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Título: Responsabilidad de los padres por los daños causados por sus hijos
menores. ¿Hacia una responsabilidad doblemente objetiva?
Fecha: 2002
Que para rechazar la demanda de Arnaud Levert y sus padres contra el padre
y madre de Laurent Dijoux, la sentencia recurrida considera que:
- la actora reprochó a Laurent Dijoux haber herido a su compañero por una falta
de cuidado provocándole, aunque involuntariamente, un golpe en la cara, pero
no se ha invocado ni menos establecido que el menor no haya observado
lealmente las reglas del juego;
Que al motivar su decisión de este modo para liberar a los padres, el tribunal
de apelaciones ha violado el art. 1384, pues esta norma no prevé las razones
invocadas como eximentes de la responsabilidad de pleno derecho de los
padres.
En suma, de estas últimas sentencias se deduce que los padres no pueden ser
exonerados de la responsabilidad de pleno derecho sino probando la fuerza
mayor o la culpa de la víctima.
El rigor de este régimen hace pensar que la ilicitud del acto dañoso cometido
por el menor no debe ser exigida. Sin embargo, es necesario reconocer que la
cuestión no ha sido definitivamente zanjada y que se puede dudar entre dos
regímenes de responsabilidad: una responsabilidad complementaria
(sustituida) o una responsabilidad principal.
- Podría deducirse que los padres deben responder de todos los actos de sus
hijos menores que hayan sido instrumentos del daño, aunque sus actos hayan
sido objetivamente normales y correctos.
Del mismo modo que en la sentencia "Perruche" que hizo gran ruido hace
algunos meses (Casación, Asamblea plenaria, 17/11/2000), la sentencia de la
sala Civil 2ª del 10/5/2001 constituye un paso decisivo en esta dirección.
Implícita, pero seguramente, la Corte de Casación estima que los padres
pueden ser considerados responsables de un hecho personal no culpable de
su hijo toda vez que éste cause un daño a otro. Dicho de otra manera, la sala
2ª fue obligada a tomar partido y pasar el Rubicón, no obstante la posición en
disidencia del juez relator. Esto ha permitido salir del equívoco que generó el
fallo de 1984, pero lo menos que puede decirse es que la solución adoptada
provoca una sensación de malestar; uno se pregunta dónde está el hecho
generador de la responsabilidad desde que el menor no ha cometido ninguna
falta y que, para colmo, no es ni guardián ni comitente. Manifiestamente, ese
hecho generador reside en el simple hecho dañoso del menor del cual los
padres deben responder; pero la solución es peligrosamente extensiva y se
corre el riesgo de contaminar a los regímenes vecinos de responsabilidad.
Efectivamente, la evolución se produce por contactos sucesivos en dominios
diferentes pero contiguos; y de ese modo, cada modificación trae insidiosas
modificaciones sobre toda la estructura de la responsabilidad civil.
Todo esto se relaciona con la exigencia de la cohabitación del niño con los
padres incluida en el art. 1384, párr. 4º; efectivamente, a partir del momento en
que la vigilancia y la educación no son tenidas en cuenta, el problema de la
cohabitación ya no tiene interés. Así surge de una serie de sentencias dictadas
en el 2000 y en el 2001 que hacen de ésta una condición absolutamente formal
y abstracta.
Sin embargo, la analogía en este campo es más aparente que real. Puede
admitirse fácilmente que una persona deba responder por el hecho dañoso
causado por la cosa inanimada o por el animal que está bajo su guarda, porque
el control de esa cosa o de ese animal es relativamente fácil; la primera no está
dotada de una vida propia, y el segundo puede ser atado o encerrado. Pero
tratándose de un niño, las cosas no se presentan de la misma manera pues él
está dotado de inteligencia y de iniciativa y dispone de una libertad que va
acrecentándose hasta que llega a la mayoría de edad.
Por otro lado, es lícito preguntarse qué riesgo específico para los terceros
configura el comportamiento objetivamente normal y correcto de un menor.
