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LA GLOBALIZACIÓN COMO PROCESO IMPERANTE


EN NUESTRO TIEMPO

Elvia Gloria Patiño Cabrera*

“El que se pudieran comprar bolsos de Gucci en los grandes almacenes


de Moscú no significó que el país se había vuelto una economía de
mercado. El desarrollo consiste en transformar las sociedades, mejorar
la vida de los pobres, permitir que todos tengan la oportunidad de salir
adelante y acceder a la salud y la educación”.
(“El malestar en la globalización”, Joseph E. Stiglitz)

CONTENIDO: 1. Origen de la globalización. 2. Definición de


globalización. 3. Integración económica, consecuencia de la globalización.
4. Empresas multinacionales y transnacionales. 5. Relación entre
globalización y soberanía. 6. Aspectos negativos de la globalización.
7. Conclusiones.

1. ORIGEN DE LA GLOBALIZACIÓN.

La globalización tal y como la conocemos actualmente, tiene que ver con el proceso de
interrelación de las comunidades que han existido a lo largo de la historia ya sean tribus,
feudos, imperios o Estados Nacionales; esta relación surge, como todos los inventos y
descubrimientos, de una necesidad que en este caso consiste en intercambiar productos con
el fin de potenciar capacidades productivas, y que además en nuestros días ha crecido y se
ha ampliado al grado de aunado al intercambio comercial, ésta crece y se amplía a la
retroalimentación de las culturas (González, 1994). La interacción derivada de tal
retroalimentación crece en la misma medida que los problemas y conflictos mundiales,
requiriéndose al mismo tiempo la participación de más actores en el proceso.

Una de las características más notables de las crisis económicas es la elevación de los
precios de los productos, seguida de la disminución del consumo derivando en desempleo;
_______________________________________________________________________________
*Profesora de la Facultad de Economía y de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México
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las crisis de las economías entorpecen la productividad de las empresas y


consecuentemente aminora sus ganancias, obligándolas a salir en busca de nuevos
mercados donde colocar y vender sus productos y servicios, viéndose en la necesidad de
actualizar su tecnología, conocimiento, realizar investigación, proporcionar capacitación a su
personal, entre otros, todo ello con el objeto de ser más competitivas y principalmente de
sobrevivir en el mercado internacional, lo que se verá reflejado necesariamente en el ámbito
nacional originario de la empresa. La competitividad es la capacidad (bienes, capital,
conocimiento, tecnología) con la que cuenta o que posee una organización o nación para
alcanzar una rentabilidad adecuada dentro del mercado en el cual se encuentra inmersa y en
relación a sus competidores, la competitividad deriva de la relación entre el valor y la
cantidad del producto ofrecido en el mercado, asimismo, de los insumos que necesita para
producir esos productos que ha colocado o pretende colocar en el mercado.

El proceso de globalización, tal y como se presenta hoy día, tiene sus antecedentes
alrededor del año 1400 cuando se dieron las conquistas y grandes colonizaciones de los
países europeos. En la actualidad, diversos autores han señalado las causas, factores o los
acontecimientos importantes que ellos consideran que han marcado el inicio de la
globalización entre los que encontramos los medios electrónicos (Marshall McLuhan), la
explosión de la bomba atómica (Rüdiger Safranski), la invención del chip, la llegada del
hombre a la Luna y la creación de Internet.1

Una de las principales consecuencias de la 2ª guerra Mundial, fue que varios países
europeos comprendieron que el seguir manteniendo relaciones económicas como antaño lo
venían haciendo, lo único que les ocasionaría sería hacerlos cada vez más débiles frente a
las nuevas potencias mundiales, razón por la cual detectan la necesidad de integrarse como
único medio posible –entonces- de mantener la paz, puesto que ya en dos ocasiones habían
padecido los horrores de la guerra, por lo que Alemania, Bélgica, Francia, Holanda, Italia y
Luxemburgo convienen en cooperar entre sí formando al efecto un bloque regional
económico, la Comunidad Económica del Carbón y el Acero.

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Wikipedia, la Enciclopedia Libre.
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La mayoría de los autores coinciden en el sentido de que la globalización inicia al terminar la


Guerra Fría, con la increíble –entonces- caída del Muro de Berlín (noviembre de 1989) y el
posterior desmoronamiento de las economías comunistas, cerradas y centralmente
planificadas de la Ex-Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (diciembre de 1991), el
proceso de globalización termina con las tendencias proteccionistas implantadas en los
periodos de entreguerras, para adoptar la posición de que el Estado tiene la obligación de
vigilar el buen funcionamiento económico de las naciones a través del aseguramiento de la
prosperidad de la población y de la implantación de medidas económicas adecuadas que
tiendan a evitar las recesiones económicas.

2. DEFINICIÓN DE GLOBALIZACIÓN.

El término globalización proviene del sentido anglosajón con que se hace referencia al
carácter mundial de un fenómeno (Ramos, 2004: 20); el concepto proviene de globalization
en el que global se refiere a lo mundial, en general ha sido empleado para todo tipo de
procesos y cambios del ser humano y la sociedad sin referirse únicamente a los de carácter
económico.

