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MATERIAL DIDÁCTICO
Compilación por:
Ing. Jairo José Morales Mendoza MSc
Managua, Nicaragua
2020
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1. INTRODUCCIÓN
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Un ambiente saludable favorece el desarrollo, pero esta relación no es siempre
recíproca. Existen puntos de vista distintos acerca de ventajas y desventajas del
desarrollo. Se ha afirmado que el desarrollo resulta destructivo, incluso violento,
para la naturaleza. Las prácticas de desarrollo del pasado a menudo no han sido
beneficiosas para el ambiente. Aún así, hay posibilidades para hacer que el
desarrollo sea sostenible.
2. DESARROLLO SOSTENIBLE
Jimeno (s.f.), expresa que, según la ONU, “el desarrollo sostenible busca mejorar
la calidad de vida de todas las personas del mundo sin aumentar el uso de los
recursos naturales más allá de la capacidad de la Tierra” (Reporte de la Comisión
de Brundtland, 1987).
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Los planes de acción para construir un “estilo de vida realmente sostenible”
constan de tres áreas principales:
Las Naciones Unidas presenta el desarrollo sostenible como una nueva ética
global, la escala de valores que guía las decisiones de los individuos, los países y
las empresas.
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valores globales, nuevos derechos humanos y la protección del ambiente es
inaceptable e “insostenible”.
Figueroa, Calfucura, y Pastén (2009) comentan que “los aumentos de los impactos
y las repercusiones nacionales y globales de las actividades económicas sobre el
ambiente imponen la necesidad de analizar los problemas ambientales y
económicos dentro de un marco común”, Lélé (1991) menciona que en términos
literales, sustentabilidad significa continuidad a través del tiempo, cuando la
palabra sustentabilidad se agrega al de desarrollo se considera como sustentarse
en el desarrollo creando el esquema que se muestra en la figura 1.
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Serna, Barrera, y Montiel (2011) mencionan que a través de la sustentabilidad las
empresas y los países deben empezar a evaluar los efectos económicos,
ambientales y sociales y buscar cuidadosamente las estrategias de nuevas
oportunidades y de nuevos productos más eficientes para los mercados de una
forma más rentables, productos que respeten la energía renovable y que soporten
los crecimientos en la demanda de insumos, recursos y energía y la conservación
del hábitat. Pérez (2010) comenta que “es responsabilidad del Estado llevar a
cabo políticas que procuren un desarrollo sustentable, y para esto requerirá utilizar
herramientas (como los instrumentos económicos) que incidan en las decisiones
de los/as ciudadanos/as para lograr que el comportamiento económico de
hogares, empresas y gobiernos considere al ambiente como una variable
trascendente”. Esos nuevos instrumentos económicos que se han manifestado en
el capitalismo han creado las condiciones propias de una crisis económica mundial
y también han manifestado una crisis ambiental.
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Castro (2009) hace referencia que el desarrollo sostenible no designa una solución
capaz de legitimar las formas dominantes de la relación entre nuestra especie y su
entorno, por lo cual se hace evidente el problema de forjar las nuevas formas de
gestión de las relaciones naturales y sociales. El desarrollo sostenible es un
concepto amplio que no se centra exclusivamente en las cuestiones ambientales,
en este sentido el desarrollo verde generalmente se distingue del desarrollo del
desarrollo sostenible ya que el desarrollo verde es la generación de productos que
buscan la protección del entorno, el sistema que generalmente se utiliza para
medir el desarrollo sustentable es el PER (Presión-Estado-Respuesta) que está
basado en lógica de causalidad: las actividades humanas ejercen presiones sobre
el ambiente y modifican la calidad y cantidad de los recursos naturales, es decir,
del sistema natural (estado). La propuesta de los indicadores PER se sustenta en
las aplicaciones en el sistema integrador de métodos cuantitativos y cualitativos, la
evolución de los indicadores tiene dos orígenes el natural y el generado por las
características de medición y se condiciona según la disponibilidad y calidad de
los datos.
La sociedad responde a estos cambios para minimizar sus impactos sobre los
sistemas naturales a través de políticas ambientales, económicas y sectoriales
(respuesta) (Sanabria, López y Vélez, 2009). El desarrollo concebido como la
mejora de la calidad de vida de los/as ciudadanos (as) se puede instaurar bajo
cuatro formas o estilos: a) desarrollo tradicional: explotación del sector
primario de la economía, ecológicamente sostenible, socialmente injusto
(insostenible); b) desarrollo moderno: industrialización, ecológicamente
insostenible, incorpora mejoras sociales; c) desarrollo postmoderno:
globalización neoliberal, ecológicamente insostenible, socialmente injusto
(insostenible); d) desarrollo sostenible: mezcla de valores y ética,
ecológicamente sostenible, socialmente justo (sostenible).
