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Acto Administrativo
[1]
Rafael Badell Madrid
[1] *Doctor en Derecho. Individuo de Número de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales. Profesor
de la Universidad Católica Andrés Bello (pregrado y postgrado). Profesor de la Universidad Monteávila.
Ocupó la Cátedra Andrés Bello en la Universidad de Oxford durante el año académico 1998-1999.
Senior Associate Member de la Universidad de Oxford durante el año académico 2006-2007. Socio
fundador del Despacho de Abogados Badell & Grau 1985.
PRIMERA PARTE
EL ACTO ADMINISTRATIVO COMO EXPRESION DE LA FUNCION
ADMINISTRATIVA
I. Orígenes
Luego, la Ley del 16 Fructidor del año III, por medio de la cual se prohibía a
los tribunales judiciales el conocimiento de actos de administración de toda especie,
constituye el primer texto legislativo francés en incluir una expresión similar a la
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actual. De acuerdo al Prof. Eloy Lares Martínez, la expresión acto administrativo,
surge así, como una noción opuesta al Derecho, por cuanto comprende una categoría
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de actos que en ese momento escapa totalmente a la intervención judicial.
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A los únicos fines de precisar los actos que escapaban del control de los
tribunales, surgió el criterio instrumental por el cual el acto administrativo era todo
aquél emanado de la Administración en ejercicio de su “potencia pública”, donde rige
el principio de autoridad, y que por lo tanto exceden de las facultades de los
ciudadanos. Como correspondencia a estos actos de “puissance publique”, surgió la
categoría de los actos de gestión, constituidos por aquellos que la Administración
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Según Forsthoff, desde la segunda mitad del siglo XIX, se comprende bajo el
concepto de acto administrativo las acciones de las más variada índole, realizadas por
la Administración, que caen bajo las doctrinas y principios por los que se rige el obrar
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de la misma.
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jurisdiccional, legislativa del Poder Ejecutivo, las Cámaras Legislativas los tribunales,
tampoco puede utilizarse un criterio formal de graduación pues no solo la actividad
administrativa tiene carácter sublegal, la actividad administrativa consiste tanto en la
producción de actos heterogéneos, sino que los actos unilaterales pueden ser de efectos
generales o actos administrativos particulares, como en la realización de operaciones
materiales.
Entre otras definiciones formales del acto administrativo podemos enunciar las
siguientes:
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George Vedel: “Es un acto jurídico emitido unilateralmente por la
administración con el objeto de modificar el ordenamiento jurídico mediante las
obligaciones que impone o por los derechos que confiere.”.
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Resulta decir hoy que los actos de un órgano del Estado sólo están regidos por
una específica rama del derecho, la opción de Lares Martínez parece tener una
justificación procesal, solo son actos administrativos los que pueden ser objeto de
control parte de la jurisdicción Contencioso-administrativo.
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servicio. Los actos judiciales son las declaraciones emanadas de un juez para concretar
la voluntad de la ley, suelen recogerse en la forma de sentencia, pero también puede
adoptar la forma de auto. Entonces, de acuerdo con este autor, acto administrativo es
una manifestación de voluntad de la Administración Pública entendida ésta como
conjunto de órganos que ejercen el Poder Ejecutivo. Criterio material para definir el
acto administrativo, lo cual no es exacto.
1. Principio de legalidad
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En tal sentido, cabe destacar que todos los órganos del estado, y en concreto los
de la Administración Pública, están sometidos al ordenamiento jurídico, en cuya
cúspide está la Constitución. Para algunos órganos del estado, sin embargo, por su
posición en la jerarquía de las normas, el derecho al cual deben someter su actuación,
solo está consagrado en la Constitución, por lo que el principio de legalidad sería más
propiamente, en esos casos, sólo “principio de la constitucionalidad”.
Administración, no podría actuar sino actos ya previstos y autorizados por la ley, sin
apartarse del contenido de la misma.
1.1 Legalidad formal: La cual alude a la necesidad de una base legal para el
ejercicio del poder de la autoridad administrativa, agotándose este principio, en la
existencia de una norma atributiva de la facultad de actuar.
1.2 Legalidad sustancial: Está constituida por la necesidad de una ley contentiva
de una disciplina, reguladora en su totalidad, de la materia que ha de ser objeto del
poder atribuido. El acto debe contener una serie de elementos intrínsecos por una parte
y que no atente contra una serie de disposiciones prohibitivas por la otra, estos
elementos intrínsecos son:
leyes que rigen la conducta administrativa. El contenido del acto, por otro lado, será
jurídicamente imposible cuando cree sanciones o modifique las establecidas en las
leyes; cuando establezca impuestos u otras contribuciones, salvo dentro de los límites
determinados por ley (como lo establece el artículo 10 de la LOPA); cuando viole lo
establecido en otro de superior jerarquía; cuando siendo un acto particular vulnere lo
señalado en una disposición de carácter general, aun cuando emanare de autoridad de
igual o superior rango a la que dictó la disposición general (artículo 13 de la LOPA).
En efecto esta última disposición viene a sancionar el llamado Principio de
inderogabilidad de los actos generales por actos particulares, el cual es una desviación
del principio más amplio de legalidad administrativa.
1.3 Legalidad teleológica: No basta con que el acto tenga todos sus requisitos
sustanciales convalidados; con que llene todas las condiciones de forma y haya seguido
el procedimiento prescrito, además de eso hace falta que se cumpla con los fines de la
norma que acordó la competencia facultativa de la actuación del órgano del cual
emana. En tal sentido la LOPA establece que el acto discrecional debe cumplir con los
fines que el legislador acordó (Art. 12.). Por último, una contradicción a este fin,
configura el delito conocido como desviación de poder previsto en el artículo 139 de la
CRBV.
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Esta norma establece que ningún acto administrativo podría crear sanciones, ni
modificar las que hubieran sido establecidas en las Leyes, crear impuestos u otras
contribuciones de derecho público, salvo dentro de los limites determinados por la Ley.
Esta norma, por una parte, corrobora el carácter sublegal de la actividad administrativa,
por tanto, reformula el principio de la reserva legal en estas materias. Sin embargo, la
última parte del artículo debe destacarse cuando señala que la reserva legal existe, pero
que la administración podría regular sobre esas materias “dentro de los limites
determinados por Ley”, con lo cual se establece, expresamente, una práctica legislativa
que hasta ahora venía aplicándose, y que deriva de que, con frecuencia, el Legislador
deja en manos del Ejecutivo, el establecimiento por vía reglamentaria, de algunas
sanciones o regulación concreta de algunas contribuciones.