La definición del concepto globalización en el sentido que se desea tratar en el presente


trabajo, no es sencilla, en principio porque los diversos autores que hablan de la materia, se
refieren a ella con diversos términos: Aldea global para McLuhan, Economía-mundo para
Braudel, Sistema-mundo para Wallerstein, Tercera ola para Alvin Toffler, Sociedad
informática para A. Schaff y Fin de la historia para Francis Fukuyama (Hernández, 2008: 1),
los términos más empleados en el mundo para referirse a ella son, justamente el de
“globalización” o el de “mundialización”; se prefiere el término de “globalización” puesto que –
como ya se mencionó- hace alusión a todo tipo de procesos desde culturales hasta
económicos y se acopla más al sentido real y actual del fenómeno (Ramos, 2004).

El entender la globalización en todos sus sentidos resulta complicado, puesto que intervienen
diversos factores como la complejidad de las múltiples dimensiones que se entrecruzan;
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porque los expertos la interpretan muy diversamente y porque no son raras las visiones
radicales y simplistas que la defienden o condenan (Villagrasa, 2007: 1), se indica que la
globalización es un fenómeno controvertido, complejo y ambiguo. Sólo parecen tener ideas
claras acerca de ella aquellos partidarios que la celebran o aquellos adversarios que la
contestan y vituperan en bloque (Villagrasa, 2007: 6), la globalización tiene repercusiones
humanas, sociales, políticas, jurídicas, entre otras, trascendentes; sin embargo, a pesar de
que todos tenemos, más o menos claro, a que se refiere, es importante mencionar algunos
de los diferentes autores y lo que nos dicen acerca de la globalización.

Viteri Díaz indica que se trata de un fenómeno económico, político, social, tecnológico,
ambiental y cultural, cuyos efectos rebasan las fronteras nacionales dada la creciente
interacción e interdependencia entre las personas, los países y los mercados (Viteri, 2008).

Villagrasa comenta que existen muchas definiciones de globalización, pero que una
definición neutral sería la siguiente: complejo proceso de interconexión e interdependencia
financiera, económica, política y cultural que relaciona a personas, instituciones,
asociaciones y pueblos de todo el mundo y que genera nuevas formas organizativas y
culturales. La dinámica propia de la globalización es, precisamente “la ampliación
profundización y aceleración de de la interconexión mundial en todos los aspectos de la vida
social contemporánea desde lo cultural hasta lo criminal, desde lo financiero hasta lo
espiritual” (Villagrasa, 2007).

La globalización es un proceso que se nutre del liberalismo económico, la democracia


propietaria estadounidense y la tecnología cibernética que conjuga las categorías tiempo y
espacio, al servicio de un mercado planetario que propicia el libre flujo de mercancías,
capitales y empresas, asignando utilidades y beneficios a agentes económicos privados
especialmente.

Una característica central de la globalización económica es la desterritorialización de las


empresas y mercados nacionales, las cuales aspiran a reemplazar las regulaciones y
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lealtades domésticas por proyectos multilocales y plurinacionales. Los llamados intereses


nacionales son diluidos en intereses transnacionales desrregulados y privados.

La globalización de la economía es entendida como un proceso de interrelación compleja


entre diversos mercados generalmente por conducto de agentes privados cuyo objeto
primordial consiste en ensanchar su escala de ganancias por la venta de productos y
servicios o el establecimiento directo de filiales, con el fin de reducir costos en mercados
protegidos (Witker, 2005: 42).

Muñoz indica que la globalización está compuesta por un conjunto de fenómenos derivados
de la apertura económica en general y sostiene que el término globalización hace referencia
al conjunto de fenómenos mediante los cuales la vida de los habitantes del planeta está
vinculada, en gran medida, a decisiones tomadas fuera de su propio país y sobre las que no
ejerce ninguna influencia (Muñoz, 2011: 305) y considera a la globalización como la fase en
la que actualmente se encuentra el capitalismo, misma que se caracteriza por la eliminación
de las fronteras económicas.

La globalización es la expresión de la voluntad y del interés de todos los hombres de convivir


económicamente en un espacio común, sin desigualdades ni hegemonías evidentes y como
resultado de una aparente victoria definitiva del capitalismo (Ramos, 2004: 24). Desde el
punto de vista de Ramos, la globalización puede ser identificada a partir de –para él- cinco
grandes problemas, a saber: 1) la mundialización de la economía, 2) la tercera revolución
científica y tecnológica, 3) la crisis del Estado-nación y la integración regional, 4) la presencia
de un nuevo orden político internacional, y 5) la emergencia de una especie de cultura global
(Ramos, 2004: 27).