Hoy las empresas deben de ver a la gestión ambiental como parte de la gestión
global de una organización (Henry, 2003), en la forma que utilizan sus recursos,
organizacionales, financieros, disponibles para alcanzar los objetivos ambientales,
la gestión por sí sola es una disciplina que ha experimentado un notable desarrollo
incluyendo un cuerpo de conceptos, herramientas y prácticas (Fuenmayor, 2006).
Los límites aceptables de contaminación, eran determinados por la aceptación y
viabilidad económica a corto plazo de las empresas, lo que los tornaba arbitrarios
a la mayoría de ellos. Se justificaba porque los niveles ecológicamente correctos
todavía no eran conocidos. En la industria, la gestión ambiental tenía como
principal objetivo controlar el daño, los límites se concentraban,
predominantemente en medidas al final del proceso, en lugar de un tratamiento en
toda la planta. Los problemas ambientales todavía no son asimilados como límites
reales, principalmente debido al carácter omnipotente de la tecnología, entonces,
la interacción entre la actividad humana y la naturaleza se mantiene unilateral y
antropocéntrica, produciendo crecientes saldos negativos para la naturaleza. Toro
(2007) quien cita a Hermann menciona los criterios, para una fuente no renovable
se utiliza la tasa sostenible de explotación o su uso no puede ser mayor que la
tasa a la cual una fuente renovable, usada en forma sostenible, para una fuente
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renovable el ritmo o la tasa sostenible no puede ser superior que la tasa de
regeneración, para un elemento contaminador, la tasa sostenible de emisión no
puede ser superior que la tasa a la cual el elemento contaminado puede ser
reciclado, absorbido o esterilizado por el medio ambiente, el desarrollo humano ha
de entenderse como un concepto más amplio, nutrido de valores, criterios y
objetivos que muestran una fuerte variabilidad entre el espacio y tiempo, el
desarrollo debe ser considerado a largo plazo ya que debe atender las
necesidades de las generaciones venideras, es necesario ajustarlo a las
posibilidades y limitaciones que presentan los recursos naturales. Montes
menciona que el desarrollo sostenible tiene su génesis en el ámbito de la
gestión.
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La destrucción del planeta, es un hecho real y objetivo, implica afinar y potenciar
nuestra responsabilidad de salvaguardar el ambiente natural como patrimonio
común de todo el género humano, incluidas las generaciones del futuro. ¿Tiene
algo que decir el cristianismo sobre dicha problemática? Yo considero que el
cristianismo, con una tradición milenaria tiene medios terapéuticos que pueden
aportar en las curas que deben impulsarse para frenar la destrucción del territorio
planetario, de los equilibrios naturales y de la diversidad biológica y cultural que se
han configurado en la Tierra.
En las últimas tres décadas, diversos sectores públicos y privados a nivel mundial
se han venido involucrando en la implementación de los principios y las acciones
ligadas al desarrollo sostenible. Numerosas iglesias occidentales han manifestado
su preocupación sobre el cambio climático, la destrucción de los sistemas
ecológicos, y han enfatizado la necesidad de que el ser humano ejerza cuidado
para toda la creación basado en la hermandad, el sacrificio y la caridad (Votrin,
2005). Las comunidades religiosas, iglesias cristianas reformadas, la iglesia
católica y las iglesias ortodoxas, así como grupos no cristianos, han venido
participando y contribuyendo cada vez más al debate ambiental. Los portales
electrónicos de numerosas iglesias cristianas hacen menciones explícitas al tema
ambiental. Su desarrollo ha sido tan importante que se ha venido construyendo
una forma teológica llamada ecoteología. Esta nueva visión o escuela teológica
no es uniforme en sus desarrollos; sus principales exponentes pueden expresar
sus preocupaciones en el marco de la más ortodoxa filosofía cristiana (Wolfhart,
1999), o incluso manifestar sus posiciones discursivas en el horizonte de la nueva
era y el neopaganismo (Boff, 2001).