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“Artículo 15. Los decretos son las decisiones de mayor jerarquía dictadas
por el Presidente de la República y, en su caso, serán refrendados por aquel o
aquellos Ministros a quienes corresponda la materia o por todos, cuando la
decisión haya sido tomada en Consejo de Ministros. En el primer caso, el
Presidente de la República, cuando a su juicio la importancia del asunto lo
requiera, podrá ordenar que sea refrendado además, por otros ministros.”.
Con ello queda claro que un Decreto, por ser emanado del Presidente de la
República, se aplica con prioridad frente a Resoluciones Ministeriales y éstas se
aplican con prioridad frente a las otras Órdenes, Providencias y Decisiones, dictadas
por órganos inferiores; e en estos, la jerarquía de los actos se determina por la de los
órganos de los cuales emana.
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Reglamentaria por un Ministro, no sólo este funcionario no puede vulnerarla con sus
actos particulares, sino que el Presidente de la República tampoco puede vulnerar
dicha disposición general, con un acto de efectos particulares.
En resumen:
4. El principio de ejecutividad
Por principio de ejecutividad, la doctrina ha entendido que “Es aquel en virtud del cual
los actos administrativos definitivamente firmes producen los efectos perseguidos con
su emanación, sin necesidad de una homologación por parte de un órgano extraño a la
esfera de la administración. La idoneidad del acto administrativo para obtener el
objetivo para el cual ha sido dictado.” (Hildegard Rondón De Sansó); asimismo “Es
una característica de los actos de la administración, que puede llevarlos a la práctica
por sí misma, sin acudir a ninguna resolución judicial, e inclusive existiendo un pleito
contra el acto, salvo que el tribunal acuerde lo contrario.” (Guillermo Cabanella). Eloy
Lares Martínez ha dispuesto que “La ejecutividad es la cualidad de aquellos actos
administrativos no solo perfectos, sino también eficaces, provistos de la fuerza
necesaria para producir sus efectos naturales.”, por su parte Luís Humberto Delgadillo
Gutiérrez afirma que “La ejecutividad es la fuerza intrínseca del acto, es un atributo del
acto. El acto administrativo es ejecutivo en razón de que la Ley autoriza a la autoridad
administrativa a emitir sus propias resoluciones, sin necesidad de la participación de
otro poder.”.
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Salvo norma expresa en contrario, los actos que queden firmes al concluir un
procedimiento administrativo tienen carácter ejecutivo, es decir, son suficientes, por si
mismos, para que la administración pueda de inmediato ejecutar los actos inmediatos
para su cumplimiento.
5. Principio de ejecutoriedad
5.1 Concepto
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Bajo este esquema, habrá que seguir procedimientos judiciales para conseguir
los efectos del acto administrativo ante la resistencia de los particulares, y sólo en
casos específicamente previstos por las leyes, puede utilizarse la fuerza de la propia
Administración para hacer respetar sus órdenes.
Recibir estas ideas fue fácil en países que carecían de textos constitucionales
protectores de los derechos y libertades de los ciudadanos. Así ocurrió, inicialmente,
en España, cuya doctrina fue trasladada, sin más, a América Latina, desde que en la
mayoría de los casos se erigía un frente y autoritario Poder Ejecutivo, frente a un débil
y entregado Poder Judicial.
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“Si la eficacia es la idoneidad del acto para producir los efectos para los cuales
ha sido dictado y la ejecutividad consiste como se vio, en la cualidad de los actos que
requieran ejecución de que la misma sea realizada por la propia administración, la
ejecutoriedad implica una cualidad mucho más específica. En efecto, ella es
igualmente una condición relativa a la eficacia del acto; pero sólo de los actos capaces
de incidir en la esfera jurídica de los particulares imponiéndoles cargas (tanto reales,
como personales; de hacer, de dar o de abstenerse). Lo relevante de la ejecutoriedad es
que la administración puede obtener el cumplimiento de lo ordenado aun en contra de
la voluntad del administrado y sin necesidad de recurrir a los órganos jurisdiccionales.
La ejecutoriedad del acto administrativo se presenta en consecuencia como una
especial manifestación de eficacia de los actos administrativos que imponen cargas, en
virtud de la cual se puede obtener el objetivo perseguido por el acto aun en contra de la
voluntad de los administrados sobre los cuales dichas cargas recaigan, y sin necesidad
de recurrir a los órganos jurisdiccionales. En la redacción que emplea el texto
sancionado el principio general que rige en materia de ejecución forzosa es su
realización de oficio por la propia administración, salvo que exista una expresa
disposición legal que la encomiende a la autoridad judicial”.
La ley, en este sentido, perfila los principios y las garantías que confiere a los
particulares:
· La ejecutoriedad solo procede cuando hay un acto administrativo
formal. Al efecto el artículo 78 de la LOPA afirma: “Ningún órgano de
la Administración podrá realizar actos materiales que menoscaben o
perturben el ejercicio de los derechos de los particulares, sin que
previamente haya sido dictada la decisión que sirva de fundamento a
tales actos.”.
· Existe la necesidad efectiva de notificar el acto. Al respecto, el artículo
73 de la LOPA indica que los actos que afecten los derechos subjetivos
o los intereses legítimos personales y directos de los particulares,
deberán serle notificados. La notificación debe tener el texto íntegro del
acto con la indicación, si fuere el caso, de los recursos que proceden y
el señalamiento de los términos para el ejercicio y de los órganos o
tribunales ante los cuales deben interponerse. Los vicios de la
notificación por falta de los requisitos previamente indicados, hará que
la misma se considere como defectuosa y que no produzca efecto
alguno.
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Por último cabe destacar, que el artículo 70 de la LOPA establece los supuestos
de pérdida de fuerza ejecutoria de los actos administrativos por el transcurso de un
lapso de 5 años de estar firmes, cuando en ese período la Administración no ha
realizado los actos que le corresponda para ejecutarlos.
El primer derecho constitucional que debe ser conciliado con el ejercicio de esa
potestad exorbitante es, sin duda, el de defensa y tutela judicial efectiva consagrado en
el artículo 68 del Texto Constitucional.