La globalización no es solamente la tendencia a la integración económica regional o mundial


–la cual considero, esta última, si no imposible, muy difícil y complicada de llevar a cabo
debido a los procesos culturales, costumbres y tradiciones implicadas- y aunque sí es su
principal motor no podemos reducirla sólo a cuestiones económicas, la globalización es un
concepto mucho más amplio y trascendente, es un fenómeno complejo, puesto que implica
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un proceso humano de uniformidad cultural, educativa, política y social por mencionar


algunos, este proceso supone consecuentemente una evolución de las normas jurídicas
internas de los Estados que se ven envueltos en la misma, sin mencionar los tratados
internacionales necesarios para que pueda ser posible; por ejemplo, hoy en día una rápida
liberalización de los mercados de capitales sin una regulación correspondiente puede ser
peligrosa (Stiglitz, 2002: 311).

La globalización es un hecho que se materializa a través de la integración puesto que ésta,


es una consecuencia de la primera, la integración es acotada y regulada –como ya se
mencionó- a través de tratados internacionales, se trata de una idea-integradora de más
ideas, procesos y acciones complejas, interdependientes y compensatorias, un principio de
acción (Suárez, 2011).

La globalización debe estar al servicio de los sectores de la sociedad más desprotegidos


para elevar sus niveles de vida, debe ser una globalización justa y eficaz, la globalización sin
duda alguna es positiva (Stiglitz, 2002), sobre todo si la observamos desde el punto de vista
de la globalización de las ideas, del conocimiento, del acceso indiscutible a la educación y al
que todos hoy día podemos acceder con sólo encender la computadora y conectarnos a
internet; el acceso a éste cúmulo de conocimiento e información, ha hecho que la gente de
todo el mundo, se entere y conozca que hay otras maneras de vivir, de aprender, de ser; que
se puede pensar distinto, tener otras ideas y que se puede levantar la voz contra las
injusticias, en fin podemos apreciar que hay otras formas de ver y tratar tanto a las cosas
como a las personas; es el caso de los actuales movimientos revolucionarios en los países
de Medio Oriente, los cuales los medios de comunicación han asegurado –atinadamente en
mi opinión- se han convocado, organizado y concretado por medio de las redes sociales y el
internet, en virtud de que justamente sus ciudadanos, se han enterado que existen otras
formas de vivir, de mejor vivir, ahora saben que existe la dictadura y se enteraron de que
también existe la democracia, y gracias a lo benigno de la globalización, ya eligieron de qué
manera quieren vivir.
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La globalización ha ayudado a muchas personas -lamentablemente no a todas- a lograr


mejores niveles de vida, incluso hasta posiciones que ellos mismos no habían contemplado y
que los economistas a nivel mundial no habían proyectado económicamente en sus estudios
sobre el crecimiento mundial y el combate a la pobreza. La globalización ha beneficiado a los
Estados que han sabido manejar y aprovechar las oportunidades que la misma ofrece, sobre
todo a través de las exportaciones, la apertura de mercados y la relación amigable con la
inversión extranjera (Stiglitz, 2002).

El mundo, al globalizarse se pluraliza y multiplica sus diversidades y al lado de esta


pluralidad, paradójicamente también, y al mismo tiempo alterna y convive con la singularidad,
costumbres y tradiciones de cada lugar (Ianni, 1999).

Ocampo indica que durante el último cuarto del siglo XX se difundió la idea de que la
globalización era el inicio de una larga etapa de prosperidad nunca antes vista, esta era daría
inicio auxiliándose o a través de la liberalización económica, que se mostró a la comunidad
mundial en vías de desarrollo como una alternativa viable para superar las ineficiencias y
defectos del proteccionismo comercial y la intervención estatal imperante, generando
consecuentemente una globalización incluyente y positiva que beneficie a todos los
habitantes del mundo, sin embargo, a pesar de los buenos deseos, las acciones para
lograrlos han sido limitadas y reducidas al grado de que en la actualidad el orden global
continúa evolucionando y creciendo en beneficio de algunos y al contrario los procesos
compensatorios relacionados con el beneficio global y general avanzan muy despacio.
(Ocampo, 2004).

Witker, citando a Ianni, menciona como características actuales de la globalización las


siguientes:
a) La globalización de la economía está representada por la independencia entre las
economías nacionales, las industrias, las empresas y los bloques regionales.
b) El incremento en el comercio internacional y la gradual eliminación de barreras al
mismo, lo cual permite la vinculación más estrecha y cercana entre países, las
industrias y las empresas, haciendo del mundo un mercado global.
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c) La incorporación de nuevas tecnologías. Mediarte la globalización se permite la


introducción de cambios esenciales en los métodos de producción. Los avances
recientes en el área de telecomunicaciones han facilitado la integración de los
mercados nacionales.
d) Movilidad de capitales e inversión extranjera directa. (Witker, 2005: 43)

3. INTEGRACIÓN ECONÓMICA, CONSECUENCIA DE LA GLOBALIZACIÓN.

Los estados, al enfrentarse con la globalización y el surgimiento de la sociedad global, estos


se ven obligados a repensar y replantear muchos de los conceptos existentes y clásicos
como son los conceptos de estado, nación y soberanía entre otros, los cuales cambian en su
concepto y connotación a medida que la globalización se va acentuando y avanzando en el
mundo, estos cambios conforman un desafío para cada Estado, ese desafío es reconocido
por el Estado, al mismo tiempo que reconoce la existencia y conformación de la sociedad
global, misma que influye profundamente en sus valores y en su realidad histórica, política,
demográfica, social, económica, educativa, cultural y hasta lingüística, que modifica la
realidad de los países (Ianni, 1999).

