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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR


DIPLOMADO DE METODOLOGÍA DE LA INVESTIGACIÓN
MÓDULO IV: INVESTIGACIÓN CUANTITATIVA

METACOGNICIÓN N°3

Profesora: Estudiante:
Miren Dunixe Luis Colina
C.I. 24.655.605

Caracas, abril del 2020


Desde nuestro último encuentro, una frase ha rumeado frecuentemente en
mi consciencia: el plagio es un tipo de corrupción. Desde que usted, profesora,
pronunció esa oración, el plagio tiene un color diferente para mí. Antes lo veía
como un acto sin ningún tipo de connotación delincuencial; es decir, sabía lo poco
ético que era, pero no veía en él ninguna razón que transgrediera las normas o
que pudiese ser utilizado para juzgar la esencia moral de los otros y de nosotros
mismos.

Creía, de manera ingenua, que el plagio era como esas cosas que se saben
son malas pero que, si se hacen, nada pasa porque es normal hacerlo. Es decir, la
idea del plagio la había internalizado como algo normal y que, de pasar, no
comprometía a nadie; a lo sumo, la actividad o asignación sería desacreditada o
suprimida, pero la integridad moral del autor, quedaría intacta.

Significa, nada más y menos, que la idea de increpar o atacar la moralidad


de alguien por un plagio, ni siquiera la había pensado; y no lo había hecho porque
no existía en mis bases morales la idea de que, el plagio, estaba mal; si concebía
que estaba mal académicamente, pero no moralmente. Cosas distintas.

Podría decir, sin miedo a caer en inferencias apresuradas, que la idea de


que el plagio no se vea mal a la luz de la moral, es un producto social. Ello lo
evidencio en las protestas y constantes faltas groseras de mis estudiantes y sus
padres en las asignaciones. Y en prácticas tan usuales como “dile que te haga el
trabajo” o “te pago para que lo hagas”.

Y esto no es solo algo de colegios, liceos o pre-grado; también en post-


grado se ve. Cuando usted contó su experiencia, no podía creer qué esto también
ocurriese a este nivel. La única explicación posible de que algún aspirante a
especialización, maestría o doctorado incurra en plagio, creo yo, es porque no
busca investigar sino, a lo sumo, coleccionar títulos.

Esta premisa podría aplicarse a los investigadores con recorrido que, a


pesar de tener un nombre, incurren en esta práctica: solo quieren reconocimiento.
En este tipo de personas, me cuesta creer que exista algo como la satisfacción
personal; ese sudor en la frente que surge del trabajo arduo, de hacer algo propio,
no está a su alcance.

Además de todo esto, el plagio va en contra de la ciencia. Esta es progreso,


avance, objetividad, veracidad; el plagio no otorga ninguno de estos caracteres.
Más bien, atenta contra la ciencia pues introduce investigaciones que la oscurecen
y pueden hacerla estancar o retroceder.

Debo confesar, que, hasta ahora -en el módulo-, este es uno de los temas
que más impresión han causado en mí, y que, ya es fijo, influirá en mi percepción
sobre la investigación y la educación.

Con todo esto, no me queda más que decir que el plagio pasó de ser para
mí, algo inofensivo, a algo que me llena de preocupación y hasta de escalofríos,
solo de pensar en el daño tan hondo que puede producir. Por tal razón, una vez
concluya toda esta coyuntura mundial, una de las cosas que dictaré en el colegio a
mis muchachos será este tema.

Si queremos evitar la degeneración y corrupción social, hay que desinfectar


e inmunizar sus pilares.

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