en nuestra perícopa, lo hace con poderoso clamor y lágrimas, fue una
oración sumisa, siempre ateniéndose a la voluntad del Padre. Otro aspecto a señalar es el
plural de estos dos verbos que nos muestra la perseverancia de Jesús en su oración al Padre,
es una oración persistente: «la unión de δεήζεις y ἱκεηηρίας se hace para dar mayor énfasis,
para acentuar la urgencia de la súplica y la intensidad de su ardor. El plural subraya la
frecuencia, la insistencia, la duración»33, «el plural indica la repetición de estos ruegos y
súplicas, en consonancia con la oración de Cristo en Getsemaní, cuando oró repetidas
veces»34. Pero antes de los ruegos y súplicas hay un participio muy importante que le da un
matiz especial a estas oraciones: προζενέγκας δεήζεις y ἱκεηηρίας, «ofreciendo ruegos y
súplicas». Igualmente, esta expresión va a ser fundamental para el siguiente capítulo y nos
detendremos con mayor profundidad, en este apartado, solamente lo presentamos para
contextualizar y comprender mejor las oraciones y súplicas de Jesús.

1.2.4) La acción sacerdotal

Por medio de este término, podemos interpretar esta acción de Jesús como una acción
sacerdotal, ya que está ofreciendo al Padre sus ruegos y súplicas «para la Carta, este gritar
y suplicar es el ejercicio del sumo sacerdocio de Jesús. Precisamente en su gritar, llorar y

32
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 277
33
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 123
34
M. NICOLAU, La Sagrada Escritura. Nuevo Testamento III, 63-64
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 15

orar, Jesús hace lo que es propio del sumo sacerdote: Él lleva la zozobra del ser hombre
hacia lo algo, hacia Dios»35, «provocaron en él una oración intensa, que constituyó una
ofrenda sacerdotal»36, «Jesús se exhibe en un sufrimiento extremo y en la muerte, pero este
sufrimiento y agonía son sacerdotales, como lo es su entrega»37, pero es interesante señalar
la argumentación de Carlos Zesati Estrada, él dice que este atributo a Jesús como sumo
sacerdote no puede ser considerado ya en su vida terrestre, sino que este oficio comenzó
una vez que Jesús resucito y fue exaltado a la derecha del Padre, para fundamentarlo toma
otro pasaje de Hebreos, 5, 9-10, en donde dice que Cristo fue nombrado por Dios sumo
sacerdote según el rito de Melquisedec (v.10), después de su perfeccionamiento y
glorificación (v.9), concluye y cito: «el ofrecimiento de oraciones y súplicas durante su
existencia terrena no puede ser considerada como una acción realizada en calidad de sumo
sacerdote»38. Por lo tanto, lo que el autor pretendió mostrar, según Estrada, es que en ese
mismo momento del ofrecimiento de oraciones y súplicas no se convirtió en sumo
sacerdote, sino que estaba en vía de serlo, es decir, Jesús fue preparado, a través de un
proceso, para este oficio, cito: «Cristo aparece no sólo en actitud de suplicante, sino su
oración es presentada a Dios en un gesto de oblación sacerdotal. Su oración es sacerdotal,
sintetiza y presenta a Dios las súplicas de todos los hombres»39.

1.2.5) El clamor y las lágrimas

Una vez presentados estos dos aspectos de esta perícopa, como fueron «ruegos y súplicas»
y «ofreciendo», pasamos, ahora a estudiar y reflexionar los últimos aspectos de la misma.
Esta especificación de los «ruegos y súplicas» nos permitirá obtener o conocer, aún
más, el interior del corazón de Jesús y la situación dramática del momento. μεηὰ κρασγῆς
ἰζτσρᾶς καὶ δακρύων, se traduce «con gran clamor y lágrimas»; no solamente Jesús ofrece
«ruegos y súplicas», sino, que también lo hace con «gran clamor y lágrimas» «para
subrayar la fuerza de Cristo, el autor añade: “con gran clamor y lágrimas”. Según las

