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Director:
Miguel Lamadrid
Codirector:
Jorge Carvajal
Línea de Investigación:
Sociología del castigo
Grupo de Investigación:
Escuela de investigación en criminología mediática justica penal y política criminal “Luis
Carlos Pérez”
Paul Ricoeur
Agradecimientos
A la Universidad Nacional de Colombia, por ser el templo de conocimiento que me permitió
cumplir un sueño que tuvo lugar en mi mente hace 10 años, efectuar estudios en el área
de la sociología. A Miguel Lamadrid, Jorge Carvajal y Estanislao Escalante Barreto,
docentes e investigadores, por asumir la dirección de este trabajo y guiarme en el proceso.
A Alejandro Gómez Jaramillo, docente e investigador, por introducirme en los estudios de
Criminología en la Universidad La Gran Colombia y por creer en el objeto de esta
investigación.
A Delfín León y Fernando Navas Talero, profesores, abogados e investigadores, que con
su forma de transmitir conocimientos, promovieron una mirada crítica en mis estudios,
fundamentalmente en las áreas del Derecho, la Sociología y el Psicoanálisis. A los amigos,
por permitirme darle al Derecho el status de arte.
A mi hermana, por convertirse en un ejemplo del amor por el conocimiento. A mis padres,
por inspirarme a cumplir mis sueños, por sus esfuerzos e incondicionalidad, por
presentarme siempre los cuestionamientos que me permitieron convertirme en el ser
humano que soy.
Y lo más importante, al Ser Supremo, por bendecirme con el lugar que elegí para nacer.
Resumen y Abstract IX
Resumen
¿De qué manera puede contribuir la sociología del castigo a la eliminación de las Unidades
de Tratamiento Especial – UTE, instauradas en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano? La sociología del castigo es un área de estudio que permite romper los
esquemas y los lineamientos que utilizan otras disciplinas, como el derecho penal, para
acercarse más a unos fenómenos que son constantemente cambiantes, como lo son el
crimen y el castigo, por lo que es útil para determinar los desafíos y oportunidades que
tienen las autoridades en materia de diseño de una política criminal pertinente y articulada
para la eliminación de estos espacios, utilizados en los establecimientos de reclusión para
garantizar el orden de los penales, salvaguardar la salud e integridad física de algunos
reclusos entre otros, pero que en ocasiones, al ser utilizados de manera indebida se
convierten en espacios idóneos para la vulneración de los derechos de los reclusos.
En esta línea, esta investigación tiene como objetivo analizar a través de la sociología del
castigo la problemática subyacente de la indebida utilización de las UTE, así como
visibilizar esta situación, ya que no obstante las tres declaraciones del estado de cosas
inconstitucionales en materia carcelaria, en ninguna se aborda puntualmente la situación
de los reclusos en las UTE, por lo que se analizará esta problemática y presentarán de
propuestas que contribuyan en la búsqueda de soluciones a la misma, no desde su
reglamentación sino desde su eliminación.
Como resultado se identificó que además de la notoria invisibilización por parte de la Corte
Constitucional de la problemática que existe en los centros penitenciarios, ante la indebida
utilización de las UTE, existe además incoherencia entre las normas internacionales para
X Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Abstract
How can the sociology of punishment contribute to the elimination of the Special Treatment
Units - UTE, established in the Colombian Penitentiary and Prison System? The sociology
of punishment is an area of study that allows breaking the schemes and guidelines used
by other disciplines, such as criminal law, to get closer to phenomena that are constantly
changing, such as crime and punishment, so it is useful to propose the mechanisms for the
elimination of the “Unidades de Tratamiento Especial” mechanism to mantain the security
and physical integrity of inmates, among others, but on occasion, the improper use of these
space means the vulnerability of the rights of inmates.
In this line, this research aims to analyze through the sociology of punishment the
underlying problem of the UTE's undue use, as well as to make this situation visible,
because even the declarations of the unconstitutional state of affairs in prison matters,
there are inmates dying in the UTE, that is why this problem is analyzed to look for
proposals that contribute in a solution of the problem.
To meet the objectives, the methodological approach that was drawn in the development
of this research is qualitative, with which the background and characteristics of the problem
were reconstructed, in this social case, which has its origin in the doctrinal and normative
evolution of the notion of punishment
As a result there is a notorious invisibilization on the part of the Constitutional Court of the
problems that exist in the prisons, before the undue use of the UTE, there is also an
incoherence between the international norms for the treatment of the inmates and the
treatment that the inmates receive in the UTE.
Lista de Tablas
Tabla 2-2: Lista de instrumentos para la prevención de la tortura de las personas privadas
de la libertad. .................................................................................................................. 57
Tabla 3-1: Cuadro comparativo sobre algunas posturas que describen el castigo ......... 70
XIV Contenido
Contenido
P.
Resumen......................................................................................................................... IX
Introducción .................................................................................................................. 15
Bibliografía .................................................................................................................... 85
Introducción 15
Introducción
El crimen y el castigo son espejos que reflejan los rasgos básicos de una sociedad
Manuel Iturralde
3En el acápite correspondiente se profundizará respecto de los avances legislativos en esta materia,
por ejemplo el Manual para la correcta aplicación del aislamiento en la Unidades de Tratamiento
Especial, expedido en 2016.
16 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
4Manuel Iturralde (2007) señala que “dado que el crimen y castigo son eventos multidimensionales
que guardan varias claves para entender los rasgos básicos de una sociedad, la aproximación
sociológica es particularmente útil para descubrirlos en toda su complejidad y sacar a la luz los
procesos históricos que hicieron que se configuraran de una manera determinada” (p. 23)
19
5Para iniciar la lectura de este documento, se hace una aclaración metodológica y conceptual, para
ayudar al lector a ubicarse mejor a lo largo del escrito. Se utiliza el término cárcel, fundamentalmente
en los títulos, pues es el término comúnmente utilizado para referirse también a la prisión y a la
penitenciaría, sin embargo, en la normatividad colombiana las definiciones son distintitas, por lo que
a continuación se enuncian las definiciones utilizadas por el Instituto Nacional Penitenciario y
Carcelario -INPEC.
Cárcel: en el uso común, hace referencia a la conjugación entre el espacio físico en el cual
se encuentra la persona privada de la libertad y su entorno, donde se desarrolla un estilo
de vida particular de supervivencia, adaptación, sometimiento, interacción cultural, social y
educativa dentro del sistema.
Prisión: modalidad de sanción a los infractores de la ley penal. Pena de privación de
libertad. Cárcel donde se encierra a los presos. Jurídicamente, la prisión difiere de la
detención en que la primera funciona para las personas condenadas, y la segunda es la
medida de restricción de los procesos.
Penitenciaría: establecimiento de reclusión para personas privadas de la libertad que ya
se encuentran condenadas. (INPEC, 2017)
6Se hace referencia explícita a las sociedades occidentales en tanto en la presente investigación
no se abordan las formas de castigo utilizadas en las sociedades orientales, cuya construcción
normativa responde a unas lógicas distintas.
20 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
7 Los estudios más relevantes en este enfoque de análisis Pena y estructura social de Rusche y
Kirchheimer, así como Cárcel y fábrica: los orígenes del sistema penitenciario (siglos XVI-XIX) de
Melossi y Pavarini.
8 Emiro Sandoval Huertas en el texto Penología, explica que la evolución de la pena se compone
de cuatro fases de acuerdo con la función asignada a misma: (i) Vindicativa, (ii) expiacionista o
retribucionista, (iii) correccionalista y (iv) resocializante. (Enríquez, 2012, p. 10)
9 David Garland hace una revisión de estos antecedentes en su texto Crimen y castigo en la
Castigar: nacimiento de la prisión del francés Michel Foucault, toda vez que en este se abordan
diversos cuestionamientos dirigidos a entender las razones por las cuales se impone la pena
privativa de la libertad como forma de castigo, la influencia de las relaciones de poder en dicha
práctica.
11 “El calabozo, donde la pena de encierro se agrava con diversas medidas (relativas a la soledad,
a la privación de luz, a las restricciones de alimento); la gêne, donde estas medidas anejas están
atenuadas, y finalmente la prisión propiamente dicha, reducida al encierro puro y simple” (Foucault,
2002, p. 108).
12 Aristóteles y Platón abordaron tanto la utilización de la tortura como medio de confesión y la cárcel
el castigo de los pobres desordenados y la vivienda de niños sin hogar en la ciudad de Londres.