En los trabajos de Max Scheler, referidos al puesto del ser humano en el cosmos,
lo espiritual es un componente objetivo de la realidad y no simplemente un
capricho de la mente humana: “Espíritu es por tanto, objetividad; es la posibilidad
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de ser determinado por la manera de ser de los objetos mismos. Y diremos que es
sujeto o portador de espíritu aquel ser cuyo trato con la realidad exterior se ha
invertido en sentido dinámicamente opuesto al del animal” (Scheler, 1938). Ahora,
Dios se expresa tanto de manera objetiva, como subjetiva, pero también su
naturaleza no es ni objetiva, ni subjetiva. Por un lado, el creyente o el no creyente
pueden tener una experiencia positiva o negativa de Dios que puede captar desde
una base subjetiva propia a cada individuo. Esa es una dimensión subjetiva de su
experiencia de Dios. Por otro lado, Dios se reveló de manera muy clara en la
historia del pueblo judío que sistematizó la expresión tanto objetiva como subjetiva
de dicha comunicación divina en la Biblia. Los diversos autores sagrados,
inspirados por el Espíritu Santo, no agotaron ni estaban en transcribir, conocer o
reconocer todo el poder, la energía ni la esencia de Dios. Dios está más allá de los
objetivo y subjetivo, ámbitos propios de la experiencia humana sobre la realidad.
Sin proponérselo, el Papa Francisco en sus palabras revela enseñanzas muy ricas
sobre el desarrollo sostenible. Desde una perspectiva espiritual y trascendente
denuncia aquello que no está de acuerdo con el evangelio e invita a todas las
personas a tomar un nuevo rumbo. Sin embargo sus reflexiones no son
extraterrenales ni elevadas por los cielos sino que están encarnadas en el drama
social, económico y ambiental que se vive hoy en día.
En su exhortación
apostólica “Evangelii
Gaudium” critica
fuertemente la teoría
del “derrame” que
supone que todo
crecimiento económico, favorecido por la libertad de mercado, logra provocar por
sí mismo una mayor equidad e inclusión social en el mundo. Los hechos han
demostrado que el crecimiento económico no necesariamente se refleja en
desarrollo y bienestar social. Indica que es necesario equilibrar el mercado con un
Estado regulador que busque el bien común, y en caso contrario se podría llegar a
una tiranía del capital.
(EG-54): Mientras tanto, los excluidos siguen esperando. Para poder sostener un
estilo de vida que excluye a otros, o para poder entusiasmarse con ese ideal
egoísta, se ha desarrollado una globalización de la indiferencia. Casi sin advertirlo,
nos volvemos incapaces de compadecernos ante los clamores de los otros, ya no
lloramos ante el drama de los demás ni nos interesa cuidarlos, como si todo fuera
una responsabilidad ajena que no nos incumbe. La cultura del bienestar nos
anestesia y perdemos la calma si el mercado ofrece algo que todavía no hemos
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comprado, mientras todas esas vidas truncadas por falta de posibilidades nos
parecen un mero espectáculo que de ninguna manera nos altera.
En sus homilías también invita a recordar la misión que Dios le dio al ser humano
en el Génesis: “cultivar y cuidar su creación”. Lejos de los ecologismos radicales,
el Papa habla de una necesaria ecología humana. Solamente si nos preocupamos
unos por otros, también podremos preocuparnos por la naturaleza. Mientras más
humanos seamos, más velaremos rectamente por plantas, animales y por todo lo
creado.
Así mismo el Papa critica fuertemente la “cultura del descarte”, que no se limita a
botar cosas materiales sino que hace a las mismas personas descartables,
especialmente si son pobres o discapacitados, si aún no sirve -como el niño que
está por nacer- o ya no es necesario -como los ancianos-. Esta cultura del
descarte nos ha hecho insensibles incluso a los desperdicios, a los residuos de los
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alimentos, que es aún más despreciable, cuando en todo el mundo, por desgracia,
muchas personas y familias sufren hambre y desnutrición.
Pero como todo profeta, el Papa Francisco no se limita a denunciar el mal, ¡sino
que anuncia el bien! Su descripción del mundo es dramática pero esperanzadora.
En el día mundial del ambiente (2014) realizó una bonita explicación con el pasaje
del milagro de los panes y los peces. Indicó que la narración señala que se
llenaron 12 canastas con la comida que sobró, es decir, no se desperdició nada y
añadió: Doce es el número de las tribus de Israel, simbólicamente representa a
todo el pueblo. Y esto nos explica que cuando la comida se comparte de manera
justa, solidaria, no se priva a nadie de lo necesario, cada comunidad puede
satisfacer las necesidades de los más pobres. La ecología humana y la ecología
ambiental caminan juntas.