35
J. RATZINGER, Jesús de Nazaret, Desde la Entrada en Jerusalén hasta la Resurrección, 193
36
A. VANHOYE, Sacerdotes Antiguos, Sacerdotes Nuevo, 138
37
P JOHN – MC CONNELL, Epístola a los Hebreos, 46
38
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 123
39
Ibid, 128
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 16

enseñanzas de los rabinos había tres grados de oración, cada uno más fuerte que el anterior:
plegaria, gritos y lágrimas»40. Veamos cada uno de estos dos verbos para ver que nos trata
de decir el autor de Jesús, «el clamor refleja la angustia profunda experimentada en la
intimidad de su alma humana»41, «su corazón estaba abrumado dentro de Él; y derramó
toda su angustia en los oídos de su Padre, con vehemente clamor y lágrimas»42.
Imaginémonos a Jesús gritando, porque eso significa la expresión «con gran clamor», cómo
tendría que estar su alma para elevar oraciones y súplicas con gritos, su corazón estaba
desgarrado, su alma estaba sumida en una situación que desborda nuestra comprensión e
imaginación, lo único que se le podría asemejar en su dolor es cuando una mamá pierde a
su hijo «jamás podremos sondear las profundidades de lo que tuvo que sufrir el Señor
Jesús, ni comprender plenamente los alcances de lo que soportó»43, este grito de Jesús nos
muestra la importancia del momento, un momento trascendental. «Las lágrimas manifiestan
el sufrimiento de la confrontación que experimentaba»44, no basta solamente los gritos de
Jesús, también lo hace con lágrimas, uno puede gritarle a Dios por rabia, porque no
entiende lo que le está pasando, en definitiva, puede gritarle como en un plano de reproche,
pero en este caso, Jesús llora, estas lágrimas, si nos atenemos a todo lo descripto
anteriormente, nos muestra, primero de un corazón doliente y malherido, de un corazón
totalmente partido, envuelto en un profundo dolor, no es un dolor externo, pasajero, sino
que está en lo más profundo de sus entrañas «no se trata de dolor físico, que ocurriría más
adelante en el prendimiento, los juicios, los azotes, la corona de espinas y, sobre todo, la
Cruz, el conflicto aquí no es externo, sino interno; no en el cuerpo sino en el alma, esto es,
en lo más profundo de la parte espiritual de Jesús»45, y en segundo, son lágrimas que nos
muestra una total confianza y sumisión a su Padre, no tienen un tono de reproche sino de
querer hacer la voluntad del Padre.

40
FACULTAD DE TEOLOGÍA, Sagrada Biblia X, Epístola a los Hebreos, 146
41
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 277
42
F.B. MEYER, Exposiciones de la Epístola a los Hebreos, 102
43
C.A. MORRIS, Comentario Bíblico del Continente Nuevo, 38
44
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 277
45
Ibid
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 17

