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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES

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Tesina de Licenciatura de la Carrera de Psicología

2016

“Adicción y familia, un dispositivo Psicoanalítico”

Un Caso de Estudio M

Tesista: Horno, Marina L.U.: 367285130

Tutora: Cangi, Carmen Legajo N 167.049

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Introducción 4

1. Planteo del problema 5


2. Hipótesis 6
3. Interrogantes a responder 6
4. Marco Teórico 7
5. Metodología 8
6. Estado del Arte 9
Capítulo 1 Psicoanálisis Metodo y teoría 12
Capítulo 2:
2.2 Nuevas Patologías del contexto social 16
2.2 Un Dispositivo Psicoanalítico 20
Capítulo 3: La familia en el dispositivo psicoanalítico de las Adicciones 26
Capítulo 4: La familia en el tratamiento desde el Enfoque Sistémico 29
7. Conclusión 31
8. Bibliografía 36

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Introducción

“Amo al Dios Jano desde siempre. El Dios de las dos caras, la de


la paz y la de la guerra .En la representación clásica Heráclito
siempre está llorando mientras que Demócrito no deja de reírse.
Cualquiera que sea el ángulo desde el que se lo vea, en el momento
en que se les mire, cada uno está siempre igual: Heráclito llora,
Demócrito ríe. No ocurre lo mismo con las dos caras de Jano. La
faz que Jano les presenta depende del espacio y del tiempo, está
en función del lugar en que se está en ese momento o en otro. Su
aspecto incluye la posición de ustedes. Piensen en estas
representaciones de doble imagen que, según el ángulo desde el
que se las mira, tienen dos posturas del mismo personaje. Con los
ojos abiertos o cerrados, con la boca abierta o cerrada.”

Jacques A. Miller, Psicoterapia y Psicoanálisis

Este trabajo intentará, desde la escucha analítica, dar cuenta del lugar que ocupa
hoy la inclusión de las familias en los dispositivos de atención ambulatoria de
pacientes cuyo síntoma se manifiesta en la adicción a un objeto cualquiera sea
éste, (droga, juego o conducta) que resulte nociva para el sujeto. Entendiendo
a estas intervenciones en los tratamientos como un instrumento más al servicio
de la consolidación del proceso terapéutico.

En los tiempos que corren donde es parte de la cotidianeidad escuchar hablar


sobre las problemáticas del consumo y las consecuencias personales, familiares
y sociales que le son atribuídas a aquella relación particular que mantiene el
sujeto con el objeto de consumo, se denota una necesidad imperiosa de
introducirlo en los padeceres subjetivos que atienden los tratamientos
psicoanalíticos. Entendiendo que el lugar del objeto de consumo está siempre
en relación con la particularidad del sujeto, será como podemos ampliar la
escucha y pensar las adicciones más allá de la “droga sustancia”.
Es en determinado contexto histórico y social donde se va a insertar el
tratamiento psicoanalítico, a su vez, el consultante porta una subjetividad única
entrelazada con coordenadas socio-políticas, históricas y familiares que no

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podrán excluirse, sino que se deberá trabajar con las herramientas que estas
proveen y ampliar la visión individualista del tratamiento incluyendo a la familia
del sujeto en el dispositivo. Abordar las adicciones desde la perspectiva
psicoanalítica es tener en cuenta la subjetividad del sujeto en particular
incluyendo en el dispositivo de atención al contexto que impacta y conforma
dicha subjetividad.

Por otro lado, se hará mención a la existencia de otros abordajes posibles para
estas patologías, como es desde la Teoría Sistémica que también incluye en su
abordaje de las adicciones al contexto de la familia nuclear, a través de la
implementación de guías estandarizadas para todos los casos que llegan a
consulta.

Para concluir, se replanteará la necesidad de implementar dispositivos flexibles


e interdisciplinarios que contengan intervenciones que puedan ir cambiando en
base a las necesidades que se presenten y donde cada disciplina pueda
intervenir para abordar al sujeto de manera más compleja y acabada en los
distintos aspectos que mantienen como síntoma aquella relación adictiva.

1. Planteo del problema

Dado que la familia es pensada como un conjunto de subjetividades que


conforman un espacio primario de interrelaciones, con políticas y legalidades
particulares que constituyen al sujeto, es que se requiere visualizar el lugar de la
familia frente al síntoma de quien motiva la consulta y articularlo dentro del
dispositivo psicoanalítico que se construirá a partir de la singularidad de cada
caso.

Freud fue construyendo y modificando la teoría y el método psicoanalíticos a


partir de los interrogantes que su práctica clínica le proponía, así también en
nuestra práctica cotidiana surgen nuevos interrogantes que nos lleva a pensar el
psicoanálisis aplicado a las nuevas presentaciones de los padeceres de la
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época. Para despejar estas cuestiones nos vemos en la necesidad de realizar
un Diagnóstico Situacional y poder así ubicar contextualmente las problemáticas
familiares de los consultantes para avanzar en la dirección de la cura.

Desde la metodología psicoanalítica se tiene en cuenta la sintomatología y el


discurso que trae el paciente a análisis, no obstante surge allí una problemática
dado que no abordar el contexto en el que el paciente se encuentra inmerso,
refiere al contexto familiar y social en el que se desarrolla, no daría como
resultado un cambio en la posición subjetiva.

2. Hipótesis

Teniendo en cuenta la subjetividad de la época, la eficacia de incluir al núcleo


familiar en los dispositivos clínicos psicoanalíticos para el tratamiento de las
Patologías de Consumo.

3. Interrogantes a responder

Un interrogante se nos presenta y es sobre ¿cuál es el actuar del contexto


familiar con respecto a la relación adictiva que mantiene el sujeto? La respuesta
a dicho interrogante nos permitirá abrir espacios donde la escucha no se
circunscribe solo al sujeto tratado sino también se amplíe a todo el conjunto
familiar, dado que éste será pensado como un conjunto de subjetividades que
conforman un espacio primario de interrelaciones, con políticas familiares que
constituyen al sujeto y sostienen, en ciertos casos, el síntoma.
Ello será primordial para poder abordar la singularidad del caso, entendiendo a
la familia como un micro contexto social que deberá tenerse en cuenta para la
constitución del dispositivo que intente abordar la relación adictiva como síntoma

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del paciente que convive con políticas familiares que lo dotan de determinada
significancia subjetiva, social, ideológica y cultural.

Otro interrogante a responder seria ¿cuál es la diferencia entre un abordaje del


contexto familiar que se hace desde la perspectiva Psicoanalítica con respecto
a la Sistémica? Responder a ello nos daría la base para avalar o no la aplicación
de la metodología psicoanalítica también al contexto familiar.

4. Marco Teórico

Este trabajo se inscribe en el marco teórico del Psicoanálisis, teoría y método


desarrollados por S. Freud hacia finales del siglo XIX. A partir de los aportes de
Breuer J., Charcot y Janet, Freud va construyendo la teoría y el método
psicoanalíticos desde la experiencia que le provee el trabajo clínico que realiza
con sus pacientes para aliviar el padecer psíquico.

Así mismo, tomaremos autores actuales como Sierra, J. A. M., Fernández, M. G.


(2009), Romani (2008), Donghi (2009) y Aksenchuk (2006) que nos acercarán al
abordaje de los tratamientos psicoanalíticos aplicados al sujeto, al caso por caso.
Por otro lado, se tomará el Apunte del Curso de O.S.T (2013) para dar cuenta de
otro enfoque, el Sistémico, que también aborda el contexto familiar para el
tratamiento de las adicciones.

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5. Metodología

La metodología utilizada para este propósito es de carácter cualitativo.


Se desarrollará en relación a observaciones realizadas en el contexto académico
del caso del paciente M que permitirán una articulación entre teoría y práctica,
desde el marco teórico psicoanalítico que será resultado de la exploración
bibliográfica a realizar.

El paciente M, se abordará desde la primera entrevista vincular en la cual


participan el padre, la madre, M. y una psicóloga del equipo de tratamiento. Aun
así también se mencionaran particularidades del caso que son de propio
conocimiento, siendo un caso tratado en el contexto académico.

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6. Estado del Arte

En los años 50 el consenso de la práctica psicoanalítica ubicaba la terapia


individual como la utopía, el individuo era abordado desde su consciente hasta
su inconsciente, privando de perturbaciones su espacio terapéutico, tal como
dice Coletti, 1987 “con el fin de salvaguardar la intimidad y preservar la relación
terapéutica”.

Por lo cual las adicciones también serían abordadas desde esta visión
psicoanalítica individual donde el síntoma refiriere a su inconsciente y debe ser
reconducido hasta la conciencia. En este contexto, relativamente adverso,
sostienen Sierra J. A. M y Fernández M. que “comienza a desarrollarse el
movimiento de la terapia familiar” (Sierra, J. A. M., & Fernández, M. G. 2009,
341). Del mismo modo que demuestra la historia de la práctica psicoanalítica es
la práctica la que muestra las limitaciones de la teoría del momento y es allí
donde las modificaciones y replanteamientos surgen. En el tratamiento de las
adicciones comienza a modificarse la forma de abordarlas en parte como
respuesta a las propias limitaciones del tratamiento individual y por otra parte
para proporcionar una solución más efectiva ante ese tipo de padecimientos.