Finalizo con las palabras que el Papa utilizó para cerrar su carta dirigida al Foro
Económico Mundial reunido en Davo (Suiza) y que de seguro apelarán
profundamente a todos los empresarios de buena voluntad:
Estoy convencido que una apertura tal a lo trascendente puede dar forma a una
nueva mentalidad política y económica, capaz de reconducir toda la actividad
económica y financiera dentro de un enfoque ético que sea verdaderamente
humano. La comunidad económica internacional puede contar con muchos
hombres y mujeres de gran honestidad e integridad personal, cuya labor se inspira
y guía por nobles ideales de justicia, generosidad y atención por el auténtico
desarrollo de la familia humana. Os exhorto a aprovechar estos grandes recursos
humanos y morales, y a haceros cargo de este desafío con determinación y visión
de futuro. Sin ignorar, por supuesto, los requisitos específicos, científicos y
profesionales, de cada sector, os pido que os esforcéis para que la humanidad se
sirva de la riqueza y no sea gobernada por ella.
Martín de Roca (2018), en su artículo “El pensamiento del Papa Francisco sobre el
desarrollo sostenible”; destaca los siguientes aspectos:
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El Papa Francisco en agosto de 2015 publicó la encíclica Laudato Sí, sobre el
cuidado de la casa común. Es una exhortación a una toma de conciencia en
relación al cuidado del ambiente y al compromiso que todos y cada uno, tenemos
para con las generaciones futuras. El subtítulo de la encíclica “cuidado de la casa
común” justamente refiere al cuidado del lugar que nuestro Padre Dios nos
concede como hogar y que pertenece a toda la humanidad y exige por tanto un
fuerte compromiso en cuanto al cuidado y la preservación del ambiente.
El mensaje del Papa nos lleva a que “nada de este mundo nos resulte indiferente”
(LS 3), porque todas las “criaturas, queridas en su ser propio, reflejan, cada una a
su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios. Por esto, el
ser humano debe respetar la bondad propia de cada criatura para evitar un uso
desordenado de las cosas” (Catecismo de la Iglesia Católica 339).
En virtud de esto, los cristianos estamos “llamados a ser los instrumentos del
Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su
proyecto de paz, belleza y plenitud” (LS 53).
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Cita con referencia a la Comisión de Justicia y Paz “que si bien es cierto que la
desigual distribución de la población y de los recursos disponibles crean
obstáculos al desarrollo y al uso sostenible del ambiente, debe reconocerse que el
crecimiento demográfico es plenamente compatible con un desarrollo integral y
solidario” (LS 50).
Por otra parte, propone “el ideal de armonía, de justicia, de fraternidad y de paz”
(LS 82), que debe regir la “administración responsable”, recordando que el
“dominio” del ser humano sobre lo creado debe tener en cuenta las palabras de
Jesús: “Los poderosos de las naciones las dominan como señores absolutos, y los
grandes las oprimen con su poder. Que no sea así entre vosotros, sino que el que
quiera ser grande, sea el servidor” (Mt 20, 25-26).
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“El análisis de los problemas ambientales es inseparable del análisis de los
contextos humanos, familiares, laborales, urbanos, y de la relación de cada
persona consigo misma, que genera un determinado modo de relacionarse con
los demás y con el ambiente” (LS 141).
Por eso, la ecología integral incluye también aspectos que influyen en la vida
social, como la economía, la política, la cultura, el deporte y cualquier actividad
humana.
“….Hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos
que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo,
nuestro sentimiento de “estar en casa” dentro de la ciudad que nos contiene y nos
une” (LS 151).
En relación a Evangelii Gaudium, se pueden citar algunos puntos que tienen que
ver con aspectos sociales que están muy bien planteados en la Agenda 2030 y los
ODS, y son “la inclusión social de los pobres” y su contribución a “la paz y al
diálogo social”. Plantea la exclusión como un asunto pendiente y vinculado a la ley
del más fuerte, donde el poderoso come al más débil. Asimismo, critica la “teoría
del derrame” que da por supuesto que el crecimiento y la libertad de mercado
contribuyen por sí mismos a la equidad y la inclusión.
Clama el Santo Padre: “¡Pido a Dios que crezca el número de políticos capaces
de entrar en un auténtico diálogo que se oriente eficazmente a sanar las raíces
profundas y no la apariencia de los males de nuestro mundo! La política, tan
denigrada, es una altísima vocación, es una de las formas más preciosas de la
caridad, porque busca el bien común (…) ¡Ruego al Señor que nos regale más
políticos a quienes les duela de verdad la sociedad, el pueblo, la vida de los
pobres!” (pto. 205).