Ubicada a orillas del río Fleet en la ciudad, fue la primera casa de corrección en el país y una
importante institución de beneficencia (lo que refleja la definición moderna de "hospital"). Sus
registros proporcionan valiosa evidencia tanto de delitos menores como de aprendizajes pobres en
el siglo XVIII. Recuperado de https://www.londonlives.org/static/Bridewell.jsp
14 Casas de trabajo donde las personas pobres podían trabajar, para obtener información sobre las
prácticas en dichas casas así como las leyes sobre su utilización pueden consultarse en el enlace
http://www.workhouses.org.uk/intro/
21
Bajo esta línea, en las monarquías se impartían castigos “por conductas inmorales,
herejías e incluso conflictos laborales” (Gómez, 2008, p. 81)17, y se instauró entonces el
encierro en las casas correccionales, según Foucault (1995), allí nació “la idea de colocar
a una persona en prisión para corregirla y mantenerla encarcelada hasta que se corrija, lo
que para el autor es un paradójico, bizarro [y] sin fundamento” (p. 111).
Con el paso del tiempo, la idea de la reclusión se hizo cada vez más popular en Europa,
se desarrollaron leyes en torno al tratamiento de los vagabundos y los pobres, a partir de
la revolución industrial, el número de desocupados incrementó rápidamente, lo que
condujo al pauperismo y a la sobrepoblación de las casas de trabajo y correccionales, uno
de los factores que llevó a John Howard a adelantar estudios sobre la vida de los
reclusos,18 en aras de visibilizar las condiciones de las prisiones europeas a finales del
siglo XVIII, los cuales demostraron la necesidad de “[la] unión entre [el] diseño edilicio y
[los] programas administrativos, es decir, entre [la] forma arquitectónica y [la] función
penitenciaria” (Caro, 2013, p. 157).
veredicto del jurado había declarado inocentes; que algunos en quienes el gran jurado no había
encontrado indicios de culpabilidad que permitiera someterlos a juicio; que otros cuyos acusadores
a fin de cuentas no se presentaron a declarar, tras permanecer detenidos durante meses, se les
enviaba de nuevo a la cárcel, donde seguirían encerrados mientras no pagasen cuotas diversas al
carcelero, al empleado del juzgado, etcétera. (Howard, 2003, p. 167).
22 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Esa figura de aislamiento celular, propuesta por Howard, fue además la base para el
nacimiento de la penitenciaría en Auburn y Filadelfia, Estados Unidos, estrategia que
según Felipe Caro21 ya se utilizaba en Europa (2013, p. 162), y que eventualmente fue
replicándose en América Latina durante el periodo colonial. Así las cosas, la primera
penitenciaria en esta región fue la Casa de Corrección de Rio de Janeiro, cuya
construcción empezó en 1834 y se completó en 1850 (Aguirre, 2009, p. 215), a la que
siguieron las penitenciarías en Santiago de Chile (1844), en Lima (1862), en Quito (1874)
y Buenos Aires (1877), las cuales conservaron el diseño y reglamento de las primeras
penitenciarías estadounidenses, aunque inspiradas en el modelo de Bentham.
Según Aguirre “quizás la única prisión en América Latina que se construyó siguiendo el
diseño original de Bentham fue el Presidio Modelo en la Isla de Pinos, en Cuba, cuyo primer
pabellón circular fue inaugurado en 1928” (2009, p. 215, 216). Lo que sucedió a la
implementación de este modelo de penitenciaría fue su inminente fracaso, por las razones
que describe ampliamente Aguirre (2009):
(…) fueron invariable y severamente criticadas por no cumplir con sus promesas de
19 Según Felipe Caro (2013) “el concepto celular se refiere a que cada interno disponga de su propio
cuarto pequeño, o celda, para que pueda dormir solo” (p. 158).
20 [El] Panopticon o casa de inspección: contiene la idea de un nuevo principio de construcción,
higiene, trato humanitario a los presos y eficacia para combatir el delito y regenerar
a los delincuentes. La escasez de recursos era asfixiante, la sobrepoblaci6n
estropeó el experimento reformista desde el comienzo y la mezcla de detenidos de
diferentes edades, condiciones legales, grados de peligrosidad e incluso sexos,
devino una práctica común. Los abusos contra los detenidos desmentían las
promesas de trato humanitario hacia ellos y las limitaciones económicas impedían
a las autoridades de las prisiones ofrecer comida, cuidado de salud, educación y
empleo adecuados a los presos. Si bien estas penitenciarias ofrecían condiciones
más seguras de confinamiento, imponían rutinas más severas sobre los presos y
ejercían un nivel de control sobre ellos que hubiera sido virtualmente inimaginable
en las cárceles pre-existentes. (p. 217).
Así pues, si bien la prisión tuvo en algún momento un ideal humanista según el consenso
de diversos autores22, nunca consistió exclusivamente en la privación de la libertad. Como
explica Sozzo (2007), en el nacimiento de la prisión siempre estuvo intrínseco un fin
correccional, lo que implica la privación de la libertad en un lapso determinado para la
transformación del delincuente, con miras a que no cometa delitos en el futuro. Lo que
generó “discursos y prácticas “normalizadores”, “disciplinarios” o “correccionales” que
buscan moldear la vida secuestrada.” (Sozzo, 2007, p. 3)
22El carácter humanista en la utilización de la cárcel fue desarrollado a partir de las obras de De los
delitos y las penas, de Cesare Beccaria, Tratado de legislación civil y penal de Jeremy Bentham,
los cuales influenciaron el trabajo de John Howard quien en El estado de las prisiones en Inglaterra
y Gales abordó las condiciones de las cárceles efectuando especial “énfasis en la infraestructura,
salubridad e higiene, alimentación, administración, seguridad y en cuanto a la aplicación de castigos
a los internos” (Caro, 2013, p. 153), lo cual según Felipe Caro (2013) permitió una reforma penal
caracterizada por la lectura humanista de la cárcel, orientada a la rehabilitación de los delincuentes.
(p. 150).
Otros autores que también aportaron a la humanización de las penas y a la aplicación de castigos
proporcionales al delito fueron Voltaire, Montesquieu, Morelly. (Enriquez, 2012, p. 13).
24 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
En esta línea, resulta lícito preguntarse ¿en qué consiste ese giro punitivo? y ¿por qué es
problemático frente al uso de la cárcel?, para contestar estas preguntas en el contexto
Latinoamericano, se acude a autores como Máximo Sozzo, Manuel Iturralde, Mauricio
Martínez, Elías Carranza, entre muchos otros, quienes se han planteado las mismas
preguntas24, utilizando la sociología de la penalidad y del castigo, tratando de explorar las
relaciones causales frente a ese cambio en la forma de castigar, contrastando el auge del
neoliberalismo como proyecto político transnacional25, las transformaciones de la
economía capitalista y su impacto en la sociedad, los procesos de politización de la
penalidad en las democracias liberales, el crecimiento del delito común, de la sensación
de inseguridad de la población26 y su consecuente demanda por más sanciones punitivas,
23 Este fenómeno ha sido abordado por diversos autores, en cuanto al análisis de sus repercusiones
en Europa y Estados Unidos se tienen autores como Wacquant, Garland, Bergalli, Rivera, quienes
han influenciado investigaciones en América Latina, de las que se destacan los trabajos de
Carranza, Gargarella, Neuman, Sozzo e Iturralde por citar algunos.
24 Resulta valioso el análisis de estos autores porque parten de la óptica de la criminología y la
sociología, poniendo en el centro del debate, las causas de este cambio en la concepción del
punitivismo y evitando uno de los problemas de la literatura en esta materia, que consiste en
concentrarse únicamente en la descripción de sus repercusiones, como por ejemplo el hacinamiento
carcelario.
25 Para ampliar sobre este punto se sugiere consultar La revolución desde arriba. La sociología
política del estado penal neoliberal y su relevancia para América Latina de Manuel Iturralde.
26 En la Sociedad del riesgo mundial, Ulrich Beck aborda la distribución de los riesgos de las
Lo que se observa como coincidencia en los estudios de los autores antes referenciados,
es que el giro punitivo de las últimas tres décadas, consiste en una ausencia de motivación
en las leyes penales, pero también de racionalidad en cuanto al uso de la penalidad para
atacar los problemas sociales y la creencia generalizada de que el encerramiento resuelve
tales problemas, lo que repercute en el incremento en las tasas de encarcelamiento, al
respecto, Sozzo (2007) contrasta los índices de encarcelamiento en países como
Argentina, Brasil, Bolivia y Colombia, que antes de 1990 no superaban la cifra de 65 por
cada 100 mil habitantes, mientras que en los últimos treinta años, tales cifras se triplicaron
en dichos países, y en otros de la misma región, como El Salvador, Cuba, Costa Rica,
Honduras e incluso Brasil, se observa un crecimiento acelerado de la población carcelaria.