Posteriormente, en la década de los 70 y 80 comienzan a aparecer los primeros


trabajos de investigación que avivan el interés en el campo. Tal como sostienen
Cancrini, Stanton y Tood (1982) “en los primeros estudios el principio básico
consiste en asumir que el abuso de drogas acaba siendo un eje central alrededor
del cual se organiza la vida de las familias, y que por lo tanto cualquier solución
a largo plazo requiere que la familia colabore y se implique en el tratamiento.”
(Sierra, J. A. M., & Fernández, M. G. 2009, 342) Considerar a la familia instituye
un cambio en el modo de conceptualizar la Adicción como patología del sujeto
pero también se piensa en relación a la familia que como unidad funcional
permite a los profesionales de la salud mental pensar en Programas de tipo
Ambulatorio, con ingresos hospitalarios breves, o programas residenciales de
corta duración, lo cual en la Nueva Ley de Salud Mental se encuentra como un
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programa necesario salvo en casos de daños a terceros o uno mismo donde un
comité de profesionales de distintas profesiones pide la internación.

Esto supone que cada vez más los pacientes en estos programas permanecen
en sus hogares, es decir, pasarán la mayor cantidad de tiempo posible con su
familia, por lo cual dotaría de importancia a aquellos terceros como la familia
tanto para la decisión de entrar al tratamiento, como para continuar con el mismo.
“Recientes avances en la investigación y la práctica han puesto de manifiesto la
eficacia de las intervenciones de la familia en el tratamiento de adicciones, la
incorporación de terceros en el proceso de consulta ha sido apoyada por
estudios empíricos que muestran que el compromiso de la familia y de los amigos
en el proceso de tratamiento de personas con problemas de adicción adquiere
una gran importancia” (Copello, Oxford, Hodgson, Tober, & Barret, 2002, citados
en Copello et al., 2006, 2). Así, por ejemplo, se ha visto que “pacientes que viven
en pareja o con amigos y/o familiares tienen tres veces más probabilidades de
entrar a tratamiento que los que viven en otro tipo de entorno” (Lloyd et al., 2005
Copello et al., 2006, 2). Los 'otros significativos' pueden jugar un rol
preponderante tanto en la decisión de entrar a tratamiento como en la
continuidad del proceso de tratamiento.
La composición familiar se ha asociado también con el consumo de drogas, en
un estudio efectuado por el DIF (Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de
la Familia, México) y la UNICEF (2001)” son las grandes organizaciones
sociales, la familia y la escuela, las que siguen ejerciendo una influencia
considerable en las prácticas de consumo. Otros estudios han mostrado
claramente como la supervisión paterna y las normas familiares protegen al
menor por ejemplo del abuso de alcohol.”

Se han desarrollado una gran diversidad de enfoques y técnicas que llevan a


cabo terapias que involucran el contexto familiar ya sean Constructivistas,
construccionistas o también enfoques sistémicos. En cuanto al enfoque
psicoanalítico, se comienza a plantear la necesidad de una perspectiva aplicada
al caso por caso desde la escucha psicoanalítica, donde sería el sujeto quien
busque de forma activa poner en palabras aquella relación particular que tiene
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con el objeto o la actividad con la cual tiene una relación adictiva, y también su
posición como sujeto.

En el contexto actual, de las grandes transiciones demográficas y sociales, “las


adicciones presentan nuevos retos, los contextos no son estáticos y constituyen
sistemas de interacción y la familia, que es uno de ellos, de manera paralela está
contenida dentro de un sistema mucho más amplio: lo social”. (Rodríguez, C.,
Moreno, S. K., Cáceres, C. F., de Operación, D. G. A., García, P. D. J. Á. P., de
Administración, D. G. A., & Soto, V. M. M. 1987)

Palabras claves: Patología del consumo – Diagnostico Situacional - Dispositivo


Psicoanalítico – Núcleo Familiar

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Capítulo 1

1.1 Psicoanálisis: Método y Teoría

Freud explora los alcances de la época con respecto al método para tratar
síntomas histéricos, lo cuales no referían deberse a una causa orgánica. En 1885
viaja a Paris a estudiar con Charcot, quien buscaba dar cuenta de la génesis de
la histeria, que como Breuer prestaba atención a la Gran neurosis, la cual
constaba de una parálisis del trauma. Dicho trauma seria para Charcot
equiparable a la Sugestión Verbal, lo cual demostró en una experimentación
donde hipnotizaba a una paciente y le inducía un trauma a partir de una
representación que el mismo le formó en el momento de la sugestión.

Freud también conoció los trabajos de Janet, quien fue discípulo de Charcot y
que investigaba los fenómenos postraumáticos donde los pacientes realizaban
trabajos durante un trance y luego no recordaban el trauma. Para Freud dicho
método no surge efecto en todas las personas, ya que no todas logran ser
hipnotizadas ni se lograría dar cuenta de qué caracteriza a la histeria, como para
diferenciarla de las otras neurosis.

Por otro lado Breuer (1893) utilizaba el método hipnótico para la curación de
síntomas histéricos causados por un sobresalto o sea un trauma psíquico
cargado de un intenso afecto, por la vía de la búsqueda y la abreacción de los
síntomas en estado de trance.

Freud y Breuer trabajan juntos y de sus investigaciones con Breuer surge que
los síntomas histéricos poseen un sentido y que el descubrimiento por parte del
paciente de dicho sentido provocaría la supresión del síntoma. Estas
investigaciones son publicadas en forma conjunta en Estudios sobre la histeria
(1893-1895) Sobre el mecanismo psíquico de los fenómenos histéricos,
Comunicación preliminar, (1893). Ante un acontecimiento que el sujeto vive
como traumático a modo de defensa lo reprime, el afecto bloqueado y ligado al
trauma produce un síntoma. El mecanismo de la defensa, como universal en el
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ser humano, se da por los conflictos intrapsíquicos, dando cuenta de ello los
síntomas histéricos, a modo de síntomas conversivos, que se conformaban
como producto de la defensa, resultando una solución de compromiso.

Freud, por su parte, comienza a desarrollar la idea de la existencia de una


instancia que se encontraría por fuera de la conciencia, que luego llamaría
inconsciente, donde se alojaría la representación patógena y su afecto que no
había sido descargado oportunamente por resultar inconciliable para el yo del
sujeto. Es decir, una instancia psíquica que entra en el medio de toda escena
pero donde las personas no deciden de manera consciente y racional lo que se
desarrolla allí.

Con el aporte de los descubrimientos de la época sobre la energía desarrolló el


concepto de Libido, refiriéndose a un monto de energía psíquica. Así da forma a
un modelo de aparato psíquico que funciona con dicha energía que circula entre
las distintas instancias psíquicas (Yo, Superyó, Ello) El conflicto reprimido
generado entre estas instancias psíquicas retorna en el síntoma y requiere ser
elaborado.

Freud instaura la metodología psicoanalítica que por medio de la Asociación


Libre el sujeto debía decir todo lo que se le cruzara por la mente, sin tapujo
alguno. En el trabajo analítico con el paciente a partir de estas asociaciones y
mediante la Interpretación o la Construcción Psicoanalítica, según requiera el
caso, llegar a lo oculto, lo traumático, dando cuenta de la naturaleza penosa de
los recuerdos que se suscitaban. Para que dicha asociación libre pueda ser
escuchada al modo psicoanalítico es necesario que el profesional cuente con la
capacidad de sostener una Atención Parejamente Flotante para captar “los
traspiés” del inconsciente como pueden ser los fallidos, los lapsus, lo que se dice
en un análisis. Por lo tanto, la terapia debía consistir en superar aquella
resistencia, mantenidas por la defensa del aparato ante lo traumático, por vía de
asociaciones en el trabajo analítico.

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Al comienzo utilizaba el artificio de la presión de su mano contra la frente del
paciente como método de sugestión para favorecer el trascurrir de las
asociaciones por medio de una imagen o una palabra y se le solicitaba hablar de
ello sin reserva alguna. Esta maniobra también llamada como “hipnosis
momentánea reforzada”, ayudaba a disociar la atención del enfermo de su
búsqueda y la mediación consciente. Aun así en sus desarrollos, Freud admite
que el procedimiento de la presión en la frente es posible que no promueva
reminiscencia alguna, por lo cual indica la importancia de las aptitudes de la
persona del médico y también la importancia de lo que él llama "transferencia"
se crean en el mismo encuentro terapéutico. La terapia consiste por lo tanto en
disolver las resistencias y así facilitar la circulación del camino por un ámbito
antes bloqueado.

Los desarrollos teóricos de Freud respecto a la constitución del aparato psíquico


del ser humano contienen no solo una visión intrapsíquica sino también una
visión que se podría llamar social. Lo intersubjetivo tiene para Freud efectos en
la constitución del psiquismo y en especial a lo refiere como identificación con el
objeto y luego a la constitución de la instancia del Superyo en el psiquismo
humano.

Lo que respecta a la identificación primordial de la que habla Freud, y luego


retoma Lacan, da cuenta del encuentro con el lenguaje que es algo que lo
precede, que es de carácter simbólico al cual uno se deberá adaptar, “El hombre
está poseído efectivamente por el discurso de la ley..."

Luego se sucede otra, que sería la identificación primaria con la madre, siendo
esta la forma más originaria de ligazón afectiva con un objeto que pasará a
sustituir una ligazón libidinosa de objeto en el Complejo de Edipo por vía
regresiva mediante proyección de objeto en el yo.

