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Génesis 9:3

Roberto Celaya Figueroa


…para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas
las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual
son todas las cosas y nosotros por medio de él (I Corintios 8:6)
Dedicatoria

A la Iglesia de Dios (7° Día)

Página web habla hispana: http://www.iglesiadediosapostolica.org/


Página web oficinas centrales: http://www.churchofgod-7thday.org/
Índice

Introducción...................................................................................................... 1

Los dos sacerdocios y las dos leyes ............................................................. 2

Los dos sacerdocios ............................................................................. 2

Las dos leyes ......................................................................................... 9

Las leyes dietéticas .......................................................................................... 22

Vigencia, validez y observancia de las leyes dietéticas .................... 26

Génesis 7:1-3 .............................................................................. 26

Isaías 65:3-4; 66:15-17 ............................................................... 28

1 Timoteo 4:1-5 ........................................................................... 29

Hechos 10:9-16 .......................................................................... 31

Hechos 15:19-20 ......................................................................... 35

Marcos 7:14-19 14 ...................................................................... 38

1 Corintios 10:25-27 .................................................................. 43

Romanos 14:5-6 .......................................................................... 46


Comprensión testimonial de las leyes dietéticas ............................... 49

Animales de tierra ....................................................................... 58

Rumiar ................................................................................ 59

Pezuña hendida .................................................................. 62

Animales de agua ........................................................................ 66

Aletas .................................................................................. 66

Escamas ............................................................................. 66

Animales de aire .......................................................................... 68

El andar .............................................................................. 68

El alimentarse ..................................................................... 70

Insectos........................................................................................ 72

La ley relativa al diezmo .................................................................................. 78

Ley normativa .............................................................................. 78

Ley moral ..................................................................................... 81

Vigencia, validez y observancia de la ley relativa al diezmo ............ 84


Génesis 14:17-24 ......................................................................... 86

Hebreos 7:1-10 ............................................................................ 87

1 Corintios 9:13-14 .................................................................... 89

Hebreos 7:11-28......................................................................... 90

Génesis 14:20 ............................................................................ 92

Génesis 28:10-22 ....................................................................... 95

Génesis 4:1-8 ............................................................................. 100

Comprensión testimonial de la ley relativa al diezmo ...................... 107

Permanencia de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo ................... 114

Conclusión ...................................................................................................... 118


Introducción

Si bien son muchas las diferencias doctrinales que existen entre todas aquellas
iglesias, congregaciones o denominaciones que se dicen cristianas, una que
generalmente se adjudica más bien a la religión hebrea, más que a la cristiana, es
la referida a las leyes dietética y las relativas al diezmo.

Es por todos sabidos que ambas cuestiones, las leyes dietéticas y las relativas al
diezmo, estuvieron –y siguen estando- como distintivo de lo que fueron -y son- las
creencias judías, estando basado en lo que se conoce como las Escrituras
Hebreas o el Antiguo Testamento.

Esto último, es decir, el que se encuentre en la Biblia, en vez de ser un factor para
la observancia por los cristianos ha sido la principal causa de su inobservancia ya
que se considera como parte de una religiosidad superada, de hecho cuando se
llega a mencionar como una cuestión siquiera a analizar los cristianos tienden a
tildar de judaizantes o legalistas a aquellos que viendo argumentos a favor de
ambas cosas en la Escritura desean escudriñar los mismos.

Pero independientemente de esto, ¿a qué se refieren las leyes dietéticas?, ¿a qué


se refieren las leyes relativas al diezmo?, ¿formaban parte de la legislación del
Pueblo de Israel?, ¿fueron superadas ambas normas con el advenimiento de
Cristo?, ¿puede encontrarse en el Nuevo Testamento evidencia a favor o en
contra de la observancia o inobservancia de ambas normas?, y si es que su
observancia aún es aplicable al cristiano, ¿qué significado tienen ambas normas
más allá de su conceptualización inmediata, práctica y material?

Que el Santo Espíritu de nuestro Padre Dios que mora en nosotros abra la mente
y el corazón para que el entendimiento correcto sobre este tema sea comprendido,
conforme a Su voluntad y para Su mayor gloria en Cristo Jesús.

1
Los dos sacerdocios y las dos leyes1

Dado que, como se verá cuando se aborden ambos temas, tanto las leyes
dietéticas como las relativas al diezmo formaban parte de la legislación del Pueblo
de Israel, es menester iniciar este estudio clarificando la cuestión relativa a dicha
reglamentación, reglamentación que generalmente en la Escritura se le conoce
como Ley, pero que un análisis cuidadoso permite identificar en la misma la Ley
de Dios y las leyes mosaicas, siendo la primera eterna mientras que la segunda
serían temporales y si bien las leyes dietéticas y las relativas al diezmo se
encontraban incluidas en estas últimas, ya no vigentes, las mismas, como se verá
cuando se aborden ambas, pertenecían a una legislación primigenia que sólo fue
reconocida por las leyes mosaicas pero que al cesar estas últimas aquellas no
perdieron vigencia.

Pero vayamos por partes, veamos primero lo relativo a los dos sacerdocios y las
dos leyes.

Los dos sacerdocios

Cuando se habla del sacerdocio con relación a Dios, la mayoría puede pensar en
aquel que se ejercía en el templo y que devino de las leyes que Moisés recibió,
pero alrededor de 300 años antes de este evento vemos otro sacerdocio existente.

En Génesis 14:17-20 vemos este pequeño, peo significativo, relato: “Cuando


volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él estaban, salió el
rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle del Rey. Entonces
Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó pan y vino; y le

1
Este apartado se ha extractado de la obra “Muerto a la ley por la Ley –Temporalidad y
perpetuidad de las leyes de Dios-”, la cual se sugiere para un mayor discernimiento del tema.
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2
bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de los cielos y de
la tierra; y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y
le dio Abram los diezmos de todo”.

Cuando Dios estableció Su pacto con el pueblo de Israel a través de Moisés,


estableció una diferencia entre el poder gubernamental y el poder religioso, unos
podían ser reyes, pero no sacerdotes, otros serían sacerdotes, pero no reyes. Los
sumos sacerdotes provenían de la línea genealógica de Aharón y los sacerdotes
de la tribu de Levi; por otra parte una vez establecida la monarquía en Israel el
poder gubernamental provenía de la línea genealógica de la casa real. Pero en la
cita anterior vemos que 300 años antes de que se estableciera el pacto de Dios
con su Pueblo, antes que se definieran las funciones sacerdotales y de culto,
antes que se estableciera el poder gubernamental que deviniera en la monarquía,
existía un personaje, Melquisedec que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo
era del Dios Altísimo.

Este Melquisedec era un tipo del sacerdocio de Jesús, el cual es sacerdote y rey,
y cuyo sacrificio redentor nos ha ganado el poder de igual forma ser nosotros
sacerdotes y reyes, no sacerdotes o reyes, sino sacerdotes y reyes.
El capítulo 7 de Hebreos contiene esa comparación entre aquel sacerdote, el de
Melquisedec, y el de Jesús, viendo cómo se refieren a un sacerdocio diferente del
de Aharón o levítico y sujeto a leyes y normativas diferentes:

Hebreos 7

1
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que
salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,
La figura de Melquisedec era la de rey y sacerdote, no sacerdote o rey,
apuntaba al sacerdocio y regencia de Jesús y de quienes son llamados a
ser cómo Él.

3
2
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de
paz;

3
sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin
de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.

Esto no quiere decir, como algunos presuponen, que Melquisedec no tuviera


principio o fin (con lo que concluyen era Jesús), sino que a diferencia del
sacerdocio de Aharón o levítico, el sacerdocio de Melquisedec no dependía de la
genealogía o ascendencia, de hecho el versículo 6 aclara esto. “Sin padre, sin
madre”, en el griego original simplemente significa: “Padre desconocido, madre
desconocida”.

Por supuesto que Melquisedec tuvo padre y madre. Pero el punto que Pablo está
tratando de establecer es que Melquisedec no fue rey o sacerdote por causa de su
genealogía. Él no era un rey en virtud del hecho de que su padre fuera rey antes
que él. No fue un sacerdote porque su padre lo haya sido antes que él.

En el Antiguo Testamento, los reyes de Judá reinaban debido a su genealogía.


Ellos podían trazar su genealogía hasta David, y por ende, sus demandas al trono
estaban basadas en el derecho de nacimiento. Así mismo, el sacerdote debía
remontar su genealogía hasta Aarón. Por lo tanto, sus demandas al sacerdocio
estaban basadas en la genealogía. Sin embargo, en el Nuevo Testamento es
completamente diferente.

El Nuevo Testamento no está basado en la genealogía. Cuando estudiamos la


historia de los tiempos de Melquisedec, encontramos que los reyes ascendían al
trono por elección, no por genealogía. Ésta es la razón por la cual Pablo dijo: “Sin
padre, sin madre”. En el griego original dice que su padre y su madre eran

4
desconocidos. La genealogía natural no intervino en esto. Luego Pablo dice: “sin
genealogía” esto significa que sus hijos no heredaron el trono por derecho de
nacimiento.

El reinado fue determinado por elección. “Que no tiene principio de días, ni fin de
vida”. Melquisedec no fue la preencarnación de Cristo, como algunos lo han
sugerido. No es posible que Cristo tuviera una existencia anterior como hombre
sobre la tierra. Esto significaría que Cristo nació dos veces, y dos veces murió.
Melquisedec fue un hombre. Fue literalmente, un rey elegido en Jerusalén.
Cuando Pablo dice de él “que no tiene principio de días”, significa que el
sacerdocio o reinado de Melquisedec no fue remontado hasta su genealogía, o
hasta su nacimiento. “Ni fin de vida”.

El apóstol Pablo hace referencia al hecho de que el ministerio de Melquisedec


continuó hasta la eternidad y no terminó con la muerte. Melquisedec se asemeja al
Hijo de Dios. En otras palabras, fue un tipo extraordinario de Cristo. Él fue como el
Hijo de Dios, pero no era el Hijo de Dios.

4
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca
dio diezmos del botín.

5
Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio,
tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir,
de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de
Abraham.

6
Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de
Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.

5
Aquí la aclaración del versículo 3 en el sentido que ni la regencia ni el sacerdocio
era por cuestiones genealógicas, a diferencia de los reyes y sacerdotes de Israel
bajo el Antiguo Pacto, sino por elección de Dios.

7
Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.

Esa figura de sacerdote y rey como Melquisedec era superior a la que surgiría
después en la figura de los reyes o sacerdotes de Israel en el Antiguo Pacto.

8
Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno
de quien se da testimonio de que vive.

9
Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los
diezmos;

10
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió
al encuentro.

11
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él
recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase
otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado
según el orden de Aarón?
Aquí claramente se diferencia la existencia de dos sacerdocios, el de
Melquisedec con las características que ya se han mencionado, y el de
Aharón o levítico con las características bajo el Antiguo Pacto.

12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio
de ley;

6
Aquí están las condiciones que cambiaron y por las cuales, como más delante se
ahondará en ello, implica que las fiestas de Dios dejaron de tener observancia
para la iglesia del Nuevo Testamento formada por llamados y elegidos a ser reyes
y sacerdotes.

13
y aquel de quien se dice esto, es de otra tribu, de la cual nadie sirvió al
altar.
14
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.

15
Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta
un sacerdote distinto,

16
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.

De nueva cuenta se contrasta diferencia los dos sacerdocios

17
Pues se da testimonio de él:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.

18
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad
e ineficacia

19
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.

De igual forma y de nueva cuenta se señala un cambio en las condiciones, cambio


que implicaría que las fiestas de Dios, dadas para en el Antiguo Pacto, al
sacerdocio de Aharón o levítico, dejarían de tener vigencia u observancia.

7
20
Y esto no fue hecho sin juramento;

21
porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes;
pero éste, con el juramento del que le dijo:
Juró el Señor, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.

22
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.

Aquí la referencia es clara a Jesús como sacerdote según el orden de


Melquisedec, de igual forma al señalamiento de que bajo ese sacerdocio hay un
pacto mejor, lo cual implica, como decía el versículo 12, un cambio de leyes.

23
Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte
no podían continuar;

24
mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable;
25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.

26
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;
27
que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de
ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del
pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.

8
28
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la
palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para
siempre.

Estos últimos versículos de nueva cuenta establecen la diferencia entre los dos
sacerdocios y, ya podemos también concluir, las dos leyes.

Las dos leyes

De lo visto anteriormente, Hebreos 7:12 señala que “Porque cambiado el


sacerdocio, necesario es que haya también cambio de ley”. ¿Cómo puede haber
cambio de ley?, ¿Qué no la Ley de Dios es eterna (Salmos 119:152), santa
(Romanos 7:12), perfecta (Salmos 19:7)?, ¿entonces?

Veamos primero, su no pregunta a alguien ¿qué es pecado? Esta persona bien


puede señalar 1 Juan 3:4 para responder que es infracción a la ley, “Todo el que
practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es
infracción de la ley”. Si luego uno pregunta ¿qué ley?, acudiendo a Romanos 8:7
se respondería que es más que evidente que es la ley de Dios, “Por cuanto los
designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de
Dios, ni tampoco pueden”. Si a continuación uno pregunta ¿cuándo dio Dios su
ley?, tomando como referencia Éxodo 20 puede decirse que una vez que Dios
hubo sacado a Su pueblo de Egipto. Ahora bien, si hasta el tiempo de Moisés Dios
dio Su ley a su pueblo, ley que definió pecado considerando la infracción a la
misma, ¿cómo es posible que desde tiempos de Adán se hablara de pecado, ya
que Dios, amonestando a Caín, le dice en Génesis 4:7 ”Si haces lo bueno, ¿no
serás enaltecido? ¿Pero si no haces lo bueno, el pecado está a la puerta y te
seducirá; pero tú debes enseñorearte de él”?, de igual forma, y considerando esa
misma cita ¿cómo alguien podría hacer “lo bueno” si no hubiera una norma que lo

9
definiera, máxime si “los que son de la carne piensan en las cosas de la carne;
pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu” (Romanos 8:5)?

De igual forma Génesis 3 registra la caída de Adán y Eva. En el capítulo siguiente


aparece el primer homicidio. ¿Cómo sabría Caín que era culpable de homicidio
por asesinar a su hermano si no había Ley? Mucho antes del Pacto en Sinaí, Dios
mencionó el asesinato en el pacto que estableció con Noé después del Diluvio
(Génesis 9:6). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos dice que Enoc
“caminó con Dios” (Génesis 5:22). Mucho antes del Pacto en Sinaí la Escritura nos
dice que Noé era “justo” y “perfecto” (Génesis 6:9). Mucho antes del Pacto en
Sinaí la Escritura nos dice que Job era “perfecto y recto, temeroso de Dios y
apartado del mal”, (Job 1:8; 2:3). Obviamente, existía una norma del bien y del
mal. Enoc, Noé y Job vivieron muchos años antes del Éxodo, mucho antes del
Pacto en Sinaí. ¿Cómo alguien hubiera podido caminar con Dios, ser justo y
perfecto, ser recto, temeroso de Dios y apartado del mal si no hubiera una norma
definiera el bien y el mal, lo correcto de lo incorrecto, lo agradable a Dios de lo que
Él consideraba pecado?

Cómo ya se vio en el apartado anterior relativo a Melquisedec, 300 años antes de


que se estableciera el pacto de Dios con su Pueblo, antes que se definieran las
funciones sacerdotales y de culto, antes que se estableciera el poder
gubernamental que deviniera en la monarquía, existía un personaje, Melquisedec
que era al mismo tiempo sacerdote y rey, y lo era del Dios Altísimo.

De igual forma desde mucho antes, según la cita Génesis 4:7 ya vista, así como
las otras, existía una noción de pecado que requería hubiera una norma contra la
cual contrastar las acciones, emociones y pensamientos de uno. Esa era la Ley de
Dios y bajo esa Ley servían los sacerdotes del orden de Melquisedec. Dicha Ley
estuvo vigente desde Adán hasta Abraham, es decir, durante más de 1500 años
donde hubieron gente que caminaba con Dios, que era justa y perfecta, recta,
temerosa de Dios y apartada del mal.

10
Ahora bien, cuando Dios saca a Su pueblo de Egipto establece un Pacto que
incluía esa Ley pero que además le fue adherido otras normas que vinieron a
formar parte de las reglas de Israel. La primera es lo que conocemos como los
Diez Mandamientos (así como normas sobre alimentos limpios y no limpios
(Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis 14:20), las demás son todas las
demás normas religiosas y civiles que Dios dio a Su pueblo, de estas últimas la
primera, como sello del Pacto de Dios con Su pueblo fue la circuncisión, después
con Moisés vendrían el resto.

Veamos como en Jeremías 7:22-23 Dios dice por medio de Jeremías que “Porque
yo no hablé a vuestros padres, ni les ordené nada en cuanto a los holocaustos y
sacrificios, el día que los saqué de la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les
mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi
pueblo, y andaréis en todo camino que yo os envíe para que os vaya bien”.
Cuando Dios hace Su pacto este consistía en una relación como la de Abraham,
Isaac y Jacob, cuando no había todas las reglas y normas que después vinieron;
una relación simple, sencilla, esta relación se basaba en los Diez Mandamientos,
pero dada la rebeldía del Pueblo se le adicionaron otras normas que vinieron a
conformar las reglas que regían toda la vida de Israel, sobre esta ley adicional
Gálatas 3:19 nos dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa
de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido
hecha la promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un
mediador”.

Así vemos que esta segunda ley fue añadida, no formaba parte de la primera, pero
además de que fue añadida tenía una vigencia la cual era “hasta que viniera la
descendencia a la cual había sido hecha la promesa”. Así, el sacerdocio de
Melquisedec se interrumpió y comenzó un sacerdocio de Aharón o levítico que
contenía normas, reglas y prescripciones, entre las cuales estaban las sombras

11
de las fiestas de Dios, que estarían vigentes en tanto el sacerdocio de
Melquisedec no fuera reestablecido con Cristo.

Veamos como contrastan estas dos leyes en el entendido que la primera, la Ley
de Dios, los Diez Mandamientos, es para siempre (Salmos 119:44) mientras que
la segunda, la ley de Moisés, el resto de normas, reglas y prescripciones, es
temporal (Gálatas 3:19).

1. La Ley de Dios fue dada por Dios “Y habló Dios todas estas palabras,
diciendo” (Éxodo 20:1); la ley de Moisés fue dada por Moisés “Estas son las
palabras que habló Moisés a todo Israel a este lado del Jordán en el desierto,
en el Arabá frente al Mar Rojo, entre Parán, Tofel, Labán, Hazerot y Dizahab”
(Deuteronomio 1:1)

2. La Ley de Dios fue escrita en tablas de piedra “Entonces Jehová dijo a


Moisés: Sube a mí al monte, y espera allá, y te daré tablas de piedra, y la ley,
y mandamientos que he escrito para enseñarles” (Éxodo 24:12); la ley de
Moisés estaba escrita en un libro “Y cuando acabó Moisés de escribir las
palabras de esta ley en un libro hasta concluirse” (Deuteronomio 31:24)

3. La Ley de Dios fue escrita por el mismo Dios “Y dio a Moisés, cuando acabó
de hablar con él en el monte de Sinaí, dos tablas del testimonio, tablas de
piedra escritas con el dedo de Dios” (Éxodo 31:18); la ley de Moisés fue
escrita por Moisés “Y escribió Moisés esta ley, y la dio a los sacerdotes hijos
de Leví, que llevaban el arca del pacto de Jehová, y a todos los ancianos de
Israel” (Deuteronomio 31:9)

4. La Ley de Dios fue puesta dentro del Arca de la Alianza “Y cuando acabó de
hablar con él en el monte Sinay, dio a Moisés las dos tablas del testimonio,
las tablas de piedra escritas por el dedo de Dios” (Éxodo 31:18) “después
tomó y puso el Testimonio dentro del Arca, y colocó las varas en el Arca, y

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puso el propiciatorio encima del Arca” (Éxodo 40:20); la ley de Moisés fue
puesta enseguida del Arca de la Alianza “Tomad este libro de la ley, y
ponedlo al lado del arca del pacto de Jehová vuestro Dios, y esté allí por
testigo contra ti” (Deuteronomio 31:26)

5. La Ley de Dios trae bienaventuranza “Bienaventurados los perfectos de


camino, los que andan en la ley de Jehová” (Salmos 119:1); la ley de Moisés
trae maldición “Porque todos los que dependen de las obras de la ley están
bajo maldición, pues escrito está: Maldito todo aquel que no permaneciere en
todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas” (Gálatas 3:10)

6. La Ley de Dios permanece “Guardaré tu ley siempre, para siempre y


eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés tendría un término final
“aboliendo en su carne las enemistades, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los dos un solo y
nuevo hombre, haciendo la paz” (Efesios 2:15) “anulando el acta de los
decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en
medio y clavándola en la cruz” (Colosenses 2:14).

7. La ley de Dios es perfecta y perfecciona “La ley de Jehová es perfecta, que


convierte el alma” (Salmos 19:7); la ley de Moisés era imperfecta y no
perfeccionaba “pues nada perfeccionó la ley, y de la introducción de una
mejor esperanza, por la cual nos acercamos a Dios” (Hebreos 7:19)

8. La Ley de Dios es espiritual “Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo


soy carnal, vendido al pecado” (Romanos 7:14); la ley de Moisés era carnal
“ya que consiste sólo de comidas y bebidas, de diversas abluciones, y
ordenanzas acerca de la carne, impuestas hasta el tiempo de reformar las
cosas” (Hebreos 9:10).

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9. La Ley de Dios es santa, justa y buena “De manera que la ley a la verdad es
santa, y el mandamiento santo, justo y bueno” (Romanos 7:12); la ley de
Moisés apenas y si era una sombra de lo que habría de venir “Porque la ley,
teniendo la sombra de los bienes venideros, no la imagen misma de las
cosas, nunca puede, por los mismos sacrificios que se ofrecen
continuamente cada año, hacer perfectos a los que se acercan” (Hebreos
10:1)

10. La ley de Dios es para siempre “Guardaré tu ley siempre, Para siempre y
eternamente” (Salmos 119:44); la ley de Moisés es temporal “Entonces,
¿para qué sirve la ley? Fue añadida a causa de las transgresiones, hasta
que viniese la simiente a quien fue hecha la promesa; y fue ordenada por
medio de ángeles en mano de un mediador” (Gálatas 3:19).

11. La Ley de Dios trae vida “Ahora, pues, oh Israel, oye los estatutos y decretos
que yo os enseño, para que los ejecutéis, y viváis, y entréis y poseáis la
tierra que Jehová el Dios de vuestros padres os da” (Deuteronomio 4:1); la
ley de Moisés no da vida “También les di estatutos que no eran buenos y
decretos por los cuales no podrían vivir” (Ezequiel 20:25)

Podemos ver que en todas las citas se menciona la palabra ley, pero de la misma
forma y aunque se hable de ley se está refiriendo a dos normas reglamentarias
diferentes. Pero para aún mayor claridad y contundencia respecto de la existencia
de dos leyes, la misma Escritura señala “Y [Jehová] os anunció su pacto, el cual
os mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de
piedra. A mí también me mandó Jehová en aquel tiempo que os enseñase los
estatutos y juicios, para que los pusieseis por obra en la tierra a la cual pasáis a
tomar posesión de ella” (Deuteronomio 4:13-14)

Así tenemos dos sacerdocios y dos leyes, el sacerdocio de Melquisedec y la Ley


de Dios que estaban en vigencia antes del Pacto, y el sacerdocio de Aharón y

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levítico más las leyes de Moisés, que interrumpen el primero, en tanto viene Jesús
a restaurarlo. Hay que entender que la Ley de Dios siempre estuvo, está y estará
vigente, incluso durante el sacerdocio de Aharón y levítico pero en este período, el
del sacerdocio de Aharón y levítico, además de la Ley de Dios estuvieron vigentes
normas adicionales referidas como la ley de Moisés.

Con esto en mente puede comprenderse una cita que siempre lleva a confusión
pues parece contradictoria, la cita es de Romanos 5:13-14 y señala “Pues antes
de la ley, había pecado en el mundo; pero donde no hay ley, no se inculpa de
pecado. No obstante, reinó la muerte desde Adán hasta Moisés, aun en los que no
pecaron a la manera de la transgresión de Adán, el cual es figura del que había de
venir”. A simple vista pareciera que dice que hasta que la ley fue dada en Sinaí
antes no existía ley alguna que inculpara pecado, pero esto es absurdo pues la
misma Escritura menciona, como ya se ha analizado, al pecado como tal mucho
antes de que la ley fuese dada en Sinaí, incluso desde Génesis, de igual forma
esa interpretación es absurda porque si no hubiese habido ley, tal como dice la
cita, no se hubiese imputado pecado, pero como sabemos que “la paga del
pecado es muerte” (Romanos 6:23) nos encontramos, como señala la misma cita
que “reinó la muerte desde Adán hasta Moisés”. Siguiendo el mismo razonamiento
que esta cita da, si donde no hay ley no se imputa pecado, y si la paga del pecado
es la muerte, y si hubo muerte desde Adán hasta Moisés, es más que evidente
que entonces sí existía antes de Sinaí una ley, la Ley de Dios, perfecta, santa y
eterna, ley a la que en Sinaí se la adicionaron otras normas de carácter temporal.