La globalización es un hecho general que se materializa a través de la integración, esta


última es una de las varias consecuencias de la primera y es acotada y regulada mediante la
suscripción de tratados internacionales; la globalización se ve reflejada en todos los ámbitos
de la vida, arte, cultura, deporte, educación, esparcimiento, política, salud, social, la
integración entre países trasciende al ámbito estrictamente económico (Gazol, 2009: 2), es
por eso que para efecto del presente trabajo me refiero fundamentalmente a tratados
económicos y comerciales, que incluyen rubros tan importantes como la disminución de
aranceles y la eliminación parcial o total de fronteras en ciertos o determinados rubros.

La integración económica internacional no es una novedad de nuestro tiempo. La formación


del núcleo original de Estados Unidos a fines del siglo XVIII obedece a la lógica de un
proceso de integración, lo mismo que la construcción del moderno estado alemán cuyo
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precedente obligado es la Zollverein o Unión Aduanera Alemana del siglo XIX. (Gazol,
2008a: 2).

Al hablar de integración económica, no se hace referencia a cosas ni a individuos, sino a


países y a empresas (Mendoza, 2009: 122), el comercio internacional llevado a cabo en su
mayoría por personas jurídicas, ha contribuido y ha sido detonante junto con el desarrollo y
avance tecnológico y del internet que han cambiado totalmente la forma en que nos
comunicamos y hacemos negocios en pocas palabras, ha cambiado la totalidad de nuestra
forma de vivir; el avance acelerado de la globalización sin lugar a dudas ha sido influenciado,
o más bien dirigido, a través de políticas públicas convenientes tanto a los sectores políticos
más altos como a la élite empresarial mundial. Esta expansión de las organizaciones ha
derivado en la necesidad de establecer alianzas o uniones internacionales económicas entre
los países, es decir, en una integración económica regional.

No existe una definición universal y uniforme para el término integración económica, Gazol
Sánchez comenta que todos los autores y estudiosos de la materia que han tratado de
definirla, lo único que han hecho es ponerse de acuerdo, en que no están de acuerdo en
ninguna definición uniforme (Gazol, 2008a); opina que la integración económica es un
proceso mediante el cual dos o más naciones pretenden reducir o eliminar las restricciones al
movimiento de mercancías, de servicios de capitales y de personas, consienten en armonizar
en algún grado sus políticas económicas y establecen relaciones de cooperación más
estrecha entre ellas; la intensidad y celeridad con la que se reduzcan o eliminan las
restricciones, el ámbito y profundidad de las políticas económicas que se aspire a armonizar
y las formas concretas que asuman los nuevos esquemas de cooperación son variables
(Gazol, 2008a: 7); la integración es un proceso en el cual se eliminan los elementos de
discriminación entre los Estados participantes vinculándola con la ampliación del mercado
(Gazol, 2009)

La integración económica indica Salvatore, se refiere a la formación de un área de libre


comercio, una unión aduanera, un mercado común o una unión económica entre un grupo de
países (Salvatore, 1992: 127). Por su parte Ramos opina que la integración económica
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cuenta con dos elementos fundamentales e inseparables, el nuevo concierto económico


mundial nos permite hacer un énfasis analítico centrado en dos aspectos: 1) la relevancia del
comercio y de la constitución de un verdadero mercado mundial, y 2) la conformación de
espacios geográficos y económico-políticos más o menos integrados como estrategia de
competencia en el mercado mundial (Ramos, 2004: 52).

La integración económica tiene distintos efectos en los países y regiones, no son las mismas
consecuencias si se lleva a cabo entre países desarrollados que si se materializa en países
subdesarrollados; la integración económica entre países pobres es utilizada por estos como
un elemento de desarrollo, en cambio para los países desarrollados la integración económica
significa control de políticas económicas y acrecentamiento de sus ya altos niveles de
bienestar (Guerra-Borges, 1997).

De todo lo anterior se puede afirmar que las características –más no definición- del
fenómeno o proceso de la integración económica, podemos resumirlas en los siguientes
puntos:

 Proceso originado por necesidades económicas que puede asumir diversas formas
como son: a) zona de libre comercio, b) unión aduanera, c) mercado común, d) unión
económica y, e) integración económica total,
 Cooperación institucionalizada entre naciones –a través de la suscripción de tratados
internacionales-,
 Existencia de relaciones comerciales entre países y consecuentemente económicas,
 Supresión –total o parcial- de restricciones entre unidades económicas residentes u
originarias de diversos países, ya sea total o parcial en cuanto a productos y servicios se
refiere,
 Usualmente –aunque no es regla- se presenta en países del mismo continente y que
comparten una región geográfica y en la mayoría de los proyectos, se trata de países con
grados similares o aproximados de desarrollo, o subdesarrollo.

