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VINCULACIÓN LABORAL EN EL SECTOR PÚBLICO A TRAVÉS DE LA

CELEBRACIÓN DE CONTRATOS DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS

Anotamos anteriormente, la Ley 80 de 1993 consagra la celebración de contratos


de prestación de servicios en las entidades estatales para desarrollar actividades
relacionadas con la administración o funcionamiento de la entidad, por el término
estrictamente indispensable. A su vez, señala “en ningún caso generan relación
laboral ni prestaciones sociales”, sin embargo, la Corte en sentencia C - 154 de
1997 concluye “salvo que se acredite la existencia de una relación laboral
subordinada”.

En torno a los preceptos anteriores, cabe resaltar lo siguiente:

La Corte Constitucional con fundamento en las disposiciones constitucionales


referentes a la función pública y la Ley 909 de 2007, sostuvo que el desempeño de
funciones públicas se hará por regla general mediante el empleo público, el cual
debe aparecer en las respectivas plantas de personal de las entidades públicas.
De esta manera, precisa la corporación que el contrato de prestación de servicios
solo se justifica como un instrumento temporal y excepcional, para atender
funciones ocasionales y no funciones permanentes y en el cual el contratista goza
de autonomía e independencia.

Por lo anterior, la continuada subordinación o dependencia del trabajador respecto


del empleador es el elemento distintivo y determinante del contrato de trabajo y
una vez concurra este, se presume que existe contrato de trabajo y no deja de
serlo por razón del nombre que se le dé, ni de otras condiciones o modalidades
que se le agreguen. En virtud del principio constitucional de la primacía de la
realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones
laborales, la relación de trabajo reposa sustancialmente en la realidad de los
hechos que la anteceden, y no de lo estipulado entre el empleador y el trabajador.
En consecuencia, si se llegan a constatar los elementos materiales para que
exista una relación de trabajo, se debe determinar y declarar el vínculo laboral
independientemente del nombre o forma que las partes le hayan otorgado al
contrato.

A juicio de la Corte, la subordinación o dependencia del trabajador respecto del


empleador ha sido entendida, como el poder jurídico permanente de que es titular
el empleador para dirigir la actividad laboral del trabajador, a través de la
expedición de órdenes e instrucciones y la imposición de reglamentos, en lo
relativo a la manera como éste debe realizar las funciones y cumplir con las
obligaciones que le son propias, con miras al cumplimiento de la misión de la
entidad.
En armonía con lo anterior, la Corte en sentencia C -171 de 2012 ha sostenido
que la administración no puede suscribir contratos de prestación de servicios para
desempeñar funciones de carácter permanente de la administración, pues para
ese efecto debe crear los cargos requeridos en la respectiva planta de personal,
mediante el concurso de méritos.

Por último, la prohibición de celebrar contratos de prestación de servicios cuando


se trata de desempeñar funciones permanentes en la administración, tiene como
finalidad, la protección y la garantía de los derechos de los trabajadores y de los
servidores públicos, y el impedir que los nominadores desconozcan los principios
que rigen la función pública.

En conclusión, de conformidad con las disposiciones constitucionales, los


contratos suscritos por las entidades estatales no pueden menoscabar la dignidad
humana ni vulnerar los derechos de los trabajadores, tales como, Igualdad de
oportunidades; estabilidad en el empleo; irrenunciabilidad a los beneficios mínimos
establecidos en normas laborales; garantía a la seguridad social, entre otros.
VINCULACIÓN LABORAL EN EL SECTOR PÚBLICO A TRAVÉS DE LA
CELEBRACIÓN DE CONTRATOS DE PRESTACIÓN DE SERVICIOS

La Ley 80 de 1993 consagra la celebración de contratos de prestación de servicios


en las entidades estatales para desarrollar actividades relacionadas con la
administración o funcionamiento de la entidad, por el término estrictamente
indispensable.

La Corte Constitucional con fundamento en las disposiciones constitucionales


referentes a la función pública y la Ley 909 de 2007, sostuvo que el desempeño de
funciones públicas se hará por regla general mediante el empleo público, el cual
debe aparecer en las respectivas plantas de personal de las entidades públicas.
De esta manera, el contrato de prestación de servicios solo se justifica como un
instrumento temporal y excepcional, para atender funciones ocasionales y no
funciones permanentes.

Por lo anterior, la continuada subordinación o dependencia del trabajador respecto


del empleador es el elemento distintivo y determinante del contrato de trabajo y
una vez concurra este, se presume que existe contrato de trabajo y no deja de
serlo por razón del nombre que se le dé, ni de otras condiciones o modalidades
que se le agreguen, en virtud del principio constitucional de la primacía de la
realidad sobre formalidades establecidas por los sujetos de las relaciones
laborales.

En consecuencia, de conformidad con las disposiciones constitucionales


referentes a los derechos sociales, económicos y culturales y en especial el
artículo 53 de la Carta, los contratos de trabajo suscritos por las entidades
estatales no pueden menoscabar la dignidad humana ni vulnerar los derechos de
los trabajadores, tales como, Igualdad de oportunidades; estabilidad en el empleo;
irrenunciabilidad a los beneficios mínimos establecidos en normas laborales;
garantía a la seguridad social, entre otros.

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