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A continuación se destaca el contenido del video mensaje brindado por el Santo
Padre Francisco a los asistentes a la Cumbre Mundial de Gobiernos (Wordl
Government Summit) que se realizó del 10 al 12 de febrero de 2019 en Dubai, el
cual fue publicado por el Obispado Castrense de Argentina (2019).
“Queridos amigos, ¡Al Salamò Alaikum! ¡La paz esté con ustedes!
Y con estos pensamientos les doy las gracias y le deseo un trabajo fructífero al
servicio del bien común y pido al Señor que bendiga vuestro compromiso por un
mundo más justo y más próspero para todos. ¡Gracias!”
El Papa cree que el mundo necesita una “conversión ecológica” para promover
la sustentabilidad. En su encíclica Laudato Sì, exhorta a todos y todas a mostrar
un cuidado especial por las comunidades indígenas y sus tradiciones culturales.
No solo por defender sus derechos sino en reconocimiento de la cantidad de
pueblos indígenas que tienen que enseñar al mundo sobre la ecología integrada
que la iglesia proclama vigorosamente como parte del Evangelio de la Creación.
Indican líneas de adecuada conversión ecológica y educación ecológica. Este es
un trabajo poderoso que aborda temas ambientales y ecológicos, especialmente la
necesidad de acción sobre el cambio climático.
En la Conferencia el Papa expresó que la Agenda 2030 y los ODS fueron un gran
paso adelante para el diálogo global, marcando una solidaridad nueva y universal.
Pero señaló que durante demasiado tiempo, la idea convencional de desarrollo se
ha limitado casi por completo al crecimiento económico. Además, manifestó que la
cultura ecológica no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y
parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del
ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería
ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un
estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance
del paradigma tecnocrático. De otro modo, aún las mejores iniciativas
ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar
sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que
en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos
problemas del sistema mundial ( https://www.expoknews.com/santa-sustentabilidad-el-papa-
llama-a-una-conversion-ecologica/).
Según el AICA, esta afirmación es parcialmente cierta como ocurre con los
factores del medio ambiente como la contaminación, falta de agua potable y
salubridad y la salud humana.
Una visión holística desaparece las jerarquías entre los diferentes elementos y
valores haciendo que no solamente estén conectadas sino que se hacen
indistinguibles y trae consigo diversos problemas.
Bajo este enfoque algunos presentan el desarrollo sostenible como una nueva
ética global, la escala de valores que guía las decisiones de los individuos, los
países y las empresas. El concepto de desarrollo sostenible es tan vago y global
que une a los ecologistas, pacifistas, activistas de los derechos humanos y
feministas radicales.
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El desarrollo sostenible incluye valores comunes para cada cultura y religión: paz,
solidaridad, equidad, tolerancia, respeto por los derechos humanos; sin embargo
algunas interpretaciones excluyen los valores tradicionales.
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Hasta el empoderamiento o potenciación (“empowerment”) es visto a través del
lente de la perspectiva de género. Darle poder a las personas es darles una parte
en la toma de decisiones. El empoderamiento de las mujeres no solamente incluye
introducirlas al gobierno, es también aumentar su poder en la toma de decisiones
que conciernen a su fertilidad (p.e. a través de la igualdad de género, cambiando
las relaciones de género y los derechos sexuales y reproductivos).
Muchos de los que trabajan para que la gente tome conciencia por el ambiente,
tienen una tendencia hacia la espiritualidad de la Nueva Era y la “ecología
profunda”, y ven a la Tierra como un ser viviente o una deidad.
Por estos motivos es muy importante tener una clara visión católica del desarrollo
sostenible.
Sin embargo, luego se entendió que la misma humanidad que había entendido las
fuerzas de la naturaleza, había dejado afuera una: la humanidad que se había
convertido en un fuerza de la naturaleza tan ponderosa que podría potencialmente
cambiar nuestro mundo por los siguientes siglos.
Monseñor Martino, continuó indicando que tal vez sea necesaria una tercera
revolución en la que se use el conocimiento. Conocimiento es un bien público, uno
que se puede compartir sin perderlo. El conocimiento ayudará a pasar de un
modelo intensivo en recursos a otro intensivo en conocimientos. El conocimiento
es un recurso natural ilimitado.
“Yo los invito a todos a orar conmigo para que los altos representantes de
diversas Naciones del mundo observen hacia delante en sus deliberaciones y
conozcan como orientar a la humanidad a lo largo de un camino de solidaridad
con la humanidad y en la responsabilidad en el compromiso común de proteger la
Tierra que Dios nos ha dado” (Papa Juan Pablo II, mensaje antes del Ángelus,
Plaza San Pedro, 31 Mayo 1992).