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Obsérvese que las únicas decisiones cuya ejecución podría utilizarse como
excusa para allanar el hogar doméstico, son las que "dicten los Tribunales".
Siendo ello así, es evidente que la Administración no puede ejecutar, por sus
propios medios y sin auxilio judicial, los actos administrativos, cuando para la
ejecución efectiva del acto sea necesario entrar en un hogar doméstico en contra de la
voluntad de sus ocupantes. La violación de esa prohibición constitucional, por parte de
los funcionarios públicos, se encuentra sancionada con pena de prisión por el artículo
185 del Código Penal.
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expide el Juez Penal. Este mecanismo no resulta aplicable en nuestro país, toda vez
que la garantía de inviolabilidad del hogar doméstico se encuentra constitucionalmente
garantizada en términos más rígidos y, como ya hemos señalado, sólo cede para
impedir la perpetración de un delito, o para "cumplir, de acuerdo con la ley, las
decisiones que dicten los Tribunales".
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6. Principio de motivación
7. Principio de discrecionalidad.
7.1 Conceptos:
Proporcionalidad:
El acto debe tener adecuación con los supuestos de hecho que constituyen su
causa. Es decir el acto debe ser justo, racional y equitativo en relación a los motivos
que constituyen su causa. El alcance de este principio lo constituye, en primer lugar,
todo acto debe tener una causa o motivo, identificado, precisamente en los supuestos
de hecho. En segundo lugar, debe haber adecuación entre lo decidido y el supuesto de
hecho, y para que ello pueda ser cierto, es necesario que ese supuesto de hecho haya
sido comprobado, teniendo tal carga, la administración. El acto no puede estar basado
en una simple apreciación arbitraria de la Administración. Además de la verificación
de la causa que motiva la emanación del acto, es necesario, una adecuada calificación
de los supuestos de hechos. Siendo así, el acto no puede partir de un falso supuesto de
hecho, o de una calificación arbitraria, puesto que son estas los principales vicios del
acto administrativo. En conclusión, la administración no puede tragiversar los hechos,
sino que debe dársele un tratamiento racional a los hechos comprobados técnicamente.
Esto abre toda una serie de límites derivados de la racionalidad, de la justicia y de la
equidad en el tratamiento y en los procedimientos.
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La finalidad
El acto discrecional debe tener adecuación con los fines de la norma que
prevé su emisión por el funcionario. Con esto el artículo 12, consagra legalmente el
principio de adecuación a la finalidad legal de los actos administrativos, de manera que
el funcionario al dictarlos, no puede desviar estos fines, y perseguir fines distintos a los
previstos en la norma. La no adecuación a los fines de la norma, se conoce como el
vicio de desviación de poder.
d. La formalidad
Significa que el acto administrativo debe seguir los trámites requisitos y las
formalidades necesarias para su validez y eficacia. Por tanto, el acto discrecional nunca
puede ser arbitrario en sus formalidades.
La igualdad
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La administración, puede entonces variar sus criterios, sin embargo, los nuevos
criterios no pueden aplicarse a situaciones anteriores, pues sus actos carecen de efectos
retroactivos. Pero además, el nuevo criterio que se aplique, no le da derecho a un
particular, a pedir que el acto que lo afectó en un tiempo atrás, sea modificado cuando
ese acto ya es un acto definitivamente firme; es decir, la administración no puede verse
compelida, cuando varía el criterio, a modificar sus actos dictados conforme a criterios
anteriores, por un pretendido derecho del particular, a que variado el criterio, se aplique
ese nuevo criterio a las actuaciones precedentes. Esto, además de la irretroactividad del
acto administrativo, implica la consagración del principio de la irrevocabilidad de los
actos administrativos, es decir, no son libremente revocables, en cuanto a que el
particular, en este caso no tiene derecho a pedir que la administración modifique
libremente sus actos.
SEGUNDA PARTE
LA ESENCIA DEL ACTO ADMINISTRATIVO
Definida como la aptitud legal del órgano administrativo para actuar en sus
relaciones con organismos públicos y con los particulares, que exige un texto
normativo expreso. La competencia objetiva determina la posibilidad de actuar del
órgano y también el deber de actuar.
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de nulidad absoluta, consagra que la incompetencia acarrea la nulidad del acto. Pero
ello se encuentra explicado con detalle en el capítulo de los vicios y nulidades.
2. La voluntad
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3. Los motivos
Son los supuestos de hecho y de derecho que justifican y obligan la emisión del
acto. Los cuales deben estar contenidos en el acto, pues el acto administrativo contiene
un origen, explicación y fundamento que lo sustente. Pues debe entenderse que se
requiere de una razón desde el punto de vista jurídico que sustente el acto
administrativo y ello debe serle manifestado claramente al particular. La motivación
está prevista en el artículo 9 de la LOPA, al establecer que sólo serán motivados los
actos administrativos de carácter particular a excepción de una disposición expresa de
la ley, así como los Actos de Trámites, los cuales están detallados al final de la
clasificación de los Actos Administrativos de la presente obra.
absoluta de fundamentos y no cuando los mismos sólo son escasos; pues se entiende que la motivación
está vinculada con la defensa de los administrados y con la posibilidad de que la autoridad judicial pueda
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4. El contenido
Por otra parte, el objeto debe ser lícito, ello significa que no debe contrariar el
ordenamiento jurídico, es decir jurídicamente inadmisible, por lo tanto no puede ser el
objeto de un acto administrativo una orden de cometer un delito.
Por último, el objeto del acto administrativo debe ser posible, debe ser
susceptible de realizarse tanto en el campo físico, como jurídico. Pues sucede en
muchos casos en los que se dicta un acto que cumpla con todos los requisitos, tanto
esenciales como de forma, pero es de imposible ejecución, bien sea porque el
particular al que va dirigido no existe (es el caso en que fallece) o bien el particular es
un menor de edad, ello son ejemplo de alguno de esos casos.
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5. El fin
El fin del acto y el vicio que lo puede afectar, la desviación de poder fueron el
primer intento de controlar el acto discrecional de lo cual permanece hoy como residuo
la norma del artículo 12 de la LOPA, que exige que el acto discrecional se ajuste al fin
de la norma.