Con respecto al Superyo, Freud lo define como una formación de compromiso


entre dos instancias, el Ello y el Yo, donde al no poder investir a la madre como
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objeto de deseo queda sedimentado como cicatriz del Complejo de Edipo e
inviste a sus padres identificándose de modo asexuado, reteniendo los mandatos
familiares a modo de imperativos que inquieren en el Yo. La pulsión de
destrucción sale al exterior, inviste a los objetos primordiales y al resignarlos
vuelven al Superyo que retorna acrecentado en lo que podría decirse como una
relación más estrecha con el Ello, dado que conserva las investiduras de objeto
en las exigencias del Superyo y conserva en ello cierta satisfacción pulsional.

Freud (1929) sostenía que cuanto más se intenta cumplir con el ideal social y
desterrar las pulsiones, más intransigente se torna el Superyó con el sujeto. Se
podría decir entonces, que las exigencias de la cultura no hacen sino más que
retroalimentar las pulsiones que se pretendían expulsar.

En esta corriente la "culpa", concepto de gran desarrollo tanto en Freud como en


Lacan, sería mucho más que un sentimiento, se trata de una posición estructural
del sujeto que, como “ser-en-deuda”, esto es, “ser-en-falta”, nunca puede
responder a todo el ordenamiento de la ley y de la lengua, siempre algunos pasos
perdidos del hablante se han de demostrar que la ley toda... toda completa, no
puede ser dicha. De allí la culpa inconsciente, esa falta ignorada por el sujeto
que le remuerde desde su conciencia moral.

Sin la culpa el sujeto carecería de soporte para sostener la subjetividad y el lazo


social.

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Capítulo 2

2.1 Nuevas Patologías del contexto social

El psicoanálisis debe abordar las llamadas nuevas patologías que surgen con la
postmodernidad, tal como sostiene Aksenchuk, R (2006) el sujeto que vive en la
actualidad no es el mismo del que hablaba Freud en sus escritos del siglo
pasado, surgieron nuevas nominaciones para el despliegue de la angustia. Y
será ante esta diversidad de nuevos caracteres que refiere el “nuevo” sujeto con
el contexto en el que se enmarca, es que se plantearía la necesidad de ampliar
el psicoanálisis para poder dar cuenta también de las nuevas patologías o
nominaciones.

Las “Patologías de Consumo”, como las llama Donghi (2006), abarcan una gran
variedad de problemáticas como la drogadicción, ludopatía y serán entendidas
como aquellas patologías en las que el sujeto mantiene una relación particular
con un objeto o actividad que se da de modo desmedido y que se llama
habitualmente relación adictiva. Es una de esas “nuevas” patologías o
nominaciones de las que hablaba Aksenchuk, R (2006), que abordaba la
corriente psicoanalítica como un síntoma pero que no será el del sentido dado
que no se articula al inconsciente transferencial, sino que se trata de una “fuga
del sentido que lo confronta con el agujero de lo real del goce” del que habla
Lacan (2006), por lo cual resisten a interrogarse por su goce.

La “persona adicta” no logra por si solo dar un sentido a su relación con aquel
objeto o actividad, porque sus palabras han sido sustituidas por una relación que
tapona el libre discurrir de la cadena significante, por lo cual lo deja en un lugar
donde no cabe preguntarse sobre ello. La relación adictiva de un sujeto con un
objeto puede encontrarse en todas las formas de cultura y en todas las
estructuras clínicas ya sea en la neurosis, la psicosis o en la perversión.

Por lo tanto, se podría decir que se trata de una temática de gran complejidad
por el entrecruzamiento que se suscita entre el objeto en cuestión, la singularidad
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y la referencia social que se tiene sobre las relaciones adictivas que se las llama
Patologías de Consumo.

Se puede situar el caso de M., un joven de dieciocho años de clase media alta
que convive con su núcleo familiar compuesto por la madre, el padre y tres
hermanos, un varón y dos mujeres, una de ellas deja la carrera de psicología
faltándole 3 finales para recibirse y la otra es médica pediatra.

A poco de cumplir los 18 años M protagoniza una serie de hechos violentos tanto
con sus hermanos como con sus padres. La familia de M comienza a preguntarse
“¿qué le pasa a M.? Antes era muy tranquilo y no molestaba” por lo que deciden
consultar. A partir de una entrevista de admisión en el marco del Diagnóstico
Situacional podemos referirnos al “antes”. La madre de M dice que su hijo no
trabaja ni estudia y que le gusta mucho la música electrónica. Cada sábado
llevaba a su hijo a la casa de un amigo donde lo dejaban con los instrumentos
“yo le decía el Templo, porque iba todas las semanas, era como una religión”
agrega “hace una semana me contó que ahí se permitía de todo, si bien se
encontraba allí el padre del amigo, en esa casa había droga, alcohol y
prostitución” M dice que el mismo día que cumple 18 años decide, por propia
convicción, dejar de consumir, consumía pastillas, alcohol y marihuana.

A partir de esta entrevista se puede dar cuenta de la existencia de cierta


identificación de M. con los amigos, no solo como soporte para sostener su
subjetividad diferenciándose de la familia sino también como referencia al lazo
social que funciona en todo adolescente que busca reafirmar su independencia
con sus pares y a la vez frente a ellos.

Freud conceptualiza la existencia de identificaciones que se dan en el contexto


social donde también podrían surgir a raíz de cualquier comunidad, que llegue a
percibirse en una persona que no es objeto de las pulsiones sexuales. Lo
nombrado forma parte de las relaciones culturales que hacen que las pulsiones
de Eros y de Muerte no se desplieguen completamente, sino que luchen entre

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ellas constantemente y es este para Freud el contenido esencial de la vida en
general.
La relación particular de M. con sus amigos, trae aparejado un consenso con
respecto al consumo de drogas, dando por permitido y hasta inocuo dicho uso
recreativo de sustancias, de modo que dicha práctica caracterizaba sus
encuentros como grupo de pertenencia.

En parte, aquello refiere también a una marca histórico-social donde todo es de


fácil acceso, por lo cual para el grupo etario adolescente es algo que circula en
el entorno cercano, en ese contexto es que M. le comentó a la madre sobre su
pensamiento acerca de los beneficios de fumar marihuana. A los 15 años del
paciente se enteraron que consumía “porro, lo encontré en la mochila, me lo
mostraba, lo dejaba en la mesa de luz, luchó mucho por mostrarnos que era
sano”.

Según lo observado en la entrevista en la familia de M. el padre no era una figura


que intervenía en las problemáticas, se sentó con los brazos cruzados sin emitir
sonido solo esbozaba gestos faciales mientras que la madre era quien llevaba la
voz cantante durante toda la entrevista renegando del no actuar de su marido.
Cuando se intervine en la entrevista sobre esta la relación particular entre padre
y madre surge “una anécdota” sobre un hecho sumamente violento ocurrido
entre ellos en un avión a la vista de todo el pasaje pero no fue algo a lo cual ellos
dieron trascendencia. Es en esta disfuncionalidad familiar donde impactan los
hechos violentos que M. presentaba el último tiempo, lo cual fue anudado al
consumo de sustancias ya que llegan a consulta haciendo responsable al objeto
de consumo por tal comportamiento y actos violentos. Lo elocuente es que solo
les resultó perturbador y problemático el consumo de M una vez que el joven
presentó episodios violentos en su abstinencia dado que antes “no molestaba,
es un chico tranquilo,” tal como sus padres dicen en la entrevista.

De este modo, el contexto social en el que se instaura una práctica es una


variable que impacta en ella, es que se puede repensar lo postulado por Freud
(1930) donde en estos tiempos de actualidad la modalidad del malestar se podría
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decir que es la modalidad del Superyó "cultural", el programa del superyó ya no
es ético sino un constante empuje al goce. Por lo tanto quizás, sostiene
Aksenchuk, R. (2006) el rasgo de la época no es el malestar en la cultura sino el
“impasse ético”. Donde la globalización del mercado, tenga consecuencias en
este superyó cultural, portador de la tradición, arrasando con las
particularidades, y correlativamente retornando a través de regionalismos y
fundamentalismos. La mundialización del discurso actual dejaría al sujeto sin
Otro regulador.

Como expresa Aksenchuk, R. “Nuevas nominaciones como bulimia, anorexia,


adicciones, ataques de pánico, depresiones, fenómenos psicosomáticos,
melancolizaciones, y otras subjetividades emblemáticas del despliegue de la
angustia en esta época configuran mal-estares que no pasan por la grilla del
inconsciente, en tanto no se generan sobre ellos enigma alguno que posibilite la
emergencia de interrogantes que lance al sujeto a la cadena de significante.
Extinción del síntoma como mensaje dirigido al Otro ya que ese Otro, en tanto
arbitrario por su emancipación respecto de la ley, patentiza la angustia”.
(
Aksenchuk, R. 2006, 1), Ya no se trataría de la elaboración subjetiva del
padecer de la que habla Freud (1976)

En este sentido, en la adicción el objeto o conducta adictiva viene a ocupar el


centro de la escena con fundamento en el “Discurso Capitalista” del que habla
Lacan (1972) como nueva forma de síntoma en la medida en que define al sujeto
en su práctica.