Una manera de clarificar esto es considerar como es que la Ley de Dios (por lo
que ya se comentó) estuvo, está y estará vigente siempre, de igual formas
aquellas normas que estaban vigentes antes del Pacto de Dios con Abraham,
cuando estaba vigente el sacerdocio de Melquisedec, como las normas sobre
alimentos limpios y no limpios (Génesis 7:8) y otras relativas al diezmo (Génesis
14:20). Para entenderé esto veamos como en génesis 12 Dios hace el Pacto con
Abrahám, un Abrahám no circuncidado y con una relación simple y sencilla con

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Dios basada en las normas vigentes en ese momento, pero no es sino hasta por lo
menos 14 años después (Génesis 17:27) cuando la circuncisión sería incorporada
como la primer norma (Génesis 17:10-14) que luego sería completada con el resto
de normas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico. En esa temporalidad, las
normas vigentes cuando Dios hace su Pacto con Abrahám eran las que siempre
habían estado vigentes por más de 1,500 años desde Adán -Diez Mandamientos
más normas sobre alimentos limpios y no impíos y las relativas al diezmo-, estas
normas siguieron y siguen vigentes; las que mucho después comenzaron a
añadirse –iniciando con la circuncisión con Abraham y siguiendo con el resto de
normas mosaicas bajo el sacerdocio de Aharón o levítico- estarían vigentes
“hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la promesa”
(Gálatas 3:19).

Es por eso que en Hechos 15 el Concilio de Jerusalén decide que la circuncisión


carnal no es aplicable a la iglesia, no es, como algunos creen, que los Apóstoles
reunidos hubieren cancelado una norma vigente (lo cual sería casi casi poner en
contraposición a los Apóstoles y la iglesia contra Dios y Sus normas), sino que
entendiendo que la reglamentación sobre la circuncisión era parte de las leyes
adicionadas a la Ley de Dios, vigentes estas durante el sacerdocio de Aharón o
levítico, al concluir ese período y reiniciar al sacerdocio de Melquisedec dejando
de lado las normas añadidas, la circuncisión había dejado de tener efecto.

Como comentario adicional al calce, con estas aclaraciones, puede uno volver a
leer el Nuevo Testamento, las cartas apostólicas, y entender por qué en ocasiones
se habla de la ley como algo superado y por qué en ocasiones como algo que
todavía aplica: esto por el hecho de que para lo primero se está refiriendo a la ley
de Moisés y lo segundo a la Ley de Dios y entender así expresiones que parecen
contradecirse. Un ejemplo muy visible de esto es Gálatas 2:19 que señala “Porque
yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios”, ¿cómo podría por la
ley ser muerto para la ley?, entendiendo la existencia de dos leyes uno comprende
que la referencia aquí aplica a que dado ha sido reestablecido el sacerdocio de

16
Melquisedec dejando de estar vigente el sacerdocio de Aharón o levítico, uno está
sujeto a la Ley de Dios mientras que las normas adicionales (ley de Moisés) ha
dejado de tener vigencia. En otras palabras “dado que me encuentro ahora bajo la
Ley de Dios he dejado de estar sometido a la ley de Moisés”.

Por último, para cerrar esta argumentación, alguien podría con razón preguntar
sobre qué base se divide la legislación entregada al Pueblo de Israel. A partir de
Éxodo 20 vemos cómo es que se le entregan a Israel una serie de normativas, en
Éxodo 20 está contenido lo que se conoce como los diez mandamientos, pero en
los capítulos siguientes siguen otra serie de estatutos dados de carácter
obligatorio para el pueblo. Si bien nuestras Biblias están divididas en capítulos y
versículos, en la escritura original no hay tal división, es más, ni siquiera espacios
hay por lo que le escritura es de continuo, así que ¿por qué hemos de dividir toda
esa legislación en los diez mandamientos por un lado y otras normas por otro?

Tres razones hay para lo anterior. La primera es muy evidente ya que al comenzar
a leer de Éxodo 20 en adelante, podemos ver cómo es que hay una pausa
discursiva entre lo que se conoce como los Diez Mandamientos y el resto de la
legislación dada. Una vez entregados los Diez Mandamientos (Éxodo 20:1-17),
vemos cómo es que en los vv. 18-21 hay una pausa para describir la reacción del
pueblo, retomando el hilo normativo a partir del v. 22 y los capítulos subsecuentes.

La segunda se basa en una diferenciación que de las normas dada hace la misma
Escritura. Ya vimos anteriormente como es que hay dos leyes, por así decirlo, una
permanente y otra temporal con sus respectivas características. También ya se
comentó lo dicho por Jeremías 7:22-23 “Porque yo no hablé a vuestros padres, ni
les ordené nada en cuanto a los holocaustos y sacrificios, el día que los saqué de
la tierra de Egipto. Sino que esto es lo que les mandé, diciendo: ``Escuchad mi voz
y yo seré vuestro Dios y vosotros seréis mi pueblo, y andaréis en todo camino que
yo os envíe para que os vaya bien”. Así que la cuestión de sacrificios y demás era
algo añadido. Sobre esto ya se comentó al respecto con lo dicho Gálatas 3:19 nos

17
dice “Entonces, ¿para qué fue dada la ley? Fue añadida a causa de las
transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había sido hecha la
promesa, ley que fue promulgada mediante ángeles por mano de un mediador”.
Así que, ¿cuál era esa legislación original eterna, inmutable que nosotros
relacionamos en Éxodo 20 con los Diez Mandamientos?

Éxodo 34:28 señala “Y él estuvo allí con Jehová cuarenta días y cuarenta noches;
no comió pan, ni bebió agua; y escribió en tablas las palabras del pacto, los diez
mandamientos”; Deuteronomio 4:13 dice “Y él os anunció su pacto, el cual os
mandó poner por obra; los diez mandamientos, y los escribió en dos tablas de
piedra”; y Deuteronomio 10:4 indica “Y escribió en las tablas conforme a la primera
escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en
medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová”.

En estas tres citas la traducción de diez deviene en todos los casos de de ‫תֶ ֲר ֲשע‬,
‘ă·śe·reṯ que significa diez, y mandamientos se traduce también en todos los
casos de de ‫םי ִֽר ְּ דָשַה‬, had·də·ḇā·rîm, que significan dichos, palabras o sentencias.
Éxodo 20 es la única parte de la legislación entregada que presenta esa división
entre diez sentencias claramente delimitadas y el resto de una legislación que
abarca diversos aspectos de la vida religiosa y secular del pueblo de Israel. De
igual forma, en esas diez sentencias se incorpora la cuestión del shabat que ya se
analizó, y que permite identificar al resto de esas diez palabras con las mismas
características del cuarto mandamiento, a saber: santas, perfectas, eternas e
inmutables. De hecho la cita de Ezequiel 20:25 que ya fue comentada cuando se
compararon las diferencias entre la Ley de Dios uy la ley de Moises, que señala
“También les di estatutos que no eran buenos y decretos por los cuales no podrían
vivir”, la palabra hebrea de donde se traduce estatutos es ‫םיְּ טפָ שְּ ַה‬, ū·miš·pā·ṭîm,
la misma de Éxodo 21:1. Con lo que la delimitación entre los diez mandamientos,
‫םי ִֽר ְּ דָשַה‬, had·də·ḇā·rîm, santos y perfectos, y el resto de las normas entregadas
‫ םי ְִּ֔ טפָ שְּ ַה‬, ham·miš·pā·ṭîm, normas que por cierto no dan vida, es más que
evidente.

18
La tercera, que surge de considerar las dos anteriores, resulta de considerar la
secuencia de eventos relacionados con la entrega de la legislación divina al
Pueblo de Israel. Como ya se vio, la Escritura indica que se entregaron diez
sentencias, sin embargo en Éxodo 20 y los capítulos subsiguientes hay muchas
sentencias normativas, no sólo diez. De igual forma se indica que si bien hubo una
legislación original entregada, que no incluí nada de sacrificios y demás, a ésta se
la agregaron otras más a causa de las rebeldías. Para conciliar todo esto hay que
entender, como se mencionó, la secuencia de eventos.

A partir de Éxodo 10 y en adelante se da cuenta de la legislación entregada al


Pueblo de Israel, si bien se presenta junta por considerarse un solo cuerpo
normativo, un análisis de la Escritura nos permite identificar que hay dos
momentos para la entrega de la misma. Después de las normas que uno puede
leer desde Éxodo 20 en adelante, en Éxodo 32 vemos como Moisés, al bajar de la
montaña, se encuentra al pueblo entregado a la idolatría. En los vv. 15 y 16 se
indica “Entonces se volvió Moisés y descendió del monte con las dos tablas del
testimonio en su mano, tablas escritas por ambos lados; por uno y por el otro
estaban escritas. Y las tablas eran obra de Dios, y la escritura era escritura de
Dios grabada sobre las tablas”, ¿podemos ver esto?, Moisés baja sólo con las dos
tablas de la Ley de Dios conteniendo las diez sentencias que la Escritura dice
originalmente fueron entregadas. Luego el v. 19 señala que “Y sucedió que tan
pronto como Moisés se acercó al campamento, vio el becerro y las danzas; y se
encendió la ira de Moisés, y arrojó las tablas de sus manos, y las hizo pedazos al
pie del monte”. Después de ese evento, del castigo de los trasgresores y de la
súplica de Moisés a Dios por el pueblo rebelde, en Éxodo 34:1-5 encontramos lo
siguiente “Y el Señor dijo a Moisés: Lábrate dos tablas de piedra como las
anteriores, y yo escribiré sobre las tablas las palabras que estaban en las primeras
tablas que tú quebraste… Moisés, pues, labró dos tablas de piedra como las
anteriores, se levantó muy de mañana y subió al monte Sinaí, como el Señor le
había mandado, llevando en su mano las dos tablas de piedra. Y el Señor

19
descendió en la nube y estuvo allí con él, mientras éste invocaba el nombre del
Señor”. Este segundo momento, después de la rebeldía de Israel, es el único
espacio de tiempo disponible, sin contradicción de la Escritura, en que puede
entregarse alguna legislación adicional, de nuevo: a causa de la rebeldía del
pueblo, y que concilia lo dicho en cuanto a lo que fue entregado al Pueblo de
Israel: una ley que ha existido desde el principio del mundo, que es santa,
perfecta, eterna e inmutable, y otras normas imperfectas y temporales adicionadas
a causa de las rebeldías del pueblo.

Como conclusión de este apartado puede señalarse que previo a los Pactos de
Dios con su Pueblo, iniciando con Abraham y con su culmen con Israel en Sinaí,
existía un sacerdocio llamado de Melchisedec que por su propia naturaleza
requería de una legislación para ejercerse, esta legislación la conformaban la Ley
de Dios, Sus Diez Mandamientos, así como ciertas normas relativas a los
alimentos y al diezmo, normas que difieren en cuanto a la Ley de Dios en cuanto
alcance, como se verá más delante, pero que tenían una preexistencia histórica
verificable.

Una vez que Dios inicia los Pactos con Su Pueblo, esta legislación, La Ley de Dios
así como las leyes dietéticas y las relativas a diezmo, al ser permanentes aunque
diferentes en alcance, se incorporan como parte de la legislación que Dios da a Su
pueblo, legislación añadida hasta el advenimiento de la promesa y que por lo
mismo era de carácter temporal, legislación rectora de lo que vino a conocerse
como el sacerdocio de Aharón y que interrumpió momentáneamente el sacerdocio
de Melchisedec.

Una vez venido nuestro señor se restaura en Él, y ahora de manera eterna, el
sacerdocio de Aharón, siendo que las leyes añadidas quedan sin vigencia, ni
validez, ni observancia, pero –y esto es muy importante- las leyes permanentes,
que existían antes de esta legislación añadida, y que fueron reconocidas por la

20
misma, al cesar esta, aquellas siguen existiendo siendo válidas, vigentes y
observables.

Esto último es importante tenerlo en cuenta ya que hay quienes, al ver las leyes
dietéticas y las relativas al diezmo incorporadas en lo que se conocen como leyes
mosaicas, las leyes añadidas, consideran que al dejar estas últimas de tener
vigencia, validez y observancia aquellas comparten este destino sin comprender
que sólo fueron reconocidas por la legislación añadida ya que al ser permanentes
no podían suspenderse, pero al terminar la temporalidad de las leyes mosaicas,
las que eran permanentes, que estaban antes de esa legislación, que sólo fueron
reconocidas para no suspenderlas, siguen vigentes siendo por ende válidas y
observables.

Con todo y todo esta aseveración se desarrollará con mayor alcance y profundidad
cuando se vea cada uno de estos dos temas, las leyes dietéticas y las relativas al
diezmo, demostrando su existencia previa a las leyes añadidas y todavía más: su
observancia por la iglesia neotestamentaria.

21
Las leyes dietéticas

Lo que escrituralmente se conoce como leyes dietéticas es una serie de


indicaciones que Dios dio a Su Pueblo sobre los alimentos que les eran
permitidos.

La codificación de esta normativa podemos encontrarla en Levítico 11, siendo


repetida en Deuteronomio 14:3-21

Levítico 11 (Deuteronomio 14:3-21)


1
Habló Jehová a Moisés y a Aarón, diciéndoles:
2
Hablad a los hijos de Israel y decidles: Estos son los animales que
comeréis de entre todos los animales que hay sobre la tierra.
3
De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia,
éste comeréis.
4
Pero de los que rumian o que tienen pezuña, no comeréis éstos: el
camello, porque rumia pero no tiene pezuña hendida, lo tendréis por
inmundo.
5
También el conejo, porque rumia, pero no tiene pezuña, lo tendréis por
inmundo.
6
Asimismo la liebre, porque rumia, pero no tiene pezuña, la tendréis por
inmunda.
7
También el cerdo, porque tiene pezuñas, y es de pezuñas hendidas, pero
no rumia, lo tendréis por inmundo.
8
De la carne de ellos no comeréis, ni tocaréis su cuerpo muerto; los
tendréis por inmundos.
9
Esto comeréis de todos los animales que viven en las aguas: todos
los que tienen aletas y escamas en las aguas del mar, y en los ríos,
estos comeréis.

22
10
Pero todos los que no tienen aletas ni escamas en el mar y en los ríos,
así de todo lo que se mueve como de toda cosa viviente que está en las
aguas, los tendréis en abominación.
11
Os serán, pues, abominación; de su carne no comeréis, y abominaréis
sus cuerpos muertos.
12
Todo lo que no tuviere aletas y escamas en las aguas, lo tendréis en
abominación.
13
Y de las aves, éstas tendréis en abominación; no se comerán, serán
abominación: el águila, el quebrantahuesos, el azor,
14
el gallinazo, el milano según su especie;
15
todo cuervo según su especie;
16
el avestruz, la lechuza, la gaviota, el gavilán según su especie;
17
el búho, el somormujo, el ibis,
18
el calamón, el pelícano, el buitre,
19
la cigüeña, la garza según su especie, la abubilla y el murciélago.
20
Todo insecto alado que anduviere sobre cuatro patas, tendréis en
abominación.
21
Pero esto comeréis de todo insecto alado que anda sobre cuatro
patas, que tuviere piernas además de sus patas para saltar con ellas
sobre la tierra;
22
estos comeréis de ellos: la langosta según su especie, el langostín según
su especie, el argol según su especie, y el hagab según su especie.
23
Todo insecto alado que tenga cuatro patas, tendréis en abominación.
24
Y por estas cosas seréis inmundos; cualquiera que tocare sus cuerpos
muertos será inmundo hasta la noche,
25
y cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y será
inmundo hasta la noche.
26
Todo animal de pezuña, pero que no tiene pezuña hendida, ni rumia,
tendréis por inmundo; y cualquiera que los tocare será inmundo.

23
27
Y de todos los animales que andan en cuatro patas, tendréis por inmundo
a cualquiera que ande sobre sus garras; y todo el que tocare sus cadáveres
será inmundo hasta la noche.
28
Y el que llevare sus cadáveres, lavará sus vestidos, y será inmundo hasta
la noche; los tendréis por inmundos.
29
Y tendréis por inmundos a estos animales que se mueven sobre la tierra:
la comadreja, el ratón, la rana según su especie,
30
el erizo, el cocodrilo, el lagarto, la lagartija y el camaleón.
31
Estos tendréis por inmundos de entre los animales que se mueven, y
cualquiera que los tocare cuando estuvieren muertos será inmundo hasta la
noche.
32
Y todo aquello sobre que cayere algo de ellos después de muertos, será
inmundo; sea cosa de madera, vestido, piel, saco, sea cualquier
instrumento con que se trabaja, será metido en agua, y quedará inmundo
hasta la noche; entonces quedará limpio.
33
Toda vasija de barro dentro de la cual cayere alguno de ellos será
inmunda, así como todo lo que estuviere en ella, y quebraréis la vasija.
34
Todo alimento que se come, sobre el cual cayere el agua de tales vasijas,
será inmundo; y toda bebida que hubiere en esas vasijas será inmunda.
35
Todo aquello sobre que cayere algo del cadáver de ellos será inmundo; el
horno u hornillos se derribarán; son inmundos, y por inmundos los tendréis.
36
Con todo, la fuente y la cisterna donde se recogen aguas serán limpias;
mas lo que hubiere tocado en los cadáveres será inmundo.
37
Y si cayere algo de los cadáveres sobre alguna semilla que se haya de
sembrar, será limpia.
38
Más si se hubiere puesto agua en la semilla, y cayere algo de los
cadáveres sobre ella, la tendréis por inmunda.
39
Y si algún animal que tuviereis para comer muriere, el que tocare su
cadáver será inmundo hasta la noche.

24
40
Y el que comiere del cuerpo muerto, lavará sus vestidos y será inmundo
hasta la noche; asimismo el que sacare el cuerpo muerto, lavará sus
vestidos y será inmundo hasta la noche.
41
Y todo reptil que se arrastra sobre la tierra es abominación; no se comerá.
42
Todo lo que anda sobre el pecho, y todo lo que anda sobre cuatro o más
patas, de todo animal que se arrastra sobre la tierra, no lo comeréis, porque
es abominación.
43
No hagáis abominables vuestras personas con ningún animal que se
arrastra, ni os contaminéis con ellos, ni seáis inmundos por ellos.
44
Porque yo soy Jehová vuestro Dios; vosotros por tanto os santificaréis, y
seréis santos, porque yo soy santo; así que no contaminéis vuestras
personas con ningún animal que se arrastre sobre la tierra.
45
Porque yo soy Jehová, que os hago subir de la tierra de Egipto para ser
vuestro Dios: seréis, pues, santos, porque yo soy santo.
46
Esta es la ley acerca de las bestias, y las aves, y todo ser viviente que se
mueve en las aguas, y todo animal que se arrastra sobre la tierra,
47
para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los animales
que se pueden comer y los animales que no se pueden comer.

El análisis de esta normativa permite identificar tres cosas, la primera es que


claramente se señala una diferencia entre animales aptos para el consumo
humano, que la escritura llama de manera genérica como limpios o puros, y de
animales no aptos para el consumo humano, que la escritura llama genéricamente
como inmundos o abominables. La segunda cosa que esta normativa permite
identificar es que la misma abarca animales de tierra, aire y agua. Y la tercer cosa
que esta normativa permite identificar es que existen ciertas características que
permiten identificar precisamente de estos tres grupos de animales, aquellos que
reuniéndolas pueden ser considerados aptos para consumo humano, limpios o
puros pues, o aquellos que de la misma manera pueden no pueden ser
considerados aptos para consumo humano, inmundos o abominables pues.

25
Vigencia, validez y observancia de las leyes dietéticas

Ahora bien, la parte medular de las leyes dietéticas estriba sin duda alguna en si
las mismas siguen siendo vigentes, válidas y por ende observables. Tal como se
comentó, las leyes dietéticas forman parte de una normativa previamente existente
a las leyes mosaicas así que no forman parte de las leyes añadidas que por lo
mismo tendrían una temporalidad, pero de igual forma, y con mayor contundencia
de esa vigencia, validez y observancia, podemos encontrar en el Nuevo
Testamento referencias a las mismas que permiten concluir esto.

Génesis 7:1-3 Dijo luego Jehová a Noé: Entra tú y toda tu casa en el arca; porque
a ti he visto justo delante de mí en esta generación. De todo animal limpio tomarás
siete parejas, macho y su hembra; más de los animales que no son limpios, una
pareja, el macho y su hembra. También de las aves de los cielos, siete parejas,
macho y hembra, para conservar viva la especie sobre la faz de la tierra.

Esta cita es la que permite entender cómo es que antes del pacto de Dios con
Abraham, antes de la entrega de la Ley -tanto la Ley de Dios, sus Diez
Mandamientos, como las leyes mosaicas añadidas hasta el advenimiento de la
Promesa-, existía una legislación relativa a los alimentos, lo que se conoce como
las leyes dietéticas.

Es así como Dios, en las indicaciones previas que da a Noé para prepararse ante
el próximo diluvio que estaba por venir, claramente le señala como debe actuar
respecto de los animales a efecto de preservarlos para el mundo postdiluviano: de
todos los animales puros debía Moisés tomar siete parejas, más de los animales
impuros una sola pareja. Si bien esta indicación conllevaba una aplicación mucho
muy práctica, ya que Noé y su familia debía alimentarse todo el tiempo que
estuvieran en el arca debiendo disponer para ello de animales, de los cuales sólo
los puros hubiesen podido ser consumidos, la diferenciación que establece Dios

26
es más que significativa pues implica que existía un conocimiento y un
reconocimiento de lo que para Dios consideraba aceptable como base de la
alimentación humana en la forma de los animales puros.

Lo anterior queda palpable pues la indicación se hace de forma tan natural como
si ese conocimiento no fuese algo extraordinario que por primera vez se estuviese
esbozando, sino que formase parte de las indicaciones dadas por Dios a la
humanidad desde tiempos atrás sobre la manera correcta de alimentarse haciendo
diferenciación entre alimentos aceptables para ello, provenientes de los animales
puros, y aquellos que no debían ser base de alimentación, en la figura de los
animales impuros.

Si lo anterior no hubiese sido así, es decir, si esa norma no fuese del conocimiento
de las personas que quisiesen vivir según las indicaciones de Dios, tal indicación
hubiese sido acompañada de extensas explicaciones, después de todo lo que
estaba por acontecer no era un fenómeno menor sino que se trataba de toda la
extinción de seres vivos que habitasen sobre la tierra.

Dado que posteriormente esta norma se incorporó en las leyes dadas al Pueblo de
Israel como parte del Pacto en Sinaí, es cómo podemos saber y comprender a qué
se refería Dios cuando señalaba a Noé la diferenciación de animales puros e
impuros, pero el mismo hecho de que existiese esa legislación la hace pre-pactos
abrahamánicos e israeltícos por lo que su incorporación en Sinaí no implicaba que
en ese momento había comenzado a existir tal legislación, sino que al ser previa y
permanente para la humanidad, en tanto ésta requiriese alimentarse, eran
necesario de igual forma reconocerla en dicho Pato siendo que al ser superadas
las leyes mosaicas mediante el advenimiento de la Promesa y dejado por tanto de
tener vigencia y validez, lo que era previo y permanente y se había incorporado no
perdía esa validez sino que continuaba siendo observable.

27
Isaías 65:3-4; 66:15-17 pueblo que en mi rostro me provoca de continuo a ira,
sacrificando en huertos, y quemando incienso sobre ladrillos; que se quedan en
los sepulcros, y en lugares escondidos pasan la noche; que comen carne de
cerdo, y en sus ollas hay caldo de cosas inmundas… Porque he aquí que Jehová
vendrá con fuego, y sus carros como torbellino, para descargar su ira con furor, y
su reprensión con llama de fuego. Porque Jehová juzgará con fuego y con su
espada a todo hombre; y los muertos de Jehová serán multiplicados. Los que se
santifican y los que se purifican en los huertos, unos tras otros, los que comen
carne de cerdo y abominación y ratón, juntamente serán talados, dice Jehová.

Estas citas, aunque están incorporadas en el Antiguo Testamento, forman parte de


la profecía que Dios entregó a través de Isaías. En ambas citas se habla del juicio
futuro de Dios para con la humanidad. Los preliminares de Isaías 66: 10-14 no
dejan lugar a duda que se lo expresado por el profeta se refiere al Juicio de Dios:
“Alegraos con Jerusalén, y gozaos con ella, todos los que la amáis; llenaos con
ella de gozo, todos los que os enlutáis por ella; para que maméis y os saciéis de
los pechos de sus consolaciones; para que bebáis, y os deleitéis con el resplandor
de su gloria. Porque así dice Jehová: He aquí que yo extiendo sobre ella paz
como un río, y la gloria de las naciones como torrente que se desborda; y
mamaréis, y en los brazos seréis traídos, y sobre las rodillas seréis mimados.
Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, y en
Jerusalén tomaréis consuelo. Y veréis, y se alegrará vuestro corazón, y vuestros
huesos reverdecerán como la hierba; y la mano de Jehová para con sus siervos
será conocida, y se enojará contra sus enemigos”.