“1. Nombre del Ministerio u organismo a que pertenece el órgano que emite el
acto.
8. El sello de la oficina.
I. Los actos administrativos que provienen de las distintas ramas del poder
Público. (JOSÉ ANTONIO GARCÍA TREVIJANO FOS)
A. Poder Legislativo:
B. Poder Ejecutivo:
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C. Poder Judicial:
Por otro lado, Garrido Falla afirma “no hay inconveniente en que el concepto
de acto administrativo abarque tanto al acto administrativo general como al
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En Italia Forti afirma que los actos administrativos generales no son actos
administrativos, no solo por el hecho de dirigirse a una pluralidad de casos, sino por el
hecho de ser sustancialmente una norma jurídica; asimismo, Cassagne, reserva la
noción de actos administrativos a aquellos de alcance individual, pues en relación con
los reglamentos, son producto de funciones materialmente diferentes.
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tienen efecto erga omnes, mientras que los actos administrativos, a lo sumo
pueden contener estipulaciones a favor de terceros.
TERCERA PARTE
Por actos administrativos simples se entienden aquellos que han sido dictados
mediante la declaración de voluntad de una sola entidad, o de un órgano de la misma
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Por su parte, los actos administrativos complejos son aquellos que resultan del
concurso de voluntades de varios (dos o más) órganos de una misma entidad o de
entidades públicas distintas, que se unen a una sola voluntad (Manuel María Diez,
Enrique Sayagués Laso). Luis Humberto Delgadillo aclara que estos actos
administrativos pueden concretarse bien sea por la concurrencia diferentes órganos de
la administración pública, identificadas respecto de una misma materia y un mismo fin,
o por la participación de diferentes sujetos, que aunque intervienen respecto de la
misma materia, el fin que cada uno persiga es diferente
Ahora bien, para que pueda dictarse el acto definitivo es imprescindible que
previamente se dicten los actos preparatorios o de trámite, estos son, los que se dictan
(como condición, muchas veces, de validez) para hacer posible el acto principal
ulterior (Manuel García Herreros, Enrique Sayagués Laso). Sin embargo, los mismos
no deben confundirse con los actos complementarios, que se identifican con los que se
requieren para darle eficacia al acto definitivo o principal (Manuel García Herreros).
Por último, los actos ejecutivos son los dictados para dar cumplimiento
definitivo al acto principal o definitivo (Eloy Lares Martínez, Enrique Sayagués Laso).
Lares Martínez hace una última clasificación respecto de los actos desde el punto de
vista del procedimiento con relación a los actos firmes o que han causado estado, es
decir, aquellos respecto de los cuales está cerrada o agotada.
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3. Generales o individuales
Esta clasificación del acto administrativo depende de los sujetos al cual o a los
cuales va dirigido el objeto del acto administrativo. Siendo que, los actos de efectos
particulares son los que crean, modifican o extinguen una situación jurídica individual,
referida a uno o varios sujetos particulares y determinados (Gustavo Urdaneta
Troconis, Eloy Lares Martínez), tal como los reglamentos y las ordenanzas; siendo
entonces los actos de efectos generales, los destinados a un número indeterminado de
personas, y no a alguien individualmente identificado. Los actos generales pueden a su
vez subdividirse en actos administrativos generales de contenido administrativo, es
decir, aquellos mediante los cuales la administración formula reglas de derecho o
normas jurídicas; y, actos administrativos de efectos generales no normativos, que, a
pesar de tener alcance general, puesto que están dirigidos a un número indeterminado
de sujetos, carecen de eficacia normativa porque no contienen reglas de conducta
diferentes de las del ordenamiento vigente (Gustavo Urdaneta Troconis).
4. Reglados o discrecionales
Sin embargo, la doctrina moderna ha determinado que no es cierto que los actos
administrativos sean o completamente discrecionales o completamente reglados;
ningún acto administrativo pertenece exclusivamente a una de estas categorías, por lo
que no es posible dividir dichas categoría de actos de forma estricta.
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6. De autoridad o de gestión
Esta clasificación está referida a los motivos o fines por los cuales se dicta, así,
los actos de autoridad son los que la Administracion realiza normalmente en el
cumplimiento de sus funciones jurídicas siguiendo su fin u objeto propio, en palabras
de Lares Martínez, ¨por medio de los cuales la administración procura hacer cumplir
las leyes y asegurar la marcha de los servicios públicos¨. De otra parte, los actos de
gestión son aquellos por medio de los cuales la administración vela por la conservación
de la riqueza y su debida inversión, es decir, en su gestión patrimonial (Eloy Lares
Martínez, Manuel María Diez).
7. Según su contenido
7.1 Admisiones:
7.2 Concesiones
7.3 Autorizaciones
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7.4 Aprobaciones
Son actos administrativos mediante los cuales un órgano del Estado declara su
conformidad con un acto ya formado por otro órgano estatal.
7.5 Renuncia
7.6 Punitivos
7.7 Expropiación
7.8 Órdenes
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7.9 Dispensa
Por último, las dispensas son emanadas por la autoridad administrativa con el
fin de autorizar a los sujetos para no cumplir con una obligación o una carga que tenían
establecida (Luis Humberto Delgadillo).
Los actos de trámite son todos aquellos que se dictan en el ámbito del
procedimiento desde su iniciación (el propio acto de incoación, para empezar) y que se
encadenan como eslabones del mismo (informes, pruebas, requerimientos, propuestas,
[18]
dictámenes…) hasta la resolución definitiva.
Por lo tanto, los actos de trámites son aquellos que no deciden el fondo del
procedimiento, sino más bien, constituyen cada uno de ellos las etapas del
procedimiento que permiten llegar a una decisión. Es por ello que en principio alguna
parte de la doctrina considera que este tipo de actos no son impugnables de forma
autónoma y directa, pues carecen de contenido esencial.
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definitivo.
