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CAPÍTULO I
LA ATRIBUCIÓN
1. Atribución / Predicación
1.1.-En la conciencia de los gramáticos ha estado siempre presente la inevitable relación entre
las estructuras de los grupos A y B:
A B
‒Dios vive ‒Dios es viviente
‒El árbol florece ‒El árbol es floreciente
‒El café amarga ‒El café es amargo (Alarcos)
‒Juan trabaja ‒Juan es trabajador
‒El niño estudia ‒El niño es estudiante.
Son los racionalistas, asentados sobre un sedimento claramente influenciado por la lógica,
quienes introducen, dentro de la lingüística, la distinción verbo adjetivo (grupo A) / verbo
sustantivo (grupo B). Como tal la hallamos en El Brocense (1976,255), la Grammaire générale
et raisonné de Port Royal de Arnauld y Lancelot (1980,177-178) y, posteriormente en la
Grammaire genérale... de Nicolas Beauzée (1974,405).
En su explicación, los racionalistas hacían derivar las secuencias (A) de los decursos (B),
los verbos predicativos de los atributivos. "El fundamento de todos los verbos es el verbo
sustantivo… Propia y verdaderamente el verbo es el verbo sustantivo, aunque se oponga
incluso César Escalígero..." (Brocense, 1976,255 ). Según los redactores de la Logique de Port-
Royal, el verbo tendría por única y verdadera función unir ¡os dos términos de una proposición
(sujeto y predicado) (Arnauld-Lancelot, 1980,176J. Sólo el verbo ser mantiene esta simplicidad
en su forma de tercera persona del presente est. Los verbos adjetivos serían el resultado de
abreviar cópula + atributo en una sola palabra (Ibid.): "pero, por más que toda proposición
debe necesariamente de contener estas tres cosas, sin embargo, ..., ésta puede no tener más
que dos palabras o incluso una sola. Porque, como los hombres quieren abreviar sus discursos,
han construido infinidad de palabras que significan unidas la afirmación, es decir, lo significado
por el verbo sustantivo y el atributo que se afirma. De esta clase son todos los verbos, excepto
el llamado sustantivo, p.ej.: Dios existe, es decir, Dios es existente, Dios ama a los hombres,
es decir, Dios es amante de los hombres" (Id., 179). -.
Una de las críticas más contundentes contra el orden derivativo que introdujeron los lógicos
de Port-Royal (Dios es viviente Dios vive) fue, como recuerda Navas Ruiz, la avanzada por
Ch. Serrus. Tal autor “propuso cambiar la dirección de la reducción y asimilar la atribución a la
predicación. Lo más antiguo y esencial, afirma, es ésta: sólo la excesiva importancia dada a la
cópula ocultó hecho tan claro” (cit. en Navas, 1977,19). Con mayor contundencia, si cabe, se
había expresado O. Jespersen desde el campo de la Lingüística nueve años antes: “A los
lógicos les gusta analizar toda clase de frases en los tres elementos: sujeto, cópula y
predicado; consideran que The man walks consta del sujeto the man (“el hombre”), la cópula
is (“está”) y el predicado walking (“andando”). Un lingüista tiene que considerar insatisfactorio
este análisis, no sólo desde el punto de vista de la gramática inglesa, en la que is walking
significa algo diferente de walks (“anda”), sino también desde un punto de vista general… En
realidad, la cópula dista tanto de ser el verbo típico, que muchas lenguas nunca la han tenido y
en otros muchos casos no la emplean” (Jespersen, 1975,150). Pero antes que Serrus y
Jespersen se había pronunciado Bello: “Se le ha llamado verbo sustantivo, y se ha considerado
a cada uno de los otros verbos como resoluble en dos elementos, el verbo que denota la
existencia en abstracto y un adjetivo variable. Pero si con esto se quiere decir que en la
formación de las lenguas se ha principiado por el verbo sustantivo, el cual combinándose con
adjetivos engendre los demás verbos, no sólo es falso el hecho, sino contrario al proceder
natural, necesario del espíritu humano, que va siempre de lo concreto a lo abstracto. Tan
absurdo me parece decir que Sentio haya principiado por sum sentiens, como lo sería pensar
que Homo y Canis hubiesen provenido de ens humanus y ens caninus” (Bello, 1981,746). En
resumen: ni se debe sostener que estructuras A y estructuras B son sinónimas (baste
comparar El niño estudia y El niño es estudiante para percatarse de ello), ni las secuencias
predicativas son el resultado de una amalgama del verbo ser con el llamado predicado
nominal.