En ambas citas con las que inicia el presente apartado el indicativo de los rebelde,
los inicuos, pasa por aquellos que comen carne de cerdo y cosas inmundas
(Isaías 65:4) así como de rata (Isaías 66:17). El cerdo y la rata, según las
explicitaciones contenidas en el Pacto de Sinaí respecto de las leyes dietéticas
existentes desde el inicio de la humanidad, son animales impuros, prohibidos para
consumo humano, pero hay más en estas citas ya que en ambas se menciona de

28
manera general la alimentación por medio de cosas inmundas, si se considera que
las leyes dietéticas que muchos consideran que tuvieron existencia en el Pacto de
Sinaí y que al ser abolidas como parte de las leyes mosaicas ya no tienen mayor
observancia, ya no están vigentes a partir del advenimiento de Cristo, ¿cómo es
que Dios va a juzgar a la humanidad cuando Jesús regrese tomando como
consideración este criterio? La única explicación es que dichas leyes referidas a
los alimentos permitidos así como a los prohibidos siguen vigentes incluso en los
tiempos actuales de la iglesia, que serán indicativos de los juicios que Dios vierta
sobre la humanidad, y que seguirán vigentes después de la segunda venida de
Cristo en tanto la humanidad requiera seguirse alimentando.

1 Timoteo 4:1-5 Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos
algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas
de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la
conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios
creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que
han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de
desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por
la oración es santificado.

Esta cita es una de las favoritas de aquellos cuya mente rebelde les impide
someterse a los designios de Dios, por más que la cuestión de las leyes dietéticas
se muestre como algo existente antes de los pactos de Dios con Abraham y con el
Pueblo de Israel, algo que se seguía respetando en la iglesia apostólica y algo que
es incluido en las profecías relativo al juicio de Dios con la humanidad al regreso
de Cristo, pero vemos realmente lo que dice.

La cita habla de aquellos que apostataría de la fe entregándose a espíritus


engañadores y a doctrinas diabólicas, luego menciona que estos apóstatas
prohíben el matrimonio, lo cual comienza a perfilarnos hacia cierta iglesia, grande,

29
poderosa, perseguidoras, que hace del celibato piedra angular de su ejercicio
ministerial, pero la parte conflictiva es que estos apóstatas no sólo prohíben el
matrimonio sino también -y hay que poner especial atención en esto- aquellos
alimentos que Dios creó para que fueran comidos, ¿por qué es importante prestar
atención a esto? Porque si se señala que estos apóstatas prohibirán lo que Dios
creó para ser comido, eso quiere decir que hay otro tipo de alimentos creadas por
Dios pero cuya finalidad no fue el que sirvieran de consumo humano. Dicho de
otra forma, esta idea señala que estos apóstatas prohibirían aquellos alimentos
permitidos por Dios, luego entonces si hay alientos permitidos por Dios también
debe haber alimentos no permitidos, de otra forma no tiene sentido hacer esa
aclaración.

Ahora bien, si seguimos el hilo conductor de esa iglesia grande, poderosa,


perseguidora que a través del celibato a prohibido a sus ministros el matrimonio,
podemos de igual forma ver cómo es que esa misma iglesia ha prohibido, al
menos en ciertas épocas de su año litúrgico, aquellos alimentos creados por Dios
para consumo humano, ejemplo de esto la carne de res, que nunca fue prohibida
por Dios, en lo que esta iglesia denomina Viernes de Cuaresma.

Pero esto no termina ahí sino que la última parte de esta cita termina por dar luz
completa a lo realmente expresado ya que señala que todo lo que Dios ha creado
es bueno, obvio siguiendo el sentido de lo expresado: todo lo que Dios creó para
que legítimamente sirviera de alimento, lo cual como se vio anteriormente no debe
ser prohibido por doctrinas de hombre, pero lo que define a qué se ha estado
refiriendo Juan en estas citas es el cierre cuando señala que todo aquello que
pueda comerse queda santificado por la Palabra de Dios y por la oración. Esta es
la parte significativa y de la cual quienes señalan que las leyes dietéticas ya no
están vigentes toman sólo la parte que señala que todo lo que se coma queda
santificado por la acción de gracias que sobre los alimentos se haga, señalando
que la oración sobre los mismos permite esto, lo cual es correcto, pero ignoran la
otra parte significativa de esta cita y requisito para santificación que señala que los

30
alimentos quedan santificados por la Palabra de Dios. Santificar es apartar para un
uso santo, dado que aquí señala que es la Palabra de Dios la que santifica, es
decir, la que aparta para un uso santo, ¿en qué parte de la Escritura, la Palabra de
Dios, podemos identificar aquellos alimentos que de todo lo que existe Dios a
apartado para consumo de Sus hijos? Esta respuesta está en las leyes mosaicas
que explicitaron lo que desde el principio de la humanidad han estado, siguen
estando y seguirán estando vigente: las leyes dietéticas.

Hechos 10:9-16 Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se


acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta.
Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino
un éxtasis; y vio el cielo abierto, y que descendía algo semejante a un gran lienzo,
que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra; en el cual había de todos los
cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo. Y le vino una voz: Levántate,
Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común
o inmunda he comido jamás. Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios
limpió, no lo llames tú común. Esto se hizo tres veces; y aquel lienzo volvió a ser
recogido en el cielo.

Esta es otra cita que quienes propugna por unas leyes dietéticas que han perdido
vigencia y validez gustan de presentar como prueba, según ellos, de esa premisa.
La confusión de la misma se da tanto por la visión que Pedro tiene implica
animales tanto puros como impuros que Dios le ordena coma como por la
respuesta de Dios cuando Pedro desea negarse, aduciendo que no ha comido en
su vida cosa inmunda, en el sentido de que lo que Dios ha limpiado no debe ser
considerado inmundo, pero ¿la visión versa sobre cuestiones alimenticias?

Lo primero que hay que considerar es que la fecha de estos eventos es muy
posterior a la muerte y resurrección de Jesús y de la venida del Espíritu Santo
sobre la iglesia. Algunos han fechado estos eventos alrededor del año 39 d.C., es

31
decir, casi 10 años después del sacrificio redentor de Cristo y de la venida del
Consolador sobre la iglesia.

Esto no es es menos importante ya que si se considera que con la redención


ganada por Cristo para la humanidad las leyes dietéticas hubiesen dejado de tener
vigencia, validez y observancia, no habría habido mayor problema con la
instrucción de Dios a Pedro respecto de comer los animales que se le
presentaban, pero contrariamente a esto vemos a un Pedro negándose a lo
anterior aduciendo precisamente que nunca en su vida había comido cosa
inmunda.

Esto debería ser más que suficiente para descartar la idea que las leyes dietéticas
hubiesen sido abolidas con al sacrificio redentor de Cristo, aun así ¿a qué se
refiere entones la visión?

Esto no es muy difícil de comprender si se sigue la lectura el resto del capítulo:

17
Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la
visión que había visto, he aquí los hombres que habían sido enviados por
Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la
puerta.
18
Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por
sobrenombre Pedro.
19
Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu: He aquí, tres
hombres te buscan.
20
Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he
enviado.
21
Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron
enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la
causa por la que habéis venido?

32
22
Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que
tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, ha recibido
instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus
palabras.
23
Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. Y al día siguiente,
levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos
de Jope.
24
Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando,
habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos.
25
Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies,
adoró.
26
Más Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy
hombre.
27
Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido.
28
Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable es para un varón judío
juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios que a
ningún hombre llame común o inmundo;
29
por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. Así que pregunto: ¿Por qué
causa me habéis hecho venir?
30
Entonces Cornelio dijo: Hace cuatro días que a esta hora yo estaba en
ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso
delante de mí un varón con vestido resplandeciente,
31
y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido
recordadas delante de Dios.
32
Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre
Pedro, el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando
llegue, él te hablará.
33
Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues,
todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que
Dios te ha mandado.

33
34
Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios
no hace acepción de personas,
35
sino que en toda nación se agrada del que le teme y hace justicia.
36
Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la
paz por medio de Jesucristo; éste es Señor de todos.
37
Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde
Galilea, después del bautismo que predicó Juan:
38
cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y
cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el
diablo, porque Dios estaba con él.
39
Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra
de Judea y en Jerusalén; a quien mataron colgándole en un madero.
40
A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase;
41
no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de
antemano, a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó
de los muertos.
42
Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el
que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos.
43
De éste dan testimonio todos los profetas, que todos los que en él
creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre.
44
Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre
todos los que oían el discurso.
45
Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron
atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu
Santo.
46
Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios.
47
Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para
que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también
como nosotros?
48
Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús. Entonces le rogaron
que se quedase por algunos días.

34
Si bien la lectura es algo extensa es necesaria para entender el sentido de la
visión inicial que tuvo Pedro, visión que queda más que claro no tenían nada que
ver con las leyes dietéticas. Lo primero que puede verse es que después de la
visión que Pedro tuvo él mismo se queda perplejo pues no sabe a qué podrá
referirse, señal de que no era algo tan concreto como el comer de ahí en delante
de todo. Luego aparecen en escena los enviados por el centurión romano,
paganos, siendo que el Espíritu mueve a Pedro a seguirlos en atención a la
invitación que se le había girado.

La parte que termina de explicar la visión Pedro mismo la da cuando señala a sus
oyentes, versículos 28 y 29, que “vosotros sabéis cuán abominable es para un
varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; pero a mí me ha mostrado Dios
que a ningún hombre llame común o inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin
replicar”. Es así como la visión que Pedro tuvo de lienzo con animales de todo tipo
se refería a la humanidad en su conjunto, y la lección que Dios deseaba transmitir
a Pedro, dado que Él iba a abrir la predicación del Evangelio a los gentiles
(Hechos 15:7), es que dejara la idea de que sólo el Pueblo de Israel –quien
consideraba a los paganos alejados de las promesas de Dios- era digno de ese
llamamiento, “a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o
inmundo; por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar”.

Hechos 15:19-20 Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se
convierten a Dios, sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones
de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre.

En ocasiones esta cita, que se refiere a las conclusiones dadas en lo que se


conoce como el Concilio de Jerusalén, se toma para señalar como es que la
legislación judía, Diez Mandamientos y leyes mosaicas, estaban superadas, pero
un análisis a detalle no permite concluir eso.

35
Primeramente es bueno leer todo el capítulo 15 de Hechos que menciona los
antecedentes del conflicto que se dirimió en el Concilio de Jerusalén. El versículo
1 comienza señalando que “Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a
los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser
salvos”, esta postura era contraria al pensamiento de Pablo lo que generó un
choque entre ambas opiniones por lo cual tuvieron ambos bandos que ir ante las
autoridades debidamente establecidas en la iglesia para que se dirimiera.

Cuando se abordó al inicio de la presente obra la explicación relativa entre las dos
leyes, quedó claro que la Escritura presenta una Ley perpetua, vigente desde el
inicio de la creación, que sigue vigente y que seguirá siendo válida incluso
después de la segunda venida de Cristo: Los Diez Mandamientos; de igual forma
presenta una serie de regulaciones adicionales de carácter temporal o que
representaban una sombra de lo venidero, como en el caso de la ley mosaica ,
para lo primero, o la circuncisión, para lo segundo.

La circuncisión fue una señal establecida con Abraham relativa al pacto que Dios
establecía con él y su descendencia, de nuevo: esa señal no formaba parte de la
Ley perpetua de Dios vigente desde el inicio de la creación sino que formó parte
de algo específicamente implementado más delante con un fin más que claro,
pero además dicha señal era una sombra de lo venidero ya que la misma no se ha
cancelado sino que se le ha dado el sentido pleno que tiene que es referido a la
circuncisión del corazón.

Aquí lo importante, como ha tratado de manejarse como hilo conductor, es tener


claridad en la Ley perpetua de los Diez Mandamientos vigente desde la creación
del mundo y aunada al sacerdocio de Melquisedec, y el resto de legislaciones,
normas y directrices adicionadas con un carácter temporal.

36
Esto queda confirmado por la resolución que se da en ese Concilio de Jerusalén
donde se determina que la circuncisión, entendida como ese señal en la carne que
desde Abraham se había establecido para sus descendientes, no tenía aplicación
para los conversos a Cristo sin demeritar la circuncisión en el corazón requerida
para el cristiano y para la cual la circuncisión de Abraham era sombra de lo que
vendría.

Pero hay algo más que debe tenerse en cuenta ya que después de la cita inicial,
en el v. 21 se señala “porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad
quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo”, ¿qué
tiene que ver Moisés con lo que aquí se está decidiendo?, ¿no hemos quedado
que las leyes mosaicas han quedado superadas?

Como se estableció desde el principio de la presente obra, el que los aspectos


ritualísticos, castigos y sacrificios, señales y prácticas aunados a las leyes
mosaicas hayan quedado superados al restablecerse la legislación original aunada
al sacerdocio de Melchisedec, a saber: los Diez Mandamientos, esto no quiere
decir que toda la riqueza moral que igual puede servir para edificación del
creyente deba desecharse pues la misma apunta a la forma en que Dios ve las
cosas.

Por ejemplo, ya no se mata a quien practique brujería o viole el sábado, pero la


lectura y comprensión de esto en las leyes mosaicas permite entender cómo es
que Dios ve esas prácticas y edificarnos en nuestra comprensión.

Esto queda más que claro cuando vemos lo que determina el Concilio de
Jerusalén. Primero deja de lado la cuestión de la circuncisión en la carne como
requisito de salvación, pero luego añade algunas cuestiones como ídolos,
fornicación, ahogado y sangre, es decir, lo mínimo que se espera en los cristianos
como parte de una vida moralmente agradable a Dios, aun así se señala que si se
hace esto, es decir, si se apartan los cristianos de estas cosas, harían bien (v. 29),

37
con lo que queda claro que no se está imponiendo una doctrina a nivel de requisito
de salvación, la cual es obtenida por Cristo, sino como una línea de acción, como
parte de una vida santa, a la que el cristiano debe tender.

En ese sentido, dado que lo que el Concilio de Jerusalén sugiere como algo bueno
a observar por los cristianos, debemos entender que esto va en la línea de la
moralidad, del pensamiento correcto, con lo que la lectura de Moisés, los primeros
cinco libros de la Biblia, permitirá al cristiano ir desarrollando esa visión que Dios,
que es el mismo ayer, hoy y siempre (Malaquías 3:6), tiene sobre la vida misma,
ese pensamiento correcto, perfecto y santo, es por eso el señalamiento de que la
lectura de Moises cada sábado a la que el cristiano podría atenerse para ir
comprendiendo lo anterior.

Marcos 7:14-19 14 Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y


entended: Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar;
pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos
para oír, oiga. Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus
discípulos sobre la parábola. Él les dijo: ¿También vosotros estáis así sin
entendimiento? ¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le
puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la
letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos.

Esta es otra de las citas preferidas para aquellos que sostienen que las leyes
dietéticas han sido superadas en el Nuevo Testamento debido al sacrificio
redentor de Cristo y que por ende no formaban parte de la doctrina de la iglesia
primitiva, después de todo la cita es muy clara, ¿acaso Jesús no dice que “todo lo
de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar” y todavía con mayor
contundencia se señala que así esto declaraba “haciendo limpios todos los
alimentos”?

38
Ya hemos visto otras citas que contrariamente a lo que el mundo señalan de
manera clara y contundente como es que la cuestión de las leyes dietéticas eran
de observancia para la iglesia primitiva, el pretender con esta cita aislada, y fuera
de contexto como se verá, probar que las leyes dietéticas ya no están vigentes en
el Nuevo testamento pone en contradicción no sólo esta cita contra las otras que
se han analizado sino incluso con el resto de citas del Antiguo Testamento que
señalan lo contrario.

Quien entiende la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes entiende que
bajo el sacerdocio de Melchisedec, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, las
leyes dietéticas y las relativas al diezmo y las relativas a ser profeta, sacerdote y
rey -unción y función-, estaba vigentes siendo que el sacerdocio de Aharón que
devino del Pacto de Dios con su Pueblo en el Sinaí lo suspende temporalmente
sin abrogar -esto es muy importante- aquellas normativas existentes pero si
añadiendo otras, las leyes mosaicas, hasta el advenimiento de la Promesa.

Una vez que viene Cristo y completa su obra redentora, el sacerdocio de


Melchisedec es restaurado dejando lo relativo al sacerdocio de Aharón así como a
las leyes añadidas, las leyes mosaicas, siendo que las leyes dietéticas, al estar en
vigencia desde el inicio de la humanidad, no forman parte de estas leyes añadidas
sino de las normas originales, por lo que el dejar la observancia de las leyes
mosaicas no afecta a aquellas.

Con todo y todo es necesario y menester abordar aquellas citas, como estas, que
plantean un reto para la comprensión de lo expresado anteriormente después de
todo, ¿cómo conciliar lo dicho anteriormente con el hecho de que Jesús mismo
diga que “todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar” o aún
más, que la Escritura señala de manera tajante que de esta forma “[hacía] limpios
todos los alimentos”?

39
Antes de adentrarnos en el análisis de esta cita debería ser interesante para el
estudioso de la Escritura el hecho de que si Jesús hubiese en efecto, con esta
enseñanza, declarado que todos los alimentos ya pueden ser comidos, y por lo
tanto las leyes dietéticas han sido superadas, ¿por qué Pedro, como ya se vio,
años después de la muerte y resurrección de Cristo, años después de haber
recibido al Espíritu Santo, al recibir la visión del lienzo que bajaba del cielo con
todo tipo de animales, previo a ir a abrir la predicación del Evangelio a los gentiles
en la figura del centurión Cornelio, aún no lo había entendido negándose a comer
de lo mostrado aduciendo, precisamente, las leyes dietéticas? Aunque ya se
explicó esto, es interesante que la explicación de la abrogación de las leyes
dietéticas pone en entredicho el entendimiento que la iglesia primitiva tenía de la
verdad revelada, pero, como se verá más delante, esto no es así, si es que se
tiene una correcta comprensión del tema en cuestión.

Lo primero que hay que considerar, como se señaló anteriormente, es el contexto,


es decir, ¿de qué se estaba discutiendo?, ¿de las leyes dietéticas?, ¿de las leyes
mosaicas?, ¿de toda la Ley incluyendo los Diez Mandamientos?

Para responder lo anterior hay que leer desde el primer versículo de ese capítulo

1
Se juntaron a Jesús los fariseos, y algunos de los escribas, que habían
venido de Jerusalén;
2
los cuales, viendo a algunos de los discípulos de Jesús comer pan con
manos inmundas, esto es, no lavadas, los condenaban.
3
Porque los fariseos y todos los judíos, aferrándose a la tradición de los
ancianos, si muchas veces no se lavan las manos, no comen.
4
Y volviendo de la plaza, si no se lavan, no comen. Y otras muchas cosas
hay que tomaron para guardar, como los lavamientos de los vasos de
beber, y de los jarros, y de los utensilios de metal, y de los lechos.

40
5
Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos
no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con
manos inmundas?
6
Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías,
como está escrito:
Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí.
7
Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. m
8
Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los
hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis
otras muchas cosas semejantes.
9
Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar
vuestra tradición.
10
Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al
padre o a la madre, muera irremisiblemente.
11
Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es
Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera
ayudarte,
12
y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre,
13
invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis
transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.

Como podemos ver la discusión no estribaba para nada sobre alguna cuestión
doctrinal sin exclusivamente sobre un rito higiénico: el lavarse las manos. Ahora
bien, los fariseos habían llevado ese rito higiénico al punto de establecerlo como
una doctrina de hombres, sin base escritural pues, sobre la que criticaban a quien
no la siguiere como ellos decían. De hecho ellos mismos declaran al cuestionar a
Jesús, de que si por qué Sus discípulos no hacían eso de lavarse las manos antes
de comer “conforme a la tradición de los ancianos”, es decir, no había una base
escritural pero si una tradición que si bien estuvo bien intencionada había

41
devenido por el pensamiento legalista de los fariseos en normas pesadas para la
comunidad.

Ese es el contexto que hay que considerar.

Una vez entendido esto, lo segundo que hay que considerar es que en ese
contexto es que Jesús dice que nada de lo que entra en el hombre puede
contaminarle, es decir, que si se comiese con manos sucias esa suciedad que
pudiese haberse ingerido no llegaba a contaminar espiritualmente al hombre,
como propugnaban los fariseos al señalar que el no hacerlo casi equivalía a un
pecado, y luego para mayor énfasis de lo dicho en ese sentido señala las
cuestiones que llegan a contaminar espiritualmente al hombre (versículos 21-23),
pero en ningún momento señala alguna cuestión relativa a la abrogación de las
leyes dietéticas. Para cerrar esta idea Jesús señala como es que esas
contaminaciones que pudiesen ser ingeridas no van al corazón sino al vientre y
luego a la letrina.

Lo tercero y último que hay que considerar es un punto muy interesante que
termina por ordenar todo el cuadro, pero que al mismo tiempo sino se considera
presenta una dificultad importante para entenderlo ya que la frase final de la cita
en cuestión señala “Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos” (versículo
19). Sobre esto es interesante notar que en el griego original no está la frase “Esto
decía”, la cual ha sido insertada, sino que el texto griego original señala “Él les
dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que todo lo
de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su
corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina, haciendo limpios todos los
alimentos”2, es así que lo que esta frase dice no es que Jesús declaraba puros
todos los alimentos, sino que el proceso digestivo mismo terminaba por purificar
los alimentos ya que si se ingieren ciertas impurezas por no lavarse las manos
estas, junto con los alientos, pasan por el vientre, el proceso digestivo pues,

2
Mark 7:19, biblehub.com, https://biblehub.com/interlinear/mark/7-19.htm

42
siendo que el cuerpo aprovechará lo que le sea de utilidad y desechará en la
letrina aquello que no le sirva, incluyendo las impurezas ingeridas.

Es así como esta cita no tiene nada que ver con leyes dietéticas abrogadas sino
que versa sobre un rito de higiene que los fariseos habían elevado al grado de
doctrina y ante lo cual Jesús les señala correctamente que esto, aparte que no era
escritural, no tenía sentido alguno pues el cuerpo mismo se encargaba de purificar
con el proceso digestivo lo ingerido, y sin detenerse en esta explicación, Jesús
aprovecha para de nueva cuenta señalar aquellas cuestiones que deben ser
cuidadas para no contaminarnos, espiritualmente hablando.

Como cierre del análisis de esta cita hay una cuestión adicional a considerar,
¿cuáles son las cosas que contaminan al hombre? “los malos pensamientos, los
adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las
maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la
insensatez” (versículos 21-22), ahora bien, si como ya se vio las leyes dietéticas
han estado vigentes desde el inicio de la humanidad, no formaban parte de las
leyes añadidas, las mosaicas, y por lo tanto al terminar estas últimas aquellas no
pierden vigencia, ¿Quién puede ser señalado como maledicente, soberbio e
insensato, aquel que se sigue sujetando a esa norma vigente o aquel que de
manera consiente , ejerciendo rebeldía y no sujeción a la Palabra de Dios, viola
las normas y preceptos vigentes, válidos y observables? Es así como incluso con
esta lección espiritual que Cristo da a sus oyentes y a nosotros, la obediencia o no
a las leyes dietéticas aún válidas, vigentes y observables nos pone sea en el lugar
de los obedientes o de los maledicentes, soberbios e insensatos.

1 Corintios 10:25-27 De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin


preguntar nada por motivos de conciencia; porque del Señor es la tierra y su
plenitud. Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga
delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.

43
De nueva cuenta una cita que puede confundir a todo aquel que no entendiendo la
cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes no identifica ni deferencia las leyes
vigentes desde el inicio de la humanidad -los Diez Mandamientos, las leyes
dietéticas y las relativas al diezmo y las relativas al ser profeta, sacerdote y rey
(unción y función)-, de las leyes añadidas, las mosaicas. Pero de igual forma,
incluso para quien ha entendido lo anterior, ¿qué quiere decir Pablo con eso de
comer de todo lo que se venda en la carnicería?, o peor aún ¿qué quiso decir
cuando señaló que de todo aquello que se pusiese en la mesa uno podía comer
sin preguntar nada por motivo de conciencia? Si se entiende como licencia para
comer de todo, y por ende abrogación de las leyes dietéticas, tenemos una fuerte
contradicción escritural con las otras citas que anteriormente se han analizado y
con el grueso de la Escritura, así que ¿qué puede significar?

De nueva cuenta el contexto es que permite entender lo que realmente se está


exponiendo, para ello es menester leer desde el versículo 14 y hasta concluir ese
capítulo

14
Por tanto, amados míos, huid de la idolatría.
15
Como a sensatos os hablo; juzgad vosotros lo que digo.
16
La copa de bendición que bendecimos, ¿no es la comunión de la sangre
de Cristo? El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?
17
Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un cuerpo;
pues todos participamos de aquel mismo pan.
18
Mirad a Israel según la carne; los que comen de los sacrificios, ¿no son
partícipes del altar?
19
¿Qué digo, pues? ¿Que el ídolo es algo, o que sea algo lo que se
sacrifica a los ídolos?
20
Antes digo que lo que los gentiles sacrifican, a los demonios lo sacrifican,
y no a Dios; y no quiero que vosotros os hagáis partícipes con los
demonios.