La primera duda que surge es ¿Si las empresas del estado pueden dictar actos
Administrativos? Pues tal como lo prevé el artículo 7 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos al definir el acto administrativo, solo podrán ser
dictados “…por los órganos de la administración pública”. Es cierto que la naturaleza
de las empresas del Estado es predominantemente pública, pero ello no sería suficiente
si no fuera por la Ley Orgánica de la Administración Pública (LOAP), en la cual
dedica un régimen especial a las empresas del estado en su Título IV “De la
desconcentración de la centralización funcional“, Capítulo II “De la descentralización
funcional”, sección segunda. En ella, la Ley dedica 7 artículos a las empresas del
estado y además las define como las sociedades mercantiles en las cuales la República,
los estados, los distritos metropolitanos y los municipios, o alguno de los entes
descentralizados funcionalmente a los que se refiere esta Ley, solos conjuntamente,
tengan una participación mayor al cincuenta por ciento del capital social. Por lo tanto,
esta forma de entidades descentralizadas funcionalmente le es conferida sin duda
alguna el carácter público, requisito necesario para demostrar su carácter instrumental.
Evitando cualquier confusión que puede surgir con empresas del ramo privado.
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Artículo 101. La creación de las empresas del Estado será autorizada respectivamente
por el Presidente o Presidenta de la República en Consejo de Ministros, los
gobernadores o gobernadoras, los alcaldes o alcaldesas, según corresponda, mediante
decreto o resolución de conformidad con la ley. Adquirirán la personalidad jurídica
con la protocolización de su acta constitutiva en el registro mercantil correspondiente
a su domicilio, donde se archivará un ejemplar auténtico de sus estatutos y de la
Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela o del medio de publicación
oficial correspondiente donde aparezca publicado el decreto que autorice su
creación.”
Artículo 106. Las empresas del Estado se regirán por la legislación ordinaria, salvo lo
establecido en la presente Ley. Las empresas del Estado creadas por ley nacional se
regirán igualmente por la legislación ordinaria, salvo lo establecido en la ley.”
Es así como en principio, las empresas del estado no pueden dictar actos
administrativos, solo por la excepción que el artículo 106 de la LOAP, es decir, las
empresas del estado no pueden dictar actos administrativos salvo que la propia LOAP
lo autorice expresamente, pero ninguna norma de la LOAP le atribuye potestades
públicas a las empresas del Estado de forma expresa, pues el único artículo en el que
puede existir un vínculo es el 32 ejusdem, al referirse a ala descentralización:
https://www.badellgrau.com/?pag=14&ct=2011 49/99
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“Limitación a las delegaciones intersubjetivas e interorgánicas
CUARTA PARTE
EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO
Muchas han sido las definiciones dadas al procedimiento administrativo, sin embargo, todas, o su
mayoría, coinciden en que se trata de un conjunto o una serie de actos o trámites coligados entre sí y
tendientes a una única finalidad (Massimo Severo Giannini, Manuel María Diez), cumplidos por una
autoridad administrativa o un particular (José Araujo Juárez), que se presentan como requisitos o
formalidades legalmente necesarios para la elaboración de un acto administrativo (Gustavo Urdaneta
Troconis, Sabino Álvarez Gendín).
En este sentido, el procedimiento administrativo es la forma, establecida por la ley, de realizar una serie
de actuaciones dirigidas a la manifestación de un pronunciamiento que corresponde a una autoridad
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administrativa (Luis Humberto Delgadillo, Miguel Acosta Romero), y constituye a su vez una garantía en
tanto supone que la actividad de la administración tiene que canalizarse obligadamente a través de unos
cauces determinados como requisito mínimo para que pueda ser calificada de actividad legítima (Jean
Rivero).
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Como nota a señalar está que, en este supuesto, el interesado debe haber sido
lesionado, afectado, en sus derechos o intereses. No basta el simple derecho o interés,
se debe alegar y probar la lesión que se produzca.
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Parágrafo único: La reiterada negligencia de los
responsables de los asuntos o recursos que dé lugar a
que estos se consideren resueltos negativamente como se
dispone en este artículo, les acarreará amonestación
escrita a los efectos de lo dispuesto en la Ley de Carrera
Administrativa, sin perjuicio de las sanciones previstas
en el artículo 100 de esta ley.”.
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ENTERRIA:
4. El principio inquisitivo.
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5. El principio de la imparcialidad.
Así las cosas, la LOPA, siguiendo los principios acogidos por la LPA española,
establece en su artículo 36 los presupuestos de hecho en los cuales los funcionarios
públicos deben inhibirse o abstenerse de conocer asuntos cuya competencia les esté
atribuida, previendo el procedimiento a seguir en caso de configurarse alguno de los
supuestos. En este caso, no es necesaria la recusación ya que el artículo 39 de la LOPA
consagra la posibilidad de la inhibición previa solicitud de parte interesada.
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6. El principio de la publicidad en el Procedimiento Administrativo.
Son los que tienen por resultado actos que otorgan la certeza de hechos jurídicos
relevantes y consisten en declaraciones de ciencia o de conocimiento y en
verificaciones. Por ejemplo, los procedimientos que concluyen en actos de
registro, como los de propiedad. Asimismo, los procedimientos para establecer la
identificación de las personas. Estos procedimientos declarativos, en general,
requieren para su inicio, instancia de parte interesada, y sólo en casos
excepcionales, donde esté interesado el orden público, podrían iniciarse de oficio,
como en materia de identificación de las personas.
Denominados así en la doctrina italiana por el uso del vocablo latino “ablatio” que
denota la acción de quitar, cortar, eliminar. Estos procedimientos tienen por objeto
eliminar o restringir los derechos individuales, por lo que generalmente, se inician
de oficio por la administración, Por ejemplo los procedimientos expropiatorios, o
los sancionatorios que afectan a una cosa o el patrimonio de una persona.
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Los cuales tienen por objeto los actos administrativos que amplían la esfera
jurídica subjetiva de los administrados. El otorgamiento de concesiones
tradicionalmente se ubica en estos procedimientos concesorios, por ejemplo los
procedimientos que atribuyen una calificación jurídica a las personas, como la
concesión de nacionalidad. Estos procedimientos concesorios, tienen la
particularidad que requieren siempre de la instancia de parte y no se inician de
oficio.
a. Procedimiento de oficio:
Exige la solicitud o petición del particular, persona natural o jurídica, que reúna
la solicitud o petición del particular, persona o jurídica, que reúna la condición de
interesado calificado, es decir, que sea titular de un interés calificado, es decir, que sea
titular de una pretensión subjetiva concreta. ( un derecho subjetivo típico, o un interés
legítimo, personal y directo, susceptible de obligar a la Administración a la apertura
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requiere de unas condiciones determinadas para que pueda actuar con legitimidad ante
la administración, pues el particular debe tener un interés sobre el asunto que se
planteé.
