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Santiago mataindios: la continuación de un discurso medieval en la Nueva España

Author(s): Javier Domínguez García


Source: Nueva Revista de Filología Hispánica, T. 54, No. 1 (2006), pp. 33-56
Published by: Colegio de Mexico
Stable URL: http://www.jstor.org/stable/40300554
Accessed: 25-01-2016 01:39 UTC

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SANTIAGO MATAINDIOS:
LA CONTINUACIÓN DE UN DISCURSO
MEDIEVALEN LA NUEVA ESPAÑA

Desde la obra de Américo Castroimportantesrevisioneshistó-


ricashan intentadovanamenteexponer las fallasy los mecanis-
mos de una agenda españolista que a lo largo de los siglos
politizó la imagen del apóstol Santiago1.El último gran esfuer-
zo por mostrarel artificiodel fenómenojacobeo en la Península
ibérica es el libro de FranciscoMárquezVillanueva,en donde
magistralmentese señalaque "unahistoriaresponsableha de co-
menzar por hacerse ella misma objeto de estudio, y no podrá
perder de vistaque incluso sus retrocesos,deformacionesy ca-
prichosson los de los hombresque la escribeny hastade cierta
manerala protagonizancon su laboreo"2.Estaspropuestasde
corte peninsularistapueden ser extremadamenteútiles parael
estudio del protagonismosantiaguistaen Américaya que ayu-
dan a aproximarnos,junto con los aportes metodológicos del
materialismoculturaly los de la fenomenologíade lasreligiones,
a un análisiscríticode la construcción,representacióny funcio-
nalidad del símbolo del apóstol Santiagoen la Nueva España.
Lainvencióny posteriordesarrollo,esencialmenteproteicoy
poliédrico,del símbolode Santiagodurantela bajaEdadMedia,
respondíaa diferentesproyectosde la naciónespañola,marcados
muchasveces por propuestascontradictoriasy por comprome-
tidosparéntesishistóricos,en donde la regeneraciónde los sím-
bolos sacrosfundacionalesrespondíaa determinadascoyuntu-
rasen el desarrollode la hegemonía dominantepor partede las

1 Remito al libro de Américo Castro, La realidad histérica de España,


2- ed., Porrúa, México, 1962.
2 Santiago: trayectoriade un mito, Edicions Bellaterra, Barcelona, 2004,
p.418.

NRFH,LIV (2006), núm. 1, 33-56

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elites letradas.Al mostraren este artículola exportacióny rese-


mantizacióndel símbolo de Santiagoen la Nueva España,po-
demos acercarnosa analizarlos momentos de rupturaen una
idea de Españaque intentó articularsecon baseen una hegemo-
nía cristianapero que, sin embargo,llevabaen lo más oculto de
su bagajeseñasde la identidadmusulmana3.En los argumentos
que siguen veremosque la constantepresenciade SantiagoMa-
taindiosen las crónicasamericanasfue impulsadapor una elite
clericalcapazde articularun discursoy finalmentehistoriaruna
Conquistaque, ademásde desintegrarla razóneconómicadel frá-
gil imperio,tambiéncreó una nuevavisiónde destinoen donde,
como puntualmenteseñalóel antropólogoperuanoEmilioChoy
"lateologíapredominósobrela razón,y con el mito se desfigura-
ron los acontecimientoshistóricos"(p. 415).
Larepresentaciónliterariade la Conquistade la NuevaEspa-
ña llevadaa cabopor el clero respondíaa la necesidadinmediata
de incluir viejas identidades medievales en nuevos espacios
geográficos.Dentro de este esquema,la presenciade Santiago
en Américatiene su lógica estructural.Las teorías políticas de
José Luis Barreironos recuerdan que todo espacio ordenado
tiene un núcleo de poder del que emananlas fuerzasque verte-
branun territorioy hacen posiblela existenciade dicho espacio
ordenado4.La necesidad de incluir el continente americano
en la cartografíade la primeramodernidadalteró el concepto
medievaldel espacio habitabley, como consecuencia,repercu-
tió sobre los centros exigiendo la necesidad de adaptarsea las
nuevascoyunturasgeográficas.En esta relación estructuralen-
tre centroy periferiadestacala función que desarrollanlos sím-
bolos sacrosen la construcciónde nuevasidentidades,haciendo

3 Véase el estudio pionero de EmilioChoy,"DeSantiagoMatamorosa


SantiagoMataindios",Antropología e historia,Universidadde San Marcos,Li-
ma, 1985,p. 339. Choyadvierteque paracomprendera Santiagode España
es necesario conocer al fundador del Islam.Santiagoes para Choy, en la
mismamaneraque lo entendió AméricoCastro,una reaccióny creaciónre-
ligiosapuestade manifiestopor una situaciónreal y total derivadadel cho-
que entre las culturas musulmanay cristiana.El antropólogo peruano
interpretael simbolismode Mahomacomo el de un arbitrosin poder deje-
fe de Estadoy sin administraciónque instaurala unidadorgánicay suminis-
trauna ideología nacional (pp. 341-342).
4 "Análisisconceptualdel centro
cosmológico",en Lafunciónpolíticade
los caminos de peregrinación en la Europa medieval: estudio del Camino de Santiago,
Tecnos, Madrid,1997.

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coincidir en el mismo marco ideológico los fundamentospolí-


ticos con las razonesreligiosas.
Nada tiene de extraño que el apóstol Santiago apareciese
en NuevoMundojusto cuandose estabandefiniendolos espa-
el
cios políticosy militaresen la Europade la primeramodernidad,
y en un momento de cambiocuandoel foco de poderya no esta-
ba en Romasino en España.Al igualque anteriormentesucedió
con Hispaniadurante los principiosde la baja Edad Media,la
inclusión del territoriodel Nuevo Mundo,y con ello el sentido
del pasado,llegó retrospectivamentedesde el futuro. Es decir,
el fenómeno jacobeo se manifestóen América,el nuevo extre-
mo de Occidente,medianteun complejosistemade hierofanías
que legitimabanla necesidad de un futuro todavía por cons-
truiry que empezabaa manifestarsepor medio de una cultura
dirigida.En estos espaciosemergentes,y en el proceso de cons-
trucción de nuevasidentidades,es donde cobran importancia
las aparicionesde los símbolos,religiososy monárquicos,orien-
tados a la inclusión de identidadespreviamentedefinidas me-
diante la unificaciónde vínculossimbólicosentre los subditosy
el poder centrípeto que emana de la autoridadcultural.
Al mismo tiempo, la exportacióndel símbolo de Santiagoal
nuevo continente fue una manera de defenderse ante la in-
mensidad del territorioamericano que el sujeto renacentista
tenía que integrar en la idiosincrasiade su destino providen-
cial. El símbolo del apóstolSantiagose sistematizórápidamente
en la Nueva España,negociando nuevasidentidadesen la me-
dida que se iban controlando los espacios geográficos y sus
realidadesfísicas.Másadelante,el significadodel símbolo apos-
tólico evolucionó y fue, eventualmente, internalizadopor las
comunidadesindígenasconformeavanzóla colonizacióndel con-
tinente americano,convirtiendola Conquistaen una extensión
temporal y espacial de la consumida reconquista peninsular:
primero,por la esencia telúricade su carácterbélico paracon-
quistary dominar el territorio;segundo, por su identidad sa-
cra, capaz de legitimarla ocupación del territoriopor medio
de su implícitahierofanía;por último, y por medio de la inter-
nalizacióny evolucióndel símbolo,se creó una reinterpretación
de Santiagocapazde expresaruna identidadprimeromestizay
más tardecriolla.Santiago,que al principiode la Conquistacon
espadaen mano ayudóa afianzarel sometimientode los indíge-
nas, se mostró luego capaz de integrarlosen el proceso de la
colonización.El símbolo aterradordel apóstol,dios del trueno,