Ante tales tasas de encarcelamiento, lo que resulta es la aparición del hacinamiento, que
viene acompañado de medidas desesperadas por asegurar el orden en los
establecimientos, como el uso de las UTE como medida coercitiva. Desde esta
perspectiva, buscando realizar un aporte a este campo de conocimiento sobre el
tratamiento penitenciario de los reclusos, particularmente aquellos alojados en las UTE, a
continuación, se efectúa una breve revisión actual del sistema penitenciario y carcelario en
América Latina y se aborda el caso particular de Colombia, partiendo de una confrontación
entre la situación actual del sistema y el concepto resocialización como finalidad de la
cárcel, presentando además la situación en las UTE además de los avances
jurisprudenciales sobre la materia.
averiguación, medición e incluso predicción, para poder “manejar” los riesgos eficazmente,
convirtiéndose este en un antecedente del paradigma actuarial (Rivera, 2015, pp. 105)
27 Según Julio Alberto Novoa Ruiz (2012), quién ha analizado el actuarialismo penitenciario en
América Latina, a partir de los estudios de Roberto Bergalli, Iñaki Rivera y David Garland, “el modelo
actuarial aparece como el prototipo para identificar, clasificar y minimizar los riesgos, no sólo en las
diferentes comunidades, sino también en el interior de las cárceles en donde se encuentra otro tipo
de población (reclusa), que puede generar alguna amenaza.” (p. 66).
26 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
34 América latina es hoy la tierra de evangelización de los apóstoles del "más Estado" policial y
penal, como en las décadas del setenta y del ochenta, bajo las dictaduras de derecha, había sido
el terreno predilecto de los partidarios y constructores del "menos Estado" social dirigidos por los
economistas monetaristas de América del norte. (Wacquant, 2004, p. 12)
28 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Fue así como en Colombia se fortaleció la estrategia del miedo, justificando la división
entre “buenos y malos”, la criminalización del enemigo38, lo que trajo como resultado, la
persecución de ciertos sectores de la población, a través de la supuesta lucha
antiterrorista, que justifica la creación de nuevos escenarios de violencia y confrontación.
A partir de allí, comenzó una restricción de los derechos de los ciudadanos considerados
35 Corey describe el miedo político como “El temor de la gente a que su bienestar colectivo resulte
perjudicado. -miedo al terrorismo, pánico ante el crimen, ansiedad sobre la descomposición moral”
36 Al respecto, se pueden ubicar referencias en el texto citado Vilma Franco y en el de Francisco
existe en torno a los toxico-dependientes, los campesinos que cultivan drogas por necesidad e
incluso los ciudadanos que sostienen posiciones políticas diferentes a las del gobierno de turno, o
de los grupos insurgentes o de otros partidos políticos, hasta los movimientos pacifistas que
defienden causas ajenas a la voluntad estatal son considerados terroristas (Calveiro, 2012).
29
Sobre estas dinámicas del encarcelamiento, autores como Iturralde (2003), identificaron
que los intentos por trasplantar en América Latina los modelos de política criminal utilizados
en otras naciones de Europa o del lado norte del continente americano, han traído
consecuencias nefastas, como el crecimiento extraordinario de la población penitenciaria.
Por ejemplo, el porcentaje de encarcelamiento en Colombia incrementó en un 212% en el
lapso comprendido entre 1992 y 2015, lo que refleja un crecimiento constante y
desproporcionado durante las últimas dos décadas.
Esta situación se replica en los países de América del Sur, como Brasil, Perú, Uruguay,
Argentina, Ecuador y Paraguay, países en los cuales estos porcentajes oscilan entre el
123% y el 305% (Sozzo, 2016, p. 13), resultado de ese crecimiento en la población
penitenciaria, las autoridades de los establecimientos tienen cada día más dificultades para
mantener el orden en las prisiones, lo que ha dado origen a la implementación de medidas
extremas, que en algunos casos, vulneran los derechos humanos llegando a causar la
muerte de los reclusos, como los casos documentados en el Segundo Informe de
seguimiento a la Sentencia T-388 de 2013, ya antes citado, como es el caso de los
aislamientos prolongados que en este documento se abordarán más adelante a partir de
las Unidades de Tratamiento Especial.
Como se dijo antes, y según sostiene Sozzo (2016), basándose en Iturralde (2010; 2012;
2014) y Muller (2011) este giro punitivo en América del Sur ha sido asociado en los textos
de la sociología de la pena, con el ascenso del neoliberalismo como un proyecto político
trasnacional desde los años 1970, producido en diferentes momentos en los distintos
contextos nacionales, tanto en el marco de regímenes políticos autoritarios como
democráticos, con variaciones en su fuerza y efectos, debido al proceso de importación de
30 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Bajo estas lógicas triunfa el discurso de la seguridad, la gobernanza a través del miedo, el
ataque directo contra el terrorismo, la noción de enemigo, percibiendo al delincuente como
“malo” y “anormal”, sin que medie una compresión real sobre las causas del delito y peor
aún, de los efectos del castigo y el sentido correctivo asociado a la prisión, el cual ha
mutado como se analizará al terminar este acápite, pero hablar de esta transformación
punitiva en el entorno social a partir de las corrientes económicas, además del análisis del
actuarialismo penal, requieren una serie de estudios empíricos que demuestren el impacto
de esta concepción del punitivismo en la vida en la cárcel, por lo que en esta investigación
se acude a la revisión del uso de la fuerza en los penales, que termina por convertir al
delincuente en víctima del sistema penal particularmente en las Unidades de Tratamiento
Especial incorporadas en las cárceles colombianas.
En ese orden, se consideró una investigación de Elias Neuman (2006), quien adelantó un
estudio sobre abuso de poder en Argentina, identificando que “La severidad es a tal grado
excesiva que acaba por convertir a quien violó las pautas de convivencia social en y
marginó el código penal, en víctima del sistema penal. Al encierro no se va a cumplir un
castigo sino a ser castigado diaria y continuamente” (p.54)
Muy de la mano con el análisis sociológico de Máximo Sozzo sobre la prisión, Neuman
encuentra que rara vez el personal penitenciario abandona la visión retribucionista de la
cárcel, por lo que se concentra en la contención de los reclusos, obviando un ideal
39Sobre este punto Sozzo acude a diversas obras de Wacquant quien ha estudiado el fenómeno
en Europa.
31
Colombia por su parte no se escapa de esta situación, en Un país detrás de las rejas,
infografía del periódico El Tiempo, se presentan datos que se consideran pertinentes para
ilustrar las dificultades que atraviesa la cárcel, “El gobierno reconoce que el sistema de
salud en las cárceles fracasó, según lo confirmó el Ministerio de Justicia. La Defensoría de
Pueblo denuncia que ni en las noches ni durante los fines de semana hay médicos
generales en turno dentro de los penales. La peor parte la llevan los 2.117 enfermos
mentales, pues no hay suficientes psiquiatras ni psicólogos para atenderlos, y en muchos
casos son rechazados y golpeados por los demás reclusos” (El Tiempo, 2015)
Desde esta perspectiva, el sistema penitenciario y carcelario latinoamericano y
particularmente el colombiano, se encuentra atravesando una crisis por cuenta del
hacinamiento, las deficiencias en la prestación de los servicios como salud y alimentación,
la imposibilidad de resocialización, la desarticulación de las instituciones, las fallas en el
tratamiento penitenciario, y la ausencia de normas penitenciarias, coherentes y acertadas,
entre otras causas, por lo que se asemeja a la noción de Agamben (2005) sobre los
estados de excepción “[una] tierra de nadie entre el derecho público y el hecho político, y
entre el orden jurídico y la vida” (p. 24).
Así pues, en Colombia algunos sectores han despertado ante la vulneración masiva y
generalizada de derechos al interior de las cárceles, por ejemplo, uno de los informes
adelantado por la Contraloría General de la Nación, en el que se refiere al Plan Nacional
de Desarrollo para el periodo 2014-2018, manifestó su preocupación por la actual situación
carcelaria que ha venido sufriendo el país por el incremento de la severidad punitiva y el
mayor uso de la pena privativa de la libertad, pese a que a nivel internacional se ha probado
su escasa efectividad para disminuir los niveles de delincuencia. (Contraloría General de
la Nación, 2014).
Frente a las UTE, el Ministerio de Justicia y del Derecho, por su parte, adelanta la revisión
de propuestas de política pública para el tratamiento penitenciario, buscando preservar la
vida y la dignidad humana, por lo que, para evitar que en las prisiones se perpetren actos
en contra de los derechos de los reclusos, recientemente se expidieron (i) El manual sobre
el correcto uso de las UTE, (ii) El reglamento general de los ERON, (iii) La resolución por
la cual se regula el uso de la fuerza, normas sobre las cuales se profundizará en el
siguiente capítulo, así mismo, se está trabajando en una propuesta de lineamientos contra
la tortura que actualmente se encuentra en construcción por parte del Viceministerio de
Política Criminal y Justicia Restaurativa.
