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La Pedagogía, el Desarrollo
y la Participación Ciudadana
Por:
Hernando Jiménez Pardo
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“Un Espíritu libre no puede aprender como esclavo…”
Rosselini
A partir del siglo XIX, el capitalismo consolido una visión de desarrollo social, que atendía
centralmente a la preocupación del desarrollo productivo y económico. Por lo tanto configurar
el “Ideal de Sociedad” significo instaurar un modelo pedagógico mediante un sistema
educativo y de valores, que fortaleciera y consolidara institucionalmente este propósito y de
esta manera lograr los fines del modelo de desarrollo económico. El enfoque general de este
sistema se mantiene hasta nuestros días, con algunas variaciones de acuerdo a las dinámicas
sociales que se han sucedido, pero que en lo central mantiene su vocación inicial.
En 1959, otro economista, Odd Aukrust, estudió el desarrollo del crecimiento económico de
Noruega entre 1900 y 1955, llegando a la conclusión de que el incremento experimentado no
era fruto ni de la tasa de inversión de capital físico ni del factor trabajo, sino que existía otro
elemento, la «organización», al que cabía atribuirle el mayor papel 2. De esta manera
encontramos un cuarto factor en el desarrollo en donde es considerable la importancia del
componente humano.
En la década siguiente, con los cambios sociales que comenzaban a registrarse y el nuevo
orden mundial consolidándose, Theodore W. Schultz, publicó en 1961, un trabajo sobre el
desarrollo y el crecimiento que los países europeos experimentaron en la posguerra de la
segunda guerra mundial. Analizo y explico que si bien el Plan Marshall jugo un papel
importante, la sorprendente y colectiva recuperación económica de la Europa occidental sólo
fue posible teniendo en cuenta la riqueza cultural acumulada durante muchos años, que, a
pesar de la destrucción de la guerra no se elimino totalmente. A este factor de desarrollo,
que no había sido tenido en cuenta en sus verdaderas dimensiones por los economistas, lo
llamo Schultz «capital humano», definiendo a partir de esta categoría la capacidad productiva
del individuo, adicionada por una serie de elementos entre los que destacó a la educación.
Siendo que la educación no se identifica con el capital humano, pero es uno de los medios
que más contribuyen a aumentar la capacidad social para lograr el desarrollo.
1
Solow, R. M., Cambios Técnicos y la Función Agregada de la Producción; Revista de Economía y Estadísticas , v. XXXIX, 3, 1957.
2
Partiendo de una tasa de crecimiento medio del 3,39% anual, Aukrust asignó un 0,46% al capital físico, un 1,12% al trabajo y un 1,81% a la
«organización». Véase Aukrust, O., “Investigaciones y Economía”, Producción y Desarrollo, 1959.
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Independientemente de las polémicas políticas y académicas de la época, sobre la relación
educación y desarrollo, lo cierto es que el pensamiento económico y político, contribuyeron a
crear una idea casi sacralizada, sobre la importancia de la “Educación en el Desarrollo”, que
se tradujo en la concepción unilateral de “la educación para el trabajo”.
En América Latina los gobiernos aceptaron sin demasiadas reservas esta idea, en la que se
definía el desarrollo y el crecimiento económico condicionado por la oferta de una mano de
obra calificada, por lo tanto el sistema educativo debía estar dirigido a suministrarla
inevitablemente, porque lo exigía el desarrollo que tenia como meta la productividad.
Posteriormente, En la revisión crítica que se hizo iniciando la década de los 80, sobre el
pensamiento Económico para el Desarrollo, además de la educación también estuvo en
discusión varios conceptos como el de “la Organización”, y el de la mujer y su papel social. El
concepto de género y desarrollo tuvo dimensiones no esperadas. Ya no se trataba de
programas para la mujer y su articulación al modelo de educación y trabajo (en donde ellas
multiplicaban la “visión” de una educación puritana para el trabajo en la educación familiar)
ahora se trataba del empoderamiento y de un desarrollo con perspectiva de género.
La década de los 80 fue testigo de una durísima crítica a aquellos autores que habían
afirmado y defendido la relación entre educación y desarrollo como un factor exclusivamente
rentista. Veinte años de crecimiento productivo bajo este lema no consiguió cerrar mucho la
brecha de la desigualdad económica entre el Norte y el Sur, ni paliar las desigualdades
internas en los denominados a estas alturas “países en vías de desarrollo”. Pero en realidad lo
que los años 80 pusieron de relieve fue la extraordinaria complejidad de las relaciones entre
educación, organización, sociedad, género y desarrollo.