La mayoría de nuestros gramáticos han mantenido, aunque con algunas variaciones
terminológicas, lo esencial de esta división: R. Lenz (1935,68-70), R. Seco (1978,144), A.
Alonso-Henríquez Ureña (1938,34), la Real Academia (Esbozo, 1973,364 y ss.), Gili Gaya
(1961,57), F. Marcos Marín (1980,340-341), etc. Ha sido en las últimas décadas cuando este
binomio ha conocido algunas críticas (cf. Falk,1979,14-15, nota 2). A propósito del predicado
nominal comentaba Roca Pons: “Sin embargo, el verbo puede considerarse siempre integrado
en el predicado y, por otra parte, a través de una gradación en el uso de verbos copulativos,
pasamos de éstos a los más propiamente predicativos” (Roca Pons,1974,293). Recientemente
R. Cano Aguilar admite que la división no ha de considerarse tajante:
a) Los verbos copulativos admiten usos predicativos: “la fiesta será a las once”
b) Ciertos verbos “predicativos” conocen función auxiliar, equiparables en cierto modo a la
de los atributivos (“vivió una vida triste”) (Cano,1983,9).
Pero, a pesar de todo, sigue manteniendo la división tradicional: "Ahora bien, todos estos
hechos no pueden ¡legar a abolir la distinción básica entre ambos tipos de estructura del
predicado" (Id.,10). Se apoya en un hecho funcional: en los verbos atributivos (sólo ser, estar,
parecer) hay conmutación del atributo por lo. La aparición de lo no es, sin embargo, una
propiedad de los verbos atributivos, sino de los atributos. De hecho, cuando no hay atributo,
cuando se construyen "predicativamente”, cesan automáticamente todas las posibilidades de
aparición de lo.
sujeto predicado
Esta es, por ejemplo, la visión ofrecida en nuestro siglo por la Real Academia (1914ç7,150) y
por S. Gili Gaya (1961,57).
2) Una segunda concepción amplía el campo designativo del predicado nominal: se incluye
dentro del mismo al verbo, aunque la función nuclear sigue recayendo sobre el adjetivo o
sustantivo. Es la postura que han adoptado A. Alonso-Henríquez Ureña, F. Lázaro Carreter
(1974m66) y el Esbozo de la Real Academia. “El verbo copulativo, dicen los primeros, forma
parte del predicado gramatical. En “los cóndores son veloces” lo que decimos de los cóndores
es que son veloces” (Alonso-Henríquez, 1938, 35). Y el Esbozo de la Real Academia: “Hay dos
clases de predicados: nominal y verbal. El primero se compone de un verbo copulativo (ser o
estar) y un complemento predicativo, formado esencialmente por un nombre (adjetivo o
sustantivo) que es el núcleo o base del predicado” (RAE,1973,364). Por el contrario “en los
predicados verbales, el núcleo o palabra esencial es un verbo” (Ibid.).
Juan es trabajador
núcleo
sujeto predicado
3) Otra postura incluye también en el ámbito del predicado al verbo y al atributo, pero
subraya la nuclearidad sintáctica del primero, aunque se reconozca que el segundo sea más
rico en aportación informativa. Esta fue la opinión de A. Bello (1981,745-746), M. Seco se
manifestaba así: “En la oración Aquella chica era guapa, el predicado es era guapa, y el núcleo
del predicado es… el verbo era” (M. Seco,1972,106). Y Emilio Alarcos: “En otra parte hemos
tratado de las estructuras oracionales atributivas cuya particularidad esencial consiste en
presentar un núcleo verbal de conmutación bastante limitada (ser, estar, quedar,…) y un
término adyacente que llamamos atributo, pero que desde el punto de vista léxico es el centro
del predicado” (Alarcos,1970,159).
Juan es trabajador
núcleo
sujeto predicado
1.3. En la consideración de las estructuras del tipo A y las secuencias B los gramáticos han
acuñado una serie de binomios antitéticos:
‒oraciones atributivas / oraciones predicativas
‒predicados nominales / predicados verbales
‒verbos copulativos (atributivos) / verbos predicativos
La clasificación en oraciones atributivas y oraciones predicativas es aceptable con tal de
que no se considere una oposición y, menos aún, oposición exclusiva. Existen secuencias que
combinan simultáneamente atribución y predicación. Esta convivencia no se constata
solamente en los decursos considerados estructuras “híbridas” (los cazadores llegaron
cansados, la iglesia quedó vacía, el río venía desbordado…), pues no son infrecuentes las
oraciones que combinan un esquema transitivo con la función de atribución (cf. Rodríguez,
1982,35-36; J. Martínez Álvarez, 1985,111):
‒El avión describió raudo unas volteretas
‒El alumno recitaba nervioso la lección
‒Mi padre recibía exultante a los invitados
La designación oraciones atributivas (o frases atributivas) no sería, en sí misma, incorrecta.