En la mayoría de los casos, los daños causados por los niños son daños
corporales, tal como ha sucedido en la sentencia del 10/5/2001. Aunque
discutible, puede comprenderse la tendencia jurisprudencial que impone a los
padres una reparación automática con el fin de ayudar a las víctimas. Pero
cuando el daño causado a la víctima no es un daño corporal, la absurdidad del
nuevo principio se muestra patente. Así por ejemplo: después del caso de los
"Guignols de l'Info", sabemos que la parodia no culposa de una marca no da
lugar a la indemnización; ahora bien, si esa parodia es la obra de un menor de
edad, la industria humillada tendría derecho a obtener la reparación de sus
padres. Otro supuesto: la Corte de Casación ha decidido, no sin cierta audacia,
que el hecho de haber tenido relaciones adulterinas con una persona casada
no constituye una culpa que dé lugar a la reparación (Casación, sala 2ª,
4/5/2000); pero si un menor que no ha alcanzado los 18 años se encuentra en
este caso, el cónyuge engañado podría encontrar en los padres un sujeto
responsable. Por último, si los padres deciden suscribir un seguro para cubrir
los hechos dañosos de sus hijos, será difícil que las aseguradoras estén
dispuestas a otorgar voluntariamente una garantía.
El art. 333 del CCiv. suizo dispone que el jefe de familia es responsable de los
daños causados por los menores e interdictos, o por personas afectadas de
enfermedades mentales y los débiles de espíritu colocados bajo su autoridad, a
menos que justifique haberlos vigilado de manera normal y con la atención
exigida por las circunstancias. Para que se aplique esta norma es necesario
que una persona menor, interdicta, o afectada por una enfermedad mental o
débil de espíritu que causa un daño esté bajo la autoridad de un jefe de familia.
Ni la jurisprudencia ni la doctrina suiza han sostenido la responsabilidad del
padre de familia por el hecho lícito del menor; en otros términos, no prevé la
responsabilidad de pleno derecho, independiente del comportamiento del
sujeto de la responsabilidad. Se trata de una responsabilidad por el hecho de
otro que se funda en la circunstancia de que el jefe de familia ejerce la potestad
familiar. La solución francesa no podría tener aplicación en Suiza pues en ese
país el padre de familia tiene el derecho de ofrecer todos los medios de prueba
para acreditar que él instruyó y vigiló correctamente a su hijo; para juzgar la
diligencia debida se deben apreciar las circunstancias concretas del caso. En
suma, la responsabilidad de los padres sólo es posible si el hijo ha cometido
una culpa (8).
También en el derecho español, por imperativo del art. 1903 del CCiv., los
padres se liberan si prueban que emplearon la diligencia de un buen padre de
familia para prevenir el daño (10).
Más aún, de lege ferenda, se propone responsabilizar a los padres por los
daños que causen sus hijos menores de edad de forma objetiva, de modo que
sólo puedan liberarse con la prueba del hecho ajeno. En tal sentido se afirma:
"En medio de todo ese torbellino, nos parece hipócrita que el legislador
pretenda que la responsabilidad de los padres radique en su culpa, sea en la
vigilancia, en la educación, en ambas y obliga a debatir sobre ellas a jueces,
juristas y abogados" (25). Pero, al mismo tiempo, como no podría ser de otro
modo frente a los cambios sociales, se propicia reducir la mayoría de edad a
los 18 años pues "la dañosidad en la vida contemporánea exige poner un límite
jurídico a la responsabilidad de los padres" (26).