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terminó actuandocomo mediadorpor excelencia entre el ani-


quilamientodel mundo indígenay la difusióndel cristianismo5.
Los indígenas, que en un principiovieron aterradoslas imáge-
nes de Santiagoy la Virgen en los estandartesespañoles, reco-
nocieron en sus emblemas el poder arrolladorde los santos
españolesy decidieron valersede ellos.
En el MemorialporelpatronatodeSantiago,escrito por Francisco
de Quevedoen 1627,se mencionacon granadmiracióny fervor
patrióticoel libro4 de la HistoriadelasIndiasOrientales
del cronis-
tajesuitajuan Pedro Maffeo. Quevedo, como buen hidalgode la
Ordende Santiago,arguyeen favorde la recuperaciónde los va-
lorestradicionalesde la Españamedieval,recordandoque duran-
te la Conquistade América,"losindios preguntabanquién era
aquelinsigne Capitánde la cruzbermejay armasresplandecien-
tes que hacíaque pocos cristianosvenciesena innumerablesmo-
ros.. . y que respondióPayba,que era Santiago,bajocuyatutelay
patrocinioestánpuestostodos los españoles"6.
Un análisisdetallado de las invocacionesde Quevedo nos
muestrala articulacióninducida de un discursodel indígena y
parael indígena. Es decir, un discursoindigenistaen donde el
amerindio tiene que entraren la dicotomía moro-cristianopa-
ra poder ser reconocido como sujeto y potencial subdito. Esta
relación entre sujeto, historia y representación social es útil
paracontextualizarla conquistade Américaen la primeramo-
dernidad,aunque, sin embargo,todavíaestá presente en algu-
nos discursosculturalesde la modernidad.
Cinco siglos después de que el Memorial de Quevedo fuese
publicadoen España,el tono conservadory arcaicode su mani-
fiesto hace eco en la conmemoracióndel quinto centenariodel
descubrimientode Américarememoradopuntualmentepor la
Xunta Gallega.Las ideas que apuestanpor una esencia santia-
guistade España,en el mismo estilo que lo hizo Quevedo,vie-
ron de nuevo la luz en la publicacióndel enorme volumen de
Santiagoy América en donde EduardoCárdenasreconoce, o por
lo menos admite en su introducción con algo de ironía, que:

5 Parauna lecturacomprensivade la ideología de la


Conquistaremito
al artículode RolenaAdorno,"Losdebatessobre la naturalezadel indio en
el siglo xvi",RevistadeEstudiosHispánicos,1992,núm. 9, 47-66.
6 Memorial
por el patronato de Santiago y por todos los santos naturales de Espa-
ña en favor de la elección de Cristo nuestro Señor, en Obras completas en prosa, est.
prel., ed. y notasF. Buendía,6- ed., Aguilar,Madrid,1979,p. 866.

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Los editoresdel libro [Santiagoy América]son conscientesde que


la mitadde la leyenda,la de un Santiagoconquistadory matamo-
ros, hoy no será entendida;más aún, será anatematizadadentro
del climade exasperación,muchasveces con incoherenciay mala
fe, contrala conmemoraciónde estoscinco siglosde esfuerzoevan-
gelizadory de fe católica.En esta época de tanta proclamación
de derechos humanos y de respeto por los valores autóctonos,
habríaque exigir un esfuerzoexcesivo para que se entendiera e
interpretarala figuradel Señor Santiagocabalgandoen el blanco
corcel, de coraza,celada y morrión, espada flamígeray rodela7.

Lacontinuidadretrógrada,valgala paradoja,de los discursos


patrióticosen favordel pilarespañolistade Santiagoen América
desde Quevedo a Cárdenas,en oposición primeroa la reforma
carmelitanadel sigloxvii,y másrecientementea "laproclamación
de derechoshumanosy de respetoporlosvaloresautóctonos",sir-
ve pararesaltarel argumentoque se presentaa lo largo de este
artículoy que se reducea dos manerasdiferentesde entender el
símbolode Santiagoy por ende la esenciade España:una de ellas
conservadora, que presentael símbolojacobeo como sosténteleo
lógicoy pilarinmutablede la EspañaSagrada;y la otra,casisiem-
porla revisión
pre en los límitesde la historiaoficial,se caracteriza
historiográficay el esfuerzo de presentar el símbolo de Santiago
como desafortunadoproducto,y no como productor,de esa Es-
pañaintransigentey obcecada.
Aún así,cabeseñalarque la tesishastaahoradogmáticasobre
la estrechavinculaciónpolíticade las monarquíashispanascon
el símbolo de Santiagode Compostelano es compartidapor la
mayoríade los que estudiamosel fenómeno jacobeo. Márquez
Villanueva,en su excelente historiografíasobrela trayectoriapo-
líticade lo que él entiendecomo "elmitode Santiago",señalaque
los monarcascristianosde la penínsulatuvieron"exquisitocuida-
do de no ligarsu legitimidadal apóstol ni a su sepulcro"8.Már-
quezVillanuevatambiéndiscrepacon la tesisde AméricoCastro
y aseguraque el ilustrehistoriador"ibademasiadolejos al escri-
bir que para aquellos monarcas non eratpotestasnisi a Jacobo"
(p. 213), negándolela teoríaa Castrode que en Santiagose fun-
dabanla fuerza,el prestigioy el reino de España.
7
Santiagoy América:Mosteirode San MartiñoPinario, Santiagode Composte-
Editorial,Com-
de Santiago-Galicia
la, 1993,Xunta de Galicia-Arzobispado
postela, 1993, p. 36.
8 Op.ciL,p. 213.

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JAVIER NRFH,WV

Fuera de la polémica, de nuevo abiertainteligente y pun-


tualmentepor MárquezVillanueva,sobre si Santiagocrea a Es-
paña o, si al contrario, es Españala que crea el símbolo y la
figurade Santiago,vamosa detenernos en una etapa de la evo-
lución de este debate marcadapor los culminanteseventos del
año 1492, año en que la banderade la Orden Militarde Santia-
go ondeabajunto al estandartede los ReyesCatólicosen la ciu-
dad de Granada9.Toda España, señala orgullosamenteJosé
MaríaDíaz Fernández,coeditor de Santiagoy América, "teníaen
este momento la firme persuasiónde que el apóstolacababade
coronaruna campañade ocho siglos"10. Sin embargo,fue a par-
tir de aquel momento que la popularidadde Santiagoempezó
a decaer en España mientras encontraba en América fértiles
camposde batalladonde combatira los infielesy eventualmen-
te ideologías oportunistasdispuestas a apropiarsedel poder
taumatúrgicode Santiago.
El historiadormexicano RafaelHeliodoro Valle publicó su
tesisdoctoralen 1944 con un extenso inventario,aunqueno ex-
haustivo,de las intervencionesescatológicasde Santiagoduran-
te su primerafase de mataindiosen la Conquista.Heliodoro
Valle menciona que "tresson los santosque iluminabanla ima-
ginaciónespañolaen los siglosxv y xvi:san Cristóbal,san Miguel
y Santiago.. . Santiagoera de carne y hueso paralas miliciases-
pañolas,y para los indios era la nueva fuerza telúrica,invenci-
ble, irresistible,que portabarelámpago,rayoy trueno"11.A las