3.1 Capacidad
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a. El Procedimiento Ordinario
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b. El procedimiento sumario
Los actos administrativos que adolezcan de algún vicio que según lo establecido
en el artículo 20 los hagan anulables, pueden ser convalidados por la Administración
en cualquier momento, subsanando el vicio de que se trate (Art. 81).
c. Renovación de oficio
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Actos objeto de publicación: Deben ser publicados los actos de carácter general;
aquellos que interesen a un número indeterminado de personas y, finalmente los actos
de carácter particular cuando la ley lo exija.
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En relación con esta última exigencia debe señalarse que la ley obliga a que se
indiquen tanto los recursos administrativos como los jurisdiccionales. Al respecto
consideramos muy peligrosa esta exigencia, dada la naturaleza particular de los
recursos en general, sobre todo si se toma en cuenta el efecto que la falta de tal
indicación produciría. La ley sancionada establece en su artículo 74, que la falta u
omisión de cualquiera de las exigencias establecidas para las notificaciones, implicará
que se las considere "defectuosas" y que no produzcan efecto alguno. Aún más, se'
establece que, "si sobre la base de información errónea contenida en la notificación, el
interesado hubiere intentado algún procedimiento improcedente, el tiempo transcurrido
no será tomado en cuenta a los efectos de determinar' el vencimiento de los plazos que
le corresponden para interponer el recurso apropiado".
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Disposiciones transitorias
1. Texto original
a)' Procedencia
b) Lapsos
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Este, dentro de los 10 días contados a partir de la recepción del expediente, deberá
decidir, sin más trámite, si es procedente o no la inhibición. En el primer caso,
señalará, en la misma decisión, un funcionario de igual jerarquía para conocer del
asunto, remitiéndole el expediente, sin retardo alguno; si no hubiere funcionario de
igual jerarquía, designará uno ad hoc. De no aceptar la inhibición, devolverá el
expediente al funcionario inhibido, quien continuará conociendo del asunto (Art. 38).
4. Recursos administrativos
Concepto:
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Todo recurso administrativo deberá intentarse por escrito. Este deberá contener las
mismas menciones exigidas por el Art. 49 para el escrito mediante el cual se inicia el
procedimiento ordinario, a saber:
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Sin embargo, el órgano ante el cual se recurra podrá acordar, de oficio o a petición
de parte, la suspensión de los efectos del acto recurrido, como decisión previa a la
resolución del recurso. Esta decisión de suspensión temporal de los efectos del acto
pueden tomarse en dos casos:
1. Cuando la ejecución del acto pudiera acarrear grave perjuicio al
interesado, o
2. Cuando la impugnación se fundamentare en la nulidad absoluta del acto.
Resolución por delegación: Ningún órgano podrá resolver por delegación los
recursos intentados contra sus propias decisiones (Art. 88).
a. Recurso de reconsideración
Deberá interponerse dentro de los 15 días siguientes a la notificación del acto que
se impugna. Pues vencido el lapso sin que se interponga el recurso, el acto quedará
firme y no podrá ser impugnable. Es por ello que se dice que el acto emanado de la
administración es definitivo y no firme del todo.
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a.5 Decisión
b. Recurso jerárquico
b.1 Procedencia
Este recurso procede cuando el órgano inferior decida no modificar el acto de que
es autor en la forma solicitada en el recurso de reconsideración o es decido en forma
desfavorable para el interesado, es decir, para que se pueda interponer este recurso,
debió haberse agotado el ejercicio del recurso de reconsideración, pues el propio
artículo 95 LOPA lo prevé así. El recurso jerárquico sólo puede intentarse contra el
acto del inferior.
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b.5 Decisión
La decisión del recurso jerárquico deberá ser expresa y dentro de los 90 días
siguientes a la fecha de interposición del recurso. El contenido de la decisión debe ser
acorde con los artículos 89 y 90 de la LOPA, en la cual podrá confirmar, modificar o
revocar el acto impugnado, así como ordenar la reposición en caso de vicios en el
procedimiento, sin perjuicio de la facultad de la administración para convalidar los
actos anulables. El efecto principal del recurso jerárquico consiste en agotar la vía
administrativa, pues en caso de tener un decisión desfavorable para el particular o no
haber recibido respuesta por parte de la administración en el lapso legalmente previsto
(90 días), queda abierta la vía contencioso administrativa por ante la jurisdicción
contencioso administrativa. Pues según el artículo 93 de la LOPA, una vez agotada la
vía administrativa, se podrá acceder a los tribunales contenciosos administrativos.
c. Recurso de revisión
c.1 Procedencia
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Este tipo de recurso solo procede en casos específicos que establece el artículo 97
de la LOPA:
Este recurso se interpone ante el Ministro respectivo, tal como lo establece el artículo
97 de la LOPA
5.1 Normales
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“Artículo 60. La tramitación y resolución de los expedientes no podrá exceder
de cuatro (4) meses, salvo que medien causas excepcionales, de cuya existencia
se dejará constancia, con indicación de la prórroga que se acuerde.
La prórroga o prórrogas no podrán exceder, en su conjunto, de dos (2) meses.”
5.2 Anómalos
a.1 Desistimiento
a.2. Transacción
Es una de las figuras jurídicas a través de la cual las partes pueden extinguir por
vía excepcional el proceso, al declarar libre, expresa y espontáneamente la cesión
mutua de sus pretensiones.
b. Por inactividad
b.1 Caducidad
Elementos característicos:
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b.2 Perención
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d. Reforma legislativa
QUINTA PARTE
Ahora bien, los actos administrativos son inválidos cuando han violado una
norma constitucional o legal o cuando las requisitos de validez mencionados. En estos
casos, el acto administrativo está viciado de nulidad absoluta o anulabilidad, y es
susceptible de ser impugnado tanto en vía administrativa como en vía contencioso
administrativa. En estos casos podría decirse que el acto está viciado por contrariedad
[22]
al derecho y es susceptible de ser anulado .
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En este sentido, Marienhoff afirma que los vicios del acto administrativo son
las fallas o defectos con que éste aparece en el mundo del derecho y que, de acuerdo al
orden jurídico vigente, afectan la “perfección” del acto, sea en su validez o en su
eficacia, obstando ello a la subsistencia o a la ejecución del acto.