En ocasiones, los jueces entienden que la culpa paterna surge de los propios
hechos. Así por ej. se ha dicho que "el manejo de un automóvil por el hijo
menor de 15 años, que a una velocidad excesiva concluyó en un desenlace
fatal, hace presumir, mientras no se pruebe lo contrario, la infracción de sus
padres a aquellos deberes de educación por los que deberán responder" (30);
que "se presume la falta de vigilancia activa si el menor de 16 años causó el
daño durante una reyerta que comenzó con empujones y golpes de puño, y
concluyó con piedras" (31); tampoco hay vigilancia activa si el hijo, un
adolescente de 13 años retiró sin autorización un automóvil del garaje en el que
ambos trabajaban, pues en su doble condición de padre y empleado podía
controlar la conducta de su hijo y determinar los recaudos necesarios para el
desarrollo de sus tareas (32); si el daño fue causado por un adolescente que no
había alcanzado aún los 14 años, que compró una escopeta de aire
comprimido y con ella disparó contra otro menor, que resultó con una lesión
grave en un ojo (33).
En opinión de un sector doctrinal, la causal del art. 1116 Ver Texto que permite
al padre liberarse acreditando la llamada "vigilancia activa" no es aplicable al
daño causado por el hijo que no alcanzó los 10 años. Esa tendencia muestra,
para el hijo de corta edad, inferior a la de la imputabilidad civil (art. 921 Ver
Texto , CCiv.), una tendencia similar a la del derecho francés: de nada vale
acreditar la vigilancia activa; las únicas causas que pueden esgrimirse, en este
caso, son la culpa de la víctima y el caso fortuito.
En cambio, para otros cuya opinión comparto, el art. 1116 Ver Texto es
aplicable al hecho cometido por un menor, cualquiera sea su edad, pues la
norma no hace distinción alguna relacionada con la edad de los hijos cuyos
hechos hayan sido causa de daños; tampoco establece diferencia el art. 1114
Ver Texto , por lo que los padres pueden liberarse demostrando los extremos a
que aquella norma se refiere (34), interpretados, como he dicho, con criterio
restrictivo.
Advertencia preliminar
Para algunos, el hecho de que el hijo esté habilitado para ejercer el comercio
no libera al padre. Se fundan en que el derecho argentino sólo conoce dos
maneras de emancipación: por disposición paterna o por matrimonio; por ende,
la responsabilidad de los padres subsiste, pues la realización de actividad
comercial no es por sí sola causa de emancipación. En el caso, el menor que
trabajaba como chapista y pintor de automotores, conducía un vehículo y
atropella una bicicleta (36).
Es la solución del art. 1586 Ver Texto del proyecto de 1992 que dice: "Los
padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas
inherentes al ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas
encomendadas por terceros. Tampoco responden por los incumplimientos
contractuales de sus hijos" (38).
También la del art. 1659 Ver Texto del proyecto de 1998 que dispone: "Los
padres no responden:
Daño causado por el hijo con armas provistas legítimamente por terceros
Se ha resuelto que los padres responden aunque el daño haya sido ocasionado
con el arma que le fuera proporcionada al hijo por la prefectura marítima en la
que prestaba servicios como marinero, si el hecho culposo ocurrió fuera de
servicio. Se afirmó que Prefectura podría ser considerada autoridad
competente para entregar un arma a un marinero que en ella presta servicios;
sin embargo, ello no excusa la responsabilidad del progenitor (43).
Por otro lado, el art. 1584 Ver Texto del proyecto de 1992 emanado de la
comisión designada por decreto 468/1992 Ver Texto dice: "El progenitor no se
libera si la no convivencia con el menor obedece a una causal que le es
imputable". En apoyo a esta solución enseña Zavala de González que "las
causas de distanciamiento entre los padres no deben influir en la
responsabilidad por el hecho de los hijos; en cambio, sólo son relevantes los
móviles de distanciamiento del padre respecto de estos mismos, porque la
separación entre aquéllos de ningún modo autoriza a desentenderse de los
descendientes. Por eso, no se libera de responsabilidad el padre que abandonó
el hogar sin proseguir cumpliendo con sus deberes asistenciales y espirituales
hacia el hijo pues entonces, el no ejercicio de la patria potestad sería atribuible
a su reprochable omisión" (48).
f) Un aspecto procesal
El voto del Dr. Hitters, en cambio, soslaya este aspecto procesal y afirma que
"frente al claro imperativo que emana del art. 1114 Ver Texto del CCiv. resulta
estéril la argumentación desarrollada por el recurrente"; "invocado en el escrito
de responde el carácter de padre, fue en dicha oportunidad cuando debió
plantear las excusas absolutorias de cuya formulación dice haber sido privado".