En las décadas posteriores, los inspiradores del modelo de la “educación para el trabajo” y la
mujer como necesidad productiva (a pesar de que siguiera cumpliendo ella sola su doble o
triple rol en la familia) no lograron, definitivamente, explicar a la “Opinión Publica” el porque
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no había sido posible, en cuarenta años, el mejoramiento de las condiciones de vida y el
bienestar social como una realidad tangible para las inmensas mayorías de la población.
Esta es la perplejidad que hoy nos asiste en América Latina y desde la cual se concibe un
Mundo Posible, señalado por una mutua interacción de experiencias en donde hombres y
mujeres asumen su derecho inalienable a Conocer y transformar su realidad sin cortapisas de
ninguna especie.
EN EL DESARROLLO,
¿CUAL ES EL PAPEL DE LA PEDAGOGÍA?
Es por esto que en los procesos educativos no se trata de desarrollar exhaustivamente cada
tema, en el afán de cumplir con las horas/capacitación en cada sesión de trabajo - lo cual
desborda las posibilidades reales de las sesiones formativas – sencillamente porque la
Educación y Formación es un proceso vivencial a ser desarrollado básicamente en
los espacios cotidianos de interacción social.
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Por lo tanto en las sesiones de trabajo y “capacitación”, el objetivo es dinamizar el análisis de
nuevos conocimientos y reflexionar sobre COMO se constituyen las posibilidades del escenario
social para su puesta en práctica en un enfoque de autonomía y emancipación social.
LA PROPUESTA
2) La Didáctica Social.
Inaugurar una didáctica social es comprender que la capacitación y la formación tienen un
ámbito mayor que el espacio cerrado del aula. Es comprender que la multiplicidad de códigos
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y signos culturales son fundamentos para la aprehensión del conocimiento y la búsqueda de
transformaciones socioculturales de lo individual hacia lo colectivo y viceversa. Por lo tanto la
utilización de medios y canales no formales y formales de comunicación son herramientas de
invaluable importancia cuando estas son resultados de procesos participativos y están al
servicio de una pedagógica social.
3) La Acción educativa
La labor educativa tiene como base el reconocimiento y el respeto del manejo conceptual que
cada uno de las participantes tiene de los temas desde su saber cotidiano e histórico.
El género, como concepto y vivencia es otro elemento fundamental para la sensibilización,
apropiación y reconocimiento de las diferencias objetivas y subjetivas entre hombres y
mujeres en la acción educativa.
Es necesario comprender que una propuesta de sociedad y por lo tanto de desarrollo, tiene
un andamiaje establecido por la pedagogía. No se constituye una sociedad sin responder a lo
anterior.
Esto implica crear escenarios de posibilidad, para que cada ser humano pueda acceder a
nuevas oportunidades de conocimiento, valorando y reconociendo su devenir cultural, pero
también deconstruyendolo, para favorecer una transformación sociocultural en donde la
población pueda ser, por ejemplo, la constructora de un referente de justicia o de derechos
humanos, o de inclusión social.
Parece ser que necesitamos, entonces, de una pedagogía de formación social que proponga
un sentido desde la heteronomía hacia la autonomía. Precisemos algunas reflexiones para
establecer este panorama.
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1) Es evidente que implementar un modelo de desarrollo y pedagogía en los últimos
cincuentas años, generó una forma, unas ideas y una educación hacia la población de
manera que las metas de ese modelo se cumplieran. Quiere decir se formuló y ejecutó una
pedagogía hacia la educación, acorde con los intereses del modelo de desarrollo.
Hacia 1930, “...la Pedagogía articula tres modelos de tecnologías de formación que se habían
sucedido. Cada uno responde a un tipo de explicación sobre "los móviles de las acciones
humanas": el "temor al castigo", el "deseo de honor" y el "interés natural de realizar y
aprender".
El otro mecanismo de reconducción social era la Emulación, concebida de modo más general
como Retribución simple: cada acción de aprendizaje o de conducta era tasada y valorada,
sancionada con un premio o un castigo.