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Los actos administrativos que sean “perfectos” deben tener validez y eficacia,
pero para que ocurra el primero de ellos, el acto deberá cumplir con los requisitos de
forma y fondo. Es por ello que aquellos que carezcan de los mismos adolecerán de los
siguientes vicios:
a. Incompetencia: Manifiesta o no
“Así, el acto dictado por una autoridad incompetente para ello, puede
encontrarse vicios por usurpación de autoridad, por usurpación de
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funciones o por extralimitación de funciones.”
Tal criterio ha sido sostenido y ratificado por la Sala Política del Tribunal
Supremo de Justicia, mediante sentencia N° 1.211 de fecha 11 de mayo de 2006, bajo
la Ponencia del Magistrado Emiro García Rosas en la cual establece:
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c. Falso supuesto:
“Se concibe el falso supuesto como un vicio que tiene lugar cuando la
Administración se fundamenta en hechos inexistentes, o que ocurrieron de
manera distinta a la apreciación efectuada por el órgano administrativo, o
finalmente, cuando la Administración se fundamenta en una norma que no es
aplicable al caso concreto. Se trata, entonces, de un vicio que por afectar la
causa del acto administrativo acarrea su nulidad absoluta; por lo cual es
necesario examinar si la configuración del acto administrativo se adecuó a las
circunstancias de hecho probadas en el expediente administrativo, de manera
que guardaran la debida congruencia con el supuesto previsto en la norma
legal.”
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Ahora bien, este criterio sido el sostenido, pues la Sala Político Administrativa
del Tribunal Supremo de Justicia en la sentencia N° 1.419 de fecha 23 de septiembre
de 2003, con ponencia de Yolanda Jaimes Guerrero, afirmó:
d. Desviación de poder
La desviación de poder como vicio del acto administrativo es, al igual que la
mayoría las instituciones de esta rama del Derecho, resultado de la obra pretoriana del
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Riveró, por su parte, la define como «el vicio que enerva un acto mediante el
cual la Administración ha perseguido un fin distinto al que el Derecho le asigna,
[26]
desviando así, de su fin legal, el poder conferido».
autoridad competente”- deberá mantener la debida “adecuación con ... los fines de la
norma”. De esta manera, la Ley de Procedimientos Administrativos deja claro que el
cumplimiento de los fines de la norma es siempre un elemento reglado del acto
administrativo, incluso cuando se trate de potestades atribuidas a la Administración
bajo la técnica de la competencia discrecional.
Por lo tanto, cuando un funcionario dicta un acto, tiene que cumplir los fines
que la norma prevé; no puede usar su poder para fines distintos a los previstos en ella,
por lo que si el funcionario usa su poder para otros fines distintos a los establecidos, el
acto dictado está viciado en la finalidad, conocido como vicio de desviación de poder.
[29]
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e. Inmotivación
Para el profesor Eloy Lares Martínez, todo acto debe tener sus motivos de
hecho y de derecho. Hay ilegalidad en caso de inconsistencia de los motivos, porque
los hechos o situaciones que se han presentado como determinantes del acto sean
materialmente inexistentes, o bien porque no tienen el carácter exigido por ley para
servir de motivos del acto considerado. Ello fue antes desarrollado mediante del falso
supuesto, pero no debe confundirse con el vicio de inmotivación, pues consiste en la
ausencia total del origen o causa que lleve a producir el acto administrativo.
“...Al respecto cabe señalar que la motivación del acto atiende a dos
circunstancias: la referencia a los hechos y la indicación de los
fundamentos legales en que se basa la Administración, es decir, su
justificación fáctica y jurídica, lo que constituye un elemento sustancial
para la validez del acto, ya que la ausencia de causa o fundamentos
abre amplio campo para el arbitrio del funcionario, pues en tal
situación jamás podrán los administrados saber por qué se les priva de
sus derechos o se les sanciona. Corolario de lo anotado es que la
motivación del acto permite el control jurisdiccional sobre la exactitud
de los motivos, constituyéndose en garantía de los derechos de los
administrados.
Además, cabe advertir que la motivación del acto, no implica un
minucioso y completo raciocinio de cada una de las normas que le
sirven de fundamento al proveimiento, pues basta que pueda inferirse
del texto los fundamentos legales y los supuestos de hecho que
constituyeron los motivos en que se apoyó la Administración para
decidir.
Con el fin de delinear aún más el referido vicio en el elemento formal del acto
administrativo, es criterio de la Sala Político Administrativa del Tribunal Supremo de
Justicia, sustentado en sentencia dictada en fecha 23 de octubre de 2001, signada con el
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número 02361 (Caso: María del Carmen García Herrera), en la cual se indicó lo
siguiente:
“...la doctrina administrativa ha concebido la motivación como la
expresión sucinta de los fundamentos de hecho y de derecho que dan lugar a la
emisión de un acto por parte de la Administración, independientemente de la
falsedad o no de la fundamentación expresada, siendo así necesario distinguir
entre este último, es decir, la motivación y el motivo del acto, el cual forma parte
de los elementos de fondo del acto administrativo. De allí que la falsedad del
motivo pueda acarrear la nulidad absoluta del acto, mientras que los vicios en la
motivación sólo producen su anulabilidad, siendo subsanables en cualquier
caso, salvo que afecten el derecho a la defensa del particular.
Hecha la diferenciación anterior, queda claro, respecto de la
motivación, la necesidad que existe de cumplir con este requisito de forma para
la emisión de todo acto administrativo, a fin de dar cumplimiento con el mandato
contenido en el artículo 9 de la Ley Orgánica de Procedimientos
Administrativos, y aun más, con el objeto de permitir al administrado conocer
los motivos en los cuales se ha basado la Administración, y a partir de ello,
evaluar la posibilidad de ejercer los recursos que tenga a su alcance para
rebatir la actuación administrativa.
Ahora bien, entre los vicios que pueden afectar la motivación, cabe
distinguir entre la inmotivación o ausencia de motivación y la motivación
insuficiente. La primera configurada por un vacío total en la información
dirigida a esclarecer los motivos en que se fundamentó la Administración para
tomar su decisión, mientras que la motivación insuficiente tiene lugar cuando a
pesar de existir una expresión referida a los hechos o el derecho aplicado, ésta
se presenta con tal exigüidad que no se logra conocer con exactitud los motivos
que dieron lugar al acto administrativo”.