Es la etiqueta del “Soy adicto…” que produce que el goce no se dialectize, más
bien se fija al taponar la causa del deseo por la invasión de productos del
mercado, la creencia de un acceso directo y pleno al objeto o conducta en
cuestión. Al estilo de Lacan se podría decir que surge un nuevo marcador, un
nuevo Otro: el Mercado como regulador de todas las relaciones.

Pero es en el trabajo del Dispositivo Psicoanalítico a partir de la escucha


singularizada donde se hace visible que no todas las relaciones adictivas tienen
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la misma conformación. Existe una implicancia subjetiva en estas patologías
también, lo cual es clave para el abordaje psicoanalítico dado que el
taponamiento que produce aquella relación adictiva da la ilusión de tapar la falta
que es intrínseca de cada sujeto y la cual debe reconocerse para poder dar paso
a la incertidumbre del neurótico. Aún a pesar de la exacerbación pulsional que el
superyó instauraría con goce autista y sin freno por medio del fetichismo de
objetos y bienes como goce en sí mismo. En este sentido, el dispositivo
psicoanalítico aplicado a tratar la subjetividad del sujeto, buscara poner en
relación el objeto o actividad singular de cada sujeto, siendo la fijación al objeto
o conducta adictiva lo que dificulta el desplazamiento metonímico necesario para
localizar la función nominativa del goce de la que habla Lacan como necesaria
para la aparición del sujeto. Se trata de propiciar una intervención, explicitar e
historizar el tránsito pulsional.

Se podría decir que en esta época, es el mercado el que introduce


constantemente objetos de goce de todo tipo, los cuales se ofrecen listos para
consumir, donde el superyó llevaría solo el nombre del objeto que se consume
sin dejar lugar a la construcción de un síntoma.

La forma de considerar un problema, de escucharlo al modo psicoanalítico, es el


que ofrece una posición ética en un tratamiento, donde el dispositivo que se
plantee servirá como herramienta del tratamiento, para que ese sujeto sea quien
de forma activa busque que hacer con lo que le sucede, para que pueda
formularse aquello que no pudo poner en palabras y que era taponado por un
objeto o rotulo de ser adicto.

2.2 Un dispositivo psicoanalítico

Entendiendo las adicciones como la relación particular de un sujeto con un


objeto, son las particularidades del caso lo que marca la directriz del tratamiento.
Desde la perspectiva del psicoanálisis no se trata de “aplicar” el dispositivo
clásico inventado por Freud a comienzos del siglo XX al tratamiento de las
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llamadas nuevas patologías, sino que se trata de pensar dispositivos diferentes,
adaptados a la época y al sujeto “portador” de la sintomatología. Incluir a la
familia en dichos dispositivos abriendo espacios paralelos tanto individuales
como vinculares y familiares, para que las problemáticas en las que se
encuentran implicados sean escuchas con “atención parejamente flotante”.

Para ello, se debe tener en cuenta los conceptos de Alicia Donghi al plantear
el Trípode Diagnostico Situacional – Dispositivo – Tratamiento (2006, 57).

A partir del Diagnóstico Situacional mismo se dará inicio al tratamiento y se


trabajará esta relación adictiva particular que el sujeto mantiene con un objeto o
actividad que se comprenderá en la compleja red de factores de riesgo
relacionados, esto es en cuanto a la persona en si misma (factores biológicos,
psicológicos y sociales) y con el ambiente familiar, social y ecológico, para crear
desde allí un dispositivo que retenga las cualidades específicas del caso.

Teniendo en cuenta esta compleja red de factores surge la necesidad del trabajo
en equipos interdisciplinarios que permita pensar estratégicamente las
intervenciones de los profesionales de los diversos discursos presentes. “Se
particulariza una relación no-jerárquica entre las diversas prácticas de discurso.
En lugar de una cadena de comando, un sistema de relevos. En vez de una
estructura arborescente, en donde el tratamiento psicoanalítico individual ocupe
el lugar “ideal” con respecto a las otras prácticas de discurso (que no serían
psicoanálisis “en el sentido estricto”), una organización transversalizada de
interpenetración intradiscursiva. Prácticas como el acompañamiento terapéutico,
la medicación, el tratamiento familiar, los grupos terapéuticos y talleres de
reflexión, así como las reuniones de equipo pueden ser leídas como recursos
para la fundamentación desde el discurso analítico como lazo social.” (Donghi,
2006,56)

En entrevistas individuales, familiares y vinculares en el marco del Diagnóstico


Situacional Interdisciplinario es donde primeramente el discurso se despliega y
donde la palabra que circula causa la escucha analítica que podrá dar cuenta
21
de la relación que un sujeto mantiene con su objeto adictivo y la situación de la
que surge la patología de consumo.

A su vez, la apertura de espacios paralelos refiere al requerimiento del caso por


caso, aparte de la terapia individual del sujeto que mantiene la relación adictiva
en cuestión, también se podrían abrir espacios individuales para determinados
integrantes de la familia que al entender de los profesionales intervinientes lo
requieran, al igual que un espacio vincular para el sujeto y su familia.

Es en el Diagnóstico Situacional que se piensa un tratamiento posible para cada


caso particular, con abordaje psicoanalítico interdisciplinario donde el trabajo
horizontal convoca al dialogo entre las distintas disciplinas incorporando así otras
perspectivas para poder evaluar las intervenciones inmediatas o urgentes que
la problemática del sujeto en cuestión requiera. Dado que en la práctica cotidiana
actual podremos encontrarnos con un caso en el que el sujeto presente riesgo
de vida ya sea por su desborde emocional, por su peso en los desórdenes de la
alimentación o por el consumo sin límite en las adicciones, es importante contar,
además de los psicólogos, con la intervención de médicos clínicos, psiquiatras,
nutricionistas y acompañantes terapéuticos. Los miembros del equipo tratante
mantienen una fluida comunicación entre sí, a la vez que se reúnen
periódicamente en el espacio de Supervisión Institucional para trabajar los
avatares del tratamiento.

A partir de la información recabada en el Diagnóstico Situacional se confecciona


el Dispositivo propiamente dicho, que es la forma en que serán vinculadas las
distintas instancias del tratamiento específico para el caso en cuestión, esto debe
ir fluyendo según surjan las necesidades; es decir que el dispositivo es dinámico
y flexible. Por ejemplo la apertura de espacios vinculares una vez por semana, o
espacios individuales para ciertos miembros de la familia que deben ser
dispuestos en determinado momento del tratamiento pueden ser modificados en
otro momento según el criterio de los profesionales intervinientes.

22
En el caso de M., la primera entrevista fue realizada individualmente con una
psicóloga del equipo que sigue siendo su terapeuta con una transferencia
positiva instaurada. Otro día, le siguió una entrevista vincular que se realizó con
los padres del joven y otra psicóloga del equipo. Y fue a través de ambas
entrevistas, de lo observado y escuchado en ellas, que se repensó en otras
instancias el tratamiento para M. Fue durante la Supervisión Institucional con el
equipo interdisciplinario del Centro, que se pensó sería viable conformar un
dispositivo que abriese también un espacio individual para la madre de M y seguir
a su vez con las entrevistas vinculares a medida que se vaya precisando rever
la forma en que se relacionan los integrantes de la familia.

Así se sostiene la idea de la posibilidad de una implicación familiar en la relación


adictiva de M., y que una intervención sobre las políticas familiares pueden ser
necesarias en casos como este, donde se irían destacando los roles que se
encuentran vigentes y sobre cómo se transita la experiencia familiar donde
pueden irse rompiendo los pactos crónicos de funcionamiento.

La construcción del dispositivo con todas las herramientas que se puedan pensar
a partir del Diagnóstico Situacional serán útiles al fundar el campo de
intervención para que se logre interponer un tiempo de pensar el caso antes del
acto inmediato; donde cada disciplina forme parte del dispositivo y del discurso
analítico y habite también la situación en la que interviene, como en el caso de
M. donde se intervino con el psiquiatra para estabilizar a M con la medicación y
posibilitar la entrada al tratamiento analítico.

Desde el aporte profesional psicoanalítico se debe ir escuchando con atención


parejamente flotante todo aquello que surja para poder en primer lugar dar
cuenta del lugar al que viene el objeto o conducta adictiva, si es un lugar de
tapón; si existen co-adictos que sostengan y signifiquen aquella relación adictiva
y obtengan cierta ganancia secundaria dentro del contexto del sujeto.

Dado que las adicciones las pensamos como un síntoma trans-estructural por
presentarse en todas las estructuras psíquicas el diagnóstico estructural es otra
23
cuestión a tener en cuenta dentro del diagnóstico situacional. Identificar el lugar
y función del objeto en la estructura nos indica la dirección de la cura debiendo
trabajarse distinto dependiendo de cuál estructura se trate. En el caso M. luego
de un tiempo de escucha atenta y prevenida de ciertos fenómenos que aparecían
en su discurso se pudo confirmar lo que se venía pensando en cuanto a su
estructura, que el objeto droga ocupaba el lugar de muleta en la estructura
psicótica, y dichos fenómenos no eran producto del consumo y que su
“convicción” de dejar completamente el consumo en forma abrupta al cumplir 18
años desencadenó el des-anudamiento supletorio. Cabe hacer aquí una breve
referencia a las llamadas Patologías Duales. Según la Asociación Dual de Madrid
la definición más extendida de Patología Dual “es aquella que incide en el
concepto de comorbilidad de una enfermedad psiquiátrica y una adicción”.

