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Toda práctica educativa está orientada por una concepción del ser
humano y la sociedad que implícita o explícitamente ayuda a construir,
es decir por una filosofía educativa; toda práctica educativa implica en
este sentido una ética y una política. Es responsabilidad de los
educadores de conciencia tener clara y asumir coherentemente dicha
concepción ética-política. En esta presentación comparto con ustedes
la filosofía educativa que anima nuestro trabajo en la Organización
para el Fomento del Desarrollo del Pensamiento.
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determinarás según el arbitrio a cuyo poder te he consignado. Te he
puesto en el centro del mundo para que más cómodamente observes
cuanto en él existe. No te he hecho ni celeste ni terreno, ni mortal ni
inmortal, con el fin de que tú, como árbitro y soberano artífice de ti
mismo, te informases y plasmases en la obra que prefirieses. Podrás
degenerar en los seres inferiores que son las bestias, podrás
regenerarte, según tu ánimo, en las realidades superiores que Son
divinas. ¡Oh suma libertad de Dios padre, oh suma y admirable suerte
del hombre al cual le ha sido concedido el obtener lo que desee, ser lo
que quiera!
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El proceso formativo que se hace posible por medio de las prácticas
sociales, la comunicación y la educación, genera una posesión común,
que es la cultura de la comunidad. Ahora bien, la cultura no puede ser
trasmitida, es decir comunicada, enseñada y aprendida sino existe en
el sujeto receptor de la comunicación la capacidad para apropiársela,
es decir, para recibirla y hacerla suya al transformarla en propiedades
psíquicas (ideas, actitudes, voliciones, habilidades, etc). El sujeto debe
estar dotado de los órganos de apropiación de la cultura, que Vygotski
llama funciones humanas superiores.
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La educación es entonces el proceso por el cual un ser humano, que
aprende, es apoyado por otro ser humano, que enseña, en la
construcción, ampliación y sostenimiento de su autonomía, individual y
colectiva, por medio del desarrollo de sus competencias. La
autonomía, y por ende la dignidad humana, no es un don ni una
condición natural, sino una conquista de la solidaridad humana
implícita en el acto educativo orientado al desarrollo de competencias.
En cada etapa de la vida el educador debe conocer, respetar y apoyar
del potencial para la autonomía del educando que se encuentra como
posibilidad en el desarrollo de sus competencias humanas generales.
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la corriente tradicional. Los que ven la educación como un medio de
transformación, de liberación personal y social, tienden a favorecer la
escuela nueva porque reconocen que sólo fomentando el desarrollo de
los órganos de la apropiación cultural pueden los educandos elaborar
su propia versión cultural, que es la base de toda libertad, es decir, de
la autonomía humana personal y colectiva. La herencia cultural desde
esta perspectiva no es algo que se impone o inculca, algo en lo que la
persona es domésticada, amaestrada o adiestrada; la cultura es una
herencia en la que la persona tiene que ser iniciada en la que tiene
que formarse de modo que la asuma consciente y voluntariamente y
elabore su propia versión de la misma, que es su personalidad. Apoyar
la construcción de la personalidad individual y colectiva, como forma
natural y cultural, por medio de procesos autogestivos es la misión de
los educadores en cuanto promotores del desarrollo humano.
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de estas esferas deberá desarrollar ciertos formas de conciencia, que
comprenden conceptos, destrezas y actitudes, que le permiten
entenderlas, apreciarlas y manejarse en ellas.
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Véase: Villarini Jusino, Ángel R. (2004) El desarrollo humano integral a base de
competencias. San Juan, PR: Biblioteca del Pensamiento Crítico
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(6) Sensibilidad estética
(7) Conciencia ambiental y salubrista
(8) Conciencia histórica y cívica
(9) Habilidad psicomotora para la recreación y el trabajo
(10) Sentido de trascendencia
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28/02/2004 3
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nos reconocemos como sujeto productivo, no nos reconocemos, ni
personal ni colectivamente, en el producto de nuestra actividad3. Sólo
mediante la autoconciencia que llamamos conciencia crítica se
sientan las bases para la superación de esa alineación. Hay tres
sentido en que nuestras competencias pueden estar alienadas:
Carlos Marx, Federico Nietszche y Sigmund Freud, cada uno con sus
particulares categorías analizó las condiciones por las cuales en la
sociedad moderna se engendra la conciencia alienada y con ello se
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La teoría marxista de la sociedad actual y de la futura, que se vislumbra en ésta, sigue teniendo
vigencia en la medida en que es un intento por exponer las condiciones bajo las cuales los seres
humanos pueden abolir la situación de alienación actual que los hace sujetos del azar y esclavos de
sus propias creaciones. Marx busca explicar las condiciones histórico-materiales bajo las cuales los
seres humanos pueden insertar la “casualidad de la libertad” en la historia y la sociedad, es decir,
las condiciones bajo las cuales sus relaciones y prácticas se tornen éticas de modo que cada
individuo sea tenido en su particular totalidad como un fin en sí mismo. Véase: Villarini Jusino,
Ángel R. (1980) Critical theory and ethics: The role of ethics in Marx´s thought. (Tesis doctoral
inédita), Boston: Massachusetts.
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imposibilita el desarrollo del ser humano integral posible. Analizaron
las estructuras económicas, sociales, políticas y culturales y las formas
o estructuras psicológicas que están engendran para explicar la
alineación.
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estas condiciones se tornan en competencias meramente
instrumentales para la competitividad.
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humanas y seres humanos autónomos y solidarios sensibles y capaces
de entender críticamente, manejar efectivamente y transformar
creativamente la sociedad en la que vivimos.
Esta es una tarea que hay que asumir con la humildad que demanda el
reconocimiento de la complejidad y por ende impredictabilidad del
desarrollo humano. Pero es una tarea que debemos asumir con la
esperanza crítica que esa misma complejidad nos autoriza y nos
permite afirmar que nuestra humanidad, aquella que se expresa en
nuestro deseo de libertad, en nuestro sentimiento de solidaridad, en
nuestra capacidad de razonar y en nuestro sentido de trascendencia,
no es don, ni un producto del proceso evolutivo conservado en nuestra
genética, tampoco un hábito que se fija una vez adquirido o construido
como comportamiento. No, nuestra humanidad es una elección
posibilitada por nuestra condición utópica, que solo alcanzamos
parcialmente en el proceso permanente de lucha contra todo aquello
que la niega. Esa lucha la encabeza nuestra conciencia que como “flor
del destino” nos hace capaces de conquistar y sostenernos en los
momentos de humanidad conquistados.
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o interés una vez aplicada al fin de nuestra humanización en el todo y
en la partes, porque la grandeza de esta obra, la multitud de sus
pormenores y grados intermedios pida largo tiempo, antes que
madure el fruto en el árbol de la vida?" 5
15 de noviembre de 2008.
Santo Domingo, República Dominicana
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Krause, Karl (1811) Ideal de la humanidad para la vida
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