44
21
No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis
participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios.
22
¿O provocaremos a celos al Señor? ¿Somos más fuertes que él?
23
Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo
edifica.
24
Ninguno busque su propio bien, sino el del otro.
25
De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por
motivos de conciencia;
26
porque del Señor es la tierra y su plenitud.
27
Si algún incrédulo os invita, y queréis ir, de todo lo que se os ponga
delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia.
28
Mas si alguien os dijere: Esto fue sacrificado a los ídolos; no lo comáis,
por causa de aquel que lo declaró, y por motivos de conciencia; porque del
Señor es la tierra y su plenitud.
29
La conciencia, digo, no la tuya, sino la del otro. Pues ¿por qué se ha de
juzgar mi libertad por la conciencia de otro?
30
Y si yo con agradecimiento participo, ¿por qué he de ser censurado por
aquello de que doy gracias?
31
Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria
de Dios.
32
No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios;
33
como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi
propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos.

Como puede verse aquí la cuestión no estriba en cumplir o no las leyes dietéticas
sino en comer lo que ha sido ofrecido a los ídolos. Esto tal vez suene raro en
nuestros tiempos pues ya no hay cuestiones como las que aquí Pablo plantea,
pero en tiempo de la primera iglesia existían muchos ritos paganos que aceptaban
sacrificios de animales los cuales luego eran vendido en el mercado. La cuestión
que explica Pablo es no llegar a extremos de rechazar la comida que
legítimamente Dios dispuso para que sea comida por el hecho de que ésta haya

45
sido ofrecida a un ídolo pues como Pablo mismo señala, al preguntar
retóricamente, ¿acaso los ídolos son algo?, claro que no, un ídolo no es nada
como para por eso privarse uno de una comida lícita que previamente un pagano
haya ofrecido y luego se nos haya vendido, más sin embargo Pablo hace una
aclaración pertinente: a pesar de esto, si la comida que se va a degustar es
señalada por quien la sirve como ofrecida a los ídolos ahí uno debe privarse pero
con motivo de no ser razón de escándalo, no por cuestiones dietéticas.

De nueva cuenta: esta enseñanza para situaciones que eran muy comunes en
tiempo de Pablo, puede parecer extraña pero de igual forma debe ser entendida
para comprender que Pablo o abogaba por la abrogación de las leyes dietéticas
sino por no privarse uno de las comidas que legítimamente Dios dispuso par ser
ingeridas por motivos de conciencia si éstas habían sido previamente ofrecidas a
los ídolos salvo que esa actitud, aunque no infringiese ninguna norma, fuese
motivo de escándalo para los demás.

De igual forma la enseñanza para la iglesia de Dios en la actualidad se mantiene


extendida a todas aquellas cuestiones que siendo lícitas pueden llegar a ser
motivo de escándalo para los débiles en la fe y que por sólo esta razón uno hace
bien en contenerse en ello para no ser motivo de escándalo.

Romanos 14:5-6 Uno hace diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los
días. Cada uno esté plenamente convencido en su propia mente. El que hace
caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el Señor
no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que
no come, para el Señor no come, y da gracias a Dios.

Quien no tiene el entendimiento de la perpetuidad de la Ley de Dios y la


temporalidad de las leyes mosaicas, al leer la cita inicial pudiera creer que el
séptimo día, el sábado, contenido en la Ley de Dios, ya no está vigente como

46
observancia, “El que hace caso del día, lo hace para el Señor; y el que no hace
caso del día, para el Señor no lo hace”.

O bien que las leyes dietéticas, vigentes desde antes del pacto del Sinaí, y que sin
ser parte de los Diez Mandamientos tienen que ver, al igual que lo diezmos, con la
vida delos creyentes bajo el sacerdocio de Melchisedec, ya no están vigentes “El
que come, para el Señor come, porque da gracias a Dios; y el que no come, para
el Señor no come”.

Ambas ideas no tienen sustento. Para un entendimiento correcto de lo expresado


en la cita inicial hay que leer todo el capítulo 14 de Romanos. De esta lectura
veremos que había contiendas entre los cristianos respecto de cuestiones
alimenticias: “Porque uno cree que se ha de comer de todo; otro, que es débil,
come legumbres… Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también, ¿por
qué menosprecias a tu hermano? Porque todos compareceremos ante el tribunal
de Cristo… Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no
andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda aquel por
quien Cristo murió… Bueno es no comer carne, ni beber vino, ni nada en que tu
hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite” (v. 2, 10, 15, 21), así que toda esta
disertación tiene ese tema de trasfondo, ¿qué es lo que estaba pasando? Algunos
cristianos tenían ciertas costumbres no doctrinales referidas a comer de todo
mientras que otros por un sentido de pureza o mortificación sólo comían
legumbres, de igual forma algunos establecían ciertos días para comer sólo ciertos
alimentos o para hacer ayunos. Aquí lo que Pablo está enseñando es que al no
ser esas prácticas cuestiones doctrinales no se debía contender por ellas entre los
hermanos ni mucho menos ser las mismas causas de tropiezo de unos para con
otros.

Esta postura todavía podemos verla y validarla en nuestros tiempos, y no sólo


referido a cuestiones alimenticias o de ayunos sino incluso de gustos personales
como el vestir, la música o la comida entre los cristianos, y de igual forma que en

47
aquel entonces en ocasiones se dan contiendas al interior de la iglesia pues quiere
imponerse una postura sobre algún tema no doctrinal sobre el grueso de la
congregación.

Pablo no estaba invalidando el día de reposo o diciendo que ya se podía comer de


todo, sino que lo referido a las prácticas alimenticias que pudieran tener algunos
miembros de la congregación, siempre y cuando no violasen las leyes dietéticas,
estas no debían ser utilizadas para contender, ya que no formaban parte de las
doctrinas como tal de la iglesia, ni mucho menos para ponerse como piedra de
tropiezo unos a otros.

El análisis escritural de las citas que integran el presente apartado permiten


establecer sin duda alguna tres cosas: la primera es que la cuestión de la
normativa de las leyes dietéticas forman parte de una legislación previa a los
Pactos de Dios son Su Pueblo, legislación identificada con el sacerdocio de
Melchisedec que si bien fue interrumpido por el sacerdocio de Aharón, con leyes
que fueron añadidas, aquellas no fueron invalidadas en ese período ya que eran
permanentes siendo de esta forma incorporadas en las leyes mosaicas, pero una
vez perdido estas últimas validez, vigencia y por lo tanto observancia, aquellas no
siguieron el mismo destino continuando su permanencia.

Segundo, la iglesia neotestamentaria reconocía el hecho anterior ajustando su


doctrina y por ende su práctica a la vigencia de los preceptos relativos a las leyes
dietéticas

Y tercero, como conclusión de los dos puntos anteriores, las leyes dietéticas
siguen vigentes, son válidas y por lo tanto observables, como lo han sido durante
dos mil años, para quienes conforman la iglesia de Dios.

48
Comprensión testimonial de las leyes dietéticas

Dado que las leyes dietéticas han estado y siguen estando vigentes, son válidas y
por ende observables, quienes de alguna forma desean responder a las directrices
dadas por Dios buscan su acatamiento.

En esto sin duda alguna que el Pueblo de Israel lleva la delantera ya que no sólo
entiende y aplica lo relativo a las leyes dietéticas sino incluso ha desarrollado
certificaciones internacionales para garantizar que los productos que puedan
adquirirse se adhieran a las mismas, esta certificación se conoce como Kosher.

La palabra Kosher es un término de origen hebreo que significa apto o adecuado y


es utilizado para definir todos aquellos productos alimenticios que son permitidos
por la Toráh, el libro que rige la doctrina de la religión judía. Entre sus reglas están
las siguientes3:
• La carne debe provenir de animales rumiantes con pezuñas partidas por
ejemplo: el borrego, la cabra, el carnero, el pollo, el pato, y el ganso.
Generalmente este tipo de carnes son muy caras en el mercado y la carne
de cerdo está estrictamente prohibida.
• El alimento no debe presentar al momento de la compra y cocción nada de
sangre animal
• Entre los productos del mar solo el pescado es permitido, los mariscos ni
pensarlo.
• No se puede mezclar carne con leche.
• Al preparar los alimentos no se pueden mezclar los utensilios de cocina,
por ejemplo: Si un cuchillo cortó queso al ser este un alimento proveniente
de la leche, ya no se puede utilizar para cortar carne o vegetales.

3
huevosanjuan.com.mx, Todo lo que debes saber sobre la Certificación KOSHER,
https://huevosanjuan.com.mx/blog/detalle/6/todo-lo-que-debes-saber-sobre-la-certificacion-kosher

49
Existen varias agencias locales e internacionales que expiden el certificado
Kosher, también puede ser otorgado por cualquier rabino facultado para expedirlo.
El grado de aceptación y reconocimiento del mismo va a depender del
reconocimiento y prestigio con el cual goza el rabino o la autoridad que lo emite4.

Clasificación de Productos Kosher5


 Lácteos: La leche y sus productos derivados (queso, crema manteca etc).
Estos productos no se pueden mezclar con la carne.
 Cárnicos: Todo animal apto para consumo según las normas kosher debe
ser rumiantes y poseer las pezuñas partidas. Es kosher la carne de vaca,
oveja, cabra, y de ciertas aves como pollo, pavo, pato y ganso.
 Parve o Neutro: Denominado así porque no contienen ni carne ni
ingredientes lácteos. Son parve las frutas, granos y vegetales en su estado
natural, los huevos y aquellos pescados que no poseen escamas ni aletas.

Como puede verse, las normas alimenticias anteriores desarrollada por el Pueblo
de Israel devienen en una estricta interpretación literal de la Escritura, sobre todo
del Antiguo Testamento, que no contempla lo que la misma dice de “ata el
testimonio, sella la ley entre mis discípulos” (Isaías 8:16), es decir, la comprensión
testimonial neotestamentaria, ni tampoco que “lo espiritual no es primero, sino lo
animal; luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46), de igual forma, como señala la
Escritura respecto del Pueblo de Israel, “hasta el día de hoy, cuando leen el
antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es
quitado. Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto
sobre el corazón de ellos” (2 Corintios 3:14-15), con todo y todo esta información
se incluye por considerarse de interés siendo al mismo tiempo una opción, no la
única, para que el cristiano pueda cumplir con las regulaciones dietéticas relativas
a los alimentos, de igual forma la identificación de los alimentos permitidos para
consumo humano según la Escritura es muy clara para que, de manera personal,

4
globalstd.com, ¿Kosher o Halal?, https://www.globalstd.com/networks/blog/kosher-o-halal
5
Idem

50
sin necesidad de alimentos certificados en ello o de requerirse formaciones
académicas al respecto o los servicios de laboratorios para esto, uno pueda
ajustar en conciencia su alimentación a ello.

Pero el sentido de este apartado no es este sino el tratar de llegar a una


comprensión de la razón subyacente sobre la normativa referente a las leyes
dietéticas, es decir, ¿para qué nos fueron dadas?

Esta pregunta no es menos importante pues dada nuestra naturaleza uno desea
siempre entender todo y de esto no escapan las indicaciones que como normas
Dios nos ha proporcionado, pero a diferencias de normas objetivas y claras, como
los Diez Mandamientos, la cuestión de las leyes dietéticas parecen no tener un
sentido del todo claro.

Para subsanar esto muchos han tratado de buscar argumentos que permitan
entender por qué Dios estableció para la raza humana normas relativas a lo que
es apto para su consumo como alimentos de aquellos que no lo es. Dado que la
alimentación busca primariamente proporcionarnos aquellos requerimientos
nutricionales para poder vivir, muchos encontraron ciertas similitudes respecto a
esto con relación a los animales permitidos.

Vieron, por ejemplo, que el que los animales terrestres que rumian les permite
extraer más eficientemente nutrimentos de aquello con lo que se alimentan, de
igual forma observaron que aquellos que también tienen la pezuña hendida se
alimentan a su vez de hierba lo cual garantiza inocuidad en lo que ingieren, en
contraste aquellos que no rumian no extraen de manera más eficiente los
nutrientes de sus alimentos y si no reúnen el requisito de la pezuña hendida
generalmente en su alimentación también incorporan desechos lo cual no
garantiza inocuidad en lo que consumen.

51
Siguiendo el mismo razonamiento se observó que en cuanto a los animales de
agua, los peces con escamas y aletas se alimentan más sanamente que aquellos
seres marinos que no tienen estas características y que se alimentan de carroña o
desperdicios,

De igual forma a lo anterior se observó que en el caso de los animales de aire


tanto aves como insectos, los primeros, no se da una característica sino una
relación de aves inmundas, mientras que en los segundos se aclara que los
insectos alados que además de sus cuatro patas tengan coyunturas para saltar
podrán comerse, pero en ambos casos los animales de aire no permitidos tienen
una característica general de ser carroñeros o alimentarse de basura, de
desperdicios.

La anteriores observaciones llevaron a muchos a deducir a lo largo de la historia


que la razón principal por la que Dios había dado una normatividad relativa a los
alimentos aptos para consumo humano de aquello que no lo son tenía su principal
referente en los beneficios que dicha alimentación conseguía para el ser humano,
pero esta idea tiene sus inconsistencias, de hecho cuatro.

La primer inconsistencia es que si a alimentación sana se refiere, mayor énfasis


hay en ello si uno sigue una dieta vegetariana, así que la cuestión de las leyes
dietéticas no pueden ser exclusivamente para proveer la mejor alimentación pues
si así fuese se quedarían cortas.

La segunda inconsistencia es que una dieta Kosher no garantiza para nada una
alimentación saludable, sino que simplemente se están cumpliendo las
regulaciones escriturales relativas a las leyes dietéticas. Por ejemplo, una
hamburguesa puede ser 100% Kosher: carne de res, pan de acuerdo a la norma,
lo mismo que los aderezos, de igual forma un refresco de cola puede ser, y de
hecho es, 100% Kosher, pero ¿qué pasaría si uno desayuna, come y cena una
hamburguesa, o dos, con su respecto refresco de cola? En poco tiempo uno

52
podría comenzar a tener problemas de salud sea en la forma de sobrepeso,
hipertensión, triglicéridos por las nubes o glucosa alta, así que el ceñirse a una
dieta escrituralmente correcta tampoco garantiza una alimentación saludable.

Un tercer inconsistencia, nutricionalmente hablando, es que en estricto sentido el


consumir con moderación un alimento escrituralmente no apto para consumo
humano no pone en riesgo la salud, por ejemplo consumir camarones bien cocidos
una vez al mes, de hecho haría más daño comer, como el ejemplo manejado
anteriormente, una hamburguesa con refresco de cola diariamente, por más
Kosher que se maneje, que una orden de camarones bien cocidos al mes.

Y por último, la cuarto inconsistencia es que de igual forma muchos de los


alimentos considerados escrituralmente no aptos para ser usados como alimentos
han resultado, gracias a las técnicas actuales de producción, incluso mejores que
aquellos alimentos permitidos por la Escritura, ejemplo de esto el cerdo el cual se
ha demostrado que siguiendo una alimentación y cuidados como los que se dan
en una graja certificada, da como resultado carne más magra, con mayores
proteínas y con menos ácido úrico que una carne de res de una granja tradicional.

Así que la argumentación generalmente esgrimida en el sentido nutricional de las


leyes dietéticas, si bien tienen algo de razón, no permiten entender del todo la
razón de las mismas.

Pretender entender la razón de las leyes dietéticas desde el punto de vista


nutrimental es mantenerse en un nivel material de las mismas, pero ¿es que hay
otro nivel de entendimiento?, alguien podrá preguntar.

Como ya se comentó, la Escritura nos señala que “lo espiritual no es primero, sino
lo animal; luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46), de igual forma proféticamente se
decía en las escrituras hebreas, el Antiguo Testamento, “ata el testimonio, sella la
ley entre mis discípulos” (Isaías 8:16), es así con el advenimiento de Cristo y el

53
establecimiento de Su iglesia, uno debe buscar entre Sus discípulos, es decir, en
las escrituras griegas, el Nuevo Testamento, ese testimonio que nos permita
entender lo espiritual que está fundamentado en lo terrenal.

Las leyes mosaicas, que aunque incluían las leyes dietéticas estás no formaban
parte de aquellas al ser preexistentes a las mismas, al contener la sombra de los
bienes futuros (Hebreos 10:1), pueden ser entendidas en extensión y profundidad
una vez venida la promesa (Gálatas 3:19), atado el testimonio, sellada a ley, entre
los discípulos de Jesús al inicio de la iglesia (Isaías 8:16) y entendiendo que lo
espiritual no es primero, sino lo animal; luego lo espiritual (1 Corintios 15:46).

Veamos un ejemplo de esto. Éxodo 34:26 trae una normativa que para quien no
ha recibido la revelación de Jesucristo (2 Corintios 3:14) deviene en un sinsentido:
“No cocerás el cabrito en la leche de su madre”. Esta normativa, como se
comenta, no tiene mucha lógica máxime si se considera que en Génesis 18:8
Abrahám, el mismo al que Dios se refiere como aquél que obedeció, y guardó Su
ordenanza, Sus mandamientos, Sus estatutos y Sus leyes (Génesis 26:5), pone
delante de los tres seres espirituales enviados por Dios para destruir Sodoma y
Gomorra carne y leche la cual es comida por aquellos (Génesis 18:8).

Esta normativa ha generado toda una serie de cuidados en el procesamiento de la


comida judía al grado de contar, a parte de las certificaciones Kosher relativas,
con utensilios de cocina e incluso refrigeradores diferentes para procesar y
guardar carnes y lácteos con el fin, según ellos, de no violentar esta norma. De
igual forma se han establecido ciertas reglas para que ni siquiera en el estómago
sean mezclados estos dos productos, como el espaciar horas entre la ingesta de
uno y de otro.

Tan sinsentido tiene esta frase para quien con el velo de Moisés lo lee que hasta
se ha inventado una categoría de mandamientos como los de este tipo que le
llaman no lógicos, pero de nuevo: no son lógico para quienes la luz de Cristo no

54
les ha amanecido, pero para quienes han venido a la revelación del Mesías, y se
ha entendido la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes, comentadas en la
presente obra, la anterior cita adquiere nueva luz.

¿Qué representan los cabritos?


31
Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles
con él, entonces se sentará en su trono de gloria,
32
y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de
los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos.
33
Y pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda.
34
Entonces el Rey dirá a los de su derecha: Venid, benditos de mi Padre,
heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo.
35
Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de
beber; fui forastero, y me recogisteis;
36
estuve desnudo, y me cubristeis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y
vinisteis a mí.
37
Entonces los justos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te vimos
hambriento, y te sustentamos, o sediento, y te dimos de beber?
38
¿Y cuándo te vimos forastero, y te recogimos, o desnudo, y te cubrimos?
39
¿O cuándo te vimos enfermo, o en la cárcel, y vinimos a ti?
40
Y respondiendo el Rey, les dirá: De cierto os digo que en cuanto lo
hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis.
41
Entonces dirá también a los de la izquierda: Apartaos de mí, malditos, al
fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles.
42
Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis
de beber;
43
fui forastero, y no me recogisteis; estuve desnudo, y no me cubristeis;
enfermo, y en la cárcel, y no me visitasteis.

55
44
Entonces también ellos le responderán diciendo: Señor, ¿cuándo te
vimos hambriento, sediento, forastero, desnudo, enfermo, o en la cárcel, y
no te servimos?
45
Entonces les responderá diciendo: De cierto os digo que en cuanto no lo
hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.
46
E irán éstos al castigo eterno, y los justos a la vida eterna.

Así los cabritos son aquellos rebeldes a la Palabra de Dios tanto en su pensar, de
decir y hacer.

Y la leche, ¿qué puede significar? “Desead, como niños recién nacidos, la leche
espiritual, sin engaño, para que por ella crezcáis en salud” (1 Pedro 2:2), “Os di a
beber leche, y no vianda: porque aún no podíais, ni aun podéis ahora” (1 Corintios
3:2). De esta forma la leche son las enseñanzas, las doctrinas, los credos de los
cuales alguien pueda alimentarse.

En ese mismo orden de ideas, la analogía de la cita en comento conlleva a


preguntar ¿qué representa la madre de donde el cabrito se alimenta de la leche,
en la cual no debe ser hervido? Dado que la leche son las enseñanzas, las
doctrinas, los credos de los cuales alguien pueda alimentarse, la madre debe
simbolizar aquella iglesia, congregación o denominación de donde el que ajeno a
la verdad contenida en la iglesia de Dios, el cabrito, se alimente. La verdadera
iglesia siempre es representada simbólicamente como virgen. Pura y sin mancha
(2 Corintios 11:2), como una esposa para nuestro Señor (Efesios 5:24-27;
Revelación 19:7-9; 21:1-2), luego entonces una mujer que fuese representada
simbólicamente de manera completamente contraria, es decir, ramera (Revelación
17:1-2), abominable (Revelación 17:4-6), inmoral (Revelación 14:8) sería
contrariamente a la verdadera iglesia, una iglesia apóstata, de la cual saldrían
otras muchas falsas iglesias con el tiempo así como un sinfín de desviaciones
doctrinales que permearían a toda iglesia que no fuera la verdadera (Revelación
17:5).

56
En cuanto a cocer esto implica hacer comestible un alimento crudo sometiéndolo a
ebullición o a la acción del vapor, someter pan, cerámica, piedra caliza, etc., a la
acción del calor en un horno, para que pierdan humedad y adquieran
determinadas propiedades, someter algo a la acción del fuego en un líquido para
que comunique a este ciertas cualidades, en otras palabras, a transformar algo
para darle utilidad por la acción del fuego sobre él.

Así que la normativa contenida en la ley mosaica de no cocer al cabrito en la leche


de su madre era una sombra cuyo pleno entendimiento implica en la era del
Evangelio, no el aplicar ciertas normas alimenticias para el consumo de ambos
productos, sino a no pretender transformar a alguien, rebelde por naturaleza,
contrario a Dios, cabrito pues, para darle utilidad a través del llamamiento a
salvación, a través de confrontar, humillar, o contender con él, someterlo a
cocimiento pues, con las doctrinas, creencias e ideas de la fe de dónde provenga,
leche de la madre pues. En todo caso esto debe hacerse a través de la
proclamación del evangelio y del testimonio sobre la Palabra, estar dispuestos en
todo momento para dar razón de nuestra fe (1 Pedro 3:15).

Así, todos esos mandamientos que pueden parecer ilógicos pueden de igual forma
ser entendidos de manera plena una vez que la luz de Cristo ha comenzado a
brillar sobre los escogidos, aunque hay que tener muy claro, para no estar
“hinchados sin causa por [nuestra] mente carnal” (Colosenses 2:18) que ahorita,
con todo y todo, “en parte conocemos, y en parte profetizamos; más cuando
venga lo perfecto, entonces lo que es en parte se acabará” (1 Corintios 13:9-12).

Por último, ¿hay alguna corroboración de lo dicho anteriormente en el sentido de


que el Nuevo testamento da luz, entendimiento y comprensión sobre el Antiguo
Testamento? Sí que la hay. Deuteronomio 25:4 señala “No pondrás bozal al buey
mientras trilla”, esto se cumplía por el Pueblo de Israel literalmente, pero ¿cuál era
la comprensión espiritual subyacente? Pablo hablando de esta cita señala

57
“¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de traer
con nosotros una hermana por mujer como también los otros apóstoles, y los
hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no tenemos derecho de no
trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias expensas? ¿Quién planta viña y
no come de su fruto? ¿O quién apacienta el rebaño y no toma de la leche del
rebaño? ¿Digo esto sólo como hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en
la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios
cuidado de los bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se
escribió; porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza
de recibir del fruto” (1 Corintios 9:4‭-10).‭

Volviendo sobre el tema de los alimentos aptos para consumo humano según la
Escritura, quedarnos en la cuestión nutrimental de ello, aunque existan
fundamento en ello, es mantenernos en el nivel animal sin pasar al nivel espiritual
(1 Corintios 15:46), así que la pregunta válida es ¿cuál es la razón subyacente,
espiritual, de la normativa relativa a las leyes dietéticas?

Es realmente asombroso como es que la Escritura presenta la información de tal


forma que sirva para nuestra edificación, siendo que en este caso específico se va
entregando información que permite ir avanzando poco a poco en el
entendimiento.

Como ya se comentó, la normativa de los animales de tierra es muy clara y


detallada, señala claramente que los animales que son aptos para consumo son
aquellos son aquellos que rumian y que tienen la pezuña hendida, y como si de
una primera lección formativa se tratase incluso da ejemplo de ello señalando
claramente como identificar e incluso como diferenciar.

Ya luego en lo de los peces sólo señala que tengan escamas y aletas, no es tan
detallada la explicación como en el caso de los animales de tierra, pero lo

58
comentado al respecto de estos últimos sirve para entender lo que sobre los
animales de agua se presenta.