Desde que entró en vigencia la Constitución Política de 1991 y se ratificaron los Convenios
Internacionales que prohíben la tortura, la Corte Constitucional se ha pronunciado frente
al tema en 19 oportunidades mediante sentencias, y se ha centrado en el análisis del
aislamiento como forma de castigo.
En lo que va corrido del año 2018 y durante el año 2017, no se encontró jurisprudencia de
la Corte Constitucional referente a tratos crueles, inhumanos y degradantes en las
cárceles, colombianas, sin embargo, durante el año 2016, la Corte Constitucional profirió
34 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
tres sentencias que tratan puntualmente el aislamiento, la tortura y los tratos crueles
inhumanos y degradantes42, la primera que es una sentencia de constitucionalidad, sobre
una expresión del Código Penitenciario y Carcelario, contenida en el artículo 11243, la Corte
observa que el aislamiento genera la pérdida de la libertad personal y que la aplicación de
la norma demanda podría incluso llevar a los reclusos al suicidio, como una salida
dramática de su condición de aislamiento (Corte Constitucional, 2016).
de seguridad preventiva por haber participado en una riña. Al realizarse una visita al lugar
de reclusión, se pudo evidenciar que la celda en donde fue aislado estaba en peores
condiciones que las de los otros reclusos y que estuvo también incomunicado de su familia
y del mundo exterior. (Corte Constitucional, T – 5.256.449, 2016).
Por otra parte, en el año 2014, la Defensoría del Pueblo presentó un informe de una visita
adelantada al Establecimiento Penitenciario y Carcelario “El Bosque” de Barranquilla, en
el que se describen las condiciones del establecimiento y de las Unidades de Tratamiento
Especial, en virtud a la muerte de cinco internos en el penal.
Según lo indicado por los funcionarios de la Defensoría del Pueblo44 que adelantaron la
visita de inspección al establecimiento, en la fecha citada, se presentó un incendio en una
de las UTE, en la que se alojaban 43 internos, a pesar que su capacidad era para 7, pudo
establecerse que la causa fue atribuida a que los internos se encontraban en estado
eufórico por supuesto consumo de estupefacientes y realizaban un ritual satánico en
“homenaje” a lo que denominaron “el putas de aguadas” (Defensoría, 2014 p. 3).
Igualmente, la Sentencia T-282 de 2014, recopila dentro de los antecedentes del caso,
como los reclusos del establecimiento penitenciario y carcelario de mediana y alta
seguridad de Valledupar, permanecen encerrados individualmente por largo tiempo en la
UTE, en sus propias celdas o en otros lugares similares, sin ver luz natural o socializar con
sus compañeros (Corte Constitucional, T-3.415.624, 2014) razón por la cual, reitera la
jurisprudencia en cuanto al aislamiento y hace un llamado a las autoridades penitenciarias,
para que cumplan las disposiciones internacionales sobre la materia.
Cabe destacar que esta situación no es reciente, en el año 2004 la Procuraduría General
de la Nación también emitió un concepto en el que alerta sobre el riesgo de violaciones a
los derechos humanos que se presenta en las áreas de aislamiento de las prisiones del
44
La Defensoría del Pueblo ha efectuado en varias oportunidades pronunciamientos referentes al
Sistema Penitenciario, uno de los documentos más contundentes data del año 2004 y es el
denominado Análisis sobre el actual hacinamiento carcelario y penitenciario en Colombia
Recuperado de
http://www.defensoria.gov.co/attachment/88/an%c3%a1lisis%20sobre%20el%20actual%20hacina
miento%20carcelario%20y%20penitenciario%20en%20colombia.pdf
36 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
En efecto, (…) en muchas ocasiones, las medidas UTE son vistas como una forma
de “archivar” a los internos. Este término es utilizado en el argot penitenciario, tanto
por personal del Cuerpo de Custodia y Vigilancia como por los mismos internos. Un
interno llevado a la UTE es una persona a la cual se le limitan, en la mayoría de los
casos, todas las posibilidades de recibir visitas, de realizar actividades de redención
de pena (estudio o trabajo) sus condiciones de alimentación, sanitarias, salubridad,
etc., las condiciones de las UTE son extremadamente precarias (p. 13)
45Este libro contó con el apoyo del Ministerio de Justicia y del Derecho, del Instituto Nacional
Penitenciario y Carcelario - INPEC, y una Delegación de la Unión Europea.
37
El Defensor del Pueblo ha informado en 2014 que en la mayoría de UTE del país
se encontraron fallas graves en los sistemas de iluminación y ventilación, ausencia
de agua potable permanente, techos enmugrecidos, pisos deteriorados,
instalaciones eléctricas deficientes, así como brotes de infección en la piel
diagnosticados bajo una enfermedad conocida como escabiosis. Se relataron
casos como los del interno Pedro Luis Lozano, quien después de seis meses en la
UTE del Establecimiento Penitenciario y Carcelario de Palogordo, Santander,
decidió quitarse la vida el 21 de agosto de 2015. (p. 190).
Más adelante, en el año 2018, la Universidad Externado de Colombia publicó el libro “Retos
y perspectivas de la política criminal”, en él se dedica un capítulo al estudio de las UTE, el
cual se denomina “Prisión dentro de la prisión. Unidades de tratamiento especial: privación
de derechos”, en el documento las psicólogas46 Nora Osorio Gutiérrez y María del Pilar
46En el desarrollo de esta investigación se identificó que es insuficiente la realización del análisis
del problema desde los enfoques normativos y sociológicos, pues no pueden desconocerse los
efectos psicológicos de los individuos allí recluidos, para presentar una alternativa de tratamiento,
por lo que se hace referencia a este estudio, con miras a profundizar un poco más sobre la situación
de los condenados a esta medida, cuya connotación es disciplinaria y preventiva.
38 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Salamanca, realizan una revisión de lo que sucede en las UTE en Colombia, abordan
varios textos sobre el aislamiento carcelario y contrastan sus efectos con las finalidades
atribuidas en la normatividad al respecto, pero también acuden a entrevistas con los
guardias y reclusos47, de las que se identifican varios de los problemas que presentan
estas unidades y con las que se buscaba determinar si existía una conciencia colectiva
sobre la gravedad de la imposición de estas medidas48, así las cosas, a continuación se
presenta un árbol de problemas construido a partir del análisis de las autoras:
47El estudio contó con una prefase o de contextualización, en la que se trabajó con grupos focales:
60 participantes, de los cuales 23 fueron funcionarios y 37 condenados; con edades comprendidas
entre 21 y 57 años de edad, distribuidos entre hombres y mujeres, quienes accedieron de manera
voluntaria a participar en el proceso. (Osorio y Salamanca, 2018, p. 4)
48 El objetivo del estudio era examinar con un grupo de condenados, guardias y personal
administrativo de una prisión de máxima seguridad si reconocen que al asignar una medida de
corrección al comportamiento disruptivo, antinormativo y delictivo en una Unidad de Tratamiento
Especial, se ocasiona una pena privativa más severa que la impuesta al momento de la
comisión del delito. (Osorio y Salamanca, 2018, p. 4)
39
Como se observa en la figura anterior, (Osorio & Salamanca, 2018) identificaron que el
inadecuado tratamiento de las UTE desencadena efectos psicológicos negativos para los
reclusos, teniendo como efecto general, que en las cárceles sean espacios exclusivos para
alimentar, encerrar y contener a los reclusos. El desarrollo de esta investigación permite
dar cuenta de la necesidad de realizar un proceso de prevención antes que de intervención
física (y de serlo, estas deben ser bajo condiciones adecuadas), ya que deberían ser
mecanismos que se usen después de haber llevado a cabo otros métodos menos
intrusivos; las intervenciones físicas solo deben utilizarse como respuesta estructurada
para minimizar conflictos y evitar una confrontación entre los reclusos y el personal de
guardia.
Se identificó además que muchas UTE son usadas como espacios para las personas con
problemas mentales, situación, evidentemente inadecuada tanto por sus condiciones de
salud como por las consecuencias que devienen de la reclusión prolongada en aislamiento,
por lo que debe denunciarse que el uso de las UTE para reclusión de personas con estas
enfermedades constituye una vulneración flagrante a los derechos humanos.