Comorbilidad refleja un cuadro clínico desde una perspectiva descriptiva y hasta


cierto punto estática: dos situaciones existen coetáneamente en un momento
determinado” (http://www.patologiadual.com/index.html) Entonces, poder
determinar si se trata de un delirio patológico o una consecuencia del consumo
cuando un paciente se presenta al momento de la consulta con estos fenómenos
así como distinguir causas orgánicas de causas psicológicas; diferenciar factores
predisponentes de la causa, el inicio, y el curso aporta información necesaria
para llevar a cabo el diagnóstico que dé cuenta de la estructura o patología
específica y pensar el tratamiento acorde a ella y orientar posibles
intervenciones.

Otro caso distinto seria el trabajar la relación adictiva en un neurótico donde a


partir de la compulsión de repetición se pone en práctica el dispositivo por medio
de la transferencia y la contratransferencia.

Existen distintas modalidades de tratamiento para estas nuevas patologías


algunas tendrán una estrecha relación con la orientación institucional que se
maneje y otras con los modelos vigentes que refiera la época.

24
Actualmente ha tenido auge un modelo como referente en el tratamiento de las
adicciones, el Modelo de Reducción de Daños (Donghi 2006, 80), que tiene en
cuenta la descompensación neurobiológica de un paciente dependiente al objeto
o conducta con la cual se mantiene la relación adictiva. Posibilitan situar pasos
intermedios a la abstinencia, revisando las dificultades derivadas de los ideales
totalizadores y ayudando así a personalizar cada consumo para “hacerlo hablar”,
tomando en cuenta la diversidad tanto de objetos, conductas, como de
necesidades.
Como dice Zinberg “no se puede disociar completamente la sustancia o la
actividad con la cual se mantiene la relación adictiva del sujeto y el contexto
donde se da el acto” (Romani 2008, 13), siendo dado en un marco histórico con
determinadas definiciones sociales, culturales, económicas y políticas que se
elaboran discuten y negocian allí. Es así que no podría pensarse la relación
adictiva de M. sin tener en cuenta que “el templo” se tornó un lugar de encuentro
y consumo para M. y sus amigos; sus padres lo llevaban sin preguntar que
hacían allí ni como se volvería.

Por lo tanto el problema no es el objeto o la conducta adictiva en si, como se


plantea desde el modelo prohibicionista que plantea la abstinencia como regla
para comenzar el tratamiento, sino que la relación particular que el sujeto
establece con el objeto o la conducta es lo que lo convierte en tóxico, el síntoma
muestra toda su toxicidad cuando está separado de los sentidos, el sujeto no
puede decir que le pasa con aquello, como sostiene Le Poulichet (1990) dado
que ello provoca la “desaparición del sujeto en el lugar donde falla la
significación”.

25
Capítulo 3

La familia en el Dispositivo Psicoanalítico de las Adicciones

No hay sujeto fuera de su época, es decir no podría pensarse la subjetividad


descontextualizada del momento en el que ella se desarrolla. Del mismo modo,
“el adicto” ha ocupado distintos lugares y funciones en la sociedad y retomando
lo dicho en el apartado anterior, las adicciones son a su vez un producto de la
sociedad contemporánea, una sociedad en la que el consumo rige como una de
las políticas principales y por lo tanto no podría pensarse un tratamiento de estas
patologías, un abordaje, por fuera de ello.

El dispositivo analítico que debe emprenderse para las adicciones, debe trabajar
tanto con el contexto social como con el micro contexto que rodean e implican
allí al paciente.

El micro contexto refiere aquí a la familia con la que el paciente convive, la que
a veces es la que introduce el motivo de consulta al romperse los pactos
familiares inconscientes que hasta ese momento se encontraban vigentes.

En el caso de M. el problema sobre el consumo llega a consulta tras su


abstinencia, por los episodios violentos que protagoniza pero no antes de ello,
cuando la relación adictiva se daba, dado que tal como dijeron sus padres “no
molestaba”; pese a que los vínculos familiares eran de gran tensión y
desencuentro entre los miembros. Así es como llegan en busca de un tratamiento
para el sujeto-problema, el individuo que necesita “tratar-se” y se podría decir
que a su vez llega como el causante de la fractura en las políticas familiares
vigentes hasta ese momento.

En estos casos donde, tras el Diagnostico Situacional, se tiene a la familia como


“alguien” más para abordar desde el tratamiento, debe pensarse en el enlace

26
transferencial que no podría darse solo con el paciente sino también con todo el
núcleo familiar que da cuenta, de forma activa o pasiva el padecer del problema.
La familia, por lo tanto, se plantea aquí como un núcleo de intersubjetividades
que conviven en un tiempo y espacio, que se encuentran organizados en roles y
vínculos determinados con un modo de coexistencia económico, social y cultural
común. Con todo un funcionamiento que dota de identidad a sus participantes,
dado que las relaciones se rigen bajo mitos y ritos familiares inconscientes que
dan cuenta de una estructura ideológica constituida por políticas familiares
específicas.

En el Diagnóstico Situacional será también donde se escuche la posición de la


familia del paciente con respecto a aquella relación adictiva, será donde se
visualicen las tensiones, los pactos, la forma de relacionarse entre los sujetos y
donde se divise también la posible existencia de co-adictos como personas que
sostienen la relación adictiva y obtengan cierta ganancia secundaria dentro del
contexto del sujeto. En el caso M. la familia vivenciaba problemas maritales con
escenas violentas frente a los hijos pero la consulta en primera instancia solo es
para que el chico-problema sea “curado”. La relación familiar se da con muchas
tensiones y agresiones entre ellos, particularmente entre los padres, pero a
consulta la familia llega preocupada por los episodios de M. “el hijo que se droga”
y refieren que escenas como esas nunca habían sucedido antes. Pero en
entrevistas posteriores la madre habla de la forma de comunicación de la familia
y da cuenta de diversas escenas violentas donde todos los integrantes participan
de tal actuar.

Es así, que cada familia adopta un modo particular de vincularse y también


habrá que ponerlo a trabajar, ya sea como parte de la red asistencial en lo
transferencial del paciente con la terapia dado que implica un vínculo singular
entre el analista, el analizante y así también debe instaurarse con el núcleo
familiar para sostener el análisis dado que el “psicoanálisis toma por objeto de la
cura a la misma transferencia” (Donghi 2009, 91) Por lo cual, no existe lugar para
la prescripción de las intervenciones adecuadas del analista, ni guía formal para
tratar problemáticas como las adicciones dada su gran complejidad al ser
27
sostenida no solo por el sujeto en su relación particular con el objeto o actividad,
sino también por las implicancias familiares que intervienen allí.
En ocasiones la misma red familiar puede ser la que motive la entrada del sujeto
al tratamiento o bien puede ser lo que lo obstaculice al hacerse visible su
implicancia en la problemática del sujeto o poniendo trabas al discurrir del
tratamiento. En el dispositivo pensado para el tratamiento de M. se habilitó un
espacio individual para la madre y otro espacio para las entrevistas vinculares,
dada la implicancia y participación de los integrantes de la familia en la
sintomatología no solo debía abordarse al sujeto como unidad sino también
acompañar los vínculos e interacciones familiares que lo rodeaban. Esto
evidencia la flexibilidad del dispositivo implementado.

El análisis en las adicciones, por lo tanto debería darse en el interjuego entre un


análisis psicoanalítico individual, del sujeto como portador de un aparato
psíquico que “produce” determinados síntomas ante el conflicto intrapsíquico que
se suscita. Y, por otro lado, el sujeto que al estar ínter relacionado con un grupo
de personas que constituyen su núcleo familiar, dotan de significación el paso
por la vida y del mismo modo la relación particular con el objeto o conducta, tanto
para sostenerlo con la indiferencia como para sostenerlo por la persecución.

Todo material que entra en la consulta debería, por lo tanto, organizarse de modo
dinámico y flexible en relación a la problemática del paciente, para ello debería
poderse escuchar la problemática percibida desde todos los consultantes y co-
construir allí un síntoma psicoanalítico dando lugar a la pregunta que genere la
demanda de saber en cada integrante de la familia abriendo espacios para que
estas demandas sean escuchadas y puestas a trabajar

28
Capítulo 4:

La familia en el tratamiento desde otro enfoque: Teoría Sistémica

Desde la Teoría Sistémica las problemáticas que puedan surgir en uno o más de
los miembros de una familia que convive no puede pensarse sin una mirada del
entorno familiar, sin una comprensión clara sobre la búsqueda homeostática que
cada familia pugna por recuperar, aunque está homeostasis no sea sinónimo de
funcionalidad; sin la observancia de las coaliciones y las relaciones trianguladas,
etcétera, no parece posible poder contribuir a erradicar la adicción y promover el
crecimiento familiar, para que la familia pueda arribar hacia otros estadios de su
ciclo vital, desarrollando también herramientas más autónomas en los padres
con la finalidad de que puedan enfrentar sus conflictos conyugales.

Para ese fin existen Manuales con fundamento descriptivo que descansa en la
experiencia acumulada de la práctica clínica de atención de las adicciones tanto
de atención residencial como ambulatoria, y desde ahí, se trata de elucidar
ciertas características que se presentan con mayor frecuencia en este tipo de
sistemas familiares sus pautas de interacción y relación muy propias que las
definen, así como sus historias de dolor y sufrimiento que impresionan y que son
características de estos sistemas familiares.