Por último, respecto de los animales de aire, en el caso de las aves ya ni siquiera
da características sino una relación de aquellos que no son aptos para consumo
humano, pero en el entendido de la construcción paulatina del conocimiento
previo, lo dicho para los animales de tierra y los animales de agua debe servir para
entender esto; de igual forma la mención relativa a los insectos permite un cierre
comprensivo de todo lo mencionado anteriormente al señalarles las extremidades
saltarinas requeridas para ser considerados aptos para consumo.

De nueva cuenta considerando todo esto, ¿cuál es la razón subyacente, espiritual,


de la normativa relativa a las leyes dietéticas?

Vayamos por partes.

Animales de tierra. Las características para que los animales de tierra fueran
considerados aptos para consumo humano es que rumien y que tengan la pezuña
hendida, lo primero tiene que ver, obvio, con la manera que tienen de alimentarse
y lo segundo, también obvio, con la forma que tienen de caminar, ¿qué puede
significar esto para el cristiano?

Como se mencionó antes, y se repetirá tantas veces como sea necesario pues es
importante tenerlo siempre en mente, la Escritura nos señala que “lo espiritual no
es primero, sino lo animal; luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46), de igual forma
proféticamente se decía en las escrituras hebreas, el Antiguo Testamento, “ata el
testimonio, sella la ley entre mis discípulos” (Isaías 8:16), es así con el
advenimiento de Cristo y el establecimiento de Su iglesia, uno debe buscar entre
Sus discípulos, es decir, en las escrituras griegas, el Nuevo Testamento, ese
testimonio que nos permita entender lo espiritual que está fundamentado en lo
terrenal.

59
Rumiar. Con todo lo dicho anteriormente, ¿qué significa el rumiar, como
característica referida al alimentarse, y el tener la pezuña hendida, como
característica referida al caminar, para el cristiano?

Vamos viendo, ¿cómo se alimenta un cristiano como tal?, ¿cuál es su alimento?,


sí, claro, con la comida material cotidiana, pero ¿es es todo? “No sólo de pan
vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios” (Mateo 4:4;
Deuteronomio 8:3). Así tenemos que la manera de alimentarse del cristiano, quien
de la Palabra de Dios hace su principal alimento, debe ser igual a la manera de
alimentarse de los animales de tierra: rumiando.

Uno es lo que come, dice un dicho popular, y en efecto esto es así, tanto en el
plano materia, emocional, mental y espiritual, de igual forma la Escritura incorpora
este principio. Nadie pretendería que comer la carne de Cristo o beber Su sangre
(Juan 6:51-57) implique efectivamente el consumirlo de manera material, sino el
de volverse uno con Él, por Él y para Él, pero el simbolismo implícito en ello es
muy fuerte, claro y contundente. Por eso de igual forma en Revelación 17:16 se
menciona que los diez reyes de los últimos tiempos comerán la carne de la
ramera, la iglesia apóstata, que implica que se harán como ella en el sentido de
que el poder secular comenzará a legislar como nunca lo hizo antes en cuestiones
morales y éticas dejándola desnuda, es decir, sin la autoridad religiosa para
impedir ello.

Los animales que rumian se alientan de pasto, de plantas, a diferencia de los que
no rumian que se alimentan de desperdicios o de carroña, ahí el primer
simbolismo de que el alimento debe ser vivo, sano, puro, a diferencia del
desperdicio que es sucio o de la carroña que está muerta. Sobre esto, y
relacionado con la vida del cristiano?, ¿qué es lo que está vivo, que es lo que le da
vida? “No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca
de Dios” (Mateo 4:4), “porque la palabra de Dios es viva y eficaz” (Hebreos 4:12),
siendo que “el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es

60
vida y paz” (Romanos 8:6). Así que el alimento de los animales que rumian vivo,
sano, puro, representa para el cristiano las características del principal alimento
del cual él obtiene vida: la Palabra de Dios.

En cuanto a la manera que tienen estos animales de alimentarse rumiando, el


alimentarse de animales que tengan esa manera de comer implica ese simbolismo
de uno de igual forma ser como ellos a la hora de alimentarnos, ahora bien, ese
alimento en la vida del cristiano como tal, como se mencionó, se refiere a la
Palabra de Dios la cual debe ser rumiada, es decir masticar una y otra vez las
Escritura para, al igual que el fin del rumiar en los animales de tierra, sacar toda la
riqueza que la misma tiene.

Eso está muy bien, pero ¿menciona la Escritura ese rumiar la Palabra como parte
de la manera en que un cristiano debe alimentarse?

Deuteronomio 6:7
y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando
por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes.

Deuteronomio 11:19
Y enseñadlas a vuestros hijos, hablando de ellas cuando te sientes en tu
casa y cuando andes por el camino, cuando te acuestes y cuando te
levantes.

Deuteronomio 31:11
cuando viniere todo Israel a presentarse delante de Jehová tu Dios en el
lugar que él escogiere, leerás esta ley delante de todo Israel a oídos de
ellos.

Deuteronomio 17:19

61
y lo tendrá consigo [libro con copia de la Ley], y leerá en él todos los días de
su vida, para que aprenda a temer a Jehová su Dios, para guardar todas las
palabras de esta ley y estos estatutos, para ponerlos por obra;

Josué 1:8
Este libro de la ley no se apartará de tu boca, sino que meditarás en él día y
noche, para que cuides de hacer todo lo que en él está escrito; porque
entonces harás prosperar tu camino y tendrás éxito.

Salmos 1:2
Antes en la ley de Jehová está su delicia, Y en su ley medita de día y de
noche.

Salmos 63:6
Cuando en mi lecho me acuerdo de Ti, En Ti medito durante las vigilias de
la noche

Salmos 119:15-17
Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. Me deleitaré en tus
estatutos, y no olvidaré tu palabra. ¡Cuánto amo tu ley! Todo el día es ella
mi meditación.

1 Tesalonicenses 5:21
Examinadlo todo; retened lo bueno

1 Timoteo 4:13, 15
Entretanto que llego, ocúpate en la lectura [de las Escrituras], la exhortación
y la enseñanza... Medita estas cosas; ocúpate en ellas; para que tu
aprovechamiento sea manifiesto a todos.

62
A lo largo de la Escritura la instrucción al que forma parte del Pueblo de Dios es a
leer, estudiar, meditar constantemente sobre la palabra de Dios con el fin de ser
ser enseñados, redargüidos, corregidos e instruidos (2 Timoteo 3:17), este no se
da de un momento a otro sino que es un proceso que dura toda una vida ya que
el Padre está formando a Cristo en nosotros (Gálatas 4:19), siendo que Él la
llevará a término como la pensó (Filipenses 1:6), hasta alcanzar la estatura
perfecta de Cristo (Efesios 4:13), mientras tanto Él nos dice "bástate mi gracia;
porque mi poder se perfecciona en la debilidad (2 Corintios 12:9).

Es así como el alimentarse de animales que rumian es el indicativo de llegar a ser


como ellos en el sentido espiritual de alimentarse de la Palabra de Dios viva, sana,
pura, leyéndola, estudiándola, meditándola constantemente.

Pezuña hendida. Así como el rumiar tenía que ver con la manera de alimentarse,
la pezuña hendida tiene que ver con el caminar, en ese sentido ¿cómo debe ser el
caminar del cristiano? Dios nos pide que caminemos delante de Él y seamos
perfectos (Génesis 17:1), para ser perfectos la Escritura, como ya se ha
comentado nos sirve “para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en
justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para
toda buena obra” (2 Timoteo 3:16-17), de igual forma Jesús aclara que “no todo el
que me dice: “Señor, Señor”, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la
voluntad de mi Padre que está en los cielos” (Mateo 7:21-23), y Pablo escribiendo
a los Romanos señala que “no son los oidores de la ley los justos ante Dios, sino
los que cumplen la ley, ésos serán justificados” (Romanos 2:13), es así como el
andar del cristiano es con pezuña hendida: la fe y las obras, por eso Revelación
define a los santos como aquellos que “que guardan los mandamientos de Dios y
la fe de Jesús” (Revelación 14:12).

Pero obre esto no basta o el tener fe o el tener obra, ambas son requeridas.

63
Sobre la fe la Escritura es muy clara al señalar que “sin fe es imposible agradar a
Dios; porque es necesario que el que se acerca a Dios crea que le hay, y que es
galardonador de los que le buscan” (Hebreos 11:6), en palabras de Jesús se nos
dice que “El que cree en Él [en el Hijo de Dios] no es condenado; pero el que no
cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo
de Dios” (Juan 3:18,19), en este sentido “Porque en Cristo Jesús ni la circuncisión
ni la incircuncisión significan nada, sino la fe que obra por amor” (Gálatas 5:6).

Pero de igual forma las obras son requeridas, sobre esto Santiago es muy claro al
señalar que incluso los demonios tienen fe pero esta no les sirve para salvación,
“Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan”
(Santiago 2:19), por eso en el versículo inmediato a este señala “Muéstrame tu fe
sin tus obras, y yo te mostraré mi fe por mis obras” (v. 18), y extendiéndose sobre
este tema expone “Hermanos míos, ¿de qué aprovechará si alguno dice que tiene
fe, y no tiene obras? ¿Podrá la fe salvarle? Y si un hermano o una hermana están
desnudos, y tienen necesidad del mantenimiento de cada día, y alguno de
vosotros les dice: Id en paz, calentaos y saciaos, pero no les dais las cosas que
son necesarias para el cuerpo, ¿de qué aprovecha? Así también la fe, si no tiene
obras, es muerta en sí misma” (Santiago 2:14-17), es así como las obras nos son
requeridas como expresión viva de nuestra fe.

Aquí la primera dualidad de la pezuña hendida, que nuestro andar por el Camino
sea por medio de la fe y de las obras, es decir, por medio de la fe en Jesús y de
los guardar los mandamientos del Padre (Revelación 14:12).

Pero esta no es el único simbolismo relacionado con la dualidad que debemos


imprimir en nuestro paso, existe otra relacionada por un lado con los dones del
Espíritu y por otro con los frutos del Espíritu, ambos relacionados con lo
anteriormente visto relacionado con la fe y la obras. Esto es interesante ya que los
dones son dados, mientras que los frutos uno debe producirlos a través del
trabajo, del esfuerzo, del hacer. Así que la pezuña hendida, relacionado con esto,

64
nos indica, por un lado los dones que del Espíritu se nos dan: sabiduría,
conocimiento, fe, sanidad, milagros, profecía, discernimiento, lenguas e
interpretación (1 Corintios 12:8-11), y por otro lado los frutos del Espíritu que
poniendo a trabajar aquellos dones e imprimiendo en ello nuestro esfuerzo
generamos: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fidelidad,
mansedumbre y dominio propio (Gálatas 5:22-23).

Es así como el simbolismo subyacente sobre la pezuña hendida de los animales


que la Escritura considera aptos para consumo humano tiene que ver con ese
andar del cristiano aunado a la fe y las obras así como a los dones y a los frutos
del Espíritu.

Es interesante notar que en esta primer categoría que la Escritura presenta se


sientan las bases para entender las subsecuentes, las cuales tienden a ampliar en
extensión o profundidad los conceptos espirituales vertidos anteriormente
relacionados con el comer y con el andar, es por ello que esta primer categoría se
habla a detalle precisamente de lo que debe de llegar a comprenderse como base
para el resto de las categorías de animales aptos para consumo humano y sus
características.

En este sentido puede verse que no sólo se dan especificaciones en cuanto a los
animales de tierra aptos para consumo humano sino que incluso se dan ejemplos
aclarando cuáles si pueden comerse y cuáles no. Los versículos del 4 al 7 señalan
a manera de ejemplo aquellos animales de tierra que bien pueden poseer una de
las dos características dadas para identificar a aquellos aptos para consumo
humano, pero que al no poseer las dos son descartadas para ello. Esto es
significativo ya que implica la reprobación que hace la Escritura de aquellos que
diciendo ser cristianos sólo presentan una de las dos características que deberían
mostrar en su vida ya que o rumian o andan con la pezuña hendida,
espiritualmente hablando, pero no las dos cosas.

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Como ya se comentó se requiere de ambas cosas en la vida del cristiano: el
alimentarse sanamente tomando como principal comida la Escritura, rumiando su
contenido, es decir, leyéndola, estudiándola, meditándola una y otra vez, y el
caminar en fe y en obras, en dones y en frutos. De igual forma, como también ya
se vio, la Escritura reprueba a aquellos que leen, estudian, meditan la Escritura
una y otra vez pero no la ponen por obra (Romanos 2:13-15), o a aquellos que
obran incluso milagros pero su falta de conocimiento los aleja de lo esperado por
Dios de ellos (Mateo 7:22-23). Se requiere de ambas cosas, de otra forma uno
caería en la categoría de aquellos animales que presentan una característica, no
las dos, y por ello son declarados impuros.

De esta forma la primer categoría de animales aptos para consumo humano, los
de tierra, con la información relativa al rumiar, la manera de alimentarse, y a su
pezuña hendida, la forma de caminar, tienen un referente relacionado con el leer,
estudiar, meditar de manera constate sobre la Palabra de Dios mientras se avanza
por el Camino mediante la fe y las obras y los dones y los frutos del Espíritu.
Quenado esto claro las siguientes clasificaciones de animales aptos para consumo
humano no pueden ir en contra de esta enseñanza, cuando mucho reiterarla o
agregar mayor entendimiento. Veamos.

Animales de agua. La siguiente clasificación de animales aptos para consumo


humano son los de aquellos de agua, es decir los peces, siempre y cuando tengan
escamas y aletas. De nueva cuenta, como se mencionó, es asombroso como la
misma Escritura va enseñando paulatinamente sobre un tema, y sobre esto
podemos ver que de nuevo hay dos características sobre los animales de agua
aptos para consumo humano. Que tengas escamas y que posean aletas.

Aletas. Si vemos las características que se dieron en la primer categoría, la de los


animales de tierra, a saber: el rumiar y la pezuña hendida, y si comenzamos por lo
que es más obvio y evidente, tendremos que relacionar la pezuña hendida, la

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forma de caminar de los animales de tierra aptos para consumo humano, con las
aletas que le sirven para lo mismo a los animales de agua, los peces, es decir, con
ellas se desplazan hacia donde quieren ir.

Sobre esto de nueva cuenta vemos la dualidad: los peces tienen dos aletas para
desplazarse mientras que los animales de tierra tienen pezuña hendida para
caminar.

En este punto podemos ver cómo es que la Escritura es reiterativa respecto de la


dualidad que debe acompañar el andar del cristiano: avanzar por el Camino
mediante la fe y las obras y los dones y los frutos del Espíritu, dado que ya se
comentó esto en la categoría anterior no se comentará más al respecto.

Escamas. Ahora bien, las aletas pueden ser relacionadas de manera muy clara
con la pezuña hendida, pero ¿y las escamas?

Si seguimos la comprensión que de la Escritura recibimos tendría necesariamente


que relacionarse con la manera de comer, pero ¿qué tiene que ver las escamas
con la manera de comer? De nueva cuenta podemos tener el referente animal
para poder luego pasar al referente espiritual y ver, al igual que en la cuestión de
las aletas, que en este caso la Escritura de igual forma es reiterativa, ¿por qué?
por qué los peces que presentan aletas y escamas se alimentan de plantas
acuáticas, a diferencia de los que no presentan estas características que o son
predadores (matan), o son carroñeros (se alimentan de seres muertos) o se
alimentan de desperdicios.

Con este entendimiento animal pasamos al espiritual y vemos, como se comentó,


que en este punto la Escritura es reiterativa en el sentido de alimentarse de la
Palabra de Dios viva, sana, pura, no de aquello que genere muerte o que sea
basura, desperdicios. Ahora bien, aunque reiterativa la Escritura agrega un
alimento nuevo: no sean como los peces predadores que matan, espiritualmente

67
entonces el cristiano debe ser ejemplo de vida, sobre esto la Palabra de Dios
señala “así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras
buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos” (Mateo 5:16), y
si seguimos el hilo conductor de esa admonición recordaremos las palabras
previas de Jesús cuando exhortaba a Sus discípulos, y en la figura de ellos a los
discípulos de todos los tiempos, “»Ustedes son la sal de este mundo. Pero si la sal
deja de estar salada, ¿cómo podrá recobrar su sabor? Ya no sirve para nada, así
que se la tira a la calle y la gente la pisotea. »Ustedes son la luz de este mundo.
Una ciudad en lo alto de un cerro no puede esconderse. Ni se enciende una
lámpara para ponerla bajo un cajón; antes bien, se la pone en alto para que
alumbre a todos los que están en la casa” (Mateo 5:13-16)

De esta forma, si bien el rumiar y la pezuña hendida de los animales de tierra


señalaban características particulares que el cristiano debe mostrar en su vida, la
enseñanza sobre los peces, si bien es reiterativa, en el sentido espiritual, en
cuanto a las características de los animales de tierra, agrega el testimonio que
ante los hombres el cristiano debe dar, haciendo todo buscando agradar a Dios,
“Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios”
(1 Corintios 10:31).

Animales de aire. Pasando ahora a los animales de aire, las aves, vemos, como
ya se comentó, que a diferencia de los animales de tierra y los animales de agua,
aquí no se dan características sino un listado de aves no aptas para consumo
humano, pero al analizarlas de manera animal, para posteriormente pasar a lo
espiritual, puede identificarse lo siguiente:

Lo primero que salta a la vista es que la relación de aves inmundas se refiere en


su generalidad a aves de rapiña, es decir o que matan a otros seres vivos para
comer o bien que se alimentan de desperdicios. Lo segundo, en cuanto a su
fisonomía, es las aves que no están en la relación escritural de inmundas tienen

68
alargado el dedo delantero de en medio y un dedo trasero y extienden los dedos
de las patas de tal manera que los tres del frente quedan sobre un lado de la rama
en que se posan y el dedo trasero sobre el otro lado. Lo tercero es que tienen
buche (que es un filtro natural y permite que la carne no quede contaminada con
las toxinas que se consumen) y tienen molleja con doble revestimiento que puede
separarse fácilmente.

Partiendo del conocimiento que escrituralmente se ha ido acumulando, podemos a


simple vista ver que estas características que se presentan en las aves aptas para
consumo humano de aquellas que no lo son, son reiterativas de lo comentado
anteriormente para los animales tierra y los animales de agua y tienen que ver con
su manera de andar y con la forma de alimentarse.

El andar. En cuanto a la manera de andar, la dos patas retoman el significado de


la pezuña hendida de los animales de tierra y de las dos aletas de los animales de
agua, pero adicionalmente agregan la imagen propia de los animales de aire aptos
para consumo humano: que sus extremidades están hechas para caminar, y
caminar específicamente hacia adelante, a diferencia de los animales de rapiña
que están hechas para matar o para hurgar en los desperdicios.

¿Qué nos dice la Escritura sobre el caminar que debe presentar el cristiano en su
vida?

Proverbios 14:12
Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de
muerte

Proverbios 4:18
Mas la senda de los justos es como la luz de la aurora, que va en aumento
hasta que el día es perfecto.

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Salmos 119:105
Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.

Salmo 56:13
Porque me has librado de la muerte, y mis pies de la caída, para que ande
delante de Dios en la luz de la vida

Salmo 89:15
Dichosos los que saben aclamarte, que andan en la luz de tu rostro, Señor

Isaías 2:5
Venid, hijos de Jacob, caminemos a la luz del Señor

Juan 12:35-36
Entonces Jesús les dijo: Aún por un poco está la luz entre vosotros; andad
entre tanto que tenéis luz, para que no os sorprendan las tinieblas; porque
el que anda en tinieblas, no sabe a dónde va. Entre tanto que tenéis la luz,
creed en la luz, para que seáis hijos de luz

1 Juan 1: 7
Pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con
otros, y la sangre de Jesucristo su Hijo nos limpia de todo pecado

El alimentarse. Ahora bien, en cuanto al buche y la molleja, relacionados con la


forma de comer, vemos de nueva cuenta lo reiterativo de la Escritura en cuanto a
la enseñanza previa entregada pues estas características, propias de la aves
consideradas aptas para consumo humano, sirve lo mismo que el rumiar en los
animales de tierra: para procesar, mascar, moler una y otra vez las semillas de las
que se alimentan.

70
Y sobre este punto, es decir, el de que el principal alimento para el que están
diseñadas las aves aptas para consumo humano, a saber: las semillas, ¿qué nos
dice la Escritura?

Mateo 13:31-32
Les contó otra parábola: «El reino de los cielos es como un grano de
mostaza que un hombre sembró en su campo. Aunque es la más pequeña
de todas las semillas, cuando crece es la más grande de las hortalizas y se
convierte en árbol, de modo que vienen las aves y anidan en sus ramas».

Marcos 4:26-29
Decía además: Así es el reino de Dios, como cuando un hombre echa
semilla en la tierra; y duerme y se levanta, de noche y de día, y la semilla
brota y crece sin que él sepa cómo. Porque de suyo lleva fruto la tierra,
primero hierba, luego espiga, después grano lleno en la espiga; y cuando el
fruto está maduro, en seguida se mete la hoz, porque la siega ha llegado.

Mateo 13:24-30
Les refirió otra parábola, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un
hombre que sembró buena semilla en su campo; pero mientras dormían los
hombres, vino su enemigo y sembró cizaña entre el trigo, y se fue. Y
cuando salió la hierba y dio fruto, entonces apareció también la cizaña.
Vinieron entonces los siervos del padre de familia y le dijeron: Señor, ¿no
sembraste buena semilla en tu campo? ¿De dónde, pues, tiene cizaña? El
les dijo: Un enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Quieres, pues,
que vayamos y la arranquemos? El les dijo: No, no sea que al arrancar la
cizaña, arranquéis también con ella el trigo. Dejad crecer juntamente lo uno
y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores:
Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; pero
recoged el trigo en mi granero.

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Lucas 8:4-15
De cada pueblo salía gente para ver a Jesús y, cuando se reunió una gran
multitud, él les contó esta parábola: «Un sembrador salió a sembrar. Al
esparcir la semilla, una parte cayó junto al camino; fue pisoteada, y los
pájaros se la comieron. Otra parte cayó sobre las piedras y, cuando brotó,
las plantas se secaron por falta de humedad. Otra parte cayó entre espinos
que, al crecer junto con la semilla, la ahogaron. Pero otra parte cayó en
buen terreno; así que brotó y produjo una cosecha del ciento por uno».
Dicho esto, exclamó: «El que tenga oídos para oír, que oiga». Sus
discípulos le preguntaron cuál era el significado de esta parábola. «A
ustedes se les ha concedido que conozcan los secretos del reino de Dios —
les contestó—; pero a los demás se les habla por medio de parábolas para
que »“aunque miren, no vean; aunque oigan, no entiendan”. »Este es el
significado de la parábola: La semilla es la palabra de Dios. Los que están
junto al camino son los que oyen, pero luego viene el diablo y les quita la
palabra del corazón, no sea que crean y se salven. Los que están sobre las
piedras son los que reciben la palabra con alegría cuando la oyen, pero no
tienen raíz. Estos creen por algún tiempo, pero se apartan cuando llega la
prueba. La parte que cayó entre espinos son los que oyen, pero, con el
correr del tiempo, los ahogan las preocupaciones, las riquezas y los
placeres de esta vida, y no maduran. Pero la parte que cayó en buen
terreno son los que oyen la palabra con corazón noble y bueno, y la
retienen; y, como perseveran, producen una buena cosecha.

Es así como los referentes de la Escritura relacionados con semillas buenas, de


las cuales se alimentan las aves consideradas aptas para el consumo humano
pasan por el trabajo que en nosotros hace la Palabra de Dios preparándonos para
el Reino Venidero.

Lo último a comentar, respecto de los animales de aire, es lo primero que se vio al


repasar la lista de aves inmundas: que eran carroñeras o se alimentaban de

72
desperdicios, de nueva cuenta esto tiene el referente, respecto de las aves
consideradas aptas para el consumo humano: que el alimento de estas aves aptas
para consumo humano, a diferencia de las inmundas, es vivo, sano, puro, lo cual,
como ya se vio en la otras categorías, representa para el cristiano las
características del principal alimento del cual él obtiene vida: la Palabra de Dios.

Es así como de nueva cuenta, en cuanto a la forma de caminar y la manera de


alimentarse de las aves consideradas aptas para consumo humano, retoma lo
señalado de manera acumulativa para los animales de tierra y los animales de
agua agregando de igual forma mayor comprensión en ello.

Insectos. Por último tenemos a los insectos de los cuales los permitidos, tal como
se señala, aparte de sus patas para caminar y las alas para volar deben tener dos
extremidades adicionales que les permita saltar.

A estas alturas podemos ver, dado lo reiterativo en las categorías anteriores que la
Escritura fue presentando relativo a la forma de caminar y la manera de comer,
que de nueva cuenta en el caso de los insectos nos remite a aquellos que se
alimentan de plantas vivas, mientras que los insectos que no presentan estas
características son por lo general carroñeros o se alimentan de desperdicios.