Si bien es claro que esta investigación podría continuar señalando los eventos donde ha
existido un tratamiento inadecuado de los prisioneros en las UTE y presentando lecturas
40 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
50La Corte Constitucional declaró el nuevo Estado de Cosas Inconstitucional por cuanto encontró
probados los siguientes hechos:
Así pues, a pesar que la Corte Constitucional, máximo órgano de control y justicia en
materia constitucional, se ocupó de abordar un sinfín de problemas que afectan directa e
indirectamente el sistema penitenciario en Colombia, y por ende a quienes se encuentran
sujetos al tratamiento dentro del sistema, en la jurisprudencia antes descrita no se abordan
los tratos crueles inhumanos y degradantes, que sufren los reclusos en las UTE, lo cual
resulta problemático, debido a que tales ordenanzas se convirtieron en el plan de ruta del
ejecutivo para asegurar condiciones de reclusión adecuadas.
serie de límites a las autoridades carcelarias, así como deberes de las mismas frente a la
población reclusa, partiendo de que en la mayoría de estas sentencias la Corte reitera la
legislación internacional frente a esta materia. Por lo que confluye en la necesidad de
establecer unos parámetros de tratamiento de esta población, a continuación se cita un
aparte de la Sentencia C-318 de 1995 donde se indica la finalidad del aislamiento:
Las 19 providencias antes referenciadas, proferidas en los últimos veinte años, guardan
elementos comunes: (i) describen situaciones de vulneraciones a los derechos
fundamentales de los reclusos, (ii) destacan la obligación del Estado de velar por los
derechos de la población reclusa, (iii) reiteran que existe una prohibición de orden
constitucional de la tortura, penas, tratos crueles, inhumanos o degradantes, (iv) señalan
los alcances y los límites sobre el aislamiento, (v) la importancia del respeto del principio
de legalidad e igualdad y la dignidad humana y, (vi) que los principios rectores y normas
determinadas en Estatuto Penitenciario buscan que agentes del Estado no incurran en
arbitrariedades limitando su actuar o función resocializadora.
Así pues, se observa que el sistema penitenciario no está cumpliendo con el objetivo
resocializador que se le atribuye en la legislación colombiana.
Por lo tanto, la academia tiene el deber de ejercer una crítica contundente a esta postura
de la alta Corte en las sentencias del Estado de Cosas Inconstitucionales y del Gobierno
46 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Nacional, que actúan desconociendo una problemática sobre la cual les asiste una amplia
responsabilidad y que debería guardar alguna coherencia con las disposiciones normativas
sobre la materia, en este sentido, a continuación se confrontan el objetivo del Sistema
Penitenciario y Carcelario y su realidad.
En esta línea, el autor concluye que esta caída de la rehabilitación ha sido inmensamente
significativa, pues “cuando se vino abajo la fe en este ideal, comenzó a deshacerse todo
el tejido de supuestos, valores y prácticas sobre los que se había construido la penalidad
moderna” (Garland, 2001, p. 42).
51
Al respecto señaló la Corte Constitucional en Sentencia T- 762 de 2015: “La política criminal debe
tener un carácter preventivo. Uso del derecho penal como última ratio. Debe respetar el principio de
la libertad personal, de forma estricta y reforzada. Debe buscar como fin primordial la efectiva
resocialización de los condenados. Las medidas de aseguramiento privativas de la libertad deben
ser excepcionales. Debe ser coherente. Debe estar sustentada en elementos empíricos. Debe ser
sostenible. Medición de costos en derechos económicos. Debe proteger los derechos humanos de
los presos.”
48 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Bajo esta lectura, es claro que el ideal resocializador presenta claras dificultades para
hacerse efectivo, en tanto los establecimientos penitenciarios funcionan como depósitos
de la población delincuente. Para entender mejor esa noción de la “prisión deposito”, se
acude a una entrevista concedida por Máximo Sozzo52 a la Escuela de Investigación en
Criminologías Críticas, Justicia Penal y Política Criminal: "Luis Carlos Pérez" –
POLCRYMED, en la que el autor53 explica su postura en torno a este modelo de prisión,
aclarando que el mismo tiene su origen en Estados Unidos, aproximadamente en el año
52 La Corte Constitucional acude a los estudios de Sozzo sobre el sistema penitenciario para explicar
por qué es más provechoso dar tratamiento resocializador a los reclusos que obviarlo, pues señala
en la Sentencia T-762 de 2015: “Es imperioso recordar que el esfuerzo por la resocialización del
delincuente y por su incorporación a la vida en sociedad después de su castigo, se traduce en
beneficios para la comunidad. Por el contrario abandonar tal enfoque hace que el sistema
penitenciario y carcelario se convierta en un sistema multiplicador de conflictos[105] que genera
más y “mejores” delincuentes (la cárcel como universidad del delito), lo que finalmente termina
siendo más costoso para el conglomerado social.”
53 Para acceder a la entrevista, consultar el video publicado en canal de Youtube del Grupo de
Este análisis, fue efectuado por Sozzo a partir de la situación penitenciaria en Argentina,
pero el mismo autor identifica similitudes plausibles en el caso colombiano, ya que la
población de las cárceles ha crecido exponencialmente y no se han pensado estrategias
dirigidas a incrementar la capacidad del sistema penitenciario, -con capacidad no se hace
referencia exclusiva a la ampliación de la infraestructura penitenciaria, sino al tratamiento
de los reclusos en condiciones adecuadas y guardando coherencia con sus necesidades
en el caso de los sujetos de especial protección constitucional-, puesto que el modelo
54Sobre este punto el autor ha efectuado diversos estudios, se sugiere revisar el texto Metamorfosis
de la prisión Proyecto normalizador, populismo punitivo y “prisión-depósito” en Argentina.
50 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Esta imposibilidad por garantizar un adecuado tratamiento de los reclusos termina por
boicotear el mencionado ideal resocializador de la prisión, al punto que la Corte
Constitucional en su pronunciamiento más reciente sobre la crisis carcelaria mencionó:
Bajo esta lectura, las autoridades colombianas se encuentran realizando un esfuerzo por
alcanzar los presupuestos de la resocialización, como se observa en el Informe de
Rendición de Cuentas del Ministerio de Justicia y del Derecho, para el periodo 2017 –
2018, en el que se indican varias de las acciones adelantadas para la consecución de tal
fin:
55 Igualmente, en la citada entrevista el investigador sostiene los elementos que permiten que el
modelo correccional se mantenga vigente a pesar de los cambios que se presentan en las cárceles
contemporáneas, manifestando además que, a pesar de encontrarse en un escenario de
incremento en la punitividad, subsisten las herramientas típicas del modelo correccional, porque
tienen eficacia práctica en la vida cotidiana carcelaria.
51
La Convención Americana sobre Derechos Humanos o Pacto de San José, establece que
nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes,
y que toda persona privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad
inherente al ser humano. (OACNUDH, 1969). Por su parte, la Convención contra la Tortura
y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes57 explica que se entiende por
tortura:
56 La Corte IDH el Caso Tibi vs. Ecuador, Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia del 7 de septiembre de 2004. Serie C Nº 114 párrafo 143: “Existe un régimen jurídico
internacional de prohibición absoluta de todas las formas de tortura, tanto física como psicológica,
régimen que pertenece hoy día al dominio del jus cogens. La prohibición de la tortura es completa
e inderogable, aún en las circunstancias más difíciles, tales como guerra, amenaza de guerra, lucha
contra el terrorismo y cualesquiera otros delitos, estado de sitio o de emergencia, conmoción o
conflicto interno, suspensión de garantías constitucionales, inestabilidad política interna u otras
emergencias o calamidades públicas”
(…) todo acto por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o
sufrimientos graves, ya sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de
un tercero información o una confesión, de castigarla por un acto que haya
cometido, o se sospeche que ha cometido, o de intimidar o coaccionar a esa
persona o a otras, o por cualquier razón basada en cualquier tipo de discriminación,
cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un funcionario público u
otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya, o con su
consentimiento o aquiescencia. (OACNUDH, 2015, p. 23)
58La Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó el 18 de diciembre de 2002 el Protocolo
Facultativo de la Convención contra la Tortura y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o
Degradantes (en adelante el Protocolo). El Protocolo entró en vigencia en junio de 2006.
Ver Módulo Para la Investigación y Documentación del Crimen de Tortura y otros Tratos o Penas
Crueles Inhumanos o Degradantes de Acuerdo al Protocolo de Estambul - Recuperado de
https://www.unodc.org/documents/colombia/2013/diciembre/Modulo_para_Investigacion_de_la_To
rtura.pdf
55
Por otro lado, la Declaración de Estambul sobre la utilización y los efectos de la reclusión
en régimen de aislamiento59 establece:
Cabe señalar que el Manual también dispone la necesidad de un relator60, quien tiene la
obligación de visitar a los países miembros y recaudar información para la presentación de
informe anual a la Comisión de Derechos Humanos, busca fundamentalmente efectuar
análisis de forma general sin centrarse en casos específicos y puede presentar consultas,
quejas y solicitudes urgentes a las autoridades respectivas cuando identifique
vulneraciones que requieran intervención inmediata.