Monseñor Martino, indicó que las mismas ideas habían sido planteadas en el
Pronunciamiento Conjunto suscrito el 10 de junio de 2002 por su Santidad Papa
Juan Pablo II y por el Patriarca Ecuménico S. S. Bartolomeo I; y recordó que en
1992 en la Conferencia de Río, hubo discusiones y debates dentro de la
comunidad internacional sobre el desarrollo sostenible y que este concepto debía
ser trabajado para permitir que las raíces del desarrollo sostenible crezcan
profundamente de manera que permita obtener frutos abundantes para toda la
humanidad.
También indicó que los Estados habían ido a la Cumbre Mundial con intereses,
necesidades, recursos, derechos y responsabilidades particulares. El elemento
unificador de esta mezcla orgánica de diversidades legítimas era y debía ser la
persona humana, como se estableció en el primer principio de la Declaración de
Río: "El ser humano está en el centro de las preocupaciones para el desarrollo
sostenible. El ser humano tiene derecho a una vida saludable y productiva en
armonía con la naturaleza".
En este sentido, la Santa Sede continuo afirmando su seria preocupación por los
tres pilares interdependiente y mutualmente sinérgicos del desarrollo sostenible
(económico, social y ambiental) y su contribución al verdadero desarrollo humano
integral y a la promoción del desarrollo y del bienestar del toda la gente.
Desarrollo es la primera de las preguntas de la gente. Como fue notado por el
Secretario General Koffi Annan, "Las Naciones Unidas deben colocar al hombre
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en el centro de todo lo que hace, permitiéndoles satisfacer sus necesidades y
alcanzar su potencial total."
Monseñor Martino, indico que debía reconocerse que las medidas jurídicas,
económicas y técnicas no son suficientes para resolver los problemas que impiden
el desarrollo sostenible. Muchos de los problemas son temas de naturaleza ética y
moral, que llaman a un cambio profundo en los patrones modernos de consumo y
producción, particularmente en los países industrializados. Para alcanzar este
cambio, "debemos apoyar y soportar la “conversión ecológica”. En juego no sólo
está una “ecología física” que se preocupa por salvaguardar el hábitat de varios
seres vivientes, sino también está una “ecología humana”, que se basa en
asegurar y salvaguardar las condiciones morales en las acciones del ser humano
en el ambiente humano.
La Tierra y todos sus recursos son parte de una "herencia común de toda la
humanidad". Este entendimiento favorece la interdependencia, refuerza la
responsabilidad y subraya la importancia del principio de solidaridad global. Esta
realidad se convierte en el fundamento del desarrollo sostenible, dirigiendo los
imperativos morales de justicia, cooperación internacional, paz, seguridad y el
deseo de reforzar el bienestar espiritual y material de las generaciones presentes
y futuras.
"El gran reto moral que enfrentan las naciones y la Comunidad Internacional es el
combinar desarrollo con solidaridad (un compartir de beneficios) para superar
tanto el subdesarrollo deshumanizante y el sobre-desarrollo que considera a la
gente sólo como simples unidades económicas en un sistema de consumo".
Ya que nadie puede ser indiferente o extraño a lo que le pasa a otro miembro de la
familia humana dentro del contexto de la solidaridad, entonces debe ser prioritario
no sólo el completo desarrollo de la gente, sino especialmente de la mejora de las
condiciones de las personas que viven en la pobreza. Más aún, hoy la pobreza no
puede ser definida simplemente en términos económicos sino más precisamente
como la inhabilidad de la persona de realizar el potencial que Dios le dio.
Personas viviendo en pobreza deben ser considerados sujetos activos y deben ser
protagonistas de su futuro. Cualquier iniciativa que contribuya al desarrollo de la
gente debe enfrentar las necesidades materiales y espirituales de las personas.
Uno de los elementos básicos para la existencia humana es el agua. Hoy parte de
la familia humana accede a suministros inadecuados de agua fresca y carece de
servicios sanitarios. La responsabilidad primaria para un empleo sostenible,
protección y gestión del agua del mundo está a cargo de los gobiernos. En la
lucha para erradicar la pobreza el agua juega un papel vital. Esta Cumbre Mundial
debe enfrentar el reto de la disponibilidad de agua.