Se trata de herramienta de apoyo para quien lo consulte, ya que contiene una


breve descripción de referentes teóricos de escuelas y enfoques de terapia
familiar y las técnicas terapéuticas que utilizan, generalmente se interviene sobre
cómo reacciona o interactúa la familia.

Una de las primeras metas terapéuticas para las que se trabaja es en el logro de
la abstinencia del consumo de sustancias, para ello se promueve que la familia
no tolere las conductas adictivas por medio de dinámicas que se plantean en la
terapia.
29
En esta línea se llevan a cabo las llamadas Comunidades Terapéuticas, donde
también pueden situarse los enfoques cognitivo – conductuales.

En estas comunidades suelen realizarse recopilaciones de las experiencias


surgidas en la coordinación de grupos de familiares de pacientes en el
tratamiento por adicción y generalmente se pueden divisar cuatro espacios para
trabajar con familia como pueden ser la coordinación de tratamiento, psicoterapia
familiar /pareja, grupo de terapia multifamiliar y grupo de
padres/parejas/hermanos.

En dichos espacios puede trabajarse sobre temáticas particulares de cada


familia, compartir experiencias vividas por ellos y brindarlas a los otros grupos,
así mismo se dispone tiempo para trabajar sobre indicaciones terapéuticas,
pautas para una mejor convivencia como puede ser la búsqueda de soluciones
con respecto al manejo del dinero y del tiempo, entre otros.

Los objetivos principales son curar al adicto por medio de la abstinencia,


resignificar el vínculo familiar, fortalecer lazos afectivos, revisar los códigos
comunicacionales y reflexionar sobre las formas de interaccionar. Se disponen
talleres que mantienen al adicto activo y donde son supervisados por
coordinadores de ex adictos que son formados tras su recuperación
generalmente en la misma institución donde se trataron para seguir la misma
línea y ser portadores de la experiencia de la cura.

En este tipo de comunidades si bien existe la terapia individual se crean hábitos


que se imparten a todos por igual por la condición de ser adictos, lo cual es
visualizado como el camino a la cura.

30
CONCLUSION

Se podría decir que en las sociedades industriales, la prevención se forja sobre


todo en el campo de la salud pública a partir del siglo XIX, con objetivos de
mejorar las resistencias de las personas ante las condiciones amenazantes para
su salud, disminuir la virulencia del agente patógeno y modificar el contexto
ambiental creando barreras entre los factores de riesgo y la población.

Pero a partir de lo expuesto en la presente tesina, es de considerar que en las


coordenadas actuales es la Cultura misma la que funciona como Otro, poniendo
a disposición del sujeto los objetos de consumo pudiendo ser llamados como los
nuevos síntomas, dado que en su práctica empujan al sujeto a cierta indistinción
del deseo y el goce, procurando que ese objeto material como puede ser el
comprar ropa de manera desbordada, jugar naipes sin tener en cuenta nada
más, entre otras mostrando de que ello es lo que puede completar “el agujero de
la castración” del sujeto.

Por lo cual se puede pensar que se posibilita un lugar donde todos seriamos
potenciales adictos como símbolo de “hiper-adaptación” al modelo cultural
masificado.

Es así que la estrecha relación con el objeto o las conductas resulta ser una
forma de subjetividad estandarizada, pero debe tenerse en cuenta que
patologías como anorexia, bulimia, adicciones no tienen una aparición reciente,
pero lo que sí lo son, son las coordenadas de la época, la del consumidor lo cual
re significan el hecho en sí.

Un ejemplo de aquella referencia epocal que condiciona en cierta manera la


visión que se tiene del sujeto seria la relevancia que adquiere hoy en día el
discurso periodístico de los Medios Masivos de Comunicación que tienen una
gran impronta en las subjetividades actuales. Y es en este discurso donde suele
culparse a la relación particular con el objeto o conducta por los hechos, por
ejemplo delictivos que las personas pudiesen ocasionar, o también nombran a la
31
adicción fuera del contexto en el que se enmarcan para responsabilizar a las
legislaciones que dejan en libertad al “adicto”. Si bien no es el objetivo de esta
tesina pedir una lectura diferente de los medios masivos de comunicación, se
podría pensar la eficacia de nombrar a la persona para posicionarlo
subjetivamente como responsable de aquel actuar. Porque pensar al sujeto
como “el adicto” que actúa de determinada manera por la conducta adictiva no
es reconocerlo como sujeto, sino como aquello que consume, dejando de lado
el por qué y para qué el sujeto consume.

Será desde un dispositivo psicoanalítico aplicado y dinámico que se lleve a cabo


el tratamiento de estas nuevas patologías trans-estructurales donde no deberá
plantearse una perspectiva dicotómica de bueno-malo sobre las relaciones
adictivas, sino que debe plantearse una perspectiva ampliada que tenga en
cuenta el contexto en el que se enmarca el sujeto que tiene la relación particular
de carácter adictivo.

Se deberá tener en cuenta los desarrollos de Freud sobre un ser que constituye
su psiquismo a partir de interacciones primarias y sociales, teniendo a la vez en
cuenta que las nuevas subjetividades requieren estar en relación con el marco
del contexto en el que se encuentran inmersos y que para ello la familia se
encuentre también incluida en el dispositivo analítico. Con el requerimiento de
también poseer como profesional la habilidad suficiente para reconocer e
intervenir en las políticas familiares con el objetivo de deconstruir y reconstruir la
organización vigente del “goce” y reconocer la responsabilidad implicada de cada
uno de los miembros de la familia en la patología presentada en uno de ellos,
que es situado como el paciente.

Esto mismo puede ponerse en relación con el modelo de Reducción de Daños


como modo de ampliar el reduccionismo y el prohibicionismo que puede ser una
vía sustentable para abandonar una metodología que aplique el diagnóstico
diferencial y de abstinencia que ubicaban al objeto o conducta adictiva como la
causa de la patología, para lo cual debiese regularse el objeto o conducta en vez
de apuntar a la problemática como un carácter subjetivo a ser escuchado.
32
Desde la perspectiva en la se ha trabajado esta tesina, es que se promueve el
trabajar atendiendo toda la complejidad del sujeto y por lo tanto también con la
micro cultura del grupo familiar con la que convive, desde un modelo
Interdisciplinario donde los dispositivos son enriquecidos por diferentes aportes
de otras disciplinas y la abierta colaboración que no cierre las puertas al
intercambio de experiencias y miradas en el campo de la salud. Y más aún, hoy
en día con la nueva Ley de Salud Mental que instaura la necesidad de conformar
grupos interdisciplinarios para llevar a cabo el trabajo en conjunto con
antropólogos, psicólogos, trabajadores sociales y médicos.

Hoy en día se podría decir que “existe cierta perplejidad, preocupación e interés
por estas nuevas patologías en los profesionales de la salud, y también en los
responsables de las leyes, la jurisprudencia y la conducción política, donde se
hace difícil resolver el problema del sujeto de derecho, respecto de la
responsabilidad y las decisiones a tomar en cada uno de estos campos” (Donghi
A. 2012).

Desde el ámbito clínico analítico es por vía de la palabra por la cual debe
buscarse que el paciente pueda faltar a la cita con el objeto o conducta que lo
gobierna y abrir entonces, un espacio de creación de su propia historia, de
construcción del lazo social, en definitiva de responsabilizarse de su posición de
Sujeto.

Por otro lado, al replantear las características de la época que trascurre es que
se torna primordial en la práctica de la profesión, la validez de la cura que tiene
su apoyatura en la red reguladora de goce que implica el trípode del que habla
Rodriguez que es la” necesidad de análisis, de supervisión y de una formación
conceptual correspondiente y actualizada” (Donghi 2009, 98). Ya que uno mismo
se encuentra atravesado por la vorágine de la globalización mercantilista y podría
hacer grandes estragos en la subjetividad del paciente si no se sostuviera en
dicho trípode. Donde también siempre se pone en juego el deseo del analista
que habla de la posición libidinal del sujeto profesional.
33
Cada vez que nos encontremos con un sujeto por más sin sentido que presente
su síntoma no hay que ceder en buscar la significación en el marco de su historia
subjetiva. Desde el primer momento el psicoanálisis busca intervenir, no con el
fin de volver al síntoma freudiano del sentido sino de ubicar ese “núcleo de goce
singular del sujeto” del que hablo Lacan y orientarnos en esa singularidad para
poder transformar lo que se mantiene inamovible del síntoma que domina al
sujeto, en un punto de singularidad con el cual podrá arreglársela en la vida. La
metodología psicoanalítica permite poder abordar y dar respuesta a las
patologías que se presentan hoy en día.

Se trata de propiciar una intervención, explicitar e historizar el transito pulsional


del paciente y para ello es que esta tesina plantea que una forma de trabajar en
el dispositivo analítico, en base a lo recabado en el diagnostico situacional, sea
el trabajo con la familia nuclear con la que convive el sujeto. En el caso de M.
pudo observarse en entrevistas posteriores como el abrir un espacio individual
para la madre ayudo a quitar tensiones sobre el paciente y quizás pensarla como
co-adicta. La aplicación de un método psicoanalíticos ampliado y dinámico que
tuvo en cuenta su contexto social, histórico y familiar pudo desalojar la relación
adictiva con la droga-sustancia del foco del problema y poner a trabajar los
significantes que quedaban tapados por aquel rotulo identificatorio de “el adicto”,
“el problemático”. Del mismo modo, en otras sesiones se pudo trabajar sobre las
identificaciones que lo sostenían allí, ya sean las referidas al contexto familiar
con respecto al lugar que ocupa en aquel conjunto de subjetividades, y como es
posicionado con respecto a las expectativas paternas. Así mismo también se
revió aquellas brindadas por el grupo social de pares que se suscitaban en “El
Templo” con conductas de consumo en relación a la música. Desde allí se pudo
interrogar lo inamovible, para tomar la palabra sobre su posicionamiento.