En esta línea, vistos los mecanismos generales para la protección de los Derechos
Humanos, como los denominan la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el
Delito en Colombia, la Oficina en Colombia del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos, y la Fiscalía General de la Nación, en el documento Módulo
para la investigación y documentación del crimen de tortura y otros tratos o penas crueles
inhumanos o degradantes de acuerdo al Protocolo de Estambul, también se describen
unos mecanismos especializados de protección de derechos humanos frente a la Tortura
y otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes ( UNODC, 2009), los cuales se
presentan en una tabla para mejor comprensión del lector: (Tabla 2-1)
60Es nombrado por el Presidente del Consejo de Derechos Humanos o por el Secretario General
de Naciones Unidas. Su mandato se confiere, generalmente, por un periodo de tres años.
(OACNUDH, 2009, p. 38)
57
Es preciso hacer énfasis en que existen una serie de instrumentos internacionales que son
considerados (soft law) y que sirven como guía interpretativa de los instrumentos
convencionales, dado que su contenido es más preciso, especializado y detallado (Fiscalía
General de la Nación, 2007, p. 113), en adición, determinan los citados parámetros o
estándares mínimos que han de tener en cuenta los Estados y se dividen en los siguientes
instrumentos: (Tabla 2-2)
Tabla 2-2: Lista de instrumentos para la prevención de la tortura de las personas privadas
de la libertad.
Por otro lado, cabe resaltar que también existe una prohibición concreta de la tortura en el
Derecho Internacional Humanitario61, se encuentran expresamente en los cuatro
Convenios de Ginebra y los dos Protocolos adicionales, los citados convenios tienen en
común el artículo tercero, que:
Para finalizar este aparte, debe subrayarse que la creación de la Corte Penal Internacional
obedece a la necesidad de erradicar la impunidad en crímenes atroces a través de un
sistema penal de carácter internacional, con mecanismos penales propios, distintos a los
de los Estados, para juzgar a los individuos responsables de crímenes de lesa humanidad,
crímenes de guerra, de agresión y de genocidio. Emerge así, un nuevo sujeto del derecho
internacional: el individuo, el cual goza de derechos pero también está sujeto a sanciones
(OACNUDH, 2009, p. 44)
61 El Comité Internacional de la Cruz Roja señaló en Junio de 2004 que “El Derecho Internacional
Humanitario (DIH) es un conjunto de normas internacionales, convencionales o consuetudinarias
que está destinado a proteger a las personas que no participan en los conflictos armados (civiles,
personal de salud y religioso, organizaciones humanitarias) y a los combatientes que han sido
puestos fuera de combate, por quedar heridos, enfermos o ser tomados como prisioneros de guerra.
Además de proteger a las personas y los bienes afectados, o que pueden resultar afectados por un
conflicto armado, el DIH restringe los métodos y medios de hacer la guerra que no distinguen entre
las personas que participan en los combates y las personas que no toman parte en los mismos, que
causan daños superfluos o sufrimientos innecesarios o daños graves y duraderos al medio
ambiente.”
60 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
En contraste, a partir de 1964, se introdujo a través del Decreto 1817 la figura del
aislamiento por infracciones disciplinarias graves en el sistema penitenciario y carcelario
colombiano, posteriormente la Ley 65 de 1993 estableció las medidas in continenti y el uso
de medios coercitivos y el aislamiento como medida preventiva.
1. Resolución 5817 del 18 de 1994 que contempla el aislamiento en celda hasta por
sesenta días por faltas graves.
61
2. Resolución 7468 de 2005 que aprobó y adoptó el manual para la utilización de las
Unidades de Seguridad y Atención especial (asilamiento) en los establecimientos de
reclusión del orden nacional.
3. La Circular 056 del 28 de Agosto de 2007 que comunicó las disposiciones normativas
de las -UTE-.
4. La Circular 003 de 2010 que comunicó las pautas para el manejo y atención de internos
en las -UTE-.
6. La Ley 1709 de 2014 que modificó el artículo 123 de la Ley 65 de 1993 respecto de las
sanciones por faltas graves de los internos.
7. La Resolución No. 1424 del 31 de marzo de 2016, con la que se derogan algunas
disposiciones previas respecto de las UTE y se adoptan las Reglas Mandela para el
tratamiento de la población carcelaria.
9. La Resolución No. 192 de 2018, por la cual se regula el uso de la fuerza y se adopta el
Modelo Uso de la Fuerza para el Sistema Penitenciario y Carcelario Colombiano, se
modifica el artículo 153 de la Resolución 6349 de 2016 y se deroga la Resolución 5355
de 2012.
En este contexto, las Unidades de Tratamiento Especial - UTE, son espacios destinados
para alojar temporalmente a los privados de la libertad con el objeto de superar alguna
situación de carácter sanitario o de seguridad (INPEC, 2016, p. 4) y su utilización debe
proceder únicamente en los casos que a continuación se describen:
Así las cosas, con la expedición de la Ley 1709 de 2014, que sirvió de fundamento legal
para la expedición del citado Manual, el Gobierno Nacional dio pasos importantes hacia
adelante, porque:
1. Modificó del artículo 125 Medidas Incontinenti, incluyendo los siguientes apartes:
En casos excepcionales y debidamente justificados, el personal del cuerpo de custodia
y vigilancia podrá aislar al recluso dando aviso inmediato al director.
Luego, con la expedición de la Resolución 192 de 2018 que regula el uso de la fuerza en
los establecimientos penitenciarios y carcelarios, se emitieron orientaciones generales
sobre el tratamiento de los reclusos en situaciones de desorden y se determinó que:
62 Organización de Naciones Unidas (2016) Reglas Mínimas de las Naciones Unidas para el
Tratamiento de los Reclusos (Reglas Nelson Mandela), Recuperado de
http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=A/RES/70/175.
64 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
A pesar que dichas directrices del INPEC, encuentran sustento en la Constitución Política
de Colombia63, y en algunas sentencias promulgadas por la Corte Constitucional64, en las
que se han abordado en repetidas ocasiones la prohibición de tratos crueles inhumanos y
degradantes en las cárceles del país, así como en el marco jurídico internacional
previamente reseñado, la situación actual de los reclusos en las prisiones colombianas,
existe una vulneración masiva de derechos, lo que ha conducido a la Corte Constitucional
en tres oportunidades a acudir a la figura del Estado de Cosas Inconstitucionales65, en las
tres sentencias, la corporación aborda diferentes circunstancias que ponen en peligro la
63
El artículo 12 de la Constitución Política Colombiana prevé: Nadie será sometido a desaparición
forzada, a torturas ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes. Recuperado de
http://www.alcaldiabogota.gov.co/sisjur/normas/Norma1.jsp?i=4125
64 Ver cuadro resumen sobre los pronunciamientos de la Corte Constitucional.
65 Respecto de esta figura, la Corte ha señalado que (…) es aquella mediante la cual esta Corte,
como otros Tribunales en el mundo, ha constatado que en algunas situaciones particulares el texto
constitucional carece de efectividad en el plano de la realidad, tornándose meramente formal. Se
ha decretado al verificar el desconocimiento de la Constitución en algunas prácticas cotidianas en
las que interviene la Administración, y en las que las autoridades públicas, aún al actuar en el marco
de sus competencias legales, tejen su actividad al margen de los derechos humanos y de sus
obligaciones constitucionales, en relación con su respeto y garantía.
Las directivas emitidas por el INPEC para evitar el uso arbitrario de las Unidades
de Tratamiento Especial – UTE en los establecimientos penitenciarios, no se
acatan. Durante el primer semestre de 2016, se emitió el “Manual para la correcta
aplicación del aislamiento en la Unidades de Tratamiento Especial – UTE”, y la
“Herramienta de verificación, Gestión de las Unidades de Tratamiento Especial -
UTE” sin embargo, el uso arbitrario de las UTE continúa presentándose. (p. 18).
Por la misma línea, el cuarto informe de seguimiento a la Sentencia T-388 de 2013, emitido
por la Comisión dispone:
Con lo anterior, es evidente que se requiere una propuesta urgente para resolver esta
dicotomía, la cual a la luz de esta investigación debe guardar una relación directa entre los
análisis que han efectuado los estudiosos del castigo a través de la sociología, toda vez
que a través de su carácter colectivo y multidisciplinar 66 (Iturralde, 2007, p. 101) permite
romper los esquemas y los lineamientos que utilizan otras disciplinas, como el derecho
penal, y acercarse más a unos fenómenos que son constantemente cambiantes, -crimen
66A través de la Ley 65 de 1993 se creó el Consejo de Evaluación y Tratamiento, cuya composición
es interdisciplinar y busca determinar los condenados que requieran tratamiento penitenciario.