En 1995, el Papa Juan Pablo II habló de una renovación del espíritu dentro del
sistema de la ONU: "La Organización de las Naciones Unidas necesita elevar
cada vez más el frío estatus de una institución administrativa y convertirse en un
centro moral donde todas las Naciones del mundo se sientan en casa y
desarrollen un sentido de estar en una familia de Naciones’. La idea de familia
inmediatamente evoca algo más que simples relaciones funcionales o una simple
convergencia de intereses. La familia es por naturaleza una comunidad basada en
la confianza mutua, soporte mutuo y respeto sincero. En una auténtica familia el
fuerte no domina, en su lugar los miembros más débiles son los mejor bienvenidos
y servidos debido a su debilidad.
La Santa Sede espera que el resultado de esta reunión no solo sea exitosa, sino
innovadora y que los compromisos que surjan lleven a la humanidad hacia
adelante, para que realmente contribuyan al bienestar espiritual y material de la
gente, sus familias y sus comunidades.
La Santa Sede llamó por un "regalo de uno mismo" como respuesta al egoísmo y
la indiferencia, ya que asegura el bienestar de otros y de las generaciones futuras
y por lo tanto contribuye al desarrollo sostenible. El regalo de uno mismo es el uso
más noble de la libertad humana y es la base para la acción hacia un desarrollo
humano integral.
Lamentó, sin embargo, que este primer principio no haya sido reflejado en la
introducción de todas y cada una de las secciones del documento, ayudo así a
recordar y guiar el propósito de nuestra labor aquí y en todos los ámbitos del
desarrollo sostenible.
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Mi delegación se complace en informar de que a la hora de unirse a la adopción
del consenso, lo hace sin reservas. Al mismo tiempo, la Santa Sede reafirma todas
las reservas previamente expresadas en la conclusión de los diversas
Conferencias y Cumbres de las Naciones Unidas, así como durante las sesiones
especiales de la Asamblea General para la revisión de dichas reuniones.
Cuando se toman en cuenta temas como la protección y uso del agua, la provisión
de servicios sanitarios, la mejora de los asentamientos humanos y la salud
pública, la reducción de la pobreza y el alcanzar los objetivos de desarrollo del
milenio (ODM), nos enfrentamos a una red compleja de interconexiones y
sinergias que necesitan ser evaluadas regularmente. La Santa Sede da soporte a
este proceso en vista de la sesión de la ONU sobre desarrollo sostenible.
La Conferencia ha mostrado como estos temas están relacionados uno con el otro
y como deberían desarrollarse estrategias para promover el desarrollo sostenible y
apoyar la lucha contra la pobreza. Hay de hecho una clara relación entre el acceso
al agua, servicios sanitarios y asentamiento humanos en un lado y al otro la salud
humana, la erradicación de la pobreza, la promoción del crecimiento económico, la
protección del medio ambiente y la adopción de patrones sustentables de
consumo y producción. La comunidad internacional es más consciente de la
necesidad de adoptar una visión multisectorial y multidisciplinaria para confrontar
las dificultades inherentes relacionadas al agua, servicios sanitarios y
asentamientos humanos.
La Santa Sede está de acuerdo con el hecho de que estas tres cuestiones
constituyen en último término una amenaza para la seguridad de las generaciones
presentes y futuras. La necesidad de afrontar estos desafíos en su conjunto es
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indispensable para un sistema de seguridad colectivo. No son amenazas
independientes entre sí.
No se debe olvidar los objetivos de desarrollo del milenio, que buscan reducir a la
mitad para el año 2015 el número de personas sin acceso al agua potable y a
servicios sanitarios básicos, así como mejorar para el año 2020 de manera
significativa la vida de quienes viven en los barrios pobres, según ha sido
reafirmado en la Decisión 13 de la Comisión para el desarrollo sostenible. Muchos
Estados, por desgracia, no cumplirán con el objetivo previsto para el año 2005 de
establecer programas de gestión de los recursos hídricos. Sin embargo, es del
interés de todos los países asistir e invertir en la implementación de proyectos de
este tipo.
Monseñor Migliori afirmó que si se desea hacer del desarrollo sostenible una
realidad de largo plazo se debe crear una economía sustentable. Aún en estas
épocas de cambio y tecnología, la economía reposa básicamente en su relación
con la naturaleza. Su indispensable sustrato es el petróleo, agua y clima; y está
siendo cada vez más claro que si los sistemas que soportan la vida en el planeta
Tierra se degradan o se destruyen, irreparablemente no habrá economía viable
para nadie. Por lo tanto en lugar de ser una externalidad o marginal a la economía,
las preocupaciones medio ambientales tiene que ser entendidas por los políticos
como la base sobre la cual la economía y las actividades humanas descansan.