4. EMPRESAS MULTINACIONALES Y TRANSNACIONALES.


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La empresa transnacional es aquella que siendo constituida legalmente en un solo país y


teniendo una sola y específica nacionalidad, manufacturan sus productos en otro país –como
empresa extranjera- el cual tendrá como característica fundamental que la mano de obra es
muy barata, los sistemas de seguridad social no protegen adecuadamente a la clase obrera y
las tasas impositivas son o muy bajas o son inexistentes para el sector o la actividad a la que
se dedica la empresa transnacional; tienen como característica que son generalmente de
gran tamaño, extienden sus actividades a varios países con las características apuntadas y
cuentan con una perspectiva totalmente global de sus operaciones. La empresa
transnacional realiza operaciones simultáneamente en diversos países caracterizada por la
uniformidad de criterios e intereses a nivel global respecto a sus planteamientos, la
determinación de sus negocios y sus políticas económicas y administrativas. Por otro lado el
término de empresa multinacional, es empleado para las organizaciones que se constituyen
legalmente en varios países previo cumplimiento de los requisitos jurídicos locales,
constituyéndose a nivel global en nacional de dos o más países; otra diferencia fundamental
o criterio de diferenciación, es que a la empresa transnacional le aplican varios
ordenamientos, la matriz se rige por la ley del lugar en el cual se encuentre ubicada
físicamente, es decir el de su de su sede y, a cada subsidiaria o filial le aplicará localmente la
ley del lugar en el que se haya constituido físicamente, y entre ellas a nivel global las regirá
un ordenamiento jurídico supranacional.

Otro aspecto muy importante, también consecuencia de la globalización es la constante


aparición de empresas multinacionales y transnacionales en todos los sectores económicos,
corporaciones que van desarrollándose al mismo ritmo acelerado con el que crece la propia
globalización y, de las cuales muchas de ellas han llegado a reunir capitales tan grandes y tal
cantidad de recursos, que en algunas ocasiones superan las reservas de muchos países en
vías de desarrollo, estas empresas globales llegan a ser tan poderosas que es posible
afirmar que son ellas las que dirigen los procesos internacionales de integración económica
(Guerra-Borges, 1997); estas empresas mundiales se han tornado tan poderosas que
podemos decir que han creado un nuevo colonialismo, tácito y consentido, sobre los países
en vías de desarrollo, principalmente en América Latina, los cuales sostengo somos los más
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ricos del mundo, producimos para nosotros, producimos para venderles a los países
desarrollados a precios infames, nos alcanza para pagar altos intereses por deudas externas,
y seguimos de pié, no nos caemos y seguimos adelante.

El nuevo colonialismo referido en el párrafo anterior, es tan poderoso que ha creado nuevas
dictaduras, las dictaduras que antaño estaban en manos de las élites nacionales, ahora han
sido substituidas por las nuevas dictaduras de las empresas o las instituciones dedicadas a
las finanzas internacionales, que incluso tienen el descaro de hacer saber a los países en
vías de desarrollo, abiertamente y sin tartamudeos que si no siguen ciertos lineamientos o no
respetan determinadas condiciones, tanto el Fondo Monetario Internacional, como los
poderosísimos mercados financieros internacionales, los catalogarán como no sujetos de
crédito (Stiglitz, 2002), por lo que, con el objeto de acceder a beneficios, prerrogativas y
créditos, van renunciando a su soberanía.

Las empresas multinacionales y transnacionales, al participar en la economía de los Estados,


principalmente de los Estados en vías de desarrollo, compiten con los pequeños negocios
nacionales, compiten con las tradiciones internas nacionales, mismas que poco a poco van
desapareciendo.

Las empresas, corporaciones y conglomerados transnacionales son un factor importante en


la conformación de la globalización, ya que la “tejen” desde las altas esferas en las que se
encuentran colocadas conforme a sus interese y a la dinámica que necesitan para el óptimo
desarrollo de los mismos, según sus políticas productivas, proyectos de crecimiento,
comercialización, conquista de mercados, necesidades de desarrollo y alianzas estratégicas;
su incursión en el mercado global es tan importante y trascendente que se encuentran
presentes prácticamente en todo el mundo, o por lo menos en los lugares en los que les
conviene -económica y políticamente hablando- estar. Las empresa multinacionales y
transnacionales planean sus relaciones a escala global y tomando en cuenta los espacios ya
controlados y los espacios por controlar contemplando sus propios recursos tecnológicos, de
trabajo, de innovación, científicos y de capital (Ianni, 1999).
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A pesar de todo lo anterior, Opalín sostiene que el ingreso a la globalización, no implica que
inevitablemente las empresas participen y se desarrollen en los mercados mundiales, sin
embargo un punto muy importante es que se vean beneficiadas de la globalización, aunque
no estén directamente inmersas en la misma; es decir, que la empresa se vea impactada y
beneficiada por la globalización, por ejemplo, que una empresa sí globalizada compre
productos a la empresa local –no globalizada- para incorporarlos a sus procesos productivos
y queden integrados en un producto que más adelante se exportará justamente por esa
empresa globalizada, como consecuencia de ello, la empresa local crecerá y alcanzará los
niveles de eficiencia requeridos a nivel global, mientras que a nivel de su mercado local
tenderá a ser mucho más competitiva con altos niveles de calidad en sus productos, con lo
que de manera inevitable y ascendentemente contará con las herramientas suficientes para
competir con las organizaciones globalizadas; existen fundamentalmente dos razones por las
que una empresa pretende y lucha por globalizarse, una es la oportunidad de adopción e
implantación de esquemas globalizados en su organización y producción, lo que le
garantizará un potencial crecimiento y la otra es que en ocasiones, la globalización es la
única manera de garantizar la supervivencia de la empresa en el mercado (Opalín, 2005).