Como se ha visto, la aplicación estricta del art. 1116 Ver Texto del CCiv.
aproxima el régimen argentino a la solución dada por la jurisprudencia francesa
en la sentencia del 19/2/1997 in re "Bertrand v. Domínguez". ¿Hay
posibilidades de que también gire en el sentido del caso "Levert v. Dijoux" del
10/5/2001?
NOTAS:
(3) Cour de Cassation, 2ª Civ., 10/5/2001, Recueil Dalloz, 11/10/2001, nro. 35,
con nota desaprobatoria de TOURNAFOND, Olivier, "De la faute à la théorie du
risque: l'example de la responsabilité des parents du fait de leurs enfants
mineurs".
(4) Ver reseña y comentario a esa sentencia del 13/4/1992, dictada in re "Lloyd
Continental et autres v. García", de Patrice Jourdain, en RTDC, 1992-717.
(8) WERRO, Franz, "Swiss Case Note", European Review of Private Law,
1999-484.
(13) Comp. sentencia en Rev. La Semaine Juridique, 1999-II, 10.165, con nota
de JOSSELIN-GALL, Muriel, "Parents: conditions d'exonération"; ver también
JOURDAIN, Patrice, "Causes d'exonération de la responsabilité parentale: les
ambigüités et l'inconsistance de la force majeure", Revue Trimestrielle de Droit
Civil, 1999-410.
(15) Ver, a vía de ejemplo, Cám. Nac. Civ., sala A., 19/3/1993, LL, 1994-C-473;
idem, sala D, 27/5/1997, "Villegas v. Elserser" , LL, 1997-E-64; sala L,
10/9/1999, "L. R. v. Establecimiento Tropole", Rev. Responsabilidad Civil y
Seguros, 2000-119; Cám. Nac. Com., sala E, 30/8/1996, "Morales de Granero
v. Feisán" Ver Texto , JA, 1997-I-645; Cám. Civ. Com. de Morón, sala II,
11/5/1999, "A. C. v. C. J. y otro", LLBA, 1999-1043; Cám. Civ. y Com. de San
Martín, sala II, 22/6/1999, "S. J. y otra v. Grasso", LLBA, 2000-541, con nota de
CHRISTELLO, Martín A., "Acerca de la culpa de los padres y la relación de
causalidad". Algunas sentencias afirman que "si bien la norma aludida no es de
estricta aplicación pues ella se refiere a hechos de los menores que causan un
perjuicio a tercero, y en el sub judice se causa a sí mismo, sirven de referencia
los conceptos de deber de vigilancia que derivan de los deberes y derechos
emergentes de la patria potestad, que son los que colocan al progenitor en la
posibilidad jurídica de dirigir con eficacia los actos de sus hijos y orientar su
educación" (Cám. Nac. Civ., sala D, 27/5/1997, "Villegas v. Elserser" , DJ,
1997-3-1139). Algunos fallos agregan que la sola comisión del hecho hace
presumir que la vigilancia no ha sido suficiente; en consecuencia, pesa sobre
los progenitores la carga de la prueba de la asunción de todas las diligencias
debidas, lo cual no surge de las constancias de autos, por lo cual asiste razón
al sentenciante al considerar en mayor proporción la responsabilidad en cabeza
de los padres de la menor víctima del hecho (en el caso, una niña de 18
meses, atropellada por un vehículo) (Cám. 2ª Civ. y Com. Santiago del Estero,
6/8/1999, "Villalba de Hinojosa v. Castaño" Ver Texto, LLN, 2000-878).
(16) Cám. Nac. Civ. y Com. Fed., sala I, 15/4/1999, "R. H. M. v. Estado
Nacional", ED, 186-441.