Esta imagen nos remite a lo anteriormente explicado el sentido espiritual respecto


de alimentarse de la Palabra de Dios viva, sana, pura.

En cuanto a la característica adicional que presenta la Escritura, las dos


extremidades que le sirven a los insectos aptos para consumo humano para saltar,
la referencia a la dualidad que ya se ha comentado anteriormente, fe y obras y
dones y frutos del Espíritu, es clara, de igual forma retoma lo de las aves ya que
las extremidades de estos insectos están configuradas para darles un impulso
hacia adelante.

73
Pero de igual forma se agrega información adicional ya que el saltar,
escrituralmente y relacionado con la vida del cristiano, implica decisión en la vida,
avance constante y decido, el ir de triunfo en triunfo

Salmos 18:29
Pues por ti he desbaratado ejércitos; y por mi Dios he saltado sobre muros

Salmos 18:33
El hace mis pies como de ciervas [las cuales corren saltando], y me afirma
en mis alturas.

Malaquías 4:2
Más para vosotros que teméis mi nombre, se levantará el sol de justicia con
la salud en sus alas; y saldréis y saltaréis como terneros del establo.

Lucas 6:23
Alegraos en ese día y saltad [de gozo] porque he aquí, vuestra recompensa
es grande en el cielo, pues sus padres trataban de la misma manera a los
profetas.

Isaías 35:6
El cojo entonces saltará como un ciervo, y la lengua del mudo gritará de
júbilo, porque aguas brotarán en el desierto y arroyos en el Arabá.

Es así como en el caso de los insectos, la manera de alimentarse y la forma de


caminar retoman lo comentado para las categorías anteriores agregando el
impulso adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en el andar por el Camino
del cristiano.

74
Como conclusión previa de este apartado relativo a las leyes dietéticas puede
señalarse que si bien aún hay mucha enseñanza, animal y espiritual, relativa a los
alimentos aptos para consumo humano de aquellos que escrituralmente se
consideran inmundos, lo principal es que esta normativa sigue vigente ya que no
pertenece a las leyes por Dios añadidas sino que forman parte de una legislación
que deviene desde los principios de la humanidad, además de que las citas
neotestamentarias confirman esta vigencia.

Ahora bien, en cuanto a instrucción el hilo conductor de las cuatro categorías de


animales aptos para consumo humano de aquellos que no lo son tiene que ver de
manera general con la manera de alimentarse así como la forma de caminar, lo
cual tienen un referente respectivamente relacionado con el leer, estudiar, meditar
de manera constate sobre la Palabra de Dios mientras se avanza por el Camino
mediante la fe y las obras y los dones y los frutos del Espíritu, considerando el
testimonio que ante los hombres el cristiano debe dar, haciendo todo buscando
agradar a Dios, dejando que la Palabra de Dios nos prepare para el Reino
Venidero mediante el impulso adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en
el andar por el Camino del cristiano.

Para terminar este apartado van dos comentarios adicionales finales.

El primer comentario es una extensión hacia con quienes nos relacionamos de los
principios anteriormente estudiados. Si bien el peso de lo comentado
anteriormente para todas las categorías de animales aptos para consumo
humano, referidas al comer y al andar y entendidas en su sentido espiritual, fue de
índole personal, es decir, aplicable a cada uno de los llamados, esa explicación se
extiende por obvias razone hacia las personas con quienes uno se relaciona.

75
La iglesia de Dios no es excluyente, de hecho, tal como el Padre, no hace
acepción de personas (Hechos 10:34; Romanos 2:11; Gálatas 2:6; Efesios 6:9),
siguiendo el ejemplo de nuestro Señor Jesucristo así como de la iglesia
neotestamentaria uno se relaciona con personas que no necesariamente son de la
fe, esta situación fue prevista por Jesús quien si bien señalaba que sus seguidores
no eran de este mundo, como Él no lo era, no pedía al Padre los sacara de aquí
sino que los cuidara del Maligno (Juan 17:15-16).

En este orden de ideas, aunado a lo dicho anteriormente, uno debe prestar


atención a las personas con las que se relaciona buscando estas también coman y
caminen, espiritualmente hablando, como los animales aptos para consumo
humano, esto para que la edificación de la relación pueda darse. Cristo mismo nos
previno al señalar “yo os envío como ovejas en medio de lobos; por tanto, sed
astutos como las serpientes e inocentes como las palomas” (Mateo 10:16), de
igual forma Pablo escribiendo a los Corintios les decía “No os dejéis engañar: “Las
malas compañías corrompen las buenas costumbres”” (1 Corintios 15:33).

En ese sentido sería muy iluso pensar que uno puede hacer lo que le corresponde
para cumplir de manera material las leyes dietéticas así como de cumplir lo que
las mismas indican de manera espiritual, pero relacionarse de manera íntima,
personal, profunda con quienes no comen ni caminan como los llamados, y
pretender que de esa forma será edificado: “Todo me es lícito, mas no todo
conviene: todo me es lícito, mas no todo edifica” (1 Corintios 10:23).

De nueva cuenta: sin discriminación, sin exclusivismos, sin prejuiciar, uno debe
ejercer discernimiento para saber en las relaciones sociales qué conviene y qué
no, que edifica y qué no, qué es acorde a lo que se espera de uno –perfección y
santidad- y qué no, y en función de eso, aparte de uno comer y caminar,
espiritualmente hablando, como se espera de nosotros, buscar la compañía de
quienes compartan la misma alimentación y el mismo andar para la edificación
mutua.

76
El segundo comentario es relativo a lo adicionado que dejó de tener vigencia,
validez y por lo tanto observancia.

Como quedó establecido, previo a los pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas,
ya existía una normativa respecto de los animales aptos para consumo humano,
llamados limpios, respecto de aquellos que no lo eran, considerados impuros. Las
leyes mosaicas, a través de la caracterización de ellos permitieron entender a qué
tipo de animales hacían referencia esas normativas alimenticias previas a los
pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas, pero de igual forma adicionaron
mucha regulaciones más señaladas en Levítico 11: cualquiera que tocare sus
cuerpos muertos [de los animales inmundos] será inmundo hasta la noche
(versículo 24), cualquiera que llevare algo de sus cadáveres lavará sus vestidos, y
será inmundo hasta la noche (versículo 25), cualquiera que llevare algo de sus
cadáveres lavará sus vestidos, y será inmundo hasta la noche (versículo 32),
etcétera, prácticamente del versículo 24 hasta el 40 son indicaciones adicionadas
respecto de las formas de conducirse con relación a los animales inmundos más
allá de la alimentación.

Si se consideran las leyes mosaicas superadas, es decir, sin validez, ni vigencia, y


por ende sin observancia a partir del sacrificio redentor de nuestro Señor
Jesucristo, todo lo adicionado queda sin efecto, más la normativa previa a los
pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas relativa a los animales aptos para
consumo humano respecto de aquello que no lo son sigue vigente, es así como la
caracterización de dichos animales que contienen las leyes mosaicas nos sirve
para entender la aplicación de la normativa respecto de las leyes dietéticas previa
a los pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas y cuyo énfasis está en la
alimentación - para hacer diferencia entre lo inmundo y lo limpio, y entre los
animales que se pueden comer y los animales que no se pueden comer (Levítico
11:47)- , más lo adicionado queda sin efecto por tratarse de leyes añadidas “a
causa de las transgresiones, hasta que viniera la descendencia a la cual había
sido hecha la promesa” (Gálatas 3:19).

77
La ley relativa al diezmo

Lo que escrituralmente se conoce como la ley relativa al diezmo es una serie de


indicaciones que Dios dio a Su Pueblo sobre la manera en la que la práctica
religiosa debía ser sostenida.

Esta ley relativa al diezmo puede ser clasificada en dos vertientes: la ley normativa
y la ley moral. La ley normativa tiene que ver con las indicaciones precisas sobre
la manera correcta de cumplir lo estipulado, por su parte la ley moral son aquellas
disertaciones que permiten entender el significado de la norma más allá incluso de
su aplicación práctica. Veamos ambas.

Ley normativa. La codificación de la ley relativa al diezmo la podemos encontrar


principalmente en los libros de Levítico, Deuteronomio y Números.

Levítico 27:30-32
Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los
árboles, de Jehová es; es cosa consagrada a Jehová. Y si alguno quisiere
rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y
todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el
diezmo será consagrado a Jehová.

Números 18:21-24
Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por
heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del
tabernáculo de reunión. Y no se acercarán más los hijos de Israel al
tabernáculo de reunión, para que no lleven pecado por el cual mueran. Mas
los levitas harán el servicio del tabernáculo de reunión, y ellos llevarán su
iniquidad; estatuto perpetuo para vuestros descendientes; y no poseerán
heredad entre los hijos de Israel. Porque a los levitas he dado por heredad

78
los diezmos de los hijos de Israel, que ofrecerán a Jehová en ofrenda; por lo
cual les he dicho: Entre los hijos de Israel no poseerán heredad.

Números 18:26
Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel
los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros
presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los
diezmos.

Deuteronomio 12:5-6
sino que el lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas
vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación, ése
buscaréis, y allá iréis. Y allí llevaréis vuestros holocaustos, vuestros
sacrificios, vuestros diezmos, y la ofrenda elevada de vuestras manos,
vuestros votos, vuestras ofrendas voluntarias, y las primicias de vuestras
vacas y de vuestras ovejas;

Deuteronomio 14:22-29
Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu
campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él
escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de
tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que
aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días. Y si el camino fuere tan
largo que no puedas llevarlo, por estar lejos de ti el lugar que Jehová tu
Dios hubiere escogido para poner en él su nombre, cuando Jehová tu Dios
te bendijere, entonces lo venderás y guardarás el dinero en tu mano, y
vendrás al lugar que Jehová tu Dios escogiere; y darás el dinero por todo lo
que deseas, por vacas, por ovejas, por vino, por sidra, o por cualquier cosa
que tú deseares; y comerás allí delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú
y tu familia. Y no desampararás al levita que habitare en tus poblaciones;
porque no tiene parte ni heredad contigo. Al fin de cada tres años sacarás

79
todo el diezmo de tus productos de aquel año, y lo guardarás en tus
ciudades. Y vendrá el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y el
extranjero, el huérfano y la viuda que hubiere en tus poblaciones, y
comerán y serán saciados; para que Jehová tu Dios te bendiga en toda
obra que tus manos hicieren.

Deuteronomio 26:12-15
Cuando acabes de diezmar todo el diezmo de tus frutos en el año tercero,
el año del diezmo, darás también al levita, al extranjero, al huérfano y a la
viuda; y comerán en tus aldeas, y se saciarán. Y dirás delante de Jehová tu
Dios: He sacado lo consagrado de mi casa, y también lo he dado al levita, al
extranjero, al huérfano y a la viuda, conforme a todo lo que me has
mandado; no he transgredido tus mandamientos, ni me he olvidado de
ellos. No he comido de ello en mi luto, ni he gastado de ello estando yo
inmundo, ni de ello he ofrecido a los muertos; he obedecido a la voz de
Jehová mi Dios, he hecho conforme a todo lo que me has mandado. Mira
desde tu morada santa, desde el cielo, y bendice a tu pueblo Israel, y a la
tierra que nos has dado, como juraste a nuestros padres, tierra que fluye
leche y miel.

Nehemías 10:38
y que estaría el sacerdote hijo de Aarón con los levitas, cuando los levitas
recibiesen el diezmo; y que los levitas llevarían el diezmo del diezmo a la
casa de nuestro Dios, a las cámaras de la casa del tesoro.

De estas citas podemos resumir la normativa de la ley del diezmo en lo siguiente:

1. El diezmo se daba de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto


de los árboles lo cual incluía diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que

80
pasa bajo la vara (Levítico 27:30-32) así como del grano, de tu vino y de tu
aceite.

2. Los diezmos eran para el sostenimiento del servicio en el Templo de los


Levitas (Números 18:21-24).

3. Los Levitas, quienes eran los que recibían los diezmos, tenían a su vez la
obligación de diezmar de ellos al sacerdocio aharónico (Números 18:26;
Nehemías 10:38).

4. El diezmo tenía que traerse al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de
entre todas vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación
(Deuteronomio 12:5-6), en este caso al Templo de Jerusalén.

5. Aparte del diezmo anterior, había otros dos diezmos: uno que se apartaba
cotidianamente de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus
manadas y de tus ganados para usarse sea en efectivo o en especie en las
fiestas a las que anualmente la Ley convocaba en Jerusalén para comer
delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia; el otro diezmo era
cada tres años y era para el levita, que no tiene parte ni heredad contigo, y
el extranjero, el huérfano y la viuda (Deuteronomio 14:22-29; Deuteronomio
26:12-15).

Curiosamente, como se verá más delante, son precisamente estas conclusiones


respecto del diezmo las que sus detractores usan para argumentar la no vigencia,
ni validez y por lo tanto no observancia del mismo en la actualidad.

Ley moral. La ley moral sobre el diezmo se refiere a disertaciones que permiten
entender el significado de la norma más allá incluso de su aplicación práctica:

81
Malaquías 3:6-10
Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido
consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis
leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha
dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos?
¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis:
¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois
con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado. Traed
todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora
en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los
cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde.

En esta cita la Escritura presenta una confrontación entre Dios y los hombres ya
que el primero acusaba a los segundo de haberle robado, a lo que estos aducían
desconocer a qué se refería, aclarando Dios que se refiere a los diezmos, por lo
cual están malditos, pero que esto puede revertirse y tornarse en bendición si
cumplen con esa normativa, pero incluso va más allá pue Dios mismo insta a
probarle en la cuestión de darle el diezmo y ver en ese sentido como la bendición
aunada va a sobre abundar.

Levítico 27:30
Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los
árboles, de Jehová es; es cosa consagrada a Jehová.

Esta cita, relacionada con la ley moral, deja más que clara la manera en que Dios
ve el diezmo: como algo consagrado para él. La palabra que aquí se traduce como
consagrada viene del hebreo ‫ׁש ֲֶֹ֖ ט‬, qō·ḏeš, que literalmente significa santo,
sagrado, consagrado, apartado [para Dios]. Esto permite entender la naturaleza
del diezmo no como uno podría verlo sino como Dios lo ve, ahora bien ¿por qué
Dios habría de verlo así? ¡Porque es el recurso que Él ha establecido para que el

82
Su culto, alabanza, veneración y adoración debida se dé de manera perfecta y
santa!

83
Vigencia, validez y observancia de la ley relativa al diezmo

Ahora bien, la parte medular de la ley relativa al diezmo estriba sin duda alguna en
determinar si la misma sigue siendo vigente, válida y por ende observable. Tal
como se comentó, la ley relativa al diezmo forman parte de una normativa
previamente existente a las leyes mosaicas así que no forman parte de las leyes
añadidas que por lo mismo tendrían una temporalidad, pero de igual forma, y con
mayor contundencia de esa vigencia, validez y observancia, podemos encontrar
referencias escriturales que permiten concluir esto.

Pero antes de pasar a esto hay que señalar que las conclusiones respecto del
diezmo que ya se vieron las que sus detractores usan para argumentar la no
vigencia, ni validez y por lo tanto no observancia del mismo en la actualidad, ¿por
qué? (1) porque el diezmo se daba de la tierra, así de la simiente de la tierra como
del fruto de los árboles lo cual incluía diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que
pasa bajo la vara (Levítico 27:30-32) así como del grano, de tu vino y de tu aceite,
así que quienes no se dedica a esas actividades no podrían en estricto sentido de
la Escritura cumplir la ordenanza, (2) porque los diezmos eran para el
sostenimiento del servicio en el Templo de los Levitas (Números 18:21-24), siendo
que si en la actualidad no hay Templo ni Levitas en estricto sentido de la Escritura
no puede cumplirse esto; (3) por que la normativa señala que los Levitas a su vez
tenían que diezmar al sacerdocio aarónico de los diezmos recibidos (Números
18:26; Nehemías 10:38), siendo que si en la actualidad no hay Templo ni Levitas
en estricto sentido de la Escritura no puede cumplirse esto; (4) por que el diezmo
tenía que traerse al lugar que Jehová vuestro Dios escogiere de entre todas
vuestras tribus, para poner allí su nombre para su habitación (Deuteronomio 12:5-
6), en este caso al Templo de Jerusalén, siendo que al no estar en pie el Templo
de Jerusalén los diezmos no pueden llevarse y por lo tanto no puede cumplirse
esta parte de la Escritura; y (5) porque, dado que aparte del diezmo anterior, había
otros dos diezmos: uno que se apartaba cotidianamente de tu grano, de tu vino y
de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados para usarse sea en

84
efectivo o en especie en las fiestas a las que anualmente la Ley convocaba en
Jerusalén para comer delante de Jehová tu Dios, y te alegrarás tú y tu familia; el
otro diezmo era cada tres años y era para el levita, que no tiene parte ni heredad
contigo, y el extranjero, el huérfano y la viuda (Deuteronomio 14:22-29;
Deuteronomio 26:12-15); al no estar en la actualidad las condiciones para ello no
puede cumplirse la Escritura en cuanto a lo que aquí establece.

¿Qué puede decirse ante estas argumentaciones? Simplemente ¡que tienen


razón! Así es, tienen toda la razón en cuanto a lo que señalan como contra-
argumento respecto de los diezmos tal como está establecido en las leyes
mosaicas, el problema es que esa normativa es adicional, añadida, siendo que
existía una normativa previa, y por lo tanto permanente, que al quedar sin efecto
las leyes mosaicas no se afecta aquella original sino que al contario se restaura en
su forma primigenia.

Pero antes de abordar esto veamos lo siguiente. En los evangelios, Cristo, al tratar
el tema del diezmo señaló: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque
diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la
justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer
aquello” (Mateo 23:23), si la la justicia, la misericordia y la fe es algo que aún el
cristiano debe practicar, es lógico considerar que lo otro que no debía dejarse de
hacer, el diezmo, de igual forma sigue vigente. Esto estaría en consonancia con lo
que Jesús dijo respecto de devolver lo que le pertenece a Dios: “Dad, pues, a
César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios” (Mateo 22:21), si se
descarta la ley relativa al diezmo, ¿en qué parte de la Escritura se encontraría
alguna normativa vigente y permanente, clara y obligatoria, para contribuir de
manera constante para las obra encomendada por Dios a Su iglesia? Con todo y
todo, tal vez alguien pueda aceptar que en tiempos de Jesús, antes de Su
sacrificio redentor, la ley del diezmo estaba vigente, peor no así después de su
muerte y resurrección, así que vayamos varias décadas después de ello para ver

85
la doctrina que se enseñaba en la iglesia de Dios y comprender lo relativo a este
tema.

Retomando la cuestión de la existencia previa a las leyes mosaicas de la ley


relativo al diezmo, la cuestión de los dos sacerdocios y las dos leyes fue algo que
se desarrolló al inicio de la presente obra pues su comprensión es requerida para
entender la cuestión relativa tanto a las leyes dietéticas como a la ley relativa al
diezmo. Esto es importante tenerlo en mente ya que tanto las leyes dietéticas
como la relativa al diezmo pertenecen a una normativa pre-existente a las leyes
mosaicas, en ese sentido dichas normas, vigentes desde el inicio de la
humanidad, al no poderse cancelar por ser permanentes, fueron reconocidas en
las leyes mosaicas añadiéndosele directrices que fuesen acorde con el grueso de
la legislación, pero al ser superadas esas leyes mosaicas lo único que fue
cancelado es lo añadido, quedando lo primigenio en su espíritu original, en este
entendido, ¿tenemos nociones del diezmo previo a las leyes mosaicas?, ¿en qué
sentido?, de igual forma ¿el Nuevo Testamento cancela o refrenda esta
obligación?

Génesis 14:17-24
17
Cuando volvía de la derrota de Quedorlaomer y de los reyes que con él
estaban, salió el rey de Sodoma a recibirlo al valle de Save, que es el Valle
del Rey.
18
Entonces Melquisedec, rey de Salem y sacerdote del Dios Altísimo, sacó
pan y vino;
19
y le bendijo, diciendo: Bendito sea Abram del Dios Altísimo, creador de
los cielos y de la tierra;
20
y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le
dio Abram los diezmos de todo.
21
Entonces el rey de Sodoma dijo a Abram: Dame las personas, y toma
para ti los bienes.

86
22
Y respondió Abram al rey de Sodoma: He alzado mi mano a Jehová Dios
Altísimo, creador de los cielos y de la tierra,
23
que desde un hilo hasta una correa de calzado, nada tomaré de todo lo
que es tuyo, para que no digas: Yo enriquecí a Abram;
24
excepto solamente lo que comieron los jóvenes, y la parte de los varones
que fueron conmigo, Aner, Escol y Mamre, los cuales tomarán su parte.

En los versículos remarcados se evidencia la observancia de lo que se conoce


como el diezmar, dar la décima parte de lo que uno obtiene cientos de años antes
de las leyes mosaicas añadidas, pero ¿cómo podemos estar seguros que se
trataba de una legislación como tal previa a las leyes mosaicas?

Reflexionando sobre este pasaje Pablo escribiendo alrededor del año 60-65 d.C.,
es decir, más de treinta años después de la muerte, resurrección y ascensión al
cielo de Jesus, a los Hebreos señala:

Hebreos 7:1-10
1
Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que
salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo,
2
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de
paz;
3
sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin
de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para
siempre.
4
Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca
dio diezmos del botín.
5
Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio,
tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir,
de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de
Abraham.

87
6
Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de
Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas.
7
Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor.
8
Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno
de quien se da testimonio de que vive.
9
Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los
diezmos;
10
porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió
al encuentro.

Recordemos de nuevo la cita de Isaías 8:16: “Ata el testimonio, sella la ley entre
mis discípulos”, es así lo señalado en Génesis 14:17-24 debe ser comprendido a
cabalidad de cara a lo explicado en Hebreos 7:1-10.

Siguiendo esa comprensión que Hebreos 7:1-10 nos permite tener de Génesis
14:17-24 podemos establecer lo siguiente:

Lo primero y más importante a considerar, aquello que permite entender cómo es


que el diezmo formaba parte de una legislación previa a las leyes mosaicas, es
que Pablo establece una equivalencia entre ambos diezmos, es decir, entre el que
dio Abraham a Melchisedec y los que recibían los Levitas del Templo. Esto es
importante ya que quienes señalan que la ley relativa al diezmo no está vigente
analizan de manera aislada Génesis 14:17-24 para concluir que lo que dio
Abraham fue un diezmo diferente en el sentido que no formaba parte de
legislación alguna, es decir, no era obligatorio normativamente hablando por lo
que aquel diezmo fue espontáneo. De nuevo, a la luz de lo expuesto por Pablo se
ve la equivalencia de ambos diezmos, de otra forma Pablo se hubiese referido a
esto como una ofrenda, regalo o dádiva, figuras que también estaban en las leyes
mosaicas, no como el diezmo el cual tiene la característica peculiar que forma
parte intrínseca de una legislación establecida y por lo tanto obligatoria.

88
Esta equivalencia es notoria en los versículos 5 y 6 y 8 y 9 que señalan
“ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen
mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley, es decir, de sus
hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero
aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los
diezmos, y bendijo al que tenía las promesas” y “aquí ciertamente reciben los
diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que
vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe
los diezmos”. Así que la equivalencia es más que aclara, en ambos casos se
habla de diezmos, en ambos casos existe una normativa que los hace obligatorio,
en ambos casos deben entregarse a las personas adecuadas para los fines
adecuados.

Por cierto, y con relación a estas ideas relativas a este primer punto, es
interesante como es que Pablo en su primer carta a los Corintios, escrita en 54-57
d.C., es decir casi treinta años después de la muerte, resurrección y ascensión al
cielo de Jesús, de nuevo establece una analogía que permite entender la vigencia,
validez y por ende observancia del diezmo:

1 Corintios 9:13-14
¿No sabéis que los que trabajan en las cosas sagradas, comen del templo,
y que los que sirven al altar, del altar participan? Así también ordenó el
Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio.

Los sacerdotes y levitas vivía de manera regular y constante por medio del
diezmo, no de las ofrendas y demás que tenían un carácter esporádico y en
muchos casos voluntario, lo cual no permitiría un flujo de recursos regular y
constante para el servicio del Templo, sino que su subsistencia estaba fundada en
el diezmo, de igual forma en esta cita Pablo de nuevo equipara ambos a aquellos
sacerdotes y levitas con quienes anuncian el Evangelio señalando que ambos
deben vivir de su trabajo relacionado, y de nuevo: lo único que genera un flujo

89
regular constante permanente que permite esto, en ambos sacerdocios, es el
diezmo.

Como segundo punto y no menos importante para ir determinando la vigencia,


validez y por lo tato observancia de la ley relativa al diezmo en la iglesia
neotestamentaria, si bien no va a repetirse en este apartado lo visto anteriormente
con relación a los dos sacerdocios y las dos leyes, debe tenerse en cuenta sin
embargo, aquello que ya se comentó previamente al respecto, es decir, puede
verse la reiteración que hace Pablo al señalar que el sacerdocio de Melchisedec
era superior al que posteriormente se establecería con Aharón y los Levitas,
siendo que si en aquel sacerdocio existía la normativa permanente del diezmo,
ésta vino a incorporarse en las leyes mosaicas siendo que cuando éstas dejaron
de tener vigencia, validez y observancia, lo añadido fue eliminado, no así lo
preexistente que era la cuestión de dar la décima parte de lo que se obtuviera, el
diezmo, pues.