9 Sobre esta polémica todavíaválida entre Américo Castroy Claudio


SánchezAlbornoz,véase el capítulo de MárquezVillanueva"Lamilitariza-
ción del mitojacobeo"(pp. 183-222).
10"Santiagoy América:sentidoy alcancede una exposición",en Santia-
go y América..., r>.21.
11
Mitología de Santiago en América: tesis para el examen de maestroen ciencias
históricas, en la Facultad de Filosofía y Letras, de la Universidad Autónoma de Méxi-
co,EditorialUniversitaria,Tegucigalpa,Honduras,1989, p. 15. Lascatorce
aparicionesque enumerael historiadorson:la batallade Centlaen Tabasco
en 1518;en Tenochtitlána Pedro de Alvaradoen mayode 1520;en la bata-
lla de Tetlán (Jalisco)al ejércitode Ñuño Guzmáncuando se enfrentaa los
indígenastonaltecosel 25 de marzode 1530;el 25 dejulio de 1531 en Que-
rétaroen el cerro del Sangremaldurantela conquistade los chichimecas;
cercadeJauja,Perú,al ejércitode Pizarroen 1533;en Cuzco,Perú,a los sol-
dados de HernandoPizarroen 1536;en el Valle de Goaca,Colombia,a las
tropasde FranciscoCésaren 1536;el 28 de septiembrede 1541cuandoapa-
recenjuntos Santiagoy el arcángelsan Miguelen Toclán;en la conquistade
Nuevo MéxicoporJuan de Oñate en 1595;a las tropasespañolasque pelea-

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catorce aparicionesque registraHeliodoro Valle hay que aña-


dir otrasmás no mencionadasen su trabajo,la última, estudia-
da en detalle por LuisWeckmann,sucedió en 1916 cuando se
vio al apóstol Santiagocabalgandojunto a Pancho Villa cerca
de Santiagode Tepehuanes12.
MirceaEliade, quien ha estudiado la relación entre mitos,
símbolosy ritualesdesde el campo de la fenomenología de las
religiones,explica este mecanismorepetitivode la "realidadsa-
grada"y advierteque la realidadse percibe y se construyeme-
diante elementos repetitivosy modelos ejemplares13.Santiago
Mataindiosllegó a funcionar en el Nuevo Mundo como un
"agentehistórico real"en tanto que su legitimidadse avalaba
en el arquetiposagradode SantiagoMatamoros.
La primera aparición de Santiago Mataindiosen la Con-
quistade Nueva Españaestá narradaen detalle por Francisco
López de Gomara en dos de sus libros. López de Gomara,
quien nunca estuvoen el Nuevo Mundoy aun así escribióprác-
ticamente el dictado de Hernán Cortés,no oculta su desatina-
do interés en propagarla milagrosaintervención de Santiago
en Tabascodurante la batallade Centla en 1518. El relato de
López de Gomararemite puntualmenteal supuestotestimonio
de los amerindiospara narrarlos sucesos de la batallade Cen-
tla, asegurandoque según los indígenas "de no haber sido por
el del caballoblanco que hería y mataba.. . ya estarían [los con-
quistadores] cocidos aunque no comidos porque no [eran]
buenos de comer"14.
Las incoherenciasy contradiccionesnarrativassobre la pri-
meraapariciónde Santiagoen la batallade Centlason numero-
sas.El prólogo de López de Gomara,dedicado a CarlosV y que
delasIndias,pone de manifiestoel
antecede a la HistoriaGeneral

ban contra los araucanos en Chile en 1640; a los insurgentes mexicanos en


la isla de Janitzio en 1817; a las tropas mexicanas en Tabasco luchando con-
tra los franceses en 1862; y en una hacienda mexicana a un español en 1892.
12 The medievalheritageof Mexico,trad. Frances M. López-Morillas, Ford-
ham University Press, New York, 1992, p.164.
13Véanse Lo sagradoy lo profano,2* ed., trad. L. Gil, Ediciones Guada-
rrama, Madrid, 1973 y Mito y realidad,3a ed., trad. L. Gil, Labor, Barcelo-
na, 1978.
14
Hispania Victnx:primeray segundapartede la historiageneratde las maias
conel descubrimiento, y cosasnotablesquehan acaecidodesdequeseganaronhastael
año de 1551 con la conquistadeMéjicoy de la NuevaEspaña,en BAE,t. 22, 1858,
pp. 307-309.

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espíritu de Cruzadatan presente en los combates del Nuevo


Mundo mientras asegura al emperador que "comenzaronlas
conquistascon los indios acabadala de los moros,porque siem-
pre guerreasen españoles contra infieles" (p. 156). López de
Gomara dedica gran parte de la descripción de la batalla
de Centla a las tres embestidasque el apóstol Santiagolanzó
contra las poblaciones indígenas, deteniéndose en una minu-
ciosa descripción de la reacción de los amerindiosfrente a la
fuerza sobrenaturaldel apóstol y asegura que los indígenas
huían del terrorque causabalo que ellos consideraronque era
un centaurocabalgandopor los airescon espadaen mano. Ló-
pez de Gomaranarra"cómolos indios no vierontampocoal del
caballo [Santiago], de cuyo miedo y espanto huían, pensando
que era un centauro.. . tornó entonces el del caballopor tercera
vez e hizo huir los indios con daño y miedo" (p. 309). Hernán
Cortés,según aseguraLópez de Gomara,no estabapresenteen
aquel momento para ver a Santiago,sin embargo, el cronista
testifica,sin lugara dudas,que "todoscreyeronque era el após-
tol Santiago"(id.).
BernalDíazdel Castilloescribióla Historiaverdadera dela con-
quista de Nueva Españapara referirse,entre otros muchos suce-
sos, a la misma batalla de Centla. Díaz del Castillo no
desmiente rotundamentela versiónde López de Gomarasobre
la intervenciónde Santiago,pero sí dice que él mismo, a pesar
de haber participadoen la contienda durante horas, no pudo
verloya que "comopecador,no fuese digno de verlo"15. Los he-
chos que narraDíaz del Castillocomenzaronen 1514, 60 años
antes de empezara escribirla Historiaverdadera, lo que supone
un enorme esfuerzo de la memoriapara la reconstruccióndel
pasado.Díaz del Castillotiene que convencernoscomo lectores
de que su memoria es privilegiadaa la edad de 84 años y para
ello decide objetarparte del testimonio de López de Gomara.
El completo desarrollodel texto de Bernal Díaz se ordena
en una sucesión cronológica de batallas,donde se mencionan
más de tres mil nombres de personas,caballos,indígenas,y lu-
gares,dando la impresiónde que el orden inalteradodel relato
repite el orden de sucesosde la Conquistagrabadospermanen-
temente en su memoria:"loque yo oí y me hallé en ello pelean-

15Historiaverdaderade la
conquistade la Nueva España,ed. M. León-Porti-
lla, Historia16, Madrid,1984,p. 149.

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do, como buen testigode vista,yo lo escribiré"(p. 65). Su discur-


so construyeun puente narrativoentre la retóricacaballeresca
de la Edad Mediay el nuevo espacio que emerge en el Nuevo
Mundo, muy propicio éste para la prolongación del discurso
heroico. El texto de Díaz del Castillomuestrauna narrativahis-
tóricaque cede constantementeal heroísmo que él tanto admi-
ra en Hernán Cortésy se articula a travésde un discurso que
glorifica todo el espíritu caballeresco de la Edad Media, y en
donde los caballeros medievales ceden el espacio narrativoa
quienes, al igual que ellos, se sacrificanpor los más altosideales
caballerescos.
Díaz del Castillono niega la presenciade Santiagoen la ba-
tallade Centla,pero sí lo contradiceen la siguiente narración:

Aquíes dondedice FranciscoLópezde Gomaraque salióFran-


ciscode Moríaen un caballoruciopicadoantesque llegaseCor-
tés con los de a caballoy que eran los santosapóstolesseñor
Santiagoo señorSanPedro.Digoque todasnuestrasobrasy vic-
toriassonpormanosde NuestroSeñorJesucristo, y queen aque-
lla batallahabíaparacadauno de nosotrostantosindios,que a
puñadosde tierranoscegaban,salvoquela granmisericordia de
Diosen todonosayudaba; ser lo
y pudiera que que diceel Goma-
rafueranlos gloriososapóstolesseñorSantiagoo señorSanPe-
dro,e yo, comopecador,no fuesedignode verles.. . Yyaqueyo,
comoindignopecador,no fueramerecedorde vera cualquiera
de aquellosgloriososapóstoles...Y hastaque leí su crónica[Ló-
pezde Gomara] , nuncaentrelos conquistadoresqueallíse halla-
rontalse oyó (pp.149-150).
Díaz del Castilloaseguraque su intención es la de "escribir
una verdaderay clarahistoria"(p. 65) , y no duda en señalar"los
borrones y escritosviciosos en un libro de López de Gomara,
que no solamenteva erradoen lo que escribióde la Nueva Es-
paña, sino tambiénhizo errara dos famososhistoriadoresque
siguieronsu historia(Illescasy ObispoPaulo Iobio)" (id.).
Incluso Hernán Cortés,quien casi siempre lanzabasus ata-
ques contralos indios invocandoa Santiagoy a san Pedro,coin-
cide con Díaz del Castilloen no haber podido llegar a ver la
aparicióndel apóstol Santiagoen las batallas.López de Goma-
ra no puede pasarpor alto los comentariosde Cortésdudando
sobre la presencia de Santiagoen la batallay se ve obligado a
excusarlosseñalando que Cortés llegó demasiado tarde para
ser testigo de tal milagro:

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JAVIER NRFH,UV

A esta sazón llegó Cortéscon los otros compañerosde a caballo,


hartode rodeary pasararroyosy montes, pues no habíaotracosa
por allí. Le dijeronlo que habíanvisto hacer a uno de a caballo
[Santiago], y preguntaronsi era de su compañía;y como dijo
que no, porque ninguno de ellos habíapodido venirantes,creye-
ron que era el ApóstolSantiago,patrónde España16.

Sobre la descripción del mismo acontecimiento histórico


también disponemos del testimonio del cronistaAntonio de
Solís, quien en su Historiade la conquistade Méjicose refiere a la
batallade Centlay señala con igual agudezacómo

algunos escriben que anduvoen esta batallael Apóstol Santiago


peleando en un caballo blanco por sus españolesy añaden que
Hernán Cortés, fiado en su devoción, aplicabaeste socorro al
ApóstolSan Pedro,pero BernalDíazdel Castilloniega con aseve-
ración este milagro,diciendo que ni lo vio, ni oyó hablaren él a
sus compañeros. Exceso de la piedad es atribuiral Cielo estas
cosasque suceden contrala esperanzao contrala opinión17.

En el capítulo 125 de la Historiaverdadera


de BernalDíaz del
Castillosucede prácticamentelo mismo. Santiagoaparece en
TenochtitláncuandoDíazdel Castillono estápresenteparaver-
lo y deponer sobre el acontecimiento.En esta ocasión,Díaz del
Castillovuelvea narrarotra batallaen la que López de Gomara
también asegura que Santiago ayudó a los conquistadores,
pero, al igual que en la batallade Centla,Díaz del Castilloase-
gura que no pudo verlo y dice que sólo tiene conocimiento de
la intervencióndel apóstolpor lo que le contó Pedro de Alvara-
do, quien tampoco estabapresente, pero comentabaque posi-
blemente lo habíanvisto los indígenas:
También yo quiero decir, que decía el Pedro de Alvaradoque,
cuando peleabanlos indios mexicanoscon él... que dijeronmu-
chos de ellos que un gran teule que andabaen un caballoblan-
co, les hacía mucho más daño, y que si por ellos no fuera,que les
matarona todos.. . y si aquellofue así, grandísimosmilagrosson y
de camino hemos de dar graciasa Dios.. . y al bienaventuradose-
ñor Santiago18.
16F. López de Gomara, op. cit, p. 80.
17Antonio de Solís, Historiade la
conquistadeMéjico,4- ed., Espasa-Calpe,
Madrid, 1970, p. 65.
18B. Díaz del Castillo,
op. cit, p. 450.

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MATAINDIOS 43

En capítulo 128, cuando las tropasde Díaz del Castillotie-


nen que retirarsede México duranteuna "temerosay rompida
articulaun intere-
batalla",la narraciónde la Historiaverdadera
sante paréntesishistóricopara contarnos lo que sucedía a Cor-
tés y a otros conquistadoresdurante la Batallade Tenochitlán
ell4dejuliodel520:
Ydejemosesto [labatalladondeestabaBernalDíaz]y volvamosa
Cortésy Cristóbalde Olíy Sandoval,y Pedrode Alvaradoy Gon-
zalo Domínguez...Y señor Santiago,que ciertamentelos ayu-
daba;y así lo certificóun capitánde Guatemuz,de los que se
hallaronen la batalla(p. 473).

Si leemoscon detallela descripciónde estabatalla,nuncanos


dice el nombredel capitánque bajoel mandode Alvaradofue tes-
tigo ocularde la visiónde SantiagoMataindios.En la descripción
que Lópezde Gomarahace de estaofensivanos dice que el após-
tol,junto a los soldadosde Alvarado,"tomóla delantera,echó
delantelos indiosamigosque le quedarony caminópor unasla-
bradas.Peleó hastallegara un cerroalto,donde estabauna torre
y templo,que agorallamanpor eso NuestraSeñorade los Reme-
dios"19. De nuevo,la prolongadadescripciónde la aparicióndel
apóstol mataindios en la Conquistapareceserexclusivamenteun
componente retórico sistematizadopor el cleroespañolcon el fin
de estabilizarun programaeclesiásticoque insistióen presentar
la Conquistadel Nuevo Mundo como una continuaciónlógica
de la Cruzadamedieval.
Unos años más tarde en Guatemala,fue Pedro de Alvarado
quien se otorgó el título de "Comendadorde Santiago"después
de ejecutara todos los príncipes del templo mayor.López de
Gomaradice cómo en estaocasión,el caballode Santiago"mata-
ba tantoscon la boca y con los pies y manos como el caballero
[Santiago]con la espada"(p. 328). FrayAntoniode Remesaltam-
bién señala este importanteacontecimientoy aseguraque "el
veintey cincodel mismomes dejulio, día del gloriosoapóstolSan-
tiago,patrónde España,que la anduvotoday enseñó en ella la fe
deJesucristoNuestroSeñor.. . todosjuntos apellidaronal apóstol
Santiagoy dieron su nombrea la villaque fundaban"20.

w
Op. cit, p. 369.
20 Historia
general de las Indias Occidentalesy particularmente de la gobernación
de Chiapay Guatemala,ed. C. Saenz de Santa María, BAE,t. 175, 1964, p. 82.

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44 JAVIERDOMÍNGUEZ NRFH,LW

Cabe indicar que Remesalnunca señala, con la mismacer-


teza que lo hace López de Gomara,la apariciónde Santiagoen
la fundación de la ciudad,aunque sí reconoce y pregona públi-
camente a la comunidad indígena la predicación del apóstol
en España. El silencio de Remesal da a entender que si una
cosa fue posible, tambiénpodía serlo la otra.
La fundación de Santiagode los caballerosnarradapor Re-
mesal tambiéndifiere cuando la leemos en la crónicaanónima
Isagogehistórica,previamenteinvestigadapor Heliodoro Valle,
quien, de hecho, aseguraque la crónica puede estaren la raíz
de todos estos relatos21.La crónicaIsagogeexplicacon detalle la
festividadreligiosa que se celebra en la ciudad fundada por
Pedro de Alvarado:
Elhabersellamadoestaciudadde Santiago,fue porque los con-
quistadoresentraronen la ciudadviejael día de SantiagoApós-
tol... Alvaradovio delante de su page de gineta al glorioso
ApóstolSantiagoque ibaá caballocon la cuchillaenarbolada,y
quevolviendoparasussoldadosles preguntósi lo veían,y queto-
dosdijeronqueveíanal SantoApóstol22.
A Remesalparece preocuparlemás la idea de que los indios
se iban formandode Santiagopor medio de estasescuetasy de-
formes referenciasapostólicasy da a entender que la difusión
de la leyendajacobea en la comunidadindígena acrecentabael
problemade la evangelización:
En viendosu imagende Santiagose arrodillaban y hacíanmil
muestrasde devoción...entendieronlos indiosqueaquellaima-
gen erael Diosde los españolesy comolo veíanarmado,a caba-
llo, con espadaensangrentada en altoy hombresmuertosen el
campo, teníanleporDios muy valiente23.
Los conquistadores manipulaban constantemente estas
confusiones de los indios y como dice Remesal,"en provecho
de los españoles, y con alguna culpa de omisión, no procura-

21 R. Heliodoro Valle,
op. cit., p. 24.
22 histórica
Isagoge apologética de las Indias Occidentales y especial de la pro-
vincia de San Vicente de Chiapa y Guatemala de la orden de predicadores, 1935,
ed. F. Juárez Muñoz, Tipografía Nacional Centro América, Guatemala,
1935, p. 200.
23
Op. cit, p. 422.