Existen otros vicios en la forma del acto administrativo, que a pesar de no ser
de un contenido a justificación como otros, son relevantes para la validez del acto. Los
más comunes son algunos de los numerales del artículo 18 de la Ley Orgánica de
Procedimientos Administrativos, como lo son: 1. Nombre del Ministerio u organismo a
que pertenece el órgano que emite el acto, 2. Nombre del órgano que emite el acto, 3
Lugar y fecha donde el acto es dictado, 4. Nombre de la persona u órgano a quien va
dirigido, 6. La decisión respectiva, si fuere el caso y 8. El sello de la oficina.
En estos casos el acto está viciado por no cumplir los requisitos establecidos en la ley
en cuanto a su forma, pero ello no implica que el órgano que emitió el acto pueda
subsanarlos.
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[31]
administrativo . Por lo tanto los actos administrativos deben ajustarse al
procedimiento establecido legalmente para que el acto tenga validez, sin embargo hay
una diferencia cuando el acto se dictó en ausencia o falta total de procedimiento
legalmente establecido respecto a los vicios del procedimiento, derivados a
irregularidades en él. Pues en el primero se produce la nulidad absoluta y en el segundo
la nulidad relativa.
SEXTA PARTE
LAS NULIDADES DEL ACTO ADMINISTRATIVO
I. Nulidades
1. La nulidad absoluta
Estos son los únicos supuestos que producen la nulidad absoluta, en caso de
presentarse cualquier otro vicio diferente a estos, se producirá la anulabilidad.
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Como los actos de nulidad absoluta se entienden como nunca dictados y por
ello no producen efectos, existe la posibilidad de impugnar el acto en cualquier
momento, por carecer de firmeza, tal como lo establece el artículo 83 de la Ley
Orgánica de Procedimientos Administrativo. En consecuencia, al no producir efecto el
acto, los particulares pueden oponerse a su cumplimiento y en caso de ser revocado por
la administración, el acto no produce efectos después de su revocación.
2. Nulidad relativa
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II. Diferencias
1. Respecto de la convalidación
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En los vicios que produzcan la nulidad absoluta, ellos afectan la totalidad del acto
dejándolo sin efecto alguno, mientras que en la nulidad relativa pueden afectar la
totalidad o parte de los actos administrativos, pero si afectare solo una parte del acto, el
resto tendrá plena validez.
Este análisis permite establecer un orden claro de los efectos que producen
determinados vicios y así poder establecer una correcta estrategia procesal al momento
de recurrir un acto administrativo viciado.
Bibliografía
DIEZ, Manuel María: “El Acto Administrativo”; Segunda Edición, Tipográfica Editora
Argentina, S.A., Buenos Aires, 1961.
https://www.badellgrau.com/?pag=14&ct=2011 97/99
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[1] PENAGOS, Gustavo, “El Acto Administrativo”, Tomo I, Cuarta Edición, Ediciones Librería del
Profesional, Bogotá, 1987, p. 13.
[2] DIEZ, Manuel María, “El Acto Administrativo”, Segunda Edición, Tipográfica Editora Argentina, S.A.,
Buenos Aires, 1961, p. 101.
[3] LARES MARTINEZ, Eloy, “Manual de Derecho Administrativo”, Décima Segunda Edición, Facultad
de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, Caracas, 2001, p. 129.
[8] PÉREZ LUCIANI, Gonzalo, “La noción del Acto Administrativo” (Discurso de incorporación a la
Academia de Ciencias Políticas y Sociales), Academia de Ciencias Políticas y Sociales, Caracas, 1998,
p. 22.
[9] Ibidem
[14] SAYAGUÉS LASO, Enrique. “Tratado de Derecho Administrativo”, Tomo I, Montevideo, 1953, Pág.
433
[15] DROMI, Roberto, “El Acto Administrativo”. Buenos Aires, 1997. Pág. 51
[16] LARES MARTÍNEZ, Eloy. “Manual de Derecho Administrativo”, Caracas, 2001, Pág. 155
[17] LARES MARTÍNEZ, Eloy, ¨Manual de Derecho Administrativo¨, Décima Segunda Edición
Actualizada a la Constitución de 1999, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad
Central de Venezuela, Caracas, 2001. P. 142.
https://www.badellgrau.com/?pag=14&ct=2011 98/99
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[18] SÁNCHEZ MORÓN, Miguel. “Derecho Administrativo” Parte General. Madrid 2005. Editorial Tecnos.
Pág. 518
[19] GARRIDO FALLA Fernando, PALOMAR OLMEDA Alberto y LOSADA GONZÁLEZ Herminio.
“Tratado de Derecho Administrativo” Parte General. Madrid 2005. Editorial Tecnos. Pág. 584
[20] LINARES BENZO, Gustavo. “El Derecho Público a los 100 número de la revista de Derecho Público
1980-2005”, Caracas, 2006, Pág. 762
[21] DROMI, Roberto. Derecho Administrativo. Ediciones Ciudad Argentina. Buenos Aires 1997. Pág.
260
[23] URDANETA TROCONIS, Gustavo. “Derecho Contencioso Administrativo” libro homenaje al profesor
Luís Enrique Farías Mata, Barquisimeto, Venezuela, Pág. 120
[24] Corte Suprema de Justicia – Sala Político Administrativa, caso Farmacia Unicentro, ponencia Cecilia
Sosa G, fecha 21 de diciembre de 1989, Revista de Derecho Público N° 41, pág. 85.
[25] MEIER, Enrique, “Teoría de las Nulidades en el Derecho Administrativo”, Editorial Alva, S.R.L.,
1991, p. 265
[26] DE GRAZIA SUAREZ, Carmelo. “El vicio de la desviación de poder en el Derecho Venezolano”
ponencia presentada en las V Jornadas de Derecho Administrativo Allan Brewer-Carías en la ciudad de
Caracas el día 22 de marzo de 2000.
[28] Cfr. Chinchilla Marín, Carmen. La desviación de poder. Madrid, Civitas, Segunda Edición, 1999; p.46
[31] LARES MARTÍNEZ, Eloy. “Manual de Derecho Administrativo”, Facultad de Ciencias Jurídicas y
Políticas, Universidad Central de Venezuela. P. 187
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