66 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Elias Neuman
Para entrar a plantear una alternativa al uso de las UTE, que en este caso estará fundada
en la necesidad de su eliminación, se consideró necesario en el primer capítulo, revisar el
los antecedentes históricos de la cárcel, para que en este puedan analizarse las lógicas
de poder bajo las cuales se utiliza y las implicaciones que tiene su uso para el individuo.
En este acápite, se toma como autor central a Garland, por varias razones, entre estas que
según Rivera (2005) “hace una descripción global del castigo en la sociedad moderna, a
través de la teoría social, la historia y algunos elementos de las ciencias penales” (p. 95),
y conforme a Díaz (2007), el investigador realiza un “estudio de estos autores, con el fin
de entender la naturaleza del castigo, su carácter como institución social y su papel en la
vida social; ya que en su concepto este es necesario para saber qué es el castigo, y para
determinar qué puede y qué debería ser” (p. 142), siendo esta la preocupación central del
documento que permitirá dar un sustento teórico a la propuesta que se efectúa en el
capítulo 4, debido a que la cárcel se ha convertido “in rerum natura67 frente a todos los
delitos, desplazando otro tipo de sanciones” (p. 143).
En este punto, Foucault aporta una serie de elementos que sirven para comprender la
visión de la prisión contemporánea, desde su mirada, los aspectos penales y psiquiátricos
se entrelazan para adecuarse a la necesidad de neutralización e inocuización que se acoge
ampliamente en las sociedades contemporáneas.
Asimismo, el análisis crítico de Foucault sobre el castigo y la prisión68 como una de sus
formas es imprescindible en esta investigación, en tanto aborda el aislamiento, y describe
como este constituye un "choque terrible" a partir del cual el condenado, al escapar a las
malas influencias, puede reflexionar y descubrir en el fondo de su conciencia la voz del
bien (Foucault, 1998).
68 A través de Foucault también es posible comprender a Howard, cuando describe “La celda, esa
técnica del monacato cristiano que no subsistía más que en los países católicos, pasa a ser en esta
sociedad protestante el instrumento por el cual se puede reconstituir a la vez el homo oeconomicus
y la conciencia religiosa. Entre el delito y el regreso al derecho y a la virtud, la prisión constituirá un
"espacio entre dos mundos", un lugar para las trasformaciones individuales que restituirán al Estado
los súbditos que había perdido.” (Foucault, 1998, p.115)
69
En este sentido, el autor que más se acerca al análisis crítico de los autores aquí reseñados
es David Garland69, quien propone una nueva visualización del castigo como uno de los
problemas en torno a la criminalidad y por supuesto a la crisis del sistema, explica que
existe una dificultad en la comprensión del castigo, sobre el cual no hay consenso definido
ni unos parámetros concretos que permitan comprender las dinámicas del castigo, para
ello señala la emergente tendencia hacia una sociología del castigo, porque se eliminan
las barreras autoimpuestas de otras disciplinas como el derecho, la filosofía e incluso la
criminología. (Garland, 2007, p.101).
Garland (1999), sostiene que la sociología del castigo nos ayuda a descubrir las
estructuras de la actividad social y los entramados del significado cultural dentro de los
cuales opera el castigo, proporcionando, una base descriptiva para los criterios normativos
sobre la política penal (p. 25), lamentablemente, el castigo es un aspecto de la vida social
profundamente problemático y poco comprendido, cuya razón no queda clara (Garland,
2006, p.17), y en esa medida, es difícil proponer estrategias de cambio frente a los
problemas que atraviesa el sistema penitenciario, por lo que traer a Garland, a la
investigación tiene un objetivo concreto, pues a pesar de dedicar sus estudios
fundamentalmente a los casos de Estados Unidos y el Reino Unido, sigue siendo de gran
69Iturralde (2007) indica que Garland hace uso de diversas herramientas teóricas para proporcionar
una explicación sociológica del crimen y el castigo en las sociedades contemporáneas, (…) acude
a la descripción fenomenológica y a la explicación histórica, para dar cuenta de las prácticas
institucionales y de los contextos sociales en que estos operan (…) y en consecuencia, aborda
teóricos diversos como Durkheim, Foucault, Elias, Weber, Kirchheimer o Rusche, para interpretar
el crimen y castigo como fenómenos sociales dinámicos en un continuo proceso de cambio y
adaptación.
70 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
utilidad por al menos dos razones como lo indica Manuel Iturralde (2007) en su estudio
preliminar de Crimen y castigo en la modernidad tardía:
(…) de un lado, puede darnos luces sobre los procesos sociales, políticos,
económicos y culturales, que han llevado a los países centrales a responder de
determinada forma ante la criminalidad, y compararlos con nuestros propios
procesos y respuestas, estableciendo similitudes y diferencias. También podemos
aprender sobre sus aciertos y desaciertos en materia penal, para eludir los unos y
emular los otros, cuando quiera que consideremos, después de un determinado
análisis que son aplicables a nuestros contextos. (p. 102)
Garland (2007), concibe el castigo como una institución social que logra condensar toda
una red de relaciones sociales y significados culturales (p. 189), en esa línea, en Castigo
y sociedad moderna (2006) señaló que:
Hoy por hoy el castigo es un aparato para hacer frente a los delincuentes, una
entidad administrativa circunscrita, discreta, legal. Sin embargo, también es la
expresión del poder del Estado la afirmación de la moralidad colectiva, un vehículo
e la expresión emocional, una política social condicionada por motivos económicos,
la representación de la sensibilidad vigente y un conjunto de símbolos que despliega
un ethos cultural y ayuda a crear una identidad social. (p. 333)
En esa línea, Díaz (2007) en Algunas consideraciones sobre el castigo. Una perspectiva
desde la sociología, hace una revisión de los principales autores analizados por Garland
para la construcción de sus análisis sobre el castigo, los cuales son útiles para alcanzar
los objetivos propuestos en esta investigación.
Tabla 3-1: Cuadro comparativo sobre algunas posturas que describen el castigo
(2) Foucault, el
(1) Durkheim, las
castigo como un (3) Weber la (4) Los modelos
raíces morales y
instrumento de la racionalización del económicos del
socio-psicológicas
sociedad castigo. castigo.
del castigo.
disciplinaria.
De las concepciones previas del castigo, se colige que, si bien por una parte existe una
explicación para el mismo desde las tecnologías de poder y los modelos económicos,
presente en Foucault, Rusche, Kirchheimmer, Melossi y Pavarini, también debe valorarse
la lectura del castigo como un reflejo de las connotaciones morales y emocionales,
presente en Durkheim, Weber y Elías, quienes coinciden según Garland, en que el castigo
no ha dejado de ser expresión de una violencia legitimada, por estar en manos del estado
(Diaz, 2007, p. 162).
Después de la compilación de dicho estado del arte, puede entenderse que para Garland,
el castigo deviene de una mezcla de elementos que han descrito previamente otros
investigadores y que lo hacen una institución social compleja, que además hace parte de
72 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
la cultura, allí despliega su análisis de los postulados hechos por Foucault acerca de la
prisión y más concretamente sobre el aislamiento, ilustrando su intención y mutaciones
posteriores que enfrentan las tecnologías de poder, la institución social y los desarrollos
en materia de derechos humanos, pero encuentra necesario citar a Ignatieff70 quien
desarrolla una revisión de la prisión en Castigo y bienestar, abordando lo que este llama
la obsesión del aislamiento en celda, que en ocasiones se resumen en el deseo de control,
más adelante, en El mal menor: Ética política en una época de terror, Ignatieff (2018) crítica
la propuesta de Dershowitz, quien considera que la tortura no puede evitarse, sino que
debe regularse o reglamentarse, por lo que manifiesta su preocupación sobre la tortura en
cualquiera de sus formas, y señala:
El problema con la tortura no es sólo que se escape de las manos, sino que se
convierta en algo descontrolado. Lo malo de la tortura es que infringe un daño
irremediable tanto en el torturador como en el prisionero. Viola los compromisos
fundamentales con la dignidad humana (p. 187)
70 Según Garland (2006) Ignatieff realiza una descripción de la penalidad a mediados de la época
victoriana, retoma la idea del aislamiento y “la ideología de la ética del trabajo transmitida mediante
las labores forzadas en la cárcel, la ausencia de ayuda estatal para los transgresores y el concepto
operativo del castigo como una especie de contrato social para responder al individuo que por
voluntad propia decide infringir la ley.” (p. 155)
73
Nos corresponde, a quienes nos inclinamos por el área penal, a aportar al debate
análisis jurídico - penales que ofrezcan al legislador bases para desarrollar castigos
diferentes a la prisión; y de esta forma desplazarla como algo natural, sin alternativa
y como consecuencia obligada frente al delito. (p. 171)
Alejandro Gómez (2008) explica, como la relación entre saberes dominantes que legitiman
el uso de la prisión y el poder de castigar por medio de la prisión pertenece a la dimensión
de la dominación (p. 34). Ahora bien, los mecanismos por medio de los cuales esa
dominación se hace efectiva pueden ir desde la tortura, al aislamiento, o la vigilancia, la
disciplina o el control (p. 46), son utilizados en la cárcel y describen una de las
características del poder de castigar, la utilización indiscriminada de distintos
procedimientos de castigo. (p. 47)
71Alejandro Gómez (2008) advierte que de la crítica ilustrada al suplicio, el castigo, el poder de
castigar se invistió de una serie de discursos que tenían como principal objetivo, no la humanización
de la pena, sino más bien, la creación de un sistema penal racional y justificable. (p. 47)
74 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
Ahora, ya que pensar un mundo sin cárceles se convierte en una tarea imposible de
ejecutar, no se puede desconocer que a través de la institución carcelaria los costos en
materia de derechos humanos que los resultados obtenidos (2008, p. 23), y es por esto
que con fundamento en investigaciones como las adelantadas por el Instituto
Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y Justicia Penal y
la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, esta última ha publicado una
serie de manuales de justicia penal. Entre ellos, el documento Alternativas a la Reclusión72,
el cual presenta el impacto en los derechos humanos derivado del uso excesivo de la
prisión, fundamentalmente en los casos de condenas por delitos menores y la situación de
los reclusos confinados al aislamiento solitario.