La globalización debe ser reestructurada y convertirse realmente en el nuevo nombre del


desarrollo (Villagrasa, 2007: 8) generando riqueza, fomentando la eficiencia, incrementando
la producción, desarrollando las relaciones entre los Estados, por lo que es necesario reabrir
el debate internacional sobre la globalización y sus efectos.

5. RELACIÓN ENTRE GLOBALIZACIÓN Y SOBERANÍA.

Diecisiete años ha que Luis González Souza se planteó la siguiente pregunta: ¿Tiene sentido
seguir hablando de soberanías nacionales ahora que el mundo se ha globalizado…?
(González, 1994: 14), justificó entonces su pregunta basándose en importantes factores
como el desvanecimiento de las fronteras nacionales, las comunicaciones instantáneas, los
transportes supersónicos, la regionalización de los conflictos y la transnacionalización de las
mercancías, el dinero y las empresas; entonces, al igual que ahora resulta un debate
importante y complicado que agranda la brecha –creciente- entre las naciones del primer
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mundo –ricas, industrializadas y poderosas- y las tercermundistas –pobres, subdesarrolladas


y débiles-, estas últimas más interesadas en conservar su soberanía debido al
autoconocimiento de su propia debilidad ante la globalización y el neocolonialismo fáctico de
los países industrializados.

Una de las consecuencias trascendentes de la globalización, la integración económica y los


acuerdos internacionales, es la obligada cesión de soberanía que realizan los Estados
involucrados en la misma; ante la globalización, nos percatamos que una gran cantidad de
Estados son demasiado débiles para afrontarla y para soportar la dimensión de los nuevos
problemas para los cuales la democracia no resulta suficiente y se torna débil, arrastrando
junto con su debilidad los sistemas de justicia social y de seguridad que la globalización va
minando como respuesta a las tendencias actuales, surgiendo la pregunta: ¿cómo gobernar
este mundo globalizado? (Villagrasa, 2007), la respuesta: a través de la cesión de soberanía,
misma que puede ser política o económica, o ambas, esta es transferida a alguna institución
supranacional preexistente o creada al efecto, la cual tomará las decisiones torales y
culminantes en lugar del Estado “sometido” siempre bajo su propio e indudable
consentimiento y en atención a esa transferencia de supremacía estatal.

El modelo de desarrollo neoliberal ha tenido como consecuencia la globalización, ésta es


consecuencia de decisiones jurídicas y políticas a favor de la liberalización de los mercados
de mercancías y capitales a través de la conformación de bloques económicos comúnmente
regionales que tienen como beneficio el trato y apoyo recíproco entre los estados partes, lo
cual es una ventaja de los suscriptores frente a los demás países competidores; sin
embargo, para el caso de los países en vías de desarrollo, estos, en muchas ocasiones se
ven obligados a ceder parte de su soberanía o capacidad de decisión a favor de organismos
supranacionales, e incluso –de facto- a otras naciones (Muñoz, 2011).

Ya se comentó en la sección anterior, la tendencia global a la creación de un nuevo


colonialismo del cual los países sujetos a él están perfectamente ciertos –pero sin
reconocerlo abiertamente-, la casual modificación de políticas públicas sobre todo
económicas, inexplicables modificaciones a la legislación doméstica, el acatamiento de
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sugerencias y recomendaciones de empresas globales, de organismos supranacionales e


incluso de gobiernos, pone a los países en vías de desarrollo en una posición de vasallaje
frente a los países desarrollados y grandes empresas globales dueñas de los capitales, no es
otra cosa que una renuncia tácita –también- de la soberanía nacional, misma que se pone al
servicio de la conveniencia de los grandes operadores económicos internacionales, que tal
vez –pensando bien- nuestros gobernantes se han visto obligados a tolerar en pro del
bienestar nacional. Sin embargo, no todo está perdido, indica Stiglitz que los países
subdesarrollados pueden asumir la responsabilidad de su propio bienestar. Pueden
administrar sus presupuestos de modo que consigan vivir por sus medios … y eliminar las
barreras proteccionistas que derraman copiosos beneficios para unos pocos … pueden
imponer estrictas regulaciones para protegerse de los especuladores foráneos o de los
desmanes corporativos locales (Stiglitz, 2002: 312).