1.3) El objeto de la oración

Una vez que hemos analizado y reflexionado la expresión «ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas», nos detendremos ahora en el porqué de esta oración de Jesús, cuál fue
el motivo o la causa de esta oración tan profunda y dolorosa, qué es lo que estaba pidiendo.
Πρὸς ηὸν δσνάμενον ζῴζειν αὐηὸν ἐκ θανάηοσ se traduce al que podía librar de la
muerte; para comprender este aspecto de la oración de Jesús es importante tener en cuenta,
como lo comentamos más arriba con Benedicto XVI, sobre las dos naturalezas de Cristo,
vamos a descubrir que estas dos naturalezas que se dan en la Persona de Cristo no están
divididas, al contrario, están unidas en una sola voluntad, en hacer la voluntad del Padre.
Dos autores de los que estamos estudiando sobre el tema como son Vanhoye y Estrada,
afirman que el autor no dice que Jesús haya pedido no morir, aunque Vanhoye dice que
indirectamente se podría interpretar que Jesús pedía la salvación. Volveremos con Estrada,
pero antes expondremos algunos puntos de Samuel Millos para tener mayores herramientas
para interpretar esta oración, él plantea que es importante hacer la distinción entre el
sentido bíblico y el concepto que nos da la filosofía humana con respecto a la muerte, para
este la muerte es el fin de la existencia, el término de la vida, y por lo tanto, la separación
entre lo material y lo espiritual, en cambio, para la Biblia, la muerte es un estado de
separación, la separación entre Dios y el hombre a causa del pecado, «la oración está
dirigida al Padre por el Hijo Unigénito y expresada desde su condición de hombre»46,
también nos dice que la preposición εκ no indica una preservación de la experiencia sino un
sacar de ella misma, estos puntos, ya nos está dando una aproximación desde donde fue
hecha esta oración, desde cual naturaleza de Jesús, es decir, de su naturaleza humana.
Con respecto a Carlos Zesati Estrada, él realiza un estudio detallado de la misma,
comienza diciendo que la oración de Jesús se puede distinguir dos intenciones
fundamentales, la primera es condicional en la cual pide la conservación de la muerte, la
segunda, es querer hacer la voluntad del Padre, ya que es su mayor deseo porque esto traerá
la salvación al mundo entero. Podemos notar que cuando Cristo debe enfrentar la muerte,

46
S. P. MILLOS, Comentario Exegético al texto griego del Nuevo Testamento, 282
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 18

toda su humanidad se llena de temor, y esto provoca que quiera retroceder ante tan grande
sufrimiento, él sabía que ese momento llegaría, ya que lo podemos constatar en varios
episodios de los evangelios sinópticos, pero cuando llega «la hora», toda la debilidad de la
condición humana se hace presente en Jesús provocando el impulso de querer escapar de la
muerte «en vehemente oración, acompañada de gritos y lágrimas, presenta a Dios los
temores de su naturaleza sensible y le expresa su deseo de ser librado de la muerte»47, pero
en ningún momento le dice al Padre que hacer, sino, al contrario, con una actitud de respeto
y de sumisión, está a la escucha de hacer la voluntad del Padre; siguiendo a otro autor, cito:
«el autor ha dejado un valioso testimonio del realismo de la humanidad de Jesús o, dicho de
otra manera, de las consecuencias de su encarnación. Como los hombres, también Jesús
participó de las mismas: para salvarlos del temor de la muerte»48. (Cf. C. Zesati Estrada,
Hebreos 5, 7-8, 167)

1.3.1) La dinámica de transformación de la plegaria

Hay un punto fundamental, que en el siguiente inciso nos va a ser de mucha utilidad, lo
desarrolla especialmente Vanhoye, aunque también lo mención Estrada, y es la
transformación de la oración «se somete por ello a una fuerza de atracción que, no sin una
lucha dolorosa, realiza en él una transformación»49. Vanhoye parte de que la esencia de la
oración, es decir, el objeto de la oración no está explicitada por el autor, si uno analiza la
agonía de Jesús en los relatos de los evangelios sinópticos, puede descubrir como Jesús
comienza pidiendo al Padre que si es posible le aparte el cáliz que ha de beber, pero, esto es
lo importante, que se haga su voluntad, lo mismo ocurre en Hebreos, para Vanhoye Jesús
realiza la misma acción, está en una situación de extrema angustia que le hace exclamar
«ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas», pero que lentamente se pone en manos de
su Padre para que haga su voluntad, el dolor se va transformando en una ofrenda al Padre,
que es lo que vamos a desarrollar en el segundo capítulo.