(17) ZAVALA DE GONZÁLEZ, Matilde, Resarcimiento de daños. Presupuestos
y funciones del derecho de daños, T. IV, Hammurabi, Buenos Aires, 1999, nro.
140, ps. 655 y ss.
(21) Cám. Civ. y Com. de San Isidro, sala I, 31/10/1996, LLBA, 1997-226 (voto
de la Dra. Medina).
(23) LLOVERAS, Nora, "La responsabilidad civil de los padres por los daños
causados por sus hijos menores", en Responsabilidad por daños. Homenaje a
Jorge Bustamante Alsina, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990, p. 131.
(24) CURA GRASSI, Domingo, "Responsabilidad civil de los padres por daños
producidos por sus hijos menores de edad: análisis comparativo entre el
derecho argentino y el derecho español", JA, 2001-I-915 .
(25) BUERES, Alberto J. - MAYO, Jorge A., "La responsabilidad de los padres
por los hechos dañosos de sus hijos (algunos aspectos esenciales)", Revista
de Derecho Privado y Comunitario, nro. 12, p. 301; GUNTHARDT DE
LEONARDI, Elena - MASSIANO, Analía, "Responsabilidad de los padres por
los daños causados por sus hijos menores" , JA, 1997-II-838.
(28) Cám. 7ª Civ. y Com. Córdoba, 30/6/1998, LLC, 2000-62 (Menor que
conduce una bicicleta e impacta un tractor, cuyo conductor debe hacer una
maniobra para evitar un mal mayor). Dijo el tribunal que el análisis de las
circunstancias que pueden incrementar la potencialidad riesgosa de una cosa
no puede realizarse en abstracto, ya que si bien toda cosa puede ser riesgosa
en determinadas circunstancias, ello no implica que lo sea en cualquier
circunstancia.
(29) Cám. Civ. y Com. de San Isidro, sala I, 31/10/1996, La Ley Buenos Aires,
1997-226.
(30) Cám. 2ª Civ., Com. y Trabajo Catamarca, 19/9/1997, "SA y otro v. MCA",
LLN, 1998-1191.
(32) Cám. Nac. Civ., sala L, 28/8/1997, "Mónaco, Oreste v. Gertner", JA, 1999-
I-207 Ver Texto . En el caso, el hijo acomodaba los vehículos dentro del garaje,
pero el día del accidente decidió dar una vuelta con un amigo; el conductor
perdió el domin
(36) Cám. Civ. Com. y Lab. Curuzú Cuatiá, 26/2/1999, "P. de G. v. E. S. Y., y
otros", LLL, 2000-70.
(38) Conf. con la solución SAGARNA, Fernando A., "La responsabilidad civil de
los padres tutores y curadores en el proyecto de reformas al Código Civil de
1993", LL, 1996-D-1092.
(39) TSJ de Córdoba, sala Penal, "Bombén", 1/9/2000, Foro de Córdoba, 64-
160 y en Semanario Jurídico, 1329, 22/2/2001, p. 231, con nota de REQUENA,
Claudio, "Acción civil en el proceso penal: responsabilidad de los padres" (el
autor critica al tribunal por cuanto afirma que la solución a la que llega es
unánime en la doctrina, siendo que se trata de una cuestión extremadamente
dudosa).
(41) LLOVERAS, Nora, "La responsabilidad civil de los padres por los daños
causados por sus hijos menores", Responsabilidad por daños. Homenaje a
Jorge Bustamante Alsina, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 1990, p. 233.
(42) Cám. Civ. y Com. de Quilmes, sala II, 15/3/1999, "M. J. A. y otra v. RAA y
otros", LLBA, 1999-613; conf. LLOVERAS, Nora, "El menor habilitado para
conducir y la responsabilidad refleja de los padres", en Obligaciones y
contratos en los albores del siglo XXI. Homenaje al profesor Doctor Roberto
López Cabana, Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2001, p. 227.
(44) Cám. Civ. y Com. Quilmes, sala II, 15/3/1999, "M. J. A. y otra v. R. A. A. y
otros", La Ley Buenos Aires, 1999-613.