6. ASPECTOS NEGATIVOS DE LA GLOBALIZACIÓN.

Dentro del mundo de la globalización y todas las ventajas que hemos comentado,
desafortunadamente no todo es positivo, y es importante mencionar y realizar una breve
mención de sus desventajas más destacadas.

Para millones de personas la globalización no ha funcionado. La situación de muchas de


ellas de hecho empeoró, y vieron cómo sus empleos eran destruidos y sus vidas se volvían
más inseguras. Se han sentido cada vez más impotentes frente a fuerzas más allá de su
control. Han visto debilitadas sus democracias y erosionadas sus culturas (Stiglitz, 2002:
309).

La globalización ha agudizado de la desigualdad social, en virtud de que al no existir una


integración nacional –como ya se mencionó-, los beneficios económicos de la globalización y
la integración regional en mercados regionales o internacionales, no alcanza a todos los
integrantes de la población de los países que han incursionado en la suscripción de tratados
internacionales bilaterales y multilaterales económicos y comerciales, puesto que los
beneficios solo tocan a los sectores políticos más altos de los países suscriptores del
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acuerdo, así como a los sectores empresariales privilegiados de dichos Estados; el cambio
derivado de la globalización tiende a afectar a los sectores sociales menos preparados para
competir, mismos que coinciden con los más débiles y que menos oportunidades han tenido
en la vida. Consecuencia de lo anterior es el ensanchamiento de la brecha económica, es
decir, los pobres cada día son más –en número de personas- y además son todavía más
pobres –en términos de ingreso y de capacidad adquisitiva-, es tan marcada esta brecha
económica, que actualmente incluso tenemos divisiones de la propia pobreza –absoluta,
relativa, ultrapobreza, incidencia de la pobreza, profundidad de la pobreza, pobreza
transitoria, pobreza crónica, pobreza extrema, pobreza alimentaria, entre otras-. Por el
contrario, los ricos cada día son más ricos y cada día son menos.

Otra consecuencia negativa de la globalización es la falta de capacidad de algunos sectores


comerciales, de alguno o algunos de los Estados participantes, para competir en condiciones
equitativas y de igualdad en un proceso de integración. En nuestro caso, resulta muy difícil la
competencia equitativa con otros Estados internacionales, en primera porque vivimos en la
“cultura de la transa” -es alarmante la alegría y felicidad que ocasiona a muchas personas en
nuestro país el hecho de que han estafado o han hecho trampas a otras personas-, y
básicamente porque en México no sabemos -ni nos gusta por egoístas, envidiosos y porque
todos nos sentimos la estrella y queremos llevarnos todo el crédito siempre- trabajar en
equipo, ambos factores inciden en que la mayoría de los miembros de nuestra sociedad
mexicana no tienen –en conjunto- como objetivo buscar lo mejor para el grupo, por lo que no
están dispuestos a sacrificar elementos subjetivos derivados de identidades y/o costumbres
familiares, sociales, religiosas, regionales e incluso nacionales, en bien o en pro de la
eficiencia, de la mejor y mayor producción, de la competitividad y desarrollo nacionales y en
general, del bienestar de toda la empresa y sus miembros, y menos aún de la Nación, no
estamos dispuestos a perder o a disminuir nuestro nivel de bienestar en pro de los demás en
pro de la colectividad, sea quien sea y llámese como se llame.

Al respecto, Stiglitz menciona que una de las razones por las que es atacada la globalización
es porque parece conspirar contra los valores tradicionales. Los conflictos son reales y en
cierta medida inevitables. El crecimiento económico –incluyendo el inducido por la
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globalización- dará como resultado la urbanización, lo que socava las sociedades rurales
tradicionales (Stiglitz, 2002: 307), en nuestro país, por ejemplo, podemos observar que las
personas mayores celebran el “Día de muertos” y compran aún en los mercado públicos y en
“tianguis” y, los más jóvenes, festejan Halloween -y además le anteponen el término
“tradicional”- y compran en el Wal Mart; si no fuera por las escuelas, universidades y algunas
instituciones que promueven con mucho interés nuestras tradiciones, tal vez ya no las
conservaríamos.

Otro punto importante a mencionar dentro de los factores negativos, es el deterioro del medio
ambiente fomentado por las ineficientes o nulas políticas ambientalistas y consecuente
ausencia o vaguedad de legislación al respecto, ocasionado por la desenfrenada –e
insaciable- ambición de políticos y empresarios, los cuales aprovechan su posición política o
económica para llevar a cabo actividades económico-empresariales con falta de ética, con
una ausencia total de planeación y de criterios de sustentabilidad y conservación de los
recursos naturales y del medio ambiente, depredándolo y obteniendo con ello ganancias
inimaginables.