47
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 168
48
C. A. MARTÍNEZ, Jesucristo, su persona y su obra en la Carta a los Hebreos, 206
49
A. VANHOYE, Sacerdotes Antiguos, Sacerdotes Nuevo, 141
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 19

Carlos Zesati Estrada cita a Vanhoye de esta manera: «en el curso mismo de la
oración, se realiza una transformación: El que suplica es poco a poco transformado por
Dios: Dios lo transforma en el amor y en el dolor, y por eso mismo se transforma el objeto
de la oración»50, poco a poco Jesús se va configurando con hacer la voluntad del Padre, él
no tiene otra intención, pero esto es doloroso, ya que el cáliz por el cual debe pasar no es
fácil, se opera en él una transformación, por lo cual, lo mismo sucede con el objeto de la
oración. Zesati afirma que la intención inicial de Jesús no desaparece, es decir, «no
renuncia Cristo a pedir la victoria sobre la muerte, pero deja a Dios, con absoluta confianza,
la manera de realizarla. Lo que importa ante todo es la relación con Dios, la unión de
voluntades en el amor»51, algo similar nos relata el evangelista Juan 12,27-28, en donde
está la angustia de Jesús ante la «hora» que llega y dice «mi alma está turbada», luego le
suplica al Padre que lo libere «Padre, sálvame de esta hora», pero viene la lucha interna de
Jesús «¿Qué diré?... ¡Pero, si he llegado a esta hora para esto!», esta oración culmina con
«Padre, glorifica tu nombre», con lo cual vemos como Jesús nos muestra, y lo vive en
propia carne, la debilidad de su humanidad, pero nunca duda del amor del Padre, él sabe
que a través de su oración, su Padre lo escucha, sabe que la única manera de poder seguir
adelante con su sufrimiento es a través de su unión con el Padre, la unión de su voluntad
con la voluntad del Padre, y esto lo lleva a cabo a través de sus «ruegos y súplicas con gran
clamor y lágrimas».
Por lo tanto, el objeto de la oración de Jesús al Padre podría tener dos puntos, uno
interno y otro externo. El primero se puede ver desde la relación del Hijo con su Padre,
Jesús tiene una misión, hacer la voluntad del Padre a través de su muerte en cruz, este
hecho, desde su naturaleza humana, le causa tal temor y angustia, que lo traduce en una
ofrenda, a través de una oración. El segundo es una enseñanza que nos deja a cada uno de
los bautizados, por el cual debemos aprender que en los momentos de angustia, de temor,
debemos mirar a Jesús y seguir su ejemplo, es decir, confiar y entregarse a Dios.

50
C. ESTRADA, Hebreos 5, 7-8, Estudio histórico-exegético, 167
51
Ibid
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 20

1.4) El bautismo y la oración

Después de haber analizado la oración de Jesús en que se traduce en «ruegos y súplicas con
gran clamor y lágrimas», también agregamos la expresión «en los días de su carne», ya que
nos da el contexto pero fundamentalmente la humanidad de Jesús, presentaremos como
últimos aspecto de este primer capítulo una reflexión teológica sobre el modo de ser de la
oración cristiana a partir de la experiencia y de la vivencia de Jesús. A pesar de que la
oración de Jesús de Hebreos 5,7 fue personal, es decir, estaba pidiendo al Padre por sí
mismo, creemos, igualmente, que nos deja una enseñanza, ninguna oración de Jesús es
solamente ocasional o del momento, sino que tiene de trasfondo una lección, Jesús nos
quiere comunicar algo, nos quiere decir algo, él dice «yo soy el camino, la verdad y la
vida» (Jn 14,6), esta oración de Hebreos es un camino que el mismo Jesús nos ha trazado,
en el descubrimiento o clarificación de este aspecto, y en su aprendizaje la oración cristiana
encuentra sabiduría.
Proponemos un elemento como trasfondo: la transformación de la oración de Jesús
que mencionamos y desarrollamos antes a través de Vanhoye y de Estrada.