Tendría el mismo sentido que las clasificaciones efectuadas sobre las oraciones o frases que
carecen de sujeto (impersonales) o aquellas otras que poseen implemento (transitivas). El
criterio clasificador es la presencia o ausencia de un funtivo. Desde este punto de vista,
oración (o frase) atributiva implica simplemente "oración o frase verbal que incluye entre sus
relaciones la función atributo".
Se puede, por tanto, mantener las denominaciones oración atributiva y oración predicativa,
pero nunca consideradas como términos polares de una oposición:
1) Toda oración es, desde el punto de vista sintáctico, "predicativa". No hay oración que
carezca de predicado, si por predicado entendemos el elemento sobre el que recaen los
morfemas del verbo finito. Por consiguiente, las cadenas El reloj era viejo, La casa estaba
encantada son, simultáneamente, estructuras "predicativas" y "atributivas".
2) No conviene oponer oración atributiva / oración predicativa, pues no son conceptos
antitéticos. Tal binomio tendría el mismo sentido (es decir, ningún sentido) que la pretensión
de construir una antonimia tajante entre oraciones impersonales / oraciones predicativas o,
también, entre oraciones transitivas y oraciones predicativas, pues tanto las impersonales
como las transitivas (y también las atributivas) son predicativas.
1.3-2. Si bien la terminología del doblete predicado nominal/predicado verbal se fundamenta
categorialmente (serían el nombre ‒sustantivo o adjetivo‒ y el verbo los elementos nucleares),
la división en sí no obedece a razones sintácticas, sino semánticas. Se parte de un concepto de
predicado que no posee una conexión directa con las relaciones sintáctico-formales que se
registran en los decursos. Los morfemas de concordancia con el sujeto y los morfemas
extensos se hallan exclusivamente en el verbo finito, no en el atributo. Conviene siempre tener
bien diferenciados los niveles. Nadie osa negar la densidad semántica del atributo (incluso su
carácter remático), pero en el estrato sintáctico no hallamos argumentos que sustenten su
nuclearidad. Cierto es que Platón y Aristóteles incluían al adjetivo en la misma categoría que el
verbo (rhêma), pues en construcciones del tipo ho anthropos díkaios la ausencia de cópula
conducía a la creencia de que el adjetivo díkaios era el "predicado" (Robins,1966,8-9). Pero las
razones fundamentales para caracterizarlo como tal son de orden semántico y de índole lógica:
dada la pobreza de contenido de los llamados "copulativos" sobre el atributo recaía la
responsabilidad de "predicar" ante los ojos de quienes, como ¡os lógicos tradicionales, definían
al predicado como "aquello que se dice o afirma del sujeto".
1.3.3. El doblete tradicional verbos copulativos (atributivos) / verbos predicativos tampoco
parece afortunado:
a) En principio, todo verbo (no sólo ser, estar y parecer) está capacitado para mantener
relación o servir de enlace entre un atributo y su tema:
‒Corría fatigado
‒Duerme tranquilo
‒Llegó satisfecho
‒Se sintió abandonado de sus amigos
‒Hablaba sereno de su secuestro
b) Los verbos ser y estar conocen, por su parte, usos no atributivos:
‒"...los pocos sabios que en el mundo han sido" (Fr.Luis)
‒"Tal señora no es en el mundo" (Cervantes)
‒No es muy lejos
‒Juan está en la inopia
‒Es que no tengo ganas
No existen, por consiguiente, verbos copulativos y verbos predicativos: todos los verbos están
capacitados para “predicar” (ser núcleos de oración o de frase verbal) y también como
acabamos de ver, para construirse con atributos.
V. Demonte recoge la tesis de Ross y M.L. Rivero: "la distinción entre verbos predicativos y
verbos atributivos carece de sentido (Demonte, 1979,136). Ross presentaba estos
argumentos:
a) "En las lenguas cuyo orden básico es SVO (sujeto, verbo, objeto) el orden de los
constituyentes en las oraciones con cópula es S COP O, mientras que en las lenguas SOV el
orden es S O COP" (cit. Id.,236)
b) El comportamiento ante la "elisión de verbo" ("Gapping") es idéntico en predicativos y
copulativos:
"(8) a. José fue al cine y Mónica fue a la oficina
b. José fue al cine y Mónica a la oficina
(10) a. Susana está casada y tú estás agobiada.
b. Susana está casada y tú agobiada" (Ibid.)