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NRFH, LIV SANTIAGO
MATAINDIOS 45

ron sacarlosdel" (p. 422). El apóstol Santiagoa caballo con su


flamígeraespada se convirtióa los ojos de los indígenas en el
Dios supremo de los españoles, incluso llegó a ser identificado
como el maridode la Virgen María,principalmenteen la pro-
vincia de Chiapas,donde, según Remesal,las deidades de am-
bos estabaníntimamentevinculadasa los gritosde combate de
los españoles:"Éralotambién SantaMaría,sin saber el indio si
era hombre o mujer, porque oía al español que la nombraba
muchasveces,y aunque pocas o ninguna vían su imagen conci-
bieion grandescosas de SantaMaría"{id.).
La confusión indígena fue acrecentadapor el vacío de refe-
renciasreligiosasque la Inquisiciónhabía creado súbitamente
en los territoriosconquistados.Jacques Lafayeseñala las cir-
cunstanciasen las cuales fueron destruidos en actos públicos
todos los ídolos del politeísmoindígena despuésde lasvictorias
militares.Los ídolos fueron quemadosen solemnes autos de fe
a la vez que "loscaciques e hijos de éstos fueron bautizadosa
toda prisay adoctrinadossumariamentepor el puñado de reli-
giosos franciscanosde la primerahora"24.El vacío de referen-
cias religiosas aceleró una forma diferente de expresar las
creenciasmíticasde los indios a travésde la paulatinareconfi-
guracióny apropiaciónde las imágenes de Santiagoy de la Vir-
gen María.
Según frayVicente Palatinode Curzola,los indios durante
los combatesse espantabanmucho de la claravistade la Virgen
y de "unoque aparecióa caballoy destruíaa bocados y a coces
a los indios, y corríaalgunasveces por el aire"25.Debido a estas
creencias de los indígenas sobre la Virgen y Santiago,Curzola
no dudó en apostarpor la implementaciónde una evangeliza-
ción más estrictaen el Nuevo Mundoy en su crónicarecomien-
da a los lectores de la corte castellanaque, "veanyjuzguen. . . si
estas guerrasfueron injustaso tiránicas,donde Dios envió a la
VirgenMaríaNuestraSeñoray a Santiago,paramatar,destruir
y vencer aquellos malditosyndios, en ayuday favorde los cris-
tianos"(p. 24).

24Jacques Lafaye, QuetzalcóatlyGuadalupe:laformaciónde la concienciana-


cional en México,3a ed., F.C.E., México, 1999, p. 59.
25 Tratadodelderecho yjusticia de la GuerraquetienenlosReyesdetspana con-
tra las nacionesde la India Occidental,en Cuerpode documentosdel siglo xw sobre
los derechosde España en las Indias y las Filipinas, eds. L. Hanke y A. Millares
Cario, F.C.E., México, 1943, p. 24.

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46 DOMÍNGUEZ
JAVIER NRFH,LTV

Sin otro remedio, y atacadosduramente por ambos lados,


los indígenasse cobijaronbajola protecciónde los santosespa-
ñoles y en especialbajo la de Santiagoa quien asociabancon el
dios del trueno de la cultura preincaica.La confusión no era
para poco. Según el testimonio que el jesuita PabloJosé de
Arriagaha dejado sobre la extirpaciónde la idolatríaen Perú,
era esencial que "nadiese llame Santiago,sino Diego"paraasí
evitarla confusión religiosatan evidente entre los indios:
En el nombrede Santiagotambiéntienensuperstición y suelen
dareste nombrea uno de los chuchos(mellizosabortados)co-
mo a hijosdel rayo,quesuelenllamarSantiago.No entiendoque
seráporel nombreBoanerges. .. sinoo porquese habráextendido
poracála fraseo consejade los muchachosde España,quecuan-
do truenadicenquecorreel caballode Santiago,o porqueveían
que en las guerrasque tenían los españolescuandoquerían
dispararlos arcabuces,que los indiosllamabanIllapa,o Rayo,
apedillabanprimeroSantiago26.
Frente a esta conquistamilitary religiosallevadaa cabo en
el Nuevo Mundo no quedaba a los indígenas del Nuevo Mun-
do más que la humildady el acatamientoal culto de Santiago.
La derrota indígena significabaque el Dios de los españoles
era más poderoso. Lo fantásticoy verdaderamentemaravilloso
no era que Santiagose aparecieseen América,sino que los in-
dios empezarana ver tales apariciones.Weckmanninvestigala
representación de lo sobrenaturalen las relaciones de fray
Juan de Torquemada27y analizael testimonio de un indio pia-
doso a quien se dio por muerto durante dos o tres días, pero
que, sin embargo,después fue rescatadopor el apóstol Santia-
go de las llamas del infierno para despertar sano de alma y
cuerpo28.El relato divulgadopor los indios no tardó en traer
repercusionesde orden religioso que veían un fuerte fanatis-
mo entre los indios por la figura del apóstol Santiago.Arriaga
incluso ordenó que
de aquíen adelanteningúnindioni indiase llamarácon el nom-
brede lashuacasy del rayo,y asíno se podrállamarCuri,Manco,

26
Extirpaciónde la idolatríadelPirú, en Crónicasperuanasde interésindíge-
na, BAE,t. 209, 1968, p. 215.
27
Monarquíaindiana, ed. M. León- Portilla, UNAM, México, 1978.
28Citado
por L. Weckmann,op. cit., p. 159.

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Misa,Chacpa,ni Libiac,ni Santiago,sino Diego, y al que su hijo


pusiere alguno de estos nombres le serán dados cien azotes por
las calles29.

Otro testimonio importante es la crónica de frayAntonio


Tello ya que narracómo los soldadosde Ñuño de Guzmánfue-
ron testigos de la aparición de Santiago durante la batallade
Tetlán, en Jalisco,en 1530.Tello cuenta cómo Santiagomató a
miles de indios en la batallay cómo ésta, "fuela primeraapari-
ción del santo apóstol en el Nuevo Reino de Galicia"30.
El enorme libro de Fernándezde Oviedo, Historiageneraly
naturaldelasIndias,da cuenta de las numerosasvisionesque tu-
vieronsus soldadosen Yucatánantes de la batallaentre Alfonso
Dávilay los indios Cochúa en 1541. La narrativaen el libro de
Gonzalo Fernándezde Oviedo de 1557, tanto en su forma es-
tructuralcomo en su contenido temáticode corte medievalista,
se asimilaa algunosde los pasajesdel poema de FernánGonzález
y del Mió Cid.Al centinela nocturno de Dávilase le apareció
"un cavalleroacompañado con otros seys ó siete, é dixo: no
duermas;despierta"31. Cuandoel centinelafue a contarlesa los
soldados su visión "sintióuna sanctafragangiaé suavidadde un
olor divino que paregió que los avia alentado é confortado, é
improvisofecho tan fuertes é sanos que ningún temor les que-
dó".Estaspercepcionesoníricasllevaronal centinela a la visión
de Santiagoy, por supuesto, todos dieron crédito aclamando
"Sanctiagoglorioso, nuestro patrón de España"(p. 250). Pasa-
jes narrativoscomo éste sirvenpara ilustrarla mentalidadme-
dieval de los conquistadoresy cronistasquienes se presentan
como sujetos de una época moderna en constante deuda con
la culturamedieval.
En otro libro de López de Gomaratitulado La conquistade
México,el historiadorespañol se refiere a la apariciónde San-
tiago desde la perspectivadirecta de los indígenas capturados
en las batallas.López de Gomaraconstruyeun discursodonde
los indios son quienes establecen un juicio de valor sobre la
aparicióndel apóstol Santiago:
29 Op. cit, p. 275.
30 Crónicamisceláneade la sanctaprovinciadeJalisco,Universidad de Gua-
de Antropologíae Historia,Guadalajara,1891,
dalajara-lnstitutojalisciense
t. 2, vol. I, p. 116.
31Historiageneraly naturalde las Indias, islasy tierra-firme
del marocéano,ed.
J. A. de los Ríos,Imprentade la RealAcademiade la Historia,Madrid,p. 250.