72 El documento se encuentra disponible en inglés, bajo el título Handbook of basic principles and
promising practices on Alternatives to Imprisonment puede consultarse en el siguiente enlace
http://www.unodc.org/pdf/criminal_justice/Handbook_of_Basic_Principles_and_Promising_Practice
s_on_Alternatives_to_Imprisonment.pdf
75
comprensión del castigo y en las formas bajo las cuales se institucionaliza, citando a
Bianchi (1994):
Así pues, para presentar una propuesta en estos términos, a continuación se revisan los
efectos de la abolición de las UTE, lo cual implica necesariamente una transformación de
las cárceles. En Colombia como se mencionaba anteriormente, las UTE son espacios
destinados al aislamiento preventivo de los internos, que se deben utilizar bajo
determinadas condiciones previstas en el Código Penitenciario, las cuales deben cumplirse
irrestrictamente para garantizar la seguridad de los reclusos, sin embargo, a pesar de
haberse promulgado una serie de normas dirigidas a la adopción de los protocolos
internacionales para el tratamiento de los reclusos, en el contexto colombiano no se
observan las llamadas Reglas mínimas para el tratamiento penitenciario, pues el
aislamiento prolongado de reclusos se ha institucionalizado como castigo en el régimen
disciplinario penitenciario, lo cual que considera absolutamente grave, porque reproduce
la tortura como una práctica institucional.
lejos de ser sujetos de especial protección son cada vez menos importantes para el
sistema.
(…) el aislamiento solitario por largos períodos es una práctica constatable. (p. 85)
http://ecos.la/UY/13/Sociedad/2018/09/18/26847/carceles-nueva-ley-terminara-con-aislamientos-y-
supresion-de-visitas/
75El Supremo de Columbia Británica declara inconstitucionales las medidas de aislamiento de las
2. No resulta coherente sentido instaurar una práctica que por más manuales y
reglamentación implica un altísimo riesgo para el Estado, toda vez que se expone
a una gran cantidad de demandas por su responsabilidad ante el cuidado y
preservación de la salud, la vida y la dignidad humana de los reclusos.
4. La utilización de las UTE contradice una serie de estudios que han analizado las
repercusiones negativas del aislamiento, entregando a la sociedad personas más
enfermas cuando culminan la pena privativa de la libertad que cuando ingresan al
sistema.
5. Las UTE exponen además de los internos a los funcionarios de los establecimientos
penitenciarios a varias situaciones difíciles de controlar: (i) sujetos cada vez más
peligrosos, resultado del aislamiento prolongado, (ii) corrupción como
consecuencia de la relación de poder que tienen con los reclusos, (iii) afectaciones
a la salud mental, como lo demuestran los estudios antes referenciados, (iv)
amenazas a la vida e integridad del personal carcelario, (v) ausencia de un régimen
disciplinario adecuado.
Por lo tanto, la cuestión en este punto debe ser ¿Qué implicaciones tiene para el sistema
penitenciario eliminar las UTE? Partiendo de las dificultades antes descritas, se considera
que la eliminación de las UTE, implica por un lado, un costo adicional para el sistema, pues
como alternativa se propone una política adecuada para los traslados de población reclusa,
no solo aquellos que presentan enfermedades mentales, los cuales necesariamente deben
dirigirse a centros especializados, sino para todos los reclusos en los establecimientos
penitenciarios del país, pues debieran existir redes de apoyo entre las cárceles, máxime
cuando la vida del recluso se encuentre en peligro o esté exponiendo la seguridad del
penal, pero también implicaría:
80 Unidades de Tratamiento Especial en el Sistema Penitenciario y Carcelario
colombiano: Una mirada desde la sociología del castigo
4. Una reducción de las acciones de tutela y otras demandas que puedan presentarse
en contra de Estado como consecuencia de esta práctica, implicando esto un costo
menor al previsto anteriormente.
81
4. Conclusiones y recomendaciones
4.1 Conclusiones
- Modificó del artículo 125 Medidas Incontinenti, incluyendo los siguientes apartes:
7. El Gobierno Nacional no tiene la capacidad para atender todos los casos en los que
se evidencia la vulneración de derechos de los reclusos en las UTE, pues aunque
se logró establecer la intervención estatal en algunos casos, hay otros eventos
como los aquí referenciados en los que se vulneró el derecho a la vida de los
reclusos.
83
10. Existe una necesidad imperiosa de trabajar por la remodelación de los complejos
penitenciarios y carcelarios, eliminando los espacios aislados y sin acceso a luz
solar.
11. El Gobierno Nacional debe evitar la utilización del aislamiento en los centros
penitenciarios y carcelarios del país. Ya que es una práctica regresiva y que va en
contra de la finalidad resocializadora de las cárceles.
4.2 Recomendaciones
- Disponer los pabellones necesarios para el traslado de los reclusos por medidas
preventivas: (i) por razones sanitarias, (ii) por razones de seguridad, (iii) por
solicitud del recluso.
6. Debe existir además de una compilación normativa de fácil acceso para los
reclusos y guardias de custodia, en la que se condensen los procedimientos
relacionados con las UTE, espacios de discusión y revisión de estos documentos
con la Defensoría del Pueblo y demás organismos que velan por los derechos de
la población privada de la libertad.
85
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Jurisprudencia
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2013, (MP) María Victoria Calle Correa.
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(MP) Alberto Rojas Ríos.
Normatividad
Constitución Política
Leyes
Ley 70, Por medio de la cual se aprueba la "Convención contra la tortura y otros tratos o
penas crueles, inhumanos o degradantes", adoptada en Naciones Unidas el 10 de
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Decretos
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Colombia. 26 de agosto de 1964.
Decreto 040, Por el cual se adiciona un nuevo Capítulo al Título 1 de la Parte 2 del Libro 2
del Decreto 1069 de 2015, Decreto Único Reglamentario del Sector Justicia y del
Derecho, y se reglamentan los Centros Especiales de Reclusión a que se refieren
los artículos 23 A, 24 y 25 de la Ley 65 de 1993 modificados por los artículos 15,
16 y 17 de la Ley 1709 de 2014. Diario Oficial No. 50114. Bogotá, Colombia. 12 de
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Resoluciones
Resolución 7302, Por medio de la cual se revocan las Resoluciones 4105 del 25 de
septiembre de 1997 y número 5964 del 9 de diciembre de 1998 y se expiden pautas
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noviembre de 2005.
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Colombia. 29 de noviembre de 2005.
Resolución 1424, Por el cual se aprueba y adopta el Manual para la correcta aplicación del
aislamiento en Unidad de Tratamiento Especial asociado al Proceso de Seguridad
Penitenciaria y Carcelaria en el Sistema de Gestión Integrado en el Instituto
Nacional Penitenciario y Carcelario, y deroga la Resolución No. 7468 del 29 de
noviembre de 2005, Circular No. 056 del 28 de agosto de 2007, Circular 003 del 06
de enero de 2010, Directiva permanente No. 009 del 28 de junio de 2011, Directiva
93
Resolución 192, Por la cual se regula el uso de la fuerza y se adopta el Modelo Uso de la
Fuerza para el Sistema Penitenciario y Carcelario Colombiano, se modifica el
artículo 153 de la Resolución 006349 de 2016 y se deroga la Resolución 5355 de
2012. . Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario. Bogotá, Colombia. 25 de enero
de 2018.
Circulares
Directivas permanentes