Desde otros marcos teóricos también se ha explorado como se aborda la familia


y se trabajan situaciones particulares de cada familia, ligadas a la historia y a los
vínculos entre miembros de la familia. También existe la configuración de grupos

34
de terapia multifamiliar donde cada familia, según determinados marcos, tiene la
oportunidad de visualizarse a sí misma a través de las otras.
Así este tipo de enfoques que ponen a jugar las interrelaciones del contexto
familiar aplican intervenciones para responder la problemática desde la
generalidad de ella, esto es dado por las dinámicas que se encuentran
estereotipadas para abordar aquello que llega y que fue esquematizado por la
experiencia de la práctica con resultados favorables, por lo cual se imparte al
consultante que llegue.

En ese punto es ante el que esta tesina propone el abordaje psicoanalítico


ampliado y dinámico, que será pensado desde dispositivos interdisciplinarios
donde cada disciplina tenga un aporte constitutivo del tratamiento, y donde el
enfoque psicoanalítico sea el que ponga foco a las problemáticas subjetivas para
lograr alojar la sintomatología del paciente desde la concepción de que cada
caso requerirá un abordaje específico. Para ello es que se tendrá que escuchar
también a la familia con la que convive el sujeto, dada la importancia que el
contexto macro y micro social que tienen sobre este tipo de patologías, las
adicciones.

Se espera poder alojar al sujeto y no abordar el tratamiento desde la anulación


del objeto o conducta entendiéndolo como causante del malestar. Por otro lado,
será de gran importancia que se siga trabajando en conjunto con los avances
sociológicos, dado que ningún sujeto puede ser pensado por fuera de ello,
repercutiendo no solo en el paciente sino también en el terapeuta y las
modalidades de abordaje.

35
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 Revista Electrónica de la Facultad de Psicología de la
UBA, Año 2 – Número 3 – Junio de 2012. Artículo de
Alicia Donghi “Perspectivas Sobre adicciones:
¿causas y efectos?”: “Lógica interdisciplinaria y
aplicaciones del psicoanálisis” Pág. 15

38
ANEXO

Informe Entrevista Vincular

Agosto 2014

Información General del Caso

Marcos es un paciente de 18 años quien llega a la institución


por derivación de un médico psiquiatra conocido de la
familia, el cual lo había atendido previamente. Concurre a
AABRA acompañado por sus padres, y con una serie de
estudios que dicho médico le habría indicado.

Su grupo familiar está constituido por sus padres: Mónica y


Jorge (52 años), y sus tres hermanos: Laura (29 años,
psicóloga), María (médica) y Nicolás (22 años, estudiante
de derecho).

La primera entrevista de admisión la realiza una psicóloga


junto al Psiquiatra de la institución, en la que están
presentes M. y sus padres. Se propone un espacio de terapia
individual para M. dos veces por semana y una primera
entrevista vincular para el matrimonio. A su vez el
psiquiatra indica medicación para el paciente.

Se sabe, a partir de estos primeros encuentros, que el


paciente presentaba un policonsumo de sustancias, el cual
decide recientemente abandonar al cumplir sus 18 años.
Refiere estar en abstinencia desde entonces y por momentos
escuchar voces.

Entrevista Vincular

La entrevista vincular es llevada a cabo por una psicóloga y

39
a la misma asisten L. y J., padres de M.

La psicóloga comienza la entrevista preguntando cómo


están, cómo estuvo M.. Responde la madre haciendo
referencia a la medicación que le dio el psiquiatra, y dice:
“hizo un vuelco importante”. Comenta que cuando llegaron
a la institución M. “escuchaba voces”, las cuales dejó de
escuchar. También refiere que al paciente le agrado su
terapeuta.

 El paciente comenzó a trabajar en la empresa familiar con


el padre

L. dice que esa mañana M. no había ido a trabajar porque


tuvieron turno al médico para realizar los estudios que le
solicitaron. Al finalizar los mismos pasaron por la empresa
y no saben porque pero M. comenzó a enojarse y decir que
todos eran “hipócritas”…insultó a sus padres y a los
empleados. A raíz de esto, como indicó el psiquiatra, la
madre le dio una pastilla y M. le dijo “vos me das esto para
doparme”.

La psicóloga pregunta si aceptó y tomó la medicación, M.


responde que "sí". Continúa diciendo que ella lo ve mejor y
agrega "antes me eructaba en la cara delante de
cualquiera"...

El padre del paciente por su parte refiere que: "Cuando


consumía estaba en paz”; “Pienso que cuando consumía
estaba mejor...tenía una actitud más tranquila...ahora se
encontró con la realidad"

La psicóloga le pregunta "¿Cuál es la realidad?"

Jorge responde: "Que lo otro era malo...se ha desnudado la


verdad de lo que tenía oculto".

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A continuación comenta que M. dice que la droga lo dejo
en un estado que él mismo refiere como un "Me limó la
cabeza". Y asegura "Hoy está en abstinencia total, está
enojado, le hemos cortado las drogas"

 El matrimonio cuenta que el paciente está enojado porque


quiere ver a sus amigos

Respecto de los amigos de M. dicen que estos no viven en


su barrio (barrio privado), sino que son de otro lado. Y
sostienen:

J.:- "No lo dejamos tener contacto"

L- "Los conozco a todos"...y cuenta que Marcos les dice


"Estoy solo quiero volver a ver a mis amigos"

 La psicóloga les pregunta cuándo comenzó con el consumo


de drogas

La madre dice:- "A los 15 años...porro".

Y ante la pregunta "¿Cómo se enteraron que consumía?"


agrega:- "Lo encontré en la mochila...me lo mostraba...lo
dejaba en la mesa de luz". Asegura que lucho mucho por
mostrarles que era sano.

 Se piensan actividades que el paciente podría realizar.


Ambos padres buscan deportes pero asegurando que ya han
intentado que vaya y que M. no se interesa por ninguno. La
psicóloga interviene diciendo:- "Le gusta la música"

L.:- "La música que le gusta es la electrónica... Cuando


está mal la escucha y se pone peor"

J.:- "La música electrónica es la música de la droga"

El padre sostiene que ellos no pueden volver a "confiar" en

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M. (haciendo referencia a la música). Dice que ellos
confiaron y ya se equivocaron una vez.

L. dice:- "Decime cómo hago yo para todo el día estar


controlando que no consuma".

La madre comenta que en su momento L. estudió música.

La psicóloga pregunta:- "¿Qué más le gusta?" Se menciona


el "AutoCAD", comentan que el paciente estuvo haciendo
un curso, pero no se hace ninguna otra referencia al
respecto.

J. asegura que "Antes le interesaban más cosas...con la


droga perdió interés. Ahora medio que lo obligamos"... Y
agrega:- "Ahora trabaja"..."Cuando no quiere ir a trabajar
arma unos quilombos..."

La madre interrumpe a J. y le dice a la psicóloga:- "Vos


sabes que tengo miedo"

J.:- "No puede estar solo con ella en la casa"

M.:- "A mí me vuelve loca...si salgo me dice: dónde estás,


cuándo venís"

 Se le pregunta cómo era la relación de ella con el paciente


antes, y responde:-"Antes la relación era excelente...es
más, antes teníamos una relación con mi marido mala y él
quería que nos separemos"

Refiriéndose al conflicto matrimonial y la situación actual


de M. agrega:-"Pero tengo cuatro hijos, no me siento
culpable"

 El Templo

L. comienza a contar que los días sábados llevaban a M. a

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la casa de un amigo, donde lo dejaban con los instrumentos.
Respecto de este lugar de encuentros la madre dice:- "Yo le
decía el Templo". Al preguntarle por qué lo llamaba así
responde:- "Porque iba todos los fines de semana, porque
era como la religión"...

Y agrega "Hace una semana me contó que ahí se permitía


todo..." Comenta que el paciente le dijo que, si bien en la
casa de este amigo se encontraba el padre, en esa casa había
"alcohol, droga y prostitución".

J.:- "El error nuestro fue confiar demasiado, pensábamos


que era un porro pero no a nivel pastillas"..."La conducta
le cambió en abstinencia"..."Lo que pasaba, pasaba, y
nosotros no sabíamos que pasaba"...."No hay un libro de
cómo ser padres"

 L. recuerda una conversación que tuvo con el paciente


mientras lo llevaba a su clase de natación.

Cuenta que cuando conducían hacia la clase de natación


recibieron una llamada donde le avisaban que la clase se
suspendía porque estaban sin luz en la pileta. Ante esta
noticia el paciente le dice a la madre que era una lástima ya
que no iba a poder ver a X, y dice "Esta para violarla". L.
refiere que su respuesta ante los dichos de su hijo fue

L.:- "A mí me hablas con respeto".