V. Demonte aporta tres nuevos argumentos en defensa de esta misma opción:
"‒se infinitivizan:
(10) a. Quiere salir
b. Quiere ser domesticada.
‒mueven los clíticos hacia su izquierda:
(11) a. El grito se me escapó de la garganta
b. El puesto le está grande
‒cambian de posición de la misma manera que los verbos reales cuando se efectúa
una interrogación total sobre la oración:
(12) a. ¿Llamaste tú?
b. ¿Es ingenua María? (Id.,137)
1.4. Tradicionalmente se pretendió diferenciar atribución y predicación desde perspectivas
semanticistas: la predicación representaría procesos, mientras que a cargo de las estructuras
atributivas correría la comunicación de estados o cualidades (Hernández,329; Navas,1977,20;
Meillet,1975,179).
Navas Ruiz critica con acierto esta posición teórica: "un, verbo predicativo como dormir
señala un estado; en cambio, en la oración atributiva sus cabellos se vuelven blancos es
evidente la , idea de proceso" (Navas,1977,). La solución que ofrece no está menos preñada
de matices semánticos y logicistas: "No es el significado del verbo lo que separa uno u otro
fenómeno, sino la manera como se aplica al sujeto: en la predicación el significado del
proceso, acción o estado permanece externo al sujeto, independiente de su manera de ser, de
su esencia; en la atribución el significado de proceso, acción o estado afecta a la naturaleza
íntima del sujeto, modificando sus notas características. En yo duermo el dormir es un
accidente de mi ser; en yo soy bueno, la bondad es la esencia de mi ser" (Id.,20). Esta visión
esencialista de las secuencias atributivas tiene, como, hemos dicho, resonancias filosóficas. En
Aristóteles, sin llegar a constituir esencias, los atributos eran "accidentes esenciales". Entre los
escolásticos, aparte de referirse a las propiedades divinas, se aplicaba también este término en
Metafísica para designar una "propiedad necesaria de la esencia de la cosa". Por otra parte, ya
en el racionalismo, "Descartes señala que el atributo es algo inamovible e inseparable de la
esencia del sujeto" (Ferrater,1979,249). Sin embargo, desde una visión lingüística, esta tesis
es insostenible. Tan atributivo es el verbo ser como estar: en modo alguno se debe sostener
que en estaba hermosa o en Milagrosamente, aquel día estaba contento el atributo manifieste
propiedades esenciales. La expresión de esencias o cualidades estables sólo parece apropiada
para el ¡verbo ser; pero este no es, claro está, el único que admite construcción con atributos.
1.5. Para designar la función que constituye objeto de nuestro estudio han barajado los
lingüistas, no siempre con los mismos valores, términos como predicado nominal, predicativo,
atributo y algún otro de menor fortuna. Curiosamente, tanto predicado como atributo han
entrado en la lingüística de mano de la lógica.
Reservado el término predicado para aludir al término nuclear de la frase verbal (cf.
Gutiérrez,1984,268), carece de sentido favorecer ambigüedades manteniendo el término
compuesto predicado nominal. Por otra parte, predicativo, que era y es ocasionalmente
aplicado a los atributos de sujeto o implemento no construidos con el verbo ser, será evitado
por idénticas razones.
No se no oculta en modo alguno la polivalencia que ha regido ¡os usos de atributo y que ha
creado incomodidades entre los lingüistas: "El término atributo ‒decían A.Alonso-Henríquez
Ureña‒ que la gramática tomó de ¡a lógica, causa en estos análisis inevitables confusiones e
impide distinguir entre la forma predicativa (“la fresa es buena") de la forma atributiva del del
pensamiento (la fresa buena cuesta cara")" (Alonso-Henríquez, 1938,36). Este vocablo se ha
usado para designar tanto "adición a un sustantivo (Paul, Heyse, Sütterlin, gramática escolar
antigua)" como "adición a toda palabra en la oración, pero no al verbo", como "adición a toda
palabra en la oración, también al verbo" (Abraham,1981,75).
En este trabajo aceptamos la denominación atributo aplicada a la función que analizamos.