Junto con el nacimiento o desarrollo de la globalización, han surgido grupos denominados


globalifóbicos o globalófobos –término más adecuado según opinión emitida por el
reconocido lingüista Don Arrigo Cohen Anitua, ya fallecido-, que se oponen tajantemente al
avance de la misma a través de manifestaciones masivas públicas en ocasiones violentas o
agresivas.

7. CONCLUSIONES.

1. La globalización debe servir para elevar los niveles de vida principalmente de las
clases más necesitadas, de los más pobres, y como dice Stiglitz, debe ser una
globalización con un rostro más humano (Stiglitz, 2002), para ello es necesario que se
respeten los derechos laborales de manera nacional y global, con el objeto de que
estas clases más desfavorecidas ingresen también a la economía mundial a través de
la contratación laboral supranacional legal, con el objeto de que seas factible la
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movilidad laboral al interior de los territorios de los países integrados suscriptores de


tratados comerciales o de libre comercio, con el beneficio de que les sean reconocidos
todos sus derechos laborales y sociales sin temor de estar en la ilegalidad y sin la
pérdida de antigüedad en el empleo.

2. La inserción de un Estado a la globalización, requiere que previa y necesariamente


exista una integración social a nivel nacional, al interior del país que pretenda
globalizarse, es decir, cuando al interior del Estado exista igualdad de oportunidades
para todos sus miembros sin influencias que por razones de género, edad, origen
étnico, social y/o cultural afecten dichas oportunidades, a efecto de que los beneficios
de la globalización se vean reflejados y alcancen a todos los sectores y niveles
sociales del país, y no únicamente beneficien –como a la fecha ocurre- a las altas
esferas políticas nacionales y a un reducido número de empresarios nacionales.

3. La Globalización y la integración económica no son una novedad de nuestro siglo, sin


embargo, la conformación de los más importantes bloques económicos de nuestra
era, sí han surgido a la luz prácticamente en los últimos cincuenta años y se han
tornado en una importante característica propia de las economías contemporáneas
(Gazol, 2009).

4. Las empresas juegan un importante papel en el surgimiento y desarrollo de la


globalización y consecuente integración económica, por lo que se hace necesaria la
elaboración de códigos de conducta y la transparentación de las corporaciones
mundiales a través del manejo e implantación de gobiernos corporativos en las
mismas.

5. Es necesaria la promoción de reformas sociales enfocadas a que los aspectos


positivos de la globalización beneficien a las clases menos favorecidas de la economía
como son los obreros, campesinos y empleados de la clase llamada media, que
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prácticamente están por extinguirse, y a efecto de que las altas esferas


gubernamentales y elites empresariales no sean las únicas beneficiadas de ella.

6. Es necesario que -como dijo Stiglitz- se promueva un proceso más humano de la


globalización en beneficio y al servicio del bienestar de los sectores sociales más
desprotegidos que indudablemente, siempre son los más pobres, y que además, la
mayoría viven en los países en vías de desarrollo. El sistema capitalista está en una
encrucijada, igual que durante la Gran Depresión. En la década de 1930 el capitalismo
fue salvado por Keynes, que pensó en políticas para crear empleo y rescatar a los que
sufría por el colapso de la economía global. Ahora millones de personas en todo el
mundo esperan a ver si la globalización puede ser reformada de modo que sus
beneficios sean más ampliamente compartidos (Stiglitz, 2002: 311).

7. Las ventajas de la globalización, la integración económica y la negociación a gran


escala, se desarrollarán y tendrá éxito, siempre y cuando las aspiraciones e intereses
de todos los países sean coincidentes y se desarrollen de forma paritaria.

REFERENCIAS:

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proporcionado por el autor, Facultad de Economía de la UNAM, México.
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Configuraciones, número 27, abril-junio, México.
 GAZOL SÁNCHEZ, Antonio (2009), “Las lecciones de la crisis. El caso de la Unión
Europea”, paper proporcionado por el autor, Facultad de Economía de la UNAM,
México.
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enfoque sistémico”, Porrúa, México.
 IANNI, Octavio (1999), “La era del globalismo”, Siglo XXI Editores.
 MENDOZA BREMAUNTZ, Emma (2009), “Derecho económico. Antecedentes del
derecho económico”, Iure Editores, México.
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democracia en América Latina”, Editado por la CEPAL y Grupo Editorial Norma.
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reestructuración del capitalismo mundial y del Estado en el fin del siglo XX”, Plaza y
Valdes Editores.
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 STIGLITZ, Joseph E. (2002), “El malestar en la globalización”, Taurus-Pensamiento,
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Globalización”, Ciudad Universitaria, México, Gaceta UNAM, 31 de marzo de 2011,
número 4,325.
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 VITERI DÍAZ, Galo (2008), “Notas sobre globalización”, publicación electrónica en
http://www.eumed.net/libros/2008b/389/indice.htm
 WITKER VELÁSQUEZ, Jorge (2005), “Introducción al Derecho Económico”, Editorial
McGraw Hill Jurídica.

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