M.:- "Al final no sos mi amiga"

L.:- "No soy tu amiga, soy tu madre"

 La psicóloga les pregunta qué edad tenía M. en el momento


que el matrimonio refiere que tenían problemas de pareja

En ese momento a L. le suena el celular, lo busca en su

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cartera y corta la llamada...comienza a mandar mensaje de
texto; J. responde a la pregunta diciendo :-
"diez...once...nueve años...no nos acordamos"..."De las
cosas malas no nos acordamos".

L.:- "Él y yo no funcionábamos como matrimonio, era una


pelea continua". Sigue mandando mensaje y su marido le
dice "Apagalo"

L. cuenta que su padre golpeaba mucho a su madre y dice:-


"sin embargo no me dedico a la droga, a la prostitución, al
alcohol..."

J.:- "Nosotros a Marcos le dedicábamos el tiempo"

 La psicóloga les pregunta si M. alguna vez hizo


tratamiento. La madre refiere que hizo tratamiento a los 15
años [no tengo más notas al respecto]

L.: -“A él le ha pegado fuerte la agresión” (Refiriéndose a


que a M. le afecto más que a sus hermanos la situación
familiar)

 Se relatan dos situaciones vividas en la ruta, el clima de la


conversación se tensa

Situación A: El padre conducía para llevar a M. al médico.


Al preguntarle la dirección del mismo el paciente dice que
no sabe dónde queda. Llaman a L., quien se había quedado
en su casa para pedirle la dirección. Según cuenta la madre
el celular con el cual M. la llamó quedo abierto y pudo
escuchar los gritos de su marido agrediendo al paciente;
situación que hizo que en un estado de nervios salga en su
auto tras ellos.

L.: -“Yo me podría haber matado en la ruta”…”Hay


momentos en la vida que digo tengo que parar”…Mira a su
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marido y dice: “Él es un soberbio”

J.:- “Pero vos también le gritas mamita”…”El a mí no me


va a dar clases de vida con 18 años. Yo tengo 52 y tengo
una familia, y he mantenido a toda mi familia…los he hecho
estudiar”… “Yo le impongo respeto”… “Yo tengo un
montón de cosas, sólo le digo colabora con un ‘tengo que
ir al médico’ y que anote la dirección”

Situación B: La madre conducía en la ruta y M. tomó el


volante pudiendo haber provocado un accidente [dicha
situación fue solo mencionada, no tengo más notas al
respecto]

L.:- “Pero tiene una patología”

J.:- “Vos le has pegado más que yo”

L.- “¿Pegado?”

J.-“bueno, gritado… Vos gritas diez y yo una”

L. comenta que hasta ha propuesto en su momento realizar

terapia familiar

J.- “Lo que yo te pido es que no me desautorices” - Sostiene


que cuando se arman conflictos con M. en su casa él le dice
algo y la madre lo desautoriza.

L.:- “Es que Ignoro la situación… no sé si es patología o


capricho. Yo no tengo todos los títulos de la vida colgados
como vos”

 Se les pregunta si hicieron terapia alguna vez

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L. cuenta que ella hizo terapia por “ataques de pánico”.
También mencionó que el año pasado por un acuerdo que
hizo con su marido, el cual consistía en que si ella dejaba
algo Jorge accedía a ir a terapia, fueron juntos a un par de
veces a terapia de pareja. dijo:- L. “El doctor se enojó y
dijo divorciate…me lo dijo a mí y lo dijo delante de él
también”

J.:- “Ella en la casa no lo puede tener, por eso yo me lo


llevo todos los días” (Refiriéndose al paciente)

 La psicóloga rescata el hecho de que M. haya dejado de


consumir por propia voluntad. A su vez les propone que, al
espacio de terapia individual del paciente, sumen un
espacio de terapia individual para L, otro del. pareja y
algunas entrevistas con J. solo. Se menciona la posible
frecuencia de los mismos.

L.- “Sí, sería re lindo”… “Darle un corte definitivo a lo que


fue malo” L. abre su bolso y toma una pastilla. Si bien no
llegamos a ver si es un fármaco anteriormente en la
entrevista había nombrado que últimamente estaba nerviosa
y que estaba tomando calmantes

J. sostiene que él estaría de acuerdo pero dice:- “Si me


levanto todos los días y pienso en lo que hice ayer no puedo
pensar en el mañana… en el futuro”… “Yo corro todo el
día…yo no tengo tiempo”

L. le dice a su marido:- “A vos te pasan cosas y te afectan


hasta cierto punto y después te olvidas”

 J. en la entrevista mencionó que había “falta de respeto” de


sus hijos hacia L. La psicóloga le pregunta cómo es la

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relación de ella con sus hijos

L.:- “Con Nicolás dejé que sucedieran cosas que no debí


haber dejado…caprichos impresionantes. No tiene valores,
no le importa lo de su hermano…Se muda hoy, con
unos…..impresionantes [dijo algo así como ‘con unas
pretensiones impresionantes’]… Con un poco de ayuda del
padre”… “Le dije a Susana [contacto con AABRA] yo no
tengo las ganas, ni la capacidad para ayudarlo. El gran
enojo mío es no darle un poquito de atención a su hermano.
Está con una chica que tiene problemas con la justicia,
todos la conocen….Se va a vivir solo, no sé si se va con
ella”.

Psicóloga:- “¿Y con tus hijas cómo es la relación?”

L.:- “Con María, la médica, excelente. Ella está pendiente


de su padre, de mí y de su hermano. Y con Laura bien”.
Cuenta que a Laura le pide cosas, como que lleve a Marcos
al cine, o que salgan un poco y que ella siempre le dice que
no puede, que está ocupada.

 Se indaga sobre cómo es la relación de J. con sus hijos

J.:- “Con Laura y Nicolás bien, trabajamos todo el día


juntos”

Respecto de la situación de Nicolás cuenta que le dice:-


“Creo que no es la persona que te sirve”…”Andate a vivir
solo…que sea independiente” “Pero es él el que se tiene
que dar cuenta de las cosas” Y agrega:- “Yo me fui a los
trece, catorce años de mi casa”

J. refiriéndose a Nicolás:-“Es sano, hace deportes”

L.:- “Toma anabólicos”

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J.:- “Bueeeno, le gustan los músculos”

L:- “Pero lo alteran”

J. :- “Todos de alteran por algo”

La psicóloga le pregunta a J. como es la relación con su otra


hija, por María.

J.:- “con María bien”

Comienzan a hablar de Laura. El matrimonio cuenta que


tiene 29 años, que es psicóloga pero que nunca ejerció como
tal, ni quiere hacerlo. Trabaja en la empresa del padre y hace
dos años se había ido a vivir sola. J. :- “La ayudamos para
que se vaya a vivir sola”. Mónica dice que en ese momento
Laura tenía una relación con un chico del barrio privado en
el que viven que tenía “deficiencia”, era “paciente
psiquiátrico”. Ambos padres manifiestan que a ellos no les
gustaba esa relación. Según cuentan el joven “tomaba
muchas drogas” y tenía “tics”; entre los que nombran el
comerse las pestañas, cejas y uñas. Mantenían una relación
violenta. L. dice:- “Se pegaban con todo”

Se marca el hecho de que tanto Nicolás como Laura deciden


irse a vivir solos cuando sus padres no aceptan a sus parejas
y comienzan a cuestionar su relación. Y que a pesar de que
estos no están de acuerdo con el modo en que ambos
realizan la salida exogámica, los ayudaron para concretar la
misma.

Supervisión del Caso

 La psicóloga de M. cuenta que la madre del paciente busca


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entablar diálogos en privado con ella para “contarle algunas
cosas de M.”. Lo hizo en la sala de espera mientas
aguardaba la entrevista vincular, y al finalizar la misma
también pidió que la llamaran, debiendo la licenciada
retirarse por unos minutos de la reunión de supervisión. En
ambas oportunidades se le marca a la madre del paciente
que debe manifestar cualquier inquietud en el espacio de
terapia vincular, o próximamente en su espacio, ya que con
la Lic. del espacio vincular y equipo trabajan juntos en el
caso.

 Se señala que M. decide por propia voluntad dejar el


policonsumo al cumplir sus 18 años. Se “despide” del
mismo un día sábado (última vez que consumió) y cumplía
los 18 años el lunes siguiente.

La psicóloga cuenta que el paciente trajo a terapia el dato


de que sus padres se conocieron un día sábado y que se
casaron un día lunes.

 A partir de la entrevista vincular se pudo tener más datos de


como es el funcionamiento familiar. Se considera que el
padre es un hombre agresivo, y que la madre necesita
terapia individual.

 Comienzan a evaluar una posible internación breve ya que


piensan que hubo indicadores de “riesgo real e inminente”
para él, como para terceros. Dichos indicadores: la situación
en que conducía su madre por la ruta y M. tomo el volante
pudiendo haber provocado un accidente; la manifestación
de miedo por parte de sus padres de que el paciente este solo
en la casa con su madre; la expresión del “está para violarla”
refiriéndose a la joven de la clase de natación”

 Tratan de analizar cuál es el punto en que el paciente

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desencadena, aun no lo pueden ubicar con precisión.

 Se decide introducir la figura del acompañante terapéutico


en el dispositivo ya que buscan dar lugar a su interés por la
música electrónica, actividad que los padres creen
inapropiada para el paciente. M. quiere escribir letras de
canciones y los profesionales creen que puede ser una
actividad positiva para el tratamiento.

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