Pero extendiéndose en este tema, de manera reiterativa podemos continuar con


los versículos de Hebreos 7 posteriores a lo señalado anteriormente con respecto
al diezmo pues la exposición que Pablo hace, como ya se vio en el apartado de
los dos sacerdocios y las dos leyes, señala a Cristo restableciendo el sacerdocio
de Melchisedec, sólo que ahora de una manera eterna, con todas las regulaciones
y normativas que le son inherentes, incluyendo, obvio, los diezmos:

Hebreos 7:11-28
11
Si, pues, la perfección fuera por el sacerdocio levítico (porque bajo él
recibió el pueblo la ley), ¿qué necesidad habría aún de que se levantase
otro sacerdote, según el orden de Melquisedec, y que no fuese llamado
según el orden de Aarón?
12
Porque cambiado el sacerdocio, necesario es que haya también cambio
de ley;

90
13
y aquel de quien se dice esto [Cristo], es de otra tribu, de la cual nadie
sirvió al altar.
14
Porque manifiesto es que nuestro Señor vino de la tribu de Judá, de la
cual nada habló Moisés tocante al sacerdocio.
15
Y esto es aún más manifiesto, si a semejanza de Melquisedec se levanta
un sacerdote distinto,
16
no constituido conforme a la ley del mandamiento acerca de la
descendencia, sino según el poder de una vida indestructible.
17
Pues se da testimonio de él:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
18
Queda, pues, abrogado el mandamiento anterior a causa de su debilidad
e ineficacia
19
(pues nada perfeccionó la ley), y de la introducción de una mejor
esperanza, por la cual nos acercamos a Dios.
20
Y esto no fue hecho sin juramento;
21
porque los otros ciertamente sin juramento fueron hechos sacerdotes;
pero éste, con el juramento del que le dijo:
Juró el Señor, y no se arrepentirá:
Tú eres sacerdote para siempre,
Según el orden de Melquisedec.
22
Por tanto, Jesús es hecho fiador de un mejor pacto.
23
Y los otros sacerdotes llegaron a ser muchos, debido a que por la muerte
no podían continuar;
24
mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio
inmutable;
25
por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se
acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
26
Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha,
apartado de los pecadores, y hecho más sublime que los cielos;

91
27
que no tiene necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de
ofrecer primero sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del
pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a sí mismo.
28
Porque la ley constituye sumos sacerdotes a débiles hombres; pero la
palabra del juramento, posterior a la ley, al Hijo, hecho perfecto para
siempre.

Aunque se comentó esto en extensión y profundidad en el apartado relativo a las


dos leyes y los dos sacerdocios, debe quedar claro cómo es que previo a los
pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas existía un sacerdocio, el de
Melchisedec, en el cual los sacerdocios, al igual que aarónico y levítico, era
investido y ejercía y el cual tenía sus regulaciones eternas, los Diez
Mandamientos, y permanentes, las leyes dietéticas y las relativas al diezmo,
siendo que al establecerse los pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas dicho
sacerdocio es interrumpido por el aarónico y levítico hasta el advenimiento de la
promesa, Cristo Jesus, quien de nuevo reestablece el sacerdocio de Melchisedec
dejando sin efecto todo lo añadido en las leyes mosaicas pero no invalidando lo
que desde antes fungía como normas eternas, los Diez Mandamientos, y
permanentes, las leyes dietéticas y la relativa al diezmo.

Como tercer y último punto, es interesante determinar la manera correcta de


cumplir este precepto, dado que lo que estipulaba la ley mosaica era que el
diezmo se entregaba sobre el grano, el vino y el aceite, y las primicias de las
manadas y de los ganados, pero como dicha ley ya no tiene validez, ni vigencia y
por ende no es observable, ¿sobre qué se entrega el diezmo?

Génesis 14:20
y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le
dio Abram los diezmos de todo.

92
Hebreos 7:2
a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo; cuyo nombre significa
primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de
paz;

Así que en la actualidad, el diezmo se da a la iglesia de Dios para la obra que le


ha sido encomendada, sobre todo lo que uno obtenga.

Ahora bien, ¿existe alguna otra mención del diezmo previo a las leyes mosaicas?
Si la hay, ya la misma debe abordarse a la luz de la comprensión previa, de otra
forma, como pasa con muchos, el entendimiento de la misma se desvirtuaría.

La Escritura sólo presenta otra ocasión en la cual el diezmo es mencionado previo


a las leyes mosaicas, curiosamente esta otra mención del diezmo confunde a
quienes sin el entendimiento previo que se ha comentado, abordan el tema desde
la concepción de la no vigencia, ni validez, ni observancia en la actualidad de este
precepto.

Un hecho en la Escritura es que el conocimiento, la comprensión, se va


construyendo sobre lo que se va revelando. La Escritura no es una serie de
revelaciones sin conexión una con otra sino que toda forma un todo, “la suma de
tu palabra es verdad” (Salmos 119:160), por eso es sumamente importante
considerar la información que la Escritura va presentando a la luz de lo que con la
misma ya se ha ido comprendiendo.

Sobre esta cita que menciona por segunda y última vez al diezmo previo a las
leyes mosaicas, ha de considerarse la información que se entrega a la luz de lo ya
comprendido respecto del diezmo.

Si bien la primer mención del diezmo se vio aparece en Génesis 14:17-24, la


comprensión plena de dicha mención deviene de considérala cara a cara con lo

93
señalado en Hebreos 7:1-10. Del análisis que ya se hizo quedó claro que la
comparativa implica una equivalencia de términos ya que de otra forma Pablo
hubiese utilizado otra figura como ofrenda, oblación, etc. para referirse a lo que
Abraham dio a Melchisedec, pero la comparativa del diezmo levítico con lo que
Abraham dio a Melchisedec, nombrado de igual forma diezmo, implica que ambos
pertenecían a una normativa que lo regulaba como tal. Dicha normativa implicaba
en su base dar la décima parte de todo lo que se obtuviera y la misma se daba a
las personas encargadas de la administración religiosa de la fe del Pueblo de
Dios.

De igual forma se comprendió que dicha normativa, al ser permanente, se incluyó


en lo que posteriormente sería conocido como leyes mosaicas, la cual, para ser
observada, se le añadieron regulaciones adicionales que al venir la Promesa
quedaron sin efecto, como el resto de las leyes mosaicas, manteniendo el espíritu
original de la norma.

Por último, se estableció que la normativa original referida al diezmo, es decir, la


décima parte lo obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba, era dada al
sacerdocio de Melchisedec, mientras que la disposición contemplada en las leyes
mosaicas, incluyendo las normas añadidas, era dada al sacerdocio aharónico y
levítico, este último sacerdocio interrumpió temporalmente al primero pero una vez
venida la Promesa el mismo fue reestablecido, siendo así que si aquel primero
incluía la normativa relativa al diezmo, al reestablecerse la misma siguió en
funciones sólo que ahora relacionada con el sacerdocio de Melchisedec y bajo el
espíritu de la norma original.

Este es el conocimiento previo que deviene de considerar Génesis 14:17-24 a la


luz de Hebreos 7:1-10, y ambos a la luz de los dos sacerdocios y las dos leyes,
con todo y todo quienes abordan el tema del diezmo desde la perspectiva de su no
validez, ni vigencia, ni mucho menos observancia, analizan la cita que a
continuación se va a abordar de manera aislada para validar así su pensamiento,

94
con todo y todo e incluso en este caso, es decir, tomándola de manera aislada, no
hay elemento para considerar las conclusiones a las que llegan, a saber: que
antes de las leyes levíticas no había una normativa relativa al diezmo.

La cita en cuestión está en Génesis 28:10-22

10
Salió, pues, Jacob de Beerseba, y fue a Harán.
11
Y llegó a un cierto lugar, y durmió allí, porque ya el sol se había puesto; y
tomó de las piedras de aquel paraje y puso a su cabecera, y se acostó en
aquel lugar.
12
Y soñó: y he aquí una escalera que estaba apoyada en tierra, y su
extremo tocaba en el cielo; y he aquí ángeles de Dios que subían y
descendían por ella.
13
Y he aquí, Jehová estaba en lo alto de ella, el cual dijo: Yo soy Jehová, el
Dios de Abraham tu padre, y el Dios de Isaac; la tierra en que estás
acostado te la daré a ti y a tu descendencia.
14
Será tu descendencia como el polvo de la tierra, y te extenderás al
occidente, al oriente, al norte y al sur; y todas las familias de la tierra serán
benditas en ti y en tu simiente.
15
He aquí, yo estoy contigo, y te guardaré por dondequiera que fueres, y
volveré a traerte a esta tierra; porque no te dejaré hasta que haya hecho lo
que te he dicho.
16
Y despertó Jacob de su sueño, y dijo: Ciertamente Jehová está en este
lugar, y yo no lo sabía.
17
Y tuvo miedo, y dijo: ¡Cuán terrible es este lugar! No es otra cosa que
casa de Dios, y puerta del cielo.
18
Y se levantó Jacob de mañana, y tomó la piedra que había puesto de
cabecera, y la alzó por señal, y derramó aceite encima de ella.
19
Y llamó el nombre de aquel lugar Bet-el, aunque Luz era el nombre de la
ciudad primero.

95
20
E hizo Jacob voto, diciendo: Si fuere Dios conmigo, y me guardare en
este viaje en que voy, y me diere pan para comer y vestido para vestir,
21
y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová será mi Dios.
22
Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo
que me dieres, el diezmo apartaré para ti.

El problema de esta cita es la parte final donde Jacob hace un voto señalando que
“Si fuere Dios conmigo, y me guardare en este viaje en que voy, y me diere pan
para comer y vestido para vestir, y si volviere en paz a casa de mi padre, Jehová
será mi Dios. Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo
lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti” (versículos 20-22).

Los detractores de la normativa del diezmo previa a las leyes mosaicas señalan
que esto es una evidencia de que el mismo, es decir el diezmo, no era una
normativa como vino a establecerse posteriormente en las leyes levíticas, a saber,
algo permanente referido a la décima parte de lo obtenido, lo que se producía, lo
que se ganaba, ¿por qué?, por la lectura, o más bien la interpretación, que hacen
del versículo 22 que señala que si Dios concede lo que Jacob espera entonces él
“de todo lo que [le] diere, el diezmo apartar[á] para [Dios]”.

La lectura, de nuevo: más bien la interpretación de esto, lleva a los detractores de


la normativa del diezmo previa a las leyes mosaicas a señalar que dada la manera
en que esto está escrito señala más bien una promesa condicionada, algo así
como un compromiso mutuo, siendo que si fuese una norma de carácter
obligatorio no estaría sujeta a negociación.

Como ya se comentó uno debe ir construyendo el conocimiento que la Escritura va


presentado conforma a la comprensión previa que va teniendo, siendo así esta
interpretación no es coherente con lo entendido previamente del análisis de
Génesis 14:17-24 y Hebreos 7:1-10, pero antes de pasar al entendimiento de esta

96
Escritura sobre la base de lo ya comprendido, ¿qué está de mal en el argumento
de los detractores de la normativa del diezmo previo a las leyes mosaicas?

Veamos.

Ellos señalan que la redacción de la Escritura es condicionada, es decir, si Jacob


recibía ciertas cosas de Dios entonces, y sólo entonces, él, casi casi como
contraprestación le daría el diezmo de todo lo que le diere. En ese sentido,
argumentan los detractores de la normativa del diezmo previo a las leyes
mosaicas, dado que la figura del diezmo presentada aquí estaba sujeta a una
condición no podía tratarse de una norma obligatoria, en ese sentido no era algo
que Jacob obligatoria, rutinaria, y consuetudinariamente observase. De nuevo
¿qué está mal con este razonamiento?, que el mismo se invalida a si mismo si se
le da continuidad a la argumentación en que se sustenta ya que si se considera
que la supuesta condicionante establecida en dicha Escritura de sólo dar el
diezmo si se obtenía lo esperado implicaba que el mismo, es decir el diezmo, no
era observado antes, entonces tendremos que aplicar la misma regla a la otra
parte de esa misma Escritura que señala en el versículo 21 que si Dios concede a
Jacob lo que espera entonces, y sólo entonces, “Jehová será [su] Dios”, es decir,
si la condición de dar diezmos sólo se cumplía si se obtenía lo esperado por lo que
antes no se diezmaba, entonces la condición de aceptar a Jehová bajo la misma
premisa, es decir, sólo si se obtenía lo que se esperaba, implicaba que antes no
se le tenía ni consideraba por Dios, pero esto nos lleva a un absurdo donde Jacob
se estaría dirigiendo a Alguien que no consideraba Dios estableciendo condiciones
bajo las cuales entonces, y sólo entonces, sí lo consideraría. No tiene sentido.

Más bien la idea es que Jacob conocía, entendía, comprendía y aceptaba a


Jehová como Su Dios, de esa forma la condicionante no tiene cabida, y si no tiene
cabida tampoco aplica como tal para la cuestión del diezmo. Pero entonces, ¿por
qué la redacción supuestamente condicionada de esta Escritura?

97
Partiendo de la comprensión previa que sobre la normativa del diezmo se tiene,
puede entenderse la manera en que la Escritura presenta esta nueva información
sin caer en contradicciones ni con aquella comprensión, como ya se abordó, ni
esta misma cita, como se ha visto.

Ese entendimiento implica reconocer en esta cita la decisión voluntaria, madura,


consiente de aceptar la relación con Dios. Esto no debería sorprender pues es el
mismo principio que ha aplicado en los dos mil años de historia de la iglesia de
Dios y que sigue aplicando. Uno podrá formar parte, como Jacob, de una familia
que haya aceptado a Dios, puede desde niño congregarse, participar en los
grupos de la iglesia, tener actividades de cada vez mayor responsabilidad en la
misma, pero llegado el tiempo, cuando la persona se sienta lo suficientemente
madura física, mental, emocional y espiritualmente hablando, de tomar la decisión
personal de acepar el llamamiento pidiendo entonces, y sólo entonces, ser
bautizada para remisión de los pecados y recibir por medio de la imposición de
manos el Espíritu Santo. ¿Quiere decir que hasta antes de ese momento dicha
persona, en su niñez, adolescencia, juventud y puede incluso que parte de su
adultez no formase parte de la familia de Dios? Formaba parte, sin duda, pero aún
no había decidido en su corazón aceptar de manera volitiva el llamamiento.

Dios no es un Dios de imposiciones sino que busca que en libertad Sus hijos le
amen, eso implica que cada quien debe responder al llamamiento del que en su
momento puede llegar a ser objeto por parte del Padre. Es entonces y sólo
entonces en donde uno, al aceptar de manera libre ese compromiso, se vuelve
responsable personal, de manera individual, de las consecuencias del mismo.

Algo así puede entenderse de la cita en cuestión, de nuevo: a la luz de lo que ya


se ha comprendido de la normativa del diezmo previa a las leyes mosaicas.

En esta cita, dado que no puede entenderse la condicionante de que Dios lo sería
para Jacob sólo si le correspondía con lo que él solicitaba (¿cómo establecer una

98
promesa previa con Alguien al cual aún no se le reconoce como receptor de tal
promesa?), lo que puede deducirse es la misma actitud que deviene en el cristiano
en la actualidad cuando ya de manera libre, madura y consiente acepta lo que
pudo ya haber vivido, entendido, comprendido e incluso observado, pero que aún
no era motivo de una decisión personal.

El cristiano al bautizarse no dice que a partir de ahí va a creer en Dios, sino


porque ha llegado a un conocimiento maduro de Dios, Dios al que ha aceptado,
entonces es que decide bautizarse. De igual forma Jacob había vivido toda su vida
con Su Padre, Abraham, un Abraham receptor de las promesas de Dios, amigo de
Dios (Santiago 2:23), cumplidor de mandamientos, leyes y normas de Dios
(Génesis 26:5), en ese sentido Jacoba había vivido, entendido, comprendido e
incluso observado lo que su padre Abraham vivía, entendía, comprendía e incluso
observaba, pero aún no había llegado al punto donde de manera libre, madura y
consiente Jacob mismo se decidiera por el llamamiento.

En este sentido lo que vemos en la cita en cuestión no es sino la expresión


madura, libre y consiente de vivir, entender, comprender e incluso observar lo que
tal vez ya se hacía desde antes, pero ahora reconocido como una aceptación
personal, como un compromiso individual, como una responsabilidad particular.

Por último tal vez alguien pregunta el porqué de manera específica se menciona
en esta aceptación, en este compromiso, en esta responsabilidad que libre,
madura y conscientemente hace Jacob la cuestión del diezmo. La razón es que la
normativa del diezmo está condicionada a un evento: que haya obtención,
producción o ganancia de algo.

Como se ha comentado, la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, son eternos,


han estado, están y seguirán siendo válidos, vigentes y por ende observables, el
sólo hecho de estar vivos nos obliga a ello, mismo caso que las leyes dietéticas ya
que para vivir hay que comer por lo cual son insoslayables, no así en el caso de la

99
cuestión del diezmo el cual, como la misma normativa señala, sólo aplica en
cuestión de lo obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba, es por eso que si
bien en esta aceptación, compromiso, responsabilidad que libre, madura y
conscientemente hace Jacob lo que se da por hecho es lo que es ineludible,
inevitable, a saber, cumplir la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, eternos, así
como las leyes dietéticas, permanentes, condicionando la cuestión del diezmo a lo
que forma parte de su normativa: darlo siempre y cuando existan obtención,
producción o ganancia de algo.

Una vez aclarado este punto, y antes de pasar a la comprensión testimonial de la


ley relativa al diezmo, se quisiera proponer una explicación a un evento de la
Escritura que ha intrigado a quienes la estudian: la razón del rechazo de las
ofrendas de Caín.

Para esto es menester considerar como es que, como se ha desarrollado a lo


largo de este libro, las leyes alimenticias y la relativa al diezmo forman parte de
una legislación previa a los pactos abrahamanicos y las leyes mosaicas, como lo
son de igual forma lo que se conoce como la Ley de Dios, Sus Diez
Mandamientos; aquellas, es decir, las leyes alimenticias y la relativa al diezmo, al
ser permanentes solamente fueron reconocidas en las leyes mosaicas agregando,
eso sí, muchas otras normativas al respecto, siendo que al venir la Promesa,
Cristo Jesús, las leyes mosaicas dejan de tener vigencia t validez y por lo tanto
dejan de ser observables, removiendo lo añadido, pero las legislaciones originales
permanecen en la iglesia neotestamentaria.

Con este entendimiento se abordará la cuestión del rechazo de las ofrendas de


Caín.

La historia de Caín y Abel, sobre todo en cuestión del asunto que interesa, está en
Génesis 4:1-8:

100
1
Conoció Adán a su mujer Eva, la cual concibió y dio a luz a Caín, y dijo:
Por voluntad de Jehová he adquirido varón.
2
Después dio a luz a su hermano Abel. Y Abel fue pastor de ovejas, y Caín
fue labrador de la tierra.
3
Y aconteció andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una
ofrenda a Jehová.
4
Y Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo
de ellas. Y miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda;
5
pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en
gran manera, y decayó su semblante.
6
Entonces Jehová dijo a Caín: ¿Por qué te has ensañado, y por qué ha
decaído tu semblante?
7
Si bien hicieres, ¿no serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está
a la puerta; con todo esto, a ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él.
8
Y dijo Caín a su hermano Abel: Salgamos al campo. Y aconteció que
estando ellos en el campo, Caín se levantó contra su hermano Abel, y lo
mató.

Los versículos 4 y 5 señalan como es que “miró Jehová con agrado a Abel y a su
ofrenda; pero no miró con agrado a Caín y a la ofrenda suya”. Esta diferencia ha
intrigado a los estudiosos de la Escritura quienes han propuesto diferentes
explicaciones, todas las cuales adolecen de solidez argumentativa, veamos esas
explicaciones.

Unos dicen que Dios rechazó la ofrenda de Caín pues este “trajo del fruto de la
tierra una ofrenda a Jehová” (versículo 3), a diferencia de Abel quien “trajo
también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas” (versículo 4),
porque la tierra había sido maldecida por Dios cuando expulso a Adán y Eva del
Jardín de Edén (Génesis 3:17), en ese entendido, es decir, si la tierra estaba
maldita, los frutos de la misma en cierta forman compartían su naturaleza por lo
101
que no eran ofrendas aceptables para Dios. Esta explicación, si bien tiene cierta
lógica se derrumba ante la evidencia de que Dios sí aceptó la ofrenda de Abel
basada en los primogénitos de sus ovejas, ya que si la maldición de la tierra en
cierta forma es transferible a sus frutos, continuando esa argumentación los
animales también deberían de adquirir esa maldición por lo cual la ofrenda de Abel
hubiese sido rechazada de igual forma.

Otros señalan que el motivo del rechazo de la ofrenda de Caín por parte de Dios
es que ésta no era lo que Dios había establecido. Leen como es que Adán y Eva,
después de comer del Árbol de la Ciencia del Bien y el Mal, “cosieron hojas de
higuera, y se hicieron delantales” (Génesis 4:7), imagen de querer hacer las cosas
como nuestra naturaleza lo indica, pero Dios, después de enunciar las maldiciones
y castigos derivados de la desobediencia, “hizo al hombre y a su mujer túnicas de
pieles, y los vistió” (Génesis 4:21), lo cual implicó matar animales como preámbulo
de los sacrificios que posteriormente se harían para expiación lo que a su vez
prefiguraría el sacrificio del Cordero cuya sangre derramada cubriría nuestras
faltas (Levítico 17:11; Hebreos 9:14), es así como las ofrendas gratas a Dios
pasaban por matar animales e implicaba derramamiento de sangre, lo cual no hizo
Caín, pero sí Abel. De nueva cuenta: este razonamiento tiene algo de razón, pero
de igual forma no se sostiene cuando se ve en las leyes mosaicas que como parte
de lo ofrecido a Dios había panes (Levítico 7:13; 23:17), cereales y aceites (2:1-
16), es decir, ofrendas que no implicaban matar animales ni derramar sangre.

Algunos más lo que argumentan es que las intenciones de Caín, es decir, el ánimo
de su espíritu, no era acorde a Dios. Leen como es que “Jehová dijo a Caín: ¿Por
qué te has ensañado, y por qué ha decaído tu semblante? Si bien hicieres, ¿no
serás enaltecido? y si no hicieres bien, el pecado está a la puerta; con todo esto, a
ti será su deseo, y tú te enseñorearás de él” (Génesis 4:6-7), y dado que ensañar
y decaer el semblante apunta a un ánimo muy diferente al esperado por Dios, es
más que claro que la disposición de Caín al presentar las ofrendas no era la
correcta, por lo cual dichas ofrendas fueron rechazadas. Al igual que las anteriores

102
este argumento parece tener algo de razón, pero de la misma forma que los otros
argumentos no resiste un análisis profundo ya que los versículos señalados son
posteriores al rechazo de Dios de la ofrenda de Caín, lo cual justifica ese ánimo
que le devino, pero no hay ningún versículo antes del rechazo de Dios de la
ofrenda de Caín que implicase que ese ánimo ya estaba presente en él y que por
lo tanto fue esa la razón del rechazo de su ofrenda.

Esos son los principales argumentos que buscan responder la interrogante


relativa a la causa del rechazo de la ofrenda de Caín por parte de Dios,
argumentos que, como se demostró, adolecen de solidez argumentativa dejando
insatisfecho a quien aborda esta cuestión, pero ¿podría ser otra la razón del
rechazo?

Para entrar en la explicación de este asunto, y relacionarla con el tema tratado en


el presente apartado, hay un punto del relato que a muchos ha intrigado, y que
debiendo de haber sido observado pues termina de arrojar luz sobre lo
comentado, ha sido relegado al no entenderse la situación que se indica, ese
punto del relato está señalado en los versículos 3 y 4 que señalan como es que
“andando el tiempo, que Caín trajo del fruto de la tierra una ofrenda a Jehová. Y
Abel trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas”.
Como sabemos “miró Jehová con agrado a Abel y a su ofrenda; pero no miró con
agrado a Caín y a la ofrenda suya. Y se ensañó Caín en gran manera, y decayó su
semblante” (versículos 4 y 5). La cuestión que arroja luz a lo que se está tratando,
pero que confunde a muchos es ¿por qué Caín y Abel coincidieron en la
presentación de sus ofrendas?

Pensemos un poco en esto. Dos personas de edad diferente, de caracteres


diferentes, de personalidades diferentes, de oficios diferentes y con ofrendas
diferentes, coinciden en un mismo momento para presentar sus ofrendas,
interesante ¿verdad?