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48 JAVIERDOMÍNGUEZ NRFH,LTV

HernánCortésqueríamejorque fuese san Pedro,su especial


abogado;pero cualquieraque de ellosfuese,se tuvoa milagro,
comode veraspareció;porque,no solamentelo vieronlos espa-
ñoles,sino tambiénlos indioslo notaronpor el estragoque en
ellos hacíacadavez que arremetíaa su escuadróny porqueles
parecíaqueles cegabay entorpecía.De los prisionerosquese to-
maronse supoesto32.
Si fuera cierto, como dice López de Gomara,que Santiago
había estado en Tabascodescargandosu ira divinay su espada
mortal contra los indefensos infieles, no habría quedado nin-
gún indio para contarlo. No cabe duda de que la presenciade
Santiago Mataindiosen las primerasbatallasde la Conquista
haciendo estragosentre los ejércitosindígenas era paraLópez
de Gomarauna manerade dar ánimosy fuerzaa las tropascris-
tianas.El párrafoanteriorremite al testimonioindígena de los
sobrevivientesde la batallade Centlay es importantesubrayar
la paradojaintrínsecaen la descripciónde unos indios "ciegos"
atestiguandosobre la "visión"de Santiago.
Pedro Gómez García,en su estudio sobre las ilusiones de la
identidad,señalamagistralmente,aunque en rasgosmuygene-
rales,que "elenfoque de la identidadpresuponegeneralmente
una epistemologíaesencialista.. . se pierde de vistael movimien-
to de lo real, el permanente estado de proceso. Da primacíaa
la estructurainvariante,cegándose paraverla como resultado
de una génesis"33.Los estudios de Gómez Garcíaayudana en-
tender la paradojaen la cita anteriorde López de Gomara:sólo
a travésde la ceguera total, y la negación absolutade su reali-
dad, puede el sujeto indígena ver a Santiagocomo representa-
ción de unas creencias que le permiten aceptar, ciegamente,
una génesis impuesta por los colonizadoresen la cual puede
incluirseparapoder existiry representarsecomo sujeto.
Casi un siglo después de que frayAntonio Tello publicase
su historiade la provinciade Jalisco,en 1652,nos encontramos
con una versión diferente de la conquistade la Nueva Galicia
escrita por Matías Mota Padilla, en 1742. Padilla narra con
cuidadososdetalles la visión que indios y conquistadorestuvie-
ron de la apariciónde Santiagoen la batallade Tetlán. La cró-

32La conquistade México,ed. T.L. de Rojas, Dastin, Madrid, 2000, p. 81.


33 "Las ilusiones de la identidad: la etnia como
seudoconcepto", Las
ilusionesde la identidad,ed. P. Gómez García, Cátedra, Valencia, 2000, p. 31.

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NRFH, LIV SANTIAGO
MATAINDIOS 49

nica de Padillarecoge el testimoniode Tello, que ya hemos vis-


to anteriormente,aunque, con mucho cuidado, se suprimen
de él casi todas las referenciasa las masacresde los indios. Las
implicaciones ideológicas y representacionesculturalesen el
testimonio de Padilla derivan de la doble función simbólica
que cumple la aparicióndel apóstol en su crónica:un antes y
un después del combate que representaun antes y un después
de la conversiónmilagrosade los indígenas. Santiagoprimero
protege a los españolesy después a los indios que se han some-
tido voluntariamentea la imposición culturalde la Conquista.
Matíasde la Mota Padillatiene muy presente la necesidad
históricade darun "buenfinal"al relatode su crónicay comien-
za su narrativaseñalando el suceso de la apariciónde Matain-
dios, en el índice de capítulos,como una "tradición(donde) se
apareció en ella Señor Santiago"después de una "sangrienta
batalla"34. Teniendo en cuenta que las tradicionesinventadas
implican grupo de prácticas,normalmentegobernadaspor
un
reglasaceptadasabiertao tácitamentey de naturalezasimbóli-
ca o ritual35,estastradicionesnarradaspor MotaPadillaintentan
infundir sistemasde valoressocialesy conductas hegemónicas
por medio de su reiteración,lo que supone cierta continuidad
implícitae inconsciente con su pasado.
La leyenda en la que Mota Padilla narra la aparición de
Santiago tiene que tener un buen final porque "muchos (in-
dios) testificaronque habían visto a Santiago,y de los indios
muchos dijeron habervisto a un hombre en un caballoblanco
y en el aire que les hacía poner en fuga"36.Una vez introduci-
dos los fundamentosideológicos capacesde crearla verosimili-
tud narrativay la legitimidad histórica de la aparición de
Santiago,el testimonio depende, como dice Padilla,del "cré-
dito que cadauno dio á la aparición"(id.), creando de esta ma-
nera un retablo de maravillasen donde la realidad depende
del lugaren que se coloque el lector,como partícipe,o no, de la
apariciónde Santiago,y cuál Santiagonecesitaver.
Las teorías de Hobsbawmsobre la invención de las tradi-
ciones señalan que el significadoasociado a éstas depende del
34 Historia de la
conquista de la Nueva Galicia, escrita por el licenciado d. Ma-
tías de la MotaPadilla en 1 742, ed. J. M. Sandoval, Imprenta del Gobierno en
Palacio, México, 1870, p. 40.
35 Eric Hobsbawm,La invención de la tradición,eds. E. Hobsbawm y T.
Ranger, trad. O. Rodríguez, Crítica, Barcelona, 2002, p. 8.
36
O/?.dí.,p.41.