Primero, hay que tener claro que en la sociedad moderna, no se permite golpear, encerrar o
humillar públicamente a ninguno de sus miembros, sin una buena razón filosófica o moral
que legitime ese ejercicio de la fuerza, y sin una tecnología que lo haga efectivo y a la vez
impersonal, más aún en el caso de la educación social. El uso de la punición obedecía a una
escala bien regulada para evitar los abusos, pero sobre todo, para garantizar el "desarrollo
moral de la sociedad"
Así, “... la disciplina del honor se convirtió entonces en la segunda matriz ética, que se
adecuó perfectamente a la nueva concepción de la organización social y de las relaciones
laborales...”4 hoy tenemos la propuesta de un Estado Comunitario constituido por una
sociedad corporativa e individualista a la vez, guiada por los mejores, la elite de hombres
virtuosos, nobles e ilustrados, gobernando una capa media de empleados moralizados en el
deber del trabajo y una masa de trabajadores educados en sus deberes en primer lugar con
la empresa, el estado y en su honor, unidos todos por la sociedad de la verdad, el bien y el
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Aportaciones a la Pedagogía, el encuadre institucional. Ana P. de Quiroga. 1972.
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Aportaciones a la Pedagogía, el encuadre institucional. Ana P. de Quiroga. 1972.
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progreso. Esto es ni mas ni menos “...el modelo pedagógico para asumir los deberes, el
reconocimiento social, y la admiración pública, tiene como base el temor a la censura y a la
deshonra...”.5
Veamos la siguiente; Supongamos que un ser divino, real o supuesto, me ordena hacer algo.
Sólo debo hacer lo que me ordena si lo que me ordena es justo. Pero si estoy en la situación
de juzgar por mí mismo si lo que me ordena es justo o no, entonces no necesito que un ser
divino me instruya con respecto a lo que debo hacer.
Suponer que una autoridad externa es la que tiene el criterio para determinar y ordenar que
es lo justo en la vida cotidiana, mas allá de las normas generales que rigen la sociedad y le
permite convivir, implica ejercer una acción de heteronomía, es decir, el intento de
someter a la población a una visión o ley exterior a sí misma, ajena a su naturaleza de ser
racional. “... La creencia en la ley divina o en la ley emanada de seres superiores que
conocen y tiene los criterios para decidir, es la fuente de la heteronomía” 6. Por lo tanto
tenemos la exigencia de tratar al ser humano, incluido uno mismo, como una persona y no
como una cosa. Las personas son fines en sí mismas, y por ello tienen dignidad.
Las personas poseen dignidad, pero ¿por qué? Porque es inherente a la persona tener
autonomía, libertad y razón, por ello, todas las conductas de las personas deben estar
guiadas por su autonomía y no por las relaciones de heteronomía que imponga un modelo
pedagógico de educación social como los realizados históricamente con la población en
general y que también hemos vivido y que frente a la situación del conflicto armado, de igual
manera se ha implementado hacia la población en situación de desplazamiento.
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Matrices Éticas de formación en la pedagogía colombiana siglo xix y xx, oscar saldarriaga bogota 2002.
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Kant, teoría del conocimiento
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Es fundamental comprender que los criterios que “guían” cada acción, actitud o conducta
individual o social, provienen de LA PEDAGOGÍA que encauza la educación y la concepción
sobre la política, los placeres o los propios sentimientos. Por esto es necesario observar con
cuidado las sutilezas que se instalan en las propuestas pedagógicas. El modelo de desarrollo
y educación de los últimos cincuenta años, asume, una postura en la cual propone una
cotidianidad que consolide tanto el principio de autonomía (herencia Kantiana), como el de
heteronomía.
Este juego entre individualismo (autonomía) y respeto irrestricto y sumisión a un orden que
garantiza armonía (heteronomía) es necesario aclararlo en los proceso de educación social.
Porque las sutilezas de CÓMO se formula y desarrolla un modelo pedagógico se advierten en:
“...debemos acostumbrar al ciudadano/niño a la autonomía dentro del orden desde su más
temprana edad. Autonomía intelectual por la realización de un trabajo personal y libre;
autonomía moral confiando a cada uno ciertas responsabilidades que les permitan conducirse
correctamente, aun en ausencia de los adultos; y autonomía social por medio del self-
government a fin de acostumbrarlos a la obediencia, a las leyes del grupo y al respeto al jefe
elegido por ellos mismos.” 7 quiere decir que se termina empoderado a la persona en el
marco de relaciones heterónomas establecidas desde el poder por una minoría.