1.4.1) En el sufrimiento y la esperanza

Partamos primeramente del contexto en el cual Jesús hacia oración, era un momento de
gran sufrimiento para Jesús, de una angustia desgarradora, de un dolor infinito, pero ahí
estaba Jesús haciendo oración; aquellos sentimientos que son propios de la naturaleza
humana ante el peligro de muerte, no hace que Jesús se paralice o desista de su misión, sino
que lo ofrece, es tanto su amor al Padre y a la humanidad, que todo lo que siente lo
transforma en una oración dirigida al Padre. Siempre nuestra oración debe mirar al Padre,
antes las penas, las angustias, los temores, se debe confiar en Dios, así como nos muestra
Jesús, porque él sabía que ante tal sufrimiento, la recompensa sería de un valor infinito, la
Resurrección y la salvación de la humanidad. Este es un aspecto importante ante el
sufrimiento de cualquier persona, la esperanza, saber que si tomamos el sufrimiento y lo
transformamos en una oración al Padre, obtendremos una recompensa inmensa de parte de
Él.
CAP. I: LA ORACIÓN DE JESÚS 21

1.4.2) Perseverancia y reverencia

«Ruegos y súplicas», esta fue la forma de Jesús de orar al Padre, como habíamos notado
más arriba. Estos dos verbos están en plurales, con lo cual el autor nos quiere indicar que la
oración de Jesús fue constante, perseverante, con mucha confianza, pero también nos indica
mucha reverencia, respecto, amor, así es la oración de Jesús, «la oración cristiana es una
participación de Cristo. Yo os he dado el ejemplo, para que vosotros hagáis también como
yo he hecho» (Jn 13,15)»52. Estas dos cualidades debe estar presente en toda oración, la
perseverancia, «la voluntad incondicional de Dios de que oremos la entendió Jesús. De ahí
la reiterada y apremiante invitación a la perseverancia»53, ante el sufrimiento, Jesús ruega
incesantemente, el peligro, el sufrimiento, no lo hace detener en sus oraciones, al contrario,
las intensifica porque sabe de la necesidad que tiene del Padre, son Uno, la oración
constante es lo que hace que estén en comunión. Nuestra oración, siguiendo el ejemplo de
Jesús, debe ser constante, no esporádica, el Padre quiere que estemos unidos por medio de
la oración, así como, de la misma manera, estuvo unido su Hijo.
La segunda cualidad es la reverencia, ya que cuando hacemos oración nos estamos
dirigiendo al Padre, a nuestro Creador, si no hay conciencia a Quien estamos haciendo
oración, podría pasar que la misma se quede solamente en una idea abstracta, en un
pensamiento, o en monólogo, donde solamente nos escuchamos a nosotros mismos. Ante
este peligro real, debemos mirar a Jesús cómo se dirigía al Padre e imitarlo.

1.4.3) Desde el corazón

Algo que impresiona de esta perícopa de Hebreos es como el autor describe la oración de
Jesús con esta expresión «con gran clamor y lágrimas», es una oración que brota desde las

52
J. RIVERA – J. M. IRABURU, Síntesis de espiritualidad católica, 146
53
O. CULLMANN, La oración en el Nuevo Testamento, 55
LA CRUZ DE CRISTO COMO UNA ORACIÓN SACERDOTAL. HEBREOS 5,7-8 22

profundidades de su corazón y que se refleja en sus expresiones, tanto de palabras como de


sus gestos. Cada oración de Jesús al Padre brota de su Sagrado Corazón, no es una oración
sin sentido o vacía, sino que tiene un propósito, en este caso, es mostrar su dolor al Padre,
su sacratísimo corazón está herido, está sufriendo, este dolor le hace gritar y llorar. A través
de este punto, podemos cuestionar nuestra oración, ya que nos permitirá realizar un examen
profundo sobre cómo hacemos oración, si brota de nuestro corazón o son solamente
palabras desprovistas de sentido.
Por lo tanto, todos estos elementos mencionados antes, a partir del ejemplo y de la
experiencia de Jesús, nos permitirán, primero, confrontar de qué manera estamos haciendo
oración, para que, de esta manera, vayamos transformando nuestra oración en una ofrenda
agradable al Padre.

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