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lenguajesimbólicoque se les otorgue, puesto que "unagran re-


servade estos materialesse acumulaen el pasadode cualquier
sociedad, y siempre se dispone de un elaborado lenguaje de
prácticay comunicaciónsimbólica"37. Aunque MotaPadilladi-
ce que "sedieron graciasal santo con el fervorcorrespondiente
al crédito que cada uno dio a la aparición",sólo narrala pers-
pectiva del padre Antonio de Segovia,quien, "enteradode la
protección del santo por los mismos indios"38,no tardó en
construir una capilla para que los indios pudiesen "celebrar
ininterrumpidamente"la apariciónde Santiago,contribuyen-
do así a consolidarla creencia.Padilla,quien nunca estuvopre-
sente en la batallade Tetlán, está convencido de que: "siendo
así que los españoles fueron los favorecidos,son los indios los
que desde entonces hastahoy celebransin interrupciónla me-
moria, conservando la tradición de esta victoria que parece
nuestra,y los indios tienen por suya"(p. 41).
No siempre todo es aquello que "pareceser",dice Padilla.
Lavisiónestabacontinuamentecondicionadapor lo que conve-
nía que ésta significaradependiendo de la posición del obser-
vador de este piadoso retablo. En la descripción de Padilla,
Santiago muestra su ontología bicéfala y se articula como el
símbolo mediador entre el aniquilamiento de los indígenas
por parte de los españolesy la evangelizaciónde sus almaspor
parte de los frailes.
La deidad sacradel símbolo de Santiagoen Tetlán se pone
de manifiestomediante la ausenciade combatesque hubiesen
provocadola inevitablemuerte de miles de indios. La hierofa-
nía jacobea se presta como paradigmamediador por excelen-
cia de las incólumes relaciones entre los colonizadoresy los
colonizados.El ritualen relacióncon la funcionalidady sacrali-
zación del espacio sagrado es evidente en la narraciónde los
hechos por MotaPadilla.Sólo mediante la repetición ritualista
del acto sagradoen un momento presente, puede MotaPadilla
legitimarla presenciasimbólicade Santiagoy afirmarla auten-
ticidadde un suceso que él entiende como "demostraciónde la
memoria":
Un indio en un caballoblanco... armadocon la encomienda de
Santiago... con una espada de madera dorada... finge batallar

37Op.cit, p. 12.
™Op.dt.,p.41.

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NRFH, LTV SANTIAGO
MATAINDIOS 51

con otros indios vestidosa usanzade los gentiles antiguos... y al


acometerles el figurado Santiago,caen en el suelo y vuelven á
levantarse,repitiendo la escaramuzacon donaire y celeridad,
hastaque se le rinden (id.).

En la narraciónde Padilla,la intertextualidaddel ritualin-


dígena carece de diégesis y por lo tanto de un narradorin-
tradiegético.El ritualde los indios celebrando la intervención
de Santiagose articulaa travésdel simple régimen de mostrar
y no tiene una diégesis propia que indique la subjetividaddel
acontecimiento narrado. Le falta el punto de vista o focaliza-
ción del relato de los indios, auténticos protagonistas (maso-
quistasdiría yo) de las aparicionesde Santiago.En la mimesis
no se nos cuenta nada en absoluto,sólo se muestrala realidad
del ritualconforme a un discursoparadigmáticoimpuesto por
el colonizador,dando lugar así a la repetición constante de la
celebraciónindígenacomo una obviainternalizaciónde la ideo-
logía de los colonizadores(Santiagomachacandoa los indios)39.
La fuente narrativadel ritual (Antonio de begovia) parece
estaroculta en la medida en que se privilegianlos sucesosy es-
tos hablan por ellos mismos.Santiagose presentaen la batalla
para evitarotro "derramamientode sangre"como había suce-
dido el día anterior.El santo patrón de los españoles se mues-
tra como el benefactor de los indios y, por lo tanto, estos
últimos tienen que aceptar, internalizary ritualizarel relato
para poder incorporarloa sus tradiciones en beneficio de la
salvaciónde sus almasy de sus cuerpos. En este proceso de re-
configuracióndel símbolo mediador,y por medio de la rituali-
zación de la memoria, Bell sugiere que el ritual proporciona
the ability,not equallyshared,desiredor recognized,to takeand
remakeschemesfrom the sharedculturethat can strategically
nuance,privilege,or transform...impressesthemin a newform
uponagentsableto deploythemin a varietyof circumstances be-
yond the circumference of the riteitself40.
39Hayque remontarsea Platóny su célebre distinciónentre mimesisy
diégesisen la República paraentender la estructuradramáticadel ritualex-
presadopor los indios. El ritualde la cita es un simple acto mimético de la
tragediay correspondecon nuestro concepto actualde representación,
se
en el que los hechos narradosparecencontarsea sí mismossin un narrador
que esté presenteen el relato.
40CatherineBell, Ritualtheory,ritualpractice,Oxford UniversityFress,
Oxford, 1992,p. 116.

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La transformaciónde Santiago está presente en la narra-


ción de Mota Padillay al final del relato muestra con clarivi-
dencia las dos carasde Santiago,quien si "otrasveces, Santiago
como patrón de las Españas,ha protegido á sus españoles, en
esta vez quiso proteger á sus nuevos gallegos los indios, librán-
doles del estrago de nuestras armasy dándoles luz para que
conociesen al verdaderoDios"41.Ya no estamosante el Santia-
go aniquiladorde indios, tan presente en las crónicasdel siglo
anterior,sino ante un nuevo Santiagoque se ofrece como be-
nefactorde los indios frente a los españoles, siemprey cuando
los indios se presenten públicamentecomo potenciales subdi-
tos de la Coronay acepten la ideología del Colonizador.
Las implicacionesideológicas de la focalizacióndel discur-
so de Padilladesencadenan una nueva representaciónde San-
tiago como protectorde los indios conforme avanzasu Historia
dela NuevaGalicia.En el capítulo 30, durantela batallade Mix-
tón, se ganó milagrosamentela fortalezay, al contrarioque en
la batallade Tetlán, sin ningún derramamientode sangreindí-
gena. Conviene citar el texto íntegro del milagro para enten-
der la progresión de Santiagoen su nueva faceta de protector
de indios:
Estandoen esto, habló el P. Antonio de Segoviaal señor virrey,á
favorde los indios:ya ha corrido señor, sus términos la justicia;
bueno es se le dé lugará la misericordia;yo me obligo á subir.. . y
el padreMiguelde Bolonia tambiénse ofreció á la empresa,y sin
más que con sus Cristos,breviariosy bordones subieron,y en día
y medio bajaronseis mil indios con sus caciques:asentaronla paz
y con el perdón, quedaronhastahoy sin resabio.Divulgósehaber
sido Santiago,el que capitaneó á los primeros que subieron al
Mixtón.. . y el PadreAntonio Tello dice: que en memoriadel be-
neficio edificó el PadreSegoviauna capillaen dicho peñol dedi-
cadaal glorioso Santiago(p. 151).

No obstante,cabe señalarque los hechos narradospor Mo-


ta Padillason tan sólo una únicaversióndieciochescade la con-
quista de Nueva Galicia.También tenemos otras narraciones
sobre la batallade Tetlán en las cuales no se menciona la apari-
ción del apóstol. En la relación anónima sobre la conquistade
Ñuño de Guzmánen Jaliscono se hablade la apariciónde San-

41
Op. cit.,p. 41.

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MATAINDIOS 53

tiago,simplementese dice que, "soltandoel tirodimosel Santia-


go sobre ellos"4*.
El franciscanoJosé FranciscoFrejesCarvajaltambién escri-
bió su "versiónhistórica"de la conquistade Jalisco, criticando
que hastaentonces habíaestadoescrita"alpaladarde los domi-
nadores".FrejesCarvajalse dispusoentonces a reunir "noticias
que han estado ocultas para nosotros y exponer lo que real-
mente sucedió en la conquista de Jalisco, sacado de manus-
critos auténticos"43sobre las guerrasde Cristóbalde Oñate en
1541, poco antes de la muerte de Alvarado,Frejes Carvajal
cuenta cómo miles de indios se enfrentaron a los españoles:
...el manuscritoque tengo de la historia,dice: que Señor Santia-
go se aparecióen el Mixtonmatandoindios y que así lo publica-
ron los españoles. No es la primera vez que estos bárbaros
levantanfalsosy quimerascontralos santos,haciéndolescómpli-
ces de sus maldades.¿Quétenía que hacer S. Santiagocon los in-
felices o inocentes indígenas que sólo se defendían de una
agresión injusta?¿Ycuándo fueron nunca los indios a dominar-
los como los moros a ellos? Es necesario callarporque no es de
mi intento sino referir lo sucedido. Solamente añadiré:que el
mayor milagro que Dios y sus santos hicieron en la Conquista,
fue: que los indios amarantantodesde entonces una religiónque
los bárbarosespañoles trajeronen la punta de la espaday boca
de cañón (pp. 88-89).