Hoy ya no son tan intensos los peligros suscritos por A.Alonso-Henríquez Ureña, pues tal
vocablo apenas se usa para referirse al adjetivo adjunto o modificador del sustantivo y, por
otra parte, la denominación predicado nominal está en franco retroceso. Atributo será utilizado
aquí en un sentido más amplio que el que le atribuía la lingüística .francesa desde la Gramática
general y razonada de Port-Royal: no restringimos su aplicación a los usos con los verbos
tradicionalmente clasificados como copulativos, sino a todo aquel sintagma que cumpla ¡as
condiciones formales que definiremos en el apartado 2 de este capítulo.
De los caracteres que se enumeran, algunos no son compartidos por todos los atributos
(otros, sí). Ahora bien, el no cumplimiento de alguna de estas notas descriptivas se deberá,
más que a una transgresión de la regla, a razones de inmovilidad formal o bien a una situación
deficitaria. Si no se observa concordancia en Este(os) libro(s) es (son) una delicia la razón es
externa: hay una inmovilidad formal de una delicia que impide la comprobación de la
concordancia. Algunos atributos admiten conmutación por un átono neutro y otros, no. Pero lo
que nunca sucede es que un atributo sea sustituible por un referente distinto. Si no admite
intercambio con un neutro, no los habrá de consentir con ningún otro género (o, de lo
contrarío, concluiríamos que no hay relación atributiva):
2.3.1. La atribución es una relación sintagmática compleja: se establece primariamente entre
tres funtivos:
– Un tema o base de atribución a quien se aplica ¡o significado por el atributo y que
siempre pertenece a la categoría nominal.
– Un verbo a través del que "pasa" (Martínez, 1977,184) la relación o que "enlaza" o
"une" (en términos tradicionales) el tema (no siempre sujeto) con el atributo. No es
condición indispensable que el verbo se halle en forma personal: pueden construirse
con atributos también el infinitivo, el gerundio y el participio.
– Un atributo, que se relaciona simultáneamente con el tema y el verbo y cuya
categoría es variable. En función atributiva hallamos tanto adjetivos como
sustantivos y, ocasionalmente, adverbios.
Las formaciones canónicas manifiestan esta triple composición:
‒Los cisnes son blancos
‒El montañero estaba congelado
‒La secretaria apareció sonriente
‒¡Déjame tranquila el alma!
TEMA
VERBO
ATRIBUTO
tema sustantivo
Esto se comprueba en la sustitución por referentes pronominales. Como es bien conocido, los
pronombre (tanto los átonos como tónicos), aparte de servir en numerosas ocasiones para
determinar funciones sintácticas, tienen también función demarcativo: delimitan la extensión
de los elementos que contraen una función concreta. En los siguientes ejemplos se observa el
diferente comportamiento de los adjetivos en la conmutación pronominal, según funcione
como adyacente del sustantivo (ejemplos a.) o como atributo (ejemplos b.):
a. Los obreros heridos llegaron Ellos llegaron
b. Los obreros llegaron heridos Ellos llegaron heridos
a. Tengo dos nuevos libros Los tengo
b. Tengo nuevos dos libros Los tengo nuevos
a. El coche lleno no pudo subir Él no pudo subir
b. El coche, lleno, no pudo subir Él, lleno, no pudo subir
2.3.5. El atributo no admite ser interpolado entre los determinantes del tema y el tema mismo.
Esta característica está en relación con la anterior y sirve para distinguir atributos de
modificadores nominales. Por otra parte, el atributo puede estar antepuesto al conjunto
Determinante(s) + Tema, posición que nunca ocupa el complemento de un sustantivo. Por
último, tanto el atributo como el adyacente nominal se pueden hallar pospuestos al tema
(hecho que origina a veces ambigüedades sintácticas).
2.3.6. Los atributos admiten sustitución por el adverbio-adjetivo así en múltiples ocasiones:
‒Juan es testarudo Juan es así
‒Tiene rota una costilla La tiene así
‒Le llaman matasanos Le llaman así
‒Se llama Pedro Se llama así
Todos los atributos conmutables por así se concretan en las preguntas en el también adverbio-
adjetivo cómo, y es asimismo el relativo como el que encabeza el segundo segmento de las
oraciones ecuacionales en las que se enfatizan tales atributos:
‒¿Cómo es Juan? ‒Testarudo
Testarudo es como es Juan
‒¿Cómo tiene una costilla? ‒Rota
Rota es como tiene una costilla
‒¿Cómo le llaman? ‒Matasanos
Matasanos es como le llaman
‒¿Cómo se llama? ‒Pedro
Pedro es como se llama
El resto de los atributos responden a los interrogativos qué o quién y en las estructuras
ecuacionales el segundo segmento es encabezado por los relativos que (precedido siempre de
la forma artículo (vid.Cap.III,2.8.) o quien.