Las reuniones del G8 de 2005 y 2006 dieron mucha atención a la energía para el
desarrollo sostenible y al cambio climático y también al desarrollo industrial y la
contaminación atmosférica. Estos fenómenos tienen un evidente impacto
ambiental, con amplias repercusiones en la seguridad nacional e internacional;
además en la capacidad de la comunidad internacional en alcanzar los objetivos
de desarrollo del milenio. La comunidad internacional debe continuar
desarrollando su entendimiento entre paz y desarrollo humano.
Mientras tanto si los combustibles fósiles seguirán por el tiempo que se predice y
si los Estados van a descansar sobre opciones híbridas en la mezcla energética,
como sugiere el Secretario General, entonces la inversión pública en tecnología
limpia debe ser acompañada con pragmatismo como una parte urgente de las
estrategias nacionales e internacionales para reducir tan rápido como sea posible
el impacto de la contaminación que el transporte ocasiona en el aire y el mar, si
esos sectores continúan empleando tecnología desactualizadas.
Para afrontar el doble reto del cambio climático y la necesidad por mayores
recursos de energía, se deberá cambiar el modelo presente que sólo busca el
crecimiento económico en nombre del desarrollo, hacia un modelo que evalúe las
consecuencias de sus acciones y es más respetuoso hacia la creación. A esto
debe unirse un desarrollo humano integral para las generaciones presentes y
futuras.
Hace no mucho tiempo el Consejo de Seguridad tuvo una reunión para discutir la
relación entre energía, seguridad y clima. Mientras no todos están de acuerdo con
que esos temas se discutan en el Concejo de Seguridad, el hecho es que se están
observando disputas por el control de recursos estratégicos como el petróleo y
agua fresca, ambos están convirtiéndose en escasos. Si nos negamos a construir
economías sostenibles hoy continuaremos en un camino de mayores tensiones y
conflictos por los recursos.
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A nivel mundial, están ocurriendo cambios ecológicos sin precedentes y nadie
puede predecir completamente las consecuencias de la actividad industrial del
hombre en los últimos siglos. Los remedios no sólo están más allá de nuestra
ingenuidad, sino que se debe ser cuidadoso para no escoger una ruta que haga
las cosas peores, especialmente para los más pobres. No se puede desinventar el
mundo moderno, debemos usar la tecnología y la educación para promover
universalmente el desarrollo sostenible antes que sea muy tarde (Intervención de
Monseñor Celestino Migliore, Representante permanente de la Santa Sede en el
Segundo Comité de la 62 Sesión de la Asamblea General de las Naciones Unidas
para el Desarrollo Sostenible, New York 29 de octubre 2007).
El tema del ambiente está relacionado con otras preguntas básicas, haciendo que
las soluciones holística sean difíciles de hallar. El ambiente es inseparable de
temas como energía y economía, paz y justicia, interés nacional y solidaridad
internacional. No es difícil ver como temas como ambiente, modelos de desarrollo,
equidad social y la responsabilidad personal para cuidar el ambiente están
interrelacionados.
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Por ejemplo, mientras se busca la mejor manera de proteger el ambiente y obtener
el desarrollo sostenible, debemos también trabajar por la justicia en las sociedades
y entre las naciones. Debemos considerar como hoy en la mayor parte de países,
son los pobres y los indefensos los que sufren la degradación ambiental.
Incapaces de hacer otra cosa viven en tierra contaminada, cerca de residuos
tóxicos u ocupan tierras públicas o propiedades de terceros sin ningún acceso a
servicios básicos. Los/as agricultores/as de subsistencia desforestan para
sobrevivir. Su vida transcurre en un círculo vicioso de pobreza y degradación
ambiental.
Las leyes no son suficientes para cambiar los comportamientos personales, estos
requieren un compromiso personal y una convicción ética del valor de la
solidaridad. Se requiere una relación más equitativa entre países ricos y pobres,
poniendo ciertas obligaciones especiales en estructuras industriales en gran
escala, tanto en países desarrollados como en países en vías de desarrollo.
Esto es necesario para tomar medidas serias para la protección ambiental. Una
actitud más cuidadosa sobre la naturaleza puede obtenerse y mantenerse con
educación y una campaña constante de concienciación ambiental. A medida que
más personas conozcan los diversos aspectos de los retos ambientales, podrán
responder mejor.
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Lista de referencias
Contreras Soto, R., & Aguilar Rascón, O. (2012). Desarrollo sostenible: semblanza
histórica. Revista del Centro de Investigación de la Universidad La Salle, 10
(37), 101-121. Recuperado de
http://www.redalyc.org/pdf/342/34223328008.pdf
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