3) Otra propuesta puede ser una pedagogía que rescate y proponga una visión diferente de
su propia otredad y permita formar referentes autónomos para constituir democracia, justicia,
equidad, convivencia, productividad en una sociedad solidaria, equitativa y posible.
Por lo tanto no basta ejecutar de manera idónea, eficiente y eficaz, programas y estrategias
de restablecimiento, si no se acompaña de un propósito neurálgico como es que la población
comprenda y asuma la decisión (de acuerdo a sus intereses) del desarrollo y del bienestar
social como uno de los fundamentos de poder en cualquier sociedad.
Cuáles pueden ser los supuestos iníciales para una pedagogía autónoma del ser
humano?
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Matrices Éticas de formación en la pedagogía colombiana siglo xix y xx, oscar saldarriaga bogota 2002
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Esta cuestión nos conduce a la acción colectiva y las identidades colectivas como acciones
pedagógicas creativas.
La gran mayoría de los seres vivos se dan espacios y procesos que puede considerarse como
educativos, en estos el adulto transmite cosas al niño/niña verificandose algo que podriamos
decir o llamar: el relevo generacional.
El ser humano, invierte un largo período de tiempo en dicho proceso y es el único que tiene
la libertad de decidir hacia dónde se dirige el mismo. La pedagogía es el espacio de reflexión
en el que decidimos lo que queremos ser y lo que queremos que sean las generaciones
futuras y el modo como esto se puede lograr.
Las teorías del desarrollo ético/moral explican que antes, en la niñez, se pasa por aceptar las
normas porque son dadas por otros con autoridad, o en una etapa posterior, porque han sido
convenidas o consensuadas por el grupo social. Sólo posteriormente se puede ir más allá de
lo convencionalmente establecido, en función de unos principios éticos superiores.
En este escenario, la educación reconoce la libertad como una expresión social ineludible,
articulada a la responsabilidad individual y colectiva y no exclusivamente como un mecanismo
para optimizar las capacidades de trabajo. Ser responsable es también ser autónomo, en la
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medida que se responde por los actos realizados por sí mismo, siendo, por ello, capaz de
responder ante los demás por lo que se ha hecho, por ejemplo en un caso de conflicto, y por
lo tanto de asumir responsablemente como solucionarlo de manera dialogada y libremente.
En conclusión:
Como sociedad podemos decidir lo que queremos ser. La pedagogía es el espacio de reflexión
en el que tomamos dicha decisión, siendo el cine, la televisión, la comunicación, así como los
medios electrónicos y digitales, imprescindibles espejos para vernos, pensarnos, repensarnos
y replantearnos como didáctica social.
La pedagogía que requerimos, acogerá la libertad para desencadenar acciones racionales que
aseguren proyectos en donde puedan coexistir, armonizarse y fortalecerse entre una y otra
iniciativa, una nueva cultura hacia la justicia y la convivencia y para una participación
autónoma en el desarrollo social.
Por ello el modelo de pedagogía tiene como fundamento impulsar el conocimiento como
factor de circulación plural, multicultural y plurietnica. Su premisa básica es la realización
personal, en donde la formación de sociedad esta ligada a lo que se anhela y sueña como ser
humano en concordancia con el colectivo (la base de los derechos humanos). La capacidad
de definir justicia y reconciliación es un buen principio…
Se busca una pedagogía para la vida, con la fuerza reguladora de la cultura, en donde se
contextualice vivencialmente la formación de sociedad, como un ejercicio variado y variable,
con una práctica reflexiva y racional de las reglas de juego y de los limites respetados entre
desconocid@s.
Por ello los procesos pedagógicos que se constituyan en la formación de hombres y mujeres
desplazados por el conflicto, requieren ser una retroalimentación mutua y constante desde
los escenarios de Encuentro Social didácticamente diseñados y establecidos.
Esto quiere decir que es indispensable generar una pedagogía que permita aportar a
fortalecer las capacidades de autonomía de la población, en la interlocución de los escenarios
con el Estado. De esta manera superar el modelo heterónomo de la formación social, como
única garantía para la consecución de la convivencia social con reconciliación y solidaridad
por convicción y no por imposición.
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