103
Los que han tratado de explicar este asunto no tienen más que cruzarse de brazos
y señalar que no hay nada que permita inferir el por qué esa coincidencia de los
hermanos al momento de presentar sus ofrendas, a lo más algunos lanzan la
explicación de que tal vez un hermano le dijo al otro y se pusieron de acuerdo,
pero de nuevo: nada se dice de eso en la Escritura y eso ya es echar a volar la
imaginación.

Pero, realmente nada nos puede dar luz sobre este asunto el cual ya se ha
complicado pues no sólo está la duda del rechazo de la ofrenda de Caín por parte
de Dios sino ahora la cuestión de por qué los os hermanos coincidieron al
momento de traer su ofrenda. De nuevo ¿nada nos puede dar luz sobre este
asunto o sí?

Pensemos primero en lo segundo, ¿por qué los dos hermanos, tan diferentes
entre sí, coincidirían en un mismo momento para presentar sus ofrendas? Lo único
que puede pensarse, no es que a uno se le ocurrió esa idea y luego se la comentó
al otro, sino que más bien tendríamos que pensar que existía una normativa que
señalase que algo así se tenía que hacer. Y en este punto ¿cuál es la única
normativa existente desde el inicio de la humanidad, con carácter obligatoria, que
existía relacionado con ofrendas que debían presentarse a Dios? La respuesta es
la ley relativa al diezmo.

Si se considera que en esos inicios de la humanidad, dado que las ley relativa al
diezmo, si bien vigente comenzaba su aplicación, puede entenderse como es que
los dos hermanos coincidieron en presentar sus ofrendas directamente a Dios, ya
que aún no existía un sacerdocio, pero no sólo eso sino que permite entender la
causa del rechazo de la ofrenda de Caín por parte de Dios, ¿cuál es esa causa?
Esto se resuelve respondiendo ¿cómo y sobre qué se presentaba el diezmo? Era
la décima parte de todo lo obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba. Es así
que en este tenor de ideas, es decir, que las ofrendas estaban siendo presentadas
cumpliendo una normativa existente, la ley del diezmo, que la única explicación

104
para el rechazo por parte de Dios de las ofrendas de Caín es que éste no cumplió
con el requisito condicional de la ley relativa al diezmo: la décima parte de lo
obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba. A lo mejor fue la novena parte, la
octava, o lo que Caín considero suficiente, pero no lo que se estipulaba para la
correcta aplicación de la ley relativa al diezmo.

Con todo y todo hay dos elementos de análisis adicional de esta explicación dada.

El primero. Piénsese en lo siguiente: si fuese una ofrenda cada uno de los


hermanos pudo haber traído algo que fuese representativo, emblemático,
significativo, pero no fue así. Ya se vio que la ley del diezmo implicaba dar la
décima parte de todo lo obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba, ¿y sobre
qué fue la ofrenda de los hermanos? La de Caín, labrador de la tierra, “del fruto
de la tierra” (versículos 2, 3) y la de Abel, pastor de ovejas, “de sus ovejas”
(versículos 2, 4), siendo así que los dos hermanos no presentaron algo que fuese
representativo, emblemático, significativo, sino de todo lo que tenían trajeron lo
correspondiente, de nueva cuenta y en función de lo dicho: la décima parte de lo
obtenido, lo que se producía, lo que se ganaba.

El segundo. Como ya se vio, “le dio [a Melchisedec] Abram los diezmos de todo”,
recordemos de nuevo las citas escriturales que señalan “Ata el testimonio, sella la
ley entre mis discípulos” (Isaías 8:16), “Mas lo espiritual no es primero, sino lo
animal; luego lo espiritual” (1 Corintios 15:46), así que ¿qué tiene el Nuevo
Testamento que decirnos sobre esta cita? “Abraham el patriarca dio diezmos del
botín” (Hebreos 7:4), siendo que botín se ha traducido de ἀκροθινίων, akrothiniōn,
que literalmente quiere decir lo mejor del despojo, ¿y sobre qué trajo Abel su
ofrenda? “de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas” (Génesis
4:4), la palabra gordo se traduce de ‫חלר‬, ḥel·ḇê, que se refiere a los mejor, lo más
selecto, la más fino. Así que de nueva cuenta aplicación de la normativa existente
de la ley del diezmo permite entender que lo presentado por los hermanos se
circunscribía a ella.

105
Sirva esto para nuestra propia edificación recordando las palabras que más
delante Dios inspiraría a Malaquías a que escribiera? “¿Robará el hombre a Dios?
Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En
vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la
nación toda, me habéis robado. Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento
en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré
las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que
sobreabunde” (Malaquías 3:8-10).

106
Comprensión testimonial de la ley relativa al diezmo

Sin duda que la ley sobre el diezmo tiene una connotación eminentemente
práctica, concreta y material: contribuir con las funciones asignadas al Cuerpo de
Cristo, la iglesia de Dios.

En varias ocasiones, la Escritura arroja entendimiento sobre este tema.

Proverbios 3:9-10
Honra a Jehová con tus bienes, y con las primicias de todos tus frutos; Y
serán llenos tus graneros con abundancia, y tus lagares rebosarán de
mosto.

1 Timoteo 5:8
porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su
casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo.

1 Corintios 15:42-44
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra en corrupción,
resucitará en incorrupción. Se siembra en deshonra, resucitará en gloria; se
siembra en debilidad, resucitará en poder. Se siembra cuerpo animal,
resucitará cuerpo espiritual. Hay cuerpo animal, y hay cuerpo espiritual.

Gálatas 6:8-10
Porque el que siembra para su carne, de la carne segará corrupción; mas el
que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna. No nos
cansemos, pues, de hacer bien; porque a su tiempo segaremos, si no
desmayamos. Así que, según tengamos oportunidad, hagamos bien a
todos, y mayormente a los de la familia de la fe.

1 Timoteo 5:17-18

107
Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor,
mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice:
No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

1 Corintios 9:4-13
¿Acaso no tenemos derecho de comer y beber? ¿No tenemos derecho de
traer con nosotros una hermana por mujer como también los otros
apóstoles, y los hermanos del Señor, y Cefas? ¿O sólo yo y Bernabé no
tenemos derecho de no trabajar? ¿Quién fue jamás soldado a sus propias
expensas? ¿Quién planta viña y no come de su fruto? ¿O quién apacienta
el rebaño y no toma de la leche del rebaño? ¿Digo esto sólo como
hombre? ¿No dice esto también la ley? Porque en la ley de Moisés está
escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los
bueyes, o lo dice enteramente por nosotros? Pues por nosotros se escribió;
porque con esperanza debe arar el que ara, y el que trilla, con esperanza
de recibir del fruto. Si nosotros sembramos entre vosotros lo espiritual, ¿es
gran cosa si segáremos de vosotros lo material? Si otros participan de este
derecho sobre vosotros, ¿cuánto más nosotros? Pero no hemos usado de
este derecho, sino que lo soportamos todo, por no poner ningún obstáculo
al evangelio de Cristo. ¿No sabéis que los que trabajan en las cosas
sagradas, comen del templo, y que los que sirven al altar, del altar
participan? Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio,
que vivan del evangelio.

Lucas 6:38
Dad, y se os dará; medida buena, apretada, remecida y rebosando darán
en vuestro regazo; porque con la misma medida con que medís, os
volverán a medir.

Todas las citas anteriores tienen un referente que puede ser entendido respecto
de la obligación que como creyentes se tiene de aportar los recursos necesarios

108
para que la Gran Comisión asignada por Cristo a Su iglesia pueda realizarse
(Marcos 16:15), con todo y todo, y al igual que con las leyes dietéticas, ¿no hay
una enseñanza espiritual que devenga de este entendimiento material? Sí que la
hay y curiosamente está relacionada con lo que se vio al analizar las leyes
dietéticas.

Pensemos esto: la iglesia es referida en la Escritura como el Cuerpo de Cristo:

Colosenses 1:18
Él es también la cabeza del cuerpo [que es] la iglesia; y Él es el principio, el
primogénito de entre los muertos, a fin de que Él tenga en todo la primacía.

Colosenses 1:24
Ahora me alegro de mis sufrimientos por vosotros, y en mi carne,
completando lo que falta de las aflicciones de Cristo, hago mi parte por su
cuerpo, que es la iglesia,

1 Corintios 12:12-14
Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos
los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo,
así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados
en un solo cuerpo, ya judíos o griegos, ya esclavos o libres, y a todos se
nos dio a beber del mismo Espíritu. Porque el cuerpo no es un solo
miembro, sino muchos

1 Corintios 12:27
Ahora bien, vosotros sois el cuerpo de Cristo, y [cada uno] individualmente
un miembro de él.

Efesios 4:11-13

109
Y El dio a algunos {el ser} apóstoles, a otros profetas, a otros evangelistas,
a otros pastores y maestros, a fin de capacitar a los santos para la obra del
ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que todos
lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento pleno del Hijo de Dios, a
la condición de un hombre maduro, a la medida de la estatura de la plenitud
de Cristo;

Efesios 5:23
Porque el marido es cabeza de la mujer, así como Cristo es cabeza de la
iglesia, [siendo] El mismo el Salvador del cuerpo.

Efesios 5:29-30
Porque nadie aborreció jamás su propio cuerpo, sino que lo sustenta y lo
cuida, así como también Cristo a la iglesia; porque somos miembros de su
cuerpo.

Siguiendo la analogía dada en las leyes dietéticas, las cuales proveen alimento
considerado como apto para consumo a nuestros cuerpos físicos, ¿qué sería el
alimento físico del Cuerpo de Cristo?, ¿de dónde provendrían los recursos
materiales que requiere para funcionar de igual forma que nuestro cuerpo material
debe hacerse de recursos para estar vivo? La respuesta es de los diezmos.

Los diezmos, como se vio, tienen una connotación eminentemente práctica,


concreta y material: contribuir con las funciones asignadas al Cuerpo de Cristo, la
iglesia de Dios. En ese sentido el símil de los diezmos que se entregan para ello
puede compararse con los alimentos que nos son dados para su consumo. En
ambos casos, tanto en el Cuerpo de Cristo, Su iglesia, como en en el caso de
nuestro cuerpo material, se requieren de recursos, de insumos materiales para
subsistir, esos recursos están dado en el caso del Cuerpo de Cristo por los
diezmos y en el caso de nuestro cuerpo material por los alimentos aptos para
consumo.

110
¿Y a dónde nos lleva esto? Pues a la enseñanza espiritual subyacente en la
materialidad de los diezmos: que en este nosotros, al cumplir con la ley relativa al
diezmo, somos en figura como aquellos animales considerados aptos para
consumo humano pues proveemos al Cuerpo de Cristo de los insumos, los
recursos materiales que requiere para su subsistencia.

Así como los animales considerados aptos para nuestro consumo nos proveen de
lo que necesitamos para nuestra vida física, con una subyacente enseñanza
espiritual en ello, de igual forma esos son figura nuestra cuando a su semejanza
nosotros proveemos al Cuerpo de Cristo de lo que necesita para su vida física.

Recordemos que las leyes dietéticas fueron dadas “para hacer diferencia entre lo
inmundo y lo limpio, y entre los animales que se pueden comer y los animales que
no se pueden comer” (Levítico 11:47), es decir, para apartar, en otras palabras
santificar, aquellos alimentos considerados aptos para consumo humano (1
Timoteo 4:3-5), ¿y cómo define la Escritura a los creyentes “que guardan los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús”? santos (Revelación 14:12). Así que tanto
los alimentos como los creyentes son santificados, puestos aparte para un uso
santo, siempre y cuando cumplan con lo que la misma Escritura establece.

Ahora bien, ¿uno podrá ser considerado como un animal limpio, si se permite la
comparación, como un creyente santo, si no está cumpliendo con lo que se
supone es su deber material de proveer a Cuerpo de Cristo de lo que necesite?
“¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué
te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición,
porque vosotros, la nación toda, me habéis robado” (Malaquías 3:8-9). Un poco
difícil considerar una respuesta afirmativa a la pregunta anterior cuando la
Escritura misma señala a quien obra de esa manera como maldito, y no sólo
maldito sino doblemente maldito: Malditos sois con maldición.

111
Cuando se analizó lo relativo a las leyes dietéticas se concluyó que el hilo
conductor de las cuatro categorías de animales aptos para consumo humano de
aquellos que no lo son tiene que ver de manera general con la manera de
alimentarse así como la forma de caminar, lo cual tienen un referente
respectivamente relacionado con el leer, estudiar, meditar de manera constate
sobre la Palabra de Dios mientras se avanza por el Camino mediante la fe y las
obras y los dones y los frutos del Espíritu, considerando el testimonio que ante los
hombres el cristiano debe dar, haciendo todo buscando agradar a Dios, dejando
que la Palabra de Dios nos prepare para el Reino Venidero mediante el impulso
adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en el andar por el Camino del
cristiano.

En ese sentido, ¿podrá considerarse como quien el lee, estudia, medita de


manera constate sobre la Palabra de Dios mientras se avanza por el Camino
mediante la fe y las obras y los dones y los frutos del Espíritu, considerando el
testimonio que ante los hombres el cristiano debe dar, haciendo todo buscando
agradar a Dios, dejando que la Palabra de Dios nos prepare para el Reino
Venidero mediante el impulso adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en
el andar por el Camino del cristiano, si esa personas no cumple con alimentar de
manera perfecta y santa al Cuerpo de Cristo? La respuesta difícilmente podría ser
afirmativa cuando la misma Escritura, respecto de quienes se comportan así,
señala “porque vosotros, la nación toda, me habéis robado” (Malaquías 3:9) y
cuando uno de los Diez Mandamientos señala “No robarás” (Éxodo 20:15)

De igual forma, ¿cómo son llamados los animales que no cumple con lo
establecido para ser considerados aptos para consumo humano y por lo tanto no
alimentan de manera perfecta y santa al nuestro cuerpo material? La Escritura los
llama inmundos. ¿Y un animal inmundo puede presentare como ofrenda a Dios?
“si fuere algún animal inmundo, de que no se ofrece ofrenda a Jehová” (Levítico
27:11).

112
Pedro exhorta a los fieles de todos los tiempos diciendo “os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios” (Romanos 12:1), ahora bien, si no se está proveyendo de
manera perfecta y santa para las necesidades del Cuerpo de Cristo, volviéndonos
inmundos al símil de los animales no aptos para consumo humano, si se le está
robando a Dios, violando así Su Ley, ¿podrá considerarse uno como ofrenda
acepta por Dios, como “sacrificio vivo, santo, agradable a Dios”?, ¿podrá uno
conspirarse como parte de los santos, los “que guardan los mandamientos de Dios
y la fe de Jesús” (Revelación 14:12)? Cada quien responda.

113
Permanencia de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo

Antes de cerrar el estudio que a lo largo de esta obra se fue desarrollando sobre
las leyes dietéticas y las relativas al diezmo es necesario aclarar lo relativo a la
permanencia de ambas normativas.

En la exposición que se ha hecho respecto de ambos temas se ha mencionado, al


comparar estas normas con la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, que ésta es
eterna, mientras que aquellas son permanentes, ahora bien ¿qué no es lo
mismo?, no, no lo es. Vamos viendo.

Las leyes dietéticas y las relativas al diezmo, así como la Ley de Dios, Sus Diez
Mandamientos, corresponden, como ya se vio, a una legislación previo a los
pactos abrahamánicos y las leyes mosaicas, legislación que dada sus
características de permanente, para las primeras, y eterna, para las segundas,
fueron incluidas en las leyes mosaicas hasta el advenimiento de la Promesa,
siendo que, después de Cristo, las leyes añadidas quedaron sin efecto, pero las
primigenias continuaron con su espíritu original.

Pero entonces, ¿qué diferencia hay entre la Ley de Dios, eterna, y las leyes
dietéticas y las relativas al diezmo, permanente? La diferencia es precisamente la
duración de ambas, ya que la primera no está condicionada a nada mientras que
la segunda sí. Veamos esto.

La Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, es eterna. Ha existido siempre como un


reflejo de la perfección y santidad de Dios, ha sido el marco regulatorio por
excelencia en el presente siglo, y seguirá estando vigente, siendo válida y por lo
tanto observable en el reino venidero.

Por su parte las leyes dietéticas y las relativas al diezmo, al tener un sentido
vinculado a las condiciones humanas del presente siglo, son permanentes en

114
tanto dichas condiciones se mantengan, siendo que en el reino venidero, al
cambiar estas condiciones, la permanencia de ambas legislaciones no tendrá
mayor aplicabilidad. Expliquemos con mayor detalle esto.

Las leyes dietéticas, en su sentido material, tienen el valor inherente de señalar


aquellos alimentos que la Escritura revela como aptos para consumo humano, si
bien detrás de esto existe una enseñanza espiritual no puede negarse el fuerte
cariz material en el cual se sustenta dicha normativa. Ahora bien, ¿en el reino
venidero seguiremos con la constitución actual que tenemos y con las
necesidades de, en este caso, de alimentarnos y por ende observar las leyes
dietéticas? “porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y
gozo en el Espíritu Santo” (Romanos 14:17).

En el caso de las leyes relativas al diezmo es lo mismo: desde el inicio de la


humanidad y durante todo el presente siglo, hasta su conclusión y el
establecimiento pleno del reino venidero, las mismas son aplicables pues se
requiere de un fluir de recursos hacia la adoración organizada del Pueblo de Dios
para que pueda realizar su labor, pero ¿qué sucederá en el reino venidero? “Y no
enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a
Jehová: porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más
grande, dice Jehová: porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más
de su pecado” (Jeremías 31:34), cita que es repetida textualmente por Pablo en
Hebreos 8:11.

Así que si cuando el reino venidero, el Reino de Dios, sea establecido plenamente
–no en el Milenio donde apenas comenzará su establecimiento, sino después de
ese período-, “no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano,
diciendo: Conoce a Jehová: porque todos [le] conocerán, desde el más pequeño
de ellos hasta el más grande”, no se ocupará más la labor de la iglesia respecto de
la Gran Comisión “Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura. El

115
que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será
condenado” (Marcos 16:15-16), sino que los llamados, elegidos y fieles, serán con
Cristo Jesús, reyes y sacerdotes reinando sobre la tierra (Revelación 5:10).

A lo mejor esta idea expresada sobre la permanencia de las leyes dietéticas y las
relativas al diezmo sorprenden a algunos, no es tanto que las leyes dietéticas o las
relativas al diezmo ya no sigan vigentes, sino que las condiciones humanas, al
cambiar, las harán inaplicable. No así la Ley de Dios, Sus Diez Mandamientos, los
cuales seguirán siendo vigentes, válidos y observables.

Si bien, como se dijo, la idea expresada puede sorprender a algunos, esto no


debería ser así pues hay ejemplos similares a lo que se está expresando, tal es el
caso del matrimonio.

En la actualidad existen muchas normas que como miembros de la iglesia de Dios


deben ser observadas respecto del matrimonio, normas que están sustentadas en
la Escritura. Pero ¿qué sucederá en el reino venidero? “porque cuando resuciten
de entre los muertos, ni se casarán ni serán dados en matrimonio, sino que serán
como los ángeles en los cielos” (Marcos 12:25), así, las normas relativas al
matrimonio en el presente siglo dejarán de aplicarse no por que no sean válidas
como tales sino porque las condiciones de los hijos de Dios habrán cambiado
haciéndolas inaplicables.

De esta manera, desde el inicio de la humanidad y hasta la concusión del presente


siglo, en el reino venidero, las leyes dietéticas ya no requerirán ser observadas
pues la naturaleza misma de los hijos de Dios, al haber cambiado, las harán
inaplicables. Es por ello que se señalan como permanentes, no eternas sino
permanentes: por que permanecen, son válidas, vigentes y observables, en tanto
las condiciones que las hacen aplicables permanezcan.

116
Con todo y todo, ambas normativas, es decir, las leyes dietéticas y las relativas al
diezmo, como ha quedado establecido a los largo de la presente obra, son de
carácter obligatorio en la actualidad, su validez, vigencia y por lo tanto observancia
están más que claras escrituralmente hablando, pero si es menester hacer esta
aclaración para diferenciar en su naturaleza intrínseca a la Ley de Dios, eterna, de
las leyes dietéticas y las relativas al diezmo, permanentes.

Ahora bien, y para cerrar este apartado, el hecho de que la materialidad de la


aplicación de las leyes dietéticas y las relativas al diezmo tengan una permanencia
relacionada a las condiciones imperantes en los hijos de Dios en el presente siglo,
no siendo aplicables en el reino venidero cuando dichas condiciones serán
cambiadas, eso no quiere decir –y esto es muy importante- que la enseñanza
espiritual subyacente en ambas normativas también vaya a dejar de tener vigencia
y validez , al contrario, las enseñanzas espirituales que ya se vieron seguirán
estand vigentes y siendo válidas: es decir, que los hijos de Dios seguirán
mostrando su característica de leer, estudiar, meditar de manera constate sobre la
Palabra de Dios mientras se avanza por el Camino mediante la fe y las obras y los
dones y los frutos del Espíritu, considerando el testimonio que ante los hombres el
cristiano debe dar, haciendo todo buscando agradar a Dios, dejando que la
Palabra de Dios nos siga edificando en el Reino Venidero mediante el impulso
adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en el andar por el Camino del
cristiano. De igual forma seguiremos honrando a Dios con sacrificios, ofrendas y
holocaustos, ya no como diezmo material, sino de una índole con sentido
espiritual.

117
Conclusión

Previo a cerrar el análisis de los temas desarrollados a lo largo de la presente


obra, tal vez en ya haya saltado a la vista un entendimiento relativo a las leyes
dietéticas y las relativas al diezmo en el sentido de que ¡ambas se refieren a lo
mismo!, son lados de la misma moneda, variables de la misma ecuación: ambos
se refieren a los recursos materiales que un cuerpo necesita, alimentos en el caso
del cuerpo individual, el nuestro, y diezmos en el caso del cuerpo colectivo, la
iglesia de Dios.

Tanto el cuerpo material de cada uno de nosotros, como el cuerpo colectivo que
conforma la iglesia de Dios, necesitan recursos físicos, materiales, tangibles para
existir en este mundo. En el caso del cuerpo individual esos recursos están
normados por las leyes dietéticas que señalan las características de los animales
que son aptos para consumo humano; en el caso del cuerpo colectivo esos
recursos están normados por las leyes relativas al diezmo que señalan el qué,
cómo, cuándo, dónde y a quién debemos entregar los recursos que la iglesia de
Dios necesita para funcionar.

Respecto de las leyes dietéticas, el hilo conductor de las cuatro categorías de


animales aptos para consumo humano de aquellos que no lo son tiene que ver de
manera general con la manera de alimentarse así como la forma de caminar, lo
cual tienen un referente respectivamente relacionado con el leer, estudiar, meditar
de manera constate sobre la Palabra de Dios mientras se avanza por el Camino
mediante la fe y las obras y los dones y los frutos del Espíritu, considerando el
testimonio que ante los hombres el cristiano debe dar, haciendo todo buscando
agradar a Dios, dejando que la Palabra de Dios nos prepare para el Reino
Venidero mediante el impulso adicional que el Espíritu Santo de Dios imprime en
el andar por el Camino del cristiano.

118
Respecto del diezmo, los mismos tienen una connotación eminentemente práctica,
concreta y material: contribuir con las funciones asignadas al Cuerpo de Cristo, la
iglesia de Dios, pero de igual forma, la enseñanza espiritual subyacente en la
materialidad de los diezmos es que que en éste, nosotros, al cumplir con la ley
relativa al diezmo, somos en figura como aquellos animales considerados aptos
para consumo humano pues proveemos al Cuerpo de Cristo de los insumos, los
recursos materiales que requiere para su subsistencia.

Con todo y todo, ambas normativas, es decir, las leyes dietéticas y las relativas al
diezmo, como ha quedado establecido a los largo de la presente obra, son de
carácter obligatorio en la actualidad, su validez, vigencia y por lo tanto observancia
están más que claras escrituralmente hablando, pero si es menester hacer esta
aclaración para diferenciar en su naturaleza intrínseca a la Ley de Dios, eterna, de
las leyes dietéticas y las relativas al diezmo, permanentes.

Y en el caso del reino venidero cuando las condiciones de los hijos de Dios sean
cambiadas, haciendo inaplicables materialmente hablando las leyes dietéticas y
las relativas al diezmo, eso no quiere decir –y esto es muy importante- que la
enseñanza espiritual subyacente en ambas normativas también vaya a dejar de
tener vigencia y validez, al contrario, las enseñanzas espirituales que ya se vieron
seguirán estand vigentes y siendo válidas.

Mientras tanto, en cuanto a estos temas y otros de la fe cristiana, sigamos


avanzando en el Camino, cada vez con mayor entendimiento, mayor compromiso,
mayor perfección y mayor santidad, como dice la Escritura, “más la senda de los
justos es como la luz de la aurora, que va en aumento hasta que el día es
perfecto” (Proverbios 4:18)

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Paz a vos

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…les servirá de alimento…
-Un análisis sobre las leyes dietéticas y la relativa al diezmo-

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Todas las citas bíblicas de esta publicación han sido tomadas de la Reina-Valera
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