Sie sind auf Seite 1von 2

La adoración reformada

1. Está centrada en Dios

La adoración reformada que es fiel comienza y termina con Dios. Dios inspira la buena
adoración y es el objeto de nuestra adoración. Una congregación que adora se congrega
en respuesta a la gloria y la grandeza de Dios. En la misteriosa arquitectura de la
adoración, es nuestra relación con Dios la que sostiene nuestra relación con los que
adoran junto a nosotros.

2. Es una conversación divina y humana

La adoración reformada siempre enfatiza la conversación divina-humana que nutre y


alimenta nuestra fe y servicio. En la experiencia de la adoración Dios se allega a
nosotros una y otra vez en la Palabra y el sacramento, en el sermón y en el silencio, en la
música y el misterio. Como adoradores somos invitados a un diálogo en el cual estamos
llamados a responder con nuestras vidas y corazones. La buena adoración encuentra su
centro en Cristo, quien es el Emanuel, Dios con nosotros. En Cristo nuestra conversación
con Dios y los demás se convierte en un santo diálogo de esperanza.

3. Es personal

La buena adoración reformada es personal pero no privada. A primera vista esta


distinción puede ser desconcertante. Pero es importante porque la adoración de la iglesia
es siempre corporativa en su naturaleza – nos habla a cada uno personalmente, pero no
privadamente. La adoración privada puede ocurrir cuando estemos solos. Pero cuando
estamos juntos, nuestra adoración necesita alimentar nuestras necesidades personales y
nos las privadas. La pregunta que nos hacemos al salir de la adoración no es, ¿qué recibí
de la adoración? sino, ¿qué le ofrecimos a Dios y a los demás en nuestra adoración?
Cuando podemos contestar la segunda pregunta con entusiasmo y creatividad, entonces
nuestra adoración ha sido corporativa, y por lo tanto, personalmente gratificante.

4. Es formada por la presencia de Cristo, en Palabra y sacramento

Cristo se allega a nosotros, en nuestras vidas y en nuestra adoración, en múltiples


maneras – mediante la voz de un vecino, la belleza de la tierra, la melodía de una pieza
musical, el gesto compasivo de una amistad, o los consejos de un mentor. La adoración
cristiana espera que Cristo venga una y otra vez en su Espíritu mediante la Palabra leída y
predicada, y los sacramentos fielmente compartidos. Escuchamos la voz de Cristo en un
sermón inspirador, y sentimos la presencia de Cristo en el partimiento del pan y la
participación de la copa. La buena adoración abarca todos nuestros sentidos – oído y
vista, tacto y sabor. Nos recuerda que Dios reclama toda nuestra vida – el cuerpo y el
alma – para la obra y testimonio de Dios.
4. Se nutre en el terreno fértil de la iglesia

La adoración reformada que es fiel refleja lo mejor que una comunidad tiene que
ofrecerle a Dios en la adoración. La música y las oraciones declaran las realidades
concretas de la vida del pueblo. A la misma vez, la adoración le recuerda al pueblo que
no están solos ante el trono de Dios, sino que se unen a otros alrededor del mundo y a
través de las edades. La encarnación, Dios en Cristo, nos recuerda que lo divino toma
carne y sangre en un tiempo, lugar y persona en particular, mientras que comparte
verdades que son eternas. La buena adoración refleja la encarnación – es local y a la vez
universal.

Das könnte Ihnen auch gefallen