Para la mayoría de los cronistas de las colonias en América


no cabía duda de la autenticidad de Santiago ni tampoco de
sus intervenciones en la Conquista del continente. En la Cróni-
ca misceláneade la santa provincia deJalisco (1652) fray Antonio
Tello aseguraque algunosindios con grandeelocuencia retóri-
ca publicabana los transeúnteslas maravillasdel apóstol San-

42Beltrán Ñuño de Guzmán,Segundarelaciónanónimade lajornada quehi-


zo Ñuño de Guzmána la Nueva Galicia,en Memoriade los hechosquehabía hecho
Ñuño de Guzmán,desdequefue nombradogobernadorde Panuco en 1525, ed. M.
CarreraStampa,EditorialJosé Porrúae Hijos,México, 1955, p. 171. La ex-
presiónde "Santiagoy cierraEspaña"ha sido desde siempremal interpreta-
las fronterascuando su etimologíalatinaviene de
da por la idea de "cerrar"
"atacar"."Darel Santiago"significabaentraren batallaparamatarla mayor
cantidadde indios posiblesbajoel grito de "Santiagoy cierraEspaña".
43Memoriahistóricade lossucesosmás notablesde la conquistaparticulardeJa-
3- ed., BeneméritaSociedadde Geografíay Estadística
liscoporlosespañoles,
deJalisco-H.Ayuntamientode Guadalajara, Guadalajara,1990,p. 5.

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54 JAVIERDOMÍNGUEZ NRFH,UV

tiago en las batallasmientraspedían limosnapor las calles (qui-


zá, más probablelo segundo que lo primero):
Estaes verdaderatradiciónde los conquistadoresy de los indios
que experimentaronen sus cuerpos las heridas de la espada de
Santiago,y después los heridos y lisiados,publicandola maravi-
lla, pedían limosnapor las calles,y se puso al pueblo de Tonalán
por título Santiagode Tonalán44.
Una vez aceptada esta visión impuesta por los colonizado-
res, Santiago empezó a representarseen las manifestaciones
populares como el glorioso santo patrón capaz de otorgar
su patrocinioa los vencidos siemprey cuando estos predicasen
públicamentesus milagros.El indio, descendiente de los azte-
cas, empezó a bailaren sus ritualesdisfrazadodel señor Santia-
go junto a las ruinasde las pirámidesde Teotihuacán,pero sus
ritualesno disgregabanmucho de los de sus antepasados,quie-
nes, como puntualmente ha señalado Lafaye,en sus danzas
religiosas"encarnabanen ocasiones a Quetzalcóatlo a otra di-
vinidaddel antiguo panteón mexicano"45.
La creencia en Santiago como portador de rayo y trueno
terminó por asentarseen el folklore latinoamericano.En algu-
nas regiones andinas, señala Emilio Choy en el estudio de los
documentosde CastroPozo, "creenque el rayoes arrojadopor
Santiagoen su lucha con el demonio"46.
Para concluir este estudio de las resemantizacionesy fun-
cionalidadessacrasdel símbolo de Santiagoen Nueva España,
cabe recordarque el análisisde estas representacioneslitera-
riasno se puede llevara cabo sin prestarla necesariaatención a
la culturay al orden simbólico de la iconografíareligiosaen la
literaturacolonial. Sólo así podemos darnos cuenta de las me-
tamorfosisde los símbolos y de los procesos de negociaciones
que muestranla supervivencia,préstamos,pérdidao reconfigu-
racionesde diferentesmodelosculturalesque, en un tiray afloja,
componen el orden simbólico de la autoridaddesde perspecti-
vas opuestaspero complementariasal mismo tiempo.

440¿?.dí.,p. 116.
45Op.cit, p. 289.
40Op.at, p. 433. Choyesta haciendo referenciaal libro de Hildebran-
do CastroPozo, Nuestracomunidadindígena,EditorialLucero, Lima, 1924,
esp. pp. 222-226.

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NHFH, LTV SANTIAGO
MATAINDIOS 55

Hemos visto que, tanto desde la perspectivade los grupos


colonizados como de los colonizadores,existió una coyuntura
de diferentesfuerzasideológicas capacesde negociar la impo-
sición del dogma hegemónico. También hemos visto cómo la
fronterareligiosae ideológica en el Nuevo Mundo va más allá
de la frontera militar y se manifiesta en una representación
culturalque marcalos límites entre dos discursosy dos cosmo-
gonías que nos permiten entender la representaciónde un es-
pacio nuevo donde se negocian las culturas y desde el que
emergen nuevasidentidades.
La hegemonía, señala Raymond Williams, constituye un
proceso activoque, "en la prácticadebe descartaráreasde sig-
nificación totales, reinterpretarlas,diluirlas o convertirlasen
formasque sostengan,o por lo menos no contradigan,los ele-
mentos verdaderamenteimportantes de la hegemonía habi-
tual"47.Estas negociaciones hegemónicas y sus consecuentes
construccionesde identidadeshan sido capaces de mantener,
reciclary recreartradicionesindígenas que se revelana través
de la continua regeneración de los sustratosprecolombinos.
Conformeavanzóel proceso de colonizaciónen Américase fue
formando una contraculturaletradacapaz de articularun dis-
curso propio y de negociar las construccionesde identidades
muy ligadaséstas al fenómeno jacobeo. Las primerasidentida-
des mestizasdieron lugar a manifestacionespopulares de una
idiosincrasiareligiosa característicade la culturapopular que
supo sincronizarambascosmogonías.La introduccióndurante
la Conquista,así como su sucesivaconservación,del símbolo
de SantiagoMataindiosfue posible debido a la ausenciade una
elite letrada capaz de establecer discursosde resistenciay de
negociar la imposición de construcciones identitariasproce-
dentes del viejo continente.
Es fundamental acercarsea las representacionesjacobeas
en la literaturamedievaly colonial desde una perspectivacon-
junta y una temática concurrente que, aunque la mayoríade
las veces no ocupa un papel central, sí está presente en la re-
presentación de unas preocupaciones temáticas constantes y
unas estrategiasnarrativascompartidas.Una atención a la cul-
tura, tanto española como indígena, en sus procesos de rene-
gociacionesayudaa evitarmuchos erroresde interpretaciónen
47 Marxismoy literatura,trad. P. di Masso, Península, Barcelona, 1980,
p. 138.

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56 JAVIERDOMÍNGUEZ NRFH, LTV

los análisisliterariosque suelen repetir,y asumirsin ninguna


objeción, los mismosmecanismospropagandistasque están en
la base de la inscripciónde este símbolo.
Al mismo tiempo, es necesarioestudiarla dinámicay recon-
figuracióndel símbolojacobeo en Américadesde procesos es-
pecíficos de transculturación.La transculturaciónse presenta
como un reciclaje de ajustey negociaciones que permiten la
aparición de nuevas formas de identidad a partirdel choque
cultural48.Estametodología, aplicadaal análisisdel desarrollo
hegemónico, ayudaa descubrirla pluralidadcausalde un acon-
tecimiento que en el continente americanoestá prácticamente
desdibujadopor exaltadostintes de religiosidadpopular.

Javier Domínguez García


Utah StateUniversity

48Tomo los conceptos de aculturacióny transculturacióndel estudio


de SilviaSpitta.Partiendode las definicionesde Arguedasy elaborandoen
las diferenciasteóricas sobre la transculturaciónentre Ortiz, en Cuba, y
CornejoPolar,en Perú, Spittapropone que: "Onone side is acculturation,
the sheer and irredeemableloss of one's culture,language,history,tradition
-even the body and its rhythms-;on the other side is transculturation,the
overcomingof loss by livingnew shape to one's life and cultureafterthe ca-
tastrophesof Conquest,colonization,and modernization"(Between twowaters:
Narrativesof transculturationin Latin America,Rice University Press, Houston